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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

jueves, 8 de mayo de 2008

LA FALSA TRADICIÓN


Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD).

Existe en la tradición católica romanista, la creencia histórica de un niño Jesús hacedor de milagros. Yo mismo de chico, cuando asistía a un colegio católico romanista, fui testigo oyente de una narración que decía que Jesús de niño fue capaz de trasformar con poder pájaros vivos con bolitas hechas de barro. Existe en la actualidad en todos los lugares del mundo muchas imágenes idolátricas del famoso niño Jesús que es honrado y adorado por los fieles católicos que dan fe de ser milagroso: ¡Qué absurdo infantilismo aplicado al que dejó de ser un pequeñín hace casi dos mil años y que viene como Hombre, en toda la extensión de la palabra, a gobernar la Tierra! (Mt.24:30). Bien dice la escritora Julieta González Irigoyen a cerca de la tradición falsa: «La incertidumbre que me embarga después de comprobar que la tradición que se me da como original es imitación de algo que siempre me ha sido ajeno, será lo que me haga perder el equilibrio». Y así como ella lo concibe, quisiéramos nosotros que muchos perdieran el equilibrio al saber la verdad de la tradiciones que esconden tanta mentira y que por años y años los han traicionado suave y letalmente. Veamos que dice la Biblia al respecto: Para empezar, la Biblia nunca menciona a Jesús de niño haciendo milagros o portentos sobrenaturales. Lo que si dice la Escritura que Jesús crecía (como ser humano biológico), y se fortalecía en espíritu (doctrinalmente), pero no hay registro de milagros hechos por el Señor (Lc.1:80); exactamente se aplica igual para su primo Juan el Bautista, con respecto a su crecimiento físico y espiritual (Lc.2:40). Cuando Jesús tenía doce años, se quedó en Jerusalén para ser hallado por sus padres en medio de los maestros de la ley. El joven Jesús maravillaba por sus respuestas inteligentes que daba, pero no se habla en esta ocasión de algún milagro hecho por el Hijo de Dios, ni en ningún otro lado de las Escrituras a su temprana edad (Lc. cap. 2, leer por favor). Cuando Cristo tuvo la edad de Hombre (como de treinta años: Lc.3:23), Dios lo capacitó por medio del Espíritu Santo para poder llevar a cabo su ministerio terrenal que incluía obras milagrosas que testificaban verdaderamente del poder de Dios (Lc.3:22). Sin el Espíritu Santo, Cristo era incapaz de realizar milagros y prodigios. En Lc.3:22 dice que el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como paloma. . . Es lógico pensar, que antes de esto, para ser preciso desde una corta edad, el Espíritu Santo no habitó en Jesucristo. Cristo afirmó que por el poder de Dios, es decir, por medio del Espíritu Santo, echaba fuera demonios:

«Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios» (Mt.12:28).

La tradición histórica romanista católica carece de pruebas evidentes que Jesucristo a edad temprana realizó actos milagros. Así como la tradición falsa del niño Jesús milagroso, el 25 de Diciembre, es una fecha ritualista druida en la que tradicionalmente se «venera» con burla, con accidentes, con agresión, con estafa, con consumismo en demasía (¿Blanca Navidad?, no lo creo; Verde Navidad, $i), con armas de fuego, con engaño, con decepción, con drogas y etanol al Hijo de Dios; veneración profana, que no pocas veces termina con trágicas muertes, contrariamente a la vida ordenada y santa que Dios demanda a diario. Al paso de los días, el efímero espíritu navideño desaparece, y todo viene a ser igual. Intrascendente para el mundo que muere sin Cristo, y para el cristiano que de manera fatua también lo ha concebido.

Dios les bendiga mis hermanos y amigos que nos visitan.

DIOS ES UNO SOLAMENTE


Por Sir Anthony F Buzzard (Unitario)


Una consideración del uso del numeral “uno” en conexión con Dios es instructiva. Nadie tiene ninguna dificultad con las declaraciones siguientes. Según Ezequiel, "Abraham era uno [Heb. echad, Gk. heis] " (Eze. 33:24). El NIV traduce este hecho al español sencillo: "Abraham era solamente un hombre." Jesús utilizó la palabra "uno" de la misma manera para significar a un individuo solo: "no os llaméis Rabbi; porque uno [heis] es vuestro Maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno [heis] es vuestro Padre, el que está en cielo. Y no seáis llamados Maestros; porque uno [heis] es vuestro Maestro, el Cristo " (Mateo 23:8-10). En cada caso "uno" significa una persona. Para Pablo Cristo es "una persona" (heis): "[Dios] no dice, 'y las simientes' como si hablase de muchas, sino más bien de una, 'y a tu simiente,’ la cual es Cristo (Gál. 3:16). Algunos versos más adelante el mismo lenguaje exactamente aplica a Dios. Pablo dice: "Y el mediador no lo es es de una [heis] parte solo [literalmente ‘no de uno,’; heis]. Pero Dios es uno [heis] " (Gál. 3:20). El significado es que Dios es "una parte" o "una persona." Todo esto es consistente con el testimonio uniforme de la Escritura de que el único Dios es el Padre de Jesús. Es verdad que heis puede señalar una unidad colectiva: "Todos vosotros sois uno en Cristo Jesús" (Gal 3:28). Este significado es absolutamente inadecuado en el caso de Dios, que es descrito constantemente por pronombres singulares y comparado con el Padre, que es obviamente una persona.

Estos hechos presentan un problema agudo para el Trinitarianismo. Algunos han sido conducidos al extremo de sostener que la palabra "Padre" en el Nuevo Testamento puede describir a no solamente una persona de la Trinidad pero a todos los tres, "Padre, Hijo y el Espíritu Santo:

Algunas veces "Padre" es empleado no de Uno que es distinto del Hijo y al Espíritu Santo - una persona distinta de la Deidad- sino de la Deidad misma. Permítannos darles algunos ejemplos de esto... [Pablo dice que] hay un Dios que tiene una existencia verdadera, y es el único que los Cristianos adoran. De modo que él escribe, "Pero para nosotros sólo hay un Dios, el Padre " (1 Corintios 8:6). Aquí la palabra “Padre” equivale a las palabras “un Dios”. Pablo está diciendo que hay solo un Dios, y no estaba pensando del todo en las Tres personas de la Deidad. Es en este sentido que él utiliza la palabra “Padre”, tal como él lo hace en Efesios 4:6, donde él escribe de "un dios y Padre de todos."

El escritor lucha con la plena definición unitaria de Pablo de Dios como "un Dios, el Padre." La fuerza de la propia convicción de 0lyott de que Dios es realmente tres lo fuerza a imaginar que “el Padre" realmente significa tres personas. La teoría es imaginaria. El escritor no puede permitirse pensar que Pablo podría no haber sido Trinitario.

www.yeshuahamashiaj.org
www.elevangeliodelreino.org

EL YELMO DE LA SALVACIÓN

Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

«Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios» (Ef.6:17).

Está determinado perfectamente, que la mente es el área de batalla donde se libran las más espantosas luchas de vida y muerte, y es, entre Satanás y el cristiano fiel. Satanás conoce nuestras debilidades y sensibilidades, nuestra conducta, y a partir de éstas condiciones, en su asecho, somos atacados y en ocasiones zarandeados como ramas con el propósito de hacernos morder el polvo en los campos áridos del pecado y de la condenación angustiante.

En el capítulo 6 de Efesios, el apóstol Pablo anima al creyente a colocarse el Yelmo de la Salvación para detener las malignas saetas de seducción satánica. En toda guerra, todo buen soldado sabe a ciencia cierta que deberá llevar en la frágil cabeza, susceptible de ser herida fácilmente, el Casco Protector, ya que es menos probable de salir con lesiones serias en dicha región que al no tenerlo.
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El Yelmo al que se refiere Pablo, es aquel forjado en la Palabra de Dios, y que nos capacita para protegernos de los Dardos de Fuego del enemigo que pudieran desviarnos de los caminos de justicia por los llanos caóticos de impiedad. Éstos Dardos son de diferentes tamaños y de intensidad quemante muy variable.

Es importante conocer la Palabra de Dios para que nuestra cabeza, donde reside la mente, sea protegida al poder discernir cualquier situación maligna que no se apegue al conocimiento divino. Juan anima a los creyentes a valorar las palabras de las personas que trasmiten enseñanzas o mensajes, ya que muchos falsos profetas se habían levantado con herejías destructivas en es tiempo en que florecía el cristianismo, donde el legalismo y el gnosticismo se levantaban devastadoramente con pasos gigantescos, envolviendo en sus poderosas zarpas a hombres que, aún, habiendo conocido el camino de la verdad, fueron enredados en sus proclamaciones completamente torcidas (2.P. cap.2); por otro lado, Pablo alerta a los cristianos a no aprobar ni abrigar teorías extrañas, dogmas sincréticos, lejanos a los principios bíblicos verdaderos, haciéndoles ver la importancia de extraerlos de las vidas de quienes los habían hecho suyos:
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«Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos profetas han salido por el mundo» (Jn.4:1).

«Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos que se levantan contra el conocimiento de Dios, llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo». . . (2.Co.10:3-5).

Ejemplo claro a seguir, lo vemos en la contienda que sostuvo el Señor Jesucristo contra el mismo diablo, al ser tentado en el desierto por éste, cuando el Maligno es hecho espiritualmente pedazos por medio de la Palabra de Dios, articulada por la Boca Santa del Mesías Bendito (Mt.cap.4).

Amigo, si su lucha es a través de lógicas ideas y conceptos racionales, es seguro que tarde que temprano el diablo lo hará caer en el abismo más profundo de la iniquidad y de la desesperación (Leer por favor el capítulo 3 de Proverbios).

Confiar en Dios, es confiar en su Palabra para ponerla por hecho, cueste lo que cueste, y es por eso, que su mente habrá de llenarse de los límpidos decretos que se sustraen de ella al escrutarla, para lograr debidamente una perspectiva celestial, si quiere vivir siempre una vida cristiana victoriosa por el resto de la vida, en un mundo de malignidades y detracciones absurdas, sin participar en sus acuerdos de muerte:

«Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre» (1 Jn.2:16, 17).

Dios les bendiga.

MIRAR TERRENAL Y MIRAR DIVINO


Por el escribidor, Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

«Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen, Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba de pie delante de ti, y su aspecto era terrible» (Dn.2:31).

«Daniel dijo: Miraba yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar. Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de otra, subían del mar» (Dn.7:2, 3).

Las profecías del profeta Daniel que hacen referencia al reinado mesiánico de Jesucristo y su relación o afinidad con los gobiernos del mundo, están explicados con Sabiduría de Arriba en los capítulos 2 y 7 del mencionado hombre de Dios (por favor, léalos amable visitante, para que entienda perfectamente bien la buena intención del artículo presente y crezca en sabiduría espiritual).

Dándole una semblanza diferente, no del todo escatológica, veremos un apreciar desigual de los reinos del mundo por medio de visones en dos hombres con caminos divergentemente trazados, y que es de importancia suma el hacer ver al creyente, que no todo lo que brilla, como la imagen de rey babilónico, es oro, ni glorioso siempre. El fin del presente escrito, es ubicar al creyente inhábil en la real perspectiva de Dios, de modo sensato en el mundo que le rodea.

La visión del rey Nabucodonosor y la del profeta Daniel, comparten el mismo significado de cinco reinados o monarquías mundiales. Aunque las visiones de cada uno tratan de un mismo tema, hay aspectos que son totalmente diferentes entre una y otra. Muchas de estas diferencias tienen que ver con la naturaleza de quienes han tenido las visiones celestiales. En el primer caso, con Nabucodonosor, Dios le muestra el mundo de manera superficial, externa, a través de una imagen compuesta por muchos metales. Este ver, es carnal y mundano en absoluto, es un concepto esencialmente encadenado a la condición humana, del ojo humano adaptado a lo terrenal, a una perspectiva material, horizontal, indescifrable en las cosas espirituales. Los metales vistos por el rey pagano, son símbolos terrenales, pero que no tienen valor ni exponen la grandeza de cada uno de los reinos que representan, como podemos ver en el cuarto reino, que es de hierro y que es el imperio más terrible que haya surgido en la Tierra en la antigüedad, el romano, superior a los tres anteriores, simbolizados por metales aún más preciados que él. Notamos, que el quinto reino, es una Piedra emblemática, y en la razón humana sería inferior comparada con los refulgentes metales de la imagen y que el hombre les ha dado mayor importancia «porque piedras no se recogen del suelo todos los días para ser guardadas con desmedido celo y grande amor». Una simple «piedra» no despuntaría a una pensar lógico de ser mayor a cualquiera de los metales de la imagen colosal esplendorosa, pero en realidad, la Piedra representa el reinado más glorioso que el mundo jamás ha visto, y que vendrá en el futuro para ser gobernado por el Mesías, y que en ese tiempo de las revelaciones no resueltas estaba empañado ante los ojos de muchos de los que componían el pueblo judío, y qué decir de los que integraban las naciones gentiles de esa época. La mente de la persona que tuvo la visión de la imagen resplandeciente y terrible, es la mente de una persona enteramente egoísta, visceral al extremo, aunque su reinado fuese revelado con la gloria de la «Cabeza Áurea», no dejaba de ser de efímera realidad, perecedera. La ambición del rey mesopotámico, iba al extremo del equilibrio, ya que deseaba ser el amo absoluto de todo, como podemos ver en la visón del árbol gigantesco y frondoso que Dios hizo mostrar al monarca pagano y de corazón trémula (Ver por favor Dn. cap. 4). Así, Nabucodonosor, concebía su reino como «divino» en aquella figura del árbol frondoso y gigantesco que lo sustentaba todo y que llenaba el cielo y también los ángulos de la tierra mostrando su extensión y dominio, pero incapaz el rey pagano de ver la realidad de la tremenda y asombrosa visión que no dejaba de ser una forma intrascendente, de chispa fugaz en el cronos imperdonable, de un reinado que un día moriría, como fue con el paso del tiempo: Su majestuoso fulgor, quedó extinto.
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En la visión de Nabucodonosor, vemos en primer lugar, representando su dinastía y su gobierno, la cabeza de oro. Luego viene, el imperio medo-persa, estructuralmente, mucho más fuerte que la cabeza de oro, pero inferior, ya que era un reino coalicionado entre dos naciones diferentes, y diferentes en sus aspectos religiosos y culturales, que nunca compaginaron ente ellas. De tal modo, este reino es representado por los brazos y el pecho de plata: dos naciones divididas, y no una unidad de dos. El bronce se caracteriza por su notable brillo y fuerza, tal como lo simboliza el tercer reino. Así empieza el reinado de Alejandro: Conquistas rápidas, esplendor y gloria extrema. El brillo intelectual griego fue conocido por su grandeza y, hasta hoy, sigue siendo alabado por muchos; en su arte y expresiones poéticas no dejan de seguir teniendo reconocimiento universal. Un imperio de auge y conquista pero que se vio fragmentado tempranamente a causa de malignas ambiciones y de muchas controversias para ser dividido por las cruentas luchas que definieron a los que gobernarían los territorios conquistados. Vino el imperio romano, que en cuyo andar pausado, lento, dejó bien cimentadas sus leyes y su instituciones y soberana voluntad en todo el mundo antiguo conocido. Las dos piernas de la estatua que vio Nabucodonosor, son un imperio, pero dividido, al fin, y que no dejaron de tener conflictos entre uno y otro siempre: El imperio occidental y el imperio oriental. Los diez dedos de hierro y barro de los pies de la imagen, representan la reestructuración del imperio romano en del futuro, cuyo gobernante será el Anticristo Escatológico. La mezcla del hierro y del barro, imposible de unirse, denota la fragilidad del reino que habrá de ser parido por la coalición que habrá de formarlo; será un reino en parte fuerte, y por otro lado, débil, unido por medios de alianzas humanas es decir, políticas de conveniencia. Todos estos reinos, gloriosos en apariencia, fuertes y brutales, no son más que espectros miserables que la mente humana ve por medio del cristal engañoso del corazón y de la pupila terrenal.

Por otro lado, en cambio, el fiel servidor al Dios del Cielo, Daniel, tiene un mirar completamente diferente con relación a la perspectiva del rey Nabucodonosor. Dice Faibarn, que Daniel «ve debajo de la superficie», mirando la realidad de las cosas, tal cual son. Aunque la visión de las bestias del capítulo siete va por el mismo «tiro de la cueva» que la visón de la imagen esplendorosa de Nabucodonosor del capítulo dos, Daniel aprecia las horribles formas de la naturaleza humana en las monarquías terráqueas en una cronología subsiguiente, que tienen como figuras simbólicas seres bestiales y grotescos. Así la ve el fiel profeta y santo hijo del célico Señor. Ve en las bestias el profeta del exilio, la corrupción del mundo, la mentira y la ambición, la maldad y el homicidio, el robo, la codicia, y luchas de poder, violaciones y crueldad, egoísmo inherente en ellas, y la disparidad moral y espiritual con respecto a la Ordenanza del Señor, y también, su limitado tiempo de vida. Esta es la perspectiva del mundo actual que desea la gloria del mundo que es perecedera, pero que niegan la esperanza de la Piedra que destruyó el hierro, el barro mezclado con el hierro, el oro, el bronce, la plata y que fue cortada por el Dios Vivo (No con mano humana, Dn.2:34), y que llenó toda la Tierra, y que es el Reino Terrenal y Milenario del Hijo de Dios, quien muchos no desean, pero si, el reino de las tinieblas satánicas y mundanales. Muchos creyentes hogaño, aman increíblemente hartas cabezas de oro, pechos y brazos de plata, vientres y muslos de bronce, y piernas de hierro que representan la seguridad y la comodidad que el mundo actual ofrece; el poder, las riquezas, promocionadas por gentes sin luz, sin Dios, y sin esperanza: Paradigma intrigantemente paradójico, que es concientizado y abrigado en el corazón del creyente no analítico en las cuestiones espirituales, un perfecto deficiente Escritural, sujeto y complacido a las falsas expectativas que el modernismo exhibe, y Dios es pasado a la gradas de la indiferencia y que es tenido en cuenta como una alternativa casual, secundaria, para la edificación espiritual (¿?), y que desgraciadamente, esta «alternativa», invalida, en este caso, la salvación.

«Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra » (Dn.2:34, 35).

Dios les bendiga amigos y hermanos.

NO DE TODOS ES
No de todos es la fe,
Si no sólo del que cree
Que Jesús en cruz murió
Y también resucitó.
No de todos es creer
Que la sangre derramó
El Señor para el perdón,
Para dar la salvación.
No de todos es la dicha
Conocer a quien amó
A los hombres de inmundicia
Que han vivido en el error.
No de todos es la vida
Que la cruz proporcionó,
Es de aquel que ha creído
Que Jesús es el Señor.

PENSAR INQUIETANTE


Por el Dr. Javier Rivas Mtz (MD)

Pensaba ayer, en altas horas de la noche, en la fidelidad inquebrantable de las Escrituras. Todo se cumplirá al pie de la letra, reniegue quien reniegue, búrlese quien se burle de ellas, créalo, o si es incrédulo, así será, porque Dios no es hombre para que mienta (Num. 23:19). Podemos constatar a través de la Biblia que el fin de los sistemas del mundo están por concluir, mientras éstos, paradójicamente, cada vez más, se yerguen con altivez segura en un moderno progresismo que anuncia su pronta e inevitable caída. Vendrá el tiempo en que Dios los derrumbará, como si fuesen un montón de ladrillos huecos que se tumban con un insignificante golpe, y su luz arrogante será apagada como la luz de vela que alumbra cuando se sopla sobre ella. La soberbia ha hecho creer al mundo que Dios es innecesario para él; tristemente, caerá con toda su gloria maldita y profana, tal como las ciudades paganas cayeron en la antigüedad por su rebeldía absoluta contra el Dios del cielo, a pesar de la advertencia de juicio severo en boca de los fieles y santos profetas del Altísimo Señor:

«La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra? Si te remontares como águila, y aunque entre estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová» (Abd. 3, 4).

Pero lo más triste del asunto, es que la Iglesia actual, no es indiferente al escrutinio Divino, aclarando que en los tiempos muchos se apartarán de la verdadera fe, para seguir doctrinas que no se sujetan a la voluntad del Creador, aprobando su encubierto trasfondo demoníacos que parecen de luz, pero que su falsedad espantosa es detectada por la certidumbre Escritural (1 Tim.4:1). Aún con la evidencia bíblica que les hace ver su naturaleza maligna, los creyentes ignorantes seguirán creyendo en ellas, colocándolos en un estado peligroso y potencialmente condenatorio.

Teologías oscuramente inciertas se han colado sigilosas en los templos cristianos, que con gusto nada saludable, son abrazadas cómo el padre amoroso que abraza a sus hijos. El caballo troyano satánico, hermosamente diseñado de aparente piedad, se ha abierto dentro de las Iglesias para exhalar su iniquidad salpicada de gloria que se mueve tan descarda e inmundamente en la vida de los creyentes, siendo culpable los líderes eclesiales, porque ellos son los que se han encargado de diseminar la semilla de engaño y de maldad que del caballo ha salido, sin importarles la condición espiritual de los neófitos profesantes, a los que astutamente se les despoja de lo poco que tienen para subsistir para provecho de los lobos rapaces vestidos de inocentes corderitos que guían a las congregaciones con doctrinas vagas e impuras. Estos abusos financieros y dogmáticos, serán causa de su pronta y justificable destrucción, según 2 P.2:1-3:

«Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre si mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme».

Claramente los textos anteriores enseñan, que no son personas ajenas a la doctrina del Señor las afectadas en la situación dada, sino el mismo pueblo de Dios y sus líderes que han sido engañados con perfecto arte demoníaco, que de una manera u otra, algunas, tratan de ser sinceras ante el Divino Hacedor. La buena intención, si es errada, tarde que temprano conducirá a la terrible boca del Lago Incandescente a los que creyeron amar genuinamente al Señor, si no despiertan de la narcotización doctrinal torcida que los hace parecer robots programados para obedecer ciegamente a los maestros que anuncian por todos los cabos la profana teología de la prosperidad. Hoy en día, no se enseña en las Iglesias que el creyente verdadero es candidato seguro y obligado de sufrir la sana doctrina (2 Tim. 4:3). Se les muestra que con Dios todo será color de rosa, maravilloso, de materialismo abundante y de disfrute terrenal elevado (la inversión antiescritural de Mt. 6:33). Bien dijo Pablo que los profesantes de la fe se volverían para seguir fábulas del mundo, apartando el oído a la verdad, pera escuchar cosas que solamente les agraden y les convengan (2 Tim.4:4), fuera del sacrificio ordenado para la obediencia y que Dios exige cada día al cristiano ciertamente convertido. El cristianismo de hoy se ha tornado cómodo y fútil, negligente, perezoso y sin cruz, sin seguimiento a Cristo; que no acepta las aflicciones, ni las luchas, ni las pruebas que producen firmeza. Los creyentes son adulados y atrapados con asombrosa maestría (Jud.16) en un concepto falso como hijos de Dios; se les dice que son merecedores de todo por tal causa, lo que da lugar a creer que Dios es un cumplidor sin salidas a sus más extraños deseos, que son mundanos y carnales hasta la muerte (Nada saben, realmente, del concepto de Soberanía Divina). Regularmente, así es. El auge de este mover pseudo cristiano a nivel mundial, no tiene nada que ver con la voluntad de Dios, sino que los líderes hipnotizadores que lo promueven y lo componen y que se han encargado de extender este atractivo cristianismo atrozmente desviado, sensual, y de mercadeo, que sin lugar a dudas es una idea excelente acomodable al corazón humano que es perverso y engañoso (Jer. 17:9). Por eso, cada día, los prosélitos aumentan, y muchos que se dicen cristianos no son más que mundanos que se ciñen brillante disfraz celestial («Cristo vive», dicen).

Su avivamiento, lejos de ser la forma ideal de sujeción y de obediencia, no deja de ser un montón de manifestaciones desordenadas emotivas que son confundidas con la Unción del Santo Dios, que prácticamente lleva al hombre a entender su Palabra para ser discernida correctamente y obedecida:

«Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseña; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él» (1 Jn.2:27).

Su legalismo farisaico y amenazas bíblicas mal entendidas y aplicadas les han hinchado hasta casi reventar los bolsillos y las billeteras de tanto dinero que roban en las Iglesias, y qué decir de las cuentas bancarias que poseen, que rebozan de todos los centavos de los pobres creyentes ignorantes que no tienen en qué lugar caerse muertos a causa de su pobreza. Esto sí es el colmo de los colmos, y culpa la tienen también los creyentes idiotizados, de un mirar totalmente horizontal, que confían más en los lagartones de siete suelas y perros hambrientos de billetes (por inmundos) que en el mismo Dios que da paz y libertad, y que suple cualquier cosa, que conforme a su voluntad, bendice como quiere, y no sólo al creyente, sino además a los injustos, aunque muchos no lo crean (Mt.5:45). Su temor, mal infundado por manipulación bíblica y que es ofensiva para Dios, es factor de importancia para la ocasión de enriquecer a quienes se han burlado de ellos para semejante fin. Muy lejos, tan siquiera, de tener algo personal contra estas personas religiosamente pervertidas, la finalidad en la página es hacer ver con claridad al creyente la mentira que está profetizada para los últimos tiempos y que se cumple con estos devastadores de la salvación que se encuentran bajo el yugo y el control del destructivo Satanás. Para nosotros, los que trabajamos como vigilantes incansables en el blog, es en verdad triste el ver que tantos se estén apartando del camino salvífico por la incapacidad que tienen para poder distinguir entre lo mundano y lo de Dios. El diablo es sutil para el engaño, y el creyente mal preparado fácilmente caerá en sus fuertes lazos para ser dirigido por las rutas que llevan al Infierno de Fuego. De manera parecida a lo que pasó en un principio con los creyentes de la Iglesia Romanista cuando se les daban las misas en latín y que no tenían acceso a las Escrituras (Para dejarlos ignorantes del precepto bíblico, aunque aún siguen timados en tantas formas de mentira, a pesar de tener biblias), hogaño los creyentes no tienen acceso a las Escrituras (aún teniéndolas en sus casas, bajo una capa densa de polvo de días, y que son desempolvadas en los días de culto solamente) porque han depositado la confianza en los que dictan sus propios decretos y prédicas sincretizadas y erradas, así, que ¿Cuál es el caso de ir a las Escrituras si tenemos súper pastores y evangelistas ungidos que nos enseñan bien lo de Arriba? Pregúnteles, mi querido lector, si es convertido, a dos o más, y que le contesten con sinceridad, cuál es el número de veces que leen regularmente la Biblia, no digo en un día, sino por semana. Los promedios son conocidos, y fatalmente, pocos creyentes aman su lectura. Mis respetos para el viejo diablo; es muy bueno para embaucar, no en vano es llamado «Padre de Mentira» (Jn.8:44).

El mundo marcha con pasos apresurados al mayor conflicto de oscuridad terrenal. Se presagia bíblicamente una Gran Tribulación de escalas extremas, cómo nunca en la Tierra se ha visto, y es lógico, que cada día, no estaremos mucho mejor en ella (Mt.24:21). Ante todas las cosas, Cristo en el Monte de los Olivos, advirtió a sus apóstoles, y a nosotros, del engaño religioso que vendría después (Mt.24:4, 5) y que va casi de la mano con la aparición de la Gran Tribulación Final. Esto nos muestra, que los tiempos últimos casi llegan a su fin. Ahora, este engaño ha entrado en las Iglesias, y sus promotores infernales, como Benny Hinn, Cash Luna, los Copeland, Morris Cerullo, y tantos otros más que caminan dando tumbos por la misma «banqueta» y que con harta seguridad, sin retractarme nunca, pondrán muchos a «nadar» fatídicamente en las ondeantes y temibles llamas del Lago de Fuego.

Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios (Lc.21:31).
Dios les bendiga hermanos y amigos siempre.