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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

domingo, 15 de agosto de 2010

JESUS JAMAS PROMETIO A SU IGLESIA EL CIELO COMO SU MORADA ETERNA!

¡Respuestas geniales a preguntas cruciales!
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Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
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Pregunta # 1:
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¿Acaso no prometió Jesús a sus seguidores el cielo en Juan 14:1-3?
Respuesta:
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Jesús jamás prometió a sus seguidores darles un lugar en el cielo como morada permanente. Tampoco ninguno de sus apóstoles creyó que iría al cielo para estar con Dios y Jesús. Fue el filósofo Griego Platón el que sentó las bases de un alma inmortal que parte de este mundo después de la muerte. Su filosofía fue mezclada con el pensamiento Hebreo y nació el gnosticismo. Esta secta gnóstica, muy en boga en los tiempos de Jesús, amenazó a la sana doctrina predicada por Jesús y sus apóstoles. Los apóstoles, y en especial Pablo y Juan, advirtieron a las iglesias cristianas en contra de esa secta. Pablo llamó a los gnósticos: “La falsamente llamada ciencia” (“gnosis”)(1 Timoteo 6:20). Los gnósticos decían que la materia era mala y pecaminosa, y que Cristo no era humano sino que tenía apariencia de hombre. Creían que existía un plano superior (el “Pleroma”, especie de cielo gnóstico) donde vivían los AEONES (espíritus puros superiores, entre los cuales estaba Cristo antes de venir al mundo). Los gnósticos creían que ellos tenían el conocimiento verdadero para lograr partir a ese plano o dimensión de los espíritus con el alma inmortal. ¿No se parece esto mucho al pensamiento “cristiano” sobre una existencia en el cielo con Dios, Cristo, y sus ángeles después de esta vida, a través de nuestras “almas inmortales”? Es muy probable que muchísimos cristianos sean realmente cristianos gnósticos en este punto.
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También Pablo advirtió, que después de su “partida”, entrarían en el rebaño del Señor falsos maestros que buscarían ganarse el rebaño con palabras pervertidas (Hechos 20:29,30). Y así fue. Con el correr del tiempo, la iglesia se corrompe con sus propios malos obispos que se levantan con sus herejías destructoras. En el siglo IV aparece el obispo “San Agustín de Hipona”, el Padre y Teólogo del catolicismo. Éste distorsiona radicalmente el verdadero significado del reino bíblico al decir, por vez primera, en su obra “La Ciudad de Dios”, que el reino era la iglesia católica Romana. Parece ser que los “amilenialistas católicos”, y “campbelitas amilenialistas” no han logrado sacudirse del todo de los errores de Agustín de Hipona.
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Algunos dirán: “Bueno, ¿no dice Jesús que “los pobres en espíritu es el reino de los cielos”? (Mateo 5:3). Pero tomemos nota que el Señor NO dice que de los pobres en espíritu es el reino EN (sino “DE”) los cielos”. De modo que lo que Cristo ofreció a los pobres en espíritu era un reino que tiene su origen en Dios, y no en los hombres. Viene de Dios como un don o regalo para los hombres.
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Pues bien, regresemos a Juan 14:1-3 de la pregunta. Veamos lo que verdaderamente dijo el Señor Jesucristo: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy pues a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mi mismo, para que DONDE YO ESTOY, vosotros también estéis.”
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Muchos estudiantes de la Biblia no se han puesto a pensar en esta última frase “para que DONDE YO ESTOY (tiempo presente)”. En las más importantes versiones de la Biblia Inglesa se vierte este pasaje como “WHERE I AM” en tiempo siempre presente (“donde yo estoy”). Esta frase es sumamente importante y clave para entender los versos en cuestión. Jesús está ofreciendo un lugar a sus discípulos “en la casa de su Padre”. Luego nos dice que él nos tomará para que estemos con él en el lugar donde ÉL ESTÁ en el momento de pronunciar la promesa. Y, ¿dónde estaba Jesús cuando pronunció esa promesa? ¿En el cielo? ¿En Marte? No! Él estaba aún en LA TIERRA, y más exactamente, EN JERUSALÉN. Recuerde que Jesús todavía no había ascendido al cielo, y aún no había ni siquiera resucitado. Por tanto Jesús estaba ofreciéndoles a sus seguidores volver a la tierra para estar con ellos en el lugar donde proclamó su promesa, es decir: ¡En Jerusalén!
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Muchos cristianos creen que Jesús nos “llevará al cielo” para darnos nuestro “lugar” en la casa del Padre. Pero Jesús nunca habló de llevarnos al cielo en Juan 14:1-3. Usted NO leerá, ni siquiera una vez, de que iremos al cielo para recibir nuestro “lugar” una vez que esté preparado por Jesús. Lo que Jesús dijo era que prepararía nuestro lugar en la casa de su Padre y que luego volvería para estar con nosotros. Lo que NO dijo era CUÁNDO Y DÓNDE recibiríamos nuestro lugar en la casa del Padre. Él sólo está ahora ocupado PREPARANDO nuestras moradas, pero NO nos dice cuándo entraremos en ellas. En Apocalipsis 21 se revela que la “ciudad santa” bajará del cielo después del milenio. La ciudad santa de Apocalipsis 21 es descrita por Ezequiel como un edificio (40:2), y como una casa en 2 Corintios 5:1,2. Esta ciudad o casa canta bajará del cielo, y “Dios estará con los hombres” (Apocalipsis 21:3). Sólo los salvos entrarán en ella para tomar sus lugares o moradas (Apocalipsis 21:27). También leer Hebreos 11:9,10 donde se nos dice claramente que Abraham (el padre de la fe) “esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.” Y en Hebreos 13:14 Pablo dice: “Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos LA PORVENIR.”
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Pregunta #2:
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¿No dice Pedro, en 2 Pedro 3:10-13, que esta tierra será destruida por fuego? Si este es el caso: ¿No es lógico concluir que escaparemos al cielo?
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Respuesta:
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Es cierto que Pedro habla de la “destrucción de la tierra por fuego”, de la misma manera que Dios dijo de la tierra de la época de Noé. En Génesis 6:13 leemos algo interesante: “Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré CON LA TIERRA.” Nótese que Dios iba a destruir a todo hombre y animal…¡y la tierra misma! Pero: ¿Llegó Dios a destruir a los hombres impíos de entonces junto con el planeta tierra? Por cierto que no. La tierra sigue siendo la misma desde su creación. En realidad es una forma superlativa de hablar de Dios indicando la severidad de su castigo.
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En 2 Pedro 3:10-13 leemos: “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán desechos, y LA TIERRA Y LAS OBRAS QUE EN ELLA HAY SERÁN QUEMADAS.” ¿No son semejantes Génesis 6:13 y 2 Pedro 3:10-13? Si la primera tierra PRE-diluviana no fue literalmente destruida, ¿porqué tendría que serla ésta? Es claro que lo dicho por Dios ha de entenderse como la severidad y firmeza de su castigo, la erradicación del mal, de los malos, y de sus obras (casas de juego y de citas, bares, fábricas de cigarrillos y de cerveza, fábricas de armas y bombas, etc). En el verso 13 se habla de “nuevos cielos y nueva tierra” Esta forma de dicción no es rara en la Biblia, pues también encontramos la expresión “nueva criatura” en 2 Corintios 5:17, aunque persistan aún los viejos defectos (miopía, cojera, cicatrices, etc). En Efesios 4:24 encontramos la expresión “nuevo hombre” (pero sólo en lo moral y espiritual). En Romanos 6:4 encontramos la frase “nueva vida” (pero siempre en el sentido moral y espiritual).
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Y Para terminar diré que 2 Pedro 3:13 tiene relación con Isaías 65:17 que dice: “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni vendrá más al pensamiento.” Pero lo interesante del caso es que Dios sigue diciendo en los siguientes versículos (18-25) que: “traigo a Jerusalén alegría…y me alegraré con Jerusalén.” Estas palabras indican que finalmente el planeta no será destruido, pues seguirá existiendo Jerusalén como una ciudad de gozo y alegría, en contraste con la actual Jerusalén agitada y convulsionada por los conflictos internos y externos.
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Pregunta #3:
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¿Acaso no dice la Biblia que Cristo vendrá para entregar su reino al Padre según 1 Corintios 15:24?
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Respuesta:
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Cristo entregará su reino al Padre, pero: ¿Cuándo? Esta es una pregunta importante. Lo que la Biblia sí dice verdaderamente es que Jesús, al volver a la tierra, dará su reino a sus discípulos (no ha Dios)(Mateo 25:31,34; Daniel 7:13-18). Sí, la iglesia, compuesta por judíos y gentiles fieles, recibirá el reino de Cristo al volver él al mundo otra vez. Esta es la verdad bíblica. No obstante, será después que Cristo haya reinado por mil años que él devolverá el reino al Padre; cuando haya puesto a sus enemigos por estrado de sus pies, incluyendo LA MUERTE misma (Salmo 110:1; 1 Corintios 15:25). Y, ¿Cuándo será vencida la muerte?¿En la segunda venida de Cristo? ¡No! Según la Biblia ella será destruida al finalizar el milenio de Cristo. La respuesta está en Apocalipsis 21:4. Esto significa que Cristo no va a devolver el reino al Padre inmediatamente después de volver a la tierra, sino después de los mil años de su reinado. Mientras tanto, Jesucristo estará reinando sobre sus enemigos (Salmo 110:1-5), siendo el último destruido: La muerte.
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Otra de las pruebas bíblicas que señalan claramente que la muerte reinará hasta el final del milenio es que “los otros muertos no llegaron a vivir hasta que se cumplieron los mil años.” (Apocalipsis 20.5). Habrá muertos al final de los mil años del reinado de Cristo. La muerte imperará en la tierra hasta el final de esa fecha memorable que es llamada: “Milenio” (Apocalipsis 20:14). Después del milenio bajará “La Nueva Jerusalén” y acabará el imperio de la muerte (Apocalipsis 21:4; 20:14). También en este periodo el diablo será castigado definitivamente con la muerte. Y además, la muerte y el Hades serán arrojados al lago de fuego junto con el diablo y sus ángeles. Todo esto ocurre al final del milenio o del reino de Cristo. Los hermanos amilenialistas debieran reflexionar mejor sobre este pasaje antes de sacar conclusiones inexactas. Recordemos que “un texto sin el contexto es un pretexto”. Ir más allá de lo que está escrito es peligroso.
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Pregunta #4:
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¿No dice Pablo que nuestro destino son “los lugares celestiales” en Efesios 2:6?
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Respuesta:
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Tomemos nota que pablo habla de “los lugares celestiales” en Efesios 2:6. Y, ¿dónde están esos “lugares celestiales”? La respuesta, creo, la da Jesús en Juan 14:2,3—¡En la casa de Su Padre! Por tanto, los “lugares celestiales” tienen que ver con las “muchas moradas” de dicha casa, en donde Jesús se ha ido a preparárnoslas. Sin embargo, Pablo NO dice que iremos al cielo para ingresar a nuestras “moradas celestiales”.
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Pongamos un ejemplo un poco fantástico. Si una nave marciana bajara a la tierra, y yo fuera invitado por la tripulación marciana a ingresar a ella para ver su interior, pregunto: ¿No estaría yo en un “lugar marciano” en la misma tierra? Y si viera yo en su interior sus compartimentos, pregunto nuevamente: ¿No serían esos compartimentos “lugares o compartimientos marcianos” en la tierra?
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De igual modo, cuando baje la casa celestial a la tierra, con todas sus moradas o lugares, los que ingresen a ella estarán ingresando a sus lugares o moradas celestiales—¡en la tierra!. Algo celestial o “extraterrestre” se posará en la nueva tierra, y sus interiores o moradas seguirán siendo celestiales aunque estén en la tierra. Sí, en la nueva tierra entraremos a los “lugares celestiales” de la casa de Dios.
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Pregunta #5:

¿No dice claramente San Pedro que tenemos RESERVADA nosotros una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible EN LOS CIELOS? (Ver 1 Pedro 1:4)
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Respuesta:
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Nuevamente tampoco Pedro está diciendo que subiremos al cielo para recibir nuestra herencia que está RESERVADA allí. Sencillamente está reservada en los cielos. Si por ejemplo decimos que el dinero del pago de los trabajadores está reservado en la bóveda del banco, ¿significa eso que los trabajadores tendrán que ingresar a la bóveda del banco para que se les pague? No necesariamente. Lo usual es que el cajero retire el dinero de dicha bóveda y proceda a pagar a los trabajadores en la oficina del personal. De igual manera, cuando Jesús vuelva a retribuir a sus siervos, él retirará nuestra herencia de los cielos y la traerá a la tierra. (Leer 1 Pedro 5:4; 2 Timoteo 4:8; Apocalipsis 22:12).
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El sabio rey Salomón dijo sobre este asunto, así: “Ciertamente el justo será recompensado en la tierra…” (Proverbios 11:31). En otra parte Salomón dice también:
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“El justo no será removido jamás (de la tierra)…” (Proverbios 10:30). Estos textos contradicen la enseñanza que dice que los salvos serán retribuidos en el cielo cuando mueran.
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Pregunta #6:
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¿No prometió el Señor Jesús que nos arrebataría con él mismo al cielo, en 1 Tesalonicenses 4:17?
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Respuesta:
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El apóstol Pablo no está diciendo tampoco en este texto, que seremos arrebatados al tercer cielo, sino EN LAS NUBES. No está hablando de que seremos arrebatados al cielo, sino “EN LAS NUBES PARA RECIBIR AL SEÑOR EN EL AIRE, y así estaremos siempre con el Señor.” Para nada se hace mención del cielo en este versículo, ni se nos promete estar con Cristo en el cielo. Pablo está hablando de que seremos “arrebatados en las nubes” y de “recibir al Señor en el aire”—¿Para qué?¿Acaso para que Jesucristo nos reciba y nos lleve con él al cielo? ¡No! Pablo es claro al decir que nosotros LE RECIBIREMOS A ÉL EN EL AIRE cuando regrese a la tierra (¡no al revés!). ¿Qué importancia tiene este detalle? Veamos el pasaje y analicemos su contenido.
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Si la iglesia recibirá al Señor en el aire es para acompañar a Jesús en su descenso a la tierra, ¡no al revés! Por ejemplo, si el presidente del Perú sale a recibir en palacio al Presidente de los Estados Unidos, ¿se irá el Presidente del Perú con el presidente Estadounidense a la Casa Blanca para la entrevista? Otro ejemplo: Si mi amigo viene a visitarme desde los Estados Unidos, y yo salgo a recibirle en el aeropuerto limeño, pregunto: ¿Me iré con él a su casa en los Estados Unidos, subiendo inmediatamente en el avión que lo trajo a Lima? ¡Claro que no! Si yo lo recibo es para traerlo a mi casa o a un hotel, y disfrutar de su compañía durante su estancia en mi país. Igual ocurrirá con la Segunda Venida de nuestro Señor Jesucristo en las nubes de nuestra atmósfera. Nosotros saldremos a RECIBIRLE en las nubes para acompañarlo en su descenso a nuestro planeta. Entonces Jesús será escoltado por su gloriosa iglesia hasta el lugar donde se localizará su trono de gloria, es decir, JERUSALÉN (Mateo 5.33-35; Jeremías 3:17; Zacarías 14:4).
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Pregunta #7:

En Juan 13:36 Jesús le dice a Pedro que él no le podía seguir al lugar a donde iba, pero que le seguiría después. ¿No le estaba prometiendo Jesús—el tercer cielo—-a Pedro para después de su muerte?.
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Respuesta:
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Jesús no le estaba prometiendo a Pedro el cielo para después de su muerte. Lo que verdaderamente Jesús estaba diciendo era que estaba muy próximo su sacrificio en la cruz del Calvario, y que después Pedro le seguiría en su martirio. Lo que Jesús estaba profetizando para Pedro era su muerte en el martirio en un futuro no muy lejano. Según el verso 37, parece que Pedro le entendió perfectamente a Jesús, y le responde: “…Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? MI VIDA PONDRÉ POR TI.”
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Precisamente años más tarde Pedro moriría en el martirio, crucificado de cabeza en una cruz.
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Pregunta #8:
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¿No dijo el apóstol Pedro que Dios lo preservaría para su reino celestial? ¿No creyó Pablo que había un reino en el cielo (2 Timoteo 4:18)?
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Respuesta:
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En este pasaje Pablo NO dice que iría al cielo para entrar en el “reino celestial”. Lo que Pablo creía era que Dios lo preservaría o guardaría para su reino DE los cielos (“celestial”). Él NO dijo que Dios lo preservaría para su reino EN los cielos en ningún momento, sino para un reino de “inspiración celestial”, o de “origen celestial o divino”.
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En Hebreos 11:14-16 Pablo habla de una “patria celestial”, la cual, según el verso 16, es UNA CIUDAD. En Hebreos 11:14 el apóstol sigue diciendo que esta ciudad o “patria celestial” está por venir o por descender según Apocalipsis 21:2,3. Sí, la ciudad o “patria celestial” estará ¡en la tierra!
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En Lucas 2:8-13 vemos que a los pastores del campo se les aparece un ángel del Señor que les anuncia que ha nacido el Salvador, Cristo el Señor. Y el versículo 13 nos dice que repentinamente apareció con aquel ángel una multitud de las “huestes celestiales” que alaban al Señor, y decían: “Gloria en las alturas…” Aquí vemos nuevamente a “huestes celestiales”—¡en la tierra!
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En conclusión, cuando la Biblia nos dice que heredaremos “el reino celestial”, ello no quiere decir que iremos al cielo para entrar en él. Ya hemos visto como “cosas y seres “celestiales” estuvieron aquí, en la tierra. ¿Acaso no puede bajar “el reino celestial” a la tierra así como lo hicieron “el pan celestial (Jesucristo)”, y “las huestes celestiales”? ¡Claro que sí! Ah, un ejemplo más. Después de resucitar de la tumba, Jesús recibió un “cuerpo celestial” (Leer 1 Corintios 15:40,49). Con ese “cuerpo celestial” nuestro Señor estuvo en la tierra por 40 días (Hechos 1:3).
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Pregunta #9:
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¿No dijo acaso el apóstol San Pablo que nuestra CIUDADANÍA ESTÁ EN LOS CIELOS (Filipenses 3:20)?¿No significa entonces que viviremos en el cielo?
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Respuesta:
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La palabra “CIUDADANÍA” usada por Pablo, se relaciona con la palabra CIUDAD(anía). En la Santa Biblia aparece claramente una “CIUDAD CELESTIAL” (o “PATRIA CELESTIAL”) que estará en la tierra (Apocalipsis 21:2,3). También se nos informa que entraremos a ella, una vez que se establezca en la “nueva tierra”. Pablo sostiene que la ciudad está POR VENIR (Hebreos 13:14). También Pablo sostiene que el fiel Abraham “esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Hebreos 11:8-10).Mientras tanto, “nuestra ciudadanía está en los cielos” hasta que venga a nosotros a la tierra. En tanto que nuestra “ciudad” o “patria” permanezca en los cielos, podremos decir que nuestra ciudadanía seguirá estando en los cielos.
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Pregunta #10:
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¿En que parte de la Biblia dice que Cristo va a pisar este mismo planeta nuevamente?
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Respuesta:
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En Hechos 1:11 los ángeles les dicen a los discípulos, quienes instantes antes habían visto al Señor subir al cielo, lo siguiente: “Varones Galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? ESTE MISMO JESÚS, que ha sido tomado de vosotros al cielo, ASI VENDRÁ COMO LO HABÉIS VISTO IR AL CIELO”. Aquí se profetiza que el mismo Jesús resucitado, que había permanecido con sus discípulos 40 días en la tierra (Hechos 1:3), volverá DE LA MISMA FORMA O MANERA EN QUE SE HABÍA IDO AL CIELO. Esto se explica de este modo. Según el verso 12, Jesús había ascendido al Padre desde el MONTE DE LOS OLIVOS, hasta que una nube lo tapó de la vista de los discípulos (v.9). Ahora bien, Jesús, al volver, descenderá del cielo a las nubes del cielo, y de las nubes del cielo AL MONTE DE LOS OLIVOS (Zacarías 14:4). Si Jesús al volver, sólo se quedara en las nubes, sin descender hasta el Monte de los Olivos, entonces JESÚS NO ESTARÍA EN VERDAD VOLVIENDO DE LA MISMA MANERA COMO ÉL SE FUE, O COMO LO HABÍAN VISTO IRSE SUS DISCÍPULOS.
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Si una persona hubiera podido tomar una película de ese magno suceso de la ascensión de Jesús al cielo, y luego pusiera en reversa o retroceso la película, entendería exactamente cómo será el futuro regreso de Jesús al mundo. No obstante, no precisamos del auxilio de una cámara de video o de una película para entender lo que explicamos. Aceptemos el hecho de que la ascensión de Jesús al cielo NO comenzó en las nubes, sino en EL MONTE DE LOS OLIVOS. ¿No es interesante que el profeta Zacarías diga que sus pies se posarán nuevamente en el Monte de los Olivos y éste se partirá en dos?¡Esto no sucedió en la primera venida de Cristo! (Leer Zacarías 14:4).
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Lo que Jesús dijo en Mateo 5:34,35 nos lleva la conclusión de que Cristo hará de Jerusalén su ciudad real…¡Su trono!. El profeta Jeremías dice que en aquel tiempo (de la restauración del reino) llamarán a Jerusalén TRONO DE JEHOVÁ (3:17). El Salmo 67:4 dice que Dios pastoreará a las naciones EN (no “DE”) la tierra. En Apocalipsis 5:10 leemos: “Y los has hecho reyes y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán sobre la tierra.” En Apocalipsis 20:4,6 dice que estos reyes y sacerdotes reinarán con Cristo mil años en la tierra.
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En el Salmo 122:3-5 encontramos la información de que los tronos de los “reyes y sacerdotes” estarán en Jerusalén. Por tanto, el trono del “Rey de reyes” estará también allí. Jesús dijo que “Jerusalén es la ciudad del gran Rey” (Mateo 5:34,35).
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En Juan 14:2,3 el Señor Jesús prometió a sus discípulos que ellos estarían con él en la tierra de Israel. Él dijo: “PARA QUE DONDE YO ESTOY (la tierra de Israel) vosotros también estéis”. Y en la profecía de Jeremías 23:5 leemos: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia EN LA TIERRA” ( También 33:15). Y en Romanos 4:13 dice que Jesús será “EL HEREDERO DEL MUNDO.”
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Según el Salmo 37:29 “Los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella”. Ahora bien: ¿Es Jesucristo el MAYOR JUSTO? ¡Sí! (Leer 1 Juan 2:1). Y si Jesús es también JUSTO, ¿qué heredará él y dónde vivirá? ¡La tierra y en la tierra!. En el Salmo 85:9 se complementa lo anterior diciendo que LA GLORIA HABITARÁ LA TIERRA. Y, ¿cuál GLORIA? ¡La gloria del Señor Jesucristo! (Mateo 16:27; 24:30; Juan 1:14; 17:24; Colosenses 3:4). Por tanto: ¡Jesucristo habitará en la tierra!
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En 2 Samuel 23:3 dice: “El Dios de Israel ha dicho: Habrá un justo que GOBIERNE ENTRE (no “SOBRE”) LOS HOMBRES, que GOBIERNE en el temor de Dios.” Sí, Jesús será aquel justo varón que gobierne en medio o entre los hombres en este planeta. ¡Eso dice la Biblia! Además, David dice en su Salmo 140:13 que LOS RECTOS morarán o habitarán en la presencia del rey. Pero: ¿Dónde morarán LOS RECTOS en la presencia del rey? No puede ser el cielo porque Salomón escribió en Proverbios 10:30: “EL JUSTO NO SERÁ REMOVIDO JAMÁS; pero los impíos NO HABITARÁN LA TIERRA.” La conclusión lógica y bíblica es que los rectos habitarán la tierra y estarán en la misma presencia del rey en la tierra. Dice Salomón: “LOS RECTOS HABITARÁN LA TIERRA, Y lOS PERFECTOS PERMANECERÁN EN ELLA.” (Proverbios 2:21). ¡Aquí está la evidencia! Y, ¿Quiénes son los PERFECTOS que permanecerán en la tierra? ¡Los cristianos! (Leer 2 Timoteo 3:17; Colosenses 1:28).
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Jesús dice que “los mansos heredarán la tierra” (Mateo 5:5),. Pero más adelante dirá: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mi, QUE SOY MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN…” (Mateo 11:29). Notemos que Cristo es también el mayor MANSO del mundo. Esto quiere decir que él HEREDARÁ LA TIERRA (comparar con Romanos 4:13). Él fue claro al decir que “los MANSOS heredarán la tierra (¡no el cielo!).”
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Pregunta # 11:
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¿Acaso Pablo no les dice a los Colosenses que tienen una “esperanza que está guardada en los cielos?’ (Colosenses 1:5)
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Respuesta:
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Esta pregunta se asemeja a la del número 5 sin duda. Aquí el apóstol Pablo no está enseñando ninguna esperanza celestial, o una “partida al cielo” para estar con Dios después de la muerte, o antes del reinado milenario de Cristo en la tierra. Esto está bien claro para mí.
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Ahora bien, en el verso 12 de este mismo capítulo en cuestión, Pablo sigue diciendo: “…que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos de luz…” Nótese que acá—como Pedro también lo dijera en su Primera Epístola—los creyentes tendrán participación de una HERENCIA que está guardada— o “reservada en los cielos” —como nuevamente lo dijera Pedro— en 1 Pedro 1:4.
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En Hebreos 10:34 Pablo también dice: “Sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos”. Pero acá tampoco Pablo está diciendo que iremos al cielo para recibir nuestra herencia, o que el cielo sea nuestra herencia final. Notemos que Pablo habla de una herencia perdurable en el cielo—¿qué podría ser aquello tan perdurable ?
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En Colosenses 3:24 Pablo afirma que: “del Señor recibiréis la recompensa de la herencia”—-¿En dónde? Primero notemos que la herencia es una recompensa, la cual será dada por Jesucristo mismo a los fieles cuando él regrese por segunda vez a este mundo. Dice en Apocalipsis 22:12: “He aquí que vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”. Entonces queda claro que los creyentes recibirán su herencia en la tierra—¡no en el cielo!
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Pregunta #12:
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¿Acaso no dice Pablo que los santos son participantes del “llamamiento celestial?” (Hebreos 3:1).
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Respuesta:
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¿Acaso la frase: “Llamamiento celestial” quiere decir: “Llamado para ir al cielo”? No lo creo así necesariamente. Me parece que quiere decir, mas bien, “llamamiento de Dios”— Ver Filipenses 3:14 y Romanos 11:29. El libro a los Hebreos fue escrito para judíos, ya que trata de la relación de Cristo para con el sacerdocio levítico y los sacrificios del templo. Pues bien, como judíos, ¿qué pudieron ellos entender por el “llamamiento celestial”? Seguramente cualquier cosa menos “llamamiento para vivir en el cielo”. Recordemos que Jesús vino a confirmar las promesas hechas a los padres a los Judíos—no a cambiarlas por una promesa de naturaleza cósmica, celestial, fuera de esta tierra. Los judíos en general, y en especial los mesiánicos, esperaron la venida o la restauración del reino de David en Jerusalén (Hechos 1:6).
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Es interesante descubrir que en la Biblia no aparece algo así como: “el llamamiento terrenal” para los judíos, y otro “celestial” para la iglesia. El “llamamiento celestial” es general, para todos los santos (hebreos y gentiles conversos—Hebreos 3:1). Dios nos ha llamado para ser santos, apartados, y consagrados a él con fidelidad.
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Pregunta #13:
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¿Pero cómo se explica 1 Pedro 5:10, donde el apóstol Pedro dice que Dios nos “llamó a su gloria eterna”?
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Respuesta:
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Nueva nos preguntamos: ¿Es sinónimo de cielo la gloria eterna? No lo creemos. Veamos algunas razones: El apóstol Juan dice en Apocalipsis 12:10, lo siguiente: “Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo…” Esta es una profecía que anuncia la llegada del reino mesiánico, pero: ¿qué tiene que ver este reino mesiánico con la gloria eterna? Es simple. La gloria eterna está asociada con el reino eterno, pues ambos vienen juntos. Veamos un texto bíblico crucial: 1 Tesalonicenses 2:12. Este pasaje paulino dice muy claramente: “y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria”. Aquí vemos la estrecha relación entre reino y gloria. Juan dice que “ahora” ha venido …el reino de nuestro Dios”, lo que quiere decir que “ahora ha venido… la gloria de nuestro Dios”. La gloria del reino mesiánico será muy evidente en el reinado milenario de Cristo (ver Ezequiel 39:21; Hageo 1:7; Isaías 66:18; Salmos 145:11).
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Y finalmente, es interesante notar que tanto el reino como la gloria son “eternos” (comparar 1 Pedro 5:10 y 2 Pedro 1:11). Reino y gloria son evidentemente sinónimos. Entrar en la gloria eterna es entrar en el reino eterno y viceversa. Y finalmente, vayamos a los versículos 1 y4 del texto de la pregunta en cuestión: “…que soy también participante de la gloria que será revelada. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria”. Es claro que nuestra gloria la recibiremos cuando Cristo aparezca en su segunda venida a la tierra y no en el cielo.
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Pregunta #14:
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El escritor del libro a los hebreos dice— en el capítulo 11 y verso 40— lo siguiente: “Proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros”. ¿no significa esto que la iglesia recibirá un premio celestial, y los hebreos otro terrenal?
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Respuesta:
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No parece posible, pues el escritor a los Hebreos (probablemente Pablo) les escribe a judíos y no a gentiles convertidos. ¿Acaso el escritor está diciendo que los Judíos, al contrario, tendrán un destino celestial y la iglesia uno terrenal? Por qué tendría que ser el cielo cuando se dice: “alguna cosa mejor”? No hay sustento bíblico para decir que “alguna cosa mejor” sea el cielo— Definitivamente no lo hay! Pero si el escritor se refería al destino celestial cuando hablaba de “alguna cosa mejor”, ¿por qué no lo dijo claramente? Los doctos en la Biblia afirman que “alguna cosa mejor” son las mejores promesas que vienen del nuevo pacto que Dios hizo con los Cristianos a través del sacrificio y resurrección de Jesús. Pero lo cierto es que el escritor les estaba diciendo a los Judíos que los cristianos tenían un mejor pacto que los perfeccionaba de verdad, y por tanto, no sería justo que los Judíos del Viejo Pacto fueran resucitados o perfeccionados antes que la iglesia.
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Pregunta #15:
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¿No dice Pablo en Colosenses 3:1-3 que “Busquemos y pongamos la mira en las cosas de arriba?” ¿Acaso no quiere decir esto que debemos anhelar el cielo como nuestra futura residencia permanente?
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Nuevamente no encontramos ninguna razón para concluir que en este texto se nos está enseñando que iremos al cielo, o que miremos al cielo como nuestra residencia permanente. Lo que más bien Pablo dice es que busquemos y miremos las cosas de arriba. Esto querría decir que busquemos las cosas que son del cielo o de Dios y que son permanentes o eternas.
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Todos los estudiantes de la Biblia sabemos que en el cielo también hay cosas gloriosas, como es la ciudad santa, o la casa del Padre (Juan 14:2). También Pablo escribió sobre “el tabernáculo verdadero” construido por Dios y no por los hombres (Hebreos 8:2; 9:11). También se nos habla del santuario celestial, el templo celestial, etc. ¡Pero todos ellos estarán en la tierra! (Apocalipsis 21:2-4).
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También el reino de Dios y su justicia es algo de arriba, de Dios, y que igualmente debemos “buscar” primeramente, o antes que nada (Juan 6:33). ¡Pero este reino vendrá a la tierra igualmente! (Mateo 6:10, 2 Timoteo 4:1).
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Pregunta #16:
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¿Pero no dice Pablo que nos hemos acercado al monte de Sión, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, en Hebreos 12:22?
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Respuesta:
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Este pasaje tampoco es prueba indiscutible de que iremos al cielo con nuestros cuerpos inmortalizados, después de haber resucitado, o incluso antes, a través de nuestras supuestas “almas inmortales”. Yo creo que Pablo, el supuesto escritor de esta carta, estaba hablando de que Cristo hizo posible que entremos directamente al trono de la gracia por su intermedio, siendo él nuestro único Sumo Sacerdote. Esto lo vemos claramente en los capítulos anteriores (ver especialmente 10:19-22. Este último verso 22 nos dice que AHORA nos podemos “acercar” al lugar santísimo (en el cielo) por los méritos de Jesús. Esto no ha de tomarse literalmente como si realmente voláramos al cielo para entrar al lugar santísimo, sino en un sentido espiritual. Creo que el texto de Hebreos 12:22 debe interpretarse a la luz de Hebreos 10:10-22.
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Pregunta #17:
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¿No le ofreció Jesús al “buen ladrón” el paraíso? (Lucas 23:43). Además, ¿No dijo Pablo que fue arrebatado al “tercer cielo” donde vio el paraíso ofrecido al ladrón (2 Corintios 12:2-4)?¿No es lógico concluir que el cielo está el paraíso de los salvos?
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Respuesta:
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Si, Pablo habló que vio el paraíso en el tercer cielo estando “fuera del cuerpo”. Ahora bien, Pablo no dijo que el tercer cielo era el paraíso. Podría ser, pero no necesariamente Es cierto que él dijo haber sido arrebatado al tercer cielo y al paraíso como si fueran expresiones sinónimas. Pero como veremos más adelante, en el tercer cielo hay un paraíso que tiene singularidades. Veamos cuáles son:
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1.- San Juan escribe del paraíso, así: “Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios” (Apocalipsis 2:7)- Entonces, en medio del paraíso de Dios hay un árbol de la vida muy singular.
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2.- El mismo apóstol Juan escribe además en Apocalipsis 22:2 algo sumamente interesante: “En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos….para la sanidad de las naciones”. Aquí Juan revela una ciudad, y en medio de ella está el árbol de la vida. No obstante, en el capítulo 2 y verso 7, él había escrito que ese árbol de la vida estaba en medio del paraíso. ¿Qué podemos concluir entonces? Creo que paraíso y ciudad santa son lo mismo. Si el árbol de la vida está en medio del paraíso y en medio de la ciudad santa, es obvio pensar que el paraíso, la ciudad, y probablemente también “el tercer cielo”, sean sinónimos.
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Ahora bien, ¿acaso la ciudad santa se quedará inamovible en el tercer cielo para que nosotros la ocupemos cuando supuestamente volemos para allá? De ningún modo, pues dice en el mismo libro de Apocalipsis 21:2,3 que la santa ciudad (o paraíso) desciende a la tierra. Claramente dice el pasaje así: “Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido…” Será entonces cuando los creyentes tendrán acceso a ella, pues dicen los versos 14 y 15 así: “Bienaventurados los que lavan sus ropas para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas de la ciudad. Mas los perros estarán afuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira”.
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Si el “tercer cielo” es sinónimo de paraíso y ciudad santa, entonces sería válido decir que nosotros tendremos una esperanza de entrar al “tercer cielo” o simplemente “entrar al cielo”. En cierto modo estaríamos entrando al cielo mismo, puesto que estaremos entrando a “cosas o lugares celestiales” con Cristo— ¡en la tierra!. (Efesios 2:6).
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Pregunta #18:
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¿No escribe Juan en Apocalipsis 3:21 que nos sentaremos en el trono de Cristo?¿Acaso no está el trono de Cristo en el cielo?¿Acaso no está ahora sentado en él nuestro Señor Jesucristo, y a la diestra del Padre, según consta en Hebreos 10:12? Si este es el caso,¿no significa que nos sentaremos en el trono de Cristo en el cielo?
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Respuesta:
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En el cielo sólo existe un trono para Dios, el Padre. Honestamente no encontramos un segundo trono destinado para Cristo en el cielo. Es cierto que Jesús está sentado a la diestra del Padre, pero eso no significa que él también tenga un trono en el cielo. Tal vez “sentarse en el trono de Dios” quiera decir estar en la presencia de Dios o en su corte, o bien, que Cristo esté sentado en el mismo trono de su Padre, a Su lado derecho (¿tal vez un trono para dos personas?). Aunque aparecen 24 tronos más, éstos no son para 24 dioses, sino para los 24 ancianos. Es raro, pues, que no se mencione un trono para Jesucristo en el cielo fuera del que tiene Su Padre. Los 24 tronos, de los 24 ancianos, rodean al único trono—no a dos tronos—donde se sienta Dios (ver Apocalipsis 4:4). Esto sería raro si es que hubiesen dos tronos principales en la corte celestial.
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Pero lo que si es seguro es que Cristo tendrá su trono propio en la tierra, y ese será el trono de David Su Padre (Lucas :32,33). Además, este trono será ocupado por Cristo sólo cuando él regrese a este mundo por segunda vez (Mateo 25:31,34).
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En Salmos 122:4,5 se nos dice, además, que en Jerusalén están los tronos de los hijos de David, lo que significa que el trono de Cristo y de sus santos estarán en la tierra.
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Pregunta #19:
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¿Pero acaso Juan no ve en el cielo, frente al trono y frente al Cordero, a los 144,000 Hebreos y a la gran multitud gentil? (Apocalipsis 7:4-17).
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Respuesta:
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La visión de la gran multitud frente al trono y del Cordero de Apocalipsis 7 se refiere a la venida de la Nueva Jerusalén a la tierra después del milenio. Nótese el capítulo 7 y verso 15 que dice: “Dios…extenderá su tabernáculo sobre ellos” y compárese con el capítulo 21:3: “He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres…”. Este capítulo 21 se refiere a la venida de la ciudad santa después del milenio! Una prueba adicional de que Apocalipsis 7:4-17 se refiere a la etapa post milenaria (cuando haya ya bajado la ciudad santa) la encontramos comparando Apocalipsis 7:17 que dice: “y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos” con Apocalipsis 21:4 que dice: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos…”. ¡Obviamente la misma promesa!
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Pregunta #20:
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En Mateo 6:19,20 Jesús dice que no hagamos tesoros en la tierra, sino en el cielo. ¿No es esto prueba suficiente de que viviremos en el cielo?
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Respuesta:
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Aquí Jesús no está diciendo o prometiendo el cielo para los que “atesoran tesoros en el cielo”. Lo que más bien dice Jesús es que nuestro corazón debe estar puesto en los intereses de Dios para ganar la eternidad. En el verso 21 Jesús sigue diciendo: “Porque donde está vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón”. Nuestro corazón debe estar en el cielo, en las cosas de Dios. Jesús dio importancia a hacerse rico para con Dios, haciendo buenas obras (Lucas 12:21, 1 Timoteo 6:18). Santiago muestra cómo serán castigados aquellos que acumularon riquezas materiales en la tierra, y que han vivido a espaldas de Dios y de sus semejantes (Santiago 5:3).
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Pregunta #21:
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¿No dice Pablo que tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos…deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial? (2 Corintios 5:1,2).
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Respuesta:
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En este pasaje encontramos que Pablo habla de ser “desnudado” para tomar nuestra habitación celestial. ¿Se estará refiriendo aquí Pablo como la “habitación celestial” al “cuerpo celestial” que obtendrá en la resurrección? (1 Corintios 15:40,44). ¿O tal vez Pablo está hablando de su supuesta “alma inmortal” que anhela partir al cielo para residir en su habitación celestial con Cristo en la casa el Padre? Veamos los hechos: ¿Estaba deseoso Pablo de morir para estar con Cristo en el cielo, dejando atrás su cuerpo mortal y perecedero? Muchos teólogos piensan que sí. Este es de hecho el único texto complejo que requiere una interpretación a la luz de otros pasajes paulinos.
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Si creemos que Pablo está hablando del deseo suyo de partir al cielo, abandonando el cuerpo físico, nos encontraremos con algunos problemas: Primero, que los salvos van subiendo al cielo para estar con Dios según vayan muriendo. Esto significaría que Juan el Bautista—por citar sólo un caso— partió al cielo antes que Jesús, las primicias. En el caso de Jesús, debemos suponer que él mismo debió ascender al cielo cuando estuvo muerto durante esos 3 días y 3 noches, pero no fue así. Recordemos que el Jesús resucitado le dijo a María que no lo tocara porque aún no había subido al Padre (Juan 20:17)? Por tanto, si Jesús no subió al Padre inmediatamente después de morir, ¿cómo pudo haber estado Cristo con el “buen ladrón” en el cielo cuando murieron ambos? Y si el fiel Lázaro había partido al cielo para estar con Dios y sus ángeles, ¿Por qué Jesús no consoló a María y a Marta diciéndoles que su hermano Lázaro estaba en una mejor estado de bienaventuranza en el cielo?¿Por qué tanta amargura y desconsuelo por parte de las dos hermanas de Lázaro, si de hecho existía la creencia de que los creyentes cristianos difuntos estaban en un estado de gloria y bienaventuranza en el cielo?
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Si Pablo creía realmente que iría al cielo inmediatamente después de morir, ¿por qué él mismo dijo en otra ocasión: “Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está reservada la corona de la justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mi, sino también a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4:8)?. Aquí Pablo habla que recibirá su corona “en aquel día” (¿el día de su partida o muerte? o más bien ¿en el día de la parusía?). Según el contexto, Pablo hablaba de la manifestación de Cristo (v.1), y lo repite en el verso 8 como venida (parusía). Entonces parece claro que Pablo recibiría su premio o corona, no en el día de su muerte, sino en el día de la venida o manifestación de Cristo al mundo. Esto concuerda con 1 Pedro 5:4, donde Pedro afirma que los creyentes recibirán sus coronas cuando Cristo regrese al mundo para resucitar a sus seguidores leales. Si pensamos aun que Pablo recibiría su premio en el momento de su muerte, ¿por qué el mismísimo Pablo se expresa de la muerte como un enemigo del hombre y de Cristo en 1 Corintios 15:26? En el caso de él, la muerte debió ser un amigo que lo llevaría al cielo… ¡y no un enemigo!
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Al profeta Daniel— un siervo fiel de Yahweh—le dijo Dios mismo que él descansaría (moriría) y resucitaría al fin de los días para recibir su recompensa o heredad (Daniel 12:13). En ningún momento Dios le había dicho que al morir él iría al cielo para recibir su “heredad celestial” o que su alma moraría en el cielo hasta el día de la resurrección de los fieles.
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Pregunta #22:
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En Hebreos 11:13-16 se nos dice que los fieles del Antiguo Testamento eran “extranjeros y peregrinos sobre la tierra”, pues buscaban una “patria celestial”, pues Dios les había preparado una ciudad. ¿No es todo esto prueba suficiente de que los fieles vivirán en el cielo?.
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Respuesta:
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Es cierto que los fieles hebreos eran “extranjeros y peregrinos” en la tierra prometida. Nótese el contraste que hace el autor de esta carta cuando dice “aquella tierra donde salieron” con aquella “a la que llegaron”. Ellos eran extranjeros y peregrinos en la tierra prometida—morando en tiendas (v.9)— ¿Por qué? ¡Porque esperaban una ciudad o patria celestial! (ver verso 10). Nótese que no se dice que ellos esperaban ir o subir a la ciudad o patria celestial, sino que esperaban la ciudad o patria celestial. Esto es muy sugestivo, pues indicaría que ellos esperaban que primero bajara la ciudad celestial a la tierra prometida. Esto no es imposible, pues el mismo escritor de Hebreos añade un poco más adelante: “Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos LA PORVENIR” (Hebreos 13:14).