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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

lunes, 7 de julio de 2008

¿GUERRA ESPIRITUAL?


“Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, DERRIBANDO ARGUMENTOS Y TODA ALTIVEZ que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10 : 4)

Amada Iglesia:

Hace unas semanas pude ver al grupo de alpinistas de la iglesia de un país suramericano, incluido el pastor de la misma, coronar la cima de la más elevada montaña de ese mismo país y de las más altas de América.
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Aparecían con los atuendos típicos de los escaladores montañistas, gafas negras, guantes, gruesas vestimentas de varias capas e impermeables, bufandas, pasamontañas, etc.

Allí en la cima, en medio de la helada ventisca, hicieron una inusual ceremonia, presidida por el pastor, hicieron “guerra espiritual”, tomando posesión no solo de la cumbre, sino de todo el país que se extendía por debajo de esa altura, para lo cual gritaban exclamaciones de arrebato al dominio territorial del enemigo espiritual, la potestad que gobierna o gobernaba ese país.

Cada uno de los hermanos tenía en sus manos un tanque de un galón, lleno de aceite sagrado o “ungido” (valga la redundancia), pero el tanque del pastor era del doble de tamaño.

A la orden de este, mientras lanzaban los gritos de exclamación o de ataque, con humo saliendo de sus bocas, mejillas chapeadas de rojo y labios pálidos, esparcían o lanzaban hacia las laderas del monte el aceite de los tanques, declarando la toma y la libertad del país que se extendía por debajo de esa montaña. Terminaron el acto de guerra arriando una gran bandera, la cual no pude detallar, tal vez la bandera de esa iglesia o ministerio, en el asta que colocaron en esa cima montañosa.

Viendo asombrado esta extraordinaria conquista, alpinista y espiritual a la vez, no pude menos que hacerme varias preguntas:

¿El subir a una cumbre elevada nos concede la victoria sobre los espíritus inmundos de regiones más bajas?

¿La guerra espiritual se hace por la posesión de territorios físicos o zonas del mapa?

¿Tiene el aceite “consagrado” (“orado”) la propiedad de expulsar de un terreno o de personas, a los espíritus inmundos o potestades espirituales?

¿Por qué entonces no nos dedicamos a mojar con ese aceite a las multitudes y las calles de las ciudades, en lugar de predicar el Evangelio?

¿La respuesta a las anteriores preguntas, dónde está explicada en el Nuevo Testamento bíblico?

“Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la Palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras PARA VER SI ESTAS COSAS ERAN ASÍ” (Hechos 17:11).

Ese curioso acto religioso, me trajo a la memoria los esfuerzos que hacen muchas iglesias y pastores de mi ciudad, por acabar con la demoníaca fiesta de los carnavales, la cual tiene a mi ciudad sumida en las borracheras, el adulterio, el desorden, el irrespeto y la degradación total de la mayoría de los habitantes.
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Pero, como parte de esos esfuerzos, está una “toma” de la ciudad que realizan muchas iglesias y que consiste en una caravana por algunas vías principales, en las cuales oran y derraman aceite “consagrado” sobre el pavimento, colocando manos sobre las aceras y “declarando” que esa avenida, ese barrio y toda la ciudad son conquistadas para Cristo.

Supe que algunos hacen esa travesía de madrugada, para tener mayor libertad en derramar el aceite y pisotear conquistadoramente el pavimento.
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¿Será que el diablo y sus demonios no vuelven a circular por esas calles aceitadas?
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En estos dos ejemplos de la nueva “Guerra espiritual” practicada por muchas iglesias y hermanos, vemos por lo menos dos elementos muy equivocados, que han recibido y practicado por simple tradición “evangélica”, pues la “tradición” no solo ha dañado y desviado al catolicismo romano, sino a las propias iglesias cristianas, con enseñanzas sin fundamento bíblico ni teológico, que aún se transmiten bajo amenazas de excomunión y fuego eterno a quienes no las obedezcan a sus líderes. Estos dos elementos sobresalientes son el uso del aceite “consagrado” y la doctrina de los espíritus territoriales.

El aceite consagrado tenía un uso ceremonial en el culto del Antiguo Testamento y la dedicación de los utensilios del templo, como también de los reyes y sacerdotes. En el Nuevo Testamento que nos rige a los cristianos, solo se menciona su uso en (Marcos 6:13) y (Santiago 5:14), como elemento simbólico solo al orar por los enfermos. Precisamente el siguiente versículo (Santiago 5:15) dice que es la oración la que sana o salva al enfermo, no el aceite. Cristo cambió esta tradición del aceite sobre los enfermos, superviviente del judaísmo en esos primeros años del cristianismo, por la imposición de manos sobre los enfermos (Marcos 16:18).

Pero, hoy han convertido el uso del aceite “consagrado” en un nuevo amuleto o protector, para echar fuera demonios y proteger o santificar personas o cosas materiales. Es simplemente un nuevo fetichismo o superstición infiltrada en el cristianismo y transmitida por tradición, similar al uso del “agua bendita” por parte del catolicismo romano.

La doctrina de los espíritus territoriales o territorios pertenecientes a un principado espiritual, es producto de la imaginación o suposición extrabíblica, pues pretenden basarla en un solo versículo bíblico del Antiguo Testamento (Daniel 10:13), como también pretenden apoyarse en supuestas revelaciones o experiencias personales.

Con esa falsa doctrina han llegado a elaborar planos y coordenadas de la “cartografía espiritual”.

Uno de los objetivos del corriente movimiento de guerra espiritual es identificar y atar poderes demoníacos sobre territorios, aunque el Nuevo Testamento en ninguna parte instruye a los creyentes a intentar una cosa tal.

Permítanme transcribirles las siguientes acertadas declaraciones, tomadas de un artículo del pastor David Cloud:
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Dios les bendiga. Vicente Mercado Santamaría.
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Cristianos en Acción.

EL REINO DE DIOS Y LA SANTIDAD

(El Misterio de la Sanación)
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Ingº Mario A Olcese (Apologista)
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El Mensaje de salvación y salud
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Los más de los predicadores de hoy llaman a la gente al arrepentimiento y a la creencia del Señor Jesucristo, pero poco o nada enseñan que tal proceder es con el fin de llegar a ser dignos del Reino venidero de Dios. Cuántas veces yo mismo he escuchado a los evangelistas más reconocidos llamando a la gente a la conversión, diciendo: “Crean en Cristo y serán salvos”, “entréguenle su corazón y serán perdonados”, “ríndanse a él”, “Que Cristo entre en vuestros corazones”, “Confiésenlo y clámenlo como vuestro Salvador y serán salvos” y locuciones como éstas que parecen bíblicas, pero que no traen un mensaje profundo y esclarecedor de lo que es Salvación. Estos predicadores parecen haber olvidado que el mismo diablo tiene mucha fe en Jesucristo y su condenada sigue en pie. Estos “maestros” de la Palabra olvidan que Cristo trajo una propuesta o mensaje salvador (el evangelio del Reino) que traería salvación a los que creyeren en él (Lc. 4:43; Mar. 1:1,14,15).

¿Pero acaso Jesucristo o sus discípulos no llamaron a la gente para que “entreguen sus corazones” al Señor para ser salvos?...Pues, ¡Nunca! Lo que Jesús sí dijo era que el que creyere en su evangelio o mensaje del reino sería salvo”(Marcos 1:1,14,15; 16:15,16). Pero hoy en día la mayoría de los que asisten a la iglesia poco o nada han escuchado del reino de Dios, y la prueba está en que pocos saben lo que éste es. Entonces nos preguntamos: ¿Por qué ha quedado relegado y hasta olvidado el evangelio del reino en las predicaciones contemporáneas? Simplemente el reino de Dios ha desaparecido por arte de magia, como si fuera un mensaje obsoleto o para los Judíos de antaño.

El Evangelismo apostólico, la liberación del diablo, y la sanidad física

Pocos parecen haber advertido que Jesucristo mandó a sus seguidores a predicar el evangelio del reino de Dios, y a SANAR A LOS ENFERMOS tal como él lo estaba haciendo en su propio ministerio. En Lucas Jesús había dicho que el vino a cumplir una parte de la profecía de Isaías que decía: “El Espíritu del Señor es sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar BUENAS NUEVAS (EL EVANGELIO DEL REINO) A los pobres: Me ha enviado para SANAR á los quebrantados de corazón; Para pregonar á los cautivos libertad, Y á los ciegos VISTA; Para poner en libertad á los quebrantados” (Lucas 4:18). Nótese que primero Jesús anunció a los pobres el evangelio (las Buenas Nuevas del Reino, Mar. 1:1,14,15) y luego procedió a sanar.

También El llamó a sus discípulos para que enseñen el mismo evangelio del reino, y a sanar a los enfermos. En Lucas 9:1,2 descubriremos cómo evangelizaban los discípulos del primer siglo y cómo sanaban éstos a los enfermos: “Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, Y PARA SANAR ENFERMEDADES. Y los envió a PREDICAR EL REINO DE DIOS, y a SANAR A LOS ENFERMOS”. Aquí descubrimos que la sanación de las enfermedades VENÍA DESPUÉS DE LA PROCLAMACIÓN DEL REINO DE DIOS. Como demostración de que el reino de Dios estaba “presente” como un anticipo de las glorias venideras, los discípulos curaban a los enfermos. Hoy, los más de los predicadores pretenden sanar a los enfermos pero sin anunciarles primeramente el evangelio del reino, ¡¡¡y por eso fracasan en sus sanaciones!!! El diablo los ha engañado y no entienden que primero bien la predicación del Reino de Dios, y luego viene la sanación de las enfermedades. Aquí, en Lucas 9:1,2 se destaca la sanación de enfermedades como resultado de la predicación del Reino de Dios. También en Marcos 3: 14,15 leemos: “Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y PARA ENVIARLOS A PREDICAR, y que tuviesen autoridad para SANAR ENFERMEDADES y para echar fuera demonios”.

Hoy, los que dicen sanar a los enfermos fracasan porque no han llegado a entender que hay una prioridad, y ésta es la PREDICACIÓN DEL REINO DE DIOS. Cuando lleguemos a entender esta maravillosa verdad, veremos a más gentes sanadas por efecto del mensaje salvador del reino de Dios. Pablo dice que el Reino de Dios es poder de Dios para salvación (Rom. 1:16), y esa salvación incluye la sanación de los enfermos. En Lucas 8:43 Jesús usa la palabra salvación como equivalente a sanación, cuando una mujer que sufría de flujo de sangre quedó sanada al instante cuando tocó al Señor. Jesús le dijo: Hija, tu fe, te ha SALVADO; VÉ EN PAZ” (Luc. 8:43-48). Así que la curación de esta mujer, Jesús lo llama SALVACIÓN. Uno puede ser salvo de una enfermedad cuando uno acepta el evangelio salvador, que es el evangelio del Reino. El contexto nos dice que los discípulos habían estado predicando el reino de Dios, y entre esas personas estaba esta mujer. Dicen así el verso 1,2: “Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, PREDICANDO Y ANUNCIANDO EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS, y los doce con él, y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos Y DE ENFERMEDADES: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios”. Así, pues, cuando los apóstoles predicaban el reino de Dios, el siguiente paso era la curación de los creyentes enfermos. Este misterio de la sanidad, desgraciadamente no es comprendido por la mayoría de predicadores y evangelistas contemporáneos. Ellos predican el “Evangelio de la prosperidad”, “El evangelio Social”, “El evangelio de la salvación”, pero no el Evangelio del reino. Es por esto que sus sanaciones fallan.

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EL CARBÓN Y LA BIBLIA

La referencias bibliográfica más antigua sobre materiales carbonosos se encuentra en la Biblia. Concretamente en Génesis 6:14, donde se relata la construcción del arca de Noe. En ella Jehová dice a Noe: “Haz compartimentos al arca, y cúbrela con brea por dentro y por fuera”. El calafateo, que es como se denomina a esta operación, sirve para impermeabilizar las embarcaciones hechas de madera y ha llegado hasta nuestros días con pocas variaciones. Otro ejemplo de calafateo lo encontramos también en Éxodo 2:3 cuando se describe como Moisés es arrojado al Nilo en una cesta que también se impermeabiliza con brea: “No pudiendo ocultarlo más tiempo, tomó una arquilla de juncos y la recubrió con asfalto y brea”. La brea no solamente era utilizada para estos menesteres; su uso como material de construcción está también descrito en la Biblia. Así, en Génesis 11:3 y haciendo referencia a la construcción de la Torre de Babel, se menciona: “Entonces se dijeron unos a otros: Venid, hagamos adobes y quemémoslos con fuego. Así empezaron a usar ladrillo en lugar de piedra, y brea en lugar de mortero”, en lo que parece la fabricación de un primitivo “composite”. Vemos pues la importancia de la brea en la antigüedad, la cual debía ser muy abundante en ciertos sitios como por ejemplo Sodoma y Gomorra: “El valle de Sidim estaba lleno de pozos de brea. Y al huir los reyes de Sodoma y de Gomorra, cayeron en ellos” (Génesis 14:10). La brea no es el único material carbonoso que se cita en la Biblia. Así, el negro de carbón en su versión más arcaica, es decir el hollín, es utilizado por Moisés, a instancias del mismo Jehová, como “arma química”: “Tomad puñados de hollín de un horno, y que Moisés lo esparza hacia el cielo, en presencia del faraón. Este se convertirá en polvo sobre toda la tierra de Egipto, y ocasionará sarpullido que producirá úlceras, tanto en los hombres como en los animales, en toda la tierra de Egipto.” (Éxodo 9:8 y 9). Muy inquietantes resultan también algunas de las referencias que en la Biblia se hacen al carbón, como por ejemplo: “Humo subió de su nariz; de su boca salió fuego consumidor, y carbones encendidos saltaban de él” (Salmos 18:8), refiriéndose a Jehová. Sin embargo el carbón también ha servido para ilustrar buenos consejos en forma de proverbios “El carbón es para las brasas; la leña para el fuego; y el hombre rencilloso para provocar peleas” (Proverbios 26:21).

LA BIBLIA Y LA CIENCIA MODERNA

Después de una reacción química, el peso del producto resultante es igual al peso total de los componentes originales. Tal fue la observación que en el siglo XVIII realizó el químico Antoine Lavoisier en su estudio del peso de la materia, que lo llevó a formular la ley de la conservación de la materia. La materia no se crea ni se destruye, afirmaba la ciencia de aquel tiempo. Sin embargo, en 1905, el físico alemán Albert Einstein estableció la relación entre la materia y la energía. Formuló la conocida ecuación E = mc2, donde la Energía es igual a la masa por la velocidad de la luz al cuadrado. En el año de 1945, después de la explosión de la bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, se formaron diferentes tipos de materia, y su masa total era menor que la del uranio original. Parte de la masa de uranio se transformó violentamente en una potente manifestación de energía.

En 1952, en la explosión de la bomba de hidrógeno, la masa de helio resultante era menor que la masa del hidrógeno original. Parte de la masa de hidrógeno se transformó tan violentamente en energía, que la explosión fue mucho más espantosa y devastadora que la bomba atómica. Una pequeña cantidad de materia puede convertirse en una enorme transformación de energía, en la medida que la velocidad de la reacción química se acerque cada vez más a la velocidad de la luz. En el interior del sol se producen continuas reacciones termonucleares.
Millones de toneladas de hidrógeno se convierte cada segundo en millones de toneladas de helio, con lo cual, millones de toneladas de materia se transforma en energía solar para sostener la vida. No obstante, el proceso inverso también es posible. La energía se convierte en materia cuando las partículas subatómicas chocan a altas velocidades y van creando partículas nuevas y más pesadas. Con el uso de enormes máquinas aceleradoras de partículas subatómicas, los científicos repiten a escala limitada uno de los milagros del universo, transformar energía en materia. Aunque la Biblia no es un libro de texto científico, se ha demostrado que está al día y que concuerda con los hechos científicos. Hace una clara referencia a la relación que existe entre la energía y la materia. Invita a sus lectores a hacer la siguiente reflexión: Levanten los ojos a lo alto y vean. ¿Quien ha creado estas cosas? Es aquel que saca el ejército de ellas aún por nombre. Debido a la abundancia de Energía Dinámica, porque Él también es vigoroso en Poder, ninguna de ellas falta; Isaías 40:26.

La Biblia nos dice que una enorme fuente de Energía Dinámica, El Creador, fue la causa de la existencia del universo, lo cual concuerda totalmente con la ciencia y tecnologías modernas.

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