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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

domingo, 8 de noviembre de 2009

AMILENARISMO

Por Michael J. Vlach, Ph.D.
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El Amilenialismo es una visión teológica sobre los 1000 años de reinado de Jesucristo, que se menciona en Apocalipsis 20:1-6. En particular, el amilenialismo es la perspectiva de que no habrá un futuro literal de 1000-años del reinado de Cristo sobre la tierra. El inseparable prefijo latino “a” significa “no” y el término “Milenium” en latín significa “1000 años”. Así, amilenialismo significa literalmente “no 1000 años”.

Cabe señalar que el amilenialismo es un título reaccionario en que niega la presencia de un futuro reinado literal de 1000 años de Cristo en la tierra como los premilenaristas afirman. Sin embargo, los amilenialistas, de hecho, creen en un milenio, lo que rechazan, sin embargo, es la idea de un futuro reinado literal de Cristo de 1000años del reinado después de la segunda venida de Cristo.

Según el amilenialismo, el milenio de Apocalipsis 20:1-6 se está cumpliendo espiritualmente en la época presente antes del retorno de Jesucristo. Así, el milenio o reino de Cristo está en existencia ahora. Los amilenialistas afirman que el milenio comenzó con la resurrección y / o la ascensión de Cristo y se consumará cuando Jesús vuelva de nuevo a establecer el Reino Eterno que se describe en Apocalipsis 21-22.

Para los amilenialistas, Satanás está actualmente atado y los cristianos están ahora disfrutando de los beneficios del milenio. Algunos amilenialistas afirman que el milenio incluye también el reinado de los santos que están ahora en el cielo. Los amilenialistas afirman que el período de 1000 años que se menciona en Apocalipsis 20:1-6 se refiere a un período indefinido de tiempo entre las dos venidas de Cristo y no es un periodo literal de 1000 años que se produce después del regreso de Jesús. Debido a que los amilenialistas creen que Cristo está reinando en el milenio, algunos, como Jay Adams, creen que el título de “Milenialismo Realizado” es un título más apropiado que “amilenialismo”.

En lo que respecta a los tiempos finales, el amilenialismo afirma el siguiente escenario cronológico:

Cristo está ahora gobernando en su reino, mientras que Satanás está atado y no puede engañar a las naciones.
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Tribulación se experimenta en la época actual, a pesar de que Cristo es el poder.
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Jesús volverá de nuevo a la tierra.
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Después de que Jesús vuelva habrá una resurrección del cuerpo general de todas las personas justas y un juicio general de todos los creyentes.
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El Reino Eterno va a comenzar.
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El Amilenialismo en la Historia
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El Premilenarismo, no Amilenialismo, era la opinión predominante en los primeros 300 años de historia de la iglesia. Sin embargo, la iglesia primitiva evidencia indicios de lo que más tarde se convertiría en el amilenialismo. Por ejemplo, Orígenes (185-254) popularizó el método alegórico para la interpretación de la Escritura, y de este modo, sentó las bases hermenéuticas para la opinión de que el reino prometido de Cristo era espiritual y no terrenal en naturaleza. Eusebio (270-340), un asociado del emperador Constantino, vio el reinado de Constantino como el banquete mesiánico, y mantuvo las opiniones anti premilenialistas. Ticonio, un donatista africano del siglo IV, fue uno de los primeros teólogos en impugnar el Premilenarismo. Rechazó la visión escatológica y futurista de Apocalipsis 20. En cambio, dijo que el milenio se estaba cumpliendo en la época actual y que los 1000 años antes mencionados no era un 1000 años literal. Ticonio también vio la primera resurrección de Apocalipsis 20:4 como una resurrección espiritual que es el nuevo nacimiento.

Agustín (354-430), que se refiere a menudo como el “Padre de Amilenialismo, ‘popularizó las opiniones de Ticonio. Agustín abandonadó el Premilenarismo por lo que él consideró que eran los excesos y las carnalidades de esta opinión. También interpretó Marcos 3:27 como la atadura presente de Satanás. Agustín fue el primero en identificar a la Iglesia Católica en su forma visible con el reino de Dios. Para él, el gobierno milenario de Cristo estaba teniendo lugar en y a través de la iglesia, incluyendo sus sacramentos y oficios. Su libro, “Ciudad de Dios, fue importante en la promoción y la aceptación del amilenialismo.

El amilenialismo de Agustín se convirtió rápidamente en la visión aceptada de la iglesia. Llegó a ser tan aceptado que el Concilio de Éfeso (431) condenó la opinión premilenial como supersticioso. El amilenialismo pronto se convirtió en la doctrina dominante de la Iglesia católica romana y más tarde fue adoptada por la mayoría de los reformadores como Martín Lutero y Juan Calvin (algunos anabaptistas mantuvieron el Premilenarismo).

Mientras el Premilenarismo ha experimentado un gran resurgimiento en los últimos 200 años, el amilenialismo es ampliamente compartido por muchas denominaciones cristianas. Es la posición oficial de la Iglesia Católica Romana y está en manos de muchos luteranos y los de la tradición reformada.

Los defensores específicos del Amilenialismo incluyen BB Warfield, Oswald T. Allis, y más recientemente, esta visión ha sido defendida por Anthony A. Hoekema y Robert B. Strimple.

ISRAEL EN LOS POSTEROS TIEMPOS

(Castigo, diáspora y restauración de Israel)
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Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
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Israel, el Pueblo escogido de Dios, tomado por el designio del Altísimo para el cumplimiento de la promesa del Reinado Milenario Terrenal por medio de su Hijo Jesucristo, surgido de este bendito Pueblo, y que gobernará en Jerusalén, en el trono de David, de acuerdo al plan ideado por Dios antes de la fundación del mundo, y cuyo plan también acapara a los hombres gentiles (goyms) que componen cada una de las naciones del ancho mundo: para los que han creído en el Mesías Hijo (Jn.3:16), que le han recibido para ser hechos hijos del Soberano Dios y Padre (Juan 1:11).
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La Biblia narra que Israel fue en todo tiempo una nación rebelde. A pesar de ser el Pueblo de Dios escogido, y que vio las maravillas del Santo Rey que los libró de la esclavitud, fueron capaces de hacer un becerro de fundición para adorarlo (Ex. cap. 32). Israel se mostró delante de Dios como un constante practicante de idolátricas abominaciones a través de su historia nacional. Esto le valió el cautiverio por setenta años en Babilonia, y no sólo por la idolatría profesada, sino también a causa de sus diversas maldades y por el quebrantamiento del año sabático. Antes de que el exilo se llevará a cabo, Nabucodonosor, abrupto e impulsivo soberano, dio muerte a los nobles príncipes de Israel, en Ribla, al ser sitiados, perseguidos y capturados por los hombres del iracundo e inestable rey babilónico (Libro de Jeremías).
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Cumplidos los setenta años del cautiverio, se levanta un decreto promulgado por el rey Ciro, instrumento del cielo, para que el Pueblo siempre amado de Dios regresara a la tierra donde fluye «leche y miel» con el fin de edificar la casa de Jehová, restaurando posteriormente así el culto a Yahwé, y también para la reconstrucción de los muros de la ciudad de Jerusalén que habían sido destruidos por el pagano rey Nabucodonosor:«Así dice Ciro, rey de los persas: Jehová, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra; y el me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, sea Jehová su Dios con él, y suba» (2 Cr. 36:23).
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El Salmo número dos habla del Hijo Ungido de Dios que vendría como quebrantador de las naciones de la tierrra para establecerse como gobernante teocrático sobre ellas. El pueblo judío esperaba al principio un Mesías fuerte y poderoso que los libertara del yugo y de la opresión, cabe decir, del romano. No entendió jamás que primero el Cristo tendría que presentarse como «siervo sufriente» (Is.53) para la expiación de los pecados de muchos, para hacerlos dignos y aptos para el futuro Reino Teocrático de Dios en el mundo. El paso expiatorio fue inadvertido por los fariseos, y con la ayuda de Roma, se pudo crucificar al Bendito Mesías, según el «determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios» (Hechos 2:22, 23).
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« ¡Jerusalén; Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como las gallinas juntan sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta» (Mt.23:37).
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«Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos» (Mt.27:25).
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Así, el rechazo del Mesías por la nación judía, da como resultado un cumplimiento funesto doble: Uno inmediato e histórico; y el segundo, uno tardío y de carácter escatológico. El primero, cumplido en el año setenta d.C., con la persecución judía por mandato de Tito, hijo de Vespasiano, que gobernaba Roma en ese tiempo y que costó la vida a casi a un millón de judíos. Pienso que muchos que aún estando jóvenes en el tiempo de la advertencia del Señor Jesús, se acordaban en ese momento oscuro para sus vidas de las palabras proféticas que se cumplían con crueldad y sufrimiento. . . con asolo y muerte. Muchos cristianos se salvaron al huir de Jerusalén, por haber creído las palabras del Señor, evocadas de su boca casi cuarenta años atrás (Mr. 13:14-18). La diáspora empieza, y los judíos son esparcidos por todo el mundo antiguo de aquella época, a causa de su desobediencia, a causa de la persecución romana (1 P.1:1).
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El segundo cumplimento: Casi dos mil años después de los sucesos antes mencionados, muchos judíos expatriados en distintas naciones del mundo, regresan a la tierra prometida en Palestina, dejando su «errado caminar». Así, el 14 de mayo de 1948, Israel es declarado estado soberano, para cumplirse la profecía de Ezequiel que dice:

«Y os traer de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, os traeré a vuestro país» (Ez. 36:24).
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Miles vieron con asombro el cumplimiento del fin de la diáspora judía; pero los que conocemos la Escritura Santa, sabemos que Dios, a su tiempo debido, habrá de cumplir todo lo que ha proclamado por medio de su fieles profetas, lo que hay en su Palabra eterna y verdadera.
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El Israel religioso, sigue esperando a su prometido «mesías». Cristo vino, se fue, y viene nuevamente al mundo. Israel se encuentra ciego ante estos hechos. Algunos judíos han reconocido a Jesús como el Ungido de Dios y Mesías, pero está determinado que una gran multitud de ellos nunca lo aceptarán y las consecuencias por tal actitud los llevará a su propia destrucción, cuando aparezca el Anticristo Final, que será reconocido como el «mesías» esperado por ellos. En el Antiguo Testamento, en el libro de Daniel, dice que en medio de la Semana Setenta, en la última Hebdómada, este perverso hombre romperá el pacto de paz hecho con Israel (Dn.9:27) para lanzarse contra los judíos con el propósito de exterminarlos de la faz de la Tierra. Esto se confirma en el capítulo doce de el libro de Apocalipsis. En los siguientes textos del veterotestamento, logramos apreciar el pacto consentido entre el Anticristo Final y el Pueblo israelita (Cumplimiento Escatológico):
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«Por tanto, varones burladores que gobernáis a este pueblo que está en Jerusalén, oíd la palabra de Jehová. Por cuanto habéis dicho: Pacto tenemos hecho con la muerte, hicimos convenio con el Seol; cuando pase el turbión de azote, no llegará a nosotros, porque hemos puesto nuestro refugio en la mentira, y en la falsedad nos esconderemos». . . (Is.28:14, 15).
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El día de la «visitación» fue hecha a un lado hace casi veinte centurias, e Israel deberá pagar con persecución dolorosa y muerte por su arrogancia e incredulidad, antes de que sea liberado por el Guerreo del Cielo, Jesucristo, cuando descienda para juzgar los hombres y para reinar sobre la Tierra, sin antes de haber hecho «jiras y picadillo » a sus enemigos, conforme lo descrito en Ap.19.
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«Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados» (Ro.11:25, 26).
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Dios les bendiga siempre.