Datos personales

Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

sábado, 10 de mayo de 2008

EL RACISMO DE DARWIN


EL RACISMO DE DARWIN



Uno de los aspectos más importantes y no obstante menos conocido de Darwin es su racismo: consideraba a los europeos blancos más “avanzados” que otras razas humanas. En tanto presuponía que el ser humano evolucionó a partir de criaturas parecidas a los monos, barruntó que algunas razas se desarrollaron más que otras y que las últimas aún tenían rasgos de simios. En su libro “La Descendencia del Hombre”, el cual publicado después de “El Origen de las Especies”, comentó descaradamente “las mayores diferencias entre los seres humanos de razas distintas”(1). Darwin sostiene allí que los negros y los aborígenes australianos son iguales a los gorilas y luego infirió que los mismos, con el tiempo, deberían ser “hechos a un lado” por las “razas civilizadas”. Dijo: “En un futuro, no muy distante como para medirlo en siglos, las razas humanas civilizadas, seguramente, exterminarán y reemplazarán a las razas salvajes en todo el mundo. Sin duda…, al mismo tiempo serán exterminados los monos antropomorfos. Podemos esperar que exista un hombre civilizado –incluso más que el caucásico– cuya diferencia con un mono tan inferior como el mandril sea mayor a la que existe entre el negro o el australiano y el gorila”(2).

Las disparatadas ideas de Darwin no fueron solamente teorizadas sino llevadas también a una posición que proveyeron los más importantes “fundamentos científicos” al racismo. Suponiendo que los seres vivientes evolucionaron en la lucha por la vida, el Darwinismo fue adaptado a las ciencias sociales y se convirtió en una concepción que pasó a ser llamada “Darwinismo Social”.

El Darwinismo Social afirma que las razas humanas existentes están ubicadas en distintos peldaños de la “escala evolutiva”, que las razas europeas eran las más avanzadas y que muchas otras razas aún llevan rasgos de “simios”.

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LA LEY Y LA GRACIA


LA LEY Y LA GRACIA— ¿ESTAMOS OBLIGADOS A GUARDAR EL SÁBADO?

Por Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

Antiguamente, el día de reposo, debía reunir características específicas prácticas para que fuese agradable delante de Dios que lo había decretado exclusivamente para el pueblo de Israel en el tiempo de la Ley Mosaica (ver Ex cap.20). En Ex.16, se refiere que en el sexto día, un día antes del reposo, los israelitas eran ordenados a recoger una doble porción del maná habitual (Ex.16:22), y también a cocinar y hervir los alimentos apartando lo necesario para evitar cualquier actividad en ese día, el séptimo, consagrado especialmente para glorificar a Dios en su descanso, después de haber consumado la obra de su creación universal (Ge.2:1-4; Ex.16:23; Ex.20:8-11). En ese día, nadie del pueblo de Israel debía salir de sus lugares, así, los israelitas lo descansaron por mandato divino (Ex.16:27). En el capítulo 13 de Mateo, en un día de reposo, observamos a los discípulos de Cristo en los sembrados recogiendo espigas de trigo para comer. Aunque esto no era penado según la Ley (Dt.23:25), el día de reposo si era violentado por tal acto hecho por los discípulos del Señor ya que Dios terminantemente había prohibido que alguien pudiera estar en el campo en el mencionado día. Es por eso que los fariseos señalaron a Cristo con oposición la ilicitud de la acción de parte de los discípulos, por lo que Cristo apela, sabiendo que no era permitido recoger espigas en el campo para comer en ese día con el ejemplo de David, cuando comieron los panes de la proposición que solamente era ordenado legalmente para los sacerdotes (1 S.21:1-6; Mt.12:4). Cristo con un pregunta retórica, les aclara que los sacerdotes bajo la normativa de la Ley Levítica, que aún quebrantando en el templo el día de reposo quedaban sin culpa, y aprovecha para hacerles saber que el Hijo del Hombre es mayor que el templo (Mt.12:6), y como Señor del sábado, superior (Mt.23:8); por lo tanto, al quebrantar el día de reposo, quedaba el Señor libre de cualquier culpabilidad. Cristo hace saber a los fariseos legalistas claramente que sus discípulos eran semejantes a esos sacerdotes, y obviamente, los discípulos como el Señor, también quedaban fuera de toda culpa por quebrantar el día de reposo (Mt. 23:5). Sabemos que el guardar el día sábado o de reposo era parte de la Ley Mosaica. Cristo dijo que vino a cumplir con la Ley y no abrogarla (Mt.5:17-18): ¿Contradice esto con lo antes explicado? Definitivamente y con seguridad podemos contestar que no. El día sábado o de reposo fue un rito ceremonial judío que no nunca tuvo una relación con los mandamientos más grandes y jamás habidos y que son: «Amarás a Dios sobre todas las cosas», y «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Lc.10:27). Cristo dijo: «Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que os améis unos a otros». «En esto conocerán todos que sois mis discípulos. Si tuviereis amor los unos con los otros» (Jn.13:34-35). Es importante detallar, que este «mandamiento nuevo» proclamado por el Señor Jesucristo difiere ampliamente con el antiguo, establecido por el régimen de la Ley o del Pacto Viejo (ver Lev.19:18; 2 Co.33, 6-18), e implica «una nueva motivación («como os he amado») y una esfera diferente de acción con relación a la Ley pasada» (BESXXI: RV1909). De esta manera, Cristo, cumple con la Ley, la de la moral, la del amor (1 Co. cap.13), la más importante en la Nueva Dispensación que es la de la Gracia (Ef.2:1-11), abierta por Dios en el sacrificio de Jesucristo en la cruz del Calvario para los hombres caídos por el pecado (Ro.3:10-18; 5:12; 6:23), que ha hecho renacer, como creyentes, para una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de los muertos (1 P.1:3), para una herencia incorruptible e incontaminada, reservada en los cielos para los fieles de Dios en Cristo (1 P:1:4) y no con la Ley ritualista, a la que Cristo dio fin por siempre (Ro.10:2), dónde la ya obsoleta observancia del día de reposo tenía cabida perfecta:

«Maestro, ¿Cuál es el gran mandamiento de la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los Profetas» (Mt.22:36-40).

Cristo es el primogénito de toda creación (Col.1:15), que es la Nueva, la espiritual. En él, los hombres de fe vienen a ser nuevas criaturas (2 Co.5:17) y con él se dará una nueva creación cosmología: Cielos nuevos tierra nueva, en los cuales mora la justica (2 P.3:13). La vieja creación, la corrupta, y el día de reposo, que tuvo relación con esta pasada y caída creación, son completamente ajenos a la Gracia, es decir, con los propósitos finales y terrenales de Dios por medio de Jesucristo con los individuos salvos y santos.

Cristo, que por medio de él vino la Gracia y la Verdad, desplazó de manera definitiva con todas las expectativas de la Ley dada Moisés (Jn.1:17). Cristo enseño a los fariseos que el amor verdadero estaba aún muy por encima del día de reposo (Mt.12:9-14), porque las necesidades humanas poseen mayor relevancia que un rito ceremonial apegado al estricta normativa judaica y legalista impuesta por la Ley que dejó de ser con la venida de Cristo al mundo para rescatar a los que estaban bajo su yugo esclavizador y bajo la pena de muerte que imponía (Ro.3:20; 4:14; Ga.4:4-5).
«El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor» (Ro.13:10).

«No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo» (Ga.2:21).

Dios les bendiga siempre, hermanos y amigos de buen entendimiento.

NO SÓLO DE PAN VIVIRA EL HOMBRE. . . .

“Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios” (Lucas 4,4).

Por Mario A Olcese (Apologista)

Buscando el pan de cada día.

El hombre desde que fue creado tuvo que labrar la tierra para conseguir el pan de cada día para alimentarse con su familia. Ese ha sido el afán del hombre y lo seguirá siendo en los años venideros. Aunque es verdad que al principio al hombre se le hacía fácil ganarse el sustento, con su caída o rebelión ante la autoridad de Dios se le condenó a ganarse el pan con el sudor de la frente (Gén. 3,17-19: “Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”). Así que desde que entró el pecado al mundo, el ganarse el pan no ha sido cosa fácil, y la maldición de la tierra ha hecho aún más difícil conseguir suficiente alimento para todos. Por otro lado, el hombre no comprende que el pan por sí sólo no nutre el espíritu del hombre, ya que el espíritu humano necesita del Espíritu de Dios para ser alimentado. Siempre nuestro espíritu debe ser nutrido con Espíritu…¡el Espíritu de Dios! (Efe.3,16: “para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu”).

Familias sin vitalidad por ausencia de Dios y Su Palabra.

Millones de hogares están destruidos por causa de la desnutrición espiritual. Los esposos están en conflicto permanente entre ellos, los hijos se rebelan frente a la autoridad de su padres, los hermanos se detestan, y todo esto porque han desdeñado las normas que están estipuladas en la Biblia y porque han decidido postergar su piedad para cuando envejezcan. Dios ocupa un último lugar en las metas familiares, y nunca los padres y sus hijos se reúnen para orar juntos y leer la Biblia diariamente en unidad y respeto. Dios sencillamente no tiene Su lugar preponderante en sus hogares, y sus vidas no tienen horizonte ni esperanza (Efesios 2,12: “En aquel tiempo estabais sin Cristo…y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo”), y han decidido ignorarlo por completo, o simplemente ya no creen en Él. Es más que evidente que el diablo ha logrado destruir muchos núcleos familiares con la llamada “liberación femenina”, o a través de los divorcios, separaciones, conductas desordenadas o inmorales, etc. Hoy, en muchos hogares de Norteamérica especialmente, los jóvenes tienen sexo pre marital regular desde muy temprana edad, usan drogas, y beben bebidas espirituosas sin control alguno. Es cosa casi común en millones de hogares de muchos países “progresistas” y poderosos. Definitivamente no sólo se puede vivir de pan, se necesita una fuerte dosis diaria de vitaminas celestiales, que están comprimidas en las palabras o declaraciones de Dios a través de Sus profetas, y en especial, a través de su máximo mensajero, Su Hijo Jesucristo (Lucas 4,4: “Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios”). La Palabra de Dios como alimento Jesús dijo que no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios. La Palabra de Dios es Espíritu de Dios, es Su Espíritu hecho palabra que alimenta el yo interior o el espíritu del hombre (Juan 6,63: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” ). Sin este alimento espiritual nuestro espíritu se debilita y termina por morir. Hay gente que está viva físicamente, pero que en lo espiritual está totalmente muerta. Es por eso que muchos hoy están en la búsqueda de la felicidad duradera, y erradamente creen encontrarla en las cosas materiales: en la glotonería, en la lujuria, en el vino, y en las cosas que deslumbran la vista, como son las mansiones, joyas, yates, pieles, autos, trajes, y cosas como éstas. Sin embargo, son aquellos individuos que más tienen los que muchas veces son los más infelices, porque a más riqueza material, más pobreza espiritual, pues son esclavos de las cosas temporales y no le dan tiempo a las cosas de Dios. Estos definitivamente están enredados en los negocios de esta vida que ya no tienen tiempo para pensar ni en Dios ni en Su Palabra. Pero la Palabra de Dios es viva y eficaz, y tiene poder para vivificar y hacer a un hombre dichoso. El que tiene la Palabra de Dios y hace suyas las promesas en ella contenidas, vive realmente feliz, porque sabe que su vida no termina en este mundo y ya no se desespera por vivir intensamente, sino que vive construyendo su dichosa eternidad sirviendo a Jesucristo hoy (Fil. 2,12: “ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor”).

Jesucristo es el pan o la palabra de vida.

Dios el Padre, mandó a Su Hijo Jesucristo como Su Palabra y Vocero para la humanidad trayendo el evangelio salvador. El vino a darnos a conocer a Su Padre y revelarnos Su Voluntad para con nosotros. Jesucristo nació como un hombre como nosotros para darnos vida y vida en abundancia. El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no lo tiene le espera la condenación. “Tú—dijo Pedro—tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68). Ningún hombre jamás habló como él, y su doctrina era la doctrina de Dios. Definitivamente no hay otro nombre dado a los hombres por el cual podemos ser salvos. Sin Jesucristo el mundo aún estaría en tinieblas espirituales, pero él se presentó en el mundo para libertar a los que estaban en las tinieblas satánicas, es decir, a los oprimidos por el diablo. Muchos hombres que antes vivían amargados y tristes encontraron en Cristo la verdadera felicidad. El mismo Pablo, antes de su conversión, era un hombre duro y lleno de odio hacia Cristo y los cristianos, pero una vez que tuvo su encuentro personal con el Jesucristo glorificado en el camino a Damasco, las vendas le fueron quitadas de sus ojos y por fin pudo ver la luz de la verdad. El pudo entonces decir, “para mí el vivir es Cristo y el morir ganancia” (Fil. 1,21). ¿Cuántos pueden decir lo mismo que dijo Pablo? Pero muchos creen todavía que seguir a Cristo es una pérdida de tiempo que se traduce en pobreza material, sufrimiento físico, y rechazo del mundo. Y aunque fuera cierto esto, lo real es que los cristianos del primer siglo sufrían y morían con gozo por Su Señor porque sabían que después de esta vida serían recompensados en la resurrección de los justos para heredar el Reino de Dios. Usted, amigo, puede “revivir” en y con Cristo si lo acepta por fe sincera, convencido que apartado de él nada puede hacer y nada de gozo genuino podrá sentir, y menos, de manera permanente (Juan 15,5-11: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. 7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. 8 En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. 9 Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. 10 Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. 11 Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”.)

LA HEREJÍA ALEGÓRICA


Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

Bien dijo Pablo, que «un poco de levadura, leuda toda la masa» (1 Co.5:6, 7). La Biblia da un conocimiento sensato, lógico y racional de las cosas espirituales. El Doctor Evis L. Caraballosa, reconocido teólogo premilenarista dispensacionalista (aunque no comparto su escuela), acierta en decir que la Biblia deberá interpretarse siguiendo una hermenéutica normal y natural para poder entenderla correctamente. Nosotros reconocemos el uso de símbolos y figuras de dicción para entender las verdades que tienen una aplicación sólidamente objetiva en la vida del creyente y en los acontecimientos humanos históricos que están bajo la soberanía inquebrantable de Dios, y que representan, además, entre otras cosas, su carácter santo en toda su plenitud, su poder y su gigantesca obra en la Eternidad, donde radica establecido como Rey sobre toda las cosas y en el universo el cual gobierna. Negamos que las profecías bíblicas deben alegorizarse o espiritualizas porque su naturaleza demanda una total litralización porque sus cumplimientos han sido, y serán, con respecto a los escatológicos, concretos. En los Olivos, los discípulos exponen tres preguntas que tienen relación con los últimos tiempos (Mt.24:3): 1. La destrucción de Jerusalén en el año 70 por los ejércitos de Tito, hijo de Vespasiano, y que prefigura el asolamiento de Israel en los oscuros tiempos de la Gran Tribulación Escatológica; 2. La señal de la venida de Jesucristo, el Hijo del Hombre, que no es una mera espiritualización o alegoría vaporosa, sino algo completamente literal con respecto a su significado y que su evidencia es radical e irrefutable; 3. el fin del siglo, que se entiende por la destrucción del último imperio gentil al finalizar la Gran Tribulación cuando el Mesías venga en ira a terminar con sus enemigos en el valle del Meguido (Ap. cap. 19) y la instalación del reino venidero de Jesucristo en la tierra (Ap. cap.20), sin olvidarnos del Reino Eterno que vendrá a continuación (Ap.cap. 21, 22).

Los ángeles afirmaron que Jesucristo vendría nuevamente y que sería visto de la misma manera como se fue al ascender al cielo (Hch.1:9-11). En Ap. 1:7, dice que los ojos humanos verán a Cristo venir en las nubes del cielo, y que pueblos y naciones lamentarían su venida. En Mt.14:25, el mismo Señor confirma su segunda venida al mundo: «inmediatamente después de la tribulación de aquellos días», «viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gloria» (Mt.24:30). ¿Suena a espiritualización lo antes visto? Temo desilusionar a los vástagos de Agustín de Hipona, contestando rotundamente con un sonante y preciso: ¡NO! Si alguien regresa a un determinado lugar, lógicamente tendría que haberlo conocido antes. Cristo retornará al mundo inicuo a poner en orden el corrupto sistema en que se mueve. Juzgará las naciones todas y establecerá su Reinado Terrenal y Teocrático. EL ángel confirmó a la virgen María que Cristo se sentaría en el trono de David su Padre (Lc.1:32). Paralelamente, atrás, en el AT., Dios habla del pacto que lleva la promesa de confirmar el reinado perdurable del Mesías de Dios en la tierra a través del linaje dadívico (1 Sam. 7:13, 16, 17, 18). Regresando de nuevo con el ángel, él dijo que Cristo reinaría sobre la casa de Jacob (Lc.1:33), y se entiende, que es sobre Israel, y lógicamente, sabemos que la nombrada nación está en el Medio Oriente, en la tierra (A decir verdad, creo que estoy justamente en lo correcto, sin tratar de ser irónico). Juan recibió la revelación de Apocalipsis, después de que Cristo ascendió al cielo. Dice el libro nuevo testamentario de las muchas profecías finales, que los creyentes reinarán las naciones junto con Cristo en el mundo, y no vfuera de él, como en las Pléyades, o en la Luna (Ap.3:26, 27). Pablo dijo que «aguardamos la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro salvador Jesucristo» (Ti.2:13), y esa manifestación es la misma que dice: «Cuando el hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en trono de su gloria» (Mt.26:31).Nada huele aquí a un entorno o ambiente alegorizado. Cuando el Mesías regrese, pondrá sus pies en el Olivete, según Zac.14:4. Daniel es testigo en su visión del retorno del Hijo del Hombre a la tierra (Dn. 7:13), y que se le dio dominio, gloria y reino para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran (Dn.7:14a), cuyo dominio es eterno y que no será destruido (Dn.7:14.b). Después de la confrontación final entre la luz y las tinieblas en el Armagedón, cuyo resultado sabemos cual habrá de ser (Sino vea Ap.19:20, 21), al principio del Milenio Terrenal, Satanás será encadenado en el abismo para que no engañe más a las naciones (Ap.20:3): ¿Cuáles?, lógicamente a las de la tierra. Se deduce que Cristo estará en la tierra porque dice la Palabra que aquellos partícipes en la primera resurrección, reinarán con Cristo mil años. Estos últimos componen las naciones del mundo en el período del Reino Teocrático Terrenal y Milenario, porque al terminar, el diablo será soltado para engañarlas (Ap.20:8).

Podría hacer una lista larguísima de textos que confirman naturalmente la literalidad de la segunda venida de Cristo y su reinado glorioso terrenal, pero creo, que con lo visto, nos ofrece suficiente prueba para trasmitir el anhelado deseo que tenemos para que conozcan la verdad.

La alegorización es una blasfemia predicada por Agustín de Hipona que empieza con Orígenes. La alegorización instigada en un principio en las Escrituras, no es un sistema de aplicación bíblica para explicar con sobriedad ecuánime las verdades que Dios pretende al los creyentes exactamente. El propósito de Orígenes fue el conciliar la fe fundamentada en las Escrituras con el sistema filosófico griego. Todo un desastre magno. Orígenes y ningún otro logró asombrar a los paganos contemporáneos con dicho sistema pagano-mundano, pero si fue piedra principal para menguar las verdades Escriturarles con ese sistema mencionado, sobre todo, las proféticas escatológicas, por falsedades espirituales narcotizadas que rompen el estilo y la fluidez única que determina el entendimiento cuerdo y literal de los cumplimientos bíblicos de los tiempos últimos, llámese la gran tribulación, la segunda venida, el reino milenario, el encadenamiento de Satanás, etc. Por otra parte, Cristo es el Mediador de un nuevo pacto, porque como representante de Dios en la tierra cumplió por medio de su sacrifico vicario de muerte lo que la sombra levítica, de ayer, ya invalidada, sólo fue capaz para con el pueblo de Israel, con respecto a la expiación de los pecados (Yonki Pur). El mundo requirió de un Mediador para salvación, y Cristo fue quebrantado cuando Dios lo sujetó al padecimiento para justificar a los hombres del mundo del pecado que los encadenaba y los arrastraba seguros hacia la Muerte Segunda (Jn.3:36; cap. Is.53; cap.20 de Ap.). Cristo murió, y el velo se rasgó de arriba abajo (Mt.27:51), de esa forma, la relación entre Dios y hombre que había en un principio del los tiempos, fue restablecida con su muerte:
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«Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo pecadores, Cristo murió por nosotros. . . Porque siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida» (Ro.5: 8, 10).

El sacrificio de Cristo en la cruz del Gólgota fue completo y no es necesario repetirlo nunca otra vez más. La obra de expiación ha sido hecha, completa, absolutamente, y no puede revertirse. El Mediador es el que se coloca entre los hombres y Dios para reunirlos sobre el rescate misericordioso imputado por Dios a los pecadores del mundo, en esto se centra su infinito amor (Heb.cap.9). Agustín fue influenciado por el método alegórico que inició con Orígenes, siendo reconocido áquel como teólogo predominante por los romanistas católicos y dentro de algunos grupos cristianos profesantes, que reconocen su aportación religiosa doctrinal nada bíblica; por cierto. Deberá decirse, que Tyconio, un donatista antiguo, influenció primera y fuertemente en Agustín para erguir su quimérico dogma amilenario. Obras santas como La Didaché, exponen afirmando la venida gloriosa del Mesías en el futuro:

«Acuérdate Señor, de tu Iglesia. . . recogerla en su santidad de los cuatro vientos a tu reino que has preparado para ella».

La Biblia dice que Jesucristo es Hombre, con las mismas características físicas que cualquier otro, pero sin pecado. Nunca se afirma en ella que ha sido Dios. Si es Mediador entre Dios y los hombres, entonces no puede ser Dios, porque resalta categóricamente que es Hombre (1 Tim. 2:5); él mismo se auto proclamó como el Hijo de Hombre (Mt.24:30). Quien piense diferente, quebranta erradamente la cordura objetiva y sensata de lo que hemos estado viendo. El Hijo del Hombre vendrá en la gloria y el poder de Dios, en las nubes del cielo, con sus huestes a regir al mundo, sin antes de haber juzgado las naciones que hay en él, con seguridad literal (Mt. cap. 25; Jud. 14, 15).

Por último, mencionaré unos puntos discrepantes del método alegórico o de espiritualización Escritural:

1.- La Iglesia Primitiva consideró los símbolos bíblicos pero nunca los alegorizó.2.-Muchas de las profecías que alegoriza este método tienen trasfondo histórico.3.-Las profecías bíblicas de naturaleza escatológica se entienden mejor al interpretarse de manera normal o histórica.

Dios les bendiga, gracias.

GEOPROMESA


G E O P R O M E S A

Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

«Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia» (2 P.3:13).

Las promesas del Reino Venidero, serán cumplidas en la misma tierra donde posamos nuestros pies, donde respiramos, donde nos afligimos, donde reímos, donde lloramos, donde nos gozamos además con el Señor esperando su manifestación por medio de Jesucristo en gloria (1 Tit.2:13). Donde viven y mueren unos, y donde nacen otros. La Biblia jamás habla que el creyente en Cristo habrá de habitar literalmente el cielo tercero en que habita el Dios Santo al morir inmediatamente, por medio de un alma inmortal. Esta doctrina platonista pagana y torcida se infiltró en el cristianismo tierno hace casi dos mil años, y está vigente en la mayor parte de las Iglesias cristianas de todo el mundo.

El verdadero creyente espera la resurrección corporal para recibir el Reino terrenal posteriormente:

«Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero» (1 Ts.4:16).

«Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad» (Mt.5:5).

La Biblia dice que los creyentes resucitados en Cristo serán reyes y sacerdotes con él en la tierra y reinarán mil años sobre ella:

«Bienaventurado y santo el que tienen parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años» (Ap.20:6).

La Biblia dice que al terminar el reinado de Cristo (Ap.20:7), el diablo será suelto de su prisión para engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra (Ap.20:8). En el versículo siguiente vemos que estas naciones engañadas subieron sobre la anchura de la tierra (Ap.20:9) y por lo tanto, es el escenario de principio a fin del Reinado Milenario de Jesucristo. La Biblia menciona que el Hijo del Hombre vendrá a la tierra a juzgarla (Mt.25:31-46), y que se sentará sobre el trono de David su padre (Lc.1:32, 33), de acuerdo a la promesa de Dios, en la larga manifestación del Reino Davídico en la tierra:

«Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmará su reino. El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino » (2 S.7:12, 13).

Cristo vendrá, y sus fieles resucitados y los creyentes que fueron transformados sin morir (1 Co.15:51) regirán las naciones con vara de hierro juntamente al Ungido de Dios (Ap.2:26, 27).

El Reino Milenario se caracterizará por ser abundante en riquezas terrenales (Is.32:15; 51:3; Am.9.13, 14), en que habrá además elevada amistad (Is.11.6-9; Os.2:20), y una paz sin igual (Is.2:4; 11.9; 32:18; 54:13). La aflicción y la guerra serán quitadas (Is. 25:8), y los fieras de la tierra recuperará su carácter dócil (Is.11:6-9).
Queda claro, entonces, que el Reinado Milenario de Jesucristo será en la tierra. Dios habita en el cielo y gobierna en su trono celestial (Is.66:1).

El Reino Terrenal Milenario, es la corona que obtendrán aquellos que sean fieles hasta lo último al Rey Eterno Jehová. Será un Reino lleno de bendiciones de toda índole, donde las misericordias y el amor de Dios se mostrarán copiosamente a los que le amaron y le alabaron siempre.

Hermanos: ¿Qué esperan? ¿Un reino ficticio en el cielo de Dios?
¿O el último Reino Terrenal de carácter celestial que describimos en párrafos atrás?
Medítenlo, y escojan.

Dios les bendiga siempre.

LOS OJOS LEVANTAD
Erguir vuestras cabezas,
Los ojos levantad,
El día ya se acerca,
Jesucristo volverá.
Limpiad vuestras ofensas,
Ponerse a cuentas ya,
La higuera está brotando,
El Reino llegará.
Vosotros ya sabéis
Que el cielo se abrirá,
Y el Cristo de la gloria
El Monte pisará.
Su Padre Poderoso
La tierra cambiará,
En ella luz inmensa
La gente encontrará.
La osa y el león
Muy mansos pacerán,
La víbora y el áspid
Jamás injuriarán;
Infantes en sus cuevas
Las manos meterán,
Las fieras de los campos
Al hombre seguirán.
La argéntica Selena
Radiante brillará,
El sol y las estrellas
Hermosos se verán:
Con un fulgor potente
La tierra alumbrarán,
Tan sólo habrá en el mundo
Verdad y claridad.
Preparen ya sus vidas,
Las almas preparad,
El Hijo del Bendito
Está por regresar;
La tierra por completo
Habrá de gobernar:
Amor y libertad,
Los santos gozarán.

SANGRE Y SUDOR: HEMATOHIDROSIS EN CRISTO


Por el Dr. Javier Rivas Mtz (MD)

La hematohidrosis, es una situación clínica debida a la liberación de sustancias vaso activas o catecolaminas por motivo de estrés emocional de alto grado, que provienen de las glándulas adrenales que están situadas en el polo superior de los riñones, como por ejemplo, la adrenalina, que al afectar severamente el tono vascular, provocan la disrupción de su endotelio, de la microvasculatura subdérmica, de la baja piel para que se entienda. La vasoconstricción excesiva por catecolaminas, condiciona la salida de sangre por rotura vascular debido a la tensión tremenda que provocan, y al mezclarse la sangre con el sudor que procede de las glándulas sudoríparas, a causa también de estrés emocional, considerablemente extremo, vienen a dar un cuadro clínico objetivo como de «sudor de sangre»:

«Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra» (Lc.22:44).

Personalmente, como profesionista de la salud, jamás en mi vida he visto un cuadro clínico de esta índole. Aún así, la documentación médica es evidentemente sustentada de manera científica de los casos excepcionales.

Una vez más, Dios muestra en su Palabra las realidades médicas que la conforman, y para aquellos escépticos e incrédulos, la prueba anterior, no da lugar a nada para ser debatida como una mentira.

Dios les bendiga hermanos y amigos.

LA QUIMERA DEL RAPTO


Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

Cristo vendrá por segunda ocasión al mundo, visiblemente y en gloria, a juzgar las naciones y a reinar por mil años con sus súbditos fieles que creyeron en él (Mt.24:27, 29-30; 25:31; Ap.1:7; Ap.20:4, 6). La Biblia no muestra que habrá una fase invisible y primera de su segunda venida (El mal llamado Rapto de la Iglesia). La falsa doctrina del Rapto Pretribulacional fue en un principio concebida y elaborada por el jesuita Manuel Lacunza y los dispensacionalistas la aceptaron gratamente para esparcirla después como ántrax mortal en el mundo cristiano, ¡y vaya!, que ha hecho mucho daño con su letal engaño (1 Ti. 4:1).

«Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego, nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes, y así estaremos siempre con el Señor» (1 Ts.4:16-17).

La Teoría del Rapto dice que antes de iniciar la Gran Tribulación Final, los creyentes en Cristo serán sacados de la Tierra (arrebatados) para ser librados de los acontecimientos terribles que habrá en ella. Esta liberación sobrenatural es conceptualizada incorrectamente a partir de Ap.3:20:

«Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran la tierra» (Ap.3:10).

El capítulo 24 de Mt. es una descripción clara, cronológicamente ininterrumpida y generalizada (apocalíptica) de los eventos iniciales y finales que se presentarán en la Gran Tribulación Escatológica, y que son de suma importancia para desacreditar la falacia de la Teoría del Rapto Invisible o del Arrebato Pretribulacional.

El Señor Jesucristo en el principio del capítulo 24 de Mt., habla de la más importante señal que implica la aparición de la Gran Tribulación Final y de su próxima venida al mundo y el fin del sistema inicuo del mundo (Mt.24:3): La Señal del Engaño Religioso: «Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y muchos engañarán» (Mt.24:4-5). Después de esto, el Señor muestra una serie de señales de carácter secundario, pero no menos importantes, que anuncian o vislumbran la aparición de la Gran Tribulación Final: El Principio de Dolores: Rumores de guerras, conflictos bélicos entre las naciones de la Tierra, pestes, hambres, y terremotos en distintas partes del mundo: pero aún no es el fin (Mt.24:6-8). A continuación, se hace manifiesta la Gran Tribulación Final: «Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de nombre» (Mt.24:9, 21). En este momento, muchos cristianos tropezarán (No creemos que aquí el Señor alude a los inicuos, porque para tropezar nuevamente hay que haber sido salvo primero. Es lógico que el Señor se refiere a los que una vez fueron fieles creyentes pero que regresaron atrás), se traicionarán y se aborrecerán mutuamente. El Engaño Religioso continuará y será predicado el Evangelio de Cristo (Mt.24:10-14). A continuación, en el orden cronológico normal, el Anticristo se sienta en el Templo de Dios como Dios, al romper el pacto con le pueblo judío, a la mitad de la Gran Tribulación Final (Dn.9:26-27). A este acto profano por parte del Anticristo Último se le conoce como la Abominación Desoladora, o el Horrible Sacrilegio: «Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda). . . (Mt.24:15). Pablo también escribde de este acto ominoso del Hijo de Perdición en 2.Ts.2:3-4. Los textos de Mt.24:23 al 26, muestran que a estas alturas de la Gran Tribulación Final seguirá todavía el Engaño Religioso. Los milagros y portentos mentirosos (Ap. 13:1, 13) serán hechos por el Falso Profeta que se destapará como un gran líder religioso en el período sombrío de la Tribulación de los Últimos Días (Ap.13:11; 16:13). A continuación, un poco después de la Tribulación de aquellos días, aparecerá el Hijo del Hombre viniendo en gran poder y gloria a la Tierra. Se podrá ver que en esos momentos habrá en el mundo una conmoción cosmológica muy importante (Mt.24:29-30). El suceso cronológico narrado por el Señor Jesús a continuación es el mismo que Pablo enseña en 1 Ts. 4:16-17. Veremos que Cristo jamás sugiere, menos enseña, algo que se parezca a un Rapto Invisible. El Señor nos revela, como ya comentamos, hechos cronológicamente ininterrumpidos, limpiamente continuos de la Gran Tribulación Final. Ya vimos que el Señor apareció visible en el cielo con gran poder y gloria (Mt.24:30). El texto siguiente se encuentra hilado cabalmente con Mt.24:30., y muestra el arrebato de los creyentes vivos como muertos, trasformados por el poder de Dios (1 Co.16:51-52). Esto se logrará inmediatamente después de la Gran Tribulación, y si usted quiere, llámelo arrebato postribulacional (Mt.24:29), pero teniendo en cuenta que es visible como apreciamos y que los dispensacionalistas promocionan erráticamente como invisible y pretribulacional (Gracias a Manuel Lacunza, que lo parió sin dolor alguno y gratamente), porque solo hay una segunda venida bíblica del Señor Jesucristo, sin dos fases y que se efectuará completamente visible para el mundo malvado «. . y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria» (Mt.24:30. Mirar además, Ap.1:7: «. . . todo ojo le verá»). Veamos, pues:

«Y enviará a sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro» (Mt.24:31).

Aquí, encontramos similitudes de los versos anteriores con los textos 16 y 17 de 1 Ts.4. como son la voz de trompeta con la trompeta de Dios, la reunión de los escogidos en el aire o en el viento, el descenso de Cristo del cielo para tomar a sus fieles, no en la superficie de la Tierra, sino por encima de ella. Los textos paulinos armonizan a la perfección con los de Mt.24:31. ya que se trata exactamente de lo mismo y que ocurrirá al terminar inmediatamente la Tribulación Final. Los versículos que vienen (Mt.24:40-41), nada tienen que ver con un falso Rapto Pretribulacional. Si analizamos el carácter de los textos anteriormente anotados, nos daremos cuenta que éstos se ubican correctamente con el evento de Mt.24:31., cuando los files santos son tomados y juntados en el cielo. Los que no son tomados, es decir, los que son dejados en la Tierra, son los que serán apartados a la izquierda en el Juicio de las Naciones, las cabras para ser exactos (Mt.25:31-33):

«Entonces estarán dos en el campo: el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo: la una será tomada, y la otra será dejada» (Mt.24:40-41).
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El capítulo 25 de Mt. es la continuación de los eventos postribulacionales del capítulo 24 de Mt., entre los que están: La posesión de Trono de David por el Señor Jesucristo, el Juicio de las Naciones (Mt.25:31-46).

Con respecto a Ap.3:20, aclaramos que la palabra guardar no significa siempre liberar a alguien físicamente de un lugar de conflicto a otro tranquilo para que no sea dañado. También significa tener cuidado de algo, vigilarlo y defenderlo, y puede ser en un área de conflicto potencialmente letal (Diccionario de la RAE). Dios guarda a muchas personas de la Muerte, aunque ésta les muestra su lóbrega sonrisa en sus propias narices. En la Gran Tribulación, Dios guardará sus files con fortaleza espiritual, con grande fe, y con su poder, para resistir los embates de esa era extremadamente bruna, cuando someta a prueba nada grata a los que moren la Tierra. Por otro lado, muchos serán guardaos para no renegar al Dios Creador cuando se les obligue, aún bajo la seguridad de ser ejecutados. De de esa manera, podrán recibir el galardón que es la corona de vida eterna que está preparada para los que aman al Señor (Stg.1:12; Ap.2:10).

La Didaché de los Apóstoles es un documento escrito en la antigüedad, en el Siglo I. d.C., y contiene las enseñanzas originales de los apóstoles y fue acreditado por Padres de la Iglesia como Eusebio y Atanasio, entre otros. En este documento santo, jamás se menciona la idea de un Rapto Pretribulacional. Una sola segunda venida, visible y en gloria del Señor Jesucristo, se visualiza en él (Mr.13:24-27). Nada hay de una venida invisible y secreta de Cristo, ni nada por el estilo aparece en este escrito.

Dios les bendiga siempre, mis hermanos y amigos que nos visitan.

LA PROFECÍA BÍBLICA Y SU IMPORTANCIA

Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

Dentro de la revelación especial de Dios, tenemos la profecía. La profecía es la predicción de los eventos futuros que son concedidos por el conocimiento de Dios para un propósito definido o determinado. Se han conjugado algunos requisitos para que la profecía bíblica sea válida como tal:

La declaración de algún acontecimiento deberá realizarse en fecha anterior a su cumplimiento real o literal.
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No debe de haber nada que sugiera que el cumplimiento del evento tenga relación con un conocimiento previo natural o netamente obvio.
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No debe haber ambigüedad.
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Deberá ser precisa, libre de cualquier error, por más mínimo que sea éste, descartaría su validez.
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Deberá cumplirse fielmente el evento o suceso predicho.

Dios revela la profecía a los hombres de tres maneras:
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Teofanía: Es una presentación de Dios con los hombres, cara a cara, para revelarle algo importante.
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Los sueños y visiones: En sueño, cuando los hombres están inconscientes al dormir, la revelación se lleva a cabo en la mente; y en visiones, la persona está consciente en el mundo externo, bajo un trance, y de esa manera percibe la visión profética.
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Por un avivamiento de las facultades propias de los hombres: Por un despertar sobrenatural, dónde se pueden percibir de manera clara las verdades de Dios. Ejemplo es, los profetas del AT. y los escritos de los apóstoles que dan fe a las verdades espirituales de Dios. Así, todo lo que escribieron estos grandes hombres santos está libre de errores a causa de la voluntad perfecta de Dios y de su soberanía infinitamente inquebrantable. Ejemplo tenemos, por supuesto, la Biblia, que es infalible.

El elemento predictivo: deberá ser, sobre todo, extraordinario, es decir, sobrenatural. Los teólogos críticos niegan la verdad de las profecías bíblicas defendiendo que éstas no fueron plasmadas sino hasta después que se cumplieron, afirmando que las supuestas predicciones proféticas fueron intercaladas en las Escrituras como acontecimientos ya suscitados, o rechazando terminantemente su certidumbre predictiva. Profecías como la de la invasión de Asiria que se acercaba y el exilio de Israel en esa nación pagana (Am.5:27; 7:11, 17), así como la de la caída de Samaria predicha por Isaías y Oseas (Os.7; Is. 37:26-36), y finalmente como la vaticinada por Jeremías de la cautividad babilónica judía y de su regreso posterior (Jer. 25:11, 12), históricamente son irrefutables en sus hechos, tanto en su elemento predictivo como en su cumplimiento literal, imposible de excluirlas por ésta razón de peso máximo.
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El elemento mesiánico: Es el de mayor importancia, ya que tiene un alcance cronológico telescópico y es de trascendencia futura más que otro tipo de profecía conocida. El elemento mesiánico va muy lejos. Principia en el huerto del Edén, a continuación lo vemos en las promesas de Abraham, sigue por la era mosaica o la dispensación de la Ley, apareciendo en la Tribu de Judá, después el la Casa de David, hasta finalizar en las profecías mesiánicas de Isaías, y concluir, finalmente, en el Nuevo Testamento:

Cristo debía:
Nacer de una virgen (Is.7:14; Mt. 1:23).
Ser simiente de Abraham (Gn.12:3; Ga.3:8).
Ser de la Tribu de Judá (Gn.49:10; He. 7:14).
Ser del Linaje de David (Sal.110:1; Ro. 1:3).

Cristo debía:
Nacer en Belén (Miq. 5:2, Mt.2:6).
Ser ungido por el Espíritu Santo (Is. 61:1, 2; Lc. 4:18, 19).
Entrar montado en un asno en Jerusalén (Zac.9:9; Mt.21:5, 5).
Ser traicionado por un amigo (Sal. 49:9; Jn.18:3).
Ser vendido por treinta piezas de plata (Zac. 11:12, 13; Mt. 26:15; 27:9, 10).
Ser abandonado por sus discípulos (Zac. 13:7; Mt.26:31, 56; 27:9, 10).
Ser traspasado de manos y pies sin habérsele roto ni un solo hueso del cuerpo (Sal. 22:16; 34:20; Jn.19:36; 20:20, 25).

Recibir de los hombres hiel y vinagre para beber (Sal. 69:21; Mt.27:34).
Ser motivo de reparto de sus vestidos y de echar suerte sobre sus vestidos (Sal. 22:18; Mt. 27:35).
Ser abandonado por Dios (Sal. 22:1; Mt. 27:46).
Ser sepultado con ricos (Is. 53:9; Mt. 27:57-60).
Resucitar entre los muertos (Sal.16:8-11; Hech. 2:27).
Ascender a los cielos (Sal. 68:18; Ef.4:8).
Sentarse a la diestra del Padre (Sal. 110:1; Mt. 24:43-45).

En realidad existen más de 300 profecías ya cumplidas en el primer advenimiento del Señor. Hay muchas otras que tienen carácter escatológico: ¿Qué podría hacernos pensar o creer, qué no habrán de cumplirse? El día llegará, y Jesucristo se alzará sobre las naciones como Rey del Milenio Terrenal:

«Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa» (Is.11:10).

Dios les bendiga mis hermanos y amigos, siempre.

LO MATERIAL POR LO ESPIRITUAL


Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

La teología de la prosperidad, es una doctrina tóxica nueva, por su aparición temprana, un tósigo letal y corrosivo como el álcali y que ha incursionado para provocar lesiones graves en los corazones de los que se hacen partícipes de ella en el ámbito cristiano: «Promueve la búsqueda primera de las añadiduras, luego, el Reino de Dios y su justicia, y muchas veces, éste último, de errada manera». Se centraliza en desacreditar la soberanía divina, haciendo de Dios un medio para la conquista, el logro, de los deseos y caprichos del corazón, «que es más engañoso y perverso que toda las cosas» como dijo el profeta Jeremías (Jer.17:9), y máxime cuando no está cimentado en las Palabra del Bendito Hacedor. El carácter santo del Señor, que no tienen sombra de variación, inmutable por su perfecta naturaleza, inquebrantable como la roca en las decisiones ya establecidas en su asombroso pensamiento y que son infinitamente correctas (Stg.1:17), es entendido mal y Dios es concebido como un esclavo al que hay que pedirle indiscriminadamente todo antojo, como se le pide al fabuloso genio de la lámpara que está dispuesto, obligadamente, a cumplir lo que venga en mente de la persona que le ordena. En esta posición se encuentra el creyente terrenal y embaucado delante de Dios que perversamente anhela lo que el mundo ama:

«No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor al padre no está en él» (1 Jn.2:16).

El concepto de: «si algo pidieres en mi nombre, yo lo haré», se encuentra incorrectamente determinado en las mentes de millones que profesan el cristianismo (Jn.14:14). Esta teología, también es conocida como la teología de la «súper fe», que no tiene nada de bíblica. La fe divina, la verdadera, no es como la fe que expone la teología de la prosperidad (de la perversidad para ser más exactos). Dice la Palabra, que la fe « es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve» (He.11:1), debiéndose entender, que su relación es ajena con los deseos carnales que incitan la búsqueda vana de las cosas materiales, que no procede para el crecimiento espiritual, sino que por su esencia, a la mundanalidad solamente, y Dios, aquí, es la llave perfecta para su cumplimiento. No hay nada de mal en orar por el «pan de cada día» (justamente lo que se requiere para que nuestras necesidades básicas sean suplidas), lo malo, es que esto se ha hecho un extremo y una doctrina «cabeza» en las Iglesias cristianas (Y sin temor a equivocarme, miles y miles de Iglesias en todo el mundo se atiborran por esta sencilla razón):

«Respondió Jesús y les dijo: «De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis» (Jn.6:26).

La fe bíblica, que es el sustantivo más propio para el verbo creer (Fe es pistis, en griego, y creer es pisteuein, en el mismo idioma), es la que tiene certidumbre en las promesas de Dios, como es la heredad terrenal que recibirán los creyentes en el futuro, punto principal, y de consecuencia final y duradera como resultado de la salvación (1 de Jn.1:25; Mt.5:5; 2 P. 3:15), a pesar de las pruebas y tentaciones más terribles y de las aflicciones más severas (Jn.16:33; Stg.1:12). Cuando Santiago se refiere a que se «pida con fe no dudando nada» (Stg.1:6) se trata de lo que estipula la voluntad divina (1 Jn.3:22). Para tristeza y desgracia, en la teología de la prosperidad, se promueve el pedir, generalmente, para deleites carnales y egoístas, promoción razonablemente fuera de la Gracia y de la voluntad celestial (Stg.4:2). La fe bíblica, es la que vence las dificultades (He.11:29-38), y la condición para este efecto, es el estar bien arraigado en la Palabra verdadera, sin esperanzarse, principalmente, en situaciones materiales efímeras y pasajeras, porque «No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt.4:4). La decadencia hogaño en el cristiano promedio, se encuentra en su alcance mal logrado por las cosas fútiles del mundo (1 Jn.2:16, 17). Mucha de la culpa la tienen los líderes de la teología de la prosperidad que los han hecho encallar en esta posición naturalmente mundana. Nuestra fe deberá ser aquella misma que percibe a un Dios como diseñador perfecto del vasto e infinito universo (He.11:3), la que vence al mundo, a pesar de nuestras dificultades (1 Jn.5:5), allí radica la victoria del creyente, en el fundamento de la Palabra que da fortaleza y no en las alternativas que el mundo ofrece y que son promovidas por los «amos de la prosperidad». Cuando el neófito o el de tiempo largo en un cristianismo nada ortodoxo no reciben lo que prometen los maestros de la prosperidad pueden llegar a decepcionarse pudiendo ellos caer en estados condenatorios por una culpabilidad tomada: La excusa es, dicen los falsos maestros, que no hay la suficiente «fe» que logre mover el corazón de Dios para «llenarles la vida» de riquezas o de sanidades corporales. O a la manera farisaica, que se encuentran abrigando un pecado grave que les impide obtener lo que sólo merecen «los que están sentados con los príncipes del pueblo de Dios». Cristo fue claro en decir, que en los últimos tiempos la maldad aumentaría, y parte de ella la tenemos proyectada en esta clase de doctrinas heréticas que preparan a muchos a la eterna perdición. Los maestros de la prosperidad, no se tientan el corazón para pedir tributos financieros a las ignorantes ovejas que pastorean, haciéndolas creer que con sus aportes monetarios Dios habrá de darles más por «complacerse» con semejante acción, que es grotesca y torcida doctrinalmente hablando. Con sinceridad pura, únicamente es una gran mentira. El maquillaje es bueno: doctrina divina más materialismo, sincretismo perfecto que se acomoda de manera suave y agradable en los recónditos lugares y oscuros del corazón enfermo por el pecado (Me refiero a la mayor partes de los que profesan el cristianismo, porque «muchos son llamados y pocos los escogidos», según Mt.22:14.

Hombres como Hagin, Hinn, Cash Luna, Copeland, Price, han levantado un indigno pedestal para el verdadero cristianismo, una ofensa a Dios por esta herejía ventajosa y egoísta que han infiltrado magistralmente en las filas cristianas, llevando a los creyentes fríos e indecisos por el sendero de la negra fatalidad que culminará en el Lago de Fuego mañana, en el futuro. Y para terminar, los dejo con los siguientes versículos para reflexión:

«Yo conozco tus obras, que ni eres frió ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo» (Ap.2:15, 16).

Dios les bendiga siempre.

VUESTRO CULTO RACIONAL

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable á Dios, que es vuestro racional culto (Rom. 12:1)

Sino santificad al Señor Dios en vuestros corazones, y estad siempre aparejados para responder con mansedumbre y reverencia á cada uno que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3:15)

Y no os conforméis á este siglo; mas reformaos por la renovación de vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Rom. 12:2)

¿Qué pues? Oraré con el espíritu, mas oraré también con entendimiento; cantaré con el espíritu, mas cantaré también con entendimiento. (1 Cor. 14:15)

Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál sea la esperanza de su vocación, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos” (Efe. 1:1

Teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón” (Efe. 4:1

Para que sean confortados sus corazones, unidos en amor, y en todas riquezas de cumplido entendimiento para conocer el misterio de Dios, y del Padre, y de Cristo (Col. 2:2)

Considera lo que digo; y el Señor te dé entendimiento en todo (2 Tim. 2:7).

Empero sabemos que el Hijo de Dios es venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero: y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eternal (1 Jn. 5:20).

Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente (Mat. 22:37).

Leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi inteligencia en el misterio de Cristo (Efe. 3:4)

Dame entendimiento, y guardaré tu ley; Y la observaré de todo corazón (Sal. 119:34)

Tu siervo soy yo, dame entendimiento; Para que sepa tus testimonios (Sal. 119:125)

Manantial de vida es el entendimiento al que lo posee (Prov. 16:22)

El pueblo sin entendimiento caerá (Oseas 4:14).

No seáis como el caballo, ó como el mulo, sin entendimiento (Sal. 32:9)

PREGUNTO:

¿Realmente tienes un entendimiento cabal de tu fe cristiana?¿Puedes dar razón sólida y convincente a los incrédulos de porqué eres un cristiano?¿Puedes sostener todo lo que crees con la Biblia en la mano?¿Puedes realmente presentar la misteriosa y difícil doctrina de la Trinidad con claro entendimiento y suficiente razón para que otros la reciban sin dudar nada de ella? Si no lo puedes hacer, ¡entonces algo está mal contigo o con la doctrina misma que presentas! Recuerda lo que dijo Pedro:
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“…y estad siempre aparejados para responder con mansedumbre y reverencia á cada uno que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3:15).

LA SEPSIS COMO JUICIO DIVINO


LA SEPSIS COMO JUICIO DE DIOS

Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

«. . . y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras» (Ap.16:11).

La Peste Bubónica llegó a Europa en el Siglo XIV por medio de doce galeras genovesas infectadas por la mortal bacteria denominada hogaño como Yersinia Pestis, un bacilo aerobio Gram Negativo, facultativo y extremadamente patógeno. Esta terrible enfermedad es una zoonosis, significa que los animales afectados pueden trasmitirla a los seres humanos en condiciones naturales. La OMS informa un número de 1000 a 3000 caso documentados por año de Peste Bubónica. El reservorio natural del germen se encuentra en roedores y carnívoros salvajes, en conejos, en liebres, y en gatos domésticos.

El período de incubación varía de 2 a 8 días. El cuadro clínico empieza con fiebre, cefalea (dolor de cabeza), escalofríos, ataque al estado general y postración. Posteriormente se forman grandes úlceras o carbuncos y los ganglios linfáticos crecen por la respuesta inmunológica inflamatoria a la agresión bacteriana. Estos ganglios sufren una disgregación histológica que da paso a la aparición de bubones que son tumores purulentos grandes. Esta es la forma más frecuente de presentación clínica, pero hay otra de afección pulmonar, manifestada como neumonía de esputos sanguinolentos y sepsis grave. Existe una tercera forma de ataque, la septicémica (Septicemia significa «envenenamiento de la sangre»), causada por las toxinas que produce el bacilo de la Peste). Los bacilos invaden el torrente sanguíneo provocando hemorragias difusas en la piel. En las mucosas las lesiones son de un tono negro o azulado (de allí provienen el nombre de Muerte Negra). Después de un agónico suplicio, sobreviene la muerte del paciente. La Peste Bubónica no es trasmitida de un ser humano a otro, el causante de la transmisión es una Pulga de Oriente que vive en las ratas.

El punto geográfico inicial de distribución de la Peste Bubónica en Europa fue en el puerto de Mesina, en Sicilia. La tripulación se había contagiado en Kaffa, lugar que corresponde actualmente a Fedosija, en el suroeste de Crimea. La epidemia llega al puerto de Mesina, en Italia. Las ratas trasmisoras se encargan de diseminar la enfermedad por todos lados. Se piensa que la pandemia comenzó en 1333 en China, después, es alcanzada la India para extenderse a las costas del Mar Negro. Ya en 1352 alrededor de 25 millones de personas habían fallecido por la letal plaga pestilente. Este número colosal correspondió en aquel entonces al tercio de la población total Europea. La primera epidemia Europea conocida en la historia, la Justiniana, apareció en los años 531 y 580 d.C. Se reportaron 1000 muertes diarias en Constantinopla en el año 542 d. C. La última epidemia arrasadora apareció en Londres, matando entre 70 000 a 100 000 personas. Un tercio de la población de individuos en Londres escapa de la Muerte Negra. En las mediaciones del Siglo XIV, tiempo de mayor asolamiento de la Peste Negra en la historia de Europa, muchos pensaron que el juicio final divino había caído sobre la Tierra. La repentina aparición de la Peste y sus estragos dentro de la población, obligaron a considerar sin ninguna duda un evento apocalíptico que anunciaba el fin de todas las cosas. El caos y la confusión general indujeron un fanatismo religioso irracional y la violencia se hace notar marcadamente en una Europa ya mermada por la pandemia. Surgen los autos flagelantes para expiar la maldad del mundo, desplazando a un lado la confesión sacramental ritualista católica. El Tarantismo se manifiesta en una parte de la población como un éxtasis histérica y epidémica por los horrores de la Peste Negra, emanado a causa del miedo y la desesperación: Las personas danzan semidesnudas en grupos, y al cabo de mucho tiempo, algunas caen exhaustas por el cansancio físico desmedido. Se culpa a los judíos de haber envenenado las aguas potables iniciándose una persecución contra ellos para propinarles crueles castigos; son frecuentes los asesinatos de judíos en masa por confesiones falsas obligadas. El siglo XX no pasa desapercibido del tétrico abrazó de la Peste Negra: Países como Manchurria, Mongolia e Indochina, probaron su nefasto asolamiento. Hoy en día, la Muerte Negra aparece en casos aislados, en áreas limitadas, gracias a las técnicas modernas de prevención y por el surgimiento de antimicrobianos eficaces contra ella. . . Pero esto, no es todo:

«Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira. Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con «mortandad», y con las fieras de la tierra» (Ap.6:7.8).

En el griego, la palabra «mortandad» es «en thanátoi» y tienen un significado directo con la palabra «pestilencia». El vocablo griego usado en el texto es «thánatos» (muerte). Un autor comenta que el vocablo es puesto por metonimia: «. . . como el efecto de la causa que la produce, la cual es la pestilencia». La palabra pestilencia en el libro de Apocalipsis tiene relación con procesos infecciosos destructivos para la Humanidad, como son las epidemias y las pandemias. Las guerras (Ap.6:4), las hambrunas (Ap.6: 5), traerán como resultado la aparición de brotes epidémicos extensos y mortales en la Gran Tribulación Final que serán difíciles de erradicar por las condiciones precarias en el mundo en ese tiempo de hórridas calamidades. Hay un poco menos de siete mil millones (7.000.000.000) de personas en el mundo hoy por hoy. La Peste Bubónica que apareció en el siglo XIV, cuya duración fue de cinco años, terminó con la vida de 25 millones de personas de la población de Europa aproximadamente, quedando establecido, a decir verdad, una cantidad numérica asombrosamente exorbitante de individuos fallecidos.
Considerando la cantidad total aproximada de personas que hay en el mundo en la presente era (lógicamente el número de ellas será muchísimo mayor en el tiempo de la Gran Tribulación Final), Uno puede imaginar con asombro no poco el número tremendo de individuos que perecerán por epidemias infecciosas (entre otras cosas) en la Gran Tribulación Final, teniendo en cuenta la cuarta parte de la población mundial futura afectada en un inicio de esa época y que la Biblia menciona. Conforme los juicios avancen en ella, el alcance destructivo será mayor. Las peores pandemias que el mundo ha sufrido, serán solamente un juego de niños comparadas con las que surgirán en la Gran Tribulación Final.

«Fue el primero, y derramó una copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen» (Ap.16:2).

Podemos ver en el texto que la úlcera maligna que aparece en los adoradores de la bestia, no es por causa del hombre, sino por voluntad de Dios. Dios tiene el poder de manifestar sobrenaturalmente cualquier cosa que sea, ejemplo claro está en el AT., con las plagas de Egipto (Ex. caps. 7-12). El texto apocalíptico dice que la úlcera es maligna y alude la severidad y el daño que provoca. Dice también que es pestilente, es decir, posee una característica muy fiel de las lesiones necróticas infectadas que son fétidas o de olor notablemente nauseabundo, regularmente provocadas por bacterias que son estrictamente anaeróbicas (que viven sin oxigeno), que son anaeróbicas facultativas (que pueden vivir con oxígeno o sin él), o que son microaerofílicas (que viven con poco oxígeno), dónde la transferencia normal de oxígeno a los tejidos no sirve absolutamente para nada: ¡Qué terrible daño a la economía humana hermanos y amigos que nos visitan! El texto muestra de manera proléptica que los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen son los únicos enjuiciados para padecer semejante y tormentosa dermo infección. No se menciona otra clase de personas que la padezcan, como son los salvos por ejemplo. Como la adoración de la bestia y la aceptación de su marca alcanzará todo el mundo (Ap. cap.13, leer por favor, y entiéndase), es razonable pensar que esta úlcera pestilente tendrá un carácter pandémico. Dios sabe perfectamente bien en que parte golpeará a los pecadores altivos, profanos e incrédulos en la Gran Tribulación Final para que se vuelvan a Él.
Hermano y amigo que nos visitan, esta es una de las pocas formas que Dios tratará con la Humanidad en la época antes mencionada y que pronto ya se acerca. Sólo los necios y arrogantes seguirán en el error fatal de no arrepentirse de sus pecados para darle gloria al Dios del cielo en este período de suma iniquidad (Ap.16:9). Continuarán adorando a los demonios, a las imágenes; continuarán en sus homicidios, en sus hechicerías, en su fornicación y en sus hurtos (Ap. 9:20-21). La paga por su pecado, será la muerte eterna (Ro.6:23).

Dios bendiga a mis hermanos y amigos que nos visitan.

Saludos a mis hermanos Mario Olcese y a Rubén Castellón, hombres santos y amigos del alma que defienden con corazones ardientes la Fe de Nuestro Señor Jesucristo.