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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

lunes, 31 de agosto de 2009

LA SALVACIÓN BÍBLICA ORIGINAL ES INGRESAR AL REINO DE DIOS CON VIDA ETERNA


De mi buen amigo Mario Olcese Sanguineti, Apologista


Lo que muchos estudiantes bíblicos no parecen entender es que hay una salvación presente referida al perdón de nuestros pecados y a la sanidad (Luc. 23:35) y otra, futura, relacionada con nuestra eternidad (Ver Hebreos 9:28, 1 Pedro 1:5, Luc 18:30, Jud.21). No obstante, son pocos los que saben de qué se trata la salvación futura, y que es, a mi juicio, la más interesante.

Algunos suponen que ya estamos totalmente salvos y que no hay otra salvación que esperar. Éstos suponen que los que están en la gracia de Dios irán al cielo una vez que les sobrevenga la muerte física. Según estos creyentes, Jesús no habló de ninguna salvación futura, pero deliberadamente ignoran los textos de Hebreos 9:28, 1 Pedro 1:5, y el de Mateo 24:13, los cuales afirman que habrá una salvación futura con la segunda venida de Cristo.

La Biblia es clara respondiendo puntualmente lo que es la salvación futura. No obstante, casi nadie ha advertido esta salvación futura que está escondida en el diálogo de Jesús con el joven rico de Lucas 18:18-30. Los militantes evangélicos y los feligreses católicos ni siquiera se han percatado de esta información contenida en este interesante diálogo entre Jesús, el joven rico, y sus apóstoles. Sí amigos, en este diálogo está escondido el significado de la verdadera salvación futura. Sólo aquellos que ESCUDRIÑAN la Biblia con la ayuda del Espíritu Santo, pueden descubrirlo. Pero la mayoría de cristianos apáticos no podrán descubrirlo fácilmente, porque sencillamente no se toman la molestia de hacer un rápido y sencillo escudriñamiento de cada palabra contenida en este diálogo. Usted debe abrir su corazón y disponer su mente para meditar, sin prejuicios, todos los versículos donde aparece el diálogo del joven rico con Jesús. Los vamos a escribir a continuación tal como aparecen en la Biblia (VRV 60): En Lucas 18:18-30 leemos: “Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 19 Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios. Los mandamientos sabes: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre.21 El dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. 22 Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.23 Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico. 24 Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! 25 Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. 26 Y los que oyeron esto dijeron: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? 27 El les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.28 Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido. 29 Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, 30 que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna”.


Aquí hay cuatro frases ‘clave’ que nos ayudarán a definir claramente lo que es salvación. Esas son: “LA VIDA ETERNA”, “EL REINO DE DIOS”, “SALVO”, “SIGLO VENIDERO”. Estas cuatro frases han sido pasadas por alto por la mayoría de estudiantes de la Biblia, y seguramente por usted mismo, privándose así de comprender lo que es la salvación para Jesucristo y sus discípulos. Usted tiene ahora la oportunidad de entender lo que su Pastor u Obispo de su iglesia nunca le reveló porque está ciego.

El joven rico quería heredar la VIDA ETERNA, pero no estaba dispuesto a dejarlo todo por Cristo. Jesús se ve precisado a decir que difícilmente entrará un rico en el REINO DE DIOS. Los discípulos le preguntan entonces a Jesús: ¿Quién podrá SALVARSE? Y Jesús entonces reafirma lo que antes había dicho y añade que aquellos que hayan dejado todo lo acariciado por el Reino de Dios recibirán la vida eterna en el “SIGLO VENIDERO.

Reflexione ahora: ¿Qué es la salvación, según este diálogo? La respuesta es diáfana como el agua cristalina. Usted deberá disponer su corazón y mente para entender. La fórmula es ésta: ¡Sólo tiene que acomodar las CUATRO FRASES CLAVE! (‘Vida Eterna’, ‘Reino de Dios’, ‘Salvación’, Siglo Venidero). Salvación es entonces —y grábeselo bien porque esto no lo escuchará en ningún lado— “ganar la vida eterna en el reino de Dios del siglo venidero”. Esta sencilla explicación no es conocida por millones de cristianos. La mayoría de cristianos cree que salvación es estar con Dios en el cielo. Pero esto no es lo que dice Jesús. Aquí se habla de un reino y de una salvación futuros que vendrán con la segunda venida de Cristo (Mat.25:31,34; Luc 18:30, Hech. 9:28). Entonces se cumplirá lo dicho en Apocalipsis 12:10: “Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo.” Nótese que la salvación está asociada con el reino y la autoridad de Cristo— ¡Realmente salvación y reino van de la mano! Ah, y los difuntos de la fe tampoco han heredado el reino, pero serán resucitados para entrar en él.

Si uno compara Hebreos 9:28 y Mateo 25:31,34, descubrirá que en la segunda venida de Cristo se desencadenará la salvación de los fieles. Esto quiere decir que éstos “heredarán el reino y la consecuente vida eterna preparados por Dios desde la fundación del mundo.” Este es el verdadero evangelio de Jesucristo que no es predicado mayormente por las iglesias, salvo muy raras excepciones.

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EL PRIMITIVO EVANGELIO PERDIDO DE JESÚS


Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)


Un evangelio poco conocido hoy


¿Sabía usted que el reino de Dios fue el mensaje central de nuestro Señor, y la razón que lo trajo a este mundo hace dos milenios? En Lucas 4:43 Jesús fue claro cuando dijo: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios, porque para esto he sido enviado”. Aquí Jesús fue enfático cuando dijo que fue enviado para predicar EL REINO DE DIOS. Este REINO DE DIOS fue llamado por el mismo Señor como “el evangelio”, el único y singular evangelio salvador y que desafortunadamente se encuentra ausente en muchas de las iglesias supuestamente cristianas de hoy.

Es importantísimo saber que la frase “Reino de Dios” aparece en el evangelio de Marcos 14 veces; en Lucas 32 veces; en Mateo 4 veces, y 32 veces “el reino de los cielos”. Por cierto que también “el reino de Dios” aparece en el evangelio de Juan (6:33).

El teólogo George Eldon Ladd nos dice en su prólogo de su libro “El Reino de Dios”, lo siguiente: “Nuestro Señor Jesús dedicó gran parte de su ministerio público a la enseñanza del reino de los cielos. Este tema es aún hoy día un mensaje importante para el hombre dondequiera que éste se encuentre”.

También G.E. Ladd nos dice en la página 13 del mismo libro, lo siguiente: “El tema de la venida del Reino de Dios fue lo central de la misión de Jesús.”

Entonces es menester preguntarnos: ¿Hemos realmente recibido el evangelio primitivo de Jesús cuando nos convertimos? ¿No será que éste aún permanece perdido o ausente de nuestro montón de conocimientos recibidos de la Iglesia?
Un Reino que ha sido complicado y trucado con elucubraciones innecesarias

Siendo que el reino es un mensaje simple y claro, es sorprendente ver cómo en los sitios web cristianos dónde se trata del tema, se lo presenta de manera confusa y enrevesada que hace imposible que los simples puedan entenderlo, aquellos que son como niños de corazón y de mente.

Unos creen que el Reino es una realidad presente, pero otros lo creen futuro; unos creen que el reino es la iglesia, mientras que otros lo creen que será una monarquía restaurada judía en Jerusalén. Unos dicen que el reino está en el corazón del creyente, en tanto que otros creen que es el cielo mismo a donde supuestamente irán los salvos a morar eternamente.

Pero me pregunto, ¿sería posible que el mensaje central y salvador de Jesucristo fuera tan complicado y sujeto a miles de interpretaciones que lo único que haría sería confundir más bien que orientar a los potenciales creyentes?¿Cómo puede uno aceptar el prístino y salvador evangelio del reino si éste es presentado de manera contradictoria y embrollada por las diferentes denominaciones que lo predican?¿Podría ser que el diablo, el gran enemigo del evangelio de la gloria de Cristo, esté detrás de toda esta confusión reinante? Creo que es hora que entendamos el reino de Dios de manera como es presentada en las Escrituras, no a partir del Nuevo Testamento, sino desde el mismo Antiguo Testamento. La llamada Iglesia de Cristo presenta un reino eclesiástico que no se ajusta al Antiguo Testamento, pues recordemos que el reino de Dios no comenzó con Cristo, sino con su ancestro, David. Este insigne rey tuvo un reino literal en la tierra y súbditos a sus órdenes, sabemos que era muy reverenciado y mentado en las memorias o crónicas de Israel. Así que para entender el reino predicado por Jesús debemos estudiar sus antecedentes en el Antiguo Testamento.

La Expectativa de los Judíos del Primer siglo

Es muy interesante lo que se puede extraer de este suceso que relata la entrada de Jesús en Jerusalén, pues nos revela lo que los paisanos de Jesús esperaban con desesperación. Dice así el relato de Marcos: “Cuando se acercaban a Jerusalén, junto a Betfagé y a Betania, frente al monte de los Olivos, Jesús envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego que entréis en ella, hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo. Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron. Y unos de los que estaban allí les dijeron: ¿Qué hacéis desatando el pollino? Ellos entonces les dijeron como Jesús había mandado; y los dejaron. Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él. También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino. Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡BENDITO EL REINO DEL PADRE DAVID QUE VIENE! Y entró Jesús en Jerusalén, y en el templo; y habiendo mirado alrededor todas las cosas, como ya anochecía, se fue a Betania con los doce”.

Después de leer este acontecimiento de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, el pueblo se emocionó mucho, pues veían a su rey entrar en la ciudad capital del reino davídico, y ellos pensaron que el reino se manifestaría inmediatamente en Jerusalén. Por eso su exclamación fervorosa: “Bendito el reino del padre David que viene”. Pero, ¿estaban errados los judíos por semejante esperanza? Veamos. En Lucas 19 Jesús precisamente da una parábola (de las Diez Minas) por la misma razón: “…por cuanto estaba CERCA DE JERUSALÉN, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente” (Lucas 19:11). Pero nótese que Jesús no se detiene para reprender o corregir a aquellos hombres por su “supuesta ilusa esperanza” de un reino Davídico restaurado en Jerusalén”, y tampoco les dice algo así como: “Oigan, hijos de Abraham, sepan que yo no voy a reinar en Jerusalén sino desde el cielo y con mi iglesia”. Tampoco les dice que su reino es “en el corazón de mis discípulos” o cosa semejante. El simplemente avala su expectativa mesiánica dando una parábola para que entiendan que el reino davídico será efectivamente restaurado en Jerusalén, pero que AÚN TARDARÍA HASTA SU REGRESO O PARUSÍA EN GLORIA. Este hecho destruye o fulmina todas las otras tesis del reino que aparecen por internet, y que trastocan el verdadero mensaje o esperanza del reino davídico por restaurarse.

Cristo vino a confirmar las promesas hechas a los padres del pueblo Hebreo

Cuando comenzamos a aceptar que el reino está estrechamente ligado a los Judíos, y que Dios hizo pactos muy claros y específicos con Abraham y David, tanto a corto como a largo plazos relativos a una tierra y a un reino, entonces no nos iremos por la tangente con respecto a lo que significa bíblicamente el reino de Yahweh. El problema de las iglesias es que muchas de ellas interpretan alegóricamente el reino obviando su naturaleza terrenal y nacional, tal vez por prejuicios infundados como que los judíos fueron rechazados por Dios porque “mataron a Jesús”. Estos se olvidan de lo que escribió Pablo a los romanos: “Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció…” (11:1,2). En otra ocasión, Pablo les dice a los mismos romanos que Cristo vino a confirmar lo que Dios les prometió a los padres. Dice el apóstol, así: “Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres” (15:8). Así, pues, si Cristo vino a confirmar las promesas hechas a los padres, esto significa que están vigentes, al día, ¡y por cumplirse! Es necesario entender esto para no irnos por las ramas con relación al reino verdadero que vino a ser confirmado y predicado por Jesucristo, y que luego fue anunciado por sus apóstoles y discípulos verdaderos (Lucas 8:1,2; 9:1,2).

Pablo y el evangelio primitivo

A continuación veremos qué evangelio original predicaba el apóstol de los gentiles:

Y entrando él dentro de la sinagoga, hablaba libremente por espacio de tres meses, disputando y persuadiendo del reino de Dios (Hechos 19:8).

Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, por quien he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro (Hechos 20:25).

Y habiéndole señalado un día, vinieron á él muchos á la posada, á los cuales declaraba y testificaba el reino de Dios, persuadiéndoles lo concerniente á Jesús, por la ley de Moisés y por los profetas, desde la mañana hasta la tarde (Hechos 28:23).

Predicando el reino de Dios y enseñando lo que es del Señor Jesucristo con toda libertad, sin impedimento (Hechos 28:31).

¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No erréis, que ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones. Ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los robadores, heredarán el reino de Dios (1 Cor.6:9,10).

Esto empero digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios; ni la corrupción hereda la incorrupción (1 Cor. 15:50).

Envidias, homicidios, borracheras, banqueteos, y cosas semejantes á éstas: de las cuales os denuncio, como ya os he anunciado, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios (Gál. 5:21).

Porque sabéis esto, que ningún fornicario, ó inmundo, ó avaro, que es servidor de ídolos, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios (Efe. 5:5).

Y os protestábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó á su reino y gloria (1 Tes. 2:12).

Una demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis ( 2 Tes.1:5)

REQUIERO yo pues delante de Dios, y del Señor Jesucristo, que ha de juzgar á los vivos y los muertos en su manifestación y en su reino (2 Tim. 4:1).

Otros que creyeron en el evangelio primitivo:

José de Arimatea:

José de Arimatea, senador noble, que también esperaba el reino de Dios, vino, y osadamente entró á Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús.

Los Apóstoles:

EN aquel tiempo se llegaron los discípulos á Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? (Mateo 18:1).

Entonces los que se habían juntado le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restituirás el reino á Israel en este tiempo? (Hechos 1:6,7)

La Madre de los hijos de Zebedeo:

Entonces se llegó á él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, adorándo le, y pidiéndole algo. Y él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Di que se sienten estos dos hijos míos, el uno á tu mano derecha, y el otro á tu izquierda, en tu reino (Mateo 20:19,20).

El pueblo Judío:

“Bendito el reino de nuestro padre David que viene: ¡Hosanna en las alturas! (Marcos 11:10).

Los fariseos:

Y preguntado por los Fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia (Lucas 17:20).

El “buen ladrón” de la Cruz:

Y dijo á Jesús: Acuérdate de mí cuando vinieres á tu reino (Lucas 23:42).


Jesús llamó a los hombres a predicar el reino


“Jesús le dijo: ‘Dejen que los muertos entierren a sus propios muertos, y tu ve y predicar el reino de Dios” (Lucas 9:60).


Jesús previó la continuación de la Predicación de este evangelio del reino hasta Su Segunda Venida


Marcos 16:15,16: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio (del reino, Mar. 1:14,15) a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”.


Lucas 9:60: “Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios”.

Lucas 9:1,2: “Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos”.

Mateo 6:33: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.

Mateo 10:7: “Y yendo, predicad, diciendo: El reino de Dios se ha acercado.”

Mateo 24:14: “Y este evangelio del reino será predicado como testimonio en todas las naciones, y entonces vendrá el fin”.


El ministerio de Felipe: el bautismo y el reino

Es interesante leer sobre el ministerio de Felipe en Hechos 8:12, 13 y que dice: “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. También creyó Simón (el mago) mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito”. Noten ustedes, hermanos, que aquellos discípulos de Felipe fueron bautizados por él cuando creyeron, ¿en qué? ¡en el anuncio del evangelio del reino de Dios y en el nombre de Jesús! Así que sí los discípulos de Felipe se bautizaron creyendo en Jesús y en su evangelio del reino. Entonces, ¿por qué millones de cristianos se bautizan hoy “creyendo” sólo en Cristo sin creer al mismo tiempo en su reino?¿Por qué se les ha ocultado el reino de Dios? No será que Satanás está detrás de este error?¿No dice Pablo de Satanás que “…el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo (la gloria y reino son sinónimos—comparar Mateo 20:21 y Marcos 10:37) el cual es la imagen de Dios”. Sí, el enemigo obscurece la mente de los incrédulos (¡Hay muchos cristianos gentiles incrédulos que suponen que le reino de Dios no es para ellos sino sólo para los Judíos!) para que no entiendan el evangelio del reino de Cristo, y así no se salven.

Pregunta Crucial

¿Está su pastor predicando este mismo mensaje bíblico (apostólico) en su iglesia? Usted tiene que definir bien este asunto, porque creer en un evangelio falso no lo salvará, pues sólo hay un evangelio salvador, y no muchos (Gál. 1:6-9). Ese evangelio primitivo, recuerde, es el reino de Dios. Este fue el mensaje que Dios mandó que Su Hijo predicara a los hombres para su salvación (Lucas 4:43, Rom. 1:16).


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UNIPERSONAL





Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

Dios: «Espíritu supremo, personal, existente por sí mismo, e infinito en todo género de perfecciones, y la causa de todo».

El nombre de Dios aparece en una notable cantidad de veces en el primer libro de la Biblia, en el Génesis. Se encuentra treinta y cinco veces en los treinta y cuatro versículos que lo componen. La traducción del término Dios aquí, es «Elohim», y está en plural, pero no denota «cuantidad» en sí mismo, sino «cualidad». Este término se usa en la forma singular para señalar que Dios es «Uno», en «cuanto a forma y no en cuanto a número», enseña «Un Ser Unipersonal y Absoluto», y no “uno conformado por tres personas distintas”. La «Unipersonalidad de Dios» concuerda con el pensamiento hebreo monoteísta del Antiguo Testamento:

«Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es» (Dt. 6:4)

En el lenguaje judío, en el idioma hebreo, la forma plural de «Elohim» indica plenitud intensa que tiene relación con la Omnisciencia, la Omnipotencia, y con la Omnipresencia de Dios, con su Eternidad, y con su Perfección Infinita de todos sus atributos intrasmisibles.

La palabra «Eloihm» no enseña una “pluralidad numérica de Dios” como se ha creído mayormente. Es un término «mayestático» que exalta a Dios como «Creador», que expresa «Honor» y «Majestad» en su pluralidad. En cuanto al concepto de la “pluralidad cuantitativa” del término «Elohim», no es posible aceptarlo con deliberada intención, ya que el Antiguo Testamento es completamente «monoteísta» en su perspectiva de Dios. El Antiguo Testamento identifica a Dios como el «Solo», «Único», y «Verdadero»:

«Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste, para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo…» (Is. 45:5-6).

« Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios» (Is. 44:6).

En el Nuevo Testamento, Pablo reconoce específicamente que hay un «solo Dios», el «Padre», y hace una ancha y marcada diferencia entre éste y Cristo: …« y un Señor, Jesucristo…» (1 Co. 8:6). Si Cristo hubiese sido una persona diferente dentro de la Deidad, es seguro que Pablo lo revelaría al instante y sin “rodeos”, pero vemos que el texto no lo explica así. Pablo no menciona que Cristo sea Dios, “uno igual al Padre”. Esta es una prueba suficiente que echa por la tierra la doctrina trinitaria.

La diabólica doctrina trinitaria emergió en el pútrido y corrompido seno del catolicismo romano, para anclarse cómodamente después de su mordaz hazaña dentro de las congregaciones del denominado “cristianismo protestante”, y no para «vida», sino para «perdición y muerte eterna», por ser una herejía “hecha y derecha”.

El Dios celoso fue claro y directo en decirle al Pueblo judío que se abstuviera de «adorar dioses ajenos, de hacerse imágenes, y semejanzas de arriba, de abajo, y de las aguas, para inclinarse ante ellas y venerarlas» (Ex. 20:3-5). El trinitarismo ha permitido con error que Cristo, el Hijo de Dios, sea “una de estas semajenza adoradas de arriba”, “una celestial”, al despojarlo de su incomprendido, absoluto y genuino carácter Humano, por ser Hijo de Dios y Hombre (1 Tim. 2:5), engendrado por el espíritu santo en la virgen madre (Mt.1:20). Esta insana permisión le quita al verdadero Dios el honor y la adoración única que se merece por lo qué es en realidad.

La idea torcida de la trinidad, será la ruina y condenación para muchos que no quieren abrir los ojos ante su letal y sutil mentira, idea siniestra que fue elaborada por las enfermas y religiosas mentes de la iglesia católica romana, incitadas por el diablo:

Para reflexión, no se diga más:

«Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado» (Jn. 17:3).



Amén.







¿ES NECESARIO EL BAUSTISMO PARA SALVARSE?


¿Es necesario el bautismo para la salvación? ¿Qué es la regeneración bautismal?

Pregunta: "¿Es necesario el bautismo para la salvación? ¿Qué es la regeneración bautismal?"

Respuesta: La regeneración bautismal es la creencia de que una persona debe ser bautizada para ser salva. Nuestro argumento es que el bautismo es un paso importante de obediencia para un cristiano, pero rechazamos firmemente que se requiera el bautismo para la salvación. Creemos firmemente que todos y cada cristiano debe ser bautizado en agua por inmersión. El bautismo ilustra la identificación del creyente con la muerte, sepultura y resurrección de Cristo. Romanos 6:3-4 declara, “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en Su muerte? Porque somos sepultados juntamente con Él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.” La acción de ser sumergido en el agua, ilustra el ser sepultado con Cristo. La acción de salir del agua, ilustra la resurrección de Cristo.

Cualquier cosa que se añada a la fe en Jesucristo como requerimiento para la salvación, es una salvación basada en obras. El añadir CUALQUIER COSA al Evangelio, es decir que la muerte de Jesús en la cruz no fue suficiente para comprar nuestra salvación. El decir que debemos ser bautizados para ser salvos, es decir que debemos añadir nuestras propias buenas obras y obediencia a la muerte de Cristo, a fin de hacerlo suficiente para la salvación. Solo la muerte de Jesús pagó por nuestros pecados (Romanos 5:8; 2 Corintios 5:21). El pago de Jesús por nuestros pecados es adjudicado a nuestra “cuenta” únicamente por la fe (Juan 3:16; Hechos 16:31; Efesios 2:8-9). Por lo tanto, el bautismo es un paso importante de obediencia después de la salvación, pero no puede ser un requerimiento para la salvación.

Sí, hay algunos versos que parecen indicar que el bautismo es un requerimiento necesario para la salvación. Sin embargo, puesto que la Biblia nos dice tan claramente que la salvación se recibe solo por la fe (Juan 3:16; Efesios 2:8-9; Tito 3:5), debe haber una interpretación diferente de esos versos. La Escritura no contradice la Escritura. En los tiempos bíblicos, una persona que se convertía de una religión a otra, con frecuencia era bautizada para identificar su conversión. El bautismo era el medio por el que se hacía pública una decisión. Aquellos que rehusaban ser bautizados se decía que ellos realmente no habían creído. Así que, en la mente de los apóstoles y los primeros discípulos, la idea de un creyente no bautizado era inaudita. Cuando una persona declaraba creer en Cristo, y sin embargo se avergonzaba de proclamar su fe en público, indicaba que no tenía una fe verdadera.

Si el bautismo fuera necesario para la salvación, ¿por qué habría dicho Pablo, “Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo,” (1 Corintios 1:14)? ¿Por qué habría dicho, “Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo.” (1 Corintios 1:17)? Es posible, que en este pasaje, Pablo estuviera argumentando contra las divisiones que plagaban la iglesia de Corinto. Sin embargo, ¿cómo era posible que Pablo dijera, “Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado...” o “Pues no me envió Cristo a bautizar...” Si el bautismo es necesario para la salvación, Pablo habría dicho literalmente, “Doy gracias de que ustedes no fueron salvados...” y “Porque Cristo no me envió para salvar...” Esa habría sido una declaración increíblemente ridícula por parte de Pablo. Más aún, cuando Pablo da un resumen detallado de lo que él considera el Evangelio (1 Corintios 15:1-8), ¿porqué se omite de mencionar el bautismo? Si el bautismo es un requerimiento para la salvación ¿cómo puede cualquier presentación del Evangelio dejar de mencionarlo?

La regeneración bautismal no es un concepto bíblico. El bautismo no salva del pecado, sino de una mala conciencia. Pedro enseña claramente que el bautismo no era un acto ceremonial de purificación física, sino la prueba de una buena conciencia hacia Dios. El bautismo es el símbolo de lo que ya ha ocurrido en el corazón y la vida de uno que ha confiado en Cristo como Salvador (ver Romanos 6:3-5; Gálatas 3:27; Colosenses 2:12). Para dejar perfectamente clara la fuente de la salvación, Pedro añade, “...por la resurrección de Jesucristo...” (ver 1 Pedro 1:3). El bautismo es un paso importante de obediencia que debe realizar cada cristiano. El bautismo no puede ser un requerimiento para la salvación. El considerarlo así, es un ataque a la suficiencia de la muerte y resurrección de Jesucristo.

LA VIDA ETERNA SE OBTIENE POR CONOCER AL ÚNICO DIOS VERDADERO, EL PADRE, Y A JESUCRISTO, SU ENVIADO

Por: Apologista

Es sorprendente y gracioso escuchar cómo, sin contemplación alguna, mis amados detractores me condenan al infierno por rechazar la doctrina católica-pagana de la Trinidad como si fuera un verdadero hereje, un pobre hombre engañado inmisericordemente por el mismo diablo. ¿Pero es que acaso hay algún pasaje en la Escritura que nos diga que aquel que no cree en un Dios Trino será condenado sin remedio al infierno? ¿Es que el diablo engaña a los hombres haciéndoles creer que la Deidad no es Trina, sino más bien una que está compuesta de una sola Persona o dos? ¿Dónde está el texto bíblico? ¡Hasta ahora nadie me lo ha mostrado!

Desafortunadamente los más de los cristianos se dejan llevar por declaraciones y formulaciones dadas por obispos que se reunieron en los concilios o sínodos de los primeros siglos y las aceptan como si fueran verdades absolutas. Una de esas doctrinas que surgieron de los concilios fue la Trinidad, la cual fue “dilucidada” por Agustín de Hipona en el siglo IV y enseñada como una doctrina central de cristianismo. Este mismo prestigiado doctor de la iglesia que creyó en la Trinidad, y que supuestamente entendió que ésta era una doctrina central de la iglesia apostólica, también creyó en el purgatorio, la regeneración bautismal, y bautismo infantil, los pecados mortales y veniales, oraciones a los muertos, penitencia para pecados, absolución por un sacerdote, María libre de pecado, los Libros apócrifos de la Biblia como inspirados y como Escritura, el reino como sinónimo de la iglesia, etc; enseñanzas éstas que muchos eruditos protestantes consideran totalmente erradas y verdaderamente heréticas. Si Agustín se equivocó en estas prácticas y doctrinas católicas, ¿por qué no pudo haberse equivocado en la doctrina católica de la Trinidad? ¿Por qué aceptan su enseñanza de la Trinidad y rechazan al mismo tiempo su creencia en el purgatorio, María sin pecado, el bautismo infantil, oraciones por los muertos, etc?

Pero dejemos que la Biblia sea nuestro juez y que sea ella quien nos diga directamente, y sin rodeos, quién es el verdadero Dios y de cuántas Personas está compuesto, si es que en verdad está integrado por más de una Persona.

Jesús es nuestro primer testigo fiel. El dijo:

“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti (Padre), el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3).

En este pasaje Jesús dice que la vida eterna es conocer al Padre como el único Dios verdadero, y a Jesucristo como el Señor. Si esto no es pedirle al creyente para que sea un monoteísta confeso, o un unitario declarado, para que gane la vida eterna, no sé qué otra cosa puede ser.

El Testimonio de Pablo:

“Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios. Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él” (1 Corintios 8:4-6).

Pablo escribió que “para nosotros”, los verdaderos discípulos del Señor, sólo hay UN Dios que es el Padre, y punto. Si esto no es ser un monoteísta o unitario declarado, no sé qué otra cosa pueda ser.

Pero parece que a los amigos Trinitarios no les apetece que les mostremos es dos sencillos y claros pasajes, porque son contundentes y muy claros. Aquí, en estos pasajes, no hay ambigüedades, ni arcanos, simplemente hay una revelación que no admite discusión, y ésa es que Dios es uno, no dos, ni menos, tres.

Así que si muchos de mis detractores ya me quieren ver en el infierno porque sostengo está sencilla verdad prístina, y no la confusa y enigmática doctrina de la Trinidad, poco me importa. Ustedes serán los que darán cuenta de su desvarío y desvío en el día del juicio.

TESTIMONIO INTERESANTE DE UN EX-TESTIGO DE JEHOVÁ

Hola, soy Carlos, y este es mi breve testimonio:

Transcurría el año 1993 aquí, en Guayaquil, Ecuador, y yo estaba por aquel entonces con la onda heavy metal de la época; tenía 15 años y mi madre no estaba gustosa con mi estilo de vida. Cierta noche llegaron 2 damas testigos de Jehová a tocar la puerta, y yo estaba en casa de mi abuela, y a mi abuela le parecieron personas encantadoras. Bueno, justamente llevaban en sus bolsos revistas de la Watchtower atacando al heavy metal (ahora sabemos que los testigos de Jehová tenían prácticas ocultistas) y puesto que yo quería cambiar y ser alguien civilizado, acepté asistir a una de sus reuniones un sábado 23 de marzo de 1993. Fue un sábado de semana santa, pues el día anterior se conmemoraba la muerte de Cristo, pero no para los testigos, quienes tenían su memorial después.

Las revistas tenían algo inexplicablemente extraño en sus láminas y como yo era un admirador de todo lo esotérico en aquel entonces, y siendo un jovenzuelo incauto, me atrajeron bastante. Recuerdo que una tenía un infierno en su portada y la típica pregunta al lector ¿existe o no?

Fui a sus reuniones y me llevé la sorpresa de toparme con hermanitos materialistas, y con otros algo vulgares. Sin embargo, se tenía que asistir con “terno” (con cuello y corbata). Bueno, al cabo de un tiempo, mi madre comenzó a acompañarme al salón del reino también. En casa recibíamos estudio de un misionero gringo con su esposa. La asociación con otros hermanitos era irregular, ya que mi madre y yo no éramos tan títeres de esta secta, cosa que a muchos les molestaba dentro del salón del reino.

Pues bien, dentro de la congregación se daban muchas cosas, desde estafas entre testigos, negocios camuflados, hasta hermanitas jóvenes adolescentes deseosas de marido y seductoras, cosa que parece algo increíble, pero así era. Obviamente había fornicación a diestra y siniestra pero camuflada. Los discursos desde la plataforma no traían consuelo sino desolación, pues estos estaban llenos de ira contra los llamados mundanos y poco a poco mi madre y yo nos sentíamos que íbamos por gusto a las reuniones, hasta que en el año 2000 un canal de TV cristiano evangélico transmitió el documental Witnessess of Jehovah original de 1986 en el cual salía Raymond Franz hablando de todas estas falsas fechas y otros ex-testigos también coincidían en los puntos cuestionables que habíamos tratado en casa mamá y yo. Luego de esto seguimos yendo un mes más a las reuniones, pues aunque no se crea, la mente de un adepto Testigo trata de aferrarse a ese lugar llamado salón del reino creado por la Watchtower y yo trataba de ver algo positivo, pero no era así. Mi madre ya había dejado de ir hacía un tiempo.

Antes de continuar recalco que me bauticé en el año 1995 en una asamblea llamada Manténganse Despiertos, estén firmes en la fe, háganse poderosos, pero mi madre nunca se bautizó. Yo envié mi carta de disociación adjuntando datos que revelaban la falsedad de la secta, pero jamás fui al Comité Judicial, puesto que los mandé al traste con sus doctrinas erradas. Ellos jamás hicieron insistencia en hablar con nosotros. Lo curioso de esto es que visitando el blog de David Pérez i Payá me encontré con imágenes ocultas en la literatura de la Watchtower. Mi madre dedicaba horas a la lectura de estas herejías, y producto de esto ella tuvo un trastorno mental del que hoy recién está saliendo con la ayuda de Dios y mucha oración. Mi madre temía a la represalia de esta secta y por eso se enfermó mentalmente, puesto que ellos son como una mafia.Yo, gracias a Dios, fui más fuerte y logré, hasta cierto punto, tener firmeza en salirme de esta secta horrorosa.

Un saludo

CarlosGuayaquil-Ecuador

EL REINO DE DIOS Y SU REALIDAD TERRENAL



EL REINO DE DIOS Y SU REALIDAD TERRENAL

Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

«En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, cada uno de vosotros convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera» (Zac. 3:10).

A partir del Génesis leemos cómo Dios establece en tiempos antiguos un Pueblo para él mismo y del cual saldría el Mesías del «linaje misericordioso» para la redención del mundo. Este Mesías vendría a consumar la salvación de los que han creído en su nombre, en una futura y fructífera Tierra Milenaria, en el Reino de Dios, en un mundo regenerado por el mortal pecado, y este mismo Mesías habrá de reinar con justicia y amor junto a sus fieles hermanos dignos de poseer la corona de vida (Stg. 1:12).

En el Génesis, conforme avanzamos en sus páginas, detectamos que la Historia de la Humanidad va contrayéndose, hasta centrarse en Abraham, el padre del Pueblo escogido, Israel. Es cierto que en el Antiguo Testamento se habla de otras naciones extranjeras, de una relación entre estas con el Pueblo escogido, en buena medida, conflictiva en diversos aspectos. Empero, Dios no sólo es Dios de Israel, que fue tomado para la culminación de sus propósitos divinos en el mundo. La promesa hecha Abraham por parte de Dios no se asienta exclusivamente en la descendencia física que sería «multiplicada grandemente», en la nación que se instalaría como una muy privilegiada en la tierra de Canaán y que abarcaba, según los márgenes geográficos señalados por el Señor y Dios, desde el caudaloso río Nilo hasta el serpéntico Eúfrates mesopotámico, sino «a todas las familias de la tierras», que «serían bendecidas» con la salida del Cristo, el Hijo del Dios Viviente (Mt. 16:16).

En la actualidad, en el conflicto Sionista-Árabe, la nación judía aún lucha dentro de la esfera política y bélica para conseguir la total hegemonía de la Tierra Prometida. La Biblia nos muestra que no es hasta que el Reino de Cristo sea implantado en la tierra que el anhelo que existe hoy en el corazón de la nación de Jacob será hecho realidad. Cristo el Mesías tomará entera posesión del terruño que por siempre le correspondió a la nación de Israel, por decreto y derecho divino, desde la antigüedad.

Sintéticamente, Dios escogió a Israel para ser de bendición para «todos los pueblos del mundo». En el capítulo 15 de Génesis, se narra que Abraham «creyó a Jehová», y significa en realidad que «se apoyo en Jehová», al aceptar y creer en su promesa. El inicio de la promesa ocurre después del éxodo del Pueblo judío, al concluir su salida de la nación egipcia en la que estuvo sometido a servidumbre y esclavitud por más de cuatrocientos años, en la conquista e instalación de este Pueblo en la tierra de Canaán bajo el liderazgo del caudillo Josué. Ya instalado el Pueblo de Israel en la tierra de Canaán, únicamente el tiempo determinaría, en la paciencia de Dios, la venida del Mesías Prometido que «salvaría a su Pueblo de sus pecados» (Mt. 1:18). En la genealogía de Mateo miramos clara y concisamente que la futura promesa de Dios abarca, sin faltar, a los hombres de las naciones gentiles. La aparición de cuatro mujeres extranjeras lo determina sin confusión para el buen discernidor. En esta genealogía aparece Tamar la cananea, Rajab de Jericó, Rut la moabita, y Bestasbé (aunque Mt. 1:6 no menciona su nombre, se deduce que ella es, por haber sido esposa de Urías). La genealogía de Mateo muestra que el Hijo de David, Cristo, ha venido a traer bendiciones a los que han correspondido con la «fe de Abraham» para que les sea tomado por «justicia» (Ro. 4:3). De ese modo tendrán la aptitud y el reconocimiento de Dios para conseguir objetivamente el beneficio de la promesa vendiera que será manifestada en el Reino terrenal. Cristo como Hombre, porque fue «engendrado» como tal, pero de manera sobrenatural en la virgen madre, porque «nació de mujer mas por obra del espíritu santo, y no por participación de varón», por su descendencia real, de acuerdo a las genealogías bíblicas, se le asigna como el legítimo «Hijo de David».

Según la promesa de Dios hecha al hijo de Isaí, el trono de David habría de quedar en la «familia davídica» (2 S. 7:11-13). El trono sería asumido al final por «aquel» que «reinaría para siempre», porque la promesa mesiánica dice: «Tu casa y tu reino serán firmes para siempre delante de mí, y tu trono será estable para siempre» (2 S. 7:16). Esta última promesa, anuncia con anticipación el Reino futuro y Milenario del Hijo de David (véase para mayor entendimiento: Sal. 89:3, 4, 26-37; Ez. 34:23, 24; Lc. 1:32).

Los creyentes verdaderos se sujetarán a la voluntad, a la autoridad del Rey davídico, a Cristo, a quien Dios le dará domino y posesión de la tierra por largura de días (Sal. 2:8). El Reino teocrático de Cristo, será uno perfecto en todas sus dimensiones. Dios reorganizará el buen equilibrio antes habido en el mundo, antes de la caída del hombre en el Edén por el pecado y que vino a corromper, a provocar ruina y caos en el orden universal de las cosas creadas. Dios le dará concordia nuevamente.

Cuando Cristo regrese al mundo otra vez, ejercerá el poder sobrenatural de Dios en su beneficio, honra y gracia. Las bendiciones espirituales y materiales sobreabundarán, la paz, el amor y la dicha perdurarán en santa y límpida gloria. La teocracia terrenal y Milenaria, será la restauración de la «morada», de la «habitación» de Dios en la tierra, y Cristo, el gobernante dadívico prometido desde un principio, la representará legalmente, sosteniéndola precisamente bajo los decretos y mandatos bondadosos de su Padre celestial.

Cristo se manifestará en el mundo en su segundo advenimiento, como los estipula el Antiguo Testamento (véase por favor para corroborar esto en Is. 60:2; 61:2; Ez. 21:27; Dn. 7:22; Hab. 2:3; Hag. 2:7; Zac. 2:8; Mal. 3:1). En este «advenimiento» se le mirará como el Hijo de Abraham (Gn. 17:8; Mt. 1:1; Ga. 3:16), se le verá como el Hijo de David (Lc. 1:32-33; Mt. 1:1; Is. 9:7), como comentamos antes ya; y como Gobernante de la tierra (Zac. 14:9; Fil. 2:10), él será el Rey de Justicia según Is. 32:1. Cristo con seguridad será el Rey de la nación de Israel (Jn. 12:13). Cristo además será, entre otras cosas, Rey de reyes en su venida (Ap. 19:16), Legislador del mundo (Is. 33:22; Gn. 49:10), Pastor de la tierra (Is. 40: 10-11; Jer. 23:1-3; Mi. 4:5; 7:14), el Galardonador de los santos (Is. 62:11), Juez (Is. 61:2; 62:11; 63:1; Dn. 2:44-45; 7:9-10).

El Reinado de Cristo, sin dejar la más mínima pauta a lo cuestionable, será aquí en la tierra, y cuya condición actual y caída será regenerada por el poder de Dios en el retorno visible del Mesías, «cuando se siente en su trono de gloria» (Mt. 25:31), cuando Dios le de «las naciones por herencia, los confines del mundo (Sal.2:8). La esencia vital para la salvación de los hombres, consiste primordialmente en la predicación del Evangelio del Reino que habla y se centra en el próximo gobierno teocrático en el mundo y que el Señor Jesucristo reinará. Cristo, como el Hijo de David, cumplirá la promesa hecha por Dios a David su padre a través de este mundial y glorioso Reino:

«Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto» (Is.9:7).

«Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa » (Is.11:10).

«En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra» (Jer. 23:6).

Amén.

EL MONOTEÍSMO


Unos de los puntos más controversiales en el judaísmo y el cristianismo es el monoteísmo, o sea la creencia en un solo Dios. El cristianismo, con excepción de los cristadelfianos, unitarios y algunos otros, enseña la doctrina de la trinidad: Dios es tres personas (Padre, Hijo, Espíritu Santo) pero un solo Dios. La iglesia Católica introdujo el concepto de encarnación (Dios se hace hombre) en el credo de los apóstoles. Sin embargo la palabra encarnación no aparece en toda la Biblia.


El judaísmo rechaza al cristianismo por esto, pues para ellos la escritura enseña la creencia en un solo Dios (no Dios en tres personas diferentes, ni mucho menos que Dios se haga hombre).


Deuteronomio 6:4 RV60 (4) Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.


Sin entrar en mucha discusión sobre la validez de la doctrina trinitaria, veamos lo que la Biblia dice en simples términos viendo su interpretación literal únicamente. 1 Corintios 8:4-6 RV60 (4) Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios. (5) Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), (6) para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.


En esta carta el apóstol a los gentiles, Pablo, les contesta una pregunta hecha por los creyentes de Corinto (gentiles) en una de las cartas que Pablo recibió de ellos acerca de los alimentos sacrificados a los ídolos y expone nuevamente lo acordado en el concilio de Jerusalén de abstenerse de comer lo que es sacrificado a los ídolos porque solamente hay un solo Dios quien es el proveedor de todas las cosas."Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios."Luego dice que aunque hay algunos que se llamen dioses y señores, los ídolos paganos, y otros que son dioses y señores, en el sentido de autoridades; para él y para los creyentes como el solo hay un solo Dios, el Padre."para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre", y un solo señor, Jesucristo." "De aquí podemos ver claramente la distinción entre Dios y Señor, entre el Padre y Jesucristo. Uno es Dios, el otro, Señor. No podemos torcer las escrituras para decir que el Padre y Jesucristo son la misma persona.


Pablo no cree en la encarnación de Dios, y para probarlo veamos lo ocurrido en Listra. Hechos 14:11-15 RV60(11) Entonces la gente, visto lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica: Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros. (12) Y a Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque éste era el que llevaba la palabra. (13) Y el sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba frente a la ciudad, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas, y juntamente con la muchedumbre quería ofrecer sacrificios. (14) Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas, y se lanzaron entre la multitud, dando voces (15) y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay.


El concepto de encarnación mostrado en la Biblia es la creencia pagana en ella:"Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros."Pablo y Bernabé respondieron rasgándose sus ropas, un símbolo de desaprobación de lo que han visto y oído; que además es una blasfemía." que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo". Y les vuelve a decir que solo hay un solo Dios, el Dios vivo, porque no es como los ídolos que son de metal o de madera, que no tienen vida.


Mi punto es muy sencillo, Pablo tenía bien claro quién era Dios, el Padre. Nunca dijo que Jesús fuese Dios a pesar de los errores que vemos en las traducciones como ésta: Romanos 9:5 RV60(5) de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén. Que debería decir: (5) de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es sobre todas las cosas, sea Dios bendito por los siglos. Amén. Cuando vemos que al final de la misma carta dice esto: Romanos 16:27 RV1960(27) al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén. Haciendo claramente, una distinción entre Dios y Jesucristo, como lo hace aquí nuevamente.1 Timoteo 2:5 RV60(5) Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, Solo Dios es el Padre, el Hijo es el mediador, un hombre. Les pido por el amor de Dios que consideren lo que digo y que no me juzguen, únicamente para sostener una enseñanza que proviene de la religión.

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