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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

martes, 15 de marzo de 2011

EL MITO JESUS - ZEUS

Una de las acusaciones comunes en contra del nombre Jesús en el movimiento del Nombre Sagrado es que la forma Griega IhsouV (pronunciada Iesus), del cual se derivada finalmente el nombre castellano “Jesús”, es una corrupción Griega que invoca a Zeus. La discusión principal en apoyo de esta aseveración es la similitud en el sonido entre la última sílaba de la forma castellana “Je-sús” y el sonido del nombre Zeus. La teoría es propuesta en un número de publicaciones del Nombre Sagrado incluyendo el diccionario al final de las Escrituras, una versión “restaurada” de la Biblia publicada por el así llamado Instituto para la Investigación de la Escritura, y el éxito editorial las Costumbres Fosilizadas “de Lew White.
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Cito de Las Costumbres Fosilizadas. p.18 donde Lew White, en aparente aprobación, cita de un libro llamado Diccionario de Tradición y Leyenda Cristiana por J. C. J. Metford:
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“Se sabe que los nombres Griegos que terminan en sus, seus, y sous, (que son pronunciaciones fonéticas para Zeus) fueron aplicados por los Griegos a nombres y áreas geográficas como una manera dar honor a su deidad suprema, Zeus. Ejemplos son…Parnaso (Parnassus en inglés, una montaña sagrada en Grecia; La deidad Griega del vino y el hijo de Zeus, Dionisio (Dionisius, en inglés); El héroe Griego de la Guerra Troyana fue Odiseo (Odysseus, en inglés). Hay un montón de otras palabras Griegas que terminan con “sus” como la ciudad de Tarso (Tarsus en inglés) que significa (”sudor de Zeus”) y Pegaso (Pegasus en inglés).
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La anteriormente cita también aparece en el libro Las Escrituras, una versión “restaurada” de la Biblia publicada por el así llamado Instituto para la Investigación de la Escritura.
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Antes de que nos veamos un poco más cerca a las afirmaciones anteriormente citadas, primero veamos cómo es pronunciado el nombre Zeus en Griego, porque, después de todo, son los Griegos los que están supuestos haber complicado todo completamente. En inglés Zeus es pronunciado como “züs” porque la - eu toma el sonido de - u o el sonido de uno -oo como “zoológico”.
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En Griego, sin embargo, el nombre Zeus está escrito y es pronunciado como “Zefs” (con una e firme y un sonido fuerte) como sigue:
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Z
Suena como la - z de zapato
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e
Suena como - e de eso
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u
Suena como la – u de uno
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v
Suena como la - s en salsa

Ahora, puedo oírle pensando, ¿cómo podría en el mundo la letra “u” sonar como una “f”. Es muy simple. En el Griego cuando la letra ““u“” sigue a la letra ““e“ o la letra ““a“” suena como una “f” o como una “v” (a menos que dos puntos sean colocados encima de ella como éste: ϋ). Esta combinación eu o au es llamado un diptongo y es una de las reglas más simples de pronunciación en el lenguaje Griego. Cada Griego lo sabe.
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Además, mientras la letra s en español puede sonar casi como una z como en el caso con la primera ‘s’ en la palabra Jesús, en el Griego –s/V siempre tiene una pronunciación suave claramente distinguible del sonido de la z. Otra vez, ésta es una regla muy simple de pronunciación Griega de la que cada Griego está al tanto.
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¡Si usted juntara los dos pedazos de información de arriba se hace evidente que en el lenguaje Griego ZeuV y IhsouV no suenan del mismo modo en absoluto!
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.. ZeuV tiene un fuerte sonido de la z; Un sonido fuerte de la e; y un sonido claro de la f; todo de lo cual falta en IhsouV.
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IhsouV Tiene un sonido suave; Y un sonido de la u (ou en Griego concuerda con el español - u y es pronunciada como la u de unidad); Ambos de los cuales falta en ZeuV.
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¡De hecho, la única similitud de sonido entre las dos palabras en Griego es el sonido final de la s, lo cual resulta ser el final más común en el idioma Griego!
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Ahora, una palabra acerca de la ‘s’ final y la cita que di arriba del libro Costumbres Fosilizadas. ¿Es cierto que los Griegos sumaron a nombres que terminan en sus, seus o sous para hacerles sonar como a Zeus? La respuesta es un rotundo NO. La persona que escribió esto (y aquellos que los citan) obviamente saben poco del lenguaje Griego.
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Ante todo, algunos de los nombres a los que él se refiere como Parnaso y Tarso No son aun Griego. ¡Cada lingüista Griego digno de respeto sabe que a la toponimina y las palabras Griegas que terminan en ‘sus’ como a Parnaso (parnasus en inglés), son de hecho pre-Griegas, o sea estaban funcionando antes de que los Griegos llegaran y antes de que Zeus viniera en la escena!
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En segundo lugar, Parnaso (parnasus en inglés), Tarso (Tarsus en inglés), Odiseo (odysseus, en inglés), pegaso (pegasus, en inglés) y las otras palabras a las que él se refiere como los ejemplos de finales parecidos a Zeus, en el Griego no terminan en sus, eus o sous.
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Parnaso (Parnasus, en inglés). En Griego es deletreado y pronunciado como Parnassos.
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Tarso (Tarsus, en inglés). ..Es deletreado y pronunciado como Tharsos.
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- Odiseo (Odysseus, en inglés) es deletreado y pronunciado como Odysseas.
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- Pegaso (pegasus, en inglés) es deletreado y pronunciado como Pegasos.
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Es evidente que ninguno de estos, o cualquiera de los demás que él menciona suena o se parece a la pronunciación Zefs que vimos arriba, es la forma que los Griegos pronunciaron Zeus.
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Finalmente, es digno de notar que cualquier sugerencia de que la ‘s’ final en la palabra Jesús se agregó para hacer que el nombre sonara más como el nombre Zeus es una pura mentira. La letra ‘s’ es simplemente el final más común no sólo de nombres masculinos sino que también de sustantivos masculinos en general, y también de adjetivos y pronombres. Su propósito no es recordarles a las personas de Zeus sino simplemente facilitar la variación de la declinación (variación de la forma del sustantivo, adjetivo, pronombre, o verbo).
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Hemos visto arriba que en el lenguaje Griego no hay similitud de sonido u ortografía entre Zeus y Jesús. Alguien que sabe aun un poco de Griego conoce esto. La pregunta por consiguiente que se levanta es ésta: Si no hay similitud en Griego entre Zeus y Jesús, ¿por qué hacen esta asociación J. Metford, Lew White, el Instituto para Investigación de la Escritura y muchos maestros del Nombre Sagrado? ¿Por qué persiste este mito entre los grupos del nombre Sagrado?
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Hay dos opciones. Ya sea estas personas saben que la asociación no es válida pero prefieren usarla puesto que satisface sus propósitos, en cuyo caso manifiestamente mienten; O, no saben casi nada acerca del idioma Griego. Me gustaría pensar que las personas del nombre Sagrado son lo suficientemente honestas para no mentir. Esto nos deja sólo la segunda opción, a saber, que no saben casi nada acerca del idioma Griego.
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Esta ignorancia de su parte no es excusable. Cuando dicen que el nombre que Jesús está relacionado con Zeus, es una acusación muy seria. Ellas deberían hacer alguna investigación SERIA antes de que hagan tal afirmación. Digo, ¿acusaría alguien a su vecino de robar un millón dólares si él no tuviese alguna evidencia sólida para respaldar la acusación? Si nosotros no nos atrevemos a radicar una acusación y condenar a los humanos asociados sin una prueba tangible, ¿cómo pueden hacer tales reclamos acerca del nombre del Salvador sin primero hacer alguna investigación básica?
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El hecho que el así llamado Instituto para la Investigación de la Escritura también regurgite este mito hace una farsa del reclamo de que ellos son un Instituto de Investigación. Digo, ¿qué clase de investigación hicieron en este asunto? ¿Se molestaron aun en preguntarle a un griego acerca de eso? ¿Inspeccionaron para ver la pronunciación Griega? Cualquier Griego les pudo haber dicho qué tan tonta es la aseveración. Realmente, ¿qué clase de investigación hicieron antes de publicar tal basura?
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Una de las cosas que aprendí desde la infancia es que la verdad puede pasar por la prueba del escrutinio. Los invito a las buenas personas involucradas en el movimiento del nombre Sagrado a estudiar bien antes de publicar tales acusaciones superfluas y tontas porque al fin, no es sólo su registro que deslustran; también cargan al hombro la responsabilidad por los pobres almas que conducen al engaño.

domingo, 13 de marzo de 2011

UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD?

Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

Los Testigos de Jehová creen que la Biblia ha sido inspirada por Dios, pero por desgracia han distorsionado monstruosamente la realidad de su buen sentido. Russell comentó que sus escritos (“Estudios de las Escrituras”) eran la “Biblia misma”. Russell exhortó del “peligro de leer las Escrituras sin la dirección de sus escritos”. Engreídamente Russell declaró que leyendo sus escritos era suficiente para ser “alumbrados por la luz”. Parece ser que a este cínico y falso profeta se le olvido que la Biblia «no es de interpretación privada» (2 P.1:20), que es el espíritu santo, el Consolador, el Paracleto, el que nos ilumina para entender con claridad lo que Dios nos quiere decir exactamente. Cristo instigó a «escudriñar las Escrituras» (Jn.5:39). Nunca sugirió otra cosa fuera de ella para lograr comprenderla, como una “clave”, “forma”, o “método” determinado, como por ejemplo, los escritos espurios de Russell para vislumbrar los designios correctos de Dios para con los hombres pecadores. Es el espíritu santo es el que nos «enseña todas las cosas» (Jn.14:26) , y no hombres como Russell, como Rutherford, como Nathan Knorr, como Frederick W. Franz, que siempre discreparon entre ellos (vaya “hombres de Dios”). Esto muestra que el Dios de los Testigos es uno desvergonzadamente falible, pero el que yo conozco, ¡NO!

Para los Testigos de Jehová (otra locura más de Russell), el rescate hecho por Cristo al pecador no es una garantía para vida eterna. Para los Testigos, únicamente existe una “segunda oportunidad” para que todo hombre pueda salvarse. Para ser precisos, sostienen que los malos “tendrán otra oportunidad para recibir a Cristo en el milenio”. Los Testigos creen que el sacrificio de Cristo le otorga a la humanidad, al despertar de la muerte, el poder llegar a ser perfecta. Aunque después, tan contradictoriamente, afirman en el libro «De Paraíso Perdido a Paraíso Recobrado», que “no todos los malos serán resucitados”, sino que los “muy malos serán destruidos” (¿?), como son los hombres incrédulos y rebeldes del tiempo de Noé, los de Sodoma, y los del tiempo Adán y Eva. Los Testigos piensan que los que resuciten tendrán “mil años para tomar una decisión para llegar a salvarse”. De no sujetarse a los designios de Dios, entonces serán “aniquilados”.

Para empezar, la Biblia ni refiere ni infiere tamaña mentira. Esta es una quimera de tercera clase, una mal chiste religioso de graves consecuencias espirituales, y potencialmente, eternas. Por eso “están como están”. Sino vean amables lectores los escritos de su “agente”, no tan “secreto” ya, que lleva el nombre de Armando Lopéz Golart (El Blog de Armando López Golart). Con esto, los Testigos de Jehová han denigrado terriblemente el efectivo sacrificio expiatorio de Cristo, tornándolo ineficaz para la salvación, en esta dispensación de grandes oportunidades para obtenerla por medio de él. La Biblia jamás nos dice de una “segunda oportunidad para vida eterna”; lo que sí nos dice que «hoy es el día de la salvación» (2 Co. 6:2; Heb. 9:27). Este verso, es muy contundente para el caso. Hoy es el «tiempo favorable» para el perdido, para el que no conoce a Cristo. Este es el «tiempo favorable» para la humanidad caída y que dio principio con el misericordioso ministerio de Cristo en la tierra. Su muerte reconciliadora se halla en vigencia hasta el día de hoy. Después de la muerte, no hay alternativas de salvación para el impío, «... porque el alma que pecare, esa morirá»; ¿no está claro este asunto en Ez.18:4? Cuando Cristo venga en gloria al mundo y visible, las oportunidades de salvación serán nulas. ¿No dice Juan en Ap.1:7 qué «todo ojo le verá... y que todos los linajes de la tierra harán lamentación por él...? La razón por la que «harán lamentación» por el glorioso Cristo, es porque el tiempo de la misericordias divinas habrá terminado. Así de sencillo es el asunto. Cuando Cristo regrese al mundo, se «sentará en su trono de gloria para juzgar las naciones». En ese futuro tiempo, Cristo apartará a las ovejas, a sus fieles creyentes, a la derecha; y a la izquierda, a las cabras, que representan a los hombres malvados. Los primeros «herederán la tierra» para reinar junto con él; y los segundos «irán al castigo eterno», y para esto, ante todo, los enemigos de Dios serán decapitados delante del Rey Jesucristo (Lc.19:27). Al terminar el Milenio, todos los malignos, sin excepción, serán resucitados para el Juicio del Gran Trono Blanco. Al no encontrarse «inscritos en el Libro de la Vida», serán lanzados, en cuerpo completo, en el Lago de Fuego que arde con azufre (véase Mt. 5:5; 25:31-46; Ap.20:4, 6, 11-15).

Pregunto: ¿en qué lugar quedó la “segunda oportunidad” para los malvados, señores de la retorcida Watchtower?

En su sacrificio redentor, Cristo no dejó huecos “ineficaces”, debido a que pudo exclamar antes de morir colgado en el madero: «Consumado es» (Jn.19:30). Con su sacrificio vicario, Cristo venció a la muerte, una vez por todas. Únicamente se necesitaba un [sacrifico] de esta índole: «...Cristo fue ofrecido una sola vez para quitar los pecados de muchos» (Heb.9:28).

La consumación de la salvación, de los que han recibido al Hijo de Dios, está relacionada con su venida al mundo por segunda vez (Heb.9:29; 1P.1:5). Esta salvación abarca tan sólo para los que [estén en Cristo], para los que [son de él]; no implica a aquellos que lo han rechazado (1 Ts. 4:1-18; 1 Co.15:23). No es posible que los malvados que hayan muerto puedan “estar en Cristo”. Es ilógico. Juan el Bautista, en Jn.3:36 dijo, en verbo presente: «El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no vera la vida, sino que la ira de Dios está sobre él». La creencia tratada de los Testigos, no encaja con la resurrección de malos al final de la Teocracia del Señor. El propósito de que los malos sean despertados del letargo de la muerte, es únicamente para su juicio y condena de «muerte eterna», y no para otorgarles una segunda oportunidad de “vida eterna” (enfatizado con corchetes):

Jn. 5:29 «... y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; [mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación]».

¿Es tan complicado entender esto?

Texto para reflexión:

Jn. 3:16 «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna».

Gracias amigos que nos visitan con el agrado de aprender.

Reina Valera 1960.

Biblia de Estudio, Reina Valera Siglo XXI (RVA).

«¿Cuál Camino?» Luisa Jeter de Walker.

domingo, 6 de marzo de 2011

EL EVANGELIO DESCONOCIDO DE JESUS

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Un evangelio poco conocido hoy

¿Sabía usted que el reino de Dios fue el mensaje central de nuestro Señor, y la razón que lo trajo a este mundo hace dos milenios? En Lucas 4:43 Jesús fue claro cuando dijo: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios, porque para esto he sido enviado”. Aquí Jesús fue enfático cuando dijo que fue enviado para predicar EL REINO DE DIOS. Este REINO DE DIOS fue llamado por el mismo Señor como “el evangelio”, el único y singular evangelio salvador y que desafortunadamente se encuentra ausente en muchas de las iglesias supuestamente cristianas de hoy.

Es importantísimo saber que la frase “Reino de Dios” aparece en el evangelio de Marcos 14 veces; en Lucas 32 veces; en Mateo 4 veces, y 32 veces “el reino de los cielos”. Por cierto que también “el reino de Dios” aparece en el evangelio de Juan (6:33).

El teólogo George Eldon Ladd nos dice en su prólogo de su libro “El Reino de Dios”, lo siguiente: “Nuestro Señor Jesús dedicó gran parte de su ministerio público a la enseñanza del reino de los cielos. Este tema es aún hoy día un mensaje importante para el hombre dondequiera que éste se encuentre”.

También G.E. Ladd nos dice en la página 13 del mismo libro, lo siguiente: “El tema de la venida del Reino de Dios fue lo central de la misión de Jesús.”

Entonces es menester preguntarnos: ¿Hemos realmente recibido el evangelio primitivo de Jesús cuando nos convertimos? ¿No será que éste aún permanece perdido o ausente de nuestro montón de conocimientos recibidos de la Iglesia?

Un Reino que ha sido complicado y trucado con elucubraciones innecesarias

Siendo que el reino es un mensaje simple y claro, es sorprendente ver cómo en los sitios web cristianos dónde se trata del tema, se lo presenta de manera confusa y enrevesada que hace imposible que los simples puedan entenderlo, aquellos que son como niños de corazón y de mente.

Unos creen que el Reino es una realidad presente, pero otros lo creen futuro; unos creen que el reino es la iglesia, mientras que otros lo creen que será una monarquía restaurada judía en Jerusalén. Unos dicen que el reino está en el corazón del creyente, en tanto que otros creen que es el cielo mismo a donde supuestamente irán los salvos a morar eternamente.

Pero me pregunto, ¿sería posible que el mensaje central y salvador de Jesucristo fuera tan complicado y sujeto a miles de interpretaciones que lo único que haría sería confundir más bien que orientar a los potenciales creyentes?¿Cómo puede uno aceptar el prístino y salvador evangelio del reino si éste es presentado de manera contradictoria y embrollada por las diferentes denominaciones que lo predican?¿Podría ser que el diablo, el gran enemigo del evangelio de la gloria de Cristo, esté detrás de toda esta confusión reinante? Creo que es hora que entendamos el reino de Dios de manera como es presentada en las Escrituras, no a partir del Nuevo Testamento, sino desde el mismo Antiguo Testamento. La llamada Iglesia de Cristo presenta un reino eclesiástico que no se ajusta al Antiguo Testamento, pues recordemos que el reino de Dios no comenzó con Cristo, sino con su ancestro, David. Este insigne rey tuvo un reino literal en la tierra y súbditos a sus órdenes, sabemos que era muy reverenciado y mentado en las memorias o crónicas de Israel. Así que para entender el reino predicado por Jesús debemos estudiar sus antecedentes en el Antiguo Testamento.

La Expectativa de los Judíos del Primer siglo

Es muy interesante lo que se puede extraer de este suceso que relata la entrada de Jesús en Jerusalén, pues nos revela lo que los paisanos de Jesús esperaban con desesperación. Dice así el relato de Marcos: “Cuando se acercaban a Jerusalén, junto a Betfagé y a Betania, frente al monte de los Olivos, Jesús envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego que entréis en ella, hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo. Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron. Y unos de los que estaban allí les dijeron: ¿Qué hacéis desatando el pollino? Ellos entonces les dijeron como Jesús había mandado; y los dejaron. Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él. También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino. Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡BENDITO EL REINO DEL PADRE DAVID QUE VIENE! Y entró Jesús en Jerusalén, y en el templo; y habiendo mirado alrededor todas las cosas, como ya anochecía, se fue a Betania con los doce”.

Después de leer este acontecimiento de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, el pueblo se emocionó mucho, pues veían a su rey entrar en la ciudad capital del reino davídico, y ellos pensaron que el reino se manifestaría inmediatamente en Jerusalén. Por eso su exclamación fervorosa: “Bendito el reino del padre David que viene”. Pero, ¿estaban errados los judíos por semejante esperanza? Veamos. En Lucas 19 Jesús precisamente da una parábola (de las Diez Minas) por la misma razón: “…por cuanto estaba CERCA DE JERUSALÉN, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente” (Lucas 19:11). Pero nótese que Jesús no se detiene para reprender o corregir a aquellos hombres por su “supuesta ilusa esperanza” de un reino Davídico restaurado en Jerusalén”, y tampoco les dice algo así como: “Oigan, hijos de Abraham, sepan que yo no voy a reinar en Jerusalén sino desde el cielo y con mi iglesia”. Tampoco les dice que su reino es “en el corazón de mis discípulos” o cosa semejante. El simplemente avala su expectativa mesiánica dando una parábola para que entiendan que el reino davídico será efectivamente restaurado en Jerusalén, pero que AÚN TARDARÍA HASTA SU REGRESO O PARUSÍA EN GLORIA. Este hecho destruye o fulmina todas las otras tesis del reino que aparecen por internet, y que trastocan el verdadero mensaje o esperanza del reino davídico por restaurarse.

Cristo vino a confirmar las promesas hechas a los padres del pueblo Hebreo

Cuando comenzamos a aceptar que el reino está estrechamente ligado a los Judíos, y que Dios hizo pactos muy claros y específicos con Abraham y David, tanto a corto como a largo plazos relativos a una tierra y a un reino, entonces no nos iremos por la tangente con respecto a lo que significa bíblicamente el reino de Yahweh. El problema de las iglesias es que muchas de ellas interpretan alegóricamente el reino obviando su naturaleza terrenal y nacional, tal vez por prejuicios infundados como que los judíos fueron rechazados por Dios porque “mataron a Jesús”. Estos se olvidan de lo que escribió Pablo a los romanos: “Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció…” (11:1,2). En otra ocasión, Pablo les dice a los mismos romanos que Cristo vino a confirmar lo que Dios les prometió a los padres. Dice el apóstol, así: “Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres” (15:8). Así, pues, si Cristo vino a confirmar las promesas hechas a los padres, esto significa que están vigentes, al día, ¡y por cumplirse! Es necesario entender esto para no irnos por las ramas con relación al reino verdadero que vino a ser confirmado y predicado por Jesucristo, y que luego fue anunciado por sus apóstoles y discípulos verdaderos (Lucas 8:1,2; 9:1,2).

Pablo y el evangelio primitivo

A continuación veremos qué evangelio original predicaba el apóstol de los gentiles:

Y entrando él dentro de la sinagoga, hablaba libremente por espacio de tres meses, disputando y persuadiendo del reino de Dios (Hechos 19:8).

Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, por quien he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro (Hechos 20:25).

Y habiéndole señalado un día, vinieron á él muchos á la posada, á los cuales declaraba y testificaba el reino de Dios, persuadiéndoles lo concerniente á Jesús, por la ley de Moisés y por los profetas, desde la mañana hasta la tarde (Hechos 28:23).

Predicando el reino de Dios y enseñando lo que es del Señor Jesucristo con toda libertad, sin impedimento (Hechos 28:31).

¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No erréis, que ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones. Ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los robadores, heredarán el reino de Dios (1 Cor.6:9,10).

Esto empero digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios; ni la corrupción hereda la incorrupción (1 Cor. 15:50).

Envidias, homicidios, borracheras, banqueteos, y cosas semejantes á éstas: de las cuales os denuncio, como ya os he anunciado, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios (Gál. 5:21).

Porque sabéis esto, que ningún fornicario, ó inmundo, ó avaro, que es servidor de ídolos, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios (Efe. 5:5).

Y os protestábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó á su reino y gloria (1 Tes. 2:12).

Una demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis ( 2 Tes.1:5)

REQUIERO yo pues delante de Dios, y del Señor Jesucristo, que ha de juzgar á los vivos y los muertos en su manifestación y en su reino (2 Tim. 4:1).

Otros que creyeron en el evangelio primitivo:

José de Arimatea:

José de Arimatea, senador noble, que también esperaba el reino de Dios, vino, y osadamente entró á Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús.

Los Apóstoles:

EN aquel tiempo se llegaron los discípulos á Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? (Mateo 18:1).

Entonces los que se habían juntado le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restituirás el reino á Israel en este tiempo? (Hechos 1:6,7

La Madre de los hijos de Zebedeo:

Entonces se llegó á él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, adorándo le, y pidiéndole algo. Y él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Di que se sienten estos dos hijos míos, el uno á tu mano derecha, y el otro á tu izquierda, en tu reino (Mateo 20:19,20).

El pueblo Judío:

“Bendito el reino de nuestro padre David que viene: ¡Hosanna en las alturas! (Marcos 11:10).

Los fariseos

Y preguntado por los Fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia (Lucas 17:20).

El “buen ladrón” de la Cruz:

Y dijo á Jesús: Acuérdate de mí cuando vinieres á tu reino (Lucas 23:42).

Jesús llamó a los hombres a predicar el reino

“Jesús le dijo: ‘Dejen que los muertos entierren a sus propios muertos, y tu ve y predicar el reino de Dios” (Lucas 9:60).

Jesús previó la continuación de la Predicación de este evangelio del reino hasta Su Segunda Venida

Marcos 16:15,16: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio (del reino, Mar. 1:14,15) a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”.

Lucas 9:60: “Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios”.

Lucas 9:1,2: “Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos”.

Mateo 6:33: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.

Mateo 10:7: “Y yendo, predicad, diciendo: El reino de Dios se ha acercado.”

Mateo 24:14: “Y este evangelio del reino será predicado como testimonio en todas las naciones, y entonces vendrá el fin”.

El ministerio de Felipe: el bautismo y el reino

Es interesante leer sobre el ministerio de Felipe en Hechos 8:12, 13 y que dice: “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. También creyó Simón (el mago) mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito”. Noten ustedes, hermanos, que aquellos discípulos de Felipe fueron bautizados por él cuando creyeron, ¿en qué? ¡en el anuncio del evangelio del reino de Dios y en el nombre de Jesús! Así que sí los discípulos de Felipe se bautizaron creyendo en Jesús y en su evangelio del reino. Entonces, ¿por qué millones de cristianos se bautizan hoy “creyendo” sólo en Cristo sin creer al mismo tiempo en su reino?¿Por qué se les ha ocultado el reino de Dios? No será que Satanás está detrás de este error?¿No dice Pablo de Satanás que “…el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo (la gloria y reino son sinónimos-comparar Mateo 20:21 y Marcos 10:37) el cual es la imagen de Dios”. Sí, el enemigo obscurece la mente de los incrédulos (¡Hay muchos cristianos gentiles incrédulos que suponen que le reino de Dios no es para ellos sino sólo para los Judíos!) para que no entiendan el evangelio del reino de Cristo, y así no se salven.

Pregunta Crucial

¿Está su pastor predicando este mismo mensaje bíblico (apostólico) en su iglesia? Usted tiene que definir bien este asunto, porque creer en un evangelio falso no lo salvará, pues sólo hay un evangelio salvador, y no muchos (Gál. 1:6-9). Ese evangelio primitivo, recuerde, es el reino de Dios. Este fue el mensaje que Dios mandó que Su Hijo predicara a los hombres para su salvación (Lucas 4:43, Rom. 1:16).

www.elevangeliodelreino.com

www.retornoalparaiso.blogspot.com

www.apologista.blogdiario.com

www.apologista.blog.ca

CUAL ES EL VERDADERO EVANGELIO EN HECH. 8:3, 4, Y 12?

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

“Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes ANUNCIANDO EL EVANGELIO. Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, LES PREDICABA A CRISTO. Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres” (Hechos 8:3, 4 y 12).

Estimados amigos, les invito a leer todo el capítulo 8 de Hechos, pero en especial, los versos 3, 4 y 12, porque en estos tres versos se hacen alusiones al evangelio predicado por los primeros cristianos.

Noten ustedes que el verso 3 dice que discípulos estaban predicando EL EVANGELIO, sin decir precisamente qué evangelio era. En cambio, en el verso 4, se nos dice que Felipe individualmente estaba predicando A CRISTO. ¿Es Cristo el evangelio, entonces? ¡No necesariamente! Recordemos que él mismo apareció entre los suyos, predicándoles el evangelio del Reino de Dios, y no su persona como tal (Lc. 4:43).

Nótese que aquí hay dos situaciones diferentes: Una es la de los discípulos en general, y la otra es la de Felipe. Los discípulos predicaban el evangelio, sin que se nos revele qué contenía ese mensaje o evangelio que predicaban; y la otra es la de Felipe, que predicaba a Cristo, sin decirnos tampoco que Cristo era el evangelio.

Luego Tenemos el verso 12, en donde se especifica más sobre el contenido de la predicación de Felipe, y que Lucas llama “EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS y el nombre de Jesucristo”.

Pareciera, por tanto, que para el evangelista Lucas, predicar a Cristo equivalía a predicar el evangelio del Reino y el nombre de Jesucristo. En otras palabras, que predicar a Cristo es predicar su evangelio del Reino, y las cosas concernientes a su nombre. Y por el nombre de Jesucristo yo me imagino a la misma persona de Jesucristo como Rey del Reino y el Salvador del mundo (incluido, por supuesto, su muerte en la cruz, su sepultura, y su resurrección al tercer día para la remisión de nuestros pecados—1 Cor. 15:1-5).

martes, 1 de marzo de 2011

EL GNOSTICISMO Y LOS TESTIGOS DE JEHOVA

Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

«Sin el beneficio de un previo adoctrinamiento de que Jesús era un ser eternamente preexistente y por tanto Dios, un lector del Nuevo Testamento deduciría que el esperado Mesías era una persona humana real, un descendiente de Abraham y de David, engendrado sobrenaturalmente (Mat. 1.20). Como nosotros, él vino al mundo como un infante indefenso; creció en conocimiento y sabiduría; experimentó todas las debilidades comunes de la humanidad: hambre, sed y fatiga; tuvo las emociones profundas de cualquier persona expresadas en ira, compasión, y temor a la muerte; tuvo su propia voluntad y oró para que pudiera escapar de la muerte cruel que sabía enfrentaría. El murió la muerte de un hombre mortal, y antes de su muerte, como un hijo amante y compasivo, proveyó para la continua seguridad de su madre». Anthony F. Buzzard, Teólogo Unitario.

Demos inicio a nuestro estudio:

El «gnosticismo» es un conjunto de corrientes filosóficas-religiosas que llegaron a anexarse con el cristianismo para formar un pavoroso sincretismo superpagano, en los comienzos de la era cristiana. Una de las características del gnosticismo que se originó en el Oriente, consiste en haber concertado un falso cristianismo dualista: “... todo mal está ligado a la materia”; por otro lado, “lo divino a lo espiritual solamente”. Por este motivo, no podía haber redención a través de algo material, en un cuerpo hecho de materia. De tal manera que Cristo, como espíritu, únicamente poseía un cuerpo en apariencia para salvar a la humanidad, el del “Jesús humano”, que fue dejado por el “espíritu de Cristo”, el cual después subió al cielo. Para el gnosticismo, un aeón es cada una de las inteligencias eternas, o entidades divinas, emanadas de la Divinidad Suprema. El gnosticismo sostiene que Cristo, como aeón divino, descendió de la Pléroma, la unidad esencial de la que emanan las demás existencias en pares, como Dios/Diablo, para iluminar y salvar a los hombres mortales que estaban presos y condenados por el inextinguible pecado. Juan el apóstol combatió con gran determinación el gnosticismo docético. Este gnosticismo, una de las tantas ramas habidas, apareció a fines del siglo I y afirmaba que Cristo no padeció la cruz porque su cuerpo no fue real, sino sólo una “apariencia”. Es por eso que Juan exclamó con entera resolución: «...Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo» (1 Jn.4:2-3). Y no se refiere aquí el apóstol a una presunta “encarnación” del Hijo de Dios, cuando escribe «venido en carne»: En realidad, el apóstol se refiere a Cristo como a una [entidad individual humana], como a [una persona]. [Venido en carne], no precisa una condición de preexistencia del Hijo de Dios. La identidad de Jesucristo se establece en el momento de su engendramiento sobrenatural, sucitado en el espacio y tiempo de la historia... Cualquier cosa que infiera sobre una supuesta “filiación eterna” de Cristo, queda excluida terminantemente por no ser bíblica.

La doctrina docética, como el dualismo gnóstico, separa los concpetos cuerpo y espíritu, adjudicándole al primero todo lo temporal, ilusorio y corrupto; y al segundo lo que es eterno, real y perfecto. El cuerpo de Cristo, para el docetismo, el de Jesús, fue un espejismo, una falsa ilusión, ni más ni menos. El docetismo alega que la crucifixión del Señor fue algo irreal, una quimera. Al salvar a los hombres de sus maladades, él regresó a la Pléroma como el Cristo- espíritu que era. Según Cerinto de Efeso, el Cristo divino descendió sobre el Jesús humano en el instante de su bautismo y lo abandonó antes de ser crucificado. Para el docetismo, Cristo ha sido un agente preexistente, pero para el verdadero cristianismo, su verdadera filiación, la humana, pero pura y sin mancha, se consolida al ser concebido por el espíritu santo, el poder infinito de Dios:

Lc.1:31-35 «Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios».

El gnosticismo que sostiene la idea de los espíritus o aeónes descendidos en cuerpos humanos, ha sido tomado, de muy peculiar manera, por ciertos grupos sectarios denominados como cristianos, pero que en realidad no lo son. Lo vemos en la doctrina “teoantrópica” que ha sido aceptada por católicos y protestantes; lo miramos en los mormones, que proclaman que “las almas humanas existen antes de su encarnación en cuerpos de hombres y mujeres: que son los hijos espirituales de los dioses”. Por otra parte, la sincrética Nueva Era, declara que “al dar principio una nueva edad, el Solar Logos, Sanat Kumara, o Satanás, envía al Cristo, un espíritu, que desciende de las partes altas espirituales sobre un cuerpo humano con el propósito de dar al mundo una nueva revelación iluminadora”. Para la Nueva Era, “el Cristo descendió sobre el cuerpo de Jesús en el instante de su bautismo y obró en el durante tres años”. Para los seguidores de la Nueva Era, este hecho “inaugura la Era Cristiana, tiempo en que la tierra enfrentó la constelación de Piscis”.

Sería muy imperdonable no decir que los Testigos de Jehová han concientizado mucho del influjo del retorcido gnosticismo. “Imperdonable”, porque muchos han caído en su mortales redes y por ende es necesario mostrarles los errores doctrinales de este herético clan. Y aunque reniegan con puntapiés, cachetadas y porrazos furiosos de los católicos y protestantes por el dogma de la encarnación de Cristo, paradójicamnte también han acpetado este pagano dilema, nada convincente para los buenos escrutadores de las Sagradas Escrituras. Miremos lo que sus atroces y ridículos documentos dicen al respecto:

En «Estudios en las Escrituras», tomo 5, se dice que: “Nuestro Redentor existió como espíritu antes de hacerse carne y vivir entre los hombres...”

En otros de sus escritos se comenta que “Jesús no era Hijo de Dios”. Que el arcángel “Miguel es realmente Cristo Jesús”. Para los Testigos, Cristo Jesús era una criatura espirtual creada antes de la fundación del mundo. “Cristo Jesús, Miguel, peleó con el dragón y este fue echado a la tierra” (Ap.12:7).

Así como los gnósticos, los Testigos de Jehová despojan a Cristo de sus inherentes cualidades humanas: lo tornan primero como un ser espiritual, en un ángel, Miguel, y lo colocan con “previedad” en un sito extraterreno; después lo introducen en un cuerpo humano. A diferencia de los gnósticos, Cristo no asciende a los sitios celestiales como espíritu, sino que su cuerpo se ha desvanecido como si fuera un “gas volátil”, como cualquier conocido en este mundo. Con esto niegan su gloriosa resurrección corporal, tan evidente en el Nuevo Testamento. En la Biblia miramos que después de su resurrección, Cristo les hace saber a sus discípulos que [no es un espíritu, sino que él mismo, de carne y hueso]... ¿es posible que un espírtu incorpóreo sea capaz de comer un pez asado cómo Cristo lo hizo? (léase por favor Lc.24:36-43). ¿No dice Pablo, después de la resurrección del Señor, qué «somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos»? (Ef.5:30). ¿Qué contestan a esto los hijos “malcriados” de Russell? La desquiciada idea de los Testigos que supone que el cuerpo de Cristo se halla preservado en un lugar oculto y desconocido, es una enorme farsa, porque la Biblia nos dice que el Señor y Mesías se encuentra [Sentado a la Diestra del Padre, en el cielo]. Corrobórese esta afirmación en Lc.24:51; Mr.16:19; Hech.1:11; 7:55.

¿Es Cristo Jesús el arcángel Miguel? Definitivamente... ¡no!

La Biblia jamás asevera semejante esperpento que los Testigos de Jehová difunden con abierta desfachatez. Esto es evaluado como estúpido: una birra hecha a la medida de sus corazones carnales, mangoneados por el astuto Satanás, el padre de mentira, que los “trae de cabeza”. Para empezar, la Biblia nada dice a este respecto. En el capítulo primero de la carta a los Hebreos, Cristo no es únicamente superior a los profetas (1:2), sino que también a los [ángeles], como «Hijo de Dios»... mírese para esto Heb.1:4; 2:18. En el capítulo citado, Pablo hace una «comparativa y perfecta distinción» entre Cristo Jesús y los ángeles de Dios: «¿A cuál...?», es decir, «A qué ángel individual». Como [clase], los ángeles son llamados «hijos de Dios» (Elohim... Sal.29:1), pero ningún determinado ángel es llamado «Hijo de Dios» como es en el caso del Mesías Hombre en el Sal.2:7. En la carta a los Hebreos, aparece este mismo verso: «... Mi Hijo eres tú, yo te he engendrado hoy, y otra vez: yo seré a él Padre, y el me será a mí Hijo? (Heb.1:5). Cristo es «superior a los ángeles», puesto que «alcanzó por herencia (como el Unigénito Hijo de Dios, como el Primogénito del Padre) más excelente nombre que ellos» (Heb.1:4). La Biblia no muestra que exista “adoración” entre los ángeles, pero de éstos Cristo sí la ha «recibido» (véase por favor Heb.1:6). Cristo es el «heredero de todas las cosas, del mundo venidero» (Heb.1:2), es el «resplandor de la gloria de Dios» (Heb.1:3). Fue quien realizó la «purificación de nuestros pecados» (Heb.1:7), y hoy se halla «Sentado a la Diestra de la Majestad», esperando su «regreso al mundo», por orden categórica del Padre, para« gobernarlo por mil años con sus hermanos redimidos» (Heb.1:3; Mt.24:36; Mr.13:32; Mt.25:31-36; Ap.1:7; Ap.20:4, 6). En esto, Cristo es [incomparablemente superior los ángeles]. Las funciones que los ángeles desempeñan por voluntad de Dios, no son equiparables con la grandiosa obra de Cristo... ¿No dice Pablo de ellos?: «No son todos espíritus ministradores, enviados para el servicio a favor de los que serán herederos de la salvación (Heb.1:14). ¿Y de Cristo?: «Por lo cual Dios también lo exaltó a lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos (los ángeles), y en la tierra, y debajo de la tierra... » (Fil.2:9-10).

No es factible que Cristo, antes de su engendramiento, haya sido un ángel, puesto nunca perteneció a esta «compañia» (véase por favor Heb12:22). Estas maravillosas entidades creadas no son una «raza», de tal forma que Dios «no pudo socorrer a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham» por medio de Cristo (Heb.2:16). Cristo proveyó salvación a los hombres caídos, y no a los ángeles que le fallaron a su Creador, porque su naturaleza humana, una intachable y perfecta, lo relacionaba con los hombres de los cuales descendía (véase su genealogía terrena en Mt.1:1-17).

La doctrina de la “encarnación” de Cristo ha hecho del bendito Señor un ser ambiguo, un dios-hombre, al cuasi-marginar confusamente su naturaleza humana con una divina. Los padres de la iglesia primitiva procedentes de la Escuela Catequística de Alejandría, formularon y le dieron la “bienvenida” a este dogma mundano, vástago de la filosofía griega, en los concilios católicos como el de Nicea (325. d.C) y el de Constatinopla (381 d. C). Más tarde, del mismo modo, los llamados “evangélicos protestantes”; con sus variaciones: los mormones, los miembros de la ocultista Nueva Era, y los Testigos de Jehová.

Errores doctrinales tan garrafales como este, son muy comúnes en los Testigos de Jehová; sobre todo, en sus profecías, las que nunca han sido veraces en sus cumplimientos. Por ejemplo, haciendo un paréntesis, Russell aseguró que “los tiempos de los gentiles terminarían en 1914”, cosa que todavía no se ha dado en estos días (Lc.21:24). Para 1889, Russell había profetizado que en “veintiséis años después” de esta fecha dada los “gobiernos del mundo serían devastados”, y nada de esto, hasta hoy, ha ocurrido. Profetizó este soberbio engendro del mal que para el año 1914 la “Iglesia Católica Romana sería derrumbada”... ¡y cómo hay católicos hogaño en el mundo, amados lectores! Y por si fuera poco, vaticinó, como si fuese un “profeta de Dios iluminado”, que los “bancos, escuelas e iglesias serían aniquilados de una vez por siempre”: situación sin cumplimiento, hasta la fecha, amigos míos.

Hay más, pero creo que con esto se da prueba suficiente que los Testigos de Jehová es una «condenable y falsa secta anticristiana, de rotundo engaño», que no tiene parte en el glorioso Reino de Dios futuro, sino en el ígneo Infierno, al menos que desista a sus inumerables y absurdas ficciones que ha creído con necedad fanática y ceguera colosal.

¿O no es cierto esto, Sr. Armando López Golart? Usted que ha dicho que salió de los Testigos de Jehová. Es muy extraño que a pesar del daño que le ocacionaron, como usted una vez me lo confesó, y le consta que no miento, jamás le hemos visto que les refute tan siquiera una de sus diabólicas y retorcidas doctrinas, llenas de implacable perversidad... Extraño es, Sr. López Golart, que usted no haya denunciado la cruel conducta para con el prójimo de este movimiento dislocado, exponiendo el caso suyo como ejemplo, como lo han hecho con valentía otros. ¿Porqué no les muestra a las gentes, por su experiencia, los manejos inconvenientes y malignos de la secta, Sr. López Golart? Pero lo más extraño es que usted insista en seguir abrazando sus conceptos equivocados, según lo visto en sus espurios y tenebrosos escritos, a pesar de las heridas emocionales que estos hijos del diablo y de la muerte le propinaron tan “efectivamente”... ¿O miento, Señor Armando López Golart? Usted asegura que es una persona por demás “tranquila”; discúlpeme por no dar crédito en lo que afirma, porque sus ofensivos escritos dicen que usted es otra clase de persona: usted refleja el pensamiento de un desesperado y fanático religioso, furiosamente conflictivo, el de un neurótico compulsivo, el de una persona muy inestable y terca... Tal es la verdad, simplemente. Tenga cuidado, porque «... el juez está delante de la puerta» (Stg. 5:9).

Y para terminar, como recapitulación y un agregado más:

El gnosticismo del siglo II (Gnosis = conocimiento) “encarnó en el cuerpo del Jesús humano un espírtu o aeón bajado de las esferas supramundanas”, el de Cristo, privándolo de su verdadera identidad humana que se originó en el momento de su concepción sobrenatural («Y dará a luz un Hijo, y le pondrás por nombre Jesús...» Mt.1:21).

Los gnósticos enseñaron que la salvación se alcanzaba, tan sólo, a través de la “iluminación de la mente”, de la “conciencia”. Esta “iluminación” descendía en los seres humanos “selectos” en las cuestiones espirituales, en los llamados “iniciados”, pero nunca en los cristianos en general. Los gnósticos reemplazaron la Fe por el conocimiento intelectual: La expeculación por arriba de las normas fundamentales propuestas en los Evangelios; por tal razón, Juan el apóstol, con gran indignación, los combatió enérgicamente. Con sus variaciones, los católicos y protestantes, los mormones, los novoeristas, y los Testigos de Jehová, han sido embrujados en este tiempo por su hechizo antiguo y mundano, como ya lo vimos anticipadamente en este estudio.

Le doy las gracias a mis amados lectores por visitarnos con agrado en esta su página, en donde se predica la verdad con dedicación y seriedad.

Que Dios me los bendiga siempre.

Biblia Plenitud: NVI

Biblia de Estudio Siglo XXI, RVA.

Comentario al Texto Griego del Nuevo Testamento. A.T. Robertson.

La Doctrina de la Trinidad: La Herida Auto Inflingida del Cristianismo. Anthony F. Buzzard.

Cuál Camino? Luisa Jeter de Walker.