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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

viernes, 30 de octubre de 2009

LO QUE DEBE DE SABER PARA QUE HEREDE EL REINO DE DIOS


LA ESPERANZA DE LOS DISCÍPULOS

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Los discípulos de Jesús creían profundamente que él era el Mesías, el gran Rey, anunciado por los profetas del Antiguo Testamento. Creían que había venido a instaurar el Reino de la promesa, aquel gobierno que ampliaría su ámbito de influencia, hasta cubrir toda la tierra y que traerá la paz y la felicidad a toda la humanidad. Tenían razón, en esta creencia, pero esperaban que Jesús estableciera este gobierno maravilloso y poderoso de inmediato. En esto se habían equivocado, como reveló la parábola del hombre noble de Lucas 19.
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Este punto de vista equivocado por parte de los discípulos de Jesús era excusable, porque él los ha llevado a creer que ellos estarían asociados con él prominentemente en su reino, y en su visión limitada del plan de Dios, esto implicaba que el reino de Cristo necesariamente tendría que ser establecido dentro de su vida natural. ¿Cómo, de otra forma, pensaban ellos, podían esperar compartir con Jesús en el gobierno del reino? ¿Cómo, de otra manera, podía cumplirse la promesa de Jesús: “No temáis, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino”?-Lucas 12:32
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Los apóstoles estaban muy ansiosos por la posibilidad de estar asociados con Jesús en la autoridad de su reino, y había muchas discusiones al respecto entre ellos. Santiago y Juan estaban particularmente deseosos de asegurarse posiciones privilegiadas en el reino, y tuvieron a su madre pidiéndole a Jesús si alguno de ellos podría sentarse en su mano derecha y el otro en su mano izquierda en su reino. Jesús no dijo en ningún momento que ellos no podían ni estarían con él en su reino, porque él ya les había dado motivos para creer que sí lo estarían. Él simplemente llamó la atención sobre el alto precio que tendrían que pagar para estar con él en su reino. Él preguntó: “¿Podéis beber de la copa que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?” Su respuesta fue: “Podemos.” Mat. 20:20-22

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Jesús le respondió a Santiago y a Juan, diciendo: “vosotros ciertamente beberéis de mi copa y seréis bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado, pero sentarse en mi mano derecha y a mi izquierda, no es mío para darlo, pero se les concederá a aquellos para quienes está preparado por mi Padre. “(v. 23) Así, mientras que Jesús no promete a estos dos apóstoles queridos una posición específica en su reino, explicando que él no tenía la autoridad para hacer esas designaciones, él sí confirma su entendimiento de que compartirán el gobierno del reino con él si demuestran su valía al beber de su “copa” y ser bautizados con su bautismo.

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Aunque ellos afirman que eran “capaces”, o que estaban dispuestos a cumplir con estos requisitos, es dudoso si ellos entendieron en ese momento qué estaba implícito en el beber de la copa de Jesús, y ser bautizados con su bautismo. En realidad, como se reveló posteriormente en el Nuevo Testamento, Jesús estaba invitando a sus discípulos a sufrir y morir con él. Si hubieran entendido esto, habrían sabido que no podían, en cualquier caso, estar con Jesús en la gloria de su reino hasta que se levantaran de los muertos, y eso ellos sabían que no sería hasta el final de la Edad.-Juan 11 : 24; Mat. 13:39

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La “copa” de Jesús fue uno de sufrimiento y muerte, y él bebió fielmente hasta la última gota amarga. Su bautismo fue un bautismo de muerte, de la que su inmersión en agua por Juan el Bautista no era más que un símbolo. Pablo escribió: “No sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús hemos sido bautizados en su muerte?” (Rom. 6:3).
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Nada se hace más claro en la Biblia que el hecho de que los discípulos de Jesús de esta edad están invitados a seguir sus pasos de sacrificio hasta la muerte. Asociados a estas condiciones del discipulado son las promesas de que aquellos que demuestren ser fieles a ellas reinarán con Jesús en su reino.

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Pablo escribió: “Palabra fiel: Si somos muertos con él, también viviremos con él: si sufrimos, también reinaremos con él.” (II Tim. 2:11,12) Una vez más, ” Si hijos, también herederos: herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que sufrimos con él, para que seamos también glorificados. “(Romanos 8:17) Después de su resurrección, Jesús dijo:” Para que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”(Apocalipsis 3:21) Jesús también dijo:” Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. “(Apocalipsis 2:10) y entonces hay una maravillosa promesa para estos fieles que saldrán de la muerte en la resurrección primera para vivir y reinar con Cristo mil años. “-Rev. 20:4,6

EL REINO DE DIOS EN LA TIERRA


“Y que Él envíe a Jesucristo, que les fue predicado a ustedes antes, quien el cielo debe recibir hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas que Dios ha hablado por boca de sus santos profetas desde el principio del mundo”. Hechos 3:20-21
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“Después de esto volveré y reconstruiré el tabernáculo de David, que ha caído, voy a reconstruir sus ruinas, y configurarlo de modo que el resto de la humanidad puede buscar a Jehová, hasta los gentiles que son llamados por mi nombre, dice el Señor que hace todas estas cosas. “
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Hechos 15:16-17 “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, y el reino no será dejado a otro pueblo, sino que romperá en pedazos y consumirá todos estos reinos, y él permanecerá para siempre. Daniel 2:44
Jesús, José y los Apóstoles.

Jesús oró: “Venga tu Reino” (Mateo 6:10), y de José de Arimatea se dice que él también “esperaba el reino de Dios” Lucas 23:51. En los Hechos de los Apóstoles se dice muchas veces que ellos “anunciaban el evangelio del Reino de Dios.” (Hechos 8:12, 19:8, 20:25, 28:23).

Si el reino de Dios es importante para nuestra fe, entonces seguramente requiere nuestra atención si queremos ser verdaderos discípulos. Jesús dijo: “Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Mateo 6:33.
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El Reino original de Dios En tiempos del Antiguo Testamento la nación de Israel fue el Reino de Dios en la tierra, y era especialmente considerada como tal cuando un rey piadoso se sentó en trono de David y la gente era obediente a la ley de Dios. Este es el reino que los discípulos de Jesús se refieren en el momento de su ascensión, cuando le dijeron a Jesús: “Señor, ¿Restaurarás el reino a Israel?” Hechos 1:6.
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Así que la venida del Reino de Dios en la tierra es una restauración del reino original de Israel, y que es se referido también en las Escrituras como “el trono de David” o el “Tabernáculo de David” (Véase Hechos 15:16-17; Amos 9:11-12).
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¿Qué tiene que hacer el sufrimiento con él?
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El Reino de Dios es descrito como estar sujetos a sufrir en su núcleo actual. (Ver Mateo 11: 12, 2 Tesalonicenses 1:5). Esto se debe a que los herederos del Reino futuro de otro modo conocido como “los santos del Altísimo” (Daniel 7:18,22,27), no tienen ninguna autoridad presente. Se podría comparar a los discípulos de Jesús como “gobernantes de espera» que sufren por sus creencias presentes ahora, pero van a heredar “el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” Mateo 25:34, cuando Jesús venga. Luego serán, “… reyes y sacerdotes para nuestro Dios, y reinaremos sobre la tierra.” Apocalipsis 5:10.
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Pronto en la tierra
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Reino de Dios con la ventaja añadida de “autoridad” se establecerá cuando Jesús regrese, “Porque él debe reinar hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies” 1 Corintios 15:25.
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Hablando del Rey Jesús, el profeta Jeremías dice: “He aquí, el que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David una rama de la justicia, un rey reinará y prosperar, y juicio y justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; ahora Este es el nombre por el que se llamará, LA JUSTICIA DE NUESTRO SEÑOR.” Jeremías 23:5-6
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Los objetivos del Reino de Dios
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El primer objetivo del Reino de Dios es restaurar la paz mundial, y quien diría lo contrario. (Ver Isaías 2:4, 32:17-18; Zacarías 9:10).
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Los próximos objetivos implican la restauración de las necesidades espirituales y la adoración de la gente (véase Isaías 2:2-3; Zacarías 14:16-17, Hechos 15:16-17) y después de una restauración física del mundo que actualmente está sufriendo en el área del medio ambiente como nunca antes. (Ver Isaías 35, 41:18-20, 51:3, Ezequiel 36:34-35; Amos 9:13-14, Joel 3:18, Zacarías 14:8-10).
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Jerusalén es representada como la capital política, y lo más importante, el centro mundial del culto en el siglo venidero. “En ese momento Jerusalén se llamará el trono del Señor y todas las naciones se reunirán a ella.” Jeremías 3:17 (Ver Isaías 2:3, 62:1-2, 6-7; Zacarías 8:20-22).

jueves, 29 de octubre de 2009

EL CREADOR EN COLOSENSES 1:16

Las palabras iniciales de Colosenses 1:16, como están traducidas en muchas versiones, dan la impresión de que Jesús fue el creador del universo en Génesis 1:1. Pero tenga en cuenta que “el griego ‘en auto’ no significa ‘por Él’” (El Comentario Griego de los Expositores sobre Colosenses, p. 504).

Meyer, Ellicott, Moulton / Milligan dan a la palabra un sentido causal: “A causa de Jesús” todas las cosas fueron creadas. Esto, por supuesto, es una “historia muy diferente”. La creación realizada por el único Dios de Israel, el Dios y Padre de Jesús, estaba en mente con Jesús como el propósito de la creación. Jesús, podríamos decir, fue la ocasión para la creación. Pero Jesús mismo era el Hijo de Dios profetizado (2 Sam. 7:16), el Mesías. Él vino a la existencia como Hijo de Dios por el milagro de la Nueva Creación forjada en el seno de su madre (Lucas 1:35): Es “precisamente a causa de” (Dio kai) la concepción virginal de que Jesús era el Hijo de Dios. La relación de causalidad es más clara. “A causa de” su creación especial en María, Jesús es llamado el Hijo de Dios. Lucas no era un seguidor de los credos post bíblicas -que decían algo muy diferente. Noviembre 1998


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martes, 27 de octubre de 2009

CRISTO NO PREEXISTIO NUNCA

Por Anthony F. Buzzard.
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Aunque el Mesías fue conocido de antemano (no conocido, sino preconocido, como lo fue Jeremías antes de su nacimiento, Jer. 1:5), él fue manifestado por medio de ser traído a una existencia real en su nacimiento (Lucas 1:35). Esta es una manera típicamente Judía de entender el propósito de Dios para la humanidad. El ejecuta el plan en el tiempo apropiado.
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La clase de “preexistencia” que Pedro tenía en mente es la clase que encaja con el ambiente Judío, no con la atmósfera Griega del Cristianismo posterior post-bíblico.
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No tenemos el derecho de decir que Pedro estaba familiarizado con la idea de la preexistencia de Cristo con el Padre antes de la encarnación [no tenemos el derecho de afirmar que Pedro era un Trinitario!]. Porque esta idea no está necesariamente implicada en su descripción de Cristo como “previsto desde antes de la fundación del mundo”, ya que también los Cristianos son objetos de la presciencia de Dios. Todo lo que podemos decir es que la frase pro kataboles kosmou [antes de lafundación del mundo] afirma un rango e importancia supramundano para el oficio y obra deCristo...Pedro no ha ampliado su creencia en la divinidad de Cristo hasta una afirmación de su preexistencia: su Cristología es más como aquella de los primeros capítulos de Hechos que la de Juan y Pablo.7
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Pedro, como el Apóstol líder (Mat. 10:2), no hubiera tenido simpatía con cualquier opinión Trinitariana o Arriana de Jesús (cp. Los modernos Testigos de Jehová).
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Notamos también que para Pedro la salvación futura de los Cristianos, el Reino que van a heredar cuando regrese Cristo, está igualmente esperando en el cielo “listo para ser revelado en el postrer tiempo” (1 Pedro 1:5). La segunda venida será de este modo un “Apocalipsis” o “revelación” de lo que ahora está “existiendo” aunque escondida de nuestra vista. Del mismo modo se ha dicho de Jesús que él fue “conocido de antemano (previsto),” y que espera ser revelado en el tiempo apropiado de Dios (1 Pedro 1:20). Ni el Reino ni Jesús realmente existieron antes (por adelantado). Ellos fueron planeados desde antes de la fundación del mundo.
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Pablo usa el mismo concepto y lenguaje acerca de la futura resurrección e inmortalidad de los santos. El dice que nosotros ya “tenemos un edificio de Dios, una casa preparada para la era venidera (2 Cor.5:1).8 Nuestra futura resurrección del cuerpo ya “existe” en la intención de Dios y puede ser creída en ella como real porque es seguro que se manifestará en el futuro. En ese sentido la “tenemos” aunque nosotros obviamente no la poseemos literalmente. Lo mismo es verdad del tesoro que tenemos en el cielo. Este es prometido para nuestro futuro. Recibiremos nuestro galardón de la herencia (Col. 3:24) cuando Cristo lo traiga del cielo a la tierra en su futura venida.

lunes, 26 de octubre de 2009

...SER O NO SER RICO?: -HE AQUI LA CUESTION!-


Por Ingº Mario A Olcese

¿Puede un cristiano decidirse hacerse rico? ¿Es pecado que un cristiano sea rico en este mundo?¿Desea Dios que todos sus hijos sean ricos en esta vida? Estas son preguntas muy interesantes, sin duda.

Hay cristianos que tienen muchas riquezas, pero la gran mayoría de los creyentes tienen muy poco o nada. ¿Es que Dios hace diferencias entre sus hijos? ¿Son algunos más capaces que otros para hacer riquezas? ¿Por qué no todos los fieles son bendecidos de igual manera?

Sin duda alguna el dinero es necesario para vivir, ¿pero es la abundancia de riquezas una señal de bendición de Dios? La respuesta, aunque parezca inaudita, es NO. Dios a través de Salomón nos habla de que desistamos de hacernos ricos, porque el amor y la acumulación de dinero traen aflicción de la carne y una serie de peligros y tentaciones que nos pueden conducir a la perdición (Prov. 23:4,5). Si esto es verdad, y no lo dudamos, ¿podríamos pensar por un instante que Dios desea que seamos todos muy ricos en esta vida sabiendo los riesgos que correríamos por llegar a serlo?

Cristianos talentosos y ricos

Algunos cristianos se hacen ricos porque nacieron con una “visión” especial para los negocios. Estos hermanos tal vez no se propusieron hacerse ricos, pero supieron aprovechar las oportunidades que se les presentaron para hacer dinero y lo lograron con mucho éxito y esfuerzo (Ecl. 9:11). Estos son buenos cristianos, y aunque son muy ricos, no tienen su amor y su corazón puestos en sus riquezas, sino en el Señor. Ellos muestran un equilibrio en sus vidas, y no dejan que sus posesiones materiales los separen del Señor (Sal. 62:10). Pero otros creyentes ricos caen en una trampa y en un lazo de los cuales no pueden zafarse fácilmente. Estos están actualmente soportando innumerables aflicciones y tribulaciones por haber hecho del dinero su dios (1 Tim.6:9-11).

Los creyentes sabios, que por sus propios medios lícitos se han hecho ricos, usan sus riquezas para compartirlas con aquellos que tienen muy poco. En realidad Dios ha dado a algunos la ocasión de hacer dinero para que luego lo puedan distribuir entre los menos afortunados. El Señor quiere que los ricos sean buenos administradores de sus riquezas, y que ayuden a los más necesitados, construyendo hospitales, asilos, comedores, colegios, universidades, etc (1 Tim. 6:17,18). Y es que finalmente esas riquezas fueron obtenidas, no para que ellos se queden con ellas, y las guarden en las bóvedas frías de los bancos, sino para compartirlas solidariamente también con otros hermanos en la fe, e incluso, con los incrédulos. Recordemos que el amor que debe caracterizar a la iglesia verdadera se demuestra con hechos y no tan sólo con palabras vacías (1 Juan 3:18).

Jesús dio importancia a la solidaridad, y de eso no quepa la menor duda. Al joven rico Jesús le dijo que diera su fortuna a los pobres, y Saqueo fue alabado porque daba la mitad de sus ingresos a los necesitados. El Señor desea que los pobres sean ricos, pero ricos en fe, pues si el Señor hubiese querido que todos los creyentes fueran ricos en cosas materiales ahora, sin duda lo serían (Santiago 2:5). Pero lo cierto es que el dinero en abundancia es un peligro y no es para todos. Los que creen que por hacerse cristianos serán bendecidos con mucho dinero y comodidades en este siglo, están muy equivocados. Las Escrituras no nos prometen nada en absoluto de que si nos hacemos cristianos saldremos por arte de magia de la pobreza y nos convertiremos en príncipes con grandes mansiones y lujosos automóviles.

Lo sorprendente de todo esto es que hay muchos “evangelistas” que nos aseguran que podemos salir de la pobreza material hoy y ser verdaderamente ricos, si sólo somos generosos con nuestros fondos para con ellos. Ellos ven la pobreza como una maldición, cuando en realidad la extrema pobreza y la extrema riqueza son una ofensa a Dios. Ningún extremo es saludable, sin duda. Sin embargo, la promesa del Señor es que no nos dejará en esa extrema miseria que viven muchos hombres hoy porque están alejados de Dios por el pecado. Sus vicios y sus decisiones equivocadas los vuelven más pobres, pero una vez que retoman el camino de la luz por el evangelio, estas personas ven cómo sus vidas temporales mejoran, y sus exiguos ingresos parecen ser más grandes. Ya no gastarán más en cerveza, cigarrillos, drogas, mujeres, y otros vicios más que los han empobrecido hasta la miseria.

Por mi parte yo quiero ser un sabio y piadoso administrador de mis posesiones en la tierra, sean éstas abundantes o escasas. Yo quiero dar sin esperar nada a cambio. Cuando le doy a alguien, yo no quiero estar motivado por el deseo de que Dios me bendiga. Quiero dar porque amo a mis semejantes y porque quiero usar el dinero del Señor como Él lo haría. Quiero dar con alegría y con entusiasmo, no en la obligación o mero sentido del deber. Deseo compartir con aquellos que no tienen lo suficiente para vivir, primero a los de la fe y después a los incrédulos.

Debemos dar, no sólo porque Dios espera eso de sus buenos hijos, sino porque sentimos verdadera compasión por los necesitados. La solidaridad y la generosidad sin un sentimiento de amor y empatía por el necesitado, no tiene mucho valor…y tal vez ninguno.

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LA RESTAURACION DEL TRONO Y EL REINO DE DIOS


Al anunciar el Ángel del Señor a María que ella daría a luz al Hijo de Dios, le dijo esto: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Y he aquí, tú concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo y el Señor Dios os dará el trono de David su padre y reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no habrá fin “(Lucas 1:30-33).

Los apóstoles del Señor Cristo Jesús que lo habían seguido fielmente durante el curso de su ministerio, entendían que debían ser recompensados por su fidelidad. Pero de qué manera? Pedro fue el que puso a su pregunta en palabras: “He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido. ¿Qué, pues, tendremos? “El Señor le dio una respuesta clara e inequívoca:” Vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros también se sentará en doce tronos para juzgar de las doce tribus de Israel “(Mateo 19:27-28).

La palabra traducida como “regeneración” es muy interesante. El griego palingenesia se deriva de Palin, que significa “nuevo”, y génesis, que significa “nacimiento” o “principio”. La palabra entonces habla del re-nacimiento o la reconstitución del reino de Israel, que es el reino de Dios, con Cristo que reina en el trono de David su padre (Lucas 1:32-33).

Una palabra con un significado similar ocurre en el libro de los Hechos. Pedro habla de “los tiempos de refrigerio” que “vendrán de la presencia del Señor, y Él envíe a Jesucristo … quien debe recibir los cielos (Salmo 110:1, Hechos 2:32-33) hasta los tiempos de la restitución de todas las cosas de que Dios ha hablado por boca de sus santos profetas “(Hechos 3:19-21). La palabra “restitución” es de la palabra Griega apokatastasis, derivada de apo, “Volver de nuevo,” y kathistemi “poner en orden,” por lo tanto, literalmente, “poner en orden de nuevo”, y así completamente restaurado. Obviamente, Pedro se refería al “reino”, que debe ser restablecido, con el trono en “Jerusalén como en los días de antaño “(Malaquías 3:4).

Estos puntos son suficientes para convencernos de que la iglesia no es el reino, puesto que la iglesia no requería ser restaurada sino edificada (no re-edificada).


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LA VENIDA DE CRISTO Y SU REINADO EN LOS SALMOS

El Salmo 2 describe elocuentemente una confrontación inminente. Las naciones se “airarán” en sus pensamientos vanos, cuando se combinen muchos poderes para tratar de resistir la autoridad de Cristo en ese día (Salmo 2:1-2). Se rechazará la supremacía divina, pero Dios mantendrá su poder y su soberanía (Salmo 2:3-5). A pesar de la oposición de las naciones, Él establecerá a Cristo como Rey en el trono de David en Jerusalén, dándole los confines de la tierra por su posesión” (Salmo 2:6-8). El poder de las naciones será “roto” (Salmo 2:9). Los jefes de los gobiernos de toda la tierra serán advertidos a someterse al reinado justo de Cristo o perecerán (Salmo 2:10-12).

El mensaje de este salmo no es difícil de comprender, siempre que se entienda que tiene una aplicación clara a la segunda venida de Cristo en el Apocalipsis (Apocalipsis 2:26-27), donde el Salmo 2 se hace referencia en relación al regreso del Señor Jesucristo).

El profeta Isaías utiliza una terminología similar a la encontrada en el Salmo 2. Él dice: “¡Ay! multitud de muchos pueblos que harán ruido como estruendo del mar, y murmullo de naciones que harán alboroto como bramido de muchas aguas. Los pueblos harán estrépito como de ruido de muchas aguas; pero Dios los reprenderá, y huirán lejos; serán ahuyentados como el tamo de los montes delante del viento, y como el polvo delante del torbellino.” (Isaías 17:12-13).

El libro de los Salmos menciona estos acontecimientos trascendentales muchas veces en un lenguaje muy claro para evitar malentendidos: “Levántate, oh Dios, juzga la tierra: porque heredarán todas las naciones … que los hombres sepan que tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra”(Salmos 82:8; 83:18).

Una de las historias más bellas y espectaculares de futuro reinado de Cristo en la tierra se encuentra en el Salmo 72. Gire a este Salmo y lea con cuidado. El salmo se puede dividir en seis partes, que presentan:

Vv. 1-4. . . . Un reino de justicia
Vv. 5-7. . . . Un reino de respeto
Vv. 8-11. . . . . Un reino de renombre
Vv. 12-14. . . . Un reino de Socorro
Vv. 15-16. . . . Un reino de resultados y de reposición
Vv. 17-20. . . . Un reino de respuesta

Ahora, mire más de cerca el maravilloso mensaje de este salmo. Cada versículo revela un aspecto maravilloso del reinado venidero de Cristo en la tierra. Note la secuencia de los eventos:

v. 1. El Rey real de Dios recibirá su trono.
v. 2. Los juicios sabios del rey.
v. 3. Su gobierno justo y recto.
v. 4. Su preocupación por los necesitados, la destrucción de los tiranos.
v. 5. El rey, que será respetado por todos.
v. 6. Su reinado traerá frescura, fertilidad y fecundidad.
v. 7. La justicia prevalecerá y la paz duradera será establecida.
v. 8. Él tendrá el dominio de todo el mundo.
v. 9. Sus enemigos se arrepentirán y le responderán a él.
v. 10. Otros gobernantes se inclinan a su autoridad y poder.
v. 11. Todos los gobernantes renunciarán a sus oficinas en favor de su gobierno.
v. 12. Él hará provisión para todos los necesitados.
v. 13. El cuidará a los menos privilegiados y desfavorecidos.
v. 14. Se protegerá a los débiles.
v. 15. Será un rey-sacerdote y mediador.
v. 16. La tierra prosperará, no sufrirán de hambre.
v. 17. Todas las naciones le reconocerán y lo alabarán.
v. 18. La Alabanza a Dios resuena en todo el mundo.
v. 19. El nombre de Dios y la gloria será reconocido y él debe será reverenciado.

Este notable Salmo profético demuestra muy claramente lo que se producirá en el regreso de nuestro Señor Jesucristo.

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LA INCONGRUENTE IGLESIA CATOLICA

Por Jessica Fletcher Sánchez

Es bien sabido por todos que los sacerdotes católicos no casan a los divorciados porque consideran que el matrimonio es un convenio de por vida. Sin embargo, una vez que muere uno de los cónyuges, el que queda vivo puede casarse nuevamente sin pecar.

Hace algunos años mi vecino se divorció de su esposa por “diferencias de caracteres” y él se volvió a unir en matrimonio con otra señorita, pero sólo por civil, ya que el cura de la parroquia había rechazado su solicitud para que los casara en la iglesia porque se consideró que dicha unión sería espuria y adúltera.

Lo que me llamó mucho la atención es que un día que fui de curiosa a la iglesia donde esta pareja “adúltera” asistía regularmente para escuchar la misa, vi, sorprendida, cómo el mismo párroco de la iglesia les daba la comunión (la hostia) a esta pareja en pecado mortal. Me pregunté: Si esta pareja está en pecado de adulterio, ¿cómo era posible que el mismo párroco les diera la SANTA comunión sabiendo que estaban ellos en flagrante pecado? Realmente quedé sumamente perpleja al no comprender esta contradicción. Si estaban en pecado, y se les había negado el sacramento del matrimonio, ¿por qué no se les negaba igualmente el sacramento de la comunión?

Pero acá no acaba la historia. Pasados los años, el marido “adúltero” contrajo un cáncer al páncreas, enfermedad que a los pocos meses de contraída, lo llevó a la tumba. La “viuda adúltera” le pidió al párroco si podía hacerle una misa de difuntos para su difunto esposo, a lo cual el párroco accedió. Durante esa misa de difuntos el párroco dijo: “Nuestro HERMANO fulano de tal ya está descansando en la gloria con el Señor…etc,etc”. Esto me produjo desconcierto, ya que si el difunto fue un adúltero, ¿cómo podía ser considerado un hermano, y peor aún, de que estuviese en la gloria con el Señor?

Ahora me doy cuenta de que la iglesia Católica es hipócrita y contradictoria, pues no obra con convicción y coherencia.

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LAS ALMAS BAJO EL ALTAR

“Cuando abrió el quinto sello, vi bajo del altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos” (Apo 6:9-11).

“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años (Apo 20:4).
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Si comparamos ambos textos, veremos que Juan ve sólo las almas de los mártires, de aquellos que fueron asesinados por la Palabra y el testimonio de Jesús. Nos preguntamos si Juan sólo vio a los mártires asesinados en el periodo de la gran tribulación final y no a los de las otras épocas (especialmente a los que fueron martirizados por el romanismo en la Edad Media). Y qué hay de aquellos cristianos que murieron en buena vejez, ¿acaso no aparecen sus almas bajo el altar?¿Qué pasó con esas almas? En fin, ese es un asunto para otra conversación.

Lo de Apocalipsis 6:9-11 lo explica el teólogo anglicano E.W. Bullinger, un creyente en la doctrina de la inmortalidad del alma, de la siguiente manera: “En Apoc. 6:9, este tiempo de persecución no ha llegado todavía, y aquellos que han sido decapitados son representados, por prosopopeya, como si hablaran y preguntaran… Tienen ropas blancas que les fueron dadas, y así se mantiene la prosopopeya. La palabra almas se pone aquí por sinécdoque. Además los muertos no pueden hablar. Véase Sal. 115:17; 146:4, etc” (Figuras de dicción usadas en la Biblia).

Se dice en la Biblia que la sangre de Abel clama. Es evidentemente que es una figura literaria, pues la sangre de nadie clama realmente. Del mismo modo, las almas que Juan ve bajo el altar, es una figura literaria, pues lo que hay debajo del altar es sangre, y las almas no están confinadas bajo el altar literalmente. Y así como la sangre de Abel clamaba, así mismo clamaba la sangre de los decapitados por Cristo. Todo es un cuadro simbólico que no debería confundirnos, si estamos familiarizados con la narrativa bíblica. La respuesta es que claman por venganza en la misma forma como la sangre de Abel clamaba por venganza después de que su hermano Caín lo asesinó. Dios le dijo a Caín: “Se oye la sangre de tu hermano clamar a mí desde el suelo” (Génesis 4: 10).

Los mártires, por sí mismos, no están pidiendo venganza. En la hora de su supremo sufrimiento posiblemente murieron perdonando a sus perseguidores tal como lo hicieron Jesús y Esteban. (Véase S. Lucas 23: 34; Hechos 7: 60.) Es la monstruosa falta de humanidad de sus asesinos la que demanda castigo, que “clama a Dios” por venganza. El mero hecho de que alguien obligó a esas almas a permanecer “bajo el altar” reclama justicia.

Finalmente, si esas almas eran realmente las almas inmortales de los mártires de Cristo, ¿debemos suponer que esas almas estaban ya en el cielo y en la gloria con Dios y con Cristo?¿bajarán nuevamente para la tierra, tomando sus cuerpos humanos para luego dejarlos y volver al cielo como almas desencarnadas?… ¿A round trip ticket?

EL PURGATORIO Y LA VENTA DE LAS INDULGENCIAS

Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

«Dinero mayor, misa mayor; dinero menor, misa menor; no dinero, no misa». Dicho irlandés.

Es lo bastante preocupante saber que la obra magistral y engañadora del diablo se ha extendido con rotundo triunfo en esa grey que se hace llamar cristiana y que le encanta discutir con infladas ínfulas, bajo un deteriorado disfraz de erudición teológica, en los foros donde se defiende con ferviente e impuro amor doctrinas foráneas a la Biblia y que hemos rechazado sin temor a equivocarnos en santa cordura, como son la de “la trinidad”, la de “la divinidad de Cristo” y la de “la inmortalidad de alma”, para no hacer tan larga la carrera, entre otras más. Puedo ver hasta ahora con harta tristeza y enojo, cómo es posible qué se critique con elevada ligereza lo que se desconoce personalmente, pero que histórica y bíblicamente está asentado como un hecho real. La apologética bíblica se caracteriza por presenta pruebas fehacientes que sostienen como un buen cimiento de edificio lo que se defiende. Para que esto pueda ser posible, se tendrá que tener un aceptable conocimiento bíblico y de su entorno histórico, se deberá tener nociones fundamentales de interpretación bíblica, habrá de comprenderse las doctrinas teológicas básicas de la Biblia en general, habrá de contarse con la ayuda de interlineales bíblicas, ya sean griegas o hebreas, con el apoyo de Biblias de estudio, y con libros de autores serios que hablen de eventos proféticos pasado y futuros, y con literatura que descubra el engaño dogmático de las diferentes sectas anticristianas que se encuentran enraizadas en todos los puntos de la tierra.

Ni se le ocurra a nadie pensar que aprenderá buena teología bíblica con esos libritos de tercera o cuarta calidad que han escrito autores como Benny Hinn y Marcos Witt, como Rick Warren y Kenneth Haggin, o con los libros del impío Kenneth Copeland y del apóstata Joel Osteen. Estos libros no son más que una copia de la psicología motivacional camuflados de cristianos. Lo único que obtendrá con esta literatura corriente e inicua es el camino seguro a la perdición.

Alguien por allí, de quien creo que nada tiene que hacer más que perder el tiempo en vomitar imprudencias y sandeces, fue tan osado en criticar sin fundamento alguno un estudio que un servidor editó hace meses con relación a la falsedad católica romanista del purgatorio y de la venta de indulgencias. Este escrito fue elaborado bajo la supervisión de la Palabra de Dios y con harta evidencia histórica convincente, válgame la redundancia, y aun de tal modo se atrevió a cuestionarlo con palabras fugadas de su macilenta y vacua mente “a-espiritual”, y lo peor de todo, nada relevante aportó para el beneficio de los foristas… todo quedó tal como empezó. Palabras, sólo palabras sin vida y sin trascendencia exhaló. Para esta persona, un servidor es visto como una “amenaza para el pueblo cristiano”, pero escrito está que «por causa de su bendito nombre seríamos vituperados», inclusive, por los que se dicen ser “hijos de dios”, pero que en verdad no lo son, por los que creen que le sirven, pero que desconocen que no es a él a quien veneran, sino a otro “dios”, uno que es terrenal y letalmente religioso.

Para que no le quede la menor duda a este “cristiano descreído” (y no dudo yo que pudiera ser un católico encubierto), presento casi el mismo escrito de «El Negocio del Purgatorio» que escribí tiempo atrás, pero con otros agregados que complementarán el primero. Adelante, pues:

La doctrina del purgatorio no brotó directamente con la iglesia católica romanista. Su fundamento histórico principia con el paganismo, mucho tiempo antes de la formación de la Iglesia de Cristo. La doctrina del purgatorio católico viene a cristalizarse a partir de las religiones y filosofías paganas. Platón (427-347 a.C.), al respecto, habló de los maestros Órficos que iban de casa en casa de las personas pudientes para convencerlas de que tenían un poder impuesto por el cielo y que les permitía por medio de sacrificios (obras) y encantamientos enmendar los crímenes cometidos por sus antecesores muertos y queridos. Este es un claro ejemplo que nos dice que tres siglos antes de Cristo la doctrina del purgatorio no era algo que se desconocía y que la iglesia católica hizo posteriormente parte de sus singulares y retorcidas ideas, en un nuevo matiz pseudocristiano.

En el primer estudio escrito por un servidor hace “bastante lunas y auroras” explico que ciertos pueblos paganos de la antigüedad creían en un lugar “purificador” que precedía al “paraíso”. Entre los pueblos que mencioné estaba el persa, el griego, el musulmán y el chino. Hice ver cómo los sacerdotes musulmanes cobraban altas sumas de dinero a los familiares de las personas muertas “purgadas” para “extraer” a sus seres queridos del susodicho “lugar purificador”. Se sabe, y no es raro para el cristiano que investiga, que los chinos budistas compraron “indulgencias” para esquivar el indescifrable lugar de la “purificación ígnea”.

Y lo reitero, porque es necesario decirlo otra vez, porque con esta palabra muchos tendrán la curiosidad de saber si realmente lo que han adherido es verdad o no, que la doctrina del purgatorio es completamente «anti bíblica». Sus raíces, que son las evidencias históricas ya presentadas, dan paso a la cabalidad indiscutible.

Con la doctrina del purgatorio se origina la de “la venta de las indulgencias” para “el perdón de los pecados”. El concebir que una persona sea capaz de comprar pecados pasados, presentes y futuros con dinero, deja mucho que desear, ya que la Palabra de Dios no sostiene semejante y desequilibrada fábula del corazón humano y perverso. La doctrina del purgatorio enseña con formalidad que los católicos que mueren en pecados veniales irán inexorablemente a ese sitio a “purgarlos en quemante sufrimiento”. Cuando haya concluido este sufrimiento, entonces “podrán ir al cielo como alma que lleva el diablo”.

Según los teólogos de iglesia católica romanista, los pecados se dividen en dos categorías o clases: Los mortales y los veniales. Los mortales, los que son más graves, no pueden ser perdonados o expiados por ninguna “obra buena”. Quienes los hayan cometidos, no obtienen el perdón por los sacramentos y las buenas “disposiciones” de la iglesia católica: “El sufrimiento será inevitablemente en el infierno… y para siempre”. Con los pecados veniales, por otra parte, que no son mortales, “se podrá salir volando del purgatorio al cielo para vivir una gloriosa y maravillosa estancia con el Señor Dios”, eso sí, “previo pago de la indulgencia que redime la pena en su totalidad”.

Para los que no lo saben, y para los que no lo les conviene saberlo, la Biblia no hace distinción entre un pecado y otro. Para Dios, el pecado, «pecado es». La Biblia nos muestra que los pecados son «hechos limpios por la sangre de Cristo», y no por “sufrir o experimentar cierta purificación en el purgatorio”, cosa que no deja de ser tan sólo una tradición inconveniente para las personas inconversas. Tampoco se logra limpiar los pecados por “obras buenas” ni por “pagar indulgencias”. Los sacramentos católicos, de acuerdo a la Biblia, no sirven sin lugar a dudas para limpiar o para librar anticipadamente a la gente del “fuego purificador” del supuesto purgatorio. Vemos la prueba:

1 Jn. 1:7-9 «…pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad».

La salvación de un individuo depende de la fe en el Hijo de Dios, en su obra expiatoria, en creer que Cristo es el Mesías esperado, el enviado por el Padre para la salvación de muchos. La salvación jamás podrá darse por “creerse” en otra cosa diferente (véanse: Jn. 3:16, 36; Ro.10:9-10). Por eso exclamó el Señor antes de morir: «Consumado es», entendiéndose con esto que el fue el sacrificio único para el perdón de los pecados, perdón que llevó a cabo por medio de su obra expiatoria en la cruz del Calvario (Jn. 19:30). Es por eso que Cristo es «el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Jn. 1:29). Ir a otra parte a “purgar pecados”, a “purificarlos”, es como considerar inconclusa y de poca valía la obra salvadora de Cristo en su muerte vicaria. La doctrina del purgatorio, no es más que una vil y deshonesta mentira con fines de lucro y de poder eclesiástico.

Pablo nos comprueba que el sacrifico cruento de Cristo, aparte, no cuenta con otras alternativas diferentes para la expiación del pecado humano:

Col 2:13 «Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados…».

Heb.10:10-14 «En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados».

La doctrina del purgatorio y la de la venta de indulgencias son aborreciblemente malignas y esencialmente anti bíblicas, desde la perspectiva de la «salvación» revelada en el Nuevo Testamento.

La iglesia católica romanista ha tratado de justificar su “falso e indolente remedio” con la cita que se encuentra en Mt. 5:26 y que dice: «No saldrás de allí hasta que pagues el último cuadrante». Sus profanas y muy anguladas cabezas no tienen en cuenta que este verso habla literalmente de «una cárcel», de «una prisión», de «una celda», y no de “la vida después de la muerte”, en este caso, como lo conciben, en el “purgatorio”. Es necesario comprender bien el contexto de cualquier verso bíblico y de sus adyacentes para no caer en interpretaciones ominosas que nos desvíen del piadoso camino de luz.

La venta de las indulgencias fue una satanización que catapultó la Reforma protestante, la iniciada por Martin Lutero. Juan Teztel, hombre muy depravado, carnal y deshonesto, acusado por adulterio, fue juzgado con pena de muerte por sus terribles vicios y más tarde indultado gracias a la intervención del elector Federico. Teztel fue conocido como un perfecto barbaján pero también como un astuto y mordaz estafador por lo que el ambicioso y demoníaco “sumo pontífice” lo utilizó para fines de lucro y de riqueza, tomando como punto de partida para tal cosas la quimera del purgatorio y de la venta “misericordiosa” de las indulgencias. Teztel les aseguraba a los ignorantes que “tan pronto el dinero sonara en el cofre, saldría volando o saltando del purgatorio el alma de la persona”. Teztel les pregonaba con tremebundo descaro que “las indulgencias eran el regalo más precioso de Dios”. Por este motivo los ricos entregaban grandes cantidades de dinero al papado y los que no tenían, como los desgraciados trabajadores del campo, vendían todas sus propiedades con el fin de poder sacar las “pobres almas” de sus parientes fallecidos del purgatorio, “aprovechando el tirón” para pagar además, en la compra de indulgencias, sus propios pecados.

En la era actual las personas pagan “misas” para disminuir el tiempo que las almas de sus amigos o seres queridos pasan en el purgatorio para ser purificadas. Se sabe que en un tiempo atrás se había solicitado que se rezara por el alma de un cierto “Papa” que tenía ya muchas décadas de muerto con el propósito de sacarlo del purgatorio. ¡Vaya qué locura es esta! Uno piensa, si después de tantos años no se ha logrado poner fuera del purgatorio al “infalible” y máximo exponente de la religión católica romana, ¿qué se espera de aquéllos pecadores comunes y corrientes qué han muerto?

La Biblia dice que «nadie puede dar rescate por su hermano» (Sal. 49.7; 2 Co. 6:2; Heb. 2:3). Esto va en contra de la doctrina del purgatorio. Cuando una persona muere, tendrá que esperar en la más absoluta inconsciencia, en el sueño de la muerte, el día de la resurrección para dar cuentas ante Dios según sus obras, hayan sido buenas o malas:

Jn. 5:28-29 «No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación».

Dios les bendiga siempre.

Bibliografía:

Biblia Reina Valera, Versión 1960.

¿Cuál camino? Luisa Jeter de Walker.

Babilonia: Misterio Religioso Antiguo y Moderno.
Ralph Woodrow.

domingo, 25 de octubre de 2009

LA VERDAD DEL HALLOWEEN

No se puede negar que es divertido disfrazar a los pequeños de la casa y salir con ellos a pedir dulces por las calles, muchos de nosotros tenemos recuerdos gratos de las fiestas de Halloween en donde compartíamos dulces y echábamos mano de todo lo que estaba a nuestro alcance para confeccionarnos el mejor de los disfraces.

Halloween, ¿Lo debe celebrar un cristiano?

Pero no podemos pasar por alto que las fiestas que celebramos reflejan quiénes somos e influyen en nuestros valores. Desgraciadamente muchos cristianos han olvidado el testimonio de los santos y la importancia de rezar por los muertos y se dejan llevar por costumbres paganas para festejar con brujas y fantasmas. “Halloween” significa (All hallow’s eve), del inglés antiguo, all hallows eve, o Víspera Santa, pues se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. La fantasía anglosajona, sin embargo, le ha robado su sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un triste retorno al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos.

Raíces paganas de Halloween

Ya desde el siglo VI antes de Cristo los celtas del norte de Europa celebraban el fin del año con la fiesta de Samhein (o La Samon), fiesta del sol que comenzaba la noche del 31 de octubre. Marcaba el fin del verano y de las cosechas. El colorido de los campos y el calor del sol desaparecían ante la llegada de los días de frío y oscuridad. Creían que aquella noche el dios de la muerte permitía a los muertos volver a la tierra fomentando un ambiente de muerte y terror. La separación entre los vivos y los muertos se disolvía aquella noche y haciendo posible la comunicación entre unos y otros. Según la religión celta, las almas de algunos difuntos estaban atrapadas dentro de animales feroces y podían ser liberadas ofreciéndole a los dioses sacrificios de toda índole, incluso sacrificios humanos. Sin duda Samhein no es otro sino el mismo demonio que en todas las épocas busca implantar la cultura de la muerte. Aquellos desafortunados también creían que esa noche los espíritus malignos, fantasmas y otros monstruos salían libremente para aterrorizar a los hombres. Para aplacarlos y protegerse se hacían grandes hogueras. Estas hogueras tuvieron su origen en rituales sagrados de la fiesta del sol. Otras formas de evitar el acoso de estos macabros personajes era preparándole alimentos, montando macabras escenografías y disfrazándose para tratar de asemejarse a ellos y así pasar desapercibidos sus miradas amenazantes. ¿Como sabía aquella gente la apariencia de brujas, fantasmas y monstruos?. Al no conocer al verdadero Dios vivían aterrorizados ante las fuerzas de la naturaleza y las realidades del sufrimiento y la muerte. De alguna forma buscaban desahogar aquella situación dándole expresión en toda clase de fantasías. Todo lo feo, lo monstruoso y lo amenazante que se puede imaginar en figuras de animales y seres humanos constituye la base para darle riendas libres a la imaginación del terror.

Mezcla con el cristianismo

Cuando los pueblos celtas se cristianizaron, no todos renunciaron a las costumbres paganas. Es decir, la conversión no fue completa. La coincidencia cronológica de la fiesta pagana con la fiesta de Todos los Santos y la de los difuntos, que es el día siguiente, hizo que algunos las mezclaran. En vez de recordar los buenos ejemplos de los santos y orar por los antepasados, se llenaban de miedo ante las antiguas supersticiones sobre la muerte y los difuntos. Algunos inmigrantes Irlandeses introdujeron Halloween en los Estados Unidos donde llegó a ser parte del folklore popular. Se le añadieron diversos elementos paganos tomados de los diferentes grupos de inmigrantes hasta llegar a incluir la creencia en brujas, fantasmas, duendes, drácula y monstruos de toda especie. Desde USA, Halloween se ha propagado por todo el mundo.

Algunas costumbres de Halloween Trick or Treat Los niños (y no tan niños) se disfrazan (es una verdadera competencia para hacer el disfraz mas horrible y temerario) y van de casa en casa exigiendo «trick or treat» (truco o regalo). La idea es que si no se les da alguna golosina le harán alguna maldad al residente del lugar que visitan. Para algunos esto ha sido un gracioso juego de niños. Ultimamente esta práctica se ha convertido en algo peligroso tanto para los residentes (que pueden ser visitados por una ganga violenta), como para los que visitan (Hay residentes que reaccionan con violencia y han habido casos de golosinas envenenadas).

La Calabaza Según una antigua leyenda irlandesa un hombre llamado Jack había sido muy malo y no podía entrar en el cielo. Tampoco podía ir al infierno porque le había jugado demasiados trucos al demonio. Tuvo por eso que permanecer en la tierra vagando por los caminos, con una linterna a cuesta. Esta linterna primitiva se hace vaciando un vegetal y poniéndole dentro un carbón encendido. Jack entonces se conocía como “Jack of the Lantern” (Jack de la Linterna) o, abreviado, Jack-o-’Lantern. Para ahuyentar a Jack-o-’Lantern la gente supersticiosa ponía una linterna similar en la ventana o frente a la casa. Cuando la tradición se popularizó en USA, el vegetal con que se hace la linterna comenzó a ser una calabaza la cual es parte de las tradiciones supersticiosas de Halloween. Para producir un efecto tenebroso, la luz sale de la calabaza por agujeros en forma del rostro de una carabela o bruja.

Fiestas de Disfraces

Una fiesta de disfraces no es intrínsecamente algo malo. Pero si hay que tener cuidado cuando estas se abren a una cultura desenfrenada como la nuestra. Detrás de un disfraz se pueden hacer muchas cosas vergonzosas con impunidad. Con frecuencia se hace pretexto para esconderse y aprovecharse de la situación. Como hemos visto, los disfraces de Halloween tienen origen en el paganismo y por lo general aluden a miedo y a la muerte. Hoy día con frecuencia los disfraces se burlan de las cosas sagradas. Vemos, por ejemplo, disfraces de monjas embarazadas, sacerdotisas, pervertidos sexuales, etc. Nada de eso es gracioso y solo puede ofender a Dios. Con el reciente incremento de satanismo y lo oculto la noche de halloween se ha convertido en la ocasión para celebrar en grande toda clase ritos tenebrosos desde brujerías hasta misas negras y asesinatos. Es lamentable que, con el pretexto de la curiosidad o de ser solo por pasar el tiempo, no son pocos los cristianos que juegan con las artes del maligno.

Jesucristo es la victoria sobre el mal

La cultura moderna, jactándose de ser pragmática y científica, ha rechazado a Dios por considerarlo un mito ya superado. Al mismo tiempo, para llenar el vacío del alma, el hombre de hoy retrocede cada vez mas al absurdo de la superstición y del paganismo. Ha cambiado a Dios por el mismo demonio. No es de extrañar entonces que vivamos en una cultura de la muerte en la que millones de niños son abortados cada año y muchos mas mueren de hambre y abandono. Es más fácil dejarse llevar por la corriente de la cultura y regresar al miedo, a la muerte y a un “mas allá” sin Dios porque, sin la fe, el hombre se arrastra hacia la necesidad de protegerse de fuerzas que no puede dominar. Busca de alguna manera con sus ritos exorcizar las fuerzas superiores. Como cristianos profesamos que solo Jesucristo nos libera de la muerte. Solo Él es la luz que brilla en la oscuridad de los largos inviernos espirituales del hombre. Solo Él nos protege de la monstruosidad de Satanás y los demonios. Solo Él le da sentido al sufrimiento con su Cruz. Solo Él es vencedor sobre el horror y la muerte.

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jueves, 22 de octubre de 2009

ALGUNAS PREGUNTAS QUE DEBERAN CONTESTAR LOS CAMPBELITAS


Por Ingº Mario A Olcese (ex-campbelita feliz)

La denominación “Iglesia de Cristo” (Campbelita) enseña, entre otras cosas, que la iglesia cristiana es el reino de Dios. Esta tesis, que proviene del Padre del Romanismo llamado Agustín de Hipona, quien, a mi entender, ha hecho mucho daño al verdadero evangelio del reino predicado por Cristo y sus discípulos, pues ha oscurecido el mensaje salvador original de Jesucristo. Sin duda alguna Satanás está detrás de este complot maléfico para que la gente se pierda creyendo en un evangelio falso. Es hora de advertir a la gente del error de equipar la iglesia de Cristo con su reino que él predicó insistemente como su evangelio salvador, y que él inaugurará gloriosamente sólo en su segunda venida. En este magno evento sus discípulos finalmente lo heredarán con él.

Para advertir a la gente de este craso error de un “reino eclesiástico”, yo quisiera formular las siguientes preguntas a sus defensores y partidarios:

1.- Si el reino es la iglesia, y ésta ya está en la tierra, ¿por qué Jesús dijo en Mateo 25:31,34 que su reino lo heredarían sus seguidores sólo en su segunda venida o parusía?

2.- Si el Reino es la iglesia, y ésta está compuesta por hombres de carne y sangre, ¿por qué entonces Pablo dijo que “carne y sangre no pueden heredar el reino” (1 Cor. 15:50)? ¿Acaso ahora nos van a decir que la iglesia no está compuesta por hombres de “carne y sangre”?

3.- Si el reino es la iglesia, y ésta se inauguró en la tierra con los creyentes de Jerusalén en el 33DC, ¿por qué dice Jesús (el hombre noble) que primero debe irse a un país lejano (el cielo) para recibir un reino y volver?¿Acaso Jesús se fue al cielo para recibir una iglesia y luego bajó de allá con ella para inaugurarla en Jerusalén en el 33DC? (Ver Lucas 19:11,12).

4.- Si el reino es la iglesia, y ésta tiene como fundamento a los profetas y a los 12 apóstoles, ¿por qué Jesús les dijo a sus apóstoles que Dios le ha placido DAROS el reino?¿No debió Jesús decir, más bien, que a Dios le ha placido HACEROS parte importante del reino? (Ver Lucas 12:32).

5.- Si el reino es la iglesia, ¿por qué Pablo les dice a las iglesias de Listra, Iconio y Antioquía que permanezcan en la fe, y que soporten las muchas tribulaciones para que puedan así entrar en el reino?¿Acaso ya no estaban esos creyentes de Listra, Iconio, y Antioquía en el reino o la iglesia?¿Cómo podían ser ellos iglesia y esperar heredar el reino, si de éste se dice que es sinónimo de la iglesia? (Ver Hechos 14:22).

6.- Si como dice Pablo en Col. 1:13, todos los creyentes renacidos ya hemos sido trasladados literalmente al reino (o iglesia según los campbelitas), ¿debemos suponer entonces que también los renacidos estamos ya resucitados y sentados con Cristo en los lugares celestiales, como claramente lo afirma el mismo Pablo en Efesios 2:6?¿Por qué ustedes, campbelitas, toman literalmente Col. 1:13 como un hecho consumado, y no así Efesios 2:6, que interpretan simplemente como un visión para el futuro de los salvos?

7.- Si la iglesia es el reino, ¿por qué Pablo pluraliza la iglesia como “las Iglesias de Cristo” (Rom. 16:16) y no el reino como “los reinos de Cristo”?

8.- Los campbelitas dicen que el reino ya había llegado en los tiempos de Juan porque él dijo que era copartícipe del reino en Apo.1:9. Sin embargo, pregunto: ¿el coparticipar de algo significa que ya estamos disfrutando de ese algo? ¿Acaso vamos a pensar que Pedro estaba en la gloria porque dijo que era copartícipe de la gloria en 1 Pedro 5:1? Creo que la respuesta está en la parte final del mismo versículo 1.

9.- Los campbelitas dicen que el reino-iglesia se estableció en el primer siglo y para probarlo citan Marcos 9:1, que dice: “De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder?” Si el reino-iglesia vino en el primer siglo, como afirman ellos, pregunto: ¿volvió también Jesús en el mismo primer siglo (la parusía), dado que él mismo dijo en Mateo 16:28: “De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre venido en su reino?”.

10.- Según Apocalipsis 20:1-3, cuando Jesús establezca su reino él atará al diablo y sus demonios para apresarlos para que no engañen más a las naciones. Si Jesús ya estableció su reino en el 33 DC, según sostienen los campbelitas, ¿debemos suponer entonces que el diablo y sus demonios ya no están engañando a las naciones desde el año 33 DC porque fueron atados?¿Cómo explican entonces el aumento de la maldad, del ateísmo, del materialismo, del satanismo, de las guerras, y de los falsos maestros y profetas, etc, en todo el mundo?

11.- Los campbelitas dicen que no habrá un reino davídico milenario restaurado en la tierra, pues ahora el reino es espiritual, es decir, la iglesia cristiana. Si esto es verdad, ¿por qué los discípulos le preguntan al Jesús resucitado si AHORA restauraría el reino a Israel?¿Estaban acaso ellos errados creyendo en un reino monarquico davídico restaurado en Jerusalén? Y si este fuera el caso, ¿por qué Jesús no los corrigió inmediatamente, y más bien les respondió que a ellos no les correspondía saber los tiempos o las sazones que Dios puso en su sola potestad?¿Pero podrían estar TODOS los discípulos errados al hacer esa pregunta que incomoda para los campbelitas después de asistir a un seminario intensivo sobre el reino de 40 días de duración?¿Serían realmnte TODOS los discípulos tan torpes como para entender al revés su enseñanza del reino? (Ver Hechos 1:3.6.7).

12.- ¿Creen los campbelitas que la oración del Padre Nuestro debe ser rezada de manera parcial, dado que el reino ya vino, y se hizo la voluntad de Dios en la tierra como se hace en el cielo hace dos milenios?

13.- Creen ahora los campbelitas que no tiene significado alguno para la iglesia el texto de Mateo 6:33, donde Jesús dice: ”buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todo lo demás vendrá por añadidura”, dado que ya están en el reino o iglesia? Y si su respuesta es positiva, ¿significa entonces eso que a ellos NO les vendrá nada más por añadidura?¿tendrán entonces que padecer sin remedio de comida, de vestido, y de falta de refugio hasta el fin de los tiempos?

14.- Les pregunto a los campbelitas: Si el reino se estableció en el 33 DC, en los tiempos de mayor poderío y cohesión del Imperio Romano, ¿por qué Daniel lo ve establecerse en el periodo en donde el imperio romano se encuentra en su condición menos cohesionado y más frágil que nunca como se lo representa por el barro y hierro mezclados (Daniel 2:44)?

15.- Si el reino es la iglesia, y ésta (la iglesia) se formó con hombres conversos en la tierra, ¿por qué Daniel ve al Hijo del Hombre resucitado en el cielo recibiendo un reino de Su Padre (Daniel 7:13,14)?¿Es que el Padre le dio una iglesia en el cielo a su Hijo?¿Bajaron los primeros cristianos del cielo después de que fueron entregados por el Padre a Su Hijo en el cielo?

16.- Si el reino no aparecería con advertencia alguna, ¿cómo es que Jesús mandó a sus discípulos a permanecer en Jerusalén para recibir el poder del Espíritu Santo en Pentecostés (33DC), supuestamente el día indicado según el campbelismo para que viniera a existir la iglesia-reino?¿No es esto acaso una advertencia de cuándo vendría el reino?¿No contradeciría lo dicho por Jesús en otra ocasión cuando dijo que su reino no vendría cn advertencia o señales?

Estaré esperando las respuestas de los campbelitas con mucho gusto!

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miércoles, 21 de octubre de 2009

LA TRINIDAD NO ES BIBLICA


Según muchos trinitarios, “la Trinidad es una doctrina bíblica”, y el dogma de la Trinidad se presenta como supuestamente una doctrina que enseña la Biblia. En realidad, no hay absolutamente ningún concepto de una trinidad presentada en cualquier sitio en la Biblia. La idea tiene que ser añadida y leída en cada escritura que se presenta para apoyar el dogma.
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Sí, los trinitarios presentan una serie de escrituras, tanto de las Escrituras hebreas, así como las Escrituras Griegas para supuestamente apoyar a sus dogmas. Tras un examen minucioso de esos pasajes, sin embargo, uno tiene que darse cuenta de que en cada escritura que se presenta, los trinitarios ven en ellas la doctrina preconcebida de la “trinidad”. Por ejemplo, cuando ellos leen en las Escrituras que el hombre está compuesto de alma, espíritu, y cuerpo, ellos suponen que estas tres partes del hombre equivalen a las 3 Personas del único Dios. Y cuando leen que Dios es Santo, Santo, Santo, ellos creen ver en esas palabras al Dios Trino. Estos son sólo dos ejemplos bíblicos de cómo sus mentes prejuiciadas los llevan a torcer los pasajes bíblicos donde aparecen el número 3 como si fuera equivalente a la Trinidad.

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La verdad es que las escrituras pueden verse total y plenamente armoniosa sin la adición de la filosofía trinitaria a la Biblia.

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“Debe ser admitido por todos que la doctrina de la Trinidad, como una doctrina, no formaba parte del mensaje original. Pablo no la conocía, y habría sido incapaz de comprender el significado de los términos utilizados en la fórmula teológica en la que la Iglesia finalmente concordó”. (Dr. WR Matthews, Decano de la Catedral de San Pablo, “Dios en el pensamiento y la experiencia cristiana”, p.180 ).
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Mi creencia en la Trinidad se basa en la autoridad de la Iglesia: no hay otra autoridad suficiente. Ahora voy a mostrar de la razón, que el credo de Atanasio y la Escritura se oponen unos a otros.

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La doctrina de la Trinidad es la siguiente:

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- Hay un solo Dios en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. El Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios. El Padre es una persona, el Hijo es otra persona, y el Espíritu Santo es otra persona. Ahora, según todos los principios de las matemáticas, la aritmética, la sabiduría humana, y la política, debe haber tres dioses, porque nadie podría decir que hay tres personas y tres dioses, pero solo un Dios. . . .
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El Credo de Atanasio da la opinión universal de la Iglesia, que el Padre es increado, el Hijo increado, y el Espíritu Santo increado – que existía desde toda la eternidad. Ahora, el Hijo nace del Padre, y, si nace, debe haber sido engendrado. El Espíritu Santo también debe haber salido de Dios, como Jesús salió del Padre. Y, si es así, debe haber habido un momento en que no existían. Si no existían, debe haber TENIDO UN COMIENZO, y por lo tanto, afirmar que son eternos es absurdo, y golpea sin sentido. Cada uno tiene su personalidad distinta: cada uno tiene su propia esencia.

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¿Cómo, entonces, pueden ser eternos? ¿Cómo pueden todos ser Dios? Absurdo.
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El Credo Atanasio dice que son tres personas, y aún un solo Dios. Absurdo, extravagante! Esta idea es rechazada por los arrianos, socinianos, presbiterianos, y todos los hombres que usan la razón humana. El Credo además dice, que nuestro Señor Jesucristo es el Hijo de Dios y del hombre, no por la conversión de la Divinidad en carne, sino por la toma de la humanidad en Dios». Ahora, yo pregunto, ¿Absorbió la Divinidad la humanidad? El no podía ser al mismo tiempo una persona y dos personas. He probado que la Trinidad se opone a la razón humana.
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Algunos otros sitios en línea que examinar la doctrina de la trinidad falsa:

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http://godandson.reslight.net
http://clearblogs.com/jesusandhisgod/
http://groups.google.com/group/jesus-and-his-god
http://reslight.net/forum/index.php?board=6.0
http://sonofyah.wordpress.com

EL REINO QUE VIENE




Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

Nada hay en la Biblia que señale, aluda, insinúe o diga que “acabaremos morando para siempre” en el sacro y glorioso cielo del Señor. La promesa de Dios hecha a Abraham posee un cumplimiento concreto para el futuro, en esta misma tierra que será sanada totalmente de los efectos deletéreos provocados por la entrada del pecado en ella, desde un principio de su creación. La Biblia no detalla que nuestra última habitación será en la “Invisible Eternidad”, donde Dios reina con poder acompañado de sus incalculables miríadas de ángeles sirvientes.

La iglesia de Alejandría, empapada siempre de paganismo religioso y filosófico griego, fue declarada triunfante en el concilio de Nicea auspiciado por Constantino en los albores de la era común y en el que se formalizó legalmente el dogma luxado de la supuesta divinidad de Cristo; dogma que terminó siendo admitido mortalmente dentro del protestantismo y del catolicismo romano de todos los tiempos. Pero no sólo esto: También la iglesia de Alejandría se adjudicó otra victoria rotunda, y fue con la fatídica doctrina de la inmortalidad del alma que emanó como un fantasma negruzco y horrible por una mala interpretación de ciertos textos bíblicos, bajo las sombra del platonismo griego. Su maligna influencia ha quedado bien asentada en la mayor parte de las “iglesias cristianas” del mundo entero. En el Antiguo Testamento se relata como Dios escogió a Abraham para hacer un pacto con él. En este pacto, el Señor le promete al «padre de la fe» multiplicar su descendencia para convertirla en una grande nación, la de Israel; y la coloca en la tierra de Canaán. Con este acontecimiento ya cumplido, la nación de Israel se convierte, por llamarlo así, en una “rampa” o “puente” para que «todas las familia de la tierra sean bendecidas por Dios» (Gn. 12:3), que es el cumplimiento de la promesa del Reino celestial en el mundo, en la teocracia terrena y futura (Sal. 2: Mt. 5:5; 25:34; Ap. 20:4, 6). Para este efecto, el Cristo obediente sufriría el castigo y vituperio para llevarnos hasta allá gloriosamente (Is. cap. 53).

Es importante comentar que si «aguardamos» la consumación literal de «la esperanza bienaventurada» en el mundo, que es la «manifestación» visible de Cristo en su retorno, en su Parusía, según Tito 2:13, ningún alma inmortal podría estar “aguardándola” (o “esperándola”) en el tercer cielo del Padre y Dios. O la aguardamos arriba o aquí abajo. La Biblia no menciona en sus vitales y preciosas páginas que Dios haya prometido heredar la eterna y célica habitación a sus fieles y santos seguidores. Mucho error hay en esto. Esta infame versión de la limitada mente humana, no deja de ser algo tan extraño y contradictorio, ferozmente ambiguo y absurdo con respecto al verdadero contexto de Tito 2:13 y de otros textos bíblicos más (Estúdiese con seriedad 1 Ts. 4:13-18). Después del ascenso visible de Cristo al cielo, el día en que abandonó la tierra corporalmente, los ángeles les anunciaron a los discípulos del Señor que «de la manera que le vieron partir, de esa misma manera regresaría al mundo». No hay duda que el sentido de estas palabras es completamente literal (Hech. 1:9).


No es razonable suponer o pensar que los apóstoles de Jesucristo pudieran estar consientes en el cielo como “almas inmortales” mirando a Dios en su sublime trono y a Cristo a la diestra de su Padre, debido que los ángeles les habían anunciado que lo verían viniendo “tal como se fue”. Cuando Cristo regrese por segunda vez al mundo perdido «todo ojo le verá» (Ap. 1:7), incluso lo mirarán descender sus apóstoles quienes en estos precisos instantes de la actualidad «duermen en el polvo de la tierra» (Dn. 12:1), «esperando», en el matiz poético de la palabra, el ser despertados del sueño de la muerte para recibir, como el profeta Daniel, «su heredad al fin de los días» (Dn.12:13). Tantos creyentes como descreídos que han muertos, «aguardan» la resurrección para recibir, unos, la corona de vida en el Reino de Cristo, y otros, su merecido castigo en el Lago de Fuego (Jn. cap. 5).

De los tantos que hay, escogí estos hermosos versos bíblicos para mostrar la literalidad terrenal del futuro Reino de Dios. Empecemos, pues:

«Lo que vio Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y de Jerusalén. Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra. Venid, oh casa de Jacob, y caminaremos a la luz de Jehová» (Is.2:2-5).

«En los últimos días» en el primer texto, es una locución que señala comúnmente la «era mesiánica». Ésta clausurará en su devenir «los tiempos de los gentiles», para finalizar con los sistemas inicuos del mundo caído (Lc. 21:24), cuando Cristo destruya sus enemigos, reyes, príncipes, capitanes y vasallos, en el Armagedón (Ap. 16:14). En esta era de Paz y de «conocimiento universal de Dios» (Hab. 2:14), de nuevo orden mundial, será manifestada una época incomparable de bendición, de amor, de bondad y de justicia a través de la persona de Jesucristo que regirá las naciones de la tierra con carácter célico, con «vara de hierro» (Sal. 2:8; Ap. 2:26-27). Este es el Reino teocrático prometido en antaño al rey David por el Señor, cuando le fue declarado que «su casa, trono y reino serían afirmados para siempre» (2 S. 7:16). Le corresponderá a Cristo, el hijo de David, «sentarse en su trono de gloria» para regir el mundo renovado con armonía y autoridad davídica (Mt. 25:31):

«Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto» (Is. 9:7).

En Is 2:2, «el monte de la casa de Jehová», es una referencia al «Monte de Sion», a Jerusalén. No indica tan sólo un lugar ubicado geográficamente, sino también el punto principal de convergencia cúltica mundial para la adoración divina, el centro mismo del gobierno de Dios donde Cristo tomará función legal como Rey de la tierra milenaria, en el que estarán implicados en un mover espiritual único el Pueblo de Israel y las naciones del mundo para venerar a Jehová de corazón año tras año, a parte de las hartas bendiciones materiales que recibirán como producto de la «tierra regenerada» (Mt.19:28), la cual es anhelada hoy por los genuinos hijos de Dios que comprenden bien los propósitos futuros y verdaderos de su Dios y Padre:

«Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos» (Zac. 14:16).

« Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis llamados; comeréis las riquezas de las naciones, y con su gloria seréis sublimes» (Is. 61:6).

En Is. 2:3 no se precisa, en este caso, la ley ritualista o ceremonial, sino la que Dios implantará en su Reino de justicia. En este Reino, los valores éticos y morales tendrán alta estima, no como ahora, que han sido hollados y corrompidos por la naturaleza depravada de los seres humanos. La paz mundial será establecida y habrá justicia social para aquellas personas que ingresen al Reino teocrático y milenial (Zac. 9:10; Is. 2:4; 9:7; 42:3; 65:21; Sal. 72:1-4, 12-14; Sof. 3:9). La tierra renovada será asombrosamente fértil y productiva. Habrá abundancia de alimentos: la pobreza será abolida en lo absoluto (Is. 32:14; 35:5-6; 65:20-22; Zac. 14:3-4; Am. 9:13; Is. 11: 6-9; 32:15-16).

El mundo en general sufrirá notables y benéficas modificaciones morfológicas. El propósito de Dios en esto es de restaurar la creación como era en el principio, antes de la caída edénica. La antigua creación será libertada del pecado, de la maldad, de los implacables efectos de las enfermedades, de los desastres naturales, de las guerras (Is. 2:4), de la muerte, del dolor, de las fronteras, del prejuicio del racismo y del egoísmo humano:

«Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios» (Ro. 8:20-21).

Para terminar, concluyo diciendo que el Reino de Emanuel, «Dios con nosotros», el de Cristo, será establecido en la tierra y no en el cielo de Jehová (Sal. 2:8; Is. 11:9: 42:4: Jer. 23:5). El Reino de Cristo se centrará en la Ciudad Amada, en Jerusalén (Is. 2:1-3; 62:1-7; Zac. 8:20-23), y alanzará todas las naciones del mundo (Sal. 72: 11, 17; 86:9; Is. 55:5; Dn. 7:13-14; Zac. 8:22).

La prueba es clara e irrefutable.

Un verso para reflexión:

«El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos» (Ap. 11:15).

Dios les bendiga hermanos y amigos que nos visitan con agrado.





LA ESPERANZA DE LOS PROFETAS PARA UN IMPERIO MUNDIAL BAJO DIOS


Isaías dijo:


“El lobo vivirá con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león y el novillo juntos, y un niño pequeño los conducirá. Las vacas se alimentan con el oso, sus crías se echarán juntas, y el león comerá paja como el buey. El niño jugará cerca del agujero de la cobra, y el niño metió la mano en el nido de la víbora. No harán ningún daño ni destruirán en todo mi santo monte, porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mar. “(Isaías 11:6-9).


Daniel también tuvo una visión:


“En mi visión de la noche miré, y he aquí uno como un hijo de hombre, viene con las nubes del cielo. Se acercó al Anciano de Días y fue conducido a su presencia. Le fue dado dominio, gloria y reino, para todos los pueblos, las naciones y los hombres de cada lengua, le sirvieran. Su dominio es un dominio eterno que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido. (Daniel 7:13,14).


Este reino es lo que se conoce como el “reino de Dios”.

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Daniel continúa:

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“Luego la soberanía, el poder y la grandeza de los reinos debajo de todo el cielo serán entregados a los santos, el pueblo del Altísimo. Su reino será un reino eterno, y todos los dominios le servirán y le obedecerán. “(Daniel 7:27).


Como usted podrá ver, no hay ningún indicio aquí de una promesa de un cielo para cuando usted muera. Los santos están destinados a reinar con el Mesías en su reino. Los Judíos regresaron a la Tierra en el año 539 aC, pero este no era en absoluto la restauración prometida del reino.


Nehemías, después de haber regresado a la Tierra, oraba:


“He aquí que hoy somos siervos; henos aquí, siervos en la tierra que diste a nuestros padres para que comiesen su fruto y su bien. Y se multiplica su fruto para los reyes que has puesto sobre nosotros por nuestros pecados, quienes se enseñorean sobre nuestros cuerpos, y sobre nuestros ganados, conforme a su voluntad, y estamos en grande angustia” (Nehemías 9:36-37).


Todavía estaban esperando al Mesías y su reino por venir. No es extraño que hubiese tanto entusiasmo cuando llegó Jesús diciendo: “Arrepentíos porque el Reino de Dios está cerca.” (Mateo 4:17).


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martes, 20 de octubre de 2009

EL PRETERISMO Y LA SEGUNDA VENIDA


El Preterismo falla en este asunto de la Segunda Venida de Cristo ya que sostiene que la esperanza del retorno de Cristo también fue cumplido en el año 70. Para demostrarlo, los preteristas afirman que la destrucción de Jerusalén era esa ”venida” de Cristo en un juicio previsto. Pero suponer que esa venida era el fiel cumplimiento de la predicción:”este mismo Jesús vendrá otra vez de la misma manera como le habéis visto ir al cielo” es extremadamente difícil de concebir (Hechos 1:11). De hecho, si lo fuera, las palabras parecerían haber perdido todo sentido. Las promesas “lo veremos tal como él es” y seremos “como él es” (1Jn.3: 2) parecen inducir a error si en el año 70 dC se cumplieron. También las promesas: “Todo ojo le verá” (Rev.1: 7)en su próximo retorno “en gran gloria sobre las nubes del cielo” (Mat.24:30) en compañía de todos sus santos ángeles (1Tes.4:16f; Apo.19:11 ss) y anunciado por los ángeles (1Tes.4:16) en un evento tan espectacular que no puede perderse (Mat.24 :26-27) y “venir otra vez para tomarlos conmigo, para que donde yo estoy allí estéis también vosotros (Jn 14, 3) muy naturalmente nos llevan a esperar un regreso personal y visible, ya que, tradicionalmente, fue entendido así unánimemente por los santos en toda la era de la iglesia. De hecho, escuchar el argumento preterista de que “Cristo realmente ha venido en el año 70″, nos recuerda a uno de aquellos a quienes Jesús advirtió (Mat.24:26-27) (parafraseando) “si tienen que decirte que yo he venido, estén seguros de que no es así. Al igual que el relámpago, ustedes no serán capaces de perdérselo”. “Aquellos que tratan de convencernos de que Cristo ha venido, anuncian por esa misma acción de que son falsos maestros.


Hay mucho lo que hace que la posición preterista sea difícil de creer. Decir que la venida en juicio en el 70 DC agota la esperanza bienaventurada, destruye la analogía de la primera venida, se echa a perder el patrón general del cumplimiento profético, que convierte las palabras sencillas de Jesús y sus apóstoles en misteriosas y etéreas, y que claramente entran dentro de la negación de nuestro Señor en Mat.24 :26-27.

LA MASTURBACION: UNA PERSPECTIVA CRISTIANA


Una búsqueda personal a través de la Biblia para encontrar información sobre el tema de la masturbación fue un poco decepcionante para mí, ya que no encontré nada al respecto, para mi sorpresa. Para mí, el silencio de la Biblia sobre el tema es un poco extraño, ya que sí bien se extiende para hablar con franqueza acerca de otros asuntos sexuales como la fornicación, el adulterio e incluso el sexo con animales, no lo hace con igual hincapié con la masturbación. Prácticamente nada se habla al respecto. Cristo, en una de sus enseñanzas iba más allá del 'adulterio carnal y señaló el adulterio del corazón. (Mateo 5:28). Muchos cristianos de hoy en día en un intento de justificar la masturbación como un pecado van tan lejos como para compararlo con el 'onanismo', como se observa en Génesis 38:9. En realidad, la mayoría de las personas prefieren llamar a la masturbación “onanismo". Pero la conducta de Onán fue un claro acto de malicia y engaño hacia Tamar; además, sus acciones no se pueden catalogar como masturbación propiamente dicho.

La masturbación se refiere a la estimulación sexual de los genitales propios con la intención de lograr el orgasmo. Esta estimulación se lleva a cabo principalmente de forma manual, o por el uso de contacto corporal por debajo de la relación sexual, a través del uso de objetos o una combinación de estos. Principales tipos incluyen la masturbación propia, la masturbación mutua y la masturbación de los animales. Está estrechamente relacionado con las fantasías sexuales y se mueven de la mano. Punto de vista ético, algunas personas lo ven como un pecado que es tan grave como la fornicación, el adulterio o la violación.

Este es un problema universal que se produce en todos los círculos de la vida. Casi todos los adolescentes se masturban e incluso los hombres y las mujeres casados la practican. McCary James, autor de la sexualidad humana ha descubierto que aproximadamente el 95% de los hombres y entre el 50 y el 90% de las mujeres se masturban. Sin embargo, debo señalar que es muy agudo y frecuente en individuos cristianos, que por sus valores cristianos y las condenas han dicho que no al sexo fuera del matrimonio.

Ahora la pregunta sigue siendo "¿es la masturbación una actividad moralmente aceptada para un discípulo de Cristo, o es un don de Dios para ayudar a evitar la promiscuidad sexual?" La mayoría de los expertos médicos son de la opinión de que la práctica sea segura y no es dañina cuando se hace con restricción. Es considerado en muchos círculos de la salud mental como un medio de aliviar la depresión, el estrés y, posteriormente, conduce a una mayor auto-estima. También es útil en las relaciones cuando una pareja quiere más sexo que el otro, proporcionar una alternativa a las relaciones sexuales y, finalmente, conducen a relaciones más estabilizadas. En materia de salud reproductiva, puede ser visto como un medio de aumentar la fertilidad durante el coito. Altera las condiciones de la masturbación femenina en la vagina, el útero y cuello uterino, de manera que puedan modificar o aumentar las posibilidades de concepción, pero esto sin embargo, depende del momento de la masturbación. En los hombres, la masturbación lleva a cabo con la motilidad de los espermatozoides de edad baja del tracto genital para dejar paso a los espermatozoides frescos con mayores posibilidades de concepción en el eyaculado siguiente. Por último, algunas parejas lo encuentran como medio para desarrollar su pleno potencial sexual, identificación de las partes más sensibles de sus cuerpos.

Algunas de las preocupaciones principales acerca de la masturbación es su estrecha relación con las fantasías sexuales que en la mayoría de los casos conducen a la mayoría de las perversiones sexuales, la pornografía, la violación y actos inmorales por el estilo. Es cierto, no obstante, que puede traer algún tipo de satisfacción que podría convertirse en un vicio; en una obsesión con sentimientos de culpa en el largo plazo.

El silencio de la Iglesia sobre este tema no está ayudando del todo a los cristianos para su manejo. Desesperados, los cristianos tratan de reprimir sus sentimientos sexuales y así estar libres de toda culpa y decepción que viene con ellos. La responsabilidad por lo tanto se encuentra en la iglesia para discutir este tema de manera explícita y ayudar a su congregación a tomar las decisiones correctas. La masturbación es una parte real de la vida sexual humana y no puede ser completamente barrida bajo la alfombra o eliminada. Este deseo debe ser controlado, con énfasis en la disciplina física y en los ejercicios espirituales, por medio de manteniendo la mente ocupada o enfocada en otras metas. La masturbación es un problema muy difícil de manejar para la mayoría de las personas y debo recalcar que la ayuda divina del Espíritu Santo nos hará un gran bien para ayudarlo a controlar por completo. Para terminar, la masturbación requiere mucha imaginación lujuriosa, esto significa que la persona debe enfocar su mente hacia imágenes sexuales explícitas que chocan con el precepto de Jesús que afirma que “mirar (mentalmente) a una mujer (sea en persona o en fotos) con lujuria ya es fornicación. Por tanto, la masturbación linda con la fornicación toda vez que el que lo practica se imagina mentalmente que está teniendo relaciones sexuales con mujeres u hombres provocativos. Aquí, creo, está el problema con la masturbación. Es casi imposible masturbarse sin fornicar mentalmente. El sentimiento de culpa que siente el que lo practica debiera ser razón suficiente para no realizarlo. Si la conciencia te acusa, por alguna razón será. Sólo el que tiene la conciencia cauterizada no siente ningún remordimiento y seguirá practicándola como si fuera algo común y natural.

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EL PRETERISMO Y EL REINO


Amigos, hay una falla fundamental del preterismo como yo lo veo. Irónicamente, es el mismo error cometido por los mayores dispensacionalistas que dicen que no había realización presente del reino, sino sólo futuro. El Preterismo lo quieren todo “ahora”, los dispensacionalistas, para el futuro.


Este fallo es evidente en la comprensión del Preterismo de la enseñanza del Nuevo Testamento que Jesús / el Reino vendrían “pronto”, “en breve”. Esta fue la observación de Albert Schweitzer, y le llevó a la conclusión de que Jesús estaba muy equivocado. Pero, ¿nos lleva el NT de esta manera? Creo que el NT anuncia que el Reino está “cerca” (eggizo, por ejemplo, Mr.1: 15). Pero también hace el anuncio valiente de la “presencia” o “llegada” del Reino en algún sentido. El Reino de Jesús no sólo se ha “acercado”, sino que ha “llegado” (ephthasen, Mat.12: 28, cf., 11:11 ss; Luc.17: 21). Curiosamente, el preterista sólo quiere hacer hincapié en la cercanía o inminencia del Reino en la enseñanza de Jesús. Pero el problema es más difícil que eso: Jesús nos enseñó no sólo que el Reino estaba cerca, sino que había “llegado” en algún sentido.


Pero Jesús habla tan claramente sobre el hecho e insiste que habrá un “retraso” antes que venga, un retraso de tiempo. Habló de la parábola en Lucas 19:11-27 para explicar esto mismo. Lucas nos da esta pista interpretativa, cuando dice: “Habló otra parábola, porque estaba cerca de Jerusalén, y porque pensaban que el Reino de Dios aparecería inmediatamente” (v.11). Jesús pasó a hablar no en términos de un tiempo corto, sino de un largo viaje a un “país lejano” con el propósito de “recibir su reino” y volver para ejercer los derechos de su gobierno. Mat.24:45-51 habla de un tiempo suficiente antes de su regreso que permite a los hombres se tornen perezosos y descuidados por la tardanza”" (v.48, cf. Luc.12: 45). Mat.25:5 habla de nuevo del “retraso” del Esposo. Mat.25: 19 habla de la venida del Señor como “después de mucho tiempo”. Santiago 5:7-8 se cita a menudo para subrayar el carácter inminente del regreso de Cristo, pero siempre bajo la medida de Dios.


El retraso es de una duración que los burladores son capaces de burlarse y negarlo (2 Ped.3, 1 ss). “Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo” (Mat.28: 20) nos llevan a pensar en términos de cierta duración de tiempo, más que sólo unos pocos años.
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Entonces, ¿cómo vamos a aliviar esta tensión? ¿Cómo puede el Reino venir ahora y después? El preterista insiste en que Jesús enseñó que estaba “cercano” y de eso sostiene que el Reino llegó en su plenitud en el año 70. Sin embargo, hay que decir que existe suficiente evidencia de que el Reino viene por etapas. Ahora (en Cristo y su ministerio) y después (en la parusía). Es decir, aquí y entonces, después de un tiempo de retraso.


El preterismo está en lo correcto en que el Reino es un Reino de carácter celestial (Mat.12: 28; 21:43; 23:13; Lk.17 :20-21, etc) y es correcto, ya que es de Dios (Mat.5: 5; 8:11-12; Lc.19: 11 ; 1Cor.15 :22-28). Pero es también un gobierno o un Reino como los existentes en el mundo. Un reino en donde la voluntad de Dios está en todas partes perfectamente realizada, y que no admite la rebeldía. Se trata de una separación entre los hombres en la que los que han seguido las palabras de Cristo continuarán en la bienaventuranza, y los que no, serán destruidos en el juicio (Mat.7: 21s, cf. Mat.8 :11-12). Esta plenitud del Reino es precedida por la destrucción de los impíos “al final de este siglo” (Mat.13 :38-42) y se caracterizará por los justos que “brillarán como el sol” (v.43 ). “Esta presente edad” continúa con su mezcla de impíos y justos, pero en el Reino, el malvados son expulsados (Mat.13 :47-50). Ser parte de su Reino es una bendición futura de reinar con Cristo, que sigue a esta edad de dificultad (Mat.19:27-29), cuando hemos dejarlo todo para seguirle”. Luego seremos recompensados con la herencia del Reino en la era venidera, la era de la vida eterna. La presenta edad sigue su curso como “este siglo malo” (Gal.1: 4), mientras que los creyentes en efecto gozan de una cuota en el Reino “antes de tiempo.” Pero la plenitud del Reino se consumará con el regreso de nuestro Señor del Cielo (1Cor.15 :23-28). En resumen, algunos de los datos sugieren un Reino presente, pero muchos de los datos sugieren también un Reino futuro.

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lunes, 19 de octubre de 2009

IDEAS RACISTAS DE ELENA WHITE

El video lo puede ver en:

http://www.youtube.com/user/exsacerdote

CRISTO Y LA LEY JUDAICA


Ante todo, la libertad en relación a la ley. Sabemos que la ley religiosa era la institución fundamental del pueblo judío. Este pueblo era, en efecto, el pueblo de la ley. Y su religión, la religión de la ley. De tal manera que la observancia de dicha ley se consideraba como la mediación esencial en la relación del hombre con Dios. Por eso violar la ley era la cosa más grave que podía hacer un judío. Hasta el punto de que una violación importante de la ley llevaba consigo la pena de muerte.

Pues bien, estando así las cosas, el comportamiento de Jesús con relación a la ley se puede resumir en los siguientes cuatro puntos:

1) Jesús quebrantó la ley religiosa de su pueblo repetidas veces: al tocar a los leprosos (Mc 1,41 par), al curar intencionadamente en sábado (Mc 3,1-5 par; Lc 13,10-17; 14,1-6), al tocar los cadáveres (Mc 5,41 par; Lc 7,14).

2) Jesús permitió que su comunidad de discípulos quebrantase la ley religiosa y defendió a sus discípulos cuando se comportaron de esa manera: al comer con pecadores y descreídos (Mc 2,15 par), al no practicar el ayuno en los días fijados en la ley (Mc 2,18 par), al hacer lo que estaba expresamente prohibido en sábado (Mc 2,23 par), al no observar las leyes sobre la pureza ritual (Mc 7,11-23 par).

3) Jesús anuló la ley religiosa, es decir, la dejó sin efecto y, lo que es más importante, hizo que la violación de la ley produjera el efecto contrario, por ejemplo al tocar a los leprosos, enfermos y cadáveres. Es llamativo, en este sentido, la utilización del verbo "tocar" en los evangelios (Mc 1,41 par; Mt 8,15; 14,36; Mc 3,10; 6,56; Lc 6,19; Mt 20,34; Mc 8,22; 7,33; 5,27.28.30.32 par; Lc 8, 47). Las curaciones que hace Jesús se producen "tocando". Ahora bien, en todos estos casos, en lugar de producirse la impureza que preveía la ley (cf. Lev 13,15; 2Re 7,3; Núm 19,11-14; 2Re 23,11s), lo que sucede es que el contacto con Jesús produce salud, vida y salvación.

4) Jesús corrigió la ley e incluso se pronunció expresamente en contra de ella en más de una ocasión: al declarar puros todos los alimentos (Mc 7,19) y cuando anuló de manera terminante la legislación de Moisés sobre el privilegio que tenía el varón para separarse de la mujer (Mc 10,9 par).

Como se ve, la lista de hechos contra la ley resulta impresionante. Pero todavía, sobre estos hechos, hay que advertir dos cosas. En primer lugar, en la religión judía del tiempo de Jesús había dos clases de ley: por una parte estaba la torá, que era la ley escrita, es decir, la ley que propiamente había sido dada por Dios; por otra parte, estaba la hallachach, que era la interpretación oral que los letrados (escribas y teólogos de aquel tiempo) daban de la torá. Pues bien, estando así las cosas, es importante saber que Jesús no sólo quebrantó la hallachach, sino incluso la misma torá, es decir, la ley religiosa en su sentido más fuerte, la ley dada por Dios.

Así cuando Jesús toca al leproso, se opone directamente a lo mandado por Dios en la ley de Moisés (Lev 5,3; 13,45-46); cuando permite que sus discípulos arranquen espigas en sábado y justifica esa conducta, se opone igualmente a la ley mosaica (Ex 31, 12-17); 34,21; 35,2). Lo mismo hay que decir cuando vemos que toca a los enfermos (contra Lev 13,15) y sobre todo a los cadáveres (contra Núm 19, 11-14); más claramente aún cuando declara puros todos los alimentos (contra Lev 11, 25-47; Dt 14,1-21) y expresamente contradice a Moisés cuando anula la legislación sobre el divorcio (Dt 24,1). En todos estos casos, Jesús se pronuncia y actúa contra la ley en su sentido más fuerte, llegando a afirmar algo que para la mentalidad judía era asombroso y escandaloso: que no es el hombre para la ley, sino que la ley está sometida al hombre, porque "el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado: así que el hombre es señor también del sábado" (Mc 2,28 par).

Por otra parte, en todo este asunto hay que tener en cuenta que estos actos contra la ley llevaban consigo, muchas veces, la pena de muerte. El caso más claro, en este sentido, es la violación del sábado. El evangelio de Marcos nos cuenta, a este respecto, cómo la primera violación se produce al arrancar espigas en sábado (Mc 2,23-28). Y entonces Jesús es advertido públicamente de su delito (Mc 2,24). Pues bien, a renglón seguido, Jesús vuelve a reincidir y de manera pública y provocadora, en la misma sinagoga, al curar al hombre de brazo atrofiado (Mc 3,1-6 par). De ahí que el evangelio termina el relato diciendo: "Nada más salir de la sinagoga, los fariseos se pusieron a planear con los herodianos el modo de acabar con Jesús" (Mc 3,6).

Jesús ya estaba sentenciando a muerte. Es decir, Jesús ya se había jugado la vida, precisamente por mostrarse soberanamente libre frente a la ley. Además, por si todo esto fuera poco, hay que tener en cuenta que Jesús curaba a la gente preferentemente en sábado. Así se desprende claramente del relato del evangelio de Lucas. Cuando Jesús cura en sábado a una mujer encorvada, el jefe de la sinagoga, indignado por aquella violencia de la ley, le dijo a la gente: "Hay seis días de trabajo; vengan esos días para que los curen, y no los sábados" (Lc 13,14). Esto quiere decir que la gente acudía a ser curada por Jesús precisamente los sábados, cuando eso esta estrictamente prohibido. Su comportamiento, en este sentido, es claramente provocador. Y lo hace así por una razón muy sencilla: porque de esa manera demuestra su absoluta libertad frente a una ley que era esclavizante para el hombre, en cuanto que recortaba su libertad en muchos aspectos.

La libertad de Jesús frente a la ley contiene para nosotros una enseñanza fundamental: el bien del hombre está antes que toda ley positiva. De tal manera que ese bien del hombre tiene que ser la medida de nuestra libertad. Así fue para Jesús. Y así tiene que ser también para todos los que creemos en él