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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

lunes, 27 de octubre de 2008

EL ROMANISMO CATÓLICO APÓSTATA

La definición de Clero

La palabra castellana "clero" está relacionada con la palabra griega "cleros". Este significa "un lote o herencia". Por ejemplo, en 1 Pedro 5:3 a los ancianos se los exhorta a no dominar despóticamente "los lotes" (griego: ton cleron), que se refiere a al entero rebaño del pueblo de Dios. En ninguna parte en el Nuevo Testamento hay ninguna forma de "cleros" usado para designar una clase separada de líderes "ordenados". En cambio, éste se refiere "a la herencia" (griego: clerou) guardada para todos los santos (Col 1:12; Hechos 26:18). Los santos como un todo colectivo son concebidos en el Nuevo Testamento como "la herencia" de Dios. Hemos pervertido completamente y hemos girado al revés la enseñanza del Nuevo Testamento por medio de usar el término "clero: para referirse a un grupo de la elite especial de líderes de la iglesia.

Definición de Laicado

Esta palabra castellana está relacionada con la palabra griega "laos", que significa "gente", “pueblo”. La palabra griega "laikos", que significa "laicado", no es encontrada en el Nuevo Testamento. Todos en el cuerpo de Cristo, ya sean "hermanos, obispos, o diáconos" (Fil. 1:1), son "pueblo" ("laos") de Dios. "La gente o pueblo de Dios" es un título de honor otorgado sobre todos los que creen en el Señor Jesucristo (2 Cor. 6:16; 1 Pedro. 2:9-10).

No fue sino en el tercer siglo que "clero" fue empleado para designar un número limitado de personas que funcionaban en las asambleas cristianas. Uno de los peores resultados de la doctrina sobre el “clero" era que ésta comunicaba la noción de que sin el "clero" simplemente no había ninguna iglesia. El bautismo, la Cena del Señor, y muchas otras prácticas de la iglesia, no podían pasar a menos que un “clérigo" estuviera presente. Esta idea persiste hasta nuestro día hasta en el lugar de trabajo, como James D. G. Dunn, observa, cuando "Algunas declaraciones tempranas en cuanto a capellanías industriales... pareció implicar que la iglesia no estaba presente en la industria a menos que un clérigo ordenado estuviera envuelto en el suelo de fábrica".

Como el Nuevo Testamento no sabe nada sobre un “clero" separado de la mayoría de los fieles, la asimilación desafortunada de la iglesia de una casta separada de "ordenados" célibes ilustra claramente que todavía no tomamos el Nuevo Testamento muy seriamente. La práctica del “clero" es una herejía que debe ser denunciada y renunciada. Esta golpea en el corazón del sacerdocio de todos los creyentes que Jesús compró con su sangre derramada en la cruz. Esto contradice la forma que debía tomar su iglesia cuando Él dijo, "Ustedes son todos hermanos". Ya que la clase clerical es una tradición de hombres, esta anula la Palabra de Dios de manera espantosa (Marcos 7:13). Dunn ve la aparición del “clero" como un hecho histórico muy negativo y trágico. Y es que dentro de la iglesia Católica los llamados “feligreses laicos” tiene por supuesto que la clase clerical tiene más exigencias morales que cumplir en comparación con las que ellos tienen. Se espera que un sacerdote sea el modelo y el adalid de las virtudes cristianas, y no tanto así de cualquier feligrés laico. Además, los católicos suponen que los santos deben salir generalmente de los filones del clero o de los “religiosos” que han optado por el celibato y una vida devota en claustros. Se supone que los que deben interpretar las Escrituras son los ministros ordenados de los seminarios (“el clero”), y no los laicos, quienes son generalmente laxos en este asunto. Toda esta tergiversación del verdadero cristianismo se produjo con esta división del pueblo de Dios en dos categorías.

El Nuevo Testamento enseña ciertamente el liderazgo entre el pueblo de Dios, pero no en un camino que conduce a la conclusión de un "clero/laicado". Las raíces de las palabras de las cuales sacamos las palabras "clero" "y laicado" son encontradas en el Nuevo Testamento, pero el verdadero uso y significado preciso de "clero/laicado" está trastocado actualmente y es totalmente diferente del concepto original que nace del Nuevo Testamento.