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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

sábado, 1 de octubre de 2011

DESMINTIENDO AL SR. ARMANDO LOPEZ GOLAR CON RESPECTO AL REINO (puntos que deben quedar aclarados)



Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

Bien dijo un buen amigo de por acá: «Javier, las gentes creen las cosas que le enseñan en la Iglesias, y las defienden a pesar de estar luxadas, y con vigor fanático». Muy ciertas sus palabras. Las doctrinas tradicionalistas en las Iglesias, han sido un gran problema de salud espiritual siempre. Llegan a formar un sólido arraigo, un poderoso patrón de conceptos equivocados en las mentes de las personas. Cuando esto así sucede, es muy difícil que alguien acepte la verdad, aun si se le presenta con sobrada simpleza. Personalmente fui adoctrinado en el sistema carismático pentecostalista, pero no paso mucho tiempo para que descubriera su colosal error, sin pasar decir, a través del estudio bien sistematizado de la Biblia. Típico caso de lo que comentamos, lo vemos en el señor Armando López Golart, que siendo expulsado de los Testigos de los Jehová, como nos lo dijo una vez persiste asombrosamente “rumiando” sus doctrinas tergiversadas y condendatorias, y lo más asombroso, pese al maltrato que le “acomodaron lindamente de Norte a Sur y de Este a Oeste”. Sectas como los Testigos de Jehová son expertas en el lavado de cerebro magistral. Es mucho más factible que un areolito caiga tres veces en la cabeza de un mismo alfiler que un Testigo apruebe con dócil razón los dogmas fundamentales que lo allegarían a la salvación. Lo único que puedo aconsejare a este empedernido Señor, que deje todo lo que de esta secta infernal aprendió, y que se sincere con el Padre y Señor de los creyentes con el fin de que el célico Paráclito lo guíe a toda justicia y verdad.

Este estudio es un complemento de uno de los escritos más recientes que mi hermano Mario Olcese Sanguineti publicó, y el cual habla de la certera participación del rey David y de Juan el Bautista, el mayor de los profetas del Antiguo Testamento, en el Reino de Dios como dignos gobernantes, como sacerdotes y reyes de Cristo en la tierra Milenaria, previamente restituida. Para López Golart, Juan el Bautista no formará parte de los que gobiernen el Reino de Dios futuro, basándose en una desfigurada apreciación de Mt.11:11, exactamente donde se lee: «... pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él». Le mostraremos a este improvisado “teólogo” lo muy equivocado que está.

En Lucas 13:28-29 se nos dice que [todos los profetas se sentarán en la Mesa del Reino] (lean por favor los textos anteriores, amables lectores). El sentido claro de esto es que [todos estos profetas serán partícipes como gobernantes], como [reyes y sacerdotes] en el Reino Mesiánico (Ap.20:4-6). Tales profetas comprenden los Menores y Mayores del Antiguo Testamento, los fieles profetas orales, y en general los que se mencionan en el Nuevo Testamento. Obviamente, entre «todos los profetas» de Lc.13:28 se encuentra el rey David, porque además de rey fue un «profeta del Señor». Dios, en un pacto incondicional (2 S.7:16), le prometió al rey David que «uno de su linaje reinaría para siempre» (2 S.7:16... véase con respecto a esto los versos siguientes: Sal.89:3-4;34-36; Is.9:6-7; Jer.23:5-6;30:8-9;33:14-17,20:21; Ez.37:24-25; Dn.7:13-14; Os3:4:4-5; Am.9:11; Zac.14:4-9). La Biblia nos dice que la descendencia de David sería una real, invariablemente. El derecho de gobernar siempre le ha competido a la simiente del rey David. La expresión «para siempre», Sr. López Golart, significa que la autoridad davídica (el gobierno davídico) sobre la nación de Israel, nunca le sería quitada al rey David; jamás sería traspasada a otra familia diferente. Siendo David la cabeza, el precursor de esta [autoridad], sería una enorme estupidez, una gran locura pensar que Dios viniera a separarlo de [ella], “asi como así”, en la era Milenaria. Si los doce apóstoles habrán de sentarse en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel (Mt.19:28), ¿qué podríamos pensar de David por lo qué fue, qué recibirá una recompensa insignificante cuando con gloria corporal indiscriptible ingrese al Reino Milenario del Hijo de Dios? ¡Por favor, Armando! Use la cabeza por lo menos para pensar un poquito... tan siquiera para eso. ¿Qué acaso no entiende qué son todos los qué han seguido a Cristo, los qué han creído en su Nombre, los qué han esperado en él, sin dejar a un lado a los santos del Antiguo Testamento (Dn7:22, 27;) los qué recibirán [cien veces más y heredarán la vida eterna] como reyes y sacerdotes en el mundo futuro y restituido? (Mt.19:20)... «Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo (Mt.25:34). No sea tonto ni soberbio, señor López Golart. ¿No dijo el Señor que «los mansos heredarán la tierra»? (Mt.5:5). ¿No son los mansos a los que Crsto se refiere, todos los santos creyentes qué han sido fieles a él? ¿O es qué se dirigía a “otro grupo especial” de personas dentro de los creyentes en general? Esto último, no puede ser nunca de los nuncas. La Biblia, en ningúna parte lo insinúa, menos lo presenta abiertamente de es modo. ¿Cómo probar razonablemente tan torpe idea?

Señor Armando López Golart?: ¿En qué lugar de la Biblia saca usted qué Dios excluirá al insigne rey david como gobernante futuro de la tierra Milenaria prometida desde la antigüedad? Si es de ese modo, «la parábola de las diez minas» es un asunto intrascendente en el Nuevo Testamento. Aunque ciertamente en «la parábola de las diez minas» se nos expone que no todos los gobernantes del Reino les será otorgada «la misma autoridad» para gobernar. Mirémoslo en los versos siguientes:

«El le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades. Vino otro, diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas. Y también a éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades» (Lc.19:17-19).

Cristo, como hijo de David, es llamado el Renuevo de David (Jer.23:5), Hijo de David (quince veces señor López Golart, quince veces), Linaje de David (Jn.7:42; Ro.1:3; 2 Ti.2:8), Raíz de David (Ap.5:5), Raíz y Linaje de David (Ap.22:16). ¿Es esta razón suficiente, señor López Golart, para qué el rey David, por ser prosapia directa de Cristo, sea relegado como un mero súbdito sin autoridad en el Reino Mesiánico? He discutido con evangélicos y católicos exasperadamente irreflexivos, pero usted señor López Golart, “se voló la barda de las trescientas millas de altura”.

«... pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él».

Señor Armando López Golart, con respecto a Juan el Bautista: «El que sea menor» (ho mikroteros, gr.), es una traducción hallada en la V.M.: «el que es muy pequeño». El artículo con el comparativo es un modismo en uso creciente, en el Koiné vernacular para el superlativo. Lo que Jesús dice aquí, no parece menos que una paradoja; por eso ha confundido a tantos, entre los que se encuentra usted, mi indurado amiguito Armando López Golart, por no poner atención en el contenido de los textos del entorno. Lo que Jesús quiso decir en verdad en Mt.11:11, es que Juan es [mayor] (meizön, gr.) que [todos los otros en carácter], pero que [el menor] en el Reino de los cielos [lo supera en privilegios]. Juan el Bautista no fue tan privilegiado antes de morir como aquellos testigos y seguidores del Señor que le oyeron predicar el maravilloso Reino de Dios futuro, como aquellos que le vieron realizar los portentos y milagros que asombraron hasta al más terrible de sus opositores... muchos miraron y creyeron; otros, por desgracia, no:

« Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron» (Mt.13:16-17).

«Juan el Bautista marca el fin de una era: «hasta Juan»; y el principio de otra era. Todos los que vienen tras Juan están de pie sobre sus hombros. Juan es la cumbre descollante entre el viejo y lo nuevo».

Juan el Bautista fue el más grande de los profetas, porque él fue el precursor del Mesías. Juan el Bautista lo presentó directamente a sus contemporáneos (véase Jn.1:29-30).

¿Tampoco le es suficiente esto, Armando López Golart, para convencerse qué Juan el Bautista gobierne con Cristo en su maravilloso y Milenario Reino? ¿No se merece el derecho, por tan importantes características tenidas, de recibirlo para reinarlo? ¿No le prometió el ángel al profeta Daniel qué se levantaría para recibir su [heredad], de otro modo, para recibir su parte como rey en la Teocracia Terrenal y Escatológica? (Dn.12:13). ¿Fue más grande, acaso, Daniel como profeta qué Juan el Bautista? ¿Me explico, señor López Golart?

Señor Armando López Golart, hijo impuro de la Watchtower: si usted no deja de conciliar esa mala idea jehovista de los “144.000 ungidos” que abraza con tan insano consentimiento, nunca podrá comprender con suma sencillez y cordura las principales verdades Escriturales, como las que han sido expuestas en este escrito. El proseguir defendiéndoles a los Testigos de Jehová su sarta de mentiras dogmáticas, es una manera de “agradecérles” las perversidades que a usted le propinaron, en vez de denunciarlos con vehemencia y valentía... lo siento, por lo que pienso contrariamente de usted. ¡Qué insólita estupidez! No lo entiendo, en serio. Muy lastimoso su caso.

No he dejado de pensar que usted, o es un traidor encubierto de esta maligna secta, o es un pernicioso masoquista religioso que la amará hasta el último expiro que salga de su viperina boca, a pesar de todo lo traumático que experimentó con ella.

Usted se lo pierde por arrogante y necio, por falaz.

Gracias, amigos que nos visitan.

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EL EVANGELIO PERDIDO DE JESÚS