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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

martes, 24 de enero de 2012

El HOMBRE RICO Y LAZARO, Y EL LADRON EN LA CRUZ

MÁS QUE CUALQUIER OTRO PASAJE DE LA ESCRITURA, la parábola del hombre rico y Lázaro puede estar asimilada a la enseñanza popular de que el castigo y la recompensa son repartidos a los muertos antes de la resurrección. Pero la sola idea de que el destino del impío es sellado y su castigo asignado antes del juicio, ha sido pronunciada como incoherente. La Escritura no confiere la inmortalidad sobre nadie y no consigna a ninguno de los muertos para juicio aparte de la resurrección (Juan 5:28, 29; Rev. 20:11-15). G.E. Ladd acota que "hay una enseñanza en este pasaje [La Parábola del hombre rico y Lázaro] que contradice toda la enseñanza Bíblica acerca del estado intermedio, a saber, que el juicio y la recompensa tienen lugar inmediatamente después de la muerte. En otro sitio el juicio siempre ocurre en la Segunda Venida" (The Last Things, p. 34, énfasis mío).



Las Presuposiciones No Bíblicas

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La historia de Lázaro y el hombre rico, de hecho, puede ser leída desde dos puntos de vista enteramente diferentes. Todo depende de cuál presuposición se opta para que tenga influencia sobre esta sección intrigante de la Escritura. Mientras que piden prestado alguna de la terminología Farisaica contemporánea, Jesús realmente no se subscribe a las fuentes poco bíblicas que los fariseos habían abrazado bajo la influencia del pensamiento Griego. Nos acercamos a la parábola firmemente convencidos por el Antiguo Testamento de que el Hades no es en este momento un lugar de tormento para el espíritu humano malvado, y que un espíritu humano consciente, despojado de su cuerpo, resulta inconcebible para los escritores Bíblicos. El Hades en el futuro puede convertirse en un lugar de castigo (Sal. 9:17).


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Las palabras inaugurales, "Había un cierto hombre nos recuerdan la historia del hijo pródigo y la parábola del mayordomo injusto, que comienzan con la misma locución, y nos advierten que estamos tratando con una historia con una moraleja en vez de un discurso directo sobre la escatología. "Es inconcebible", dice F.W. Farrar (Smiths Dictionary of the Bible,, vol. 2, p. 1038) "cimentar la prueba de una importante doctrina teológica en un pasaje que declaradamente está llena de metáfora Judía".

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G.M. Gwatkin en The Eye for Spiritual Things, p. 41, escribió de nuestro texto: Sólo "permítame advertirle que una parábola es una parábola y no un hecho literal. Es buena para la lección que nuestro Señor pretende enseñar, pero nosotros no podemos tomar por entendido que Él quiere enseñar todo lo que Él parece decir, por ejemplo, que en el paraíso nosotros nos sentaremos en el regazo de Abraham". Un Profesor Regio de Hebreo expresó un punto de vista similar: "Suponer que es el objetivo del Señor dar aquí una doctrina del Estado Intermedio es malentender totalmente la parábola" (Dr. C.H. Wright, The Intermediate State, p. 278).

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¡Cuán escasamente han sido acatadas las advertencias! En su enseñanza acerca del castigo futuro, los Fariseos habían revolucionado el pensamiento del Antiguo Testamento al absorber la misma filosofía Platónica que descansa en la raíz de mucha de nuestra propia teología. Varios de los libros apócrifos y seudoepígrafos demuestran que el hades / sheol de la Escritura se había convertido en una morada animada de espíritus incorpóreos, contrario a la descripción del Antiguo Testamento de la tumba como un lugar "donde no hay trabajo, ni estratagema, ni 31 conocimiento, ni sabiduría" (Ecl. 9:10), y donde los muertos bajan en el silencio y no saben nada de nada (Ecl. 9:5), mientras duermen en el polvo" (Dan. 12:2).


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Los Fariseos habían dividido el Hades / Sheol en dos compartimientos para acomodar a los justos en "el seno de Abraham” y a los malvados para que sufran "maldiciones, látigos, y tormentos en otro (1 Enoc 22:9-13). Hay puntos de contacto evidentes entre el lenguaje de la parábola en Lucas y la enseñanza de los Fariseos. Sin embargo, a pesar del préstamo de la fraseología, la parábola en ninguna parte específicamente manifiesta que las escenas de recompensa y castigo descritas en los versos 22-26 ocurren antes de la resurrección. Aunque la historia puede ajustarse para que calce con el sistema Platónico de la supervivencia inmediata en la muerte, es sumamente significativo que Lázaro y el hombre rico no se vean como almas o espíritus incorpóreos; pero la parábola (i.e, al menos en los versos 19 para 26) también puede ser leída muy satisfactoriamente con el esquema Bíblico en mente. Por consiguiente, no necesitamos decir que Jesús acomodó su historia a la doctrina farisaica de la otra vida. Un programa exacto de acontecimientos es en todo caso difícil de esperarse en una parábola. Su propósito yace a otro sitio. Usar esta historia a solas como la base de nuestro entendimiento de lo que ocurre en la muerte, cuando tanta instrucción clara recibimos de otras partes en la Escritura, es apenas justificable.


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El Banquete Mesiánico


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Si leemos con la escatología Bíblica en mente, entenderemos la referencia para el hombre pobre que es llevado al seno de Abraham como paralelo a los ángeles que congregan a los fieles en el Reino de Dios y en el banquete Mesiánico en la Parusía (Mat. 24:31; Lucas 14:15), donde se reclinarán con Abraham, Isaac, y Jacob y todos los fieles (Mat. 8:11). Esta recompensa es colocada por Jesús "en la resurrección de los justos (Lucas 14:14). Sería desacertado sugerir con base en nuestra historia, que Lucas ahora coloca la recompensa en el momento de la muerte. El entierro del hombre rico es seguido por "alzando sus ojos" (¿puede ser esto una referencia velada para abrir los ojos en la resurrección?) seguido por su doliente tormento en la llama (Lucas 16:24). Aquí recordamos que "allí será el llanto y crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, y Jacob, y a todos los profetas en el reino de Dios [en la Parusía] y vosotros estéis excluidos" (Lucas 13:28). Quizá aun el verso de 23 no llega a declarar con precisión que el tormento era experimentado en el Hades, si bien podría ser leído en ese sentido. Es interesante que algunos textos, incluyendo la Vulgata, unen los términos "en Hades" a "fue sepultado" y empiezan una nueva oración habiendo levantado sus ojos, (i.e, "Et sepultus est in inferno.


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Elevans autem oculos suos"). En esa lectura no habrá nada que sugiera que el Hades era un lugar de tormento. Si, no obstante, el tormento se va a asociar con el hades, entonces puede pensarse en una referencia al lago del fuego, la segunda muerte, un lugar del castigo. (Rev. 20:14). En ese pasaje la primera muerte y Hades son echados dentro del lago de fuego, lo cual es luego conocido como la segunda muerte. La segunda muerte, a diferencia de la primera, es ciertamente un lugar de retribución asociada aun con el tormento (Rev. 14:10; 20:10), sin embargo nada se dice del tormento eterno. Bien puede ser que Jesús se refiere al "nuevo Hades" de la segunda muerte, el nuevo mundo de los muertos, el cual es muy distinto del Hades de la primera muerte, que es a todo lo largo de la Escritura un lugar de descanso y silencio para buenos y malos igualmente, y ciertamente el lugar para el cual Jesús mismo fue cuando El murió (Hechos 2:31). No es muy preciso decir que toda muerte está abolida cuando la muerte y el Hades son arrojados en el lago 32 de fuego (Rev. 20:14), pues el lago de fuego es en sí mismo llamado la segunda muerte (Rev. 21:8) y la muerte por consiguiente sobrevive en una nueva forma, como un lugar ardiente.


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¿La Imaginería Poética?

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Sería, claro está, muy posible entender toda la conversación entre los muertos como la imaginería poética parecida a la del pasaje en Isaías 14:11 donde los muertos son representados como que hablan unos con otros. ¡Nadie necesita tomar literalmente la declaración de que los "asesinados" se mueven y hablan! En todo caso nuestra parábola no contiene ninguna concesión para el punto de vista Platónico de la supervivencia como un espíritu incorpóreo, si bien el lenguaje de los fariseos es prestado para el efecto.


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Más significativo es la mención de ojos, dedo, y la lengua, demostrando que no hay indicación aquí de la supervivencia como un "alma" incorpóreo", aunque la teología tradicional casi siempre hace su apelación para esta historia como una base para la doctrina del estado postmortem. ¿Cree alguien, sin embargo, que el hombre rico literalmente pudo comunicarse con Abraham en el cielo? ¡Una lectura literal a fondo de la historia prueba demasiado!


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El uso extendido de esta parábola para enseñar que las recompensas y los castigos siguen inmediatamente en la muerte, refleja en nuestro tiempo el cambio principal en el cuadro escatológico que comenzó a afectar a la iglesia Cristiana ya en el segundo siglo, bajo la influencia de la filosofía Griega. Volvemos otra vez al dictamen de Canon Goudge que consideró que la infiltración de las ideas Romanas y Griegas en la iglesia Cristiana representa "un desastre del cual nosotros nunca nos hemos recobrado, ya sea en la doctrina o en la práctica". La transformación del punto de vista Cristiano en el futuro conllevó una peligrosa interferencia con la doctrina de la resurrección y la Parusía. La "antedatación" de los eventos que son para la postresurrección y la Parusía en el esquema Bíblico condujo al colapso de la estructura escatológica del Nuevo Testamento, embistiendo así el mismo corazón del mensaje Cristiano del Reino de Dios.


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La mismísima tendencia para invertir los acontecimientos escatológicos futuros en el presente reaparece en la teología sectaria como una Parusía de 1914, y en algunos círculos evangélicos, un rapto pre-tribulación.12 La doctrina de la supervivencia del alma en la muerte entra en la misma categoría. La persistente tendencia liberal entiende el Reino de Dios sólo como un Reino presente "en los corazones" de los creyentes, y no, tal lo expone el Nuevo Testamento, como un Reino predominantemente escatológico a ser manifestado en la Parusía. En cada caso la doctrina central de la resurrección está bajo ataque (como estaba en el día de Pablo 1 Cor. 15:12; 2 Tim. 2:18), y con ella la doctrina de la venida del Mesías para establecer a su Reino.

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El Ladrón en la Cruz

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Un solo versículo en el Evangelio según Lucas se ha sostenido para proveer la evidencia de que Jesús esperó una presencia inmediata en el cielo para El mismo y el ladrón en la cruz, en el día de la crucifixión. Las infranqueables dificultades envueltas en tal interpretación son raras veces consideradas. Alan Richardson advierte contra la lectura de este versículo de una manera que contradice el punto de vista general del Nuevo Testamento (Introduction to the New Testament Theology, p. 346).


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E. Earle Ellis nos advierte asimismo que la interpretación común no está de acuerdo con las enseñanzas de Jesús en algún otro sitio, o con el punto de vista general del Nuevo Testamento del hombre y de la muerte" (The New Century Bible Commentary on Luke, p. 269). Él luego nos refiere directamente a Lucas 27-40 que demuestra que la vida después de la muerte para Abraham depende de su resurrección futura. Según nuestras traducciones, Jesús le dijo al ladrón: 33 "de cierto te digo: Hoy estarás conmigo en el paraíso". ¿Puede realmente ser que debemos tener por entendido que Cristo le estaba ofreciendo al ladrón un lugar en el cielo (en el cual Cristo únicamente se dice ha pasado, Heb. 4:14) aparte de la resurrección, y por adelantado de todos los fieles incluyendo a David, quien en Hechos 2:34 no había subido al cielo"? ¿Verdaderamente estaba Jesús mismo esperando estar con el Padre ese día, en vista de su declaración a los Judíos de que "como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches (Mat.12:40)? ¿Cómo ciertamente pudo El estar en el paraíso en el día de la crucifixión, cuando según la profecía de su muerte a la que se refirió Pedro, él estaba en el Hades hasta la resurrección (Hechos 2:31)? Aun en el domingo de su resurrección, El aún no había ascendido al Padre (Juan 20:17).13


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Los intentos que han sido hechos para conservar el esquema tradicional intacto envuelven alguna cuestionable exégesis. Se ha sugerido que el paraíso aquí no fue en la presencia del Padre sino en el mundo de los muertos. Pero el paraíso de la Escritura es hallado no dentro del corazón de la tierra, sino en el huerto restaurado de Edén, el cual contiene el árbol de la vida: "Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios" (Rev. 2:7; 22:2). ¡Nadie declararía que el árbol de la vida crece en el área de los muertos!
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La solución para el problema planteado por la promesa de Jesús para el ladrón bien puede recaer sobre la puntuación de Lucas 23:43. George R. Berry, editor del Interlinear Literal Translation, escribió: "No hay autorización para la puntuación en cualquier parte del texto Griego". El adverbio Griego vertido aquí como hoy aparece en la versión de los LXX y en el Nuevo Testamento 221 veces. En 170 de estas ocurrencias el adverbio sigue al verbo que modifica, y a menudo acompaña declaraciones de gran solemnidad: Así, en el Antiguo Testamento tenemos: "Te digo hoy"; "Yo te testifico hoy". Los ejemplos pueden ser hallados en Deuteronomio 6:6; 8:11; 10:13; 11:8, 17, 23; 13:8; 19:9; 27:4; 31:2. No es antinatural, por consiguiente, que le debamos poner signos de puntuación a Lucas 23:43 como sigue: "De cierto te digo hoy, estarás conmigo en el paraíso". Pablo usa un giro similar de la locución en Hechos 20:26: "Yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos . Algunos escritos primitivos razonablemente colocan la coma en Lucas 23:43 como nosotros lo sugerimos.14
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En vista de la petición del ladrón, la respuesta de Jesús tiene buen sentido común así puntuado. Él le había pedido a Jesús que se acuerde de él cuando viniera en (el poder de) su Reino, es decir, en la Parusía, cuando el Reino debe ser manifestado en gloria. La aseveración de Señor más que satisface la petición del ladrón; El le asegura al ladrón que él ya es recordado en ese mismo día, por adelantado de la venida del Reino. El ciertamente estará con Jesús en el paraíso del Reino futuro.

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Juan 11:26

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Es algunas veces contendido que la declaración de Jesús en Juan 11:26, "él que cree en Mí nunca morirá", prueba que los muertos deben arribar inmediatamente a la presencia de Dios. Así traducida, la declaración está en conflicto con el dicho que la precede: "Él que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá". En Juan 5:24, Jesús dice que el creyente tiene la vida de la era venidera,15 pero esto no imposibilita la necesidad para la resurrección en el último día: "Ésta es la voluntad del que me envió, que todo aquel que cree en el Hijo de Dios tenga vida de la era venidera, y yo lo resucitaré en el día postrero" (Juan 6:40). La resurrección en el día postrero está asociada con la vida de la era venidera. El tema de la resurrección recurre como una clase de 34 coro en los versos 39, 44, 54. La resurrección de la tumba para la vida de la era venidera es claramente enseñada en Juan 5:29. Con estos pasajes en mente sugerimos que Juan 11:26 debería ser vertido literalmente (con A.H. McHeile, New Testament Teaching in the Light of St. Paul’s, p. 268): "Todo aquel que vive y cree en mí no morirá eternamente" eis ton aiona, en la era (venidera). Tenemos un paralelo en 8:35: "el esclavo no se queda en la casa durante la edad (eis ton aiona AV no se queda para siempre).16

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¿Vivo Antes de la Resurrección?

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Tres pasajes más de la Escritura son algunas veces presentados en apoyo del punto de vista de que los muertos están vivos antes de la resurrección. El episodio relatado en 1 Samuel 28 concierne a una así llamada aparición de Samuel después de su muerte. Hay buenas razones para creer que la medium, con la ayuda de un espíritu demoníaco, pudo efectuar una imitación de Samuel. No tiene sentido del todo suponer que, habiendo rehusado comunicarse con Saúl por cualquier manera legítima (1 Sam. 28:6), el Señor le hablaría a través de Samuel, usando prácticas que El había prohibido como una "abominación". En todo caso, Saúl no vio nada. Fue la medium a solas quien vio a "dioses ascendiendo de la tierra" y a "un hombre anciano cubierto con un manto". Toda la historia se parece a un caso de fraude, y el comentario en 1 Crónicas 10:13, leído en el original, sugiere que lo que Saúl consultó fue al demonio familiar mismo, en vez del espíritu de Samuel, como pensó él. Y Samuel no fue un alma incorpóreo.


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En la transfiguración, Moisés y Elías aparecieron con Jesús. El acontecimiento está descrito como una visión (Mat. 17:9), y como la visión de Juan de acontecimientos no cumplidos en el libro de Apocalipsis, no puede pasar por una declaración de la supervivencia real de Moisés y Elías. Es muy difícil que ellos pudieran haber sido resucitados a la inmortalidad por adelantado de Jesús, los primeros frutos. Y el escritor a los Hebreos piensa en todos los héroes de la fe del Antiguo Testamento, incluso de Moisés y los profetas, como que habían muerto, sin haber recibido el premio prometido (Heb. 11:13, 39). La transfiguración es comprendida por Pedro como que es una visión de la Parusía (2 Ped. 1:17, 18.

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¡Es algunas veces alegado que las discusiones entre Jesús y los saduceos acerca de la resurrección muestran que Jesús pensó acerca de Abraham, Isaac, y Jacob como que estaban vivos antes de la resurrección! Sin embargo, esto es no comprender el punto principal de la enseñanza de Señor. Su meta fue señalar la necesidad absoluta de la resurrección. ¡Puesto que los patriarcas estaban muertos (y lo están aún), deberá haber una resurrección futura, pues Dios no es Dios de muertos sino de vivos! (Mat. 22:29-33).


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Anthony Buzzard, teologo unitario...