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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

martes, 4 de noviembre de 2008

MORMONISMO

La influencia de la masonería en el mormonismo
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No es de extrañar que ante los datos mencionados en muchos estudios acerca del Libro de Mormón, multitud de personas dejen de creer en el carácter divino de la revelación de Smith. Uno de los casos más claros es el de Thomas Stuart Ferguson (1). Fundador de la Fundación Arqueológica del Nuevo Mundo, era un miembro respetado de la secta, en apoyo de la cual había escrito tres libros con argumentos a favor de la veracidad del Libro de Mormón. Tras veinticinco años de investigación, llegó a la conclusión de que "las pruebas en contra de Joseph Smith eran absolutamente rotundas" y perdió la fe en el mormonismo como revelación divina. Bajo presiones de las autoridades de la secta escribió una carta en la que afirmaba que no rompería su relación con la misma, sin embargo, había dejado de creer - convencido por la aplastante evidencia - en Joseph Smith como profeta de Dios (2).

A pesar de todo, la verdad es que el Libro de Mormón levantó tantas expectativas que, al parecer, Joseph Smith decidió adentrarse por el camino de las sucesivas revelaciones. Supuestamente, en 1835, Smith compró varias momias egipcias y rollos de papiro de un tal Michael H. Chandler. Al parecer, el profeta tradujo los textos y con ellos formó el "Libro de Abraham" que está incluido en otro de los textos sagrados del mormonismo, "La Perla de Gran Precio".

Según la interpretación de Smith, el primer dibujo mostraba al sacerdote idólatra Elkenah intentando ofrecer a Abraham como sacrificio. El pájaro que aparecía en el dibujo era el Ángel del Señor, etc.

Por desgracia para Smith, esta vez sí que hubo quien vio los textos. F.S. Spalding envió copias de este facsímil y de otros que dibujó Smith a varios de los egiptólogos más competentes del mundo (3). Todos, sin excepción, manifestaron que el tema de los papiros era el embalsamamiento de los muertos. Asimismo, fueron unánimes en afirmar que la interpretación de Smith - sagrada palabra de Dios para sus seguidores - era falsa y que no constituía una traducción veraz de los jeroglíficos.

Al igual que ha sucedido con arqueólogos mormones que perdieron su fe en J. Smith después de examinar científicamente el Libro de Mormón ha acontecido con esta otra revelación. Dee Jay Nelson (4), un supuesto egiptólogo mormón, abandonó la secta tras examinar los datos y llegar a la conclusión de que la supuesta traducción de Smith era un fraude. Su caso no es único.

A pesar de todo lo anterior - que, difícilmente, puede considerarse propio de una persona honrada - Joseph Smith no tuvo ninguna dificultad para que la masonería aceptara iniciarlo en sus secretos. Cómo se llegó hasta ese paso es - como sucede de con tantos episodios de la historia de la masonería - verdaderamente novelesco.

Dentro de la historia de la masonería constituye un capítulo especialmente importante el relacionado con la historia de la muerte de William Morgan, un hombre asesinado por escribir un libro en el que, supuestamente, revelaba secretos relacionados con la masonería.

El episodio provocó una gran reacción contra la masonería en los Estados Unidos, pero no es ése el aspecto en el que vamos a detenernos aquí. Al ser asesinado Morgan por los mormones, dejó una viuda llamada Lucindia. Inicialmente, Lucindia no dudó en elevar votos de mantenerse fiel a la memoria de su marido y, por supuesto, recibió donativos de no pocos anti-masones que la contemplaban con simpatía y afecto.

Sin embargo, cuando Lucindia volvió a casarse el 23 de noviembre de 1830, lo hizo con un masón llamado George W. Harris. Acto seguido, se convirtió al mormonismo y se trasladó a Nauvoo, Illinois. Ni de lejos iba a ser la única vinculación entre la masonería y el mormonismo. De hecho, el 6 de abril de 1840, fue fundada la Gran Logia de Illinois por el general, juez y patriarca mormón, James Adams. La nueva Gran Logia de manera inmediata se entregó a establecer estrechos vínculos con la secta fundada por Smith. Al cabo de poco tiempo, Nauvoo contaba con tres logias y Iowa con dos, las cinco eran denominadas las "logias mormonas" y contaban con unos 1550 hermanos. El mismo Joseph Smith Jr., profeta de Dios según su testimonio, fue iniciado como aprendiz masón el martes, 15 de marzo de 1842.
El episodio aparece documentado en las minutas de la logia de Nauvoo correspondientes a esa fecha donde se habla de cómo Smith Jr. y Sydney Rigdon "fueron debidamente iniciados como aprendices masones durante el día".

Se trataba tan sólo del principio. Los cinco primeros presidentes de la secta - Joseph Smith, Brigham Young, John Taylor, Wilford Woodruff y Lorenzo Snow - fueron todos iniciados en la masonería en la misma logia de Nauvoo. De hecho, prácticamente todos los miembros de la jerarquía o eran ya masones o fueron iniciados en la masonería una vez que Joseph Smith fue ascendido al grado de maestro masón. A decir verdad, es posible que la logia mormona de Nauvoo haya sido la que ha contado con más personas celebres entre sus miembros con la excepción de la ya citada Logia de las Nueve hermanas.

Una vez que la masonería fue introducida en Nauvoo, la logia celebró sus reuniones en la habitación superior del almacén de Joseph Smith hasta que se construyera el edificio especialmente dedicado a las tenidas. Éste fue dedicado por Hyrum Smith el 5 de abril de 1844.

(1) Una narración más extensa del mismo en Ed. Decker y D. Hunt, Los fabricantes de dioses, Minneapolis, 1987. pp. 78 ss.

(2) Durante años se ha defendido la tesis de que El Libro de Mormón no fue siquiera obra de Joseph Smith, sino que éste la plagió de un tal Salomón Spaulding. Al parecer, éste había escrito una novela histórica sobre una familia judía que emigraba al Nuevo Mundo. Esta explicación del origen del Libro de Mormón es, a nuestro juicio, la más satisfactoria por tres razones. Primero, explica la utilización de la Biblia del Rey Jaime de 1611. Es lógico que un protestante del siglo XIX la utilizara para citar de las Escrituras al ser la de mayor difusión en las naciones de habla inglesa. Segundo, explica la falta de base histórica ya que se trata sólo de novelar y no de historiar. Tercero, la tesis viene apoyada por multitud de testigos que afirmaron haber leído o escuchado fragmentos de la obra de Spaulding que eran idénticos a la que Smith presentaba como Libro de Mormón. No hace falta decir que de ser cierta esta teoría, el profeta Smith saldría aún peor parado en sus pretensiones, pero ese no es un problema para el investigador imparcial..

(3) Los egiptólogos fueron A.H. Sayce de la universidad de Oxford, William M.F. Petrie de la universidad de Londres, A.C. Mace del departamento de egiptología del Museo metropolitano de Nueva York, J. Peters, director de la expedición babilónica de la universidad de Pensylvania; S.A.B. Mercer del Western Theological Seminary de Chicago, E. Meyer de la universidad de Berlín y B.V. Bissing de la universidad de Munich.

(4) Dee Jay Nelson, The Joseph Smith Papyri, part. 2 y The Eye of Ra. Mormonismo y poligamia

La influencia de la masonería

Las relaciones de la nueva secta del mormonismo así como de su fundador con la masonería resultaban, desde luego, inmejorables. Sin embargo, Joseph Smith distaba mucho - consideraciones sobre sus revelaciones aparte - de ser un modelo moral tal y como, presuntamente, exige la masonería de sus miembros.

De hecho, en 1842, el profeta fue acusado de asesinato. Fuera o no cierto, la verdad es que salió bien parado en el procedimiento judicial e incluso se permitió declararse candidato a la presidencia de los Estados Unidos. No se saldría con la suya, pero el año siguiente recibiría otra revelación de enormes consecuencias. Su tema sería la poligamia. Al parecer antes de la canónica revelación de 12 de julio de 1843, Smith había tenido otras varias relativas a este tema, la diferencia estaba en que, hasta entonces, fueron privadas y generalmente iban dirigidas a convencer a la mujer ansiada (que podía ser tanto soltera como casada) de que Dios deseaba que se entregara al profeta Smith.

Si la mujer se convencía - cosa, al parecer, no muy difícil dado el poder de atracción de Smith - se celebraba un matrimonio secreto y, a partir de entonces, tenían lugar los encuentros sexuales de manera oculta. Ann Whitney, por citar sólo un ejemplo, se casó con Smith cerca de un año antes de la revelación de 1843 (1), pero la costumbre de perpetrar adulterios de manera constante, venía de muy lejos. La primera acusación pública de adulterio formulada contra Smith procedió, nada menos, que de uno de los testigos del Libro de Mormón: Oliver Cowdery. Está documentado que, desde 1835, Smith mantuvo con una tal Fanny Alger una relación adulterina de la que no lograron disuadirlo ni siquiera algunos de sus colaboradores más cercanos (2).
Pronto el número de amantes - esposas, según Smith - llegó a más de ochenta. Al parecer, a Smith no le importaba mucho lo moral de sus actuaciones, pero sí el que su esposa Emma le pudiera descubrir. Esto, al menos, es lo que se desprende de una carta descubierta por Michael Marqwardt en el George Albert Smith Collection de la Biblioteca de la Universidad de Utah (3). Tanto le preocupaba la cólera de la esposa engañada que incluso, en algunas ocasiones, el profeta arregló casamientos fingidos entre sus "mujeres" y otros hombres (4), para cubrir una realidad más evidente: esas mujeres eran las amantes adulterinas de Smith. Desde luego, el sistema no deja de parecer una actitud curiosa si aceptamos la tesis de que Smith sólo hacía lo que Dios le ordenaba.

Como es de suponer, la lujuria del profeta pronto se convirtió en una pesadilla para muchos de sus adeptos. Tener una esposa hermosa era un riesgo porque, a buen seguro que, tarde o temprano, constituiría una tentación que Smith no podría ni querría resistir. Si una mujer le apetecía sexualmente, la tomaba sin el más mínimo problema de conciencia (mismo “Calígula”). Hay que decir, no obstante, que en algunas ocasiones estuvo dispuesto a aceptar un canje.

Un caso así fue el de Vilate Kimball, casada con el apóstol mormón Heber C. Kimball. La mujer debía tener un cierto atractivo físico y el profeta le comunicó que debía acceder a sus deseos sexuales. Ni a ella ni a su esposo les debió convencer - mucho menos honrar - la sugerencia. Finalmente, idearon una forma de escapar a tan alto honor. Kimball, con enorme tacto, preguntó a Smith si le daría igual tomar a la hija en lugar de la madre. El profeta aceptó el cambio (5).

En otros casos, como suele suceder en estas circunstancias con relativa frecuencia, el marido engañado por el profeta desconocía que su esposa - a la que consideraba un ejemplo de virtudes - había pasado a formar parte del harén de Smith (6). El conocimiento del secreto quedaba reducido a los protagonistas y a algunas personas muy cercanas.

Con todos los alicientes que el tener relaciones adúlteras con un supuesto profeta de Dios pudiera presentar para las mujeres, no puede decirse que aquella práctica hiciera especialmente felices a todas las de la secta. Cuando la poligamia se extendió a todos los varones del movimiento, no pocas adeptas se desesperaron y prefirieron suicidarse antes de allanarse a una conducta que las rebajaba de esa manera. Naturalmente, todo aquello resultaba excesivo para la gente que vivía cerca de los mormones - nada pacíficos, por otro lado - y que temía verse desbordada por ellos (7).
En el estado de Illinois la bigamia era un delito y Joseph Smith - en aquellos momentos en excelentes relaciones con la masonería - y su hermano Hyrum - el masón más importante de Nauvoo - fueron arrestados.

Sin embargo, no fueron esos los únicos cargos presentados contra él. Las acusaciones iban desde gran inmoralidad a falsificación, pasando por encubrimiento y otros delitos. Hubiera sido de desear que compareciera ante un tribunal porque, quizá de esta manera, habría podido quedar establecido de manera legal cuál era el verdadero carácter de Smith. No fue así. Un grupo de unas ciento cincuenta personas hartas de los excesos de Smith asaltó la prisión de Carthage, en que estaba confinado, con ánimo de lincharlo.

Joseph Smith intentó salvarse realizando alguno de los gestos rituales de la masonería y profiriendo gritos de auxilio hacia posibles masones que pudieran encontrarse entre sus asaltantes. No podemos saber a ciencia cierta si había masones entre ellos, pero, en cualquiera de los casos, no le sirvió de nada. La turba disparó a través de la puerta de la cárcel y mataron instantáneamente a Hyrum. Joseph Smith disponía de un revólver y logró herir a cuatro de los atacantes. Sin embargo, cuando vio que la situación era desesperada, intentó escapar lanzándose por la ventana. Fue atrapado en la huída y asesinado.

(1) The Contributor, vol. 6, n. 4,enero de 1885, p. 131.

(2) Historical Record pg. 15, una fuente mormona da por verídico el dato.

(3) Reproducida en E. Decker y D. Hunt, Oc. P, 139.

(4) Cf. E. Decker y D. Hunt, Oc, p. 139 y ss.

(5) Dr. Wyl, Mormon Portraits, 1886, pp. 70-72.

(6) Tal como fue el caso de un tal H. B. Jacobs.

(7) Cf. No man knows my story, Fawn M. Brodie. 1945.

www.yeshuahamashiaj.org

EL ARCA DE NOÉ

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