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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

EL ESTABLECIMIENTO DEL REINO DE DIOS

A la mentira dominante que Satanás ha impuesto a la humanidad está la creencia de que el alma va al cielo después de la muerte. Muchas personas suponen que la expresión Reino de Dios es sinónimo de cielo, pero la Biblia nos enseña que cuando Jesucristo regrese, el Reino de Dios se establecerá en la tierra!

En primer lugar, observe cómo la Biblia refuta completamente la noción de “ir al cielo” después de la muerte. Pedro le dice a la multitud el día de Pentecostés, “Varones hermanos, quisiera hablar con ustedes libremente del patriarca David, que está muerto y sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy …Porque David no subió a los cielos “(Hechos 2:29, 34). Este “hombre conforme al corazón de Dios” no está en el cielo, sino aún en la tumba! Nuestro Salvador confirma en Juan 3:13: “Nadie ha subido al cielo sino el que descendió del cielo, es decir, el Hijo del Hombre que está en los cielos.”

Los santos muertos del Antiguo y Nuevo Testamentos por igual están durmiendo en sus tumbas, en espera de la resurrección, sin conciencia (Eclesiastés 9:5, 10). Job describe la espera de la resurrección de esta manera: “Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré, Hasta que venga mi liberación. Entonces llamarás, y yo te responderé; Tendrás afecto a la hechura de tus manos” (Job 14:14-15).

Muchos versículos se refieren a los muertos como que “duermen”, y esta analogía viene del hecho de que cuando una persona duerme profundamente, muchas horas pueden pasar. Asimismo, durante el tiempo que están muertos, no tendremos más conciencia, no hay conciencia. Muchos años pueden transcurrir entre el momento en que morimos y nuestra resurrección, pero no vamos a ser conscientes del paso del tiempo.

Pablo enseña en I Corintios 15 que la resurrección no se produce hasta el regreso de Jesucristo, momento en el que los “muertos en Cristo” resucitarán con cuerpos espirituales, y los santos revividos pasarán a ser inmortales “en un abrir y cerrar de ojos” (versículo 52). Si los santos van a ir al cielo de forma automática después de la muerte, ¿qué necesidad habría para una resurrección? En el versículo 53, Pablo incluso dice que lo “mortal” tendrá que “ser vestido de inmortalidad”, lo que significa que no la tienen ahora mismo (véase también Romanos 2:7). Sólo Dios tiene inmortalidad ahora (I Timoteo 6:15-16).

En las Bienaventuranzas de Mateo 5, Jesús dice que los pobres de espíritu recibirán el “reino de los cielos”, mientras que los mansos “heredarán la tierra” (Mateo 5:3, 5; véase también el Salmo 37:11). Dividirá Dios a los santos “pobres de espíritu” de los santos “mansos”, enviándolos a lugares distintos? Si un santo es a la vez manso y pobre de espíritu, ¿va a heredar el cielo y la tierra? No! Este dilema aparente se disuelve cuando nos damos cuenta de que Mateo usa la frase “reino de los cielos”, mientras que los otros escritores del evangelio se refieren al “reino de Dios”. Obviamente, el “reino de Dios” no significa que el Reino se encuentra en Dios, sino que pertenece a Dios. De la misma manera, el “reino de los cielos” significa simplemente que el Reino es propiedad de “cielo”, donde está el trono de Dios. Los pobres de espíritu heredarán el reino mismo que los mansos, y que el reino se creará en la tierra.

Gálatas 3:29 dice que si pertenecemos a Cristo, entonces se considera que somos simiente de Abraham, y por tanto los potenciales herederos (aunque todavía no herederos) de las promesas hechas a él. Lo que sea que Abraham herede en la resurrección, también nosotros vamos a heredar. Génesis 13:15 dice que la herencia es eterna, y Romanos 4:13 explica que la promesa se ha ampliado para incluir a todo el mundo. El “cielo”, sin embargo, no era una parte de las promesas hechas a Abraham, Isaac y Jacob, o para nosotros.

La Biblia nos enseña que el Reino de Dios será establecido sobre la tierra: “Y nos has hecho un reino (raza real) y sacerdotes para nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra!” (Apocalipsis 5:10, la Biblia Amplificada). Note igualmente Apocalipsis 11:15, que profetiza que el Reino de Cristo se hará cargo de los reinos de este mundo:

El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, diciendo, “Los reinos de este mundo se han convertido en el reino de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por siempre y para siempre!”

Tres veces en el libro de Apocalipsis, el apóstol Juan describe la “ciudad santa”, la nueva Jerusalén, descender del cielo, en lugar de estar en el cielo (Apocalipsis 3:12, 21:2, 10). La Nueva Jerusalén se establecerá en la nueva tierra limpiada y purificado. Dios mismo morará con los hombres, no en el cielo, sino en la Nueva Jerusalén en la tierra:

Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido. Además no había más mar. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: “He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos, y ellos serán su pueblo. Dios mismo estará con ellos como su Dios. Y Dios enjugará Dios toda lágrima de sus ojos, no habrá más muerte, ni llanto, ni clamor. No habrá más dolor, porque las primeras cosas han pasado. … El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo “. (Apocalipsis 21:1-4, 7)

Muchos siglos de tradición pagana han convencido a la gente que el cielo es su “casa” y su recompensa cuando mueran. Sin embargo, el registro bíblico es claro: el Reino de Dios será establecido sobre la tierra que Él ha creado, y que será un reino eterno. (Para más ejemplos del Reino que se establece en la tierra, ver Salmo 2:6-8; 47:1-9, Jeremías 23:5, Ezequiel 37:21-28, Daniel 2:44-45; 7:17-18 , 27; Miqueas 4:1-5; Zacarías 9:9-10, 14:9, 16-17, Apocalipsis 2:26-27.)
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EL EVANGELIO DEL REINO: LA PALABRA DE DIOS


La mayoría de los eruditos concuerdan que el Reino de Dios fue el mensaje central de Jesús. En el desarrollo narrativo de los cuatro Evangelios podemos observar que entre un 80 y 90% del texto se refiere al Reino de Dios y el resto, en el final hablan del sufrimiento de Cristo, su muerte y resurrección. Luego, una vez que resucitó estuvo cuarenta días con sus discípulos enseñándoles acerca del Reino[1]. Así de central fue para el ministerio de Jesús el Reino de Dios.

El hecho que Cristo sea el hijo de Dios es también su designación como líder gubernamental como en el caso de un monarca y su hijo que le continua en la línea sucesoria.

El Evangelio de Juan usa la expresión Reino de Dios solamente cinco veces[2].

Juan 20: 30 y 31:

30 Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. 31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.

Hay muchas cosas documentadas en Juan, pero no son todas las cosas que hizo Jesucristo. Estas que sí están documentadas, lo están con un claro propósito: “que creáis que Jesús es el Cristo (el ungido de Jehová para ser Rey), el hijo de Dios…” Al creer este mensaje singular tendremos vida en su nombre.

Jesucristo es el hijo de Dios por simiente y por “designación política” porque su descendencia es contada también como de David con quien tenía consanguinidad y era quien lo sucedería como rey. El Reino de Dios se encuentra documentado y mencionado a lo largo de toda la Escritura y fue el interés más grande de la prédica de Jesucristo.

Si estamos confundidos acerca del futuro y lo que las Escrituras enseñan acerca del Reino, entonces también estaremos confundidos acerca del Evangelio que Jesucristo enseñó porque este era su tema central. ¿Cómo podremos andar en sus pasos si no reconocemos sus pisadas?

Vemos la continuidad de este Reino por venir a lo largo de las Escrituras.

Lucas 1:26-33:

26 Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. 28 Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. 29 Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. 30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. 31 Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. 32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; 33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.

He aquí la “ecografía espiritual” de nuestro señor:

•Será grande
•Será llamado hijo del Altísimo
•Dios le dará el trono de David
•Reinará sobre la casa de Jacob
•Su reino no tendrá fin.

María sabía exactamente de lo que le estaba hablando Gabriel porque los santos del Antiguo Testamento (María entre ellos) sabían lo que era el Reino de Dios y sabían lo que el rey iba a hacer y esperaban con anhelo la llegada del Rey que iba a ser también hijo del Altísimo.

Lucas 2:8-11:

8 Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. 9 Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. 10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.

El ángel les anunciaba que había nacido el ungido, el Cristo, el Mesías. El Reino de Dios fue anunciado por los ángeles antes y después del nacimiento del Señor Jesucristo.

Mateo 2:1 y 2:

1 Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, 2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.

Esto sabios del Oriente sabían esto por datos astronómicos y venían a buscar al rey del reino. Es decir que estaba escrito en las estrellas[3].

Mateo 3:1-3:

1 En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, 2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

Si dice que el reino de los cielos se ha acercado; quiere decir que no estaba antes. En este registro habla del Reino del cielo que es lo mismo que decir Reino de Dios[4]. Aquí Juan predica llamando a que la gente se arrepienta porque el Reino de los cielos se había acercado. Juan tuvo un ministerio relativamente corto y uno podría pensar que lo que sea que tenía que decir era muy importante. Efectivamente ese mensaje era importante.

3 Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas.

Una cosa a tener en cuenta es que cuando Juan hablaba del Reino de los cielos no había nadie que le preguntara de qué se trataba. Eso demuestra que no solamente Juan sabía acerca de ello sino que la gente también.

Mateo 4:1,17 y 23:

1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.

En este momento de la vida y ministerio de Jesucristo, los acontecimientos se dieron así: Juan bautizó a Jesús, inmediatamente el salvador es tentado por el diablo y justo después de este encuentro, el redentor principia su ministerio. Lo que hace en la apertura misma de su ministerio es predicar que el Reino de los cielos se había acercado.

Bautismo Tentación Predicación del Reino

17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

¡Qué importante será la predicación del Reino que Jesús lo hizo aún antes de elegir a sus doce apóstoles! Así empezó Jesucristo su ministerio. No hay mención alguna que la gente le preguntara de qué estaba hablando. Eso es porque la gente sabía de lo que hablaban. ¿De donde obtuvieron este conocimiento? Del Antiguo Testamento. Juan, la gente y Jesús todos tenían conocimiento previo del Reino de Dios directamente de las Escrituras del Antiguo Testamento. La predicación del Reino de los Cielos siempre está asociada a la liberación de Dios a Su gente:

23 Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

Una vez más. Jesucristo siguió moviéndose en su ministerio predicando el Reino de Dios.

Mateo 5:1-3:

1 Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. 2 Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo: 3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Marcos 1:14 y15:

14 Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, 15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.

¿Qué Evangelio se suponía que debían creer? El Evangelio del Reino.

Jesús demostró que el Reino de Dios estaba allí sanando toda clase de enfermedades y toda dolencia en el pueblo.

Mateo 6:9-13:

9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

Dios es Rey sobre todo[5]: el cielo y la Tierra. Aquí Jesucristo expresa que sea hecha Su voluntad también aquí sobre la Tierra que es justamente donde será el Reino de Dios.

11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

En esta oración Jesús mencionó el Reino dos veces: ”venga tu reino”, “tuyo es el reino”.

Mateo 6:33:

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Este es el Evangelio que él enseñó durante todo su tiempo de servicio.

Mateo 9:35:

Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

Lucas 4:43:

Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado.

¡Para esto he sido enviado!

Mateo 10:5-7:

5 A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, 6 sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7 Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. 8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.

¡Observe las instrucciones – asociadas a la predicación del Reino de los cielos – en el versículo ocho!

•Sanad enfermos
•Limpiad leprosos
•Resucitad muertos
•Echad fuera demonios.

Mateo 12:28:

Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.

Los milagros que Jesucristo hacía eran la prueba que el Reino de Dios que él predicaba estaban presentes en el rey del Reino. Es maravilloso ver la íntima asociación que hay entre el Reino de Dios y la liberación de Dios para Su gente.

Mateo 13:31 y 33:

31 Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo.

Es como el grano de mostaza porque puede pasar desapercibido como cualquier grano pero cuando es sembrado y crece entonces se transforma en un árbol y ya no pasa más desapercibido. Puede ser pasada por alto aún dentro de la Iglesia del cuerpo de Cristo. Siendo una semilla puede no ser percibida a menos que uno busque primeramente el Reino de Dios. Cuando se concrete al momento del retorno no será pasada por alto, no será desapercibida. Nadie podrá decir que no ve al grano de mostaza una vez que se volvió un árbol. Ahora tiene que ser llevado a nuestros corazones y ser cultivado.

33 Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado.

Como la levadura, inadvertido, desapercibido, pequeño, insignificante pero si la dejás crecerá y cubrirá toda la masa y seguirá hasta cubrir todo el mundo lo cual será en el Reino del milenio.

Mateo 13:44-47:

44 Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. 45 También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, 46 que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.47 Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; 48 y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. 49 Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, 50 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Cuando el pescador arroja la red no sabe que va a atrapar en ella. Cuando la saca y la coloca sobre la borda del barco entonces comienza la selección, dejan los peces buenos y echan al mar los peces malos. El Reino es como la red. Toma todo pero luego se selecciona porque no todos son hijos e hijas de Dios. Los ángeles seleccionarán.

Mateo 7:21-23:

21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

Habrá una selección pues no toda la gente es hijo del Reino.

Mateo 18:23:

Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos.

Mateo 22:2:

El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo

Mateo 25:1:

Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.

Cuando el Mesías vino como un siervo sufriente algunos de Israel no quisieron escucharlo. Ellos querían redención del poder gubernamental de Roma. Ellos querían aquel reino y lo querían ahora.

Mateo 24:14:

Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.

Nosotros como hijos de Dios que somos con Dios en Cristo en nosotros, que buscamos el Reino de Dios y su justicia tenemos que seguir predicando el Reino hasta el fin porque aun la gente está invitada a entrar. ¿Cómo predicarlo si no lo conocemos?

Marcos 14:22-26:

22 Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo. 23 Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. 24 Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada. 25 De cierto os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios. 26 Cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos.

Jesucristo habló acerca del Reino aún en la última cena que tuvo con sus discípulos.

Lucas 23:50 y 51:

50 Había un varón llamado José, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual era miembro del concilio, varón bueno y justo. 51 Este, que también esperaba el reino de Dios, y no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos.

José sabía y esperaba el Reino.

Hechos 1:1-3, 6:

1 En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, 2 hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; 3 a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.

¡Durante cuarenta días después de su resurrección les habló acerca del Reino de Dios!

6 Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?

Qué pregunta tan inteligente por parte de los discípulos. Ellos querían saber. Hechos comienza con el mismo tema con el que Jesucristo empezó su ministerio, con el Reino de Dios.

Hechos 8:12:

Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.

Felipe era un ministro y los dones de ministerio son para enseñar y predicar el Evangelio de la liberación de nuestro Señor Jesucristo del Reino de Dios.

Hechos 14:19-22:

19 Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. 20 Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe. 21 Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, 22 confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.

¿Qué Evangelio anunciaban (versículo 21)? El del Reino de Dios (Versículo 22).

Hechos 19:8-10:

8 Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios. 9 Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno. 10 Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús.

La palabra del Señor Jesús es el Evangelio del Reino de Dios. ¡Dos años!

Nota del Autor

Toda la Escritura utilizada en este artículo es de la Versión Reina Valera 1960[6] a menos que se especifique algo en contrario.

La Bibliografía para esta clase figura en el sitio web en un aparte especial junto a la Guía de Estudio.

Toda vez que se utilice una palabra de origen Griego será escrita en minúscula cursiva (Ej.: atomos). Y si se usara una palabra hebrea o aramea será escrita en mayúscula cursiva (Ej.: YARE). En ambos casos se puede utilizar la palabra raíz como cualquier otra forma gramatical de esa palabra en representación de la familia de palabras.

Debido a que los paréntesis se utilizan en el texto Bíblico; cada vez que exista una nota del autor estará colocada entre corchetes para diferenciarla.

Todas las citas de fuentes externas se notarán en esta otra tipografía para diferenciarlas del resto. Asimismo cuando la cita de la fuente sea de mayor longitud que la presentada en este artículo; se resumirá usando “…” indicando que hay mas información disponible para consulta en dicha fuente.

Cuando se haga referencia al texto griego o hebreo, ésta estará basada en dichos textos según sean presentados en ESword de Rick Meyer y/o de la Interlinear Scripture Analyzer de André de Mol y/o de En el principio era la Palabra de Costas Stergiou.Todos programas de estudio Bíblico que pueden ser descargados a su PC mediante el link correspondiente en Links Útiles >Programas para el estudio de las Escrituras en el sitio web. Todas las definiciones del griego o del hebreo provienen de Thayer o Strong según son presentadas en En el Principio era la Palabra.

Las notas al final son una parte integral y necesaria del Estudio. Tienen el propósito de documentar, respaldar, ampliar, aclarar, o reforzar el tema que se trate.

Esta enseñanza somete a consideración del lector el tema que trata. Es mas bien en algunos casos un punto de partida que propone, orienta y -desde ya- concluye con lo que el autor ha estudiado y debido a eso presentado de las Escrituras. No obstante, la Palabra de Dios es simplemente inagotable. El único que no necesita revisión es Dios mismo y Su Palabra según fue originalmente inspirada. Pero nuestro conocimiento y entendimiento de las distintas maravillas presentadas en la Palabra de Dios siempre pueden ser y debieran ser sometidas al escrutinio[7] del estudiante. Entonces, el presente trabajo es presentado al estudiante Bíblico como una ayuda, una fuente mas de consulta, de referencia y de estudio de la Palabra de Dios. La obra está lejos de pretender ser la única ni mucho menos la más sobresaliente obra de este tipo que exista. Ella no posee eminencia sobre ninguna otra ni es autoridad última sobre el tema. La autoría de la Palabra de Dios es la exclusividad del Padre Celestial y como tal es la fuente de conocimiento y autoridad única e inapelable.

Consulte si esta enseñanza se encuentra disponible en audio en el sitio web: www.palabrasobreelmundo.com.ar. Todas las solicitudes y los comentarios pueden ser dirigidas a palabrasobreelmundo@gmail.com. Asimismo para disfrutar artículos con una visión Bíblica, usted puede ingresar a la página web mencionada o al blog http://buenasnuevas.reallifelog.com/.

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[1] Hechos 1:3
[2] Juan 3:4,5; 18:35 y 36 dos veces
[3] Para mayores precisiones puede consultar: R. C. Zaehner, Las doctrinas de los magos, Introducción al Zoroastrismo, Ediciones Lidiun, Buenos Aires. y Linton and Phyllis Pitluga, The Christmas Star, Cygnus Publishing Company, Chicago, Illinois.
[4] Puede descargar la enseñanza ALGUNOS NOMBRES DEL REINO
[5] Salmos 115:15 y 16
[6] La Santa Biblia Antiguo y Nuevo Testamentos, Antigua Versión de Casiodoro de Reina (1569) Revisada por Cipriano de Valera (1602) Revisión de 1960. Sociedades Bíblicas Unidas, 1993
[7] Hechos 17:11

EL EVANGELIO DEL REINO

Parte Dos

Hechos 20:25:

Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro.

Hechos 28:23, 30 y 31:

23 Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas.

30 Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, 31 predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.

El Reino estaba presente en la Ley de Moisés y en los profetas porque Pablo pudo persuadir a los discípulos utilizando esas Escrituras. Por eso hemos pasado tiempo en el Antiguo Testamento. ¡Dos años! Pablo sabía lo que habría en el futuro para él. El Reino de Dios es parte de nuestra esperanza. Poder estar ahí con nuestro señor y poder reinar en paz aquí sobre la Tierra restaurada.

2 Corintios 11:24-28:

24 De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. 25 Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; 26 en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; 27 en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; 28 y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias.

Había algo que Pablo sabía que lo mantenía ministrando a pesar de las penurias que tenía que pasar. El sabía acerca de las recompensas en el futuro que pesaban más que todas las presiones y tormentos que tenía que soportar. La esperanza de este reino venidero le dio a Pablo la fortaleza de ministrar a pesar de todos los palos en la rueda que le pusieron. Pablo tenía presente la esperanza del retorno y la reinstauración del Reino de Dios.

1 Tesalonicenses 1:10:

y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

1 Tesalonicenses 2:19:

Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida?

1 Tesalonicenses 3:13:

para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.

1 Tesalonicenses 4:15-18:

15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

1 Tesalonicenses 5:23 y 24:

Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 24 Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.

Evidentemente Pablo lo hizo. El mantuvo al tope de sus prioridades en su mente la esperanza del retorno del Señor Jesucristo lo cual también involucra la restauración del Reino de Dios sobre la Tierra.

Mateo 13:1, 2, 10, 11, 18, 19 y 24:

1 Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. 2 Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa.

10 Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? 11 El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado.

18 Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: 19 Cuando alguno oye la palabra del reino [el tema es oir la Palabra del Reino] y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. 20 Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra [la Palabra del Reino], y al momento la recibe con gozo; 21 pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra [la Palabra del Reino], luego tropieza. 22 El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra [la Palabra del Reino], pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra [la Palabra del Reino], y se hace infructuosa. 23 Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra [la Palabra del Reino], y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.

Algunas personas escucharán la Palabra del Reino y la rechazarán. Esto puede ocurrirle a los hijos de Dios también. Algunos escucharán la Palabra del Reino pero no darán fruto, es decir la escucharán pero no al punto de creerla y vivir su vida a la luz del Reino venidero.

Proverbios 4:23:

Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.

Para escuchar la Palabra del Reino y aferrarnos a Ella y traer fruto debemos preparar el suelo de nuestro corazón para que sea fértil y la semilla del Reino prospere. Debemos estar vigilantes y guardar el Evangelio del Reino para no deslizarnos y caer de estas grandes y simples verdades. Es nuestra tarea preparar el suelo de nuestro corazón para recibir la semilla del Reino que nos es sembrada.

La misma parábola fue registrada también por Marcos y al final de la misma Jesús la explica.

Marcos 4:10-13:

10 Cuando estuvo solo, los que estaban cerca de él con los doce [no solamente los doce] le preguntaron sobre la parábola. 11 Y les dijo: A vosotros [los doce + los que estaban cerca] os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas; 12 para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados. 13 Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola [del sembrador que salió a sembrar la Palabra del Reino]? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas?

¡¿Cuántas veces Jesús enseñó por parábolas?! Decenas de veces. Son alrededor de cincuenta parábolas. En el versículo trece de este registro Jesús pregunta a esta gente que estaba presente ¿Cómo van a entender las otras 49 si no entienden esta? Así de importante es esta parábola de la Palabra del Reino.

Es imperativo estudiar este material y hacerlo propio, de uno, realmente internalizarlo, hacerlo “carne” para nosotros y una cantidad muy grande de Escritura aparecerá como en 3D y las veremos en todo su esplendor y plenitud. Hay ciertos segmentos de las Escrituras que no se abrirán para nosotros en la Biblia sin un entendimiento adecuado del Reino de Dios. ¿Cómo entenderemos otras parábolas si no entendemos la parábola de la Palabra del Reino?

El Evangelio del Reino es revelado como una semilla que es sembrada en la parábola del sembrador que salió a sembrar. La semilla crece secretamente, lo mismo con la semilla de mostaza y con la levadura, todas hablan del Evangelio escondido del Reino acerca del cuál Jesús instruyó a sus discípulos.

El hijo del hombre mismo investido con todo el poder de Dios, él, quien va a venir en las nubes es el sembrador que sembró la Palabra del Reino, la Palabra de Dios. Varias veces la Palabra de Dios es sinónimo de la Palabra del Reino. Jesucristo tiene que esperar para ver qué pasa con su sembrar la Palabra. El malo, los pedregales, la aflicción, la persecución, los espinos, los afanes de este mundo, el engaño de las riquezas, todo puede frustrar su siembra de la semilla de la Palabra del Reino.

Jesús vino al mundo en la forma de esclavo pero Israel estaba esperando un líder militar. A fin de recibir todo él debió primero dar todo. El debió ser el siervo sufriente (Isaías 53) y dar su vida como rescate. El Reino ha venido a través del camino de la cruz antes que el hijo del hombre ejercite su autoridad sobre los reinos de la Tierra, el debió andar los caminos de la obediencia a su Padre a fin de completar toda justicia. La manifestación del Reino tiene por consiguiente una historia en este mundo. Debe ser proclamado a toda criatura. Como la maravillosa semilla debe germinar y brotar y crecer. Nadie sabe cómo pasa esto. La semilla tiene un poder inherente mediante el cual se abre paso a través de cualquier tipo de terreno hasta llegar a la superficie y crecer de manera notable, sin pasar desapercibida. El campo en el cual es sembrada esta semilla es el mundo. El Evangelio del Reino sale a todas las naciones. El rey del Reino es también señor y salvador. Pentecostés trajo una nueva era en la predicación del Reino y el rey que se extiende hasta los confines de la Tierra porque las fronteras de este Reino no terminan con los límites de Israel o con la historia. El Reino abarca todas las naciones y llena todas las edades.

Marcos 16:15:

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

¿Qué Evangelio hemos visto que predicó el Señor Jesucristo? El Evangelio del Reino de Dios. En Mateo 28 después de dar la instrucción de ir a las naciones y hacer discípulos en el versículo veinte les dice:

Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Si Jesús es su señor, entonces se supone que usted observe sus enseñanzas, que las guarde al punto de hacerlas. Que las atienda con cuidado.

Filipenses 2:5:

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús

¿Qué sentir hubo en Cristo Jesús? El habló acerca del Reino de Dios más que de ninguna otra cosa.

Lucas 22:29:

Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí.

Nos es asignado un reino como Dios se lo asignó a Jesús.

Génesis 15:18:

En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates

Dios dio esta promesa del Reino a la simiente de Abraham (singular). Tuvo un inmediato cumplimiento en Isaac y un último cumplimiento en la simiente de Cristo.

Levítico 26:42:

Entonces yo me acordaré de mi pacto con Jacob, y asimismo de mi pacto con Isaac, y también de mi pacto con Abraham me acordaré, y haré memoria de la tierra.

Jacob, Isaac, Abraham… la tierra

2 Crónicas 13:5:

¿No sabéis vosotros que Jehová Dios de Israel dio el reino a David sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos, bajo pacto de sal?

Dios lo hizo mediante pacto de sal ¡para siempre!

Lucas 1:32 y 33:

32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; 33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.

Aun no había nacido Jesús cuando esto fue declarado. ¡Este es parte del mensaje del ángel a María antes que concibiera!

Lucas 22:29 y 30:

29 Yo, pues, os asigno [diatithemai] un reino, como mi Padre me lo asignó [diatithemai] a mí, 30 para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.

En hebreo la palabra BERITH traducida pacto se usa más de 200 veces. La palabra griega para pacto es diatithemai. Muchas veces en la Septuaginta (que es la versión griega del Antiguo Testamento) pacto es la traducción de diatithemai. Pacto según la Real Academia es Concierto o tratado entre dos o más partes que se comprometen a cumplir lo estipulado[1]. Es muy singular porque decir “os asigno” no tiene la fuerza de hacer pacto. Jesús dijo que pactaba un Reino con ellos como Dios había pactado el Reino con él. Él tenía el derecho de hacerlo porque había sido pactado por Dios con él.

Gálatas 3:16, 17 y29:

16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. 17 Esto, pues, digo: El pacto [diatheke cuya raíz es diatithemai] previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.

29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.

Nosotros pertenecemos a Cristo, por consiguiente participamos del pacto. ¡Qué día glorioso será cuando compartamos las promesas! El pacto fue hecho por Dios a Abraham porque el estaba dormido[2] así que nadie puede romperlo.

Este fue el propósito original de Dios para el hombre, Su gente, gobernar la Tierra. Esta fue la bendición que Dios pactó con Abraham y su simiente, heredar la Tierra y vivir con el Mesías, el hijo de Dios. El Reino de Dios vendrá y nosotros compartiremos en la esperanza de Abraham el heredar la Tierra, vivir en paz con Abraham, Isaac, Jacob, el Mesías cuando los tiempos de restauración vengan. Hasta entonces los cielos deben recibir a Jesucristo. Este Reino, el Reino de Dios, el Reino del cielo, el Edén, el Reino celestial, el Reino del hijo amado, El Reino de Cristo y de nuestro Dios, el Reino de nuestro padre David ahora aguarda la segunda venida de su Rey y Señor. Según caminamos en los pasos de Jesucristo atesoramos tesoros en el cielo donde ni la polilla ni el orín corrompen donde los ladrones no minan ni hurtan. Nuestra ciudadanía está en el cielo desde donde viene nuestro salvador. Nuestros deberes de gobernar los asuntos del mundo están guardados en el banco del cielo en Cristo. Nuestra posición de autoridad está segura en el cielo. Las recibiremos en el retorno de Jesucristo y las ejerceremos no en el cielo sino aquí sobre la Tierra donde Cristo colocará su Reino. Hasta entonces predicaremos el Evangelio del Reino a todas las personas. Anunciaremos la Palabra al mundo que el Rey está regresando a restaurar junto con nosotros la Tierra a su estado original de esplendor y gloria.

Vimos que la semilla concerniente al Reino es la invitación a la vida en la era futura, eterna, la vida en el Reino eterno está abierta a todo el mundo. Una vez que hacemos a Jesús nuestro salvador necesitamos continuar honrándolo y haciéndolo nuestro señor. El Reino es la consolación de Israel, es la redención de Jerusalén.

Apocalipsis 22:12:

He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.

Al final viviremos en la Tierra re creada en el paraíso justo como fue la intención de Dios desde el comienzo. El hombre una vez más vivirá del modo que fue la intención que viviera con nuestro Señor Jesucristo y nuestro Dios Todopoderoso, nuestro maravilloso Padre celestial en el Reino eterno aquí sobre la Tierra.

Nota del Autor

Toda la Escritura utilizada en este artículo es de la Versión Reina Valera 1960[3] a menos que se especifique algo en contrario.

La Bibliografía para esta clase figura en el sitio web en un aparte especial.

Toda vez que se utilice una palabra de origen Griego será escrita en minúscula cursiva (Ej.: atomos). Y si se usara una palabra hebrea o aramea será escrita en mayúscula cursiva (Ej.: YARE). En ambos casos se puede utilizar la palabra raíz como cualquier otra forma gramatical de esa palabra en representación de la familia de palabras.

Debido a que los paréntesis se utilizan en el texto Bíblico; cada vez que exista una nota del autor estará colocada entre corchetes para diferenciarla.

Todas las citas de fuentes externas se notarán en esta otra tipografía para diferenciarlas del resto. Asimismo cuando la cita de la fuente sea de mayor longitud que la presentada en este artículo; se resumirá usando “…” indicando que hay mas información disponible para consulta en dicha fuente.

Cuando se haga referencia al texto griego o hebreo, ésta estará basada en dichos textos según sean presentados en ESword de Rick Meyer y/o de la Interlinear Scripture Analyzer de André de Mol y/o de En el principio era la Palabra de Costas Stergiou.Todos programas de estudio Bíblico que pueden ser descargados a su PC mediante el link correspondiente en Links Útiles >Programas para el estudio de las Escrituras en el sitio web. Todas las definiciones del griego o del hebreo provienen de Thayer o Strong según son presentadas en En el Principio era la Palabra.

Las notas al final son una parte integral y necesaria del Estudio. Tienen el propósito de documentar, respaldar, ampliar, aclarar, o reforzar el tema que se trate.

Esta enseñanza somete a consideración del lector el tema que trata. Es mas bien en algunos casos un punto de partida que propone, orienta y -desde ya- concluye con lo que el autor ha estudiado y debido a eso presentado de las Escrituras. No obstante, la Palabra de Dios es simplemente inagotable. El único que no necesita revisión es Dios mismo y Su Palabra según fue originalmente inspirada. Pero nuestro conocimiento y entendimiento de las distintas maravillas presentadas en la Palabra de Dios siempre pueden ser y debieran ser sometidas al escrutinio[4] del estudiante. Entonces, el presente trabajo es presentado al estudiante Bíblico como una ayuda, una fuente mas de consulta, de referencia y de estudio de la Palabra de Dios. La obra está lejos de pretender ser la única ni mucho menos la más sobresaliente obra de este tipo que exista. Ella no posee eminencia sobre ninguna otra ni es autoridad última sobre el tema. La autoría de la Palabra de Dios es la exclusividad del Padre Celestial y como tal es la fuente de conocimiento y autoridad única e inapelable.

Consulte si esta enseñanza se encuentra disponible en audio en el sitio web: www.palabrasobreelmundo.com.ar. Todas las solicitudes y los comentarios pueden ser dirigidas a palabrasobreelmundo@gmail.com. Asimismo para disfrutar artículos con una visión Bíblica, usted puede ingresar a la página web mencionada o al blog http://buenasnuevas.reallifelog.com/.

Dios lo bendiga

Eduardo Di Noto

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[1] Diccionario de la Real Academia Española, Tomado de Internet. http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=cultura, 2 de junio de 2009.
[2] Génesis 15:12
[3] La Santa Biblia Antiguo y Nuevo Testamentos, Antigua Versión de Casiodoro de Reina (1569) Revisada por Cipriano de Valera (1602) Revisión de 1960. Sociedades Bíblicas Unidas, 1993
[4] Hechos 17:11

www.apologista.wordpress.com