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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

jueves, 2 de febrero de 2012

El INDEFINIDO REINO FUTURO DEL CRISTIANISMO TRADICIONAL

En la enseñanza de Jesús el futuro es siempre prominente y el presente es significativo como una preparación para el fin y de la era cuando Cristo regrese. Cualquier teología que no opera dentro de este marco ha perdido su fundamento en la Biblia.

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La erudición reconoce que Jesús habló del Reino de Dios como futuro y sin embargo como en algún sentido presente. Más allá de esto la erudición parece renuente a cambiar de opinión. La erudición no ha definido lo que se quiere decir por el Reino futuro. Esta vaguedad acerca del Reino conduce automáticamente a una vaguedad acerca del Evangelio---que es el Evangelio del Reino---y amenaza con obscurecer todo el mensaje cristiano.

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El Nuevo Testamento no está silencioso, como hemos visto, acerca del Reino futuro. Si él sólo ocasionalmente deletrea los detalles de la futura teocracia del Mesías en el que la Iglesia tomará parte como ejecutiva con Cristo, esto es porque el Nuevo Testamento asume que la doctrina del Reino será comprendida por medio del Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento nunca insinúa que el más grande detalle provisto por los profetas haya sido suplantado. Todo lo que los profetas han revelado acerca del Reino futuro y del Reino del Mesías espera su cumplimiento en la venida de Jesús en gloria. La esperanza para la restauración de Israel está implicada por todas partes como parte de la herencia cristiana la cual Jesús nunca cuestionó. Esto fue particularmente claro de la promesa de Jesús a los doce Apóstoles de que ellos presidirían sobre las doce tribus en la Nueva Era (Mateo 19:28). La idea no se origina en el Nuevo Testamento. El Salmista previó un tiempo cuando la Israel reunida vivirá en paz bajo la administración de “los tronos de la casa de David” (Sal. 122:5). Isaías habló de Jerusalén restaurada a la perfección, y sus administradores purificados “como al principio” (Isa. 1.26), y de un Rey ideal gobernando con sus príncipes (Isaías 32:1). En el Nuevo Testamento el libro de Apocalipsis muy a propósito y específicamente reúne juntas las hebras de la profecía mesiánica y las relaciona con la segunda venida. Es el Apocalipsis cristiano. ¿Cómo puede ser otra cosa más, puesto que su autor es Jesucristo? (Apocalipsis 1.1). Hablar del Apocalipsis como “Judío”, como si esto significara que no es por lo tanto cristiano, es fundamentalmente confuso. El cristianismo es en sí mismo profundamente judío. Jesús es un judío cuya enseñanza está enraizada en la herencia de Israel.

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En el libro de Apocalipsis él confirma mucho de lo que ha sido registrado ya en los evangelios. Las exhortaciones de Jesús a las iglesias en Apocalipsis 2 y 3 muestran que él se suscribió sinceramente al mesianismo tradicional del Antiguo Testamento. Este hecho no puede ser evitado excepto por el drástico recurso de la negación de la calidad o profesión del autor del Apocalipsis el resucitado Cristo y suprimiendo un montón de dichos apocalípticos de los evangelios.

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Es la tragedia de la erudición crítica que, en la desesperación de crear un Jesús que se ajuste a su perspectiva de lo que el salvador debería ser, ha intentado una presentación del Cristianismo que simplemente ignora o elimina enormes cantidades de los registros cristianos. La erudición ha ofrecido así una reconstrucción radical de la doctrina del Reino del Antiguo y Nuevo Testamentos, y así atribuyó su propia creación a Jesús!

EL EVANGELIO ES PODER DE DIOS PARA SALVACIÓN: ¿PERO CUÁL?