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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.
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martes, 28 de septiembre de 2010

HABLANDO DE LA UNIDAD



Un artículo por Anthony Buzzard

Traducido por David Macías Isaza

El mundo cristiano de hoy está terrible y alarmantemente dividido. Jesús no visualiza su cuerpo como uno fragmentado en denominaciones. Jesús no fundó miles de denominaciones. El oró, refiriéndose a los creyentes en él y su evangelio, “Que ellos puedan ser uno, así como el padre y yo somos uno.” Pablo le dio eco a ese mismo sentimiento cuando declaró su deseo “Que ustedes sean todos de un mismo juicio, perfectamente unidos.” Jesús fundó su iglesia sobre una “roca”, un fundamento firme: la confesión de que él es el Mesías prometido, el hijo de Dios (Mateo 16:16-18). Esto no es difícil de entender, con toda seguridad. Jesús es llamado el Mesías (Cristo) 516 veces en el nuevo testamento. ¿Está claro esto? El padre es llamado Dios por lo menos unas 1.300 veces. Él es llamado “El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.” Hay por lo menos 11.000 ocurrencias de todas las palabras que son usadas para referirse a Dios en la Biblia (Adonai, Elohim, YHWH, Theos) y ninguna de ellas puede ser usada para significar “El dios trino que es tres en uno.”

¿No es esto impactante?

Cuando la Biblia dice “Dios”, “El Señor Dios”, “YHWH”, o “Theos” en el griego, esto nunca designa un Dios trino. Espero que el lector no esté perdiendo el punto aquí: si Dios es una esencia trina, uno razonablemente podría pedirle a los trinitarios que nos muestren una palabra para referirse al “Dios” que signifique aquel Dios trino. ¿Acaso pueden hacer esto? Si no, ¿no sería sabio para ellos desistir de estar condenando al infierno a los creyentes en Dios como una persona singular? Jesús recitó, en perfecto acuerdo con un judío, el famoso credo de Israel, “Escucha, Israel; El Señor nuestro Dios es un solo Señor” (Marcos 12:29)

¿Está alguien realmente escuchando?

Jesús dijo “Escucha” y notemos además que también dijo que éste es el mandamiento más importante de todos.

Como es que las iglesias se reúnen bajo la sombra de un Dios trino, Dios existiendo en tres personas? ¿Acaso Jesús reconoció ese credo? ¿Acaso lo aprueba? ¿A alguien le importa investigar éste asunto cuidadosamente? ¿Está alguien enterado de que Juan Calvino subyugó a un brillante objetor de la trinidad a un brutal asesinato sin sentido, siendo quemado vivo en una estaca?

¿Dónde están los silbatos, que señalen que no todo está bien con las iglesias contemporáneas?

Estoy impresionado por el comentario de una carta dirigida a la revista “Word” acerca del estado de las iglesias: “Hemos convertido el cristianismo americano en algo un poco mas como una teoría de auto – ayuda basada en el bienestar emocional. En lugar de eso deberíamos enseñar la fe que se basa en verdades inmutables.” Será que Jesús aprobaría la trinidad cuando él confesó un credo que no encajaría con la formula trinitaria? ¿A quién le importan éstos asuntos monumentales, que hoy en día dividen a billones de creyentes en Dios y que crean tensiones insoportables entre las grandes religiones del mundo?

¿Acaso nadie es capaz de detectar la descarada falsedad en la teoría sobre Dios que requiere que digamos “El son tres” y “Ellos son uno” ? , esto es lo que uno de los mayores defensores de la trinidad dice y concede en su estudio completo. Recomiendo que lean éste libro: Millard J. Ericsson, Dios en Tres Personas (Baker Books, 1996).

¿Es que nadie está molesto cuando los académicos de la denominación Adventista del Séptimo día concluyen que la palabra “uno” en el Hebreo es “una palabra inherentemente plural” ? ¿Es que a nadie le molesta el título de un reciente artículo Adventista: “1 + 1 + 1 = Uno. La Piedra Angular de la Teología Bíblica” ? (Mundo adventista Feb 2010) .

¿Podría acaso Jesús recomendar y aceptar estas proposiciones asombrosas que nos ofrecen hoy en día como la base para la teología correcta o la sana doctrina?

Parece ser que la teología se ha hundido hasta llegar a un estado permanentemente bajo. Ahora podemos viajar a la Luna, pero no sabemos sumar hasta tres o discernir el significado de la palabra “Uno”. Que insulto a los custodios o guardianes de las preciosas escrituras hebreas, los judíos, acusarlos de estupidez perpetua por “no entender cuantos es Dios” !

El Dios de la Biblia se declara a sí mismo como una persona divina en singular incontables miles de veces. Dios es definido como El , Aquel, Sí mismo, Su, Yo, Mi, Mi mismo, Mío, Vos, Vuestro, Vuestra merced, Tu; una y otra vez. Aún así, los lectores que han estado durante largos siglos alienados bajo la doctrina de un sistema extraño, no pueden “escuchar” estos pronombres personales en singular. Ellos no saben que un pronombre personal en singular comunica información sobre una persona en singular – en el caso de Dios, una Persona Divina en singular. Dios se ha dignado en describirse a sí mismo en términos que nosotros entendemos. Si Dios no nos ha hablado en lenguaje inteligible, entonces Él no nos ha revelado nada!

La palabra “Yo” describe a una persona en singular. Así se describe Dios a sí mismo repetidamente, cuidándose en contra de cualquier desviación.

El evangelicalismo contemporáneo no se aparta solamente de la definición de el hijo de Dios y de Dios, sino que también ha convertido al Espíritu de Dios y de Jesús en una tercera persona. El Espíritu es de hecho muy personal, por ser el poder operacional de Dios que comparte con Jesús y con los creyentes, su presencia y poder. Pero el Espíritu no es una tercera persona. El Paracleto o Consolador es definido como Jesús mismo en 1 Juan 2:1. Es decir, aunque Jesús ha partido, él está aún presente en Espíritu o a través de su Espíritu. No hay necesidad de una tercera persona, que nunca es adorada como tal y nunca envía saludos.

El evangelio ha sido devastado por el evangelicalismo contemporáneo, reduciéndolo a la muerte, sepultura y resurrección de Jesús. La famosa definición de Billy Graham del evangelio como “los tres días de trabajo de Jesús” puede sonar atractiva y cautivante, y en realidad atrae y cautiva a los incautos, pero ¿Qué ha pasado con el evangelio que predicó Jesús? ¿Acaso Jesús sólo contribuyó tres días de trabajo (muerte, sepultura y resurrección) al evangelio? Obviamente no.

Si uno comienza por el principio (no hay mejor lugar para empezar) entonces Jesús vino predicando el Evangelio del Reino de Dios, anunciando que éste vendría pronto y que nosotros debemos arrepentirnos y creer en éste hecho con toda urgencia (vea Marcos 1:14-15 allí está el primer mandamiento de Jesús para todos nosotros). Pablo ha sido erróneamente puesto en contra de Jesús en el tema de la definición del evangelio. Jesús no dijo nada acerca de su muerte y resurrección durante la mayor parte de su ministerio, y aún así el predicó el evangelio salvador. Los hechos acerca de la muerte y resurrección de Jesús fueron añadidos posteriormente cuando ocurrieron. Pero Pablo en 1 Corintios 15:1-3, dijo expresamente que la muerte y resurrección estaban “entre las cosas de mayor importancia”. Él no dijo que ellas fueran todo el evangelio. Si él hubiera dicho esto, habría hecho lo que hace el evangelicalismo actual: omitir los hechos fundamentales del evangelio acerca del Reino de Dios venidero, lo cual es el corazón del Jesús humano e histórico y de su predicación. Lucas 4:43 establece la misión y el propósito cristiano en un lenguaje inequívocamente fácil y sencillo. El propósito de Jesús y además de su cuerpo ahora es “predicar las buenas noticias acerca del Reino”. Esto es abreviado como “La Palabra del Reino” o igualmente “La Palabra de Dios” o “La Palabra” (Mateo 13:19; Lucas 8:11-12; Marcos 4:14). “El dispensacionalismo” se las arregló para erradicar El Reino de Dios como evangelio lanzando la inquietante proposición de que ese era el evangelio solo para judíos y no para nosotros! Esto sin importarles el hecho de que Pablo iguala el evangelio del Reino de Dios con el evangelio de la gracia (ver hechos 20:24-25).

“El dispensacionalismo” añadió luego un insulto a la herida inventando un rapto o arrebatamiento antes de la tribulación, por el cual los creyentes deben esperar ser “removidos de la tierra” antes del tiempo de la Gran Tribulación!

Jesús quedó ahogado con ésta teoría increíble. Jesús dijo que los elegidos, es decir, los creyentes de todas las naciones, serían reunidos para encontrarse con él “inmediatamente después” del tiempo de la Gran Tribulación, la cual precederá su segunda venida en gloria (Mateo 24:29-31).

Es evidente que Pablo no supo nada sobre un rapto o arrebatamiento pre – tribulación. Él sabía que los creyentes de todas las naciones tendrían que soportar aflicciones hasta que el Señor Jesús “sea revelado en fuego ardiente para castigar a aquellos que desobedecen el evangelio (2 Tesalonicenses 1:7 - 8).

Aquí no hay un rapto pre – tribulación, ni lo hay en ninguna otra parte de la Biblia. Es un mito complaciente promovido por millones de libros, tratados y sermones.

La Gran Tribulación, por supuesto, no es un período de agonía que comenzó el año 70 d.C. Esto haría a la gran tribulación el doble de larga al milenio! No, Jesús estaba respondiendo a la pregunta sobre el problema en el templo que será justo antes de su parusía, su aún futura venida en gloria (ciertamente no fue un evento invisible en 1914!). Jesús dijo que los días de la gran tribulación serían especialmente difíciles para las mujeres embarazadas y las lactantes. Cualquiera que imagine esto como una verdad relevante a los últimos 2000 años, comenzando en el año 70 d.C. está muy equivocado.

La unidad basada en las palabras sencillas de la Biblia (con las más complicadas tomando un segundo lugar después de las claras) no puede ser alcanzada si hay individuos que se toman el derecho de redefinir las palabras básicas. “Uno” no significa y nunca podrá significar “mas que uno” – ciertamente no tres!

“Las mujeres ancianas” en la iglesia no significa “Ancianas” (refiriéndose al título de liderazgo en la iglesia).

Un intento contemporáneo está ahora en avance para justificar lo que Pablo nunca dijo. Él no autorizó a las mujeres con títulos de liderazgo – aunque su valoró con alta estima su parte en la actividad de las iglesias como esencial y vital – nunca nombró a las mujeres con cargos oficiales. Él nunca ordenó “Mujeres Ancianas”. El trabajo en la iglesia está enmarcado en un liderazgo encabezado por varones y como la congregación debe obedecer a sus líderes (Heb 13:17) hubiera sido imposible para Pablo decir algo diferente a “Yo no permito a la mujer enseñar ni tener autoridad sobre un hombre” (1 Tim 2:12). Los intentos para evitar lo obvio aquí son difícilmente satisfactorios. La mayoría de las fallas vienen de no poner atención a los estándares de los lexicones (El diccionario teológico del nuevo testamento, 10 volúmenes, o la de Bauer sería un buen lugar para empezar). Una mujer “anciana” es una mujer anciana. Ella no es una “Anciana” en el sentido de liderazgo o gobierno de la iglesia. Ellas difícilmente podrían calificar en las cualidades que deben tener los dirigentes en la iglesia de las cuales le habló Pablo a Timoteo, como ser “maridos de una sola esposa” (1 Tim 3:2). El matrimonio sería el estado normal de un adulto varón, pero por supuesto Pablo sería el primero en admitir que un soltero aprobado y calificado puede ser ordenado (¡El no se excluyó a sí mismo!). Cuando Pablo habla de las mujeres ancianas, lo hizo en contraste con las mujeres jóvenes. Ninguna mujer es un ministro ordenado o en oficio de liderazgo. Ellas no son Pastoras ni Presbíteras, Obispas o Ancianas (en el sentido de ministerio). Los hombres jóvenes tampoco son “jóvenes” en el sentido de categoría ministerial, es decir, no existe en el nuevo testamento la categoría imaginaria de un Pastor de Jóvenes.

Éstos son asuntos de primera importancia ya que los “varones” (no solo los maridos, sino la palabra “varón” en el contexto) que llenan los requisitos son puestos a cargo del pesado yugo del liderazgo. Ellos deben ser obedecidos (Heb 13:17). Esto no tiene nada que ver con el hecho de que nuestro “estatus” espiritual delante de Dios es totalmente igual. No hay hombre ni mujer, como tampoco hay diferencia entre el esclavo y el amo, el empleado y el patrón, en cuanto a nuestra relación personal con Dios. A mi me preocupa que éstas verdades sencillas sean dejadas de lado, apelando a favor de la “modernidad”. Esto podría ser una trampa. Uno puede tomar correctamente la idea de igualdad en Gálatas y después confrontar ésta idea con la diferencia de función como por ejemplo entre hombre y mujer en 1 Timoteo, una diferencia que no tiene nada que ver con condiciones locales en Efesios, sino que está arraigada en algunos eventos que ocurrieron en el Jardín del Edén.

La unidad acerca de los grandes eventos del Reino significa unidad acerca del Evangelio del Reino, el evangelio cristiano. Esto es cristiano (en el sentido Bíblico) porque está fundado en las palabras que Jesús predicó como evangelio, el modelo de evangelio y de predicador de salvación (Heb. 2:3). Nosotros deberíamos comenzar con Mateo y Marcos y Lucas (un buen lugar para comenzar, una vez que la Biblia Hebrea ha sido profundamente examinada por su maravillosa información sobre el Reino). Y no olvidemos que “el Evangelio fue predicado por adelantado a Abraham” (Gal. 3-8). La Biblia Hebrea provee la información adicional indispensable, los antecedentes y el centro del evangelio en Isaías, y mas particularmente en Daniel 2:44 y luego 7:14, 18, 22, 27. Ése último verso es supremamente bueno. Muestra que el Reino es un gobierno revolucionario futuro que será inaugurado en la segunda venida de Jesús. Esto ocurrirá en una tierra renovada y Jesús estará allí, de vuelta en la tierra para tomar su posición como heredero del trono de David. Los santos serán privilegiados entonces, no ahora, para gobernar el mundo en la tierra junto con el Mesías (Apocalipsis 5:10).

El concepto mas popular de hoy es el “Preterismo” y es una seria amenaza hacia la integridad del Evangelio porque confunde los eventos del año 70 d.C. con el futuro, espectacular, visible y revolucionario evento del verdadero retorno de Jesús para gobernar con los creyentes de todas las épocas en el Reino prometido. El 70 d.C. lejos de involucrar paz en la tierra, la resurrección de los muertos, y un nuevo orden mundial con Jesús presente en la tierra, fue un horrendo evento por el que Jerusalén fue abatida hasta la destrucción. No ocurrió ninguna resurrección entonces! Tampoco en 1914 o en cualquier otra de las fallidas fechas propuestas por todas las denominaciones. Si la resurrección no es un evento visible por el que las personas muertas regresan de su presente sueño de los muertos en el sepulcro (hades, seol) y caminan de nuevo sobre la tierra, entonces la resurrección ha sido disuelta en un mito y toda la fe está amenazada. El Evangelio del Reino está minado en su centro por el preterismo lo que realmente produce una falla a la hora de aferrarnos a lo que la Biblia dice acerca del futuro de Jesús y de nosotros los creyentes.

La unidad esta dañada cuando los argumentos sobre “reemplazo” comienzan a minar algunas verdades básicas del Nuevo Testamento. Para Pablo hay un solo “Israel de Dios” unido e internacional, el pueblo de Dios recogido sin distinción de entre todas las naciones. Éste es el principio básico de todo el Nuevo Testamento. Pablo aplaudió a aquellos que caminaban por el principio fundamental del amor. El los llamó el Israel de Dios en Gálatas 6:16 como es ampliamente conocido en comentarios y realmente un asunto de sentido común. Pablo había hablado del “Israel de la carne” (1 Cor. 10:18) y por éste término el se refirió a el Israel no convertido. Pablo trató al Israel no convertido en términos de “enemigos del Evangelio,” que estaban por el momento ciegos como grupo, debido a su falla al no creer en Jesús como el Mesías. Pablo estaba confiado de que habría una futura conversión colectiva de los judíos étnicos de Israel. En ese momento Pablo estaba tratando de salvar a sus compatriotas nacionales israelitas, cuyo entusiasmo era admirable pero no estaba informado con la verdad. El conocimiento era lo que necesitaban y Dios mismo se había lamentado de la destrucción de Israel “por falta de conocimiento” (Hos 4:6), el conocimiento que provee el Mesías (Isaías 53:11) quien vino “para darnos entendimiento para que podamos conocer a Dios” (1 Juan 5:20). Éste versículo nos aclara que sin el conocimiento correcto, no podemos conocer a Dios. “El reemplazo” y el “Supersesionismo” tienden a ser “palabras conflictivas.” Ellas necesitan definición. Sí, Jesús ha rechazado a los judíos incrédulos y la Iglesia ha tomado su lugar como el verdadero pueblo de Dios (Gal 6:16, etc.), Pero también es cierto que la gente incrédula de Israel, ahora endurecidos, un día se volverán a Dios y aceptarán al Mesías que retorna (Mic 2:12; Rom 9-11). En ese tiempo ellos lamentarán haber fallado al no recibir al Mesías que Dios les había enviado (Zac 12).

Éstas enseñanzas no son complicadas cuando se tiene el recurso apropiado, no solo el material en la Biblia sino los excelente comentarios disponibles ahora. Es muy poco sabio que cualquiera de nosotros nos “sentemos en una isla” y vengamos con respuestas infalibles para todas las preguntas. “Yo no creo en las opiniones de los hombres.” Me dijeron en un email. El escritor luego me dio su propia opinión como la última palabra! Pero el o ella también es un humano! El mejor método es tomar las acciones y usar la habilidad propia y el equipo para examinar la Biblia, y se hace necesario revisar con cuidado, para poder conocer las diferentes opciones y examinarlas. El corte y la confianza de buen diálogo es invaluable aquí. “El hierro se afila con hierro” (Prov 27:17). Aprender toma tiempo, y es poco sabio ser una “autoridad” cuando aún se está muy joven! Primero es mejor aprender el intercambio en el mundo duro del diálogo, lectura y discusión.

Toma un tema simple como la diferencia entre SEÑOR Dios (Todas con mayúscula en SEÑOR que es la traducción de YHVH en muchas Biblias) y el Señor Mesías, quien no es Dios. Si Jesús fuera Dios, entonces habría dos Dioses y eso viola el primer mandamiento y la Shema (Marcos 12:29). Si esto es X, esto es X y esto también es X, entonces eso hace 3 X. Todos sabemos eso muy bien. Pero en el lenguaje de la iglesia parece que hemos sido inducidos a creer que tres que son cada uno individualmente YHVH eso hace un YHVH. Pero así como el universo se sostiene, esto no puede ser. No es suficiente darle el trato de un “misterio” cuando lo que realmente estamos pidiendo es mistificación y engaño verbal. Sabemos que Dios no nos trata así y además espera que captemos la lógica del lenguaje que Él creó para nosotros a través del cual Él mismo usa lógicamente para hablarnos.

El mundo teológico y eclesiástico (de las iglesias) es como un campo minado. Debe ser navegado con mucho cuidado y oración. Ser un Bereano no significa solo mirar una palabra e ignorar las sazonadas opiniones de otros – por lo menos estar enterado de ellas. Esto toma tiempo. Puede tomar algo de estudio a largo plazo para aprender el arte de buen entendimiento. Ciertamente toma precaución y humildad, y si uno tiene menos de 30 años de edad, debe ser muy amable y suave si piensa pedirle a comunidades enteras que abandonen una idea. “Alguna vez ha leído Juan 1:1?” dice un grito en un email. Sí, lo he leído, y he tratado de reflexionar en él, analizarlo desde cada ángulo y escuchado todos los puntos de vista. No hay necesidad de escribírmelo otra vez en un email en la versión del Rey Jaime (King James Version), aunque las intenciones sin duda son nobles. Algunos de nuestros mas persistentes (tal vez infelices) correspondientes están seguros que solo ellos han tenido un encuentro personal con Jesús y un cambio de vida y que por eso están en la posición de responder todas las preguntas de la Biblia. Muchas veces sufren por falta de una buena educación, y deberían y podrían cambiar esto aprendiendo de otros.

La unidad comienza, pienso, definiendo el evangelio (como el evangelio sobre El Reino de Dios) y definiendo a Dios y a Jesús apropiadamente. Un muy buen lugar para comenzar es ir a los registros del Cristianismo dados por Mateo, Marcos y Lucas. Juan es muy difícil para un principiante, pero solo si no se ha prestado atención y cuidado a la Biblia Hebrea y luego Mateo, Marcos y Lucas. Solo un ejemplo para terminar: “Los muertos no saben nada y no hay actividad en el sepulcro (sheol, hades) a donde vas.” Medio versículo de Pablo (“ausente del cuerpo y presente con el Señor”) no debería borrar el testimonio y la herencia de Jesús en relación con lo que pasa en la muerte. Que la búsqueda de la verdad continúe.

domingo, 1 de noviembre de 2009

UNO, Y NADA MAS


Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
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En el AT hay 5500 versículos que hablan de la singularidad de Dios, y escasamente 4 que indican una supuesta "pluralidad" de Dios, y me refiero, en el aspecto cuantitativo, es decir, "un dios en tres personas y que son distintas entre una y otra". Hay dos explicaciones porqué esta última parte no tiene consideración de ser:
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1. La manera de redactar de los judíos.
2. Dios habla a la congregación de huestes celestiales.

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Si se discute sobre estos cuatro versículos una aparente "pluralidad" de Dios, creo que debiera discutirse obligadamente de la manera que lo comenta mi hermano Mario Olcese Sanguineti en uno de sus estudios, los 5500 versículos que hablan de la singularidad de Dios (Is. 44:24; 45:11-12).
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La doctrina del AT. es monoteísta sin dar cabida a duda alguna, y eso se le pude preguntar a cualquier rabino judío conocedor de la ley mosaica que responderá con positiva rapidez. El Mismo Señor Jesucristo, así lo reafirmó en el NT. (Mr. 12:29).Cristo jamás pronunció que fuese "Dios", el vino a presentar al Padre como el Hijo del Dios viviente, según la revelación sobrenatural dada a Pedro por el Padre, por lo que declaró el apóstol: «Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios Viviente». Cristo afirmó sin ambages confusos ni circunloquios que el Padre era su Dios: «Subo a mi Padre y a vuestro Padre y a vuestro Dios» (Juan 20:17).
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El Shema (El Verdadero «Credo Cristiano») hebreo dice:«Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová Uno (Heb. «echad») es» (Deut. 6:3).
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De esa manera, hemos visto con diáfana luz, que Dios es Solo Uno, y nada más.En Gn. 1:1, la palabra «Dios» es «Elohim» y es una palabra en plural en cuanto a forma y no en cuanto a número; esto último es aceptado con error grande de parte de los conciliadores Trinitarios, entre ellos, muchos cristianos, y por todos los católicos que hay esparcidos en el globo terráqueo: "Un Dios en Tres Personas Distintas". La palabra «Elohim» es conocida como «plural de majestad», y expresa honor, dignidad e intensidad:
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«Y dijo Dios: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza". . . » (Gn. 1:26).
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La palabra «Elohim» no sugiere en las Escrituras ni muestra ni da vestigios de un dios que sea "trino". La Biblia presenta al Señor Dios y Padre que es Jehová como Único y Soberano (Det. 6:4; Is. 4:6; Ef.4:4-6; Jn.17:3).
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Cuando Arrio erigió el dogma que hablaba de Cristo como un ser "creado", la iglesia romanista católica en defensa condena su postura y etiqueta el arrianismo como herético, en los Concilios de «Nicea» (325 d.C) y de «Constatinopla» (381 d.C), quedando instituida con legal oficio la peligrosa y pagana doctrina de la «Trinidad» que formaliza un Dios que es representado en tres personas distintas, "cohesionadas en un igual en la Deidad" (El Credo Niceno dice: «Credo in Spiritum Sanctum qui ex Patre per Filium procedit»: Creo en el Espíritu Santo, que procede del Padre a través del Hijo) y que podemos apreciar con notable claridad en uno de los famosos «Credos Católicos» (torcidos y paganos que también enseña la fatal doctrina de la vida después de la muerte por medio del alma), para ser exacto, en el Credo Atanasio (léalo hermano y amigo que nos visita, aprenda a estudiar si no está acostumbrado hacerlo):
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Credo de Atanasio
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"Todo el que quiera salvarse, ante todo es menester que mantenga la fe Católica; el que no la guarde íntegra e inviolada, sin duda perecerá para siempre.Ahora bien, la fe católica es que veneremos a un solo Dios en la Trinidad, y a la Trinidad en la unidad; sin confundir las personas ni separar las sustancias. Porque una es la persona del Padre y el Hijo y otra (también) la del Espíritu Santo; pero el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo tienen una sola divinidad, gloria igual y coeterna majestad. Cual el Padre, tal el Hijo, increado (también) el Espíritu Santo; increado el Padre, increado el Hijo, increado (también) el "Espíritu Santo; inmenso el Padre, inmenso el Hijo, inmenso (también) el Espíritu Santo; eterno el Padre, eterno el Hijo, eterno (también) el Espíritu Santo. Y, sin embargo, no son tres eternos, sino un solo eterno, como no son tres increados ni tres inmensos, sino un solo increado y un solo inmenso. Igualmente, omnipotente el Padre, omnipotente el Hijo, omnipotente (también) el Espíritu Santo; y, sin embargo no son tres omnipotentes, sino un solo omnipotente. Así Dios es el Padre, Dios es el Hijo, Dios es (también) el Espíritu Santo; y, sin embargo, no son tres dioses, sino un solo Dios; Así, Señores el Padre, Señor es el Hijo, Señor (también) el Espíritu Santo; y, sin embargo, no son tres Señores, sino un solo Señor; porque así como por la cristiana verdad somos compelidos a confesar como Dios y Señor a cada persona en particular; así la religión católica nos prohíbe decir tres dioses y señores. El Padre, por nadie fue hecho ni creado ni engendrado. El Hijo fue por solo el Padre, no hecho ni creado, sino engendrado. El Espíritu Santo, del Padre y del Hijo, no fue hecho ni creado, sino que procede.
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Hay, consiguientemente, un solo Padre, no tres padres; un solo Hijo, no tres hijos; un solo Espíritu Santo, no tres espíritus santos; y en esta Trinidad, nada es antes ni después, nada mayor o menor, sino que las tres personas son entre sí coeternas y coiguales, de suerte que, como antes se ha dicho, en todo hay que venerar lo mismo la unidad de la Trinidad que la Trinidad en la unidad. El que quiera, pues, salvarse, así ha sentir de la Trinidad.
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Pero es necesario para la eterna salvación creer también fielmente en la encarnación de nuestro Señor Jesucristo. Es, pues, la fe recta que creemos y confesamos que nuestro Señor Jesucristo, hijo de Dios, es Dios y hombre. Es Dios engendrado de la sustancia del Padre antes de los siglos, y es hombre nacido de la madre en el siglo: perfecto Dios, perfecto hombre, subsistente de alma racional y de carne humana; igual al Padre según la divinidad, menor que el Padre según la humanidad. Mas aun cuando sea Dios y hombre, no son dos, sino un solo Cristo, y uno solo no por la conversión de la divinidad en la carne, sino por la asunción de la humanidad en Dios; uno absolutamente, no por confusión de la sustancia, sino por la unidad de la persona. Porque a la manera que el alma racional y la carne es un solo hombre; así Dios y el hombre son un solo Cristo. El cual padeció por nuestra salvación, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos, está sentado a la diestra de Dios Padre omnipotente, desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos, y a su venida todos los hombres han de resucitar con sus cuerpos y dar cuenta de sus propios actos, y los que obraron bien, irán a la vida eterna; los que mal, al fuego eterno.
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Esta es la fe católica y el que no la creyere fiel y firmemente no podrá salvarse."
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La doctrina de la Trinidad, que ha hecho tanto daño al pueblo cristiano hasta estos momentos, se remonta a los griegos paganos, y fue desconocida por la Iglesia Prístina antes del Siglo IV d.C. Tertuliano de África era estoico, y fue el primero en mencionar el nombre de «Trinidad» dentro del ámbito cristiano, creyéndola además. Escribió en apoyo al dogma Trino: "una sustancia" y "tres personas".
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La Biblia no apoya para nada la mitología Trinitaria. Estas son las pruebas bíblicas que refutan su esencia oscura, pagana y, por supuesto, satánica:
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«La Biblia dice que hay un solo Dios» (1 Tim: 2:25).«La Biblia afirma que únicamente el Padre es Dios» (1 Co. 8:6).«El Dios de Jesucristo es el Padre, por lo tanto, Cristo no puede ser Dios porque solo el Padre lo es» (Jn. 20:17; 1 Co. 8:6; 1 P. 1:3).«Cristo dijo tener un Dios» (Mt.27:46; Ap. 13:2).«Hay una diferencia clara entre el Padre y Jesucristo. Cristo admitió que su Padre era el Único Dios Verdadero y fue Él que lo envió al mundo» (Jn. 3:16; 6:29; 17:4).«Jesucristo es Mediador y Hombre, mas no es Dios» (1 Tim. 2:25).«La co-substancialidad ("igualdad") de la Deidad como lo delineó la iglesia católica romanista es antibíblica porque Cristo dijo»: «. . . el Padre Mayor es que yo» (Jn.14:28).«Cristo no es "omnisciente", Dios sí, eso lo excluye ser Dios» (Lc.8: 43-46; Mr. 13:32; Hech. 1:6, 7; Ap.1:1).«A Dios nadie lo ha visto jamás, a Cristo, muchas personas lo vieron » (Jn.1:14, 18; 1 Jn. 1:2).«Cristo es el representante de Dios en el mundo (Jn.14:9).«Cristo dijo que Dios moraba en él, con esto, es imposible que sea Dios Mismo» (Jn. 14:9).
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Hay muchos más, pero creo, que para ahora, es suficiente con lo anterior.
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Gracias.
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Dios les bendiga siempre hermanos y amigos que nos visitan de buena gana.

lunes, 31 de agosto de 2009

UNIPERSONAL





Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

Dios: «Espíritu supremo, personal, existente por sí mismo, e infinito en todo género de perfecciones, y la causa de todo».

El nombre de Dios aparece en una notable cantidad de veces en el primer libro de la Biblia, en el Génesis. Se encuentra treinta y cinco veces en los treinta y cuatro versículos que lo componen. La traducción del término Dios aquí, es «Elohim», y está en plural, pero no denota «cuantidad» en sí mismo, sino «cualidad». Este término se usa en la forma singular para señalar que Dios es «Uno», en «cuanto a forma y no en cuanto a número», enseña «Un Ser Unipersonal y Absoluto», y no “uno conformado por tres personas distintas”. La «Unipersonalidad de Dios» concuerda con el pensamiento hebreo monoteísta del Antiguo Testamento:

«Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es» (Dt. 6:4)

En el lenguaje judío, en el idioma hebreo, la forma plural de «Elohim» indica plenitud intensa que tiene relación con la Omnisciencia, la Omnipotencia, y con la Omnipresencia de Dios, con su Eternidad, y con su Perfección Infinita de todos sus atributos intrasmisibles.

La palabra «Eloihm» no enseña una “pluralidad numérica de Dios” como se ha creído mayormente. Es un término «mayestático» que exalta a Dios como «Creador», que expresa «Honor» y «Majestad» en su pluralidad. En cuanto al concepto de la “pluralidad cuantitativa” del término «Elohim», no es posible aceptarlo con deliberada intención, ya que el Antiguo Testamento es completamente «monoteísta» en su perspectiva de Dios. El Antiguo Testamento identifica a Dios como el «Solo», «Único», y «Verdadero»:

«Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste, para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo…» (Is. 45:5-6).

« Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios» (Is. 44:6).

En el Nuevo Testamento, Pablo reconoce específicamente que hay un «solo Dios», el «Padre», y hace una ancha y marcada diferencia entre éste y Cristo: …« y un Señor, Jesucristo…» (1 Co. 8:6). Si Cristo hubiese sido una persona diferente dentro de la Deidad, es seguro que Pablo lo revelaría al instante y sin “rodeos”, pero vemos que el texto no lo explica así. Pablo no menciona que Cristo sea Dios, “uno igual al Padre”. Esta es una prueba suficiente que echa por la tierra la doctrina trinitaria.

La diabólica doctrina trinitaria emergió en el pútrido y corrompido seno del catolicismo romano, para anclarse cómodamente después de su mordaz hazaña dentro de las congregaciones del denominado “cristianismo protestante”, y no para «vida», sino para «perdición y muerte eterna», por ser una herejía “hecha y derecha”.

El Dios celoso fue claro y directo en decirle al Pueblo judío que se abstuviera de «adorar dioses ajenos, de hacerse imágenes, y semejanzas de arriba, de abajo, y de las aguas, para inclinarse ante ellas y venerarlas» (Ex. 20:3-5). El trinitarismo ha permitido con error que Cristo, el Hijo de Dios, sea “una de estas semajenza adoradas de arriba”, “una celestial”, al despojarlo de su incomprendido, absoluto y genuino carácter Humano, por ser Hijo de Dios y Hombre (1 Tim. 2:5), engendrado por el espíritu santo en la virgen madre (Mt.1:20). Esta insana permisión le quita al verdadero Dios el honor y la adoración única que se merece por lo qué es en realidad.

La idea torcida de la trinidad, será la ruina y condenación para muchos que no quieren abrir los ojos ante su letal y sutil mentira, idea siniestra que fue elaborada por las enfermas y religiosas mentes de la iglesia católica romana, incitadas por el diablo:

Para reflexión, no se diga más:

«Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado» (Jn. 17:3).



Amén.







martes, 17 de febrero de 2009

-UNO SON-




Para la mayoría de judíos, incluyendo muchos Mesiánicos, la naturaleza de Dios está definida en la Shema:

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Deuteronomio 6:4: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno (echad) es”.

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Los Mesiánicos aplican esta comprensión de la unidad de Dios a una declaración confusa por Jesús registrada en el décimo capítulo de Evangelio de Juan. En respuesta a la petición de los judíos para confirmar que él era el Mesías profetizado (Juan 10:24), Jesús declaró: “Yo y el Padre somos uno (hen)” (Juan 10:30) .

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¿Qué quiso decir él por esta declaración? ¿Estaba Jesús aquí aplicándose la Shema para sí mismo y manifestando que él y el Padre eran el mismo Ser? ¿Estaba él proclamando que él era co-igual y co-eterno con el Padre, como el Trinitarianismo enseña? ¿Estaba Jesús diciendo que él y el Padre eran de la misma esencia o sustancia? ¿Simplemente qué exactamente él estaba tratando de dar a entender?

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Estrechamente examinaremos la palabra hebrea para “uno” (echad) un poco más tarde en este estudio. Primero, miremos la palabra griega hen.

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En los Estudios de las Palabras del Nuevo Testamento de Vincent, el difunto Profesor Vincent indica que la palabra Griega hen, traducida “uno” en Juan 10:30, es “el neutro, no el masculino å ß ò, una persona” (p. 197, vol. II).

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Referente a esta declaración por Jesús, el Abingdon Bible Commentary, dice: “El V. 30 no afirma una unidad metafísica, sino una moral, y no debemos leer los posteriores credos en las palabras” (p. 1079).

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En Un Comentario, Práctico, Crítico, y Experimental, Jamieson, Fausset, y Brown escriben de este verso:

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Nuestro idioma no deja lugar a la precisión del original en este gran dicho, ‘ Nosotros (dos Personas) somos Una (Cosa).’ Quizá ‘un interés’ expresa casi, aunqueno completamente, el significado del dicho. (p. 414, vol. III, parta yo).

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El uso de hen en Juan 10:30 claramente señala que Jesús no afirmaba que él y el Padre fuesen el mismo Ser. Un examen de cómo está la misma palabra griega hen (”uno”) es usada en otras Escrituras nos ayudará en ver lo que Cristo intentó transportar por su declaración.

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Consideremos la oración de Jesús para el Padre en la noche antes de su crucifixión.
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En esta suplicación, él habla varias veces del estado de ser “uno”:

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Juan 17:11: “Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno (hen), así como nosotros”.

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Aquí Jesús ora para que el Padre conserve a sus discípulos en Su nombre (Heb. YHVH, el mismísimo nombre que el Padre le había dado a Jesús), para que ellos pudiesen ser uno tal como él y Dios (su Padre) eran uno. La pregunta clave que debemos contestar acerca de esta declaración es ésta:

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¿Cómo era posible para los discípulos de Jesús ser UNO de la misma forma que Jesús y el Padre eran UNO?

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Un poco más tarde, Jesús reitera su petición a Dios con relación a la “unidad” de todos los creyentes:

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Juan 17:20-23: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno (hen); como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno (hen) en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno (hen), así como nosotros somos uno (hen). Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad (hen), para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado”.

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Aquí Jesús además define la “unidad” compartida por él y su Padre. Él dice que el Padre estaba EN él, y que él estaba EN el Padre. Antes de que podamos ir un poco más allá, primero debemos identificar CÓMO Dios el Padre estaba en Cristo, y CÓMO estaba Cristo en el Padre.

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Para ver cómo estaba el Padre en Jesús, necesitamos remontarnos al tiempo de su bautismo:

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Lucas 3:21-22: “Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.

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Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto (Lucas 4:1).

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Como indicó la forma simbólica de la paloma, el Padre vino a morar dentro de Su Hijo a través del Espíritu Santo en el momento en que el ministerio de Jesús comenzó. Por supuesto esto no quiere decir que Cristo estuviese carente del Espíritu Santo antes de esa vez. Sin embargo, en su bautismo Jesús recibió una medida ilimitada del Espíritu Santo (Juan 3:34) para cumplir con su misión terrenal.

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Para completamente comprender cómo era la morada de Dios Padre en Jesús a través de Su Espíritu, debemos asir la naturaleza verdadera del Espíritu Santo. La mayoría de cristianos creen que el Espíritu es la tercera persona en la Santa Trinidad. Sin embargo, esta enseñanza no es bíblica. Pablo define el Espíritu de Dios para nosotros en su primera carta a los corintios:

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1 Corintios 2:9: “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman”.

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En la Biblia, el corazón corresponde a la mente como el lugar donde el pensamiento y comprensión toma lugar. Como muestran muchas Escrituras (cf. Gen. 6:5; Isa. 65:17; Jer. 3:16; 23:20; Mar. 7:21), el corazón y la mente son sinónimos. De hecho, la Versión Autorizada aun traduce el Hebreo ruach (”espíritu”) como “mente” en varios lugares (Gen. 26:35 Prov. 29:11; Eze. 11:5; 20:32; Hab. 1:11). Así en 1 Corintios 2:9, Pablo dice que no ha entrado en la mente “de hombre” (Gr. Anthropou, literalmente. “Del género humano”) lo que Dios ha preparado para la humanidad.

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1 Corintios 2:10: “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”.

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Aquí Pablo califica su anterior declaración. Hay algunas personas que conocen lo que Dios ha preparado para el género humano, porque él se los ha revelado a las mentes de aquellos que tienen Su Espíritu Santo.

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1 Corintios 2:11: “Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco (houtos kai) nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios”.

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En verso 11, Pablo provoca una analogía entre el espíritu (i.e., “El corazón” o “la mente”) del hombre y el Espíritu de Dios. En su estilo peculiar, Pablo nos dice que el Espíritu Santo de Dios es realmente Su Mente. Para demostrar esto, él provoca una comparación entre el Espíritu de Dios y el espíritu del hombre. Él nos dice que sólo el Espíritu (”Mente”) dentro de un hombre sabe los pensamientos de ese hombre. Pablo luego procede a decir que sólo el Espíritu (”Mente”) de Dios sabe los pensamientos de Dios. La locución de conexión “así tampoco,” una traducción del Griego houtos kai, demuestra que Pablo compara la mente o espíritu humano en la primera parte de este verso con el Espíritu o Mente de Dios en la parte final. Él explica este concepto más completamente en los siguientes pocos versos.

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1 Corintios 2:12-16: “Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”.

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¿Cómo tenemos la mente de Dios en nosotros que estaba también en el Mesías? A través del Espíritu Santo de Dios.

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Filipenses 2:5: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”.

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El espíritu de Dios, cuando se combina con nuestro espíritu humano, nos permite comprender las cosas de Dios desde Su perspectiva. Cuando Dios nos da Su Espíritu, podemos comenzar a comprender lo que él está haciendo y por qué él lo está haciendo.

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Jesús, a través del poder y la comprensión dada por el Espíritu Santo de Dios, pudo superar la tentación mientras estaba aquí en tierra. Si bien él fue tentado en todas las cosas tal como nosotros (Heb. 2:18; 4:15), él pudo vencer y triunfar sobre su naturaleza humana y mente por la mayor Mente de Dios.

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Así hemos contestado nuestra anterior pregunta acerca de CÓMO estaba el Padre en Cristo. Dios estaba en Jesús en la misma forma que él mora en nosotros: A través de Su Espíritu Santo.

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Inversamente, por la presencia del Espíritu de Dios, Cristo pudo permanecer en el Padre superando sus deseos y estando en obediencia total a Su voluntad. Aquí hay varias Escrituras que muestran esta verdad:

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Juan 5:30: “No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre”.

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Juan 6:38: “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”.

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Juan 15:10: “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor”.

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Lucas 22:42: “Diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.

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El Mesías subordinó su propia voluntad a la del Padre mientras él estuvo aquí en la tierra. Así es cómo él permaneció en el Padre.

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Este patrón nos muestra cómo podrían los discípulos del Mesías ser “uno” tal como Jesús y el Padre eran uno. Dios estaría en los discípulos a través de la residencia de Su Espíritu Santo. Por el poder del Espíritu los discípulos obedecerían las órdenes de Cristo (las cuáles son de hecho las órdenes de Dios el Padre-Juan 14:24) y permanecerían en el amor de Dios. Como el Mediador entre el Padre celestial y Sus hijos humanos (1 Tim. 2:5) El Espíritu Santo fluye a través de Cristo nuestro Sumo Sacerdote para residir en nosotros. (Juan 15:26; Hechos 2:33).

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Así es que podemos ver de la enseñanza del Nuevo Testamento que Jesús y el Padre se dice son “uno” porque estaban unidos en propósito y metas. El Padre mandó al Hijo de Dios, lo que él debería hacer y lo que él debería decir. El Hijo de Dios obedeció perfectamente, nunca pecando por romper las Leyes de Dios (II Cor. 5:21; Heb. 4:15; l Ped. 2:22; 1 Juan 3:5).

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Esta comprensión de unidad entre el Padre y el Hijo está en armonía perfecta con la Shema. El Padre es el sólo Dios verdadero, como el Hijo de Dios mismo confesó (Juan 17:3). El Hijo de Dios está subordinado al Padre ( Mar. 13:32 Juan 10:29; 14:28; 1 Cor. 11:3; 15:27-2 y es uno (echad) con él, buscando siempre cumplir el plan divino para el género humano.

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La palabra Hebrea echad tiene como uno de sus significados conspicuos “unidad,” como los siguientes versos claramente lo muestran:

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Génesis 11:6: “Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer”.

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Hablando de los descendientes de Noé que estuvieron construyendo la Torre de Babel después del diluvio, YHVH dijo que ellos eran “uno”. Explícitamente echad aquí quiere decir que estaban unidos en su deseo para construir la torre.

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Génesis 41:25: “Entonces respondió José a Faraón: El sueño de Faraón es uno (echad) mismo; Dios ha mostrado a Faraón lo que va a hacer”.

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José dijo al Faraón que los dos sueños que él había soñado (siete vacas gordas comidas por siete vacas flacas y siete cabezas pesadas de grano consumido por siete cabezas delgadas) eran “uno”. Es decir, fueron unificadas porque ambas tuvieron el mismo significado - la llegada de siete años de buena cosecha y siete años de carestía en Egipto.

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Jueces 20:1: “Entonces salieron todos los hijos de Israel, y se reunió la congregación como un solo hombre, desde Dan hasta Beerseba y la tierra de Galaad, a Jehová en Mizpa”.

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Aquí vemos la reunión de todas las tribus de Israel juntas “como un hombre frente a YHVH en Mizpah”. Esta Escritura habla de una unión física de todos los hijos de Israel en un lugar.

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Mientras hay numerosos otros ejemplos del Tanakh que demuestran que echad puede y frecuentemente significa “unidad”, probablemente el ejemplo más comunicativo dado es aquel de la unión de una pareja como “una carne” en el matrimonio:

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Génesis 2:21-24: “Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona (Ishah), porque del varón (ish) fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne (vehayu lebasar echad)”.

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El matrimonio, donde un hombre y una mujer se vuelven una carne, es un cuadro de cómo Dios el Padre y Jesús son uno. Sobreentendido correctamente, también explica cómo como creyentes nos convertimos en uno con Dios y Jesús (Juan 17:11, 21-23).
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La primera cosa que debemos comprender es CÓMO una pareja se convierten en una carne en el matrimonio. Claramente no se confunden paulatinamente con un cuerpo humano literal y dejan de existir como organismos biológicos separados. ¿De modo que cómo exactamente se vuelven una mujer y un hombre “una carne” en el sentido bíblico?

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Pablo nos da la respuesta para esta pregunta, así como también la respuesta de cómo podemos convertirnos en uno como el Padre y Jesús son uno, en su primera carta para la asamblea Corintia:

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1 Corintios 6:16. “¿O no sabéis que el que se une (kollomenos) con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne”.

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El comentario de Pablo aquí demuestra que es el acto físico de la relación sexual entre un hombre y una mujer que hace a estos dos individuos “una carne”. El ejemplo que Pablo da es aquella de una cópula sexual ilícita entre un miembro masculino de la congregación corintia y una prostituta. Sin embargo, por extensión podemos ver que el mismo tipo de unión física dentro de los confines de matrimonio es lo que hace a un marido y su esposa “una sola carne” también.

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Así como Pablo condena convertirse en “una carne” con una ramera, el autor de hebreos habla favorablemente del coito sexual dentro de los confines del matrimonio: .
Hebreos 13:4. “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho (Gr. Koite) sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios”.

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“cama” viene del sustantivo Griego koite. Esta palabra, que es el origen del castellano “coito” , es usado aquí como un eufemismo para la relación sexual. La palabra griega traducida “impoluto” (amiantos) literalmente significa “puro”. El punto del autor es que la unión como “una carne” de un marido y una esposa a través de la relación sexual son honorables y puras en la vista de Dios. Sin embargo, la actividad sexual fuera de la institución sagrada del matrimonio es un pecado y será castigada por Dios.
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El siguiente comentario de Pablo en 1 Corintios derrama luz en cómo el acto físico del sexo por el cual una pareja es convertida en “una carne” representa la unidad espiritual compartida por aquellos que tienen el Espíritu Santo.

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1 Corintios 6:17: “Pero el que se une (kollomenos) al Señor, un espíritu es con él”.

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En 1 Corintios 6:16-17, Pablo usa el mismo verbo griego exacto (kollomenos) para describir la unión física en el sexo con una ramera y la unión espiritual del espíritu de Dios con aquel de un creyente. La razón es porque lo físico es un cuadro de lo espiritual. Lo mismo que una pareja se convierte en “una carne” cuando se unen en la relación sexual, Dios y hombre se convierten en uno cuando el Espíritu Santo se une con nuestro espíritu humano.

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Fue a través de esta unión espiritual de espíritus que Jesús legítimamente podría decir que él y el Padre eran uno. Como él siempre hace, Dios nos ha dado una representación física de una verdad espiritual. Podemos convertirnos en uno con Dios tal como él y Jesús eran uno cuando recibimos el regalo de Su Espíritu Santo.
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Bryan T. Huie

17 de Marzo, 2002

Revisado: 14 de Marzo, 2008