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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

lunes, 13 de octubre de 2008

EL SUDARIO DE TURÍN: UNA ESTAFA?

Algunas personas aún creen e insisten que el Sudario de Turín es la tela que realmente envolvió a Jesucristo en Su entierro. Hay serios problemas con esta opinión, aun si ignoramos las pruebas del fechado del carbono 14 en 1988 que mostraron que la tela puede tener sólo 600 o 700 años de edad.
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Admitimos que el fechado del carbono puede dar resultados alocados, de modo que éste no es prueba de la edad del sudario. Aun así, hay problemas serios con la opinión de que este sudario muestra un figura de Cristo.
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Es claro de la Biblia, y de las costumbres de entierro judías, que varias piezas de tela ataron a Cristo en Su entierro? y ni una sola sábana grande como el sudario.
En Juan 20:5-7 encontramos que había un pedazo separado envuelto alrededor de la cabeza de Cristo. Pero el Sudario de Turín bosqueja una cara en la sábana.
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La Biblia dice que tiras de lino ataron a Jesús, no una tela grande (vea Juan 19:40).
La Biblia es el registro autoritario de la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo, y la Biblia no menciona nada de un sudario.
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Walter C. McCrone, cabeza de un instituto de investigación de Chicago y un especialista en autenticar objetos de arte, examinó el sudario. Él halló una sustancia pálida basada en gelatina, salpicada con partículas de ocre rojo sobre fibras de la parte de la tela que supuestamente mostraba la figura de Cristo. Él también encontró que fibras de las “heridas” tenían manchas, no de sangre, sino de partículas de un bermellón sintético en la Edad Media. Él dijo que la práctica de pintar lino con témperas basadas en gelatinas comenzó a finales del siglo trece y fue común en el catorceavo. Él concluyó que un artista del siglo catorce había forjado el sudario.
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En los 80s, el sacerdote jesuita Robert A. Wild expresó sorpresa de que las manchas de sangre, si fueron sangre, no mostraron ninguna huella de manchado después de todo el movimiento y transporte que el cuerpo habría soportado. Wild también notó que las manos del cuerpo camuflaban los órganos genitales. Él dijo que esto no podría ser correcto. No importa cómo usted arregle un cuerpo después del rigor mortis, dijo él, las manos no pueden cubrir los órganos genitales a menos que usted apuntale los codos en el cuerpo y ate las manos apretadamente en el lugar. No obstante, esto no es lo que la imagen del sudario muestra.
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El primer registro de la aparición del sudario fue en 1353, cuando Geoffrey de Charny lo presentó a la pequeña iglesia local en el pueblo francés de Lirey. Tres años más tarde, en 1356, el obispo de la región le escribió al Papa, en latín, dando cuenta de su molestia de que cierta gente quiso presentar esta tela “pintada” desplegada como la tela del entierro de Cristo. El obispo añadió que su predecesor, Henry de Poitiers, “después de la averiguación y el examen diligentes,” había encontrado al artista que lo pintó. El artista dio testimonio de que “fue el trabajo de la habilidad humana y no forjada milagrosamente”.
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Interesantemente, esta fecha está de acuerdo con las pruebas del Carbono-14, la cual fechó el sudario para cerca del primer cuarto de los años 1300s. También está de acuerdo con la estimación del experto en arte, Walter McCrone, de la edad basada en estilos de pintura conocidos (vea punto 4 de arriba).
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Los versos que hablan del envolvimiento de Jesús por parte de José de Arimatea en tela de lino son Mateo 27:59, Marcos 15:46, Lucas 23:53, y Juan 19:40. Mire en el Diccionario Expositivo de Vine, La Concordancia Exhaustiva Strong de la Biblia, y la Biblia de estudio Ryrie. Todos ellos nos dicen las palabras griegas usadas en Mateo, Marcos, y Lucas (entulisso y eneileo) que quieren decir, “serpentear”, “retorcer, entrelazar”, “envolver”, “enrollarse serpenteando apretadamente”. Serpenteando, torciéndose y entrelazar insinúan envolturas, o tiras de vendaje, en vez de un sudario solo. Pero si ellos quisieron decir una sola sábana, entonces Mateo, Marcos, y Lucas estarían en conflicto con Juan 19:40, lo cual es más claro usando la palabra griega othonion, queriendo decir “vendaje de lino” (Concordancia de Strong). Si los escritores de la Biblia habían querido decir una sábana de lino sola como el sudario, la palabra usada debería haber sido othone (un lienzo solo, una vela, o una sábana). De esto, parece que todos los cuatro escritores de los Evangelios nos estaban diciendo que tiras largas normales de lino cubrieron a Jesús.
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Aun si el Sudario de Turín demostrara tener 2000 años de edad, y no lo ha hecho, hay fuertes discusiones en contra de que sea la tela del entierro de Cristo.
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Información sobre los descubrimientos arqueológicos que confirman la veracidad de la Biblia en:
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EL SUFRIR HUMANO Y LA BIBLIA

Por Ing°. Mario A Olcese (“Apologista”)

El Sufrimiento Humano

El sufrimiento al parecer es una experiencia innata al ser humano, y de hecho, en todas las criaturas de la tierra. Hombres y bestias sufren por igual por las enfermedades, las carencias, los abusos, las crueldades, etc, etc. Esta experiencia no distingue raza, sexo, edad, o condición social. Incluso hombres de buen corazón sufren horribles experiencias que difícilmente pueden superar. La pérdida trágica de un hijo, o de una esposa, o de un hermano, o de un padre, o de un amigo, resulta dolorosa y frustrante y como es lógico la gente se pregunta porqué ocurre todo esto si en verdad existe un Dios de amor y misericordia infinitas.

En una ocasión el rey David manifestó su malestar por sus sufrimientos cuando dijo: “Mis ojos están gastados de sufrir; se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.” (Sal. 6:7). Vemos, pues, que David era un varón de dolores, de sufrimientos. El era la figura del Mesías mayor por venir que sufriría igualmente por causa de sus detractores y enemigos acérrimos. Así que el sufrimiento moral de David era evidente. En el siguiente capítulo David se pregunta si su desventura se debe a algún mal proceder, diciendo: “…si hay en mis manos iniquidad; si he dado mal pago al que estaba en paz conmigo” (7:4). Acá David estaba pensando de forma natural que su sufrimiento podría ser el resultado de algún mal proceder de su parte, como ocurre muchas veces con nosotros cuando vemos nuestros propios sufrimientos.

Adán y Eva fueron condenados a sufrir penurias, enfermedades, y la muerte

Antes de la caída de la primera pareja humana todo era paz y felicidad en el paraíso terrenal hasta que entró el pecado en el mundo. Dios les había provisto a Adán y a Eva todo lo necesario para que pudieran vivir en armonía y en felicidad. Ellos habían recibido un huerto fértil que producía frutos por sí solos sin que ellos tuvieran que sufrir para ganar el sustento diario. La muerte y las enfermedades eran totalmente desconocidas para ellos, y ni siquiera pasaba por sus mentes que podrían algún día desaparecer de la tierra que Dios les había dado. No obstante, las Escrituras nos dicen que por la desobediencia de la primera pareja entró el dolor y la muerte en la creación. Dios le dijo a Adán que con el sudor de su frente ganaría el pan, y a la mujer Dios le dijo que daría a luz con dolor hasta que volvieran al polvo de la tierra de donde fueron tomados. Dice Génesis 3:16-19:“A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. 17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”.

Cuando se habla de ganar el pan con el sudor del rostro se entiende la dureza y la dificultad que representa el trabajo resultando en un agotamiento físico como consecuencia del esfuerzo dedicado. Ya los campos no serían tan ricos como para cosechar abundantes frutos, y el sol abrasador quemaría la piel y agotaría al hombre en su faena diaria. Las plagas serían sus enemigos potenciales, así como las torrenciales lluvias o sequías. La vida sería realmente dura y difícil para Adán y su prole. Las mujeres tendrían partos difíciles y eventualmente podrían morir en el intento. Los seres humanos afrontarían finalmente la muerte no sin antes soportar dolores, enfermedades virales y bacteriales, y deformidades físicas y taras mentales. Sin excepción, hombres justos e injustos tendrían el mismo fin, pues así lo decidió Dios por la desobediencia de la primera pareja humana.


La Humanidad se corrompió

Nos sigue relatando el Génesis sobre la decadencia humana con estas palabras:

“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. 6 Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. 7 Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho. 8 Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová. 9 Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé. 10 Y engendró Noé tres hijos: a Sem, a Cam y a Jafet. 11 Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. 12 Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra”. (Génesis 6:5-12).

En estos versículos vemos que la humanidad se había corrompido, porque los designios de los pensamientos de los hombres eran continuamente el mal proceder, y había violencia por todos lados. Definitivamente el hombre se alejó de Dios para hacer el mal, trayendo dolor, sufrimiento, injusticias, miserias, hambres, enfermedades, guerras, y mil males más que aún persisten en nuestros tiempos y que van en aumento día a día como los dolores de parto. Culpar a Dios por esta situación es injusto y una tremenda blasfemia, pues Dios mismo se opone a esta condición depravada del ser humano que le produce a Él tristeza y lamento. No olvidemos que Dios se arrepintió o se lamentó de haber creado al hombre, por decirlo de alguna manera. Pero definitivamente fue el hombre quien trazó su sendero que lo ha conducido finalmente al dolor y a la muerte.

A más Pecado, más Sufrimiento

Lo que la gente no entiende es que el pecado no sólo se paga con la muerte, sino que también durante el lapso de la vida provocará sufrimientos, conflictos y amarguras en los hombres. No hay paz para el pecador, y mientras éste persista en su pecado, cosechará dolor, amargura, frustración, insatisfacción, y mil males más. En Proverbios 13:21, leemos: “El mal perseguirá a los pecadores, mas los justos serán premiados con el bien”. Aquí hay una lección clara: A los pecadores no les irá bien por mucho tiempo, ya que serán finalmente acosados por el mal. El que hace bien cosechará el bien, y será feliz a pesar de los males que se le puedan presentar. Honestamente el hombre que hace mal cosechará más mal, y hará que los que le rodeen sean muy infelices.

En el Salmo 119:165 leemos algo muy cierto: “Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay en ellos tropiezo”. Nótese que aquellos que aman la ley de Dios, y ciertamente la ponen por obra, tendrán mucha paz, y no experimentarán los tropiezos que tienen los que no la aman. Esta es una verdad inobjetable. Cuando uno vive obedeciendo a Dios, y cuidando de no violentar la conciencia natural que tiene todo hombre como freno, éste será realmente feliz y tendrá paz en el alma. Ningún pecador, salvo que sea un psicópata, puede sentir paz y tranquilidad en su vida. Los que desobedecen las leyes de Dios se ocasionan a sí mismos perjuicios irreparables. Muchos sufren de cáncer al pulmón, a la lengua, a la laringe, etc, por fumar cigarrillos, sabiendo que no lo deben hacer porque es dañino para la salud. Otros sufren de presión alta porque comen en exceso comidas que Dios manda no comer por ser ricas en grasas saturadas. Otros sufren de cirrosis porque toman en exceso licor, y mueren a temprana edad. Otro grupo sufre de SIDA porque desobedecen las reglas de la castidad, de la fidelidad, y la monogamia. Otros sufren de stress porque quieren hacerse ricos muy pronto, y dedican muchas horas al trabajo y poco al descanso reparador. Otro grupo de gente usa drogas alucinógenas para escapar de su triste realidad y terminan prostituyéndose, robando, y finalmente muriendo de un paro cardiaco, o de alguna enfermedad incurable o simplemente de suicidio. Ciertamente a más pecado, o más desobediencia a las normas de Dios, más es el sufrimiento y la tristeza experimentada. Para el pecador, todo y todos están sucios, pero para el justo y recto su visión del mundo es menos dramática y menos frustrante. Los justos pueden sentir más gozo y felicidad en este mundo a pesar de todo el mal que los rodea, porque tienen el Espíritu de Dios que produce en ellos el amor, el gozo, y la paz que tanto buscan los hombres por doquier.

El Sufrimiento como Maestro

Todo sufrimiento enseña a los hombres y les hace comprender los resultados de los desaciertos en la vida. Pero hay también un Dios que puede obrar en aquellos hombres deprimidos y cansados de tanto sufrimiento si lo buscan de corazón. La Biblia dice que el poder de Dios se manifiesta en la debilidad, y Jesús dice que él puede dar descanso a tales hombres hambrientos de justicia y restauración. Cuando el hombre cae enfermo de una enfermedad, y éste decide entregarse a Dios, y depositar su confianza en Él, entonces el poder de Dios se podrá manifestar en él para su restauración total. Entendamos que si no hubiese tantos sufrimientos, enfermedades, y angustias, menos tendría el hombre interés de buscar a Dios y poner su fe en Él. En Salmos 18:6 el salmista dice: “En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos”. Aquí observamos que las angustias o penurias de David lo impulsaron a buscar a Dios. Los sanos no lo necesitan a Él, sino los que están enfermos, dolidos, frustrados y angustiados. En Salmos 31:9 David vuelve a decir: “Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia…” Entonces podemos entender que la misericordia de Jehová se manifiesta en situaciones extremas, en estados de tristeza, frustración, angustia, sufrimiento, y carencias. Sin los sufrimientos no se puede percibir plenamente la misericordia de Dios, y por tanto se hace necesario que exista el mal y el sufrimiento entre los hombres para que Dios pueda mostrar todo Su bien y Su misericordia en ellos.

En el Salmos 37:39 David vuelve a decir: “Pero la salvación de los justos es de Jehová, y él (Yahweh) es su fortaleza en el tiempo de la angustia”. Nuevamente Dios es la fortaleza de los justos en tiempos de angustia. Dios sostiene al justo sufriente, le da fuerzas para resistir. ¡Su poder se magnifica en la debilidad! Imaginémonos por un instante que todo fuera perfección, armonía, y felicidad entre los hombres. Simplemente no hubiéramos conocido el amor y la misericordia de Dios por con sus criaturas. Les invito a leer mi artículo titulado: “La Caída de los Primeros Padres: ¿Por qué Dios lo permitió?” que aparece en este mismo Sitio Web, para que usted comprenda porqué Dios permitió la caída de nuestros primeros padres.

En el Salmos 50:15 leemos: “E invócame en el día de la angustia;Te libraré, y tú me honrarás”. Acá comprendemos que la angustia no sólo sirve para que le invoquemos a Dios, sino también para que después de haber sido liberados de ella, nosotros podamos HONRAR a Dios. El plan final de las angustias y sufrimientos es que honremos y alabemos a Dios por sus misericordias. Toda vez que experimentamos un sufrimiento, y luego somos restaurados por Su divina misericordia, nosotros nos sentimos muy agradecidos a Él y con alegría deseamos servirlo y honrarlo como Dios y Padre.

San Pablo y su visión de los sufrimientos

Pablo dijo: “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 10 Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Cor. 12:9,10). Aquí Pablo nos enseña dos cositas: Primero, que ser cristiano no significa que uno será inmune al sufrimiento; y segundo, que a pesar del sufrimiento experimentado, uno puede vivir con gozo porque sabemos que en ese estado el poder de Cristo puede morar en uno y fortalecernos. Sólo un hombre de fe puede sentirse gozoso en la debilidad (enfermedades, angustias, penurias, hambres, etc).

También Pablo les dijo a los creyentes Corintios lo siguiente: “El cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. 5 Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación. 6 Pero si somos atribulados, es para vuestra consolación y salvación; o si somos consolados, es para vuestra consolación y salvación, la cual se opera en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos. 7 Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación”. Aquí es claro que para Pablo el sufrimiento no era algo totalmente negativo, pues él creía que cuánto más sufrimiento tuviesen los creyentes, más consolación recibirían del Señor y por tanto, habiendo soportado las pruebas, llegar a ser salvos. Es más que evidente que para Pablo los padecimientos de los creyentes tenía un fin claro: recibir la consolación y la salvación de Dios por la obediencia y el aguante. El mismo Señor Jesucristo tuvo que ser perfeccionado por los padecimientos. El tuvo que “curtirse” con los dolores y padecimientos de su carne. Dice Pablo: “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; 9 y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen” (Hebreos 5:8,9). Claramente vemos que los sufrimientos de Cristo se tradujeron en fiel obediencia, perfección, y salvación. Esos mismos padecimientos de Cristo nos producirán igualmente una obediencia, una perfección y una salvación de todo nuestro ser.

http://www.elevangeliodelreino.org/
http://www.yeshuahamashiaj.org/ (Inglés y Español)

LOS SANTOS Y SU REALIDAD

Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
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Se llama canonizar al acto por el que el Papa declara que una persona es digna de culto universal. La canonización tiene el propósito de presentar a dicha persona como modelo de conducta ante los creyentes dándole reconocimiento por el grado de perfección alcanzado y como intercesor ante Dios.
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Todo buen cristiano, que es hijo de Dios, que ha reconocido a Jesucristo como su Salvador, que persevera con esfuerzo en llevar una vida limpia para agradar al Creador, y que espera el reinado venidero de Dios en la tierra, es irrefutablemente, una persona «santa». La Biblia jamás refiere que alguien pueda ser hecha “santa” después de la muerte. A finales del siglo X se realizaron los primeros procesos canónicos, siendo la primera persona en ser “canonizada” Ulrico de Augsburgo y la primera mujer una llamada Wiborada. Ya para el año 1234 se reservó al papado la “canonización”, que es un producto de las mentes retorcidas de los líderes que han comandado la iglesia apóstata católica romanista, y que es tan verdadera como decir que yo, el Dr. Rivas, “he viajado, ida y vuelta, hasta las Pléyades en un súper cohete de energía fotónica cada día de mi milenaria vida”.
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La Biblia no hace referencia ni alude que un determinando hombre, en este caso, el Papa, pueda conferirle, por autoridad suprema, una supuesta “santidad” a un ser humano fallecido.
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No está en el Papa hacer “santos” a los hombres, este asunto únicamente le pertenece a Dios. La Biblia no dice en alguna parte de ellas que Dios les ha concedido autoridad a ciertas gentes (Papas) para que decidan quién será “santo” o no. Esto es una pasmosa herejía condenatoria de alto calibre, una blasfemia pura, que los compromete con seriedad ante el Creador y Juez de la humanidad.
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Pablo sin ninguna complicación y con tanta sencillez, llama a los hermanos que están en Efeso «santos» (Ef.1:1). En otra parte del Nuevo Testamento, en la carta a los Filipenses, Pablo dice: «a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos» (Fil. 1:1). También los hermanos creyentes de Roma son llamados «santos» (Ro. 1:7; 16:15), y para que no quepa la menor duda, los hermanos de Corinto además (1 Co. 1:24; 2 Co. 1:1).
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La idea de reconocer o “canonizar” a una persona como “santa” y venerarla como si fuera Dios, y más que a él, fue tomada del sistema babilónico antiguo. Los babilónicos adoraron y oraron a sus dioses llegándose a contar un número aproximado de cinco mil de ellos, entre dioses y diosas, cuando quedó establecida por completo la religión babilónica de Nimrod. Los babilónicos reconocieron a sus dioses como héroes importantes y de notables hazañas que al morir habían pasado a un nivel diferente de vida o a un estado espiritual elevado. De igual manera que los religiosos babilónicos, los católicos han venerado por siglos a quienes han considerado como “santos” y que una vez fueron individuos distinguidos o mártires reconocidos, héroes muy admirados. Con la apostasía de la iglesia romanista católica, esta forma de veneración idolátrica fue modificada y desplegada dentro de su sistema para que fuese aceptable por los creyentes apóstatas que estaban acostumbrados a ofrecer oraciones a sus ídolos babilónicos. Al parecer, muchas malas costumbres no se quitan. Esta práctica pagana fue mezclada con el cristianismo y dio como resultado un sincretismo que parecía bíblico, aparentemente grato ante los ojos de Dios, pero reprobable por el que es «Santo y Verdadero».
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No es desconocido que en antaño los dioses babilónicos estaban relacionados con los días y con los sucesos en la vida de los seres humanos, con las ocupaciones y trabajos diferentes. Estos dioses, cambiaron tan sólo de nombre, pero la temática religiosa fue exactamente la misma. Tenemos como ejemplo, los nombres de las supuestas personas “santas” que aparecen en los calendarios modernos. Así, como ejemplos, la diosa egipcia Osiris fue nombrada después “Santa Onofria”, la diosa Victoria de los Alpes bajos “Santa Victoria”, Cheron fue nombrado como “San Cesarino, Artemis como “San Artémides”, el dios Dionisio como “San Dionisio”, el dios pagano Apolo como “San Apolinar”, y el dios de la guerra Marte como “San Martín”. La diosa pagana Bright (hija del dios-sol), fue conocida al postre dentro de la iglesia papal romanista como “Santa Brígida”. Esta diosa céltica, ahora con un nuevo nombre, tuvo en la antigüedad su templo pagano en Kildare donde era servida por doncellas vírgenes. Luego, este mismo templo se convirtió en un convento que era servido por estas vírgenes que se hicieron llamar ”monjas”, con el sutil y “cristianizado” cambio.
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El paganismo romano se “extinguió”, por así decirlo, solamente para tomar una nueva forma y bríos dentro de la iglesia apóstata que presiden los falsos Papas. Se modificaron los lugares de adoración dándoseles un “aire de cristiandad”. Como vimos, se cambiaron los nombres de los dioses suyos, que se tornaron por consecuencia en “humanos, cristianos y santos”, pero el rito tradicionalista abominable e idolátrico jamás se desvió de rumbo. Hasta la fecha, sigue siendo el mismo, y empuja con grande fuerza en esta época moderna a la aniquilación eterna a los que han aprobado su satánica y peligrosa hechura.
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La nigromancia es la adivinación de hechos futuros u ocultos por medio de “espíritus de personas que están muertas” (Lev. 20:27), y es exactamente lo que hacen los católicos al encomendarse a sus “santos” para resolver sus problemas cotidianos (y no Dios que es Todopoderoso, increíblemente). Realizan con infantil inocencia, semejante «praxis anti-Dios».
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La nigromancia, es abominable para Dios:
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«Y si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos?» (Is.8:19).
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La Biblia explica que únicamente existe un intercesor entre Dios y los hombres, Jesucristo Hombre. Y si la Biblia lo estipula y lo asegura de ese modo, ¿cómo es posible que se continúe concientizando la doctrina católica romanista trastocada que afirma que estos “dichosos santos” tengan la capacidad de “interceder” ante el Señor Jesucristo, si el Hijo del Hombre, por revelación divina, según la Biblia, es el «gran intercesor de los creyentes en la tierra ante el Dios de la celeste gloria»? La respuesta es por causa del engaño acaparado por la ignorancia bíblica:
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«Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. . .» (1 Tim. 2:5).
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La Biblia dice que «nadie, sin santidad, podrá ver a Dios».
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El apóstol Pedro exhorta a los buenos cristianos a ser siempre «santos», porque Dios es «Santo», y un creyente «santo», es «Uno» apartado para él, «Uno» que se ha sometido a sus decretos de amor y de salvación. Si es de tal forma, será digno para merecer la corona de vida eterna que está preparada para los que aman a Dios con sincero corazón (Ro. 2:7; Stg. 1:12).
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«Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor» (Heb. 12:14).
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«Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo» (1 P.1:13-16).
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Dios les bendiga siempre.
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Referencias:
«Wikipedia, la enciclopedia libre».
«Babilonia, Misterio Religioso, Antiguo y Moderno, de Ralph Woodrow».