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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

viernes, 31 de julio de 2009

31 DIFERENCIAS ENTRE LA IGLESIA DE CRISTO Y EL REINO DE DIOS


Por Ingº Mario A Olcese Sanguineti (Apologista)

Muchas iglesias Cristianas confunden el Reino de Dios con la iglesia de Cristo sin percatarse de que existen diferencias sustanciales entre ambas entidades.


1.- El Reino de Dios es universal, en tanto que la Iglesia es local.


2.- El Reino de Dios es uno, singular, en tanto que la Iglesia puede ser pluralizada (ejm: las Iglesias de Dios, o Iglesias de Cristo, Rom. 16:16).


3.- En el Reino de Dios todos los miembros son salvos para siempre, en tanto que en la Iglesia de Cristo no todos los que son miembros serán salvos.


4.- En el Reino de Dios no se ejercerá la disciplina, en cambio en la iglesia de Cristo sí.


5.- El Reino de Dios es una teocracia (Isa. 32:1, Dan 4:17), en cambio la iglesia de Cristo es una democracia (Hechos 6:5).


6.- Del Reino de Dios no se dice que tiene Maestros, Pastores, o diáconos, pero en la Iglesia de Cristo sí se dice que los hay (Efe. 4:4).


7.- En el Reino de Dios no hay ordenanzas, en cambio en la Iglesia de Cristo sí (el bautismo, la comunión, el matrimonio, oraciones etc).


8.- En el Reino de Dios la membresía es permanente, en cambio en la Iglesia de Cristo crece (Hechos 15:24, 1 Juan 2:19).


9.- La iglesia de Cristo espera la venida del Reino de Dios (Mateo 24:14), pero el Reino de Dios nunca espera la venida de la iglesia.


10.-Al reino de Dios se ingresa con cuerpos inmortales (1 Cor. 15:50), en cambio a la Iglesia de Cristo se ingresa con cuerpos mortales.


11.-Al Reino de Dios ingresan los maduros espirituales (2 Ped. 1:5-11), en cambio a la iglesia ingresan los niños espirituales que serán perfeccionados por sus pastores y maestros (Efe 4:4; 1 Ped.2:2; Heb. 5:13).


12.-Al Reino de Dios se ingresa después de haber soportado muchas tribulaciones (Hechos 14:22), en cambio a la Iglesia de Cristo se ingresa para empezar a sufrir muchas tribulaciones (Juan 16:33).


13.- El Reino de Dios es una institución que se heredará en el futuro (Santiago 2:5; Mateo 25:31,34), en cambio la Iglesia es una institución en la que ya pertenece el Creyente.


14.- El Reino de Dios es algo que se requiere pedir que venga (Mateo 6:10), en cambio la Iglesia de Cristo ya está acá (Hechos 2:47;1 Cor.1:2).


15.- El Reino de Dios existía en los tiempos de David (1 Crón. 28:5), en cambio la iglesia de Cristo comenzó con Cristo (Mat.16:16-18).


16.- El Reino es de Yahweh (Hechos 1:3,6), en cambio la Iglesia de Jesús lo componen todos los de la fe (Judíos y gentiles por igual).


17.- El Reino de Dios se restaurará (Hechos 1:6), en cambio la Iglesia de Cristo se edifica (Mateo 16:16-18).


18.- A la Iglesia de Cristo entran los pecadores e indignos (Mat. 9:13), en cambio al Reino de Dios entran sólo los santos y dignos (2 Tes. 1:5,11; Apo. 3:4).


19.- A La Iglesia de Cristo pueden verla los pecadores impenitentes, en cambio el Reino de Dios sólo lo verán los renacidos (Juan 3:3,5).


20.- Muchos ricos pueden entrar a la Iglesia de Cristo, pero al Reino de Dios difícilmente entrará un rico (Mat. 19:23).


21.- El Reino de Dios tiene tronos (Sal. 122:5), en cambio la Iglesia de Cristo, no.


22.- Al Reino de Dios se le llama ‘el Evangelio’ (Mateo 24:14), pero a la Iglesia de Cristo nunca se la denomina ‘el evangelio’.


23.- Al Reino de Dios hay que buscarlo y pedirlo (Mateo 6:10,33), en cambio la Iglesia de Dios está en todas partes del planeta, y nunca se nos manda a pedir por ella.


24.- El Reino de Dios se presentará y se heredará en la Segunda venida de Cristo (Mateo 25:31,34), en cambio la iglesia ya se está presente desde la Primera venida de Cristo (Hechos 2:47, 1 Cor. 1:2).


25.- El Reino de Cristo no consiste en comida y bebida (Rom. 14:17), pero la iglesia sí consiste en comida y bebida (la comunión, Juan 6:55).


26.- el reino de Dios es una herencia del Cristiano, la iglesia no (Santiago 2:5).


27.- El reino lo reciben los santos (Daniel 7:18), pero la iglesia no se recibe, se ingresa.


28.- En su reino Cristo regirá con vara de hierro (Apo. 12:5), pero de la iglesia no se dice que Cristo rige con vara de hierro.


29.- Del reino se dice que es del padre David (Mr. 11:10), pero nunca se dice que la iglesia es del padre David.


30.- En el reino no crece la cizaña y el trigo, en la iglesia, sí.


31.- En el Reino de Dios Cristo reina sobre sus enemigos, pero en la iglesia él reina sobre sus amigos.

VIOLENCIA DOMÉSTICA


Es la violencia ejercida contra las mujeres por sus parejas (marido, compañero, novio) o exparejas, como instrumento para mantener el poder y el control. Comprende todas las formas de maltrato referidas anteriormente. Este tipo de violencia es una de las que mayor alarma social está generando en los últimos años.
Este tipo de violencia tiene unas características propias que la diferencia de otros tipos de violencia:


La violencia la ejerce un hombre con quien la mujer mantiene o ha mantenido un vinculo afectivo y amoroso, puede ser el padre de sus hijos e hijas y le une a o le ha unido una relación legal, económica, emocional y/o social.


Este tipo de violencia se puede producir tanto dentro de una relación de pareja como fuera de ella ( noviazgo, separación o divorcio)


Los hombres que ejercen este tipo de violencia pueden tener una buena imagen pública, y ser incluso seductores y atractivos en los espacios y relaciones sociales. Es en el ámbito privado y doméstico donde los hombres se sienten legitimados para ejercer la violencia.


Los malos tratos se producen generalmente en el ámbito de la privacidad, dentro de la casa, por lo que a veces pasan desapercibidos para las personas que rodean a la mujer (familiares, compañeros y compañeras, amistades, vecinos y vecinas)


Los malos tratos se ocultan tanto por los hombres que los ejercen como por las mujeres que los sufren.


La violencia que el hombre ejerce contra la mujer puede afectar a otros miembros de la familia, como a los hijos e hijas, personas mayores, familiares.


Los malos tratos no son actos aislados, sino sucesión de hechos que se prolongan en el tiempo, cuyo objetivo es el de conseguir el control y dominio sobre la mujer, lo que va debilitando gradualmente sus defensas físicas y psicológicas, generando miedo y sentimiento de indefensión e impotencia.


Las mujeres maltratadas sienten vergüenza de sufrir violencia, de no ser capaces de pararla ni de protegerse a sí mismas y a sus hijas e hijos. Se sienten culpables de haber elegido como pareja a un hombre violento o incluso por no haber podido cambiarle. Estos sentimientos impiden a las mujeres contar lo que les pasa, y les lleva a minimizar o negar la violencia.


La mujeres víctimas de malos tratos no son consideradas inocente por un gran sector de la población, sino débiles, cómplices, consentidoras o responsables de la violencia que sufren, a lo largo del proyecto intentare desmitificar esto.


Causas de la violencia doméstica.


La etiología de la violencia doméstica es compleja y multifactorial: las actitudes socioculturales (desigualdades de género), condiciones sociales, relaciones conyugales, conflictos familiares, trastornos psicopatológicos, abuso de alcohol y drogas, y los aspectos biográficos como personalidad, historia de abusos y de violencia en la familia de origen se han relacionado con la aparición de Violencia doméstica.


Algunas situaciones ancladas en la tradición y la cultura de muchas sociedades durante siglos se han relacionado con la violencia específica contra la mujer: las relaciones de sumisión y dependencia de la mujer respecto al hombre, la justificación de la violencia masculina y su tolerancia por la sociedad e incluso por la mujer, los estereotipos sexuales y el rol limitado asignado a la mujer a nivel social explican en parte la violencia infringida a la mujer.


La violencia ha sido y es utilizada como un instrumento de poder y dominio del fuerte frente al débil, del adulto frente al niño, del hombre frente a la mujer a través de los tiempos. Los principales factores determinantes de la violencia de género son la relación desigual entre hombres y mujeres y la existencia de la «cultura de la violencia» como medio para resolver conflictos.


La violencia contra las mujeres es estructural. La violencia no se debe a rasgos singulares y patológicos de una serie de individuos, sino que tiene rasgos estructurales de una forma cultural de definir las identidades y las relaciones entre los hombres y las mujeres.


La violencia contra las mujeres se produce en una sociedad que mantiene un sistema de relaciones de género que perpetúa la superioridad de los hombres sobre las mujeres y asigna diferentes atributos, roles y espacios en función del sexo. Hasta hace no muchos años, la restricción en el desarrollo personal y social de las mujeres, la exigencia de su dedicación exclusiva a la familia, su deber de acatar la autoridad masculina, eran consideradas como algo normal y natural, validado por las costumbres y la ley. En ese contexto se toleraba socialmente que los hombres utilizasen la violencia para afianzar la autoridad, de esta manera vemos que La violencia contra las mujeres es además instrumental.


El poder de los hombres y la subordinación de las mujeres, que es un rasgo básico del patriarcado, requiere de algún mecanismo de sometimiento. En este sentido, la violencia contra las mujeres es el modo de afianzar ese dominio. La violencia de género más que un fin en sí mismo, es un instrumento de dominación y control social. Y en este caso se utiliza como mecanismo de mantenimiento del poder masculino y de reproducción del sometimiento femenino. Los hombres maltratadores han aprendido a través del proceso de socialización —que es diferente para mujeres y hombres— que la violencia es la mejor forma de conseguir el control y dominar a la mujer.


Actualmente existe una menor tolerancia social hacia la violencia. Sin embargo, demasiadas mujeres todavía soportan un alto grado de violencia, tanto en sus relaciones de pareja como fuera de ellas. Esto sucede en todas las clases sociales, religiones y niveles educativos.


Los cambios sociales de las últimas décadas respecto al papel de la mujer tanto en el ámbito privado (pareja, familia), como público (laboral, social) hacia una relación mas igualitaria entre hombre y mujer, han hecho posible que el problema de la violencia doméstica haya salido a la luz, debido en parte a una mayor conciencia de la mujer respecto a sus derechos y a su papel en la pareja, en la familia y en la sociedad, y también a una mayor sensibilidad social respecto al problema. La no aceptación de estos cambios por el hombre, y el ver peligrar lo que para algunos era vivido como privilegio, ha podido favorecer la aparición de violencia en ocasiones.


Quizá estas causas están en el trasfondo del problema, pero hay factores de riesgo y situaciones de especial vulnerabilidad que explicarían por qué en contextos similares, en ocasiones se producen las situaciones de violencia y en otras no.


En definitiva, el factor principal de riesgo para la violencia contra las mujeres es, precisamente, el hecho de ser mujer.


Factores que favorecen la supervivencia de la violencia doméstica.


à Culturales:


Socialización por separado según el sexo


Definición cultural de los roles sexuales apropiados


Expectativas asignadas a los diferentes roles dentro de las relaciones


Creencia en la superioridad innata de los varones


Sistemas de valores que atribuyen a los varones el derecho de propiedad sobre mujeres y niñas


Concepción de la familia como esfera privada bajo el control del varónTradiciones matrimoniales (precio de la novia, dote)


Aceptación de la violencia como medio para resolver conflictos


àEconómicos:


Dependencia económica de la mujer respecto al varón


Restricciones en el acceso al dinero constante y al crédito


Leyes discriminatorias en materia de herencia, derecho de propiedad, uso del terreno público, y pago de pensiones alimenticias a divorciadas y viudas


Restricciones en el acceso al empleo en los sectores formales e informales Restricciones en el acceso de las mujeres a la educación y a la capacitación


àLegales:


Inferioridad jurídica de la mujer, ya sea según la ley escrita o según el derecho consuetudinario y su aplicación práctica


Leyes en materia de divorcio, cuidado de los hijos, pensiones alimenticias y herencia
Definiciones jurídicas de la violación y los abusos domésticosBajo nivel de alfabetización jurídica entre las mujeres


Falta de tacto en el tratamiento de mujeres y niñas por parte de la policía y del personal judicial


àPolíticos:


Representación insuficiente de la mujer en las esferas del poder, la política, los medios de comunicación y en las profesiones médica y jurídica


Trato poco serio de la violencia doméstica


Concepción de la vida familiar como un asunto privado y fuera del alcance del control del Estado


Riesgo de desafiar el status quo o las doctrinas religiosas


Restricciones en la organización de las mujeres como fuerza política


Restricciones en la participación de las mujeres en el sistema político Organizado
(Fuente: Heise. 1994)


Olga Sújar Pozo


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LA CRISIS MUNDIAL Y EL NUEVO ORDEN


Aseguran que el mundo “va a cambiar y los próximos años serán de transición hacia un nuevo orden político y económico internacional“

El curso de la UJI concluyó con una mesa redonda. vicente gamir


JORGE VILAR CASTELLÓ


La crisis económica y financiera conllevará la conformación de un nuevo orden mundial y una nueva manera de concebir el mundo. Esta ha sido la idea común de las ponencias de la última jornada del curso de verano de la Jaume I “Crisis, what crisis?” que contó con la presencia de Juan Costa, ex ministro de Ciencia y Tecnología , Artemi Rallo, catedrático de Derecho Constitucional de la UJI y presidente de la Agencia Española de Protección de Datos y Julio González, titular de Derecho Administrativo de la Universidad Complutense de Madrid.


Durante su ponencia titulada “Los retos de un nuevo liberalismo” ,el diputado Juan Costa ha señalado que a partir de esta crisis “el mundo va a cambiar y los próximos años serán una transición hacia un nuevo orden político y económico internacional”.


Nuevo papel de Oriente


Costa ha destacado que “habrá un fuerte desplazamiento del peso económico mundial de occidente a oriente” y que en este nuevo orden “adquirirán protagonismo nuevos países y nuevos actores sociales”.


El ex ministro de Ciencia y Tecnología ha apuntado que “sólo los países que tengan la capacidad de decidir qué papel jugar son los que tienen posibilidades de asumir un liderazgo en ese nuevo orden mundial” y ha considerado que “España tiene que decidir si quiere ayudar al resto de los países en la construcción de un nuevo mundo y hoy eso no se está planteando”.


Por otra parte, el director de la Agencia Española de Gestión de Datos (AEPD), Artemi Rallo, ha destacado la trascendencia de la crisis actual en el ámbito ideológico y ha señalado que en las últimas décadas “se ha producido una desideologización y hoy nada permite deducir la emergencia de ideologías alternativas al liberalismo o al socialismo de cuyo pacto nace la socialdemocracia”. En este sentido, Rallo ha destacado que “no estamos ante una crisis estructural de la socialdemocracia sino ante una crisis del liberalismo.


El ex ministro achaca la crisis al Estado


Juan Costa, ex Ministro de Ciencia y Tecnologia y diputado por Castelló del PP, defendió ayer durante su dictamen denominado “Los retos de un nuevo liberalismo” que la culpa de la actual situación de crisis global “no se puede achacar al propio mercado”. Según el diputado ha fallado el papel “supervisor y regulador” de los Estados. “Además estos errores de regulación no son todos aplicables a la política desarrollada por Bush”, añadió. Asimismo, destacó que la situación actual “es síntoma de una crisis de pensamiento y modelo, que parece agotado, basado en el hombre como el centro de todo. Esta recesión conllevará una nueva manera de concebir el mundo, añadió.


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jueves, 30 de julio de 2009

PREDICADORES FALSOS DE LA ACTUALIDAD




Haga -click- en el encabezado y vea el interesante video.

¡Ciegos que guían a otros ciegos!


Estimados amigos, ayer me puse a buscar en YouTube vídeos que definen el evangelio de Jesucristo, y para sorpresa mía ninguno de ellos dice nada en absoluto de que el evangelio verdadero es el reino de Dios y la crucifixión, muerte, sepultura, y resurrección de Jesucristo. Quiero que comprendan que Jesús vino trayendo un mensaje el cual él llamó “el evangelio del reino”, y que era necesario que la gente aceptara o creyera su mensaje del reino por fe para luego ser bautizados (Marcos 1:1,14,15;16:15,16). Más adelante, el apóstol Pablo incluirá como lo primero del evangelio, la obra vicaria de Cristo, su muerte, y su resurrección de entre los muertos al tercer día, pero sin descuidar el mensaje inicial que es el evangelio sobre el reino de Dios (Ver todo 1 Cor 15).


Veamos los pasajes en dónde Jesús llama al evangelio, el reino de Dios:


Y rodeó Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo (Mateo 4:23).


Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio á todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin (Mat. 24:14).


Mas después que Juan fue encarcelado, Jesús vino á Galilea predicando el evangelio del reino de Dios (Mar. 1:14).


Y diciendo: El tiempo es cumplido, y el reino de Dios está cerca: arrepentíos, y creed al evangelio (Mr. 1:15).


Mas él les dijo: Que también á otras ciudades es necesario que anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto soy enviado (Lc. 4:43).


Y ACONTECIO después, que él caminaba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él (Lc. 8:1).


De cierto os digo, que cualquiera que no recibiere el reino de Dios como un niño, no entrará en él (Lc. 8:17).


LOS APÓSTOLES PREDICAN EL EVANGELIO SOBRE EL REINO DE DIOS:


Y los envió á que predicasen el reino de Dios, y que sanasen á los enfermos.
Mas cuando creyeron á Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres (Hechos 8:12).


Pablo predica a los gentiles el reino de Dios (el evangelio).


Y entrando él dentro de la sinagoga, hablaba libremente por espacio de tres meses, disputando y persuadiendo del reino de Dios (Hechos 19:8).


Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, por quien he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro.(Hechos 20:25).


Y habiéndole señalado un día, vinieron á él muchos á la posada, á los cuales declaraba y testificaba el reino de Dios, persuadiéndoles lo concerniente á Jesús, por la ley de Moisés y por los profetas, desde la mañana hasta la tarde. (Hechos 28:23).


Predicando el reino de Dios y enseñando lo que es del Señor Jesucristo con toda libertad, sin impedimento (Hechos 28:31).


Pero en el vídeo que sigue, ustedes comprobarán cómo trágicamente el predicador se desvía de la presentación que hizo Cristo del evangelio del reino y pasa a decir que el evangelio es el arrepentimiento que deben manifestar los hombres por sus pecados, algo totalmente absurdo y errado. Creemos, sin embargo, que el hombre debe arrepentirse de sus pecados, pero este arrepentimiento no es el evangelio, sino, más bien, una disposición de corazón que permite la aceptación del reino de Dios. Es increíble que este predicador (y no es el único!) que aparece corrigiendo los errores de otros evangelistas, él mismo esté tan ciego como sus colegas. Noten que ni una sola vez menciona el reino de Dios como el evangelio a pesar de que Cristo y sus seguidores lo predicaron ardientemente a sus audiencias del siglo I. ¿Por qué esto? Porque el diablo ha cegado el entendimiento de los hombres (especialmente de predicadores incrédulos), para que no brille en ellos la luz del evangelio de la gloria de Cristo (2 Cor. 4:4). Es hora de retomar el evangelio salvador de Cristo es su totalidad para no condenarnos, pues el diablo quiere que nos condenemos creyendo un evangelio incompleto o espurio.


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miércoles, 29 de julio de 2009

LA VERDAD DEL DIEZMO EN EL NUEVO TESTAMENTO


Bendiciones pastorcito Luna, aquí está el diezmo de la filegresía para que vaya juntando para su tour a Europa y pueda comprar todo lo que desee con su esposa e hijos…gracias, hermanito Panfilio, pero por favor, no se lo digas a nadie. Después te doy tu “tajada”.

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Por Israel Gonzalez

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I. ENTENDIENDO LA TRANSICION.

En el Nuevo Testamento no existe ni una sola escritura la cual pudiese indicarnos que, una vez establecida la iglesia, se le demandase a los cristianos el pago de los diezmos. Por otro lado, las pocas ocasiones en que se llegan a mencionar los diezmos en el N.T. Es siempre en el contexto del A.T. Mencionándose estos primeramente en (Mat.23:23) y después en (Luc.11:42 y 18:12) En estos pasajes de la escritura los diezmos aparecen solamente en relación directa con los fariseos, quienes estando bajo el antiguo pacto obviamente estaban obligados a cumplir la ley, lo cual incluía el pago a los levitas.

También es necesario tener presente que en ese entonces la iglesia no existía, ya que esta tuvo su nacimiento tiempo después, al ser derramado el Espíritu Santo en el día de Pentecostés. Cuando el Apóstol Pedro predica su primer sermón y tres mil Judíos se convierten. Ahí inicia la Iglesia del Señor. Aparte de los pasajes antes referidos, los diezmos se vuelven a mencionar únicamente en el libro de los hebreos. Donde el escritor hace referencia a ellos, pero siempre en la perspectiva del antiguo pacto específicamente en relación a Abraham y al sacerdocio levítico.

No obstante, debido a que (Heb.7:1-10) Es el único pasaje en el N.T. donde aparece una referencia real respecto al diezmo, este pasaje se utiliza erróneamente fuera de su contexto para probar que el diezmo- pues Abraham fue antes de Moisés- se practicaba aun antes de la ley Mosaica. Y simplemente porque esto se encuentra registrado en el N.T. Se afirma entonces que el diezmo todavía sigue vigente a pesar de que la ley ya fue abrogada.

El contexto del citado pasaje (Heb.7:1-10), sin embargo fue escrito no para validar el cobro de los diezmos, sino para probar que Cristo es el cumplimiento de todos los tipos y sombras del antiguo pacto (Lección # 1) y que el sacerdocio de Cristo es superior al sacerdocio levítico. Por lo tanto, utilizar este pasaje de hebreos como prueba de que el diezmo es todavía obligatorio para los cristianos, equivale a usarlo completamente fuera de su contexto y propósito para el que fue escrito.

Así también, cuando examinamos a las otras tres y únicas referencias que el N.T. Cita en los evangelios (Mat.23:23;Luc.11:42; 18:12); debemos tener presente que el diezmo aparece ahí dentro de un ambiente negativo y siempre es relación directa con los fariseos.

Veamos algunos ejemplos:

El Señor Jesús en determinadas circunstancias se sometió a la ley. Como en aquel caso cuando después de sanar a un leproso, de acuerdo a lo establecido por la ley le dijo:"muéstrate al sacerdote, presenta la ofrenda que ordeno Moisés, para testimonio a ellos. (Mat.8:4) En cambio en otras situaciones, vemos la transición. (Juan.4:20-21) Vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: Mujer créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adorareis al Padre" de igual manera también vemos que Jesús habiendo nacido bajo la ley, fue circuncidado al octavo día (Luc.2:24); pero bajo el N.T. dijo el Apóstol Pablo. La circuncisión nada es. (1Cor.7:19).

En cierta ocasión el Apóstol Pedro caminaba de una manera evidente y errónea pues para ese entonces la transición ya se había efectuado. (Gal.2:11-14) Pablo reprende a Pedro por su temor e hipocresía. (ver.12) tenía miedo de los de la circuncisión." Y esto porque de acuerdo a la ley, para un judío representaba una abominación comer con un gentil.

Cuando leemos (Mat.23:23) donde el Señor dice. "¡Ay de vosotros escribas y fariseos, hipócritas! Por qué diezmáis la menta y el eneldo y el comino y dejáis lo más importante de la ley: La justicia la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello" Debemos ubicar el pasaje dentro de su contexto histórico apropiado donde la ley todavía estaba en completo vigor. "Ya que el santuario terrenal con sus ordenanzas de culto." (Heb.9:1) En este caso el templo todavía estaba en pie, cuando Jesús menciono estas palabras. Lo cual obviamente se encontraban los levitas que recibían los diezmos; y esto de parte de escribas y fariseos.

Sin embargo tiempo después de este suceso cuando Jesús reprende a escribas y fariseosg. El apóstol Pablo escribe a los gálatas para informarles principalmente que ellos ya no están bajo la ley. La transición del antiguo pacto ya se había efectuado, y por ellos los gálatas debían saber que "Cristo nos redimió de la maldición de la ley (Gal.3:13) y también que ya no se encontraban "confinados bajo la ley, encerrados" .. (ver.23).

II. LA OFRENDA EN EL NUEVO TESTAMENTO

Como un inicio.(Hch.2:44-45) Dice que tenían en común todas las cosas, y lo repartían a cada uno según la necesidad. Los hermanos del primer siglo cubrían necesidades vendiendo algunas propiedades. (4:32) dice que todas las cosas las tenían en común; dice el (ver.34) "Así que no había entre ellos ningún necesitado.

Otro ejemplo. (Hech.11:27-30) Donde se nos informa que la iglesia de Antioquia fue advertida por medio de una profecía del profeta Agabo que una gran hambre vendría sobre toda la tierra habitada, es decir todo el imperio romano. Los discípulos al oír la profecía, no se dedicaron a almacenar trigo y otros alimentos para sí mismos; sino mas bien, como verdadero discípulos que eran, " cada uno conforme a lo que tenia, determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea .." Estando así las cosas, vemos pues que en todas las ocasiones donde el "dar" aparece en el libro de los hechos.

Entonces, evidentemente los cristianos no dieron diezmo, "sino conforme a lo que tenían" Y los diezmos brillan por su ausencia.

Después del libro de los hechos el "dar" a los hermanos en necesidad vuelve a aparecer en (1Cor.16:1-2). Como también en (2Cor.Caps.8,9) Y en ambos casos, resulto obvio que aquí el "dar" no tiene nada que ver con el diezmo. Examinemos pues a continuación Primera carta a los Corintios 16:1-2 En cuanto la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordene a las iglesias de Galacia. Cada primer dia de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas"." Cada primer de la semana" no cualquier dia de reunión, y el primer dia de la semana es el domingo. "Según haya prosperado" vemos que la medida para ofrendar no era el diezmo, sino según lo que prospero.

En el capitulo 9 vemos que aparece una vez mas el principio o norma fundamental para ofrendar o el "dar" y Pablo dice como hacerlo, (ver. 7) cada uno de cómo propuso en su corazón; no con tristeza, ni por necesidad. Lo cual quiere decir entonces que esto es lo según la libre decisión que cada uno haya tomado de antemano; y no por necesidad.

Así es que el en el N.T. encontramos el mandamiento de ofrendar para suplir ciertas necesidades; nada que ver con el diezmo donde era único y exclusivo para los descendientes de Aarón.

CONCLUSION.

Esto es la verdad sobre el diezmo, la Biblia es bien explicita en cuánto este asunto. Cuestión de ver la diferencia entre el antiguo Pacto y el Nuevo Pacto.

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martes, 28 de julio de 2009

LOS FALSOS APÓSTOLES DE CRISTO


“Porque yo se que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán el rebaño” (Hechos 20:29)

“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.” (Mateo 7:15)

¿Qué dicen los ministros, líderes y concilios sobre el Movimiento apostólico moderno?

- Pr. Miguel Rosell Carrillo (España), puntualiza: “Cuando murieron los apóstoles mencionados (los apóstoles de Cristo), se terminó para siempre el titulo y oficio de apóstol. La razón es obvia. Sólo ellos fueron testigos presénciales de Cristo desde los inicios de su ministerio, hasta su muerte, resurrección y posterior ascensión a los cielos. Sólo a ellos se les adjudicó la tarea de ser receptores y primeros divulgadores de la Palabra, contenida en el apartado de la Biblia que llamamos Nuevo Testamento. Una vez que Juan escribió el Apocalipsis, allí se cerró el canon bíblico, y acabó su ministerio irrepetible”.

- Primera Cumbre Latinoamericana de las Asambleas de Dios, realizada del 12 al 16 de Septiembre del 2005, sobre el Apostolado Moderno se pronunció en la parte IV. En relación a los profetas y apóstoles, punto 6, 7 y 8 dice: El movimiento apostólico contemporáneo se define en términos de poder y autoridad antropocéntrica y, por lo tanto, no corresponde a una verdadera exégesis del Nuevo Testamento.

No se debe crear una élite de apóstoles, tales redes no corresponden al modelo del Nuevo Testamento. La iglesia debe tener en cuenta la advertencia de las Sagradas Escrituras en relación a los falsos apóstoles, por lo tanto, ha de agudizar su discernimiento espiritual para identificarlos.

- La Iglesia de Dios del Perú, en un Congreso de Pastores, realizado del 12 al 14 de enero del 2006, hizo una Declaración sobre el Ministerio Quíntuple, y en los puntos 4, 5, 6, 8 y 9, dice: La Iglesia de Dios del Perú rechaza toda mala interpretación de la Palabra de Dios para la justificación de modelos de liderazgo actuales mal denominados “apostólicos y proféticos”.

La Iglesia de Dios del Perú define el “Movimiento Apostólico” moderno como un fenómeno socio-cultural de naturaleza religiosa, antes que un movimiento misiológico con principios bíblicos. La Iglesia de Dios del Perú cree que el denominado “movimiento apostólico” propone una comprensión del término apóstol que se contrapone con nuestra interpretación de las Sagradas Escrituras. La identidad pentecostal de la Iglesia de Dios no admite como modelo de liderazgo el propuesto por el “Movimiento Apostólico”.

- La Confederación de Iglesias Evangélicas Fundamentalistas del Perú (CIEF-Perú), en un Congreso de Pastores realizado del 01 al 04 de febrero del 2006, sobre el apostolado moderno dice: Que, Jesús llamo y ordenó solamente a 12 apóstoles (Marcos 3:16-19); que, Judas, el traidor, fue substituido por Matías y ordenado por los apóstoles, y ninguno otro más, con la excepción de Pablo (Hechos 1:26); que, Pablo fue llamado y ordenado por Jesucristo y no por los hombres, para ser el Apóstol de los Gentiles (Hechos 9:15-17); y Bernabé fue mencionado como apóstol, pero en otro sentido, como misionero, uno mandado con un mensaje, o como un embajador, pero no fue ordenado con los 13. El nunca se llamó a sí mismo: “Yo soy Apóstol de de los Gentiles”, como Pablo habló (Hechos 11:24; 9:27; 14:14).

Por lo tanto resuelve: Recomendar no usar o practicar el concepto del Apostolado Moderno, porque no existe en la Iglesia hoy en día. Quien se proclame como apóstol genera confusión y no reúne los requisitos para ser un apóstol, como el de ser testigo ocular de la crucifixión y resurrección de Cristo; y Observar que es muy audaz para un pastor, ministro, anciano, maestro u obispo recibir y ser ordenado apóstol y tomar este título tan alto. Para nosotros es una amenaza actual para la Iglesia fiel.

- Las Asambleas de Dios de los Estados Unidos, en su Declaración Oficial sobre apóstoles y profetas, adoptada el 6 de agosto del 2001, por el Concilio General de las Asambleas de Dios de los Estados Unidos, dice: Siendo que el Nuevo Testamento no provee instrucciones para el nombramiento de futuros apóstoles, tales puestos contemporáneos no son esenciales a la salud ni al crecimiento de la iglesia, ni a su naturaleza apostólica.

Las cartas pastorales no proveen información acerca del nombramiento de apóstoles ni de profetas, y el libro de los Hechos no indica que tal provisión fuera dada en las iglesias establecidas en los viajes misioneros. Los apóstoles no nombraron ni apóstoles ni profetas sino ancianos (Hechos 14:23). Al terminar los viajes misioneros, Pablo se reunió con los ancianos de la iglesia de Efeso (Hechos 20:17-38). Claramente, a los ancianos también fue dada la función de obispos (“supervisor”) y pastores (Hechos 20:28; 1 Pedro 5:2). Dentro de las Asambleas de Dios, las personas no son reconocidas por el titulo de apóstol o profeta.

- Las Asambleas de Dios de Venezuela, en una Convención Nacional Extraordinaria, realizada del 28 al 30 de julio del 2004, estudió las actuales corrientes teológicas que están de moda, entre ellas, el Apostolado Moderno y fijó una posición. En su declaración, en los considerandos número 5, 6, 10 y 11 dice: Que el concepto de la “unción apostólica” no tiene fundamentación bíblica; que la no utilización del término “apóstol” por parte de la iglesia durante mucho tiempo de su historia no anula el aspecto bíblico del mismo; que no necesitamos utilizar el título “apóstol” para que el ministerio esté vigente en la iglesia contemporánea; que las Asambleas de Dios de Venezuela no emitirá credenciales de apóstol, ni de ningún otro ministerio.

- Dr. Moisés Chávez (Perú), dice: “La novedosa doctrina de la restauración del apostolado neo testamentario a la vida y desarrollo de la iglesia en la actualidad constituye, no un hecho abortivo sino un fenómeno retrasado, una secuela de la Teología de la Restauración. La “Teología de la Apostolación” pretende restaurar el ministerio y la autoridad apostólica neo testamentaria sobre bases derivadas de la eiségesis de textos bíblicos. No que la exégesis le sea desconocida; pero le puede resultar desventajoso y aniquilador. En otras palabras, detrás de la “Teología de la Apostolación” hay un encarnizado debate teológico con su respectivo uso y abuso de las Escrituras, lo que es de rigor”.

- Pr. Presbiteriano Gustavo Mello Guimaraes (Uruguay), dice: La pretendida “red apostólica” con sus pseudo apóstoles, pretenden instaurar a corto plazo un “Papa del otro bando”, en el total descaro desean terminar con la terminología, Pastor, para sustituirlo por Apóstol, con el fin de lograr la meta de una iglesia mundial, para el propósito de algunos vivos. Ni aun los llamados Padres de la Iglesia y los también llamados Doctores jamás se atrevieron a utilizar tal grado de jerarquía, ni siquiera Policarpo quien fuera instaurado en Esmirna por el mismo San Juan. Estos sabios varones sobre todo eran humildes, cosa que falta hoy día en aquellos que presumen tal jerarquía.

Tengan misericordia de vosotros mismos, y no se dejen atrapar por estos villanos despiadados que pervierten la sana doctrina, con sus nocivas y venenosas artimañas.

- Dr. Ervin de León (EE.UU.), dice: El movimiento apostólico y profético del día de hoy no es otra cosa que algo bien orquestado para tomar control de la iglesia y es algo peligroso porque lleva el asunto a extremos extrabiblicos.

Este movimiento de apóstoles y profetas modernos está tomando el peligroso precedente que en el pasado tomo la Iglesia Católica Romana, quien afirma tener una autoridad extra Bíblica para establecer doctrina a travez de los comunicados ex-cátedra de los papas. Esto es un precedente peligroso que puede abrir puerta a muchas aberraciones doctrinales que en este caso podrían justificarse en el marco de las supuestas revelaciones.

Es un error tratar de implantar hoy de nuevo el oficio del apóstol y el profeta, a la manera que existieron al comienzo de la iglesia, los cuales son irremplazables y aunque estos ya murieron y su oficio termino, no obstante el fundamento establecido por ellos aun está vigente y no se puede poner otro fundamento sobre el mismo. Hay una base muy amplia para con firmeza rechazar este movimiento ‘apostólico profético’ moderno que se ha levantado en los últimos años, ya que es antibiblico en el sentido interpretativo.

- Teólogo Bautista Juan Stam (Costa Rica), dice: Los modernos “apóstoles” de hoy toman pasajes donde el término significa “misionero” pero los aplican en el otro sentido y quieren atribuirse los títulos y autoridades de los doce y de Pablo. La iglesia católica hace algo parecido con su “sucesión apostólica” a través de los siglos. Según el Nuevo Testamento, los apóstoles no tienen sucesores.

Para ser apóstol en el mismo sentido que los doce y Pablo, era requisito indispensable haber sido testigo ocular y presencial del ministerio de Jesús (Hechos 1:21-22; cf. 1 Jn 1:1-4) y de su resurrección (Hch 10:40-42; 1Co 15). Por supuesto, tal cosa sería imposible después de morir los contemporáneos de Jesús. Toda la evidencia bíblica deja muy claro que para ser apóstol, el candidato tenía que ser alguien del primer siglo. Nadie después del primer siglo podría haber sido testigo presencial del ministerio de Jesús y de su resurrección. Ese requisito descalifica de antemano a todos esos “apóstoles” de nuestros tiempos modernos.

En la Biblia no aparece ninguna sucesión de apóstoles. La verdad es que ese título lo usan los pastores o líderes que tienen sed de poder y dinero.

EL ADVENTISMO Y EL CUARTO MANDAMIENTO


Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

Con error, los adventistas han enseñado y obligado la observancia del sábado por el domingo dentro de sus grupos, a pesar que la observancia del primero perteneció a la ya pasada y obsoleta «Ley mosaica». Señalan, que, “quienes guardan el domingo por el sábado están bajo el juicio de Dios”, porque la observancia del domingo es el “sello de anticristo”, su “marca diabólica”. Es bueno recordarles a nuestros amigos adventistas, que el sábado es tan sólo un memorial de la vieja creación. La antigua creación fue culminada en el sexto día por Dios, y el séptimo día, Dios descansó de su magistral obra creativa universal. Este día en que descansó el Señor, en que reposó, fue «santificado y bendecido» por él (Gn. 2:2, 3). La Ley mosaica fue promulgada únicamente para la nación de Israel y para los foráneos o extranjeros que «estaban dentro de sus puertas». Dios estableció para el pueblo de Israel el mandato de guardar el día de reposo para santificarlo. La orden de guardar el día de reposo, el sábado, no fue un mandato para otras naciones de origen gentil, aparte de Israel. Véase por favor Ex. 20:8-11 para confirmar el dato anterior. En el libro de Nehemías vemos que el mandato de guardar el sábado fue tan sólo para Israel:

«Tú eres, oh Jehová, el Dios que escogiste a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos, y le pusiste el nombre Abraham; y hallaste fiel su corazón delante de ti, e hiciste pacto con él para darle la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del jebuseo y del gergeseo, para darla a su descendencia; y cumpliste tu palabra, porque eres justo. Y miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto, y oíste el clamor de ellos en el Mar Rojo; e hiciste señales y maravillas contra Faraón, contra todos sus siervos, y contra todo el pueblo de su tierra, porque sabías que habían procedido con soberbia contra ellos; y te hiciste nombre grande, como en este día. Dividiste el mar delante de ellos, y pasaron por medio de él en seco; y a sus perseguidores echaste en las profundidades, como una piedra en profundas aguas. Con columna de nube los guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde habían de ir. Y sobre el monte de Sinaí descendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y les diste juicios rectos, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos, y les ordenaste el día de reposo santo para ti, y por mano de Moisés tu siervo les prescribiste mandamientos, estatutos y la ley» (Nehe. 9: 7-14).

El día de reposo quedó como un recuerdo de la liberación de Israel de la tierra de Egipto por la mano misericordiosa de Dios. El pueblo de Israel honró a Dios por su liberación de la esclavitud de faraón sujetándose al cuarto mandamiento de la pasada Ley (2 Co. cap. 3). Con la venida de la nueva dispensación de la gracia que revela a Cristo, la Ley mosaica pereció, y con ésta, el cuarto mandamiento, porque «el fin de la Ley es Cristo» (Ro. 10:4). Ya Pablo había advertido a los creyentes de su época contra los judaizantes que los obligaban a practicar los ritos de la Ley muerta e intrascendente, presionándolos a guardarla. Imposible que fuese de ese modo, porque «si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo» (Ga. 2:21).

El hombre es «justificado por la fe en Jesucristo, y no por las obras de la Ley». Esto, hay que metérselo bien en la cabeza (Gal. 2:16; 2:20). Los judaizantes razonaron que no bastaba el creer en Cristo para obtener la salvación. Para tales era imprescindible guardarla además: “una muleta innecesaria para la gracia”. Pablo muestra en su carta a los Gálatas lo infructuoso de la Ley para salvar, sin olvidarnos, por supuesto, de la observancia del sábado (Col. 2:16-17):

«Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas» (Gal.3:10-12).

«Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses; mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?» (Gal. 4:8-9).

«Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído» (Ga. 5:1-4).

«Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne» (Gal. 6:13).

Con la observancia de la Ley se procede para continuar en esclavitud, por lo que hemos visto (Gal. 4:3-11). No se concibe “estar en la Ley mosaica y ser de Cristo a la vez”. Como cristianos, nos encontramos en el «nuevo pacto» que fue vaticinado en el Antiguo Testamento por el profeta Jeremías, mas no en la Ley de Moisés (Véase Heb. 8: 8-13). Con la Ley estamos sentenciados a muerte irremediable a causa del pecado (Ro. 8:2), pero con Cristo morimos para resucitar a una «nueva vida» (Ro. 6:4). Cuando Cristo murió clavado en la cruz, con él quedaron horadados «los decretos que eran contrarios a nosotros», es decir, las ordenanzas y ritos de la eclipsada Ley que sujetaban al hombre a esclavitud y muerte; lógicamente, la observancia del sábado por ser un rito de la Ley, también quedó «clavada en el hosco madero» (Col. 2:13-17). Únicamente por la «gracia divina» es que logramos ser salvos (Ef. 2:4-5). La observancia del sábado, como rito de la Ley pasada, sale sobrando para ofrecer la salvación en el hombre pecador. Para el adventista, la observancia del sábado en el cristiano vendría a ser, como rito obligadamente necesario, una especie de “factor sinérgico” que “capacitaría a la gracia” para que la salvación pudiera efectuarse en aquel pecador que ha creído en Cristo. Las ordenanzas de la Ley nada pueden hacer para salvar al hombre en esta nueva dispensación. Sobra y basta con la «gracia» para que el más pecador, rebelde y terrible de los seres humanos obtenga «vida eterna».

Dios concluyó su obra creativa en el sexto día y descansó en el séptimo día. En la antigua dispensación este día fue ordenado para Israel. En cambio, el primer día de la semana, el domingo, conmemora la resurrección de Cristo y no la antigua creación que languidece más cada día por la destructiva mano de la humanidad irresponsable. La «antigua creación» es la sombra de la «nueva creación», un «día de reposo mucho más excelente que el primero» (Heb. 4:3-11), que se manifestará en un «nuevo orden mundial futuro», en una tierra restituida de las consecuencias del pecado, que fue afectada en su tierna y perfecta naturaleza en el principio de la creación de Dios. «Nuevo orden cosmológico» y que Cristo regirá cuando retorne por segunda vez a esta tierra (Ap. 20:4, 6). Cristo es la cabeza de la «nueva creación». La vieja creación será una que quedará en el pasado, en las irrecuperables partículas del polvo del olvido. Con Cristo esperamos esta «nueva creación» porque «reinaremos juntamente con él» (2 Tim. 2:12; Ap. 5.10). Es correcto pensar, que tan absurdo es seguir guardando el día de reposo escrito en las tablas de la gloria pasada, ya que está adherido a la «antigua creación». La creación vieja, caída y trastornada, «gime hoy por el cambio, por su renovación». Porque esta creación será «libertada de la esclavitud de corrupción que inició en el Edén por el pecado del primer hombre, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios» (Ro. 8:19-21).

Es un error histórico desmedido de parte del desubicado adventismo haber considerado que la celebración del día domingo por la observancia del sábado en la Iglesia fue maquinada por Constantino y el “Papa” en el Siglo IV, ya que estaba profetizado que el anticristo, y que los adventistas han identificado con el “Papa”, habría de «cambiar los tiempos y la ley», de acuerdo a Dn. 7:25. Elena G. White escribe así esta absurda y fracturada declaración al respecto:

«A principios del Siglo IV el emperador Constantino expidió un decreto que hacia del domingo un día de fiesta pública en todo el imperio romano. El día del sol fue reverenciado por sus súbditos paganos y honrado por los cristianos...» («El Conflicto de los Siglos», o «América en la Profecía», cap. 3, pág 50).

Históricamente está escrito que la observancia del día domingo por el sábado no se promulgó con el decreto que la Señora White, amante del plagio, menciona en su famoso y retorcido libro (yo lo he leído muy minuciosamente, y vaya, ¡qué desastre y calamidad!). Antes ya de este “oficio real” los cristianos se reunían el día domingo para celebrar la resurrección de Cristo (1 Co. cap. 15), al que llamaron «el día del Señor».

Constantino no provocó en algún momento el cambio de observancia de un día por otro. Lo que hizo, simplemente, fue “oficializar” la observancia del día domingo que existía ya como costumbre tradicional de los cristianos prístinos para festejar el día de la resurrección de Cristo. La fecha de la legalización de la observancia del día domingo por el emperador Constantino está registrada en el año 321. d. C.

Existen pruebas irrefutables de parte de los Padres de la Iglesia Primitiva que dan fe de la observancia del día domingo, y no del día sábado, por los primeros cristianos fieles y creyentes:

Justino Mártir, en el año 145 d. C. escribió:

«Mas el domingo es el día en que todos tenemos nuestra reunión común, porque es el día primero de la semana y Jesucristo, nuestro salvador, en este mismo día resucitó de la muerte».

Ignacio, un hombre convertido a Cristo bajo el ministerio del apóstol Pablo, dijo:«Todo aquel que ama a Cristo celebra el día del Señor….no guardando ya más los sábados, sino viviendo de acuerdo con el día del Señor, en el cual nuestra vida se levantó otra vez por medio de él y de su muerte. Que todo amigo de Cristo guarde el día del Señor».

Ignacio de Antioquia, otra vez:

«Los que vivían según el orden de cosas antiguo han pasado a la nueva esperanza, no observando ya el sábado, sino el día del Señor (domingo) en que nuestra vida es bendecida por Él y por su muerte» (Ignacio de Antioquia, a los Magnesios 9:1).

Tertuliano, en Apologético cap. XVI, escribió:

«...y asimismo, si nos damos a la alegría el día del sol (el domingo), por razón muy distinta que la de tributar culto al sol, seguimos en ello a los que designan el día de Saturno (el sábado) a comer y descansar, sin seguir por ello la costumbre judía que desconocen» (de guardar el Shabat).

En el año 300 d. C. Victoriano plasmó esto:

«En el día del Señor acudimos a tomar nuestro pan con acción de gracias, para que no se crea que observamos el sábado con los judíos, lo cual Cristo mismo, el Señor del sábado, abolió en su cuerpo».

Efectivamente: Cristo reveló que era el Señor del sábado. Dijo que el «sábado fue hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado» (léanlo mis amigos por favor en Mr. 2:23-28). Los fariseos legalista, indolentes y orgullosos hostigaron al Hijo de Dios por las buenas obras que realizaba el día sábado (véase Lc. 6:6-11). De la misma manera que Cristo, nuestros actos de bondad al prójimo no podrán detenerse en cualquier día de la semana, y el sábado, no es la excepción. Como intensivista de la medicina crítica, no podría dejar jamás de atender una urgencia médica que ponga la vida de un ser humano por guardar el día sábado de la Ley caduca y pasada, porque sería inconsecuente, maligno y egoísta. Si yo fuese el único médico disponible en cierta área o ciudad para resolver una grave urgencia en día sábado, menos lo guardaría. No es posible ser un fanático legalista y dejar de practicar el amor que Dios nos demanda para con el prójimo y que deberá llevarse a cabo en cualquier momento inesperado. El amor al prójimo es el segundo mandato más grande del Divino para el creyente en Cristo. En este mandato se cumple toda la Ley (véalo en Ga.5:14). El amor al prójimo no tiene ninguna relación con la observancia del día sábado. Los propósitos de cada uno son en todo diferentes. Cristo nos dio un «mandamiento nuevo», y si es «nuevo», nada tiene que ver éste con la antigua Ley. El «nuevo mandato» dice:

«Que os améis unos a los otros» (Jn. 13:34).

Si guardamos el día sábado según la Ley mosaica en esta dispensación nueva, perderemos la oportunidad de practicar el amor de Dios conforme el «mandato nuevo», que es categórico y no ritualista, dado por Cristo. «Cada día», «cada hora», y «cada segundo», los hombres padecen de grandes necesidades y nosotros “deberemos ser” de bendición para ellos «cada día», «cada minuto», y «cada «segundo» de «cada semana», contando el sábado, por supuesto, porque «al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es contado por pecado» (Stg. 4:17). Si somos ritualmente legalistas terminaremos siendo como el indiferente sacerdote, o el indolente levita, que dejaron abandonado a su suerte el hombre herido que «descendió de Jerusalén a Jericó», por no perder su “servicio religioso” pero que el samaritano compasivo rescató de la muerte en un acto de amor desinteresado e incondicional (Lc.10:30-37).

El fanatismo religioso y ritualista dentro del adventismo va en contra de los designios del Divino. El observar el sábado en el tiempo de la gracia salvadora y autosuficiente promueve al legalismo que tanto combatió el apóstol Pablo y qué también fue un ciego legalista, a la irresponsabilidad y al desamor hacia el prójimo. El adventismo tendrá que considerar con seriedad su grave error. El guardar el sábado en esta dispensación, propone que el sacrificio de Cristo es incompetente por sí mismo para redimir a la humanidad pecadora.

Por terminar, es bastante extraño que en el «concilio de Jerusalén» no se haya concientizado el mandato de guardar el sábado, cuando se discutía la hueca y fatua relación de la Ley mosaica con los creyentes en Cristo. ¿Olvidaría Dios establecerlo? Yo creo que no:

«Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien. Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquia, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta; habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación» (Hech. 15:28-21).

Amén.

Referencia para estudio:

«Reina Valera 1960».

« ¿Cuál Camino?»
De Luisa Jeter de Walker.

sábado, 25 de julio de 2009

EL SENTIDO DE LA VIDA PARA EL CRISTIANO SABIO


Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)


Queridos amigos, aunque parezca mentira, cientos y hasta miles de millones de personas están en la búsqueda de un sentido duradero para sus vidas para poder sentirse bien y dichosos. Algunos lo buscan en las cosas materiales, como carros, grandes mansiones, jugosas cuentas bancarias, grandes y prósperos negocios, una pareja hermosa, y cosas como éstas. Las propagandas comerciales presentadas por los medios de comunicación tientan a la gente a la adquisición de cosas materiales e inducen a las personas a tener valores efímeros y engañosos que difícilmente les traerán la felicidad duradera. Te dicen: “Cómprate una mansión en el mejor barrio de la ciudad y tendrás mujeres, éxito, fama, prestigio, y felicidad a raudales”; o “compra tal reloj, o viste tal traje, y serás un hombre de éxito”; o “fuma tal marca de cigarrillos o échate tal perfume, y serás un hombre importante”. Siempre te dirán que cuánto más cosas materiales adquieras, más serás admirado, y estarás rodeado de muchos amigos y mujeres hermosas. El hombre de éxito es así visto como alguien que tiene muchos bienes y que pertenece a la alta sociedad. Pero Salomón aconseja: “No te afanes por hacerte rico; sé prudente y desiste” (Prov. 23:4).


Sin embargo, en mis casi 60 años de vida, puedo atestiguar que nuestro Señor tenía toda la razón al decir que la dicha del hombre no está en la abundancia de bienes que pueda poseer (Ver Lucas 12:15). Y para decir esto no se requiere ser muy inteligente. Sólo basta ver a nuestro alrededor y descubrir que los más de los hombres y mujeres de éxito no son lo más felices del mundo necesariamente. Y aunque parezca extraño, aquellos que tienen lo necesario para vivir son generalmente más felices que los más acomodados.


Los ricos son personas que generalmente hacen del dinero su dios, y se vuelven avaros y desconfiados en la medida que adquieren más. Estos viven hasta preocupados de volverse pobres en un abrir y cerrar de ojos por los vaivenes de la economía. Muchos ricos se han suicidado porque perdieron sólo parte de su fortuna, a pesar de que aún les quedaba una cantidad enorme de dólares en los bancos. Su amor por el dinero es tal que no toleran perder ni siquiera una pequeña parte de su fortuna. Otros viven atormentados porque están enredados en sus negocios, y tienen deudas enormes con el fisco y no saben cómo saldar sus cuentas. Otros ricos más reflexivos darían todo lo que tienen por ser realmente felices en esta vida. Seguramente muchos hoy se sentirían más felices con tener lo suficiente para cubrir sus necesidades básicas, que seguir teniendo todo pero cargando una amargura permanente.


A veces me da risa y pena a la vez al ver a tantos ricos gastando y gastando dinero en cosas que ni usarán porque tienen tanto de lo mismo. Tienen 10 autos, 150 trajes, 200 pares de zapatos, 5 amantes, (pero con la próstata inflamada), 20 relojes Rolex y Cartier, 3 casas de playa a todo dar, 4 mansiones victorianas con 20 dormitorios cada una, y cinco mil problemas en los negocios que nunca terminan. Algunos ricachones terminan con úlceras sangrantes, con la presión hasta las nubes, y finalmente con un infarto que los tienen postrados en el hospital. No tienen tiempo para nada, ni para ejercitarse físicamente, ni para atender a la esposa, y menos, a sus hijos. Estos hijos generalmente terminan vacíos y sumidos en distintas clases de drogas y rodeados de malas compañías y resentidos profundamente con sus padres y la sociedad. Pero todavía así, la mayoría de la gente aún cree que pueden ser felices acumulando bienes y fama. Estos señores, sin embargo, sólo descubrirán su frustración cuando comprueben por ellos mismos que lo que decimos acá es, efectivamente, la pura verdad.


Conocí a un hombre que cuando se casó hace muchos años, tenía sólo lo necesario para vivir, pero era un hombre de buen corazón y de carácter amable y bondadoso hacia los demás, y que hacía feliz a su esposa e hijos. Sin embargo, con el correr del tiempo, este señor empezó a progresar y a tener más y más dinero, lo cual significaba una vida a todo dar para él, su esposa, y sus hijos. No obstante, así como crecía su negocio hasta el punto de llegar a tener unos mil empleados y obreros, su carácter empezó a transformarse para mal por la adulación de los falsos amigos, y el asedio de las mujeres oportunistas. Como resultado de esto, su hogar, que una vez fuera feliz y armonioso con lo necesario, se volvió un infierno y una desgracia, a pesar de contar con todas las comodidades, lujos, y una despensa permanentemente llena de todas las exquisiteces.


Amigos míos que están en la búsqueda de la dicha en las cosas materiales: Sólo puedo decirles que provean para vuestras familias todas las cosas necesarias y urgentes que requieran, y que no descuiden a sus hijos y pareja. Hay gente que afirma amar su familia porque se dedican 16 horas a trabajar y 8 a dormir, pero poco o nada alternan con ella por carecer de tiempo libre. Sacrifican a sus hijos por la ganancia de dinero que los pueda sacar de la estrechez y convertirlos en los nuevos ricos de la ciudad, pero que al final se volverá contraproducente y hasta trágico para él y su misma familia. Hay que usar la sabiduría y distribuir el tiempo sabiamente. La Biblia dice que hay tiempo para todo, no para una sola cosa (Ver Ecl. 3:1-9; 8:6). También la Biblia nos dice que el cristiano no se enreda en los negocios de la vida para poder servir a Dios y atender a los suyos (Ver 2 Timoteo 2:4). Los esposos deben distribuir bien su tiempo para dedicarlo a sus hijos y no sólo a los amigos y al trabajo. Los padres tienen incluso que separar un momento para la oración y la meditación de la palabra con la familia toda y no dejar atrás su primer amor (la fe en el Señor).


Recuerde que el enemigo, Satanás, está controlando este mundo caótico con sus doctrinas y filosofías engañosas que conducen a la perdición eterna (1 Juan 5:19). No debemos permitir que el enemigo destruya el núcleo de la sociedad que es la familia, distrayendo a los padres y a los hijos hacia metas sin valor alguno. Retomemos los consejos y aprendamos de las experiencias de otros para no incurrir en sus mismos errores del pasado. Las Escrituras fueron escritas para nuestra enseñanza, y ellas nos iluminan nuestro andar todos los días (2 Tim. 3:15,16). Manteniendo los consejos divinos en la mente y en el corazón es como evitaremos que el diablo nos devore como mansos corderitos.


Finalmente, para el cristiano, el sentido de la vida no está en las cosas materiales sino en las espirituales, pues éstas son eternas (2 Cor. 4:18). El Cristiano vive esperanzado en el reino de Dios, el cual traerá no sólo la vida eterna a los justos, sino la paz y la justicia a la humanidad (Hechos 1:6). El Reino de Dios es lo que el verdadero cristiano pide todos los días (Mateo 6:10). Además de hacer eso, él pone su mira en las cosas de arriba, no en las de este mundo decadente y moribundo (Col. 3:2).


En 1 Juan 2:17 San Juan nos dice: “Y el mundo pasa, y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. Por lo tanto, si usted realmente quiere permanecer para siempre, y trascender esta vida, tiene que hacer la voluntad de Dios…y la voluntad del Padre es que creamos en Su Hijo y que nos mantengamos sin mancha del mundo, es decir, que seamos santos y sabios en nuestro diario andar (ver Efesios 5:15-17 y 1 Tes. 4:3).


Recuerde: La promesa del reino fue lo que mantuvo vivos y gozosos a los fieles del primer siglo a pesar de las tribulaciones que padecían (Hechos 14:22), razón por la cual creemos que esta misma esperanza o anhelo debería serlo también para todos los cristianos contemporáneos, los de este siglo XXI. ¿Pero lo es? Trágicamente, no!
Lamentablemente, hoy mismo hay muchos cristianos tibios que tienen un pie en el ”cielo” y el otro en el “infierno”. A la menor prueba, caen y se apartan de Dios para estar en “sintonía” con el mundo. Ellos necesitan decidirse seriamente por Dios y no dejarse seducir por las cosas que ofrece este mundo engañoso manejado por el enemigo (1 Juan 5:19).


Es hora de valorar lo que verdaderamente trae gozo, esperanza y felicidad al ser humano, y repudiar las cosas que lo pueden desviar del sendero que conduce a la vida y que es definitivamente estrecho…y que pocos transitan por él. Es una decisión de vida o muerte.


Hoy es el día de salvación… por lo tanto uno debe ocuparse en ella con temor y temblor (Fil. 2.12). ¡No podemos darnos el lujo de descuidar una salvación tan grande que Dios nos ofrece por las cosas que no valen y que nos conducirán finalmente a la perdición (Heb. 2:3).


“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros” (Fil. 4:8,9).

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SECTAS ANTICRISTIANAS


LA WATCHTOWER: HAMBRIENTA DE DINERO EN EFECTIVO, TESTAMENTOS, DONACIONES, JOYAS, FIDEICOMISOS, ETC

El 1 de Noviembre del 2000, la sociedad Watchtower publicó en su revista La Atalaya un petitorio a todos los Testigos de Jehová del mundo para que hagan sus donaciones a favor de la Sociedad Watchtower.


Sepan ustedes de qué se trata esta petición que hace la sociedad Watchtower constantemente en su revista de La Atalaya, para que sepan ustedes realmente dónde está el corazón de la Watchtower.


Ver siguiente vídeo al hacer -click- en el encabezado.

jueves, 23 de julio de 2009

CRISTO: EL HIJO DEL HOMBRE


Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)


«Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre» (Jn. 5:26-27).


Cristo Jesús, como el «Verbo de Dios» (Ap. 19:13), mejor dicho, como el representante o embajador de su «Palabra» (ho logos tou theou, gr.), es la revelación perfecta de lo Alto para la salvación de los hombres de todos los linajes, etnias, pueblos y naciones que «estaban sin Dios y sin esperanza» (Ef. 2:12), «destituidos de su gloria, por cuantos todos pecaron» (Ro.3:23).

Solamente el engendramiento sobrenatural de Cristo (Mt. 1:20; 1 Jn. 5:18), que lo define como un Hombre perfecto y santo, de naturaleza pura e intachable, pudo capacitarlo para redimir al mundo pecador, para este efecto, a los que han creído en su nombre (Jn. 1:12; 3:36; Ro. 10:9), por medio de su sacrificio vicario en la devastadora cruz romana, a manera de la sombra extinta del rito levítico sacrifical (Lev. cap. 9) para la expiación de los pecados del pueblo de Israel, manifestando con dolor, sangre, muerte y perdón, el sublime e infinito amor de Dios en la nueva dispensación, vigente hasta el día de hoy, y que culminará con el retorno del Hijo del Hombre a la tierra, porque «el juez está delante de la puerta» (Stg. 5:9).

Cristo anunció el Reino de Dios, Uno venidero, terrenal y teocrático, que es la culminación objetiva de la promesa de Dios hecha a Abraham en el pasado, promesa establecida, primeramente, a la nación escogida por Dios, Israel (Gn. 12:1-2; 15: 17-21; 17:8), y que trasciende además a las naciones del mundo, porque: «en ti serán benditas todas las naciones de la tierra». Así que, de judíos y gentiles, Dios ha hecho por medio de Jesucristo «un solo pueblo», la Iglesia (Ef. 2:14).

Cristo resucitó por el poder de Dios cuando fue desatado de los lazos incontenibles de la muerte. Cristo pudo morir en la cruz debido a su naturaleza Humana, aunque perfecta. Por lo tanto, Cristo como Hombre es «el primogénito de los muertos» (Ap.1:15), «el que vive y estuvo muerto» (Ap. 1:18). Dios no pudo antes, ni puede morir ahora ni mañana, porque «es el único que tiene inmortalidad»; de él emana toda vida (1Tim. 6:16).

Cristo descenderá como el Ser Humano que siempre ha sido, ya que es apreciado viniendo en las nubes del cielo como «Uno semejante al Hijo del Hombre» (Ap. 14:14; Dn. 7:13).

Cristo es un Individuo Humano especial dentro del raza humana, porque «Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo» (Mt. 1:16). Por esta razón, tuvo una relación muy íntima con la humanidad terrena por lo que fue posible en su sacrificio sangriento liberarla del Lago de Fuego a la que estaba sin remedio alguno condenada, de la «Gehenna» (Ap. 19:20; 20:10, 14, 15).

Cristo, como el «Segundo Hombre», y se infiere con certeza segura, el «Segundo Adán» (1 Co. 15:47), recobrará la naturaleza de todas las cosas tridimensionales como era en el principio de la creación y que fue imposible para el «primer hombre» sostenerla por su desobediencia y arrogancia en el Edén primitivo (Gn.3:17-19; Ro.8:19-21). Por este motivo, el cristiano fiel y elegido dejará de padecer enfermedades. El llanto, la muerte, el dolor y la tristeza nunca más serán en los que han creído en el Hijo del Hombre, «porque las primeras cosas pasaron» (Ap. 21:4).

Cristo, es un Agente Humano porque es el «León de la Tribu de Judá» (Ap.5:5), la «Raíz y el Linaje de David» (Ap. 22:16). Cristo retornará en Cuerpo Humano a la faz terrestre en gloria y en poder para juzgar como Hombre, con oficio judicial expedido por su Padre, a las naciones del mundo (Mt. 24:30; 25:31; Lc. 21:36), para concluir arrasadoramente con los tiempos del poder gentil que alzó por largísimo tiempo su estandarte autosuficiente y presuntuoso contra el Dios el cielo (Dan. caps. 2 y 7; Lc. 21.24). Cuando Cristo destruya el postrer gobierno del mundo inicuo, «los reinos del mundo vendrán a ser del Señor Dios y de su Hijo» (Ap. 11:15).

Cristo «reinará por los siglos de los siglos» (kaì basileùsei eis toùs aiônas tôn aiónôn, gr. Véase Ap. 11:15) el mundo restituido, en un tiempo limitado pero de plazo largo, de acuerdo a la palabra griega «aionios» (eterno), que no siempre significa «infinito» con respecto al «Crono» o «Cronos» (en griego antiguo Κρόνος Krónos, transliterado también Cronus y Kronos, «tiempo»), es decir, por «Mil Años» literales, dentro del marco histórico terrenal (Ap. 20: 4, 6). Al terminar su reinado mundial y milenario, «cuando haya suprimido toda autoridad y potencia», Cristo entregará entonces el cetro de poder al Dios Padre (1Co. 15:24).

Cristo reinará la tierra renovada como el «Rey Davídico» prometido, pero antes aplastará sin misericordia a sus enemigos con la rapidez del rayo. No le será difícil hacerlo con el «resplandor de su venida que será en llama de fuego, con el espíritu destructor de su boca, con la espada letal que emergerá de ella». Herirá mortalmente a sus enemigos que pelearán contra él en el sitio del Armagédon (2 Ts. 1:8; 2:8; Ap. 16:16; 17:14; 19:15). «Los reyes de la tierra», comandados por su jefe «el Anticristo», no podrán detenerlo en su intento para evitar que gobierne universalmente (Sal. 2:2).

Dios estableció con el rey David un pacto incondicional en el que le promete una descendencia física o «casa», un reino o gobierno político, de carácter teocrático, un trono en el cual se habrá de reinar con poder y dignidad, por largura de días. Cristo, como el Hijo de David y de su linaje, que evidencía su exclusiva Humanidad, restaurará, conforme la promesa antiguo testamentaria (2 S. 7:12-16), el reino de David su padre en el futuro. «El Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre…» (Lc. 1: 32:33).

Cristo, el Hijo de Dios, arribará al mundo como «Guerrero Invencible, como «Rey de reyes y Señor de Señores» (Ap. 19:16) para tomar posesión de su glorioso trono y para juzgar el mundo con autoridad delegada por el Padre, como una Persona Humana, «por cuanto es el Hijo del Hombre» (Jn. 5:27).

La existencia de Cristo empieza con su «engendramiento» y no antes. Su nacimiento virginal y humano le daría a conocer más tarde como el Hijo de Dios genuino que se autoproclamó como «el Hijo del Hombre» (Mr. 1:1; Mt. 26:63-64; Lc.1:32. «Hijo de Hombre» aparece 82 veces en el Nuevo Testamento), no por «adopción», como los creyentes en él (Ef. 1:5). Las frases como: «En el principio era el verbo» (Jn. 1:1, la palabra), «Antes que Abraham fuese, yo soy» (Jn. 8:58), «…con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese» (Jn.17:5), subjetivamente hace notar el «ideal», el «propósito», la «finalidad», la «razón» que estaba en la mente de Dios y que procedió a materializarse después en la Persona Humana de Cristo y en su obra terrenal. Si lo entendemos de este modo correcto, Cristo es «la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos» (Tit.1:2), es «el Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo» (Ap. 13:8), el que «fue destinado desde antes de la fundación del mundo…» (1 P. 1:20). La doctrina de la “encarnación de Cristo”, es un veneno religioso ajeno a las enseñanzas bíblicas que se conjugó a partir del gnosticismo (el Cristo aeónico) y de la filosofía platónica.

La conducta de Cristo fue Humana, pero a diferencia de la natural y caída, fue inmaculadamente perfecta. Sus necesidades fueron como la de cualquier hombre de esta tierra. Cristo, como usted hermano y amigo mió, tuvo cansancio (Jn. 4:6), tuvo hambre (Mt. 4:2; 21: 18), tuvo sed (Jn. 19:28), durmió a causa del sueño (Mt.8:24), fue tentado al igual que los hombres del mundo (Heb. 2:18; 4:15). Únicamente los seres vivos, como los hombres sin excepción, incluyendo al Hijo de Dios, han podido experimentar tales cosas. Dios, por su naturaleza, lógicamente, no. ¿No dice la Biblia qué «Dios no puede ser tentado por el mal, ni tienta a nadie»? (Stg. 1:13). Si Cristo es Dios, ¿cómo, pues, pudo ser «tentado» entonces? (Mt.4:1). ¿No contradeciría esto la Palabra Santa? ¿Si a Dios «nadie lo ha visto jamás» (1 Jn. 4:12), cómo es posible qué Cristo «haya sido visto y palpado por lo hombres»? (Jn. 1:14; 1 Jn. 1:1-3). Otra cosas es que Cristo «haya dado a conocer al Padre» (Jn. 1:18), y otra que sea la «imagen del Dios invisible» y no «Dios» (Col. 1:15).
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“El dios-hombre” es sin lugar a duda el “otro Jesús” de quien Pablo nos advierte en 1 Co. 11:4. Es absurdo conciliar a Cristo como “un ser conformado por dos naturalezas: una humana y otra divina”, doctrina que nació en el seno del catolicismo romano (dogma teo -antrópico, la kenosis) que “iatrogenizó” luego al “cristianismo protestante”. Sería catastrófico pensar que “un ser que es dios y hombre a la vez sea una persona humana en lo absoluto, o dios por completo”. Por otro lado, es lo bastante sensato admitir que tal concepto es tan sólo una monstruosa contradicción, una confusa y retorcida ambigüedad.

«El dios-hombre», el de los concilios católicos, es el resultado de las teologías místicas y abstractas de los “Primeros Padres de la Iglesia”, influenciados por filosofía griega antigua y con la cual encubrieron la verdadera Humanidad de Cristo, destrozando la esencia real del «monoteísmo hebreo» al equiparar al Hijo del Hombre con la Deidad.

Dios les bendiga siempre.

miércoles, 22 de julio de 2009

EL EVANGELIO EQUIVOCADO DE LOS PREDICADORES CONTEMPORÁNEOS





¡Ciegos que guían a otros ciegos!


Estimados amigos, ayer me puse a buscar en YouTube vídeos que definen el evangelio de Jesucristo, y para sorpresa mía ninguno de ellos dice nada en absoluto de que el evangelio verdadero es el reino de Dios y la crucifixión, muerte, sepultura, y resurrección de Jesucristo. Quiero que comprendan que Jesús vino trayendo un mensaje el cual él llamó “el evangelio del reino”, y que era necesario que la gente aceptara o creyera su mensaje del reino por fe para luego ser bautizados (Marcos 1:1,14,15;16:15,16). Más adelante, el apóstol Pablo incluirá como lo primero del evangelio, la obra vicaria de Cristo, su muerte, y su resurrección de entre los muertos al tercer día, pero sin descuidar el mensaje inicial que es el evangelio sobre el reino de Dios (Ver todo 1 Cor 15).


Veamos los pasajes en dónde Jesús llama al evangelio, el reino de Dios:


Y rodeó Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo (Mateo 4:23)


Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio á todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin (Mat. 24:14)


Mas después que Juan fue encarcelado, Jesús vino á Galilea predicando el evangelio del reino de Dios (Mar. 1:14).


Y diciendo: El tiempo es cumplido, y el reino de Dios está cerca: arrepentíos, y creed al evangelio (Mr. 1:15).


Mas él les dijo: Que también á otras ciudades es necesario que anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto soy enviado (Lc. 4:43).


Y ACONTECIO después, que él caminaba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él (Lc. 8:1).
De cierto os digo, que cualquiera que no recibiere el reino de Dios como un niño, no entrará en él (Lc. 8:17).


LOS APÓSTOLES PREDICAN EL EVANGELIO SOBRE EL REINO DE DIOS:


Y los envió á que predicasen el reino de Dios, y que sanasen á los enfermos.
Mas cuando creyeron á Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres (Hechos 8:12).


Pablo predica a los gentiles el reino de Dios (el evangelio)


Y entrando él dentro de la sinagoga, hablaba libremente por espacio de tres meses, disputando y persuadiendo del reino de Dios (Hechos 19:8)


Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, por quien he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro.(Hechos 20:25).


Y habiéndole señalado un día, vinieron á él muchos á la posada, á los cuales declaraba y testificaba el reino de Dios, persuadiéndoles lo concerniente á Jesús, por la ley de Moisés y por los profetas, desde la mañana hasta la tarde. (Hechos 28:23)


Predicando el reino de Dios y enseñando lo que es del Señor Jesucristo con toda libertad, sin impedimento.(Hechos 28:31).


Pero en el vídeo que sigue, ustedes comprobarán cómo trágicamente el predicador se desvía de la presentación que hizo Cristo del evangelio del reino y pasa a decir que el evangelio es el arrepentimiento que deben manifestar los hombres por sus pecados, algo totalmente absurdo y errado. Creemos, sin embargo, que el hombre debe arrepentirse de sus pecados, pero este arrepentimiento no es el evangelio, sino, más bien, una disposición de corazón que permite la aceptación del reino de Dios. Es increíble que este predicador (y no es el único!) que aparece corrigiendo los errores de otros evangelistas, él mismo esté tan ciego como sus colegas. Noten que ni una sola vez menciona el reino de Dios como el evangelio a pesar de que Cristo y sus seguidores lo predicaron ardientemente a sus audiencias del siglo I. ¿Por qué esto? Porque el diablo ha cegado el entendimiento de los hombres (especialmente de predicadores incrédulos), para que no brille en ellos la luz del evangelio de la gloria de Cristo (2 Cor. 4:4). Es hora de retomar el evangelio salvador de Cristo es su totalidad para no condenarnos, pues el diablo quiere que nos condenemos creyendo un evangelio incompleto o espurio.

domingo, 19 de julio de 2009

AIONIOS: LA PALABRA GRIEGA DE LA ETERNIDAD


Haremos bien en investigar el verdadero significado de la palabra aionios, la cual, en el NT, se traduce usualmente eterno o perpetuo. Esta es la palabra que se aplica a la vida y a la gloria (eternas), que representan lasmás altas recompensas del cristiano, y al juicio y castigo (eternos), que deben ser causa de su más grande terror. Aionios es una palabra extraña tanto en el griego clásico como en el secular, con un cierto sentido de misterio en sí misma. Es un adjetivo que procede del substantivo aion, el cual tiene tres significados principales en el griego clásico.


[página 27] (I) Significa (curso de la) vida. Herodoto habla del fin de nuestro aion (Herodoto 1.32); Esquilo,de privar al hombre de su aion (Esquilo, Prometeo 862) y, Eurípides, de exhalar nuestro último aliento de aion (Eurípides, Fragmento 801).(II) Significa siglo, generación o época, por lo que los griegos hablaban del presente aion y del aion futuro.(III) Pero la palabra también denota un larguísimo espacio de tiempo. La frase preposicional ap’ aionos significa desde hace mucho tiempo, y di’ aionos quiere decir perpetuamente, para siempre. Y es precisamente aquí donde comenzamos a tropezar con el misterio. En los papiros, leemos acerca de las multitudes congregadas en las calles que gritaban: El emperador eis ton aiona, es decir: “El emperador para siempre” Aionios, en tiempo del griego helenista, llegó a ser el adjetivo en vigor para describir el poder del emperador.


El poder de Roma es tal, que ha de durar por siempre. Y así, como bien apunta Milligan, la palabra aionios viene a describir “un estado dentro del cual el horizonte no se divisa”. Aionios llega a ser la palabra de las grandes distancias, de las eternidades, de lo que trasciende el tiempo. Pero fue Platón quien dio a aionios—él pudo incluso haberla forjado—su especial sentido misterioso. Resumiendo, para este filósofo, aionios es la palabra que indica eternidad en contraste con tiempo. La usa, como se ha dicho, para “denotar lo que no tiene principio ni fin, lo que no está sujeto a cambio ni decadencia, lo que está sobre el tiempo pero de lo que el tiempo es una imagen móvil”. Platón no quiere dar a entender con esta palabra una simple duración indefinida—a este punto volveremos más tarde—, sino eso que está sobre y más allá del tiempo. Hay tres ejemplos significativos de aionios en el pensamiento platónico.


En el segundo libro de la República (363d), Platón habla de los cuadros celestiales que pintan los poetas y, refiriéndose a las recompensas que Museo y Eumolpo dan a los justos, dice: “Los llevan al mundo subterráneo y los sientan a la mesa de los bienaventurados, coronados de flores y enteramente ebrios para toda su vida, cual siel mejor precio para la virtud fuese la embriaguez eterna (aionios methe)”.En Las Leyes (904a), dice que el cuerpo y el alma son imperecederos, pero no eternos. Hay diferencia entre existencia para siempre y eternidad, pues la eternidad es posesión de los dioses y no de los hombres. Sin embargo, el más significativo de todos los pasajes platónicos está en el Timeo 37d, donde se habla del Creador y del universo que había creado “hecho a imagen nacida de los dioses eternos”—y el [página 28] Creador se alegró con ello y, en su regocijo, pensó en los medios de hacerlo más semejante todavía a su modelo, pero era imposible “adaptar enteramente esta eternidad a un universo creado”. Por eso hizo el tiempo como imitación móvil de la eternidad. Lo esencial de esta imagen radica en que la eternidad es siempre la misma y siempre indivisible; su ser no es creado ni existe devenir; no hay nada semejante a más viejo y más joven; no hay pasado, presente ni futuro. Nohay era ni habrá, sino sólo un eterno es. Obviamente, no puede darse ese estado en el mundo creado; pero, no obstante sus limitaciones, el mundo creado es la imagen de la eternidad.


Evidentemente, aionios es, en esencia, la palabra que se aplica al orden eterno como contrastado con el orden de este mundo; es la palabra que se aplica a la divinidad como contrastada con la humanidad; es la palabra que, en puridad, solamente puede aplicarse a Dios porque describe nada más y nada menos que la vida de Dios.


Ahora debemos volver al uso de aionios en el NT. Con mucho, su utilización más importante está en relación con la vida eterna y, precisamente por ser tan importante, debemos considerarla por separado y de forma especial, recordando una vez más que aionios solamente puede describir con fidelidad lo que es propio de Dios. Veamos, pues, el resto de los usos de esta palabra en el NT. Se usa respecto de las grandes bendiciones que Jesucristo ha traído a la vida del cristiano. Se usa respecto del pacto eterno, del cual Cristo es mediador (He. 13:20). Pacto quiere decir relación con Dios. A través de Cristo, el hombre entra en una relación con Dios que es tan eterna como él. Se usa respecto de las moradas eternas que aguardan al cristiano (Lc. 16:9; 2 Co. 5:1). El destino último del cristiano es una vida como la del mismo Dios. Se usa respecto de la eterna redención y de la herencia eterna del cristiano gracias a Jesucristo (He. 9:15). La seguridad, la libertad y la paz que Cristo forjó para los hombres son tan eternas como el propio Dios. Se usa para describir la gloria en la que entrará el cristiano fiel (1 P. 5:10; 2 Co. 4:17; 2 Ti. 2:10); la misma gloria de Dios. También se usa en conexión con las palabras esperanza y salvación (Tit. 3:7; 2 Ti. 2:10). No hay nada efímero, pasajero o destructible en la esperanza y salvación cristianas. Ni siquiera el otro mundo puede cambiarlas o alterarlas porque son tan inmutables como el propio Dios. Se usa respecto del reino de Jesucristo (2 P. 1:11). Jesucristo no es superable; no es una etapa en el camino de la revelación. Su revelación y su valor son de Dios. Se usa respecto del evangelio (Ap. 4:6).


El evangelio no es una [página 29] mera revelación más, sino la eternidad entrando en el tiempo. Se usa para describir el fuego del castigo (Mt. 18:8; 25:41; Jud. 7), el castigo en sí (Mt.25:46), el juicio (He. 6:2), la destrucción (2 Ts. 1:9) y el pecado que separará finalmente al hombre de Dios (Mr. 3:29).En estos pasajes es donde debemos tener un cuidado especial cuando interpretemos la palabra. Tomarla como significado simplemente para siempre, no es bastante; es preciso recordar el significado especial de aionios. Aionios es la palabra que se aplica a la eternidad como opuesta a, y contrastada con, el tiempo; que se aplica a la divinidad como opuesta a, y contrastada con, la humanidad, y que, por consecuencia, solamente puede aplicarse propiamente a Dios. Si tenemos todo esto en cuenta, nos quedaremos con una tremenda verdad: tanto las bendiciones de los fieles como los castigos de los infieles serán tal y como cuadre a Dios el derramarlas y el infligirlos. Y ya no podemos ir más allá. Unicamente, que tomar la palabra aionios, cuando se refiere a bendiciones y castigos, como significando para siempre es simplificarla en demasía y, ciertamente, malentenderla por completo, puesto que abarca mucho más. Significa que cuánto los fieles reciban y los infieles sufran estará en consonancia con el carácter y la naturaleza de Dios para conferir y para infligir—y más allá, nosotros, que somos hombres, no podemos ir, excepto recordar que Dios es amor.


Consideremos ahora el uso más importante de aionios en el NT: el que está relacionado con la frase vida eterna. Debemos empezar volviendo a recordar—como tan a menudo venimos haciendo—que aionios es la palabra que se aplica a la eternidad como contrastada con el tiempo, a la deidad como contrastada con la humanidad, y que, por tanto, vida eterna no es otra cosa que vida de Dios.


(I) La promesa de vida eterna es lo que permitirá al cristiano participar nada menos que del poder y de la paz del propio Dios. Vida eterna es la promesa de Dios (Tit. 1:2; 1 Jn. 2:25). Dios nos ha prometido que participaremos de su bienaventuranza, y esa promesa es inquebrantable.


(II) Vida eterna es el don de Dios (Ro. 6:23; 1 Jn. 5:11). Como veremos, este don tiene sus condiciones; pero el hecho permanece de que la vida eterna es algo que Dios, por su sola bondad y gracia, da a los hombres. Nosotros no la podemos ganar ni merecer. Es un regalo.


(III) La vida eterna está íntimamente ligada a Jesucristo. Cristo es el agua viva, el elíxir de la vida eterna (Jn.4:14). Es el alimento que trae a los hombres vida eterna (Jn. 6:27, 54). Sus palabras son de vida eterna (Jn. 6:68).El mismo no sólo trae (Jn. 17:2, 3), es vida eterna (1 Jn. 5:20).Dicho de forma más sencilla, únicamente a través de Jesucristo [página 30] es posible una relación, una intimidad, una unidad con Dios. A través de lo que él es, y de lo que hace, podemos participar de la misma vida de Dios.


(IV) La vida eterna viene por medio de creer en Jesucristo (Jn. 3:15, 16, 36; 5:24; 6:40, 47; 1 Jn. 5:13; 1 Ti.1:16). ¿Qué significa creer? Evidentemente, no es una simple aceptación intelectual. Creer en Jesucristo significa que creemos como cierto absoluta e implícitamente todo lo que Jesús dijo acerca de Dios. Si realmente creemos que Dios es Padre y que ama a los hombres tanto como para enviar a su Hijo al mundo a morir por ellos, demarcamos toda la diferencia que hay entre mundo y vida porque la tal creencia significa que la vida está en manos del amor de Dios, y, además, significa tener por cierto y aceptar que Jesús es quien dijoser. Obviamente, la confianza que podamos tener en cualquier afirmación dependerá enteramente de la posición de la persona que la haga. Estamos obligados a preguntar: ¿Cómo puedo estar seguro de que todo lo que me dice Jesús sobre Dios es verdad? La respuesta es: porque creo que Jesús es el único que tenía derecho a hablar de Dios, puesto que no me cabe la menor duda de que Jesús es el Hijo de Dios. Por tanto, entramos en la vida eternapor creer que Jesús es el Hijo de Dios. Pero esta creencia va todavía más lejos. Creemos que Dios es Padre y que Dios es amor porque creemos que Jesús, siendo el Hijo de Dios, nos ha dicho la verdad acerca de Dios, y, entonces, actuamos en consonancia con la creencia, es decir, vivimos con la certeza de que no podemos hacer otra cosa que no sea poner toda nuestra confianza en Dios y rendirle una perfecta obediencia. Vida eterna no es otra cosa que la misma vida de Dios. Entramos en la vida eterna a través de creer en Cristo, y esta creencia tiene una triple implicación:


(I) Implica creer que Dios es la clase de Dios que Jesús dijo a los hombres.


(II) Implica la certeza de que Jesús es el Hijo de Dios, y, por tanto, que tiene derecho a hablar de Dios en una forma que nadie pudo ni jamás podrá hablar.


(III) Implica vivir toda la vida asintiendo a estas cosas. Cuando lo hacemos así, participamos nada menos que de la vida, el poder y la paz que solamente Dios puede dar. Ya hemos dicho que vida eterna es el don de Dios. Todos los dones de Dios, aun siendo tales, requieren el esfuerzo por parte nuestra de tomarlos, como prueba de interés. Usemos una analogía humana. Toda la belleza, riqueza y sabiduría [página 31] de la literatura clásica están ahí para que cualquiera las disfrute; solamente que, para eso, es preciso que antes se introduzca en ellas mediante el trabajo, el estudio y la disciplina que el aprendizaje del latín y del griego exige. El ofrecimiento de Dios de vida eterna es un hecho, pero el hombre debe anhelarla e introducirse en ella antes de que pueda recibirla plenamente.


(I) La vida eterna demanda conocimiento de Dios. Vida eterna significa “conocer al único Dios verdadero”(Jn. 17:3). Ahora bien, el hombre sólo puede conocer a Dios por medio de tres vías: (a) la vía de la mente para pensar, (b) la vía de los ojos y del corazón para ver y amar a Jesucristo y (c) la vía de los oídos para escuchar lo que Dios está procurando decirle. Si hemos de introducirnos en la vida eterna, nunca debemos estar tan ocupados con las cosas del tiempo como para no pensar en las cosas eternas, ni caminar mirando a Jesús, ni estar regularmente en una actitud silenciosa y alerta para atender a Dios.


(II) La vida eterna demanda obediencia a Dios. El mandamiento de Dios es vida eterna (Jn. 12:50). Jesús es autor de eterna salvación para todos los que le obedecen (He. 5:9). Nuestra paz depende sólo de hacer su voluntad. Dios pleitea con el rebelde, pero sus dádivas son para el obediente. Nunca podremos lograr una completa intimidad y unidad con alguien de quien continuamente diferimos y a quien continuamente afligimos con nuestra desobediencia. Obediencia y vida eterna de parte de Dios van de la mano. (III) Vida eterna es la recompensa a una lealtad tenaz (1 Ti. 6:12). Viene al hombre que ha peleado la buena batalla de la fe y que se ha ligado a Jesucristo en cuerpo y alma. La recibe el hombre que oye y sigue (Jn. 10:27,28) el camino de Jesús en completa lealtad, en vez de su propio camino.


(IV) Hay una demanda ética en la vida eterna. Vida eterna es la meta del camino de santidad (Ro. 6:22). La recibe quien demuestra una paciente continuidad en el buen hacer (Ro. 2:7), pero jamás quien odie a su hermano, porque el tal es homicida en su corazón (1 Jn. 3:15). La vida eterna viene a aquellos que se mantienen en el amor de Dios (Jud. 21).No hay escapatoria de la demanda ética del cristianismo. La vida eterna no es para el hombre que actúa como le viene en gana; sino para el que actúa como enseña Jesucristo. No es que se nos exija que seamos perfectos, pero sí que, aunque caigamos y fracasemos, tengamos todavía nuestros ojos fijos en Jesucristo.


(V) Vida eterna es la recompensa para el obrero de Cristo (Jn. 4:36). Se promete vida eterna al hombre que ayuda a Cristo a segar la [página 32] cosecha de las almas de los hombres; es el ofrecimiento de Dios a quien está más interesado en salvar a los demás que en salvar egoístamente su alma.(VI) Vida eterna es la recompensa para el cristiano audaz (Jn. 12:25). Es para el hombre que amando su vida está decidido a darla, si fuera preciso, por amor a Jesucristo. Es para el que está siempre dispuesto a “aventurarse por Su nombre”, para el que acepta los riesgos de la vida cristiana y está preparado para “apostar su vida a que hay Dios”.


(VII) Vida eterna es el resultado de la justicia que viene a través de Jesucristo (Ro. 5:21). El significado esencial de justicia es una nueva relación con Dios a través de lo que Jesucristo ha hecho por nosotros. Y, así, terminamos donde empezamos—vida eterna es la vida de Dios mismo, en la cual podremos entrar cuando aceptemos todo lo que Jesucristo ha hecho por nosotros y todo lo que nos dice acerca de Dios. Nunca captaremos la idea completa de vida eterna hasta que nos desembaracemos de la imposición casi instintiva de que vida eterna significa, fundamentalmente, vida que continúa para siempre. Hace ya mucho tiempo que los griegos detectaron claramente que ese tipo de vida no sería en modo alguno una bendición. Fueron precisamente los griegos quienes contaron la historia de Aurora, diosa del alba, que se enamoró del joven mortal Titón. Zeus le dio a escoger la gracia que quisiera para su amante mortal, y ella pidió que no muriese nunca; pero olvidó añadir que permaneciera siempre joven. Así Titón vivió en un continuo y sin fin envejecimiento, volviéndose más y más decrépito, hasta que la vida llegó a ser para él una terrible e intolerable maldición. La vida tendrá valor cuando no sea nada menos que la vida de Dios—y ese es el significado de vida eterna.

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