Datos personales

Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Testigos de Jehová(Lavasori examina el DVD de la WT -Fe en Acción- Parte 4)

Testigos de Jehová(Lavasori examina el DVD de la WT -Fe en Acción- Parte 3)

Testigos de Jehová(Lavasori examina el DVD de la WT -Fe en Acción- Parte 2)

Testigos de Jehová(Lavasori examina el DVD de la WT -Fe en Acción- Parte 1)

LOS SANTOS DEL ALTISIMO RECIBIRAN EL REINO (Dn.7:18)

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Introducción

El mensaje central que Jesús vino a anunciar por encargo de Su Padre fue ‘el reino de Dios’, un gobierno divino universal justo y perfecto que traerá la paz y la justicia eterna a la humanidad (ver Lucas 4:43). En Daniel 7 tenemos la visión que recibió el profeta Daniel de un Mesías triunfante que es traído ante la presencia de Dios (el Anciano de días) y honrado con la entrega de dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran…un reino que nunca será destruido (v.14). Pedro dice que Cristo fue coronado, después de haber padecido, muerto, sepultado y resucitado de entre los muertos en victoria. Dice el escritor de Hebreos, así: “…a Jesús, coronado de …” gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte” (Hebreos 2:9). Tome nota que Cristo no fue glorificado sin méritos, sino más bien A CAUSA (¡así dice el texto!) de haber padecido hasta su muerte. Y en Filipenses 2:8,9, leemos: “…y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual (¡o por esta razón!) Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre”. Así que nuestro Señor hizo méritos propios para ser exaltado hasta lo Sumo, un hecho que pone en aprietos a los trinitarios que creen que Cristo era Dios mismo antes de ser un hombre, excelso hasta lo Sumo como la Segunda persona de la Trinidad.

La glorificación y reinado de los santos

Luego, a su debido momento, todos aquellos que recibieron con alegría el mensaje del reino (el evangelio) y se apartaron del mundo para vivir de acuerdo a los mandamientos de Dios, serán igualmente honrados con la entrega y participación de este glorioso reino del cielo una vez que hayan demostrado ser dignos de él por sus propios padecimientos. El verso 18 dice muy claramente: “Después recibieron el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre”. El verso 22 dice: “…y se dio el juicio a los santos del Altísimo, y llegó el tiempo, y los santos del Altísimo recibieron el reino”. Así que los santos, es decir, los fieles, recibirán el reino una vez que se les juzgue dignos.

Padecimientos antes de recibir el Reino

Sin duda alguna, los creyentes reciben el reino después de que el rey Soberano, el Señor Jesucristo, lo haya recibido, y no sin antes haber padecido como él padeció (“la participación de sus padecimientos” –Fil. 3:10). Así que si padecemos con Cristo y vencemos, seremos dignos de su reino como reyes y sacerdotes, o como los otros “cristos” o ungidos que lo asistirán en su gobernación mundial. Dice Pedro, así: “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna (su reino) en Jesucristo, después de que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca” (1 Pedro 5:10).

Los primeros cristianos jamás creyeron que la vida cristiana sería un lecho de rosas, o que sería una existencia libre de penurias, pruebas y luchas constantes. Al contrario, ellos sabían que sus principales enemigos serían el mundo, la carne y el diablo, los cuales serían sus obstáculos constantes en su derrotero hacia la meta gloriosa. Así lo confirmó Pablo en Hechos 14:22, cuando escribió: “… Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”. Así que para entrar en el reino es necesario padecer, soportar y vencer una serie de tribulaciones que el diablo y sus agentes angélicos y humanos nos pongan en el camino.

Cristianos confortables

Sin embargo, muchos cristianos no desean padecer, y buscan confundirse con el mundo, viviendo como los infieles, haciéndose amigos de los pecadores impenitentes para evitar la mofa, los agravios y todas las contrariedades que se suscitan por causa de la santidad (separación del mundo). Incluso teólogos cristianos han inventado la tesis de un rapto pre-tribulacional para justificar un pueril escape de las horrendas tribulaciones venideras que deben sobrevenir sobre este mundo y sobre los fieles. Estos cristianos indolentes se olvidan que millones de sus colegas cristianos durante los últimos veinte siglos han padecido horrendas persecuciones y tribulaciones por su fe hasta el final de sus vidas. Pero ellos no quieren afrontar sus propias pruebas que se les advierte que padecerán por causa de la justicia. Y lo más grave de todo es que ellos están empujando a millones de cristianos a bajar la guardia, a sentirse confiados y seguros de que “volarán” de este mundo antes de que aparezca el hombre de pecado, el anticristo, el hijo de Satán. Estos creyentes no se están preparando mentalmente y espiritualmente para soportar las pruebas, alimentando su fe y su conocimiento del Señor.

Pero si los primeros cristianos sufrieron espantosamente a manos de sus viles detractores, ¿por qué tendría que ser diferente con la iglesia de los últimos días?¿No parecería ser Yahweh un Dios injusto al permitir el escape de los cristianos contemporáneos y no de los primitivos?¿Y qué diremos de todos aquellos cristianos que murieron bajo la autoridad de Roma a través de su “Santa Inquisición”? Si ellos no escaparán a su fatal y cruel destino, ¿por qué tendría que lograrlo la iglesia contemporánea a través de un rapto secreto?

Debemos tomar conciencia de que el premio de la vida eterna en el reino de Cristo es un regalo de Dios, pero se requiere que hagamos mucho de nuestra parte, es decir, trabajar perseverantemente para nuestra salvación. Y recuerde que salvación es entrar al reino de Dios con vida eterna (Véase Mateo 19:16-25). Usted y yo debemos, entretanto, estar buscando y pidiendo por la venida del reino de Dios a la tierra (Mat. 6:10,33), pues ésta es la verdadera esperanza que Dios tiene reservada para todos los que le aman de todo corazón. ¿Lo está haciendo usted así?

MIMETISMO RELIGIOSO

«No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema» (Ga.1:7-9).

Hoy se enseña un “evangelio”
Con “dramitas”, con “slogans”,
Con la “gracia del video” . . .

Con películas del mundo
Retocadas de verdad
A los pobres indigentes
Se les lleva a la impiedad.

Para ellos hoy lo “nuevo”
Es mejor que el Evangelio,
Mas lo “nuevo” es perfecto
Para enviarlos al Infierno.

Ellos creen qué con “circos”
Al Señor agradarán,
Mas lo único que agradan
Es la mente tan carnal.

Ya el Señor está enojado
Con la Iglesia del "chispazo",
Del desorden y pasión,
Del creyente que es mundano.

Evangelio indecoroso
Ellos hablan con la "unción"
Del astuto diablo viejo
Que ha embotado su razón.

Javier Rivas Martínez.

ES LA BUENA NUEVA EL REINO DE DIOS

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Una enseñanza central

Amigos míos, si hay una enseñanza en la Biblia que me es rotundamente clara y muy fácil de creer, esa es el Reino de Dios. Se puede decir que el reino de Dios es el tema central de las Santas Escrituras, y la razón de la venida de Jesús al mundo. Sí, muchos creen que la razón de la venida de Jesucristo al mundo fue para “morir por nuestros pecados y llevarnos al cielo si somos buenos”—¡Pero esto no fue lo que Jesús dijo! El dijo otra cosa muy distinta, y usted lo puede descubrir en Lucas 4:43: “Es necesario que a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios PORQUE PARA ESTO HE SIDO ENVIADO”. Tome nota usted de que fue Jesús mismo quien dijo que el propósito por el cual fue enviado por su Padre a este mundo fue para anunciar el evangelio del reino de Dios. Por tanto, en ninguna parte encontrará usted que Jesús dijo que fue enviado para morir por nuestros pecados, aunque ciertamente su misión evangelizadora le traería su muerte vicaria a favor de los hombres (Juan 3:16). Así que Dios dio (mandó) a Su Hijo al mundo para que todo aquel que en él crea (en el mensaje divino del evangelio del reino) no se pierda, mas tenga vida eterna. Usted puede leer además en Marcos 1:1,14,15 y 16:16 que Jesús dice que el que creyere en su mensaje o evangelio del reino será salvo. Así que creer en Cristo es creer en su mensaje del evangelio del reino.

La Semilla del Reino

En muchas de sus parábolas, el Señor Jesús habla de su reino, y por eso se las llama, “las parábolas del Reino”. En la parábola del sembrador, tenemos al sembrador en el campo, y la semilla (la palabra) que es sembrada en distintas tierras. La semilla que se siembra es la palabra del reino, y esa palabra del reino es esparcida en diferentes suelos (que representan los diferentes “corazones” de los hombres). Una de las semillas que cayó junto al camino representa, según Jesús, a los que oyen (la palabra del reino) y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra sembrada, para que no crean y se salven” (Lc. 8:12). De modo que la salvación viene por creer en la semilla que se siembra, que es la palabra del Reino (el evangelio). El sembrador, en primera instancia, es Jesucristo, y su semilla es la Palabra del reino, el mensaje del reino que vino a traer de parte de Su Padre (Hechos 10:36). Así que el diablo no está preocupado en sacar del corazón del hombre al sembrador mismo, sino la semilla que el sembrador plantó en el potencial salvo. Es la semilla del sembrador que le preocupa al diablo, porque si ésta echa raíces en el corazón del hombre, dará mucho fruto para salvación.
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Muchos, como los mismos demonios, creen que el sembrador principal de esta semilla es Jesucristo, el Hijo de Dios, pero esa convicción no los salvará en absoluto. Lo que los salvará es lo que Jesucristo vino a enseñarles, su evangelio, pero sólo a aquellos que lo creen de todo corazón. Por supuesto que para entrar a ese reino maravilloso hay que aceptar la “fórmula” del Señor, y esa fórmula es creer en su sacrificio vicario a favor nuestro para limpiarnos de nuestros pecados pasados (Efe. 1:17; 2:13, 1 Jn 1:7; Apo. 1:5). Así pues, todo aquel que cree en el evangelio de Jesucristo, y se bautiza (símbolo de su propia muerte y resurrección) para perdón de sus pecados, está en camino de la vida eterna en el reino. Este hombre renacido deberá andar en novedad de vida, haciendo buenas obras.

El evangelio completo revelado

Muchos han pasado por alto el crucial pasaje de Hechos 8:12 o simplemente no le han tomado la suficiente atención. ¿Qué nos dice este interesante pasaje? Veamos: “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres”. Este pasaje es crucial para entender lo que los primeros cristianos predicaban y por lo cual bautizaban. Nótese que Felipe, un evangelista, predicaba dos cosas: el reino de Dios y el nombre de Jesucristo. El pasaje no dice que Felipe predicaba primero el nombre de Jesucristo y luego el reino de Dios. El puso primero el reino de Dios y luego todo lo relacionado con el nombre de Jesucristo. Es exactamente lo que hizo Pablo cuando estuvo en Roma cuando predicaba el evangelio: “Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, 31 predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento” (Hechos 28:30,31). Y esto es así porque sencillamente el reino de Dios es el mensaje de Dios para los hombres, su evangelio prístino que fie complementado con todo lo relacionado con el nombre de Jesucristo. Desafortunadamente las iglesias de hoy, irónicamente llamadas “evangélicas”, sólo son “Cristo céntricas” pero acerca del mensaje del reino nada o muy poco anuncian…¡y luego se atreven a bautizar a gentes que nada o muy poco saben de este precioso mensaje del reino! Hay otras iglesias que se llaman del “evangelio completo” pero que en realidad deberían llamarse del “evangelio incompleto” porque nada predican del maravilloso reino que Jesús restaurará en la tierra en su parusía. El mensaje central del reino es simplemente considerado muy judío, como una promesa que no le compete a la iglesia, y por tanto, no hay porqué predicarlo al mundo gentil. Grave error. Jesús mandó a predicar su evangelio a todas las naciones, y no tan sólo a los israelitas (Mateo 24:14). Satanás si duda ha sembrado esta confusión en la mente de los eruditos bíblicos, restándole importancia al mensaje del reino.

El veneno de la Teología del Reemplazo

Como dice José G. Baritto L: “El espantoso engaño conocido como teología del reemplazo se ha convertido en un cáncer en los círculos teológicos durante los dos últimos milenios y da la impresión que se niega a desaparecer. Si bien la teología del reemplazo tiene diferentes aplicaciones y modos, es una teología que tuvo su origen en los primeros padres, no judíos, de la llamada “Iglesia Cristiana” que afirmaron fríamente que una nueva organización llamada “la iglesia” en Roma y basada en dicha ciudad, era la “nueva Israel.” Esta odiosa doctrina no es, ni mucho menos, un significante tema teológico, sobre el que argumentar, sino que ha estado al frente del antisemitismo, la judeofobia, y ha alimentado el fuego de los trágicos acontecimientos históricos como puedan ser la Inquisición española, las Cruzadas católicas, el que se echase a los judíos de todos los países europeos, así como del holocausto nazi”.

Con el catolicismo romano, y “gracias” al insigne teólogo Agustín de Hipona, el reino de Dios, que es el reino de David, fue trastocado radicalmente, convirtiéndose de la noche a la mañana en una nueva institución humana vertical, clerical, y autoritaria llamada la iglesia de Roma.

Pero el Apóstol Pablo es claro sobre los grandes privilegios que Dios le ha concedido a Israel. Él escribió en Romanos 9:4: ”Que son Israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, los pactos, la dación de la ley, el culto, y las promesas”. Pablo en ninguna parte insinúa que estos grandes privilegios se han anulado, o que han perdido el derecho, o se han cancelado. ¡De hecho los tres capítulos de los cuales este verso es una parte (Romanos 9-11) tienen como uno de sus propósitos hacer énfasis en que Dios no ha cancelado Sus promesas a Israel o las ha transferido a algún otro pueblo! ¿Qué dice Pablo en Romanos 11:1? “Digo, pues, ha rechazado a su pueblo al cual desde antes conoció? ¡De ninguna manera! Porque yo también soy israelita, de la simiente de Abraham, de la tribu de Benjamín. Dios no ha rechazado a su pueblo al cual desde antes conoció”.

Los Apóstoles esperaban la Restauración del reino

Los apóstoles y los primeros cristianos fueron judíos, y ellos no perdieron su expectativa mesiánica de un reino davídico restaurado. Contrario de lo que muchos pudieran esperar, los apóstoles no abandonaron su esperanza por un reino davídico restaurado en la tierra prometida. Esto se vislumbra claramente en vísperas del regreso de Jesús al cielo. En Hechos 1:3 vemos que el Jesús resucitado se la pasó con sus discípulos en una especie de seminario intensivo de 40 días para hablarles del reino de Dios. Sí, Jesús pasó 40 días enteros enseñándoles a sus discípulos sobre su reino. En el versículo 6 leemos que los discípulos ansiosos le preguntan al Maestro si él restauraría el reino a Israel en breve, a lo cual Jesús les responde que sólo el Padre sabe el momento preciso para tal añorada restauración (v.7). Estos tres versículos nos demuestran sin lugar a dudas que Jesús no canceló las promesas antiguas de un reino por restaurarse, sino que las confirmas diciendo que sólo Dios sabe el tiempo exacto para tal esperado evento extraordinario. Por eso Pablo pudo decir que Jesús vino a CONFIRMAR LAS PROMESAS HECHAS A LOS PADRES…NO A CANCELARLAS. Dice él así en Romanos 15:8,9: “Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres, 9 y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito”. Nótese que los gentiles glorificarán a Dios por su misericordia, pues ellos también participarán de ese reino davídico y se beneficiarán de sus bondades. Así que decir que para los Judíos es el reino, y el cielo para la iglesia gentil, no es lo correcto.

Usted puede “acelerar” el regreso de Jesucristo a la tierra

El Señor Jesús dijo muy claramente que el fin (…y la parusía) se efectuará sólo cuando sus discípulos cumplieran con su encargo de proclamar su reino a todas las naciones como testimonio. Estas son sus palabras textuales: “Y este evangelio del reino será predicado en todo el mundo como testimonio, y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).

La iglesia en los últimos 17 siglos se ha olvidado del evangelio del reino porque ha supuesto que el evangelio es Cristo mismo y no su reino. Ha sido también aleccionada de que ella es el reino ya establecido en la tierra, y que Cristo es su rey que reina entre sus fieles. De este modo la proclama del reino futuro se ha vuelto innecesaria ya que esta esperanza ya es historia con la inauguración de la iglesia en Pentecostés del 33 EC.

Nosotros creemos que el reino es una institución que heredará la congregación de Jesús, los verdaderos israelitas, los hijos de Abraham, los escogidos, los cristos (reyes y sacerdotes), los que esperan la parusía del Señor en gloria para heredar el reino. Ellos recuerdan la promesa del Señor Jesús en Mateo 25:31,34: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”.

Amigo mío, ¿está usted dispuesto para heredar el reino de Cristo? Su salvación está en juego! Le invito a leer mi estudio: La Salvación, ¿qué significa realmente? Sólo me lo debe solicitar y yo se lo enviaré en un email (molceses@hotmail.com).
Más información sobre el evangelio del reino en:

www.elevangeliodelreino.org