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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

lunes, 28 de febrero de 2011

PUESTA NUESTRA MIRADA EN EL GALARDÓN


Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

La Promesa de un Galardón: ¿Lo conoce usted realmente?

En los siguiente pasajes quiero mostrarles que Dios nos tiene reservado un galardón:

“Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón“ Hebreos 11:24-26.

Hebreos 10:35: No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón

Proverbios 11:18: El impío hace obra falsa; Mas el que siembra justicia tendrá galardón firme.

Mateo 5:12: Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

Lucas 6:35: Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos.

Hebreos 10:35: No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón;

11. Hebreos 11:6: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

2 Juan 1:8: Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo.

Apocalipsis 22:12: He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.

¿Y cuál es ese Galardón que nos espera?

Para descubrir cuál es el galardón que nos tiene preparado del Señor s necesario que ustedes comparen Apocalipsis 11:18 y Daniel 7:22. Veamos:

Apocalipsis 11:18: Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y EL TIEMPO de juzgar a los muertos, Y DE DAR EL GALARDÓN a tus siervos los profetas, A LOS SANTOS, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.

Daniel 7:22: “Hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; Y LLEGÓ EL TIEMPO, Y LOS SANTOS RECIBIERON EL REINO”.

Observe, estimado lector, que tanto en Apocalipsis 11:18, como en Daniel 7:22, se nos habla de UN TIEMPO EN PARTICULAR para que LOS SANTOS reciban EL GALARDÓN, que claramente es descrito en Daniel como ¡¡¡EL REINO DE DIOS!!!

Es por eso que los predicadores, maestros, y pastores deben enseñar a sus discípulos que el galardón de Dios tiene su nombre propio: EL REINO DE DIOS. Pero muchos predicadores de hoy prometen a sus seguidores que si son fieles a Dios ellos irán al cielo para vivir eternamente como angelitos alados, tocando un arpa o lira dorada en compañía de todos los santos ángeles. Esta creencia no es el verdadero galardón prometido por Dios y Su Hijo. El verdadero galardón es el reino de Dios, aquel mismo reino que él vino a predicar y a enseñar insistentemente durante sus tres años y pico de ministerio en la tierra (Ver Marcos 1:1,14,15; Lc. 4:43; Hechos 1:3; Mateo 24:14).

Los apóstoles jamás entendieron que el reino de Dios era partir al “reino EN los cielos” a través de sus almas inmortales, para eternamente vivir con la Deidad, Su Hijo, y sus ángeles. Ellos creyeron en un reino real que se restaurará en la tierra cuando el heredero del mismo aparezca en toda su gloria con sus ángeles, y diga: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mt. 25:31,34). Y claro, ese reino ES un reino real, pero perfecto y justo, el de David, el cual será restaurado en la tierra de Israel, en la misma capital, Jerusalén, por “aquel varón” ungido, el Señor Jesucristo (Mateo 1:1; Hechos 1:6,7).

domingo, 27 de febrero de 2011

EL “QUÉ” Y EL “CÓMO” DEL EVANGELIO COMPLETO


Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

El “Qué” del Evangelio

El Señor Jesucristo vino al mundo para traernos un mensaje del Padre, el cual él llamó “El evangelio o buenas noticias del reino de Dios” (Lucas 4:43). Además, él llamó a la gente al arrepentimiento y a la creencia en su mensaje o evangelio del reino para ser salvos (Marcos 1:1,14,15;16:15,16).

Debemos también entender que nuestro Señor vino para confirmar las promesas hechas a los Padres, es decir, para que la gente supiera que Dios, algún día, cumpliría Sus promesas y pactos hechos con los padres (Abraham Issac, Jacob, David), tanto sobre la posesión de una tierra bendita como la herencia del reino de David que se restaurará en esa tierra de promisión que fluye leche y miel (Rom. 15:8). Recordemos que estas dos promesas aún están pendientes de cumplirse hasta que venga la simiente de Abraham y de David, el Señor Jesucristo (Mateo 1:1).

Hagamos un recuento breve. Dios llamó un día a Abraham para que saliera de su tierra pagana e idólatra para darle una tierra bendita, tanto para él como para su descendencia (Gén. 12:1; 13:15; 15:18). Y Abraham no dudó ni un minuto el llamado de Dios, y se dispuso con su familia a abandonar la tierra de sus padres (Ur) a una nueva tierra. Del mismo modo, Jesús nos llama a nosotros para que salgamos de este mundo corrupto para heredar esas mismas promesas hechas por Dios al padre Abraham, a Isaac y a Jacob.

Jesús no vino a hablarnos de nuevas promesas que sustituyen a las antiguas, sino, más bien, a confirmar las prístinas u originales reveladas a Abraham, como ya dijimos antes, para que por ellas nosotros nos sintamos impelidos al arrepentimiento, y seamos considerados hijos de Abraham por la común fe, y seamos coherederos con Cristo de esas mismas promesas (Gál. 3:7,16,29, Rom. 8:17). Este promesa de Dios a Abraham de una bendición para él y su descendencia, el apóstol Pablo dice que fue un anuncio anticipado del evangelio al padre de la fe (Gál. 3:8). El evangelio que fue predicado anticipadamente a Abraham se resumía: “En ti, todas las familias de la tierra serán benditas”. Y esa bendición vendría por la misma fe que tuvo Abraham. El fue justificado por la fe, al haber creído en las promesas de Dios. Hoy, los hombres son justificados por la fe, y en el mensaje que vino a confirmar, es decir, las promesas hechas por Dios a Abraham, Isaac, y Jacob…y a David, a quien Dios le prometió que su reino no desaparecería, sino que continuaría con un varón de su linaje que lo restauraría en un futuro no conocido por nadie.

Estas promesas de una tierra y un reino es lo que yo suelo llamar “El Qué” del evangelio, o la oferta del evangelio para que procedamos al arrepentimiento y a la salvación. El apóstol Pablo nos dice sobre estas grandísimas promesas, lo siguiente: “Así que, amados, puesto que tenemos tales PROMESAS (El “Qué”), limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu (por la sangre de Cristo), perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (El “cómo”) (2 Cor. 7:1). Es decir, teniendo esa HERENCIA de las promesas por delante (la vida eterna en el reino de Dios en el nueva tierra), ¿cómo no vamos a cambiar de corazón y de conducta con el arrepentimiento sincero y en el temor de Dios?

El “cómo” del Evangelio

Así que teniendo por delante esas promesas maravillosas de una tierra bendita y un reino justo y recto, Pablo nos llama a limpiarnos de toda contaminación de la carne, y esto se logra justamente a través de la cruz de Cristo y su sangre derramada para limpiarnos de nuestros pecados pasados. Esto dice Pablo: “Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; 19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”.

Y por su lado, el apóstol Pedro resume de este modo el “Qué” y el “cómo” del evangelio:

2 Pedro 1:4 por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas (el “Qué”), para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina (“El Qué”), habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia (El “cómo”); 1:5 vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; 1:6 al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; 1:7 a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. 1:8 Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. 1:9 Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados (el “cómo”). 1:10 Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. 1:11 Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (“El qué”).

Esta era, y aún es, una buena noticia de salvación para todos, y de hecho es el “cómo” del evangelio que hace posible que los hombres hereden en “Que” del evangelio, es decir, la tierra prometida a los padres y el reino restaurado a David.

El problema del evangelismo hoy

Los más de los predicadores sólo se atienen en el “cómo” del evangelio, es decir, en el sacrificio de Cristo para redimirnos de los pecados pasados y salvarnos de la condenación eterna, pero se olvidan de enseñar el “Qué” del evangelio, o lo que es lo mismo decir, el premio o galardón que recibiremos por nuestra reconciliación con Dios, es decir, el reino de Dios en la nueva tierra. Es por eso que tanto el reino de Dios, como el sacrificio de Cristo, su sepultura y su resurrección al tercer día, se los llama, “el Evangelio” (Mr. 1:1,14,15; 1 Cor 15:1-5).

Mientras que los predicadores no entiendan que el evangelio completo es el “Qué” (el galardón o herencia) y el “cómo” (la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo al tercer día para nuestra redención total), ellos estarán predicando un evangelio confuso y parcial.

Es hora ya que los predicadores acepten que el “Qué” del evangelio, el Señor Jesús lo proclamó como el reino de Dios. Éste fue “la fe de Jesús” y la esperanza que vino a predicar insistentemente desde el inicio hasta el final de su ministerio (Mr. 1:1, 14,15; Hechos 1:3, Lc. 4:43).

miércoles, 23 de febrero de 2011

UNA SECTA MORTIFERA QUE TODOS DEBEMOS EVITAR A TODA COSTA!

El colmo de la estupidez...
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Muere un testigo de Jehová argentino por no recibir una transfusión de sangre. Sí, mis amigos, la semana pasada se ha dado otro caso de fallecimiento de un testigo de Jehová por la negativa de los adeptos de este grupo a recibir transfusiones de sangre alegando motivos bíblicos. Ha sucedido en la provincia argentina de Rosario. Camilo Zampini sufrió un accidente de moto y cuando los médicos aconsejaron que recibiera sangre, su esposa se negó aludiendo cuestiones religiosas. La hermana presentó un recurso judicial para solicitar que le realizaran todo lo necesario para salvarle la vida, pero la respuesta favorable a dicho recurso llegó tarde.

¡Qué amorosa la viuda!

EL REINO Y EL PODERIO ESTARAN EN MANOS DE LOS SANTOS... PERO QUIENES SON LOS SANTOS?

El reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, serán dados al pueblo de los santos del Altísimo (Daniel 7:22,27)

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

El profeta Daniel nos habla que llegará el tiempo en que los santos del Altísimo recibirán el reino, el dominio y la majestad de los reinos que están debajo de todo el cielo. Es decir, que los santos serán los gobernantes de todos los reinos de la tierra junto con Su Majestad, el Señor Jesucristo.

Ahora bien, si descubrimos quiénes son los santos, sabremos quiénes gobernarán con Cristo en su reino. Analicemos esto con cuidado, porque de esto depende una sana interpretación de la Biblia.

¿Qué es santidad?

Wikipedia nos dice:

Para el Judaísmo el término hebreo para la santidad («kedushah» en hebreo: קדושה‎) significa «apartamiento» o «separación». En la religión hebrea, lo «santo» es lo «diferente» o «apartado», y en ese sentido Yahvé es «santo», distinto del mundo profano. Los objetos y las personas se «santifican» por su relación con Dios, habitualmente a causa de la elección divina, o por una ofrenda especial hecha a la divinidad. Así, por ejemplo, el «santo de los santos» del Templo de Jerusalén era el santuario reservado para el culto especial, separado especialmente del resto de los atrios, para significar su propiedad especial por parte de Dios, y esta «santidad» se extendía a Jerusalén, la «ciudad santa», los «días santos» reservados para el culto por Yahvé, y al pueblo hebreo, elegido por Dios. Buena parte del sentido de «santo» de la religión hebrea permea en toda la tradición cristiana.

La raíz de la palabra “santo” es apartado, separado. ¿En qué sentido está separado Dios? Está separado del hombre en lo que respecta a espacio. Él está en los cielos (Mt6.9b), el hombre, en la tierra. Él está separado en lo que respecta a la naturaleza, al carácter. Dios es perfecto, el hombre imperfecto; Dios es divino, el hombre humano y pecaminoso. Vemos, pues, que la santidad es el atributo que establece y preserva la distinción entre Dios y las criaturas. Denota no sólo un atributo de Dios, sino su naturaleza misma. Sólo Dios es santo en sí mismo. Se habla de gente santa, de edificio y objetos santos, porque Dios los ha santificado. La palabra “santo” aplicado a personas u objetos es un término que expresa una relación con Dios, o sea, que estos han sido separados para el servicio de Dios.

Así que para resumirlo muy escuetamente, un santo es una persona que está separada del mundo para servir a Dios. Esto no significa, sin embargo, que la persona deba recluirse en un claustro o monasterio para evitar todo contacto con el mundo exterior, porque ¿cómo podría ser esta persona “luz del mundo” si está escondida en cuatro paredes lúgubres y frías? Por lo tanto, el santo debe alumbrar con sus hechos y con su fe al mundo que está en tinieblas espirituales, sin hacerse parte de él. Simplemente el santo no se inmiscuye en los asuntos temporales de este mundo, y no hace lo que comúnmente hacen los inconversos que viven sin Dios.

Los santos de la Biblia eran personas comunes y corrientes que se distinguían por su conducta impecable, es decir, por su vida pura, honesta, y sencilla. Estos santos vivían confiados y observando las leyes de Dios con fiel devoción.

Sólo frío o Caliente: No hay término medio

Así como sólo hay justos e injustos (Véase Hechos 24:15), así también sólo hay santos e inmundos (Véase 1 Corintios 7:14). En ninguno de los dos casos hay términos medios. También hay “Hijos de Dios” e “hijos de diablo”, y aquí tampoco hay términos medios. O se es hijo de Dios, o se es hijo del diablo, pero no hay términos medios. Sencillamente los tibios serán vomitados de la boca de Dios.

Cuando los católicos romanos eneseñan que los santos son una clase especial de cristianos de entre un grupo más numeroso de fieles, simplemente están inculcando un craso error. Porque si sólo una minoría de creyentes católicos puede ser considerada “santa”, entonces la gran mayoría de los católicos sólo podría ser considerada como INMUNDA (véase 1 Cor. 7:14)— ¡No hay términos medios!

El Catolicismo ha torcido el concepto bíblico de la santidad

Recordemos que la santidad no es como lo predica la Iglesia católica, en donde ésta va asociada con la vida monástica, con la separación radical y total del mundo, con la opción por la pobreza y el celibato, con la ejecución de milagros, con la levitación, con la bilocación, con los estigmas, y finalmente, con la incorrupción.

¿Qué nos dice la Biblia sobre la Santidad?

Pablo nos dice:

1.- Hebreos 12:14: “Seguid la paz con todos, y la SANTIDAD, sin la cual nadie verá al Señor”.

Aquí Pablo dice que si queremos ver al Señor Dios, será necesario que seamos santos y sigamos la paz. Si la gran mayoría de católicos no son santos, entonces esta gran mayoría nunca verá a Dios.

2.- Efesios 4:24: “y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y SANTIDAD de la verdad.

Aquí el “nuevo hombre” a diferencia del “viejo hombre” se caracteriza por la justicia y la santidad. Si alguno no se caracteriza por la justicia y la santidad, es aún un “viejo hombre”. Y ya sabemos cómo se comportan los viejos hombres y a dónde acabarán finalmente. Dice Pablo de estos “viejos hombres, así; Efesios 4:22: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del VIEJO HOMBRE, que está viciado conforme a los deseos engañosos”.

3.- 1 Tesalonicenses 3:13: “Para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en SANTIDAD delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos”.

Este pasaje nos dice que los santos serán irreprensibles cuando vuelva el Señor Jesús. Pero si alguno no es santo, ciertamente será censurado por ser un mal siervo de Cristo, cuando él regrese del cielo en gloria.

4.- Salmos 34:9: “Temed a Jehová, vosotros sus SANTOS, Pues nada falta a los que le temen”.

En este pasaje, los que “temen a Jehová”, que por cierto se refiere a individuos que buscan al Señor (v.10), y que ahora son sus hijos (v.11), son llamados “SANTOS”.

5.- Salmos 116:15: “Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus SANTOS”.

La muerte de los santos es estimada a los ojos de Dios, pero si alguno no es un santo, ¿Cómo podría la muerte del tal persona ser estimada por Dios? Recordemos que los católicos dicen que los santos son sólo algunos privilegiados, hombres especiales, y fuera de serie, de entre una gran masa de creyentes que no lograron ese nivel. Pero si fuera verdad lo que sostiene el romanismo sobre los santos, ¿podría la muerte de cualquier católico devoto que no alcanzó la santidad ser estimada a los ojos de Dios? Por otro lado, ¿fue la muerte del escritor de este salmo, el Rey David, estimada a los ojos de Dios? Si la respuesta es que sí, entonces David fue un santo, y por tanto, un futuro gobernante en el reino del Mesías. Recuerden que: “Después recibirán el reino los SANTOS del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre… y llegó el tiempo, y los SANTOS recibieron el reino. El reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, serán dados al pueblo de los santos del Altísimo” (Daniel 7: 18,22,27).

La Evidencia de que los santos en la Biblia podían ser muy imperfectos y sujetos al perfeccionamiento

1 Corintios

6:1 ¿Osa alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos? 6:2 ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? 6:3 ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida? 6:4 Si, pues, tenéis juicios sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia? 6:5 Para avergonzaros lo digo. ¿Pues qué, no hay entre vosotros sabio, ni aun uno, que pueda juzgar entre sus hermanos, 6:6 sino que el hermano con el hermano pleitea en juicio, y esto ante los incrédulos? 6:7 Así que, por cierto es ya una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados? 6:8 Pero vosotros cometéis el agravio, y defraudáis, y esto a los hermanos. 6:9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 6:10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 6:11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.

Si examinamos bien estos versos de arriba, veremos que Pablo reprocha a santos, a creyentes que juzgarían y gobernarían el mundo venidero, pero que aún les faltaba sabiduría para juzgar cosas insignificantes, y por eso peleaban y discutían airadamente entre sí, cometiendo agravios y defraudando a sus otros hermanos santos. Finalmente Pablo les dice a estos santos conflictivos que ellos ya han sido santificados y justificados (hechos justos) en el nombre de Jesús, y por el Espíritu de Dios.

Otro pasaje que nos habla de los santos como si fueran la grey o los feligreses del Señor en su conjunto, es Efesios 4:11, que dice: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”.

Noten ustedes ahora que los líderes cristianos, entre los cuales están los pastores (también llamados “ancianos” u obispos), fueron establecidos por el Señor para PERFECCIONAR a los santos, y edificarlos como lo que son, el cuerpo de Cristo (La iglesia). Es decir, el pastor tiene la función, junto con los otros líderes, de perfeccionar a personas que ya son santas, y que son parte del cuerpo de Cristo. Aquí no se dice que los líderes perfeccionarían a los fieles para ver así algunos lograrían la tan anhelada posición de “santos de la iglesia”. Realmente lo que se dice es que los santos serían perfeccionados, porque estaban aún ”creciendo en la fe”. Ah, y en este grupo seguramente habría un regular número de jóvenes como Timoteo.

Conclusión:

El remanente fiel del AT, así como todos aquellos fieles que en esta “era cristiana” han respondido al llamado del Señor (tanto Judíos como gentiles), y que han recibido la santificación y la justificación por la fe en el evangelio de Cristo, y en su sangre preciosa derramada en la cruz para el perdón de los pecados, son los llamados ‘santos’. A estos santos se les ha asignado un reino, y serán reyes en el reino de Cristo (Lucas 13:32).

Ahora sólo me cabe preguntarle:

¿Es usted un santo del Señor o no? Recuerde: ¡No hay término medio! O es usted un santo, o es usted un inmundo (1 Cor. 7:14)…¡Y ya sabe usted qué les pasará a los inmundos! (Ver Efesios 5:5: “Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o INMUNDO, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios”).

EX TESTIGO DE JEHOVÁ DA SU TESTIMONIO DE CUANDO ERA MIEMBRO DE ESTA SECTA

martes, 22 de febrero de 2011

LA GRAN ACOGIDA QUE HA TENIDO EL SITIO EN YOUTUBE: "FUERZA LAVASORIANA"

DOS TRONOS...


Muchos creyentes enseñan que el reinado de Cristo es desde el cielo, y que comenzó cuando él ascendió inmortalizado al ”reino de los cielos” para sentarse en el trono de Su Padre, a su misma diestra. Sin embargo, las misma Palabra de Dios nos dice que Jesús se sentará también en su propio trono, y no tan sólo en aquel que se sienta Su Padre. He aquí el pasaje clave:

Apocalipsis 3:21: Al que venciere, le daré que se siente conmigo EN MI TRONO, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre EN SU TRONO.

Ahora esta pregunta surge inmediatamente: ¿Y dónde se sentará Jesús en su propio trono?¿En el cielo, en Marte, o en la tierra?

He aquí unos pasajes importantes que nos hablan del reino de David que será restaurado por su hijo, el Señor Jesucristo:

Isaías 9:7: “Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre EL TRONO DE DAVID Y SOBRE SU REINO, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto”.

Acá, en esta profecía de Isaías, se nos dice que Jesús se sentará en el trono y el reino de DAVID…

Lucas 1:32: “Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará EL TRONO DE DAVID su padre”.

También acá, en Lucas, se nos dice que Jesús recibirá el trono de David su padre. Pero si el trono de David su padre es aquel que está localizado en el cielo, entonces David reinó en el cielo y no en tierra (Jerusalén), y eso nadie me lo creería ni por un segundo. Así que Apocalipsis 3:21 se refiere a un trono que es de Cristo y no del Padre. Además, este pasaje apocalíptico no nos dice nada de que dicho trono del Hijo está en el cielo, al lado del Padre, o en algún otro sitio. En realidad nosotros creemos que estará en el mismo lugar donde se sentó el legendario rey David, en Jerusalén. Y para cumplir esta profecía, Jesús deberá dejar el cielo y venir a la tierra para sentarse en el trono de su padre David en Jerusalén.

Dice Jeremías 3:17: En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: TRONO DE JEHOVÁ, y todas las naciones vendrán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén; ni andarán más tras la dureza de su malvado corazón.

Dice Salmos 122:5: “Porque allá (Jerusalén) están las sillas del juicio, los TRONOS DE LA CASA DE DAVID”.

Dice Mateo 5:35: “No juréis… ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la CIUDAD DEL GRAN REY”.

Así que el trono en que se sentará Jesús será el suyo, y no el de Su Padre que está en el cielo, el cual es inamovible. Y ese trono en el que se sentará Jesús, y que es suyo, es también llamado “el trono de David”, pues Jesús es su descendiente real, el varón designado por Yahweh y el heredero predicho por los profetas para sentarse en su trono en Jerusalén en su parusía, ocasión en que tomará su corona y su cetro.

¿Pero entonces por qué se le llama al “trono de David” el “trono de Yahweh” en otros pasajes?¿Es que acaso Yahweh tiene dos tronos, uno en el cielo, y otro en la tierra? No! Lo que sucede es que Jesús había dicho:

Mateo 23:39: “Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR (Yahweh)”. Así que cuando Jesús venga, vendra en el nombre de Yahweh, y en ese sentido es como si Yahweh mismo viniese en Su Hijo. Por lo tanto podemos decir que el Reino de Cristo, que es el reino de David, es también el reino de Yahweh. ¡Pero esto no quiere decir que el trono de David era el trono del Padre, o que el Padre mismo se sentaba en ese trono con David, lado a lado. Además recordemos que Dios dijo que el cielo es su trono, y la tierra el estrado de sus pies (Isa. 66:1).

Recuerde siempre que hay dos tronos, el del Padre en el cielo, y el de Hijo en la tierra. Este será el mismo en el que se sentó David, su padre, miles de años antes que él.

Este hecho no quiere decir que el Padre no tenga influencia en el reino de Cristo, pues definitivamente lo tendrá y lo bendecirá grandemente. Y no está fuera de lugar recordar que Jesús consideraba todo aquello que le pertenecía como si le perteneciera también a Su Padre y viceversa.

Juan 17:10: “y TODO LO MÍO ES TUYO, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos”.

domingo, 20 de febrero de 2011

LA VERDAD DEL RAPTO DE LOS FIELES EN Mt. 24:36-44


Estimados amigos:

Este pasaje de Mateo es una parte importante de los argumentos de la teología bíblica del rapto. La idea del rapto – la idea de que Cristo raptará a sus seguidores más fieles lejos de la tierra antes del enfrentamiento final entre el bien y el mal – es extremadamente popular en los Estados Unidos hoy en día (y de hecho se ha convertido en un negocio de billones de dólares), pero la teología del rapto pre-tribulacional es en realidad una doctrina muy reciente en la historia del cristianismo. El concepto del rapto se desarrolló en el siglo 19, y fue popularizada en el siglo 20, en gran medida por la Biblia de Referencia Scofield y los escritos de Hal Lindsey.

La Teología del Rapto se basa en un puñado de pasajes (tales como Mateo 24:37-42, 1 Tesalonicenses 4:13-18, 2 Pedro 3:9-12, 1 Corintios 15:52, y Mateo 24 :27-31), adoptados de una manera muy selectiva, a partir de varios libros del Nuevo Testamento, y montados en lo que sólo puede describirse como una forma eminentemente arbitraria, para crear una línea de tiempo de cómo el mundo va a terminar. Aunque la idea de que el rapto se basa en una interpretación bíblica muy subjetiva y en una débil teología, el rapto es el elemento definitorio de la visión del mundo sostenida por millones de fundamentalistas cristianos.

Pero, uno podría decir que todo el mundo tiene derecho a su punto de vista – siempre y cuando no hagan daño a otras personas. Así que la pregunta que debemos hacernos es: ¿Puede la teología del rapto ser peligrosa? La respuesta, desafortunadamente, es sí. La idea del rapto sirve como una excusa para ignorar los problemas del mundo, ya que la venida de Cristo está, supuestamente, a la vuelta de la esquina. El rapto puede ayudar a racionalizar la destrucción del medio ambiente, debido a que Cristo justamente borrará y rehacerá el mundo en cualquier momento. Aún más alarmante, la teología del rapto ha inspirado a muchos a buscar las guerras a gran escala como una forma de hacer que el regreso de Cristo ocurrirá pronto. Para muchos, la invasión de EE.UU a Irak fue un cumplimiento de la destrucción de Babilonia, como se describe en el Libro de Revelación – y por lo tanto un trampolín hacia la Segunda Venida.

Pero lejos de la actitud negligente o incluso destructiva que la creencia en el rapto puede evocar en los cristianos, la esperanza del retorno de Cristo debe llevarnos a centrarnos aún más resueltamente en la misión que Cristo confió a sus discípulos – la predicación del evangelio del reino y preparar a los fieles para las pruebas que tendrán que soportar antes de heredar las promesas.

Zoltan

sábado, 19 de febrero de 2011

RESPONDIENDO UN ARGUMENTO ERRADO DEL SEÑOR ARMANDO LÓPEZ GOLART CON RELACIÓN A LA HERENCIA DEL REY DAVID EN EL REINO MILENIAL


Uno de mis pocos detractores que discrepa con mi enseñanza puntual de que el Rey David será gobernante del reino milenial, y no un mero súbdito del mismo, escribe lo siguiente en su blog, a manera de réplica:

“En un reciente artículo titulado “¿Será el legendario rey David un mero súbdito de su reino?” de Apologista, y en donde ya de entrada, presenta una afirmación tendenciosa, porque David nunca tuvo un reino, sino que solo fungió como rey del reino de Jehová que un día estuvo aquí en la tierra, cosa muy distinta y que es en definitiva, del que Jesús anunció su restauración y del que será titular: luego David no será súbdito de “su reino”, sino súbdito del reino de Dios, en manos del ensalzado Jesucristo y cuya gloria nada tiene que ver con la de David”…así que no cabe la supuesta ”degradación” de David a la condición de vasallo, tal como usted sostiene, porque él nunca tuvo un reino.

Comentario de Apologista:

Sin duda alguna, el Sr. Armando López Golart, quien comenta lo anterior, ideó una salida relativamente ingeniosa, pero poco efectiva, a fin de contrarrestar lo que escribí en un post anterior, cuando dije que es imposible que David, habiendo sido el insigne rey del reino de Dios, y el ancestro directo del Mesías Jesús, se convierta en el milenio en un simple vasallo del reino que él mismo gobernó con el amén de Dios.

He de recordarles que la secta de los Testigos de Jehová, organización a la que perteneció el Sr. López Golart, aún enseña que David será un súbdito más en el reino de Cristo, una absurda idea que todavía mantiene el Sr. López, desgraciadamente.

Lo que nos quiere decir el Sr. Armando López Golart, resumidamente, es que si David en realidad nunca tuvo un reino propio, puesto que éste era de Dios, y no suyo, no habría justificación alguna de mi parte para afirmar que se le estaría degradando a la condición de un mero súbdito en el reino milenial de Cristo. ¿Pero cómo no se le estaría degradando al legendario REY David, si siendo aún un insigne y venerado rey de los Judíos, ahora resulta que en el milenio simplemente será un mero súbdito del mismo, lejos de la mesa mesiánica, y despojado de su título real?

El sentido común nos dice que sería una ofensa y una humillación que un rey de un reino, que habiendo sido en sus tiempos muy honrado y venerado por su Pueblo, y aceptado y aprobado por Dios, ahora resulta que cuando sea resucitado de entre los muertos, simplemente recibirá como galardón un lugar entre los vasallos del reino milenial, muy lejos de su descendiente, el Señor Jesucristo y sin su título real. No creo que el Sr. Armando López Golart pueda aceptar semejante ignominia para un notable rey que murió agradando a Dios y siendo bendecido.

¿Pero es que estoy loco cuando digo que el reino era de David? ¡No lo estoy! Y es que si bien es cierto que el reino es de Yahweh, también es verdad que David recibió y obtuvo la autoridad conferida de parte de Yahweh para su reinado, siendo previamente ungido por Samuel. Era como si David fuera Dios mismo gobernando sobre su pueblo, y en ese sentido, el reino de Dios y el reino de David se puede tomar como sinónimos. Y la prueba es que cuando Jesús estaba entrando en Jerusalén, el pueblo clamó, lo siguiente: “¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en las alturas!” (Marcos 11:10). ¿Es que acaso el amigo Armando López Golart no ha leído esto? Los Judíos mismos llamaron al reino de Yaweh — “El reino de nuestro padre David”. Sí, ‘el reino de Dios’ o ‘el Reino de David’ significan lo mismo para los judíos. Así que el Sr. López Golart se equivoca crasamente, no sé si de mala fe, o por ignorancia, cuando afirma que el reino de Israel nunca fue de David, o que David nunca tuvo su reino. Si él fue Rey, entonces él tuvo su reino, y por eso el pueblo clamó: “Bendito el reino de nuestro padre David que viene”.

Creo sinceramente que el Sr. López Golart debe ponerse la mano en el pecho y admitir que su creencia Rutherfodiana-Watchtoweriana no encaja con lo que la Biblia nos dice sobre los soberanos del reino. Además, él debería leer mejor Hebreos 11 sobre los llamados “héroes de la fe” de antaño, entre los cuales está David, y lo que ellos realmente esperaban como recompensa futura por su fe.

He dicho!

... INMORTAL?

Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

«La idea popular de que los buenos hombres van inmediatamente, por la muerte, al cielo; y los malos hombres, al "otro lugar", se funda en la doctrina Helénica que sostiene que el hombre tiene un alma inmortal, el cual, por definición, no puede estar sujeto a la muerte. En los términos Bíblicos, no obstante, la Escritura en este punto es muy coherente desde el Génesis hasta el Apocalipsis. los seres humanos no son inmortales por naturaleza. Ciertamente, el término "alma" es utilizado como el equivalente de ser viviente o "persona," como sujeto a la muerte. Sería más correcto decir que el hombre es un alma, no que él tiene un alma». Anthony F. Buzzard, Erudito Unitario.

Iniciemos nuestro sucinto pero interesante estudio:

Fil. 1:23 «Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor... »

Si Pablo sugiere en este texto un “partir del alma” de las personas hacia el tercer cielo en el instante de la muerte, para “estar con Cristo”, estaría echando por tierra, en una clarísima contradicción, lo que asegura en el capítulo 15 de 1 de Corintios, en 1 Tesalonicenses capítulo 4, y en el capítulo 3 de la misma carta a los Filipenses de donde parte el verso que encabeza el escrito, cuando habla acerca de la resurrección de los muertos:

Fil. 3:21 «... el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas».

La Biblia no sostiene que quienes han creído en Cristo al morir ingresen a un “plano o lugar diferente” y en “otra forma de vida”. Pablo se refiere al «partir» a su [muerte física], y al «estar con Cristo» al estar en la [presencia del Señor por efecto de la resurrección corporal], la cual se llevará a cabo en la segunda venida de Cristo al mundo (enfatizado con corchetes):

1 Ts.4:16-17 «Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo [resucitarán primero]. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así [estaremos] siempre con el Señor».

La esperanza del creyente que ha muerto para «estar con Cristo» se encuentra en la resurrección de su cuerpo, en el día postrero: «Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero» (Jn.11:23-24). La verdadera [vida] del creyente que ha fallecido en Cristo depende de su resurrección gloriosa, solamente. Tal estado lo capaciatará para ingresar al Reino de Cristo que tendrá una duracion de mil años (Ap.20:4, 6). No en valde el Señor dijo: «Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá» (Jn.11:25). Cristo mencionó que todos los hallados en los sepulcros [oirían su voz], tanto creyentes, «los que hiceron lo bueno», como impíos, «los que hiceron lo malo»; «pero cada uno en su debido orden» (1 Co. 15:23-25; Jn.5:29 b; Ap.20:12). Esto destruye la falsa idea de las supuestas almas de los cristianos que han ido al cielo en el momento de la muerte, debido que la voz del Hijo de Dios será oída por lo que estén en sus tumbas y no en el cielo en “algún modo de vida” (véase por favor Jn.5:28-29). No es congruente pensar, por esto, que las “almas inmortales” puedan estar en ese sitio «eterno» sin escucharla, si estimamos por un instante que en tales “almas” se establece la conciencia de las personas, la personalidad, los pensamientos, las emociones, afectos y voluntad: ¿Para qué escuchar la voz del Hijo de Dios estando en los sepulcros secos, descarnados y hechos polvo, si hay un “alma viva” en la Habitación del Divino Ser qué puede oírla? Cristo ordenó a Lázaro, «el que había muerto», dirigiéndose precisamente a él, para que saliera de su [tumba] en la que estaba desde hace cuatro días ya descompuesto, por lo que vemos en el Evangelio de Juan. El Señor jamás se dirigió a otra [condición existente] fuera de su cuerpo muerto.

La Biblia nunca sustenta la idea de un “alma inmortal, pero si afirma que Dios es el «único que tiene inmortalidad». La creencia de un “alma inmortal” antagoniza con esta verdad Escritural (enfatizado con corchetes):

1 Tim.6:15-16 «... la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, [el único que tiene inmortalidad], que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén».

La Biblia aclara que los que han muerto dejan de tener «conciencia»; que no es posible que logren «percibir» cualquier cosa o situación; que los pensamientos dejan de ser con la muerte de los individuos, en lo absoluto (enfatizado con corchetes):

Sal. 146:3-4 «No confiéis en los príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación. Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; en ese mismo día [perecen sus pensamientos]».

Ec.9:5-6 «Porque los que viven saben que han de morir; [pero los muertos nada saben], ni tienen más paga; [porque su memoria es puesta en olvido]. [También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya]; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol».

La «inmortalidad» no es algo inherente en los seres humanos, pero es verdad que los creyentes en Cristo serán [revestidos] de esta «inmortalidad» en el [día de la resurrección] de sus «corruptos» y «mortales» cuerpos (enfatizado con corchetes):

1 Co.15:53-54 «Porque es necesario que esto [corruptible] se vista de [incorrupción], y esto [mortal] se vista de [inmortalidad]. Y cuando esto [corruptible] se haya vestido de [incorrupción], y esto [mortal] se haya vestido de [inmortalidad], entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria».

Cuando Cristo sea «manifestado», es decir, en «gloria y visible», en el evento de su Parusía (Tit. 2:13), entonces, sólo así, seremos «manifestados con él en gloria». En la resurrección futura los creyentes serán [semejantes] al Señor (1 Jn.3:2). Mientras tanto, antes de este maravilloso suceso futuro, muchos de los fieles creyentes de Dios y de su Ungido continuarán [durmiendo] en el profundo sueño de la muerte (véase para esto Col.3:4; 1 Ts.4:14-15; Jn.11:11-14; 1 Co.15:51; Mt.24:30; Ap.1:7).

Para terminar, los dejo con este comentario del Dr. Paul Althaus sobre el origen pagano de la inmortalidad del alma:

«La esperanza de la iglesia primitiva giró alrededor de la resurrección del Último Día. Es ésta que primero llama los muertos a la vida eterna (1 Cor. 15; Fil. 3:21). Esta resurrección le ocurre al hombre y no sólo al cuerpo. Pablo no habla de la resurrección "del cuerpo" sino "de los muertos". Esta comprensión de la resurrección comprende implícitamente a la muerte como que también afecta a todo el hombre. Así los conceptos Bíblicos originales han sido reemplazados por las ideas del dualismo Gnóstico helenístico. La idea del Nuevo Testamento de la resurrección que afecta a todo el hombre ha tenido que dejar paso a la inmortalidad del alma. El Ultimo Día también pierde su significado, pues las almas han recibido todo lo que es decisivamente importante mucho antes de esto. La tensión escatológica ya no es fuertemente la esperanza de la iglesia primitiva que giró alrededor de la resurrección del Último Día. Es ésta que primero llama los muertos a la vida eterna (1 Cor. 15; Fil. 3:21). Esta resurrección le ocurre al hombre y no sólo al cuerpo. Pablo no habla de la resurrección "del cuerpo" sino "de los muertos". Esta comprensión de la resurrección comprende implícitamente a la muerte como que también afecta a todo el hombre. Así los conceptos Bíblicos originales han sido reemplazados por las ideas del dualismo Gnóstico helenístico. La idea del Nuevo Testamento de la resurrección que afecta a todo el hombre ha tenido que dejar paso a la inmortalidad del alma. El Ultimo Día también pierde su significado, pues las almas han recibido todo lo que es decisivamente importante mucho antes de esto. La tensión escatológica ya no es fuertemente dirigida para el día de la Venida de Jesús. La diferencia entre esta idea y la esperanza del Nuevo Testamento es grandísima para el día de la Venida de Jesús. La diferencia entre esta idea y la esperanza del Nuevo Testamento es grandísima».

Referencias:

Reina Valera 1960.

¿Qué Ocurre Cuando Morimos?
Una Perspectiva Bíblica de la Muerte y Resurrección. Anthony F. Buzzard.

domingo, 13 de febrero de 2011

Testigos de Jehová(Thekeystone74 nos comenta acerca del Comite Judicial de los Testigos de Jehová

TESTIGO DE JEHOVA: PUEDE SER ALGUIEN SALVO FUERA DE LA IGLESIA DE CRISTO?

Un interesante escrito que revela una de las tantas mentiras de los TJ y de Armando L. Golart, una de sus encubiertas marionetas.
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Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
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Cristo, Su Iglesia, y la salvación
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Una de las verdades que se desprende de las Escrituras es que Cristo vino a edificar su iglesia (Mat. 16:16) porque en ella habría salvación para todos los hombres. El apóstol Pablo así lo afirma cuando dice: Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia; y él es su salvador (Efesios 5:23). Así que Jesús es el salvador de la iglesia, la cual también se la llama: “El cuerpo de Cristo”. Así lo dice Pablo con estas palabras: Pues vosotros sois el cuerpo de Cristo, y miembros en parte” (1 Cor. 12:27).
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Añadidos a la Iglesia por el bautismo
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Las Escrituras nos dicen que los que son bautizados son añadidos a un lugar específico que se llama “la iglesia” o “el cuerpo” de Cristo. Leyendo Hechos 2:38-47, descubriremos esta simple verdad: “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”.
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Así que aquí en los versos de arriba vemos que el Señor añadía a la iglesia a los que eran bautizados, ¿para qué?, para obtener la salvación. Es decir, si uno no es añadido a la iglesia por el bautismo, no puede ser salvo de la condenación eterna. Creo que esto está del todo claro. Sin embargo, hay una secta peligrosa llamada “Los Testigos de Jehová” que van proclamando a voz en cuello que sólo 144,000 personas de su organización componen la iglesia o cuerpo de Cristo, y que son los únicos llamados a ser “ungidos” y miembros de la “manada pequeña” que tendrá el privilegio de reinar con Cristo como hijos de Dios y hermanos de Cristo. Los demás de sus seguidores, a los cuales ellos llaman “las otras ovejas”, o también “la grande muchedumbre”, simplemente serán los súbditos de la iglesia y del reino, y no tendrán una participación activa LADO A LADO con los ungidos o la “manada pequeña” en la gobernación mundial.
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Está misma creencia es aún sostenida por mi buen amigo, y a veces detractor, el Sr. Armando López Golart, en su blog www.labiblianodiceesto.blogspot.com. Y dicho sea de paso que el Sr. López es un ex Testigo de Jehová que lastimosamente arrastra este mismo error de la secta a la cual pertenecimos ambos alguna vez.
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Pero sigamos con la discusión. Aquellos que dicen que hay una clase de cristianos que compone la iglesia y otra clase que sólo sirve de súbditos de la misma, debieran enfrentar el dilema que se presenta cuando leemos lo que escribió Pablo a los corintios: “Sed sin ofensa á Judíos, y á Gentiles, y á la iglesia de Dios” (1 Cor. 10:32). Según Pablo, hay tres categorías o grupos de personas: los Judíos, los gentiles y la iglesia de Dios. Si la iglesia de Dios, según los [Testigos de Jehová], y [López Golart], está compuesta de 144,000 personas de su secta, entonces el resto de sus miembros (unos 5 millones) son Judíos o gentiles, o ambos. Pero sabemos que Pablo habla de los gentiles como personas que no son piadosas y que requieren la conversión, e igualmente los llamados “Judíos”, los cuales muchos aún permanecen ciegos a la verdad. Así que, los Testigos de Jehová de la llamada clase de “las otras ovejas” debieran considerar seriamente su situación cuando descubren que pueden únicamente ser o judíos y/o gentiles incrédulos, pero no cristianos convertidos y miembros del cuerpo de Cristo. La situación es realmente seria para los más de los Testigos de Jehová y los que propugnan esta idea herética, y por tanto, satánica.
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Por otro lado, la idea que tienen los Testigos de Jehová es que los 144,000 son los hermanos más maduros, y los más destacados de la grey de Dios, pues supuestamente muestran los frutos que produce en ellos el Espíritu Santo que ellos solos han recibido. El resto de hermanos, los que parecen tener menos cualidades, y menos frutos, son los que serán súbditos del reino. Sin embargo, lo que dice la Biblia contradice esta idea generalizada dentro de la Watchtower, pues Pablo también nos declara: “Antes, mucho más los miembros del cuerpo que parecen más flacos, son necesarios” (1 Cor. 12:22). Ajá! Los miembros de la iglesia más flacos, los menos importantes, los menos preponderantes, los que menos parecen útiles, son necesarios. EStos no dejan de ser miembros de la iglesia por el simple hecho de ser los más flacos. Y en mi experiencia diaria he conocido a miembros de la secta que parecían insignificantes, sin mayor trascendencia y notoriedad frente a los llamados “ungidos”, y sin embargo, en sus vidas personas, y de cada día, eran personas que daban un buen testimonio de lo que significa ser personas rectas, morales y devotas frente a la sociedad. Así que para el Señor no existe dentro de su grey personas grandes y personas pequeñas, insignificantes, no dignas para pertenecer a su cuerpo e iglesia. Todos son iguales para el Señor. Pero los Testigos han hecho de las dos clases de Testigos dos tipos de cristianos que se diferencian supuestamente por su “conocimiento”, “espiritualidad”, y “dedicación”. Toda una falsa ilusión engañosa.
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Los Testigos de Jehová debieran entender que hay “Un cuerpo, y un Espíritu; como sois también llamados a una misma esperanza de vuestra VOCACIÓN” (Efesios 4:4). Ahora nótese que esa esperanza de NUESTRA VOCACIÓN ES ENTRAR EN EL REINO. Dice Pedro: Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra VOCACIÓN y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Si la esperanza de todo Testigo de Jehová es heredar el reino, entonces todos comparten la misma vocación, y además, TODOS estos creyentes están dentro de un cuerpo, el cuerpo de Cristo, como dice Efesios 4:4. No es lógico tener una misma vocación que genera la esperanza del reino y estar a su vez fuera del cuerpo que heredará dicho reino (Mat. 25:31,34).
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En 1 Corintios 14:33 Pablo equipara la iglesia con los santos. El dice esto: “Porque Dios no es Dios de disensión, sino de paz; como en todas las iglesias de los santos” (1 Cor. 14:33). Es decir, los santos para Pablo están dentro de la iglesia. Si alguno no está en la iglesia, el tal no es un santo, y por tanto, está perdido. Los Testigos parecen decirnos que sólo una minoría de Testigos de Jehová son santos, ya que ellos enseñan que la iglesia o cuerpo de Cristo está compuesto sólo del 3% de sus miembros Testigos de Jehová. ¿Será que el 97% de TJ no son santos, es decir, impíos?
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El apóstol Pablo pone como ejemplo a la cabeza (Cristo) que dirige su cuerpo (la iglesia), a fin de que el matrimonio cristiano imite ese mismo modelo. Dice así Pablo: “Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia” (Efesios 5:23). Pero si un Testigo de Jehová no tiene parte en la iglesia ¿por qué tendría él que imitar a la iglesia a la cual no pertenece para ejercer igualmente dominio sobre su esposa? En todo caso, serían sólo los esposos del grupo de los 144,000 “ungidos” los que debieran imitar a la iglesia, y ejercer la primacía sobre sus esposas. El resto, no!
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Lo cierto de todo esto es que por un Espíritu somos todos bautizados en un cuerpo, ora Judíos ó Griegos, ora siervos ó libres; y todos hemos bebido de un mismo Espíritu. (1 Cor. 12:13). Estas palabras de Pablo contradicen la doctrina de los Testigos de que sólo una mínima fracción de los cristianos puede ser parte de la iglesia. Además, todos sabemos que los Testigos de Jehová se han bautizado de la misma manera, y para dedicar sus vidas a la causa que ellos pregonan. Por tanto, todos ellos deberían pertenecer a un solo cuerpo, y no a dos. Y Dios no hace acepción de personas. Uno puede únicamente ser parte del cuerpo por la fe en Jesucristo, y esto sin importar su nacionalidad, estado civil, educación, condición social, o raza.
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Finalmente, a quien Cristo ganó con su sangre es a su iglesia, pues Pablo lo dijo muy claramente así: “Por tanto mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual ganó por su sangre (Hechos 20:28). Si alguna persona no es parte del cuerpo de Cristo, entonces esa persona no fue ganada por la sangre de Cristo, y por tanto, ella se halla aún perdida en sus delitos y pecados. ¿Pero aceptarán esta sentencia la mayoría de Testigos de Jehová que aún rehúsan ser parte del cuerpo de Cristo y comer y beber de los emblemas en el memorial o santa cena?
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Meditad Testigos, meditad Armando López G.

LA IMPORTANTE CONFESION DE FE DE PEDRO SOBRE LA IDENTIDAD DE CRISTO

Por Sir. Anthony F. Buzzard (Unitario)

A Pedro le fue dada una magnífica oportunidad de expresarse en el asunto de la identidad de Jesús cuando específicamente Jesús le preguntó: “¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” Jesús aplaudió la idea inspirada de Pedro, al responderle: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne y sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (Mat.16:15-17). La definición de Pedro de la identidad de Jesús es simple y clara. Es una definición repetidamente subrayada a través el Nuevo Testamento. Es también la refrescante declaración no complicada de un discípulo de Jesús inadvertido de alguna de las complejidades del Trinitarianismo. Desafortunadamente, esta confesión central Cristiana ha sido seriamente mal entendida. Con una completa indiferencia hacia el significado bíblico del término “Hijo de Dios”, se ha afirmado que Pedro quiso decir que Jesús era “verdadero Dios”.

Debe ser admitido que la añadidura del término “Hijo del Dios viviente” al título de “Mesías” (Mat. 16:16) de ningún manera altera el hecho de que Jesús era una persona humana completa. Los pasajes paralelos en Lucas y Marcos (Lucas 9:20; Marcos 8:29) registran el reconocimiento que hace Pedro de Jesús como el “Cristo de Dios” y simplemente “el Cristo,” respectivamente. Estos escritores no sintieron la necesidad de ampliar el título aún más. Esto prueba que la frase añadida de Mateo “Hijo del Dios viviente” no afecta dramáticamente la identidad de Jesús. “Hijo de Dios” es virtualmente un sinónimo para Mesías basado en el Salmo 2:2,6,7: Mesías (el ungido)= Rey = Hijo de Dios. Ambos títulos—-Mesías e Hijo de Dios—señalan al esperado hijo de David, Rey de Israel. Hijo de Dios es equivalente en el Nuevo Testamento de Rey de Israel (Juan 1:49). Salomón fue también “Hijo de Dios” (2 Sam. 7:14), como lo fue colectivamente toda la nación de Israel (Exo. 4:22). Muy significativo también es Oseas 1:10, donde Israel en su futura restauración será merecedora del mismo título dado por Pedro a Jesús, “hijos del Dios viviente”

Como una nación los Judíos estaban ansiosamente esperando al prometido Mesías. El factor en el Mesianismo de Jesús que causó ofensa fue la insistencia de Jesús de que él debía sufrir la muerte en lugar de deshacerse del yugo Romano. Sería sólo a través de la resurrección y su eventual retorno a la tierra en la Segunda Venida que el Reino prometido de gloria sería establecido. Es verdad que Pedro fue lento en captar que el Mesías debía primero sufrir la muerte. Sin embargo, él fue alabado calurosamente por Jesús porque había comprendido que su maestro era verdaderamente el Hijo de Dios Mesiánico. Pedro había sido privilegiado de escuchar el mensaje que Jesús dio a Israel. El había presenciado sus milagros de sanidad; él había estado presente cuando Jesús había confundido a los líderes religiosos por su superior sabiduría; él había visto la autoridad ejercida sobre los demonios, y los muertos resucitados. El pudo consultar el Antiguo Testamento y observar cómo Jesús había exactamente cumplido las muchas profecías concernientes al predicho Salvador de la nación. Lo que Dios le reveló a Pedro estaba basado en evidencia sólida verificable. Y la confesión de que Jesús es el Mesías vendría a ser el fundamento de la fe de la Iglesia para todos los tiempos (Mat. 16:16,18).

Sin el beneficio de un previo adoctrinamiento de que Jesús era un ser eternamente preexistente y por tanto Dios, un lector del Nuevo Testamento deduciría que el esperado Mesías era una persona humana real, un descendiente de Abraham y de David, engendrado sobrenaturalmente (Mat. 1.20). Como nosotros, él vino al mundo como un infante indefenso; creció en conocimiento y sabiduría; experimentó todas las debilidades comunes de la humanidad—hambre, sed y fatiga; tuvo las emociones profundas de cualquier persona expresadas en ira, compasión, y temor a la muerte; tuvo su propia voluntad y oró para que pudiera escapar de la muerte cruel que sabía enfrentaría. El murió la muerte de un hombre mortal, y antes de su muerte, como un hijo amante y compasivo, proveyó para la continua seguridad de su madre. Después de su muerte, los seguidores de Jesús reaccionaron inicialmente como si él fuera un hombre que había fallado en su tarea de causar la restauración de Israel, tal como otros así llamados Mesías anteriores a él habían fallado también (Lucas 24:21). Si no estuvieran nuestras mentes nubladas por siglos de adoctrinamiento y por un desafortunado mal entendimiento acerca del significado del título “Hijo de Dios” en el ambiente Judío de ese tiempo, tendríamos poca dificultad de comprender, como Pedro, que Jesús era el Mesías, no Dios.

¿Es de suponerse que Israel fue tomado por sorpresa por el arribo de Dios mismo?¿Qué debía ser el Mesías de acuerdo a las expectativas de los profetas de Israel? Un hombre, Dios-hombre, un ángel de un orden máximo? ¿Qué estaban Pedro y el resto de Israel buscando? La historia muestra que un número de hombres se habían hecho pasar por el Salvador de Israel y ganaron seguidores entre la comunidad Judía. La nación esperó correctamente que el libertador viniera de la línea real de David. Ellos previeron un hombre que ascendería al restaurado trono de David, revestido con poder para extender su reinado para abarcar a todas las naciones. Esto fue lo que todos los profetas habían previsto. Así la última pregunta que los discípulos le hicieron a Jesús antes de su partida final fue:”Señor, restaurarás el reino a Israel en este tiempo”? (Hechos 1:6). Ellos tenían toda la razón para creer que Jesús, como Mesías, causaría ahora la prometida restauración. La respuesta de Jesús fue meramente: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad” (Hechos 1:7). Jesús no cuestionó el hecho de que el reino sería algún día restaurado a Israel. El tiempo del gran evento no sería revelado. Que el Mesías restauraría el Reino fue la común creencia de Jesús y sus discípulos. Era, después de todo, lo que todos los profetas habían constantemente predicho.

Los discípulos esperaron que el Mesías naciera de la simiente de David. Como le habría parecido a cualquier Judío monoteísta, el término Hijo de Dios llevaba el significado de realeza que había adquirido en el Antiguo Testamento. Este designaba un ser humano, un rey especialmente relacionado con Dios e investido con Su espíritu. Que éste implicara la Deidad de Jesús en un sentido Trinitario hubiera sido la información más asombrosa y revolucionaria que jamás invadiría la mente de Pedro o de cualquier otro religioso Judío. En ningún lugar de entre las palabras registradas de los Apóstoles primitivos, con la posible excepción de Tomás, hay siquiera la más ligera indicación de que ellos estaban teniendo trato con un Dios-hombre. ¿Supo Judas que él estaba traicionando a su creador y Dios? Y en las ocasiones cuando los apóstoles desertaron de Jesús, ¿estuvieron ellos enterados de que estaban abandonando a Dios?¿Creyeron ellos que Dios les estaba lavando los pies en la Última Cena? Cuando Pedro sacó su espada para cortar la oreja del soldado, ¿pensó él que el Dios que lo había creado estaba de algún modo incapacitado de protegerse a sí mismo? En el Monte de la Transfiguración, después de que los discípulos vieron una visión de Jesús en un futuro estado glorificado junto con Moisés y Elías, ellos quisieron construir tres tabernáculos, uno para cada uno de estos tres hombres (Mat. 17:4). ¿Por qué no hubo una distinción hecha entre estos tres, si uno de ellos era Dios?

El Mesías humano había aparecido en Galilea como portador del mensaje del Reino del único Dios (Luc. 4:43; Mar. 1:14,15,etc). El Evangelio del Reino contenía una expectativa tan realista y vívida de gloria futura que surgió una rivalidad entre los discípulos en cuanto a quien sería el mayor en el Reino Venidero. El mensaje del Reino tuvo que hacer con la tierra prometida a Abraham—promesas aún no cumplidas. Concernían con el reestablecimiento del trono de David y la permanente restauración y expansión de las fortunas de la nación de Israel. Sus profetas estaban interesados con la futura existencia de Israel como un testigo del único Dios dentro de la nueva sociedad organizada bajo la teocracia. El cielo, como una recompensa para las almas desencarnadas, estaba completamente fuera del pensamiento de los discípulos. Lo que buscaron fue la herencia de la tierra (Mat. 5:5; 20:21; cp. Apo. 5:10) y el futuro reinado con el Mesías en un mundo restaurado en un paraíso, como todos los profetas lo habían previsto.6 La restauración del mundo del caos del reinado de Satanás fue su sueño. Finalmente ellos dieron sus vidas para anticipar ese mensaje, pero ellos no vivieron para ver cumplidas sus esperanzas.

www.elevangeliodelreino.com

www.detrinitatiserroribus.overblog.es

PRUEBA Ro.9:5 QUE JESUS ES DIOS?

Por Sir. Anthony F Buzzard

“De quienes son los patriarcas, y de quienes, según la carne, procede el Cristo, el cual está sobre todas las cosas, Dios bendito por los siglos. Amén.

Algunos Trinitarianos ofrecen Romanos 9:5 como prueba concluyente de que Jesús es “Dios sobre todo” y por tanto parte de la Deidad. Esta (prueba) depende de cuál traducción uno lee, porque hay algunas siete diferentes maneras de puntualizar el verso en el cual cualquiera Cristo o el Padre es llamado “Dios bendito para siempre.” El asunto es el siguiente: ¿Debemos leer “y de quienes, según la carne, procede el Cristo, el cual está sobre todas las cosas. Dios Bendito por los siglos” o “y de quienes, según la carne, procede el Cristo, el cual está sobre todas las cosas, es Dios Bendito por los siglos”? Entre los más viejos comentaristas Erasmo, aunque un Trinitariano, era cauteloso acerca de usar este verso como texto de prueba:

Aquellos que afirman que en este texto Cristo es claramente llamado Dios,….niegan toda comprensión a los Arrianos, o prestan apenas alguna atención al estilo de Apóstol. Un pasaje similar ocurre en segunda de Corintios 1:31: “el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que es bendito por siempre”; la última cláusula está innegablemente restringida al Padre.

Usando el principio de la comparación del texto con el texto, es muy probable que Pablo describiera al Padre como “Dios sobre todos.” Pablo hace una uniforme distinción entre Dios y el Señor Jesús. En el mismo libro Pablo bendice al Creador y no hay razón para dudar de que da a entender el Padre (Rom. 1:25). En otro pasaje él habla de “Dios nuestro Padre, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén” (Gál.1: 4, 5). Romanos 9:5 es un obvio paralelo. No debería olvidarse que la palabra theos ocurre más de 500 veces en las cartas de Pablo y no hay una sola instancia inequívoca en donde ella aplica a Cristo. Un número de críticos textuales bien conocidos (Lachmann, Tischendorf) colocan un punto después de la palabra “cosas”, permitiendo que el resto de la oración sea una doxología del Padre. Manuscritos Griegos Antiguos no contienen generalmente puntuación, pero el Código Ephraemi del quinto siglo tiene una puntuación que hace del Padre, y no del Cristo, Dios”. Más notable es el hecho de que durante las controversias arrianas, este verso no fue utilizado por los Trinitarianos en contra los unitarianos. Claramente éste no atestigua a Jesús como el segundo miembro de la Deidad.

En tiempos modernos Raymond Brown encuentra que “a lo sumo uno puede afirmar cierta probabilidad de que este pasaje se refiere a Jesús como Dios. En el conservador comentario de Tyndale sobre Romanos, F.F. Bruce advierte contra la carga de los que tratan las palabras como aplicable al Padre con una “Cristología no ortodoxa”. Es apropiado agregar que incluso si Jesús es excepcionalmente llamado “Dios,” el título puede ser utilizado en su sentido secundario, es decir, Mesiánico, de uno que refleja la majestad divina del único Dios, Su Padre.

Cuando el detalle del matiz gramatical se ha explorado completamente, los balances de la probabilidad serán pesados de diversas maneras. Es increíble imaginarse que el credo Cristiano deba depender de los puntos sutiles del idioma acerca de los cuales a muchos no se les podrían razonablemente pedir que hagan un juicio y que los expertos disienten. El lenguaje claro del credo de Pablo y de Jesús está abierto a cada estudiante de la Biblia: “No hay Dios sino uno…Hay para nosotros [los cristianos] un Dios, el Padre ” (1 Corintios 8:4,6).

Ese “un Dios” está diferenciado en la mente Pablo de “un señor Jesús Mesías” como El lo está de los muchos dioses del paganismo. La categoría de “un Dios” pertenece exclusivamente al Padre, así como el “Señor Mesías” se refiere exclusivamente a Jesús. Jesús mismo proporcionó la base de la comprensión simple de Pablo de la frase “un Dios”. Ambos Maestro y discípulo compartieron el credo de Israel que creyó en Dios como una persona única.

El Nuevo Diccionario Internacional de Teología del Nuevo Testamento, vol. 2, p. 80 comenta sobre este texto así: “Estas ascripción de majestad no ocurre en ninguna otra parte en los escritos de Pablo. La mucho más probable explicación es que la declaración es una doxología dirigida a Dios, que proviene de una tradición Judía y adoptada por Pablo. Extasiado por el trato de Dios con Israel, Pablo concluye con una declaración de alabanza a Dios. La traducción leerá entonces, “el que es Dios sobre todos sea bendito para siempre” (Las Versiones que traducen así son Nueva Biblia Inglesa, TEV, Moffat, RS, Barclay, NA, Riverside N.T, Living).

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Jn. 20:28 Y LA CONFESION DE TOMAS

“Entonces Tomás le respondió y le dijo: Señor mío y Dios mío”

¿ESTABA ACASO TOMÁS CONFESANDO LA DEIDAD DE CRISTO?

Resumido por Mario A Olcese

La fe de Tomás es un reconocimiento de que Jesús, de verdad había resucitado de entre los muertos, y no es una declaración de que Jesús es “Dios el Hijo”. Tomás como Hebreo (Judío) usó una manera de expresión que es común en el Tenach (Antiguo Testamento) donde los representantes acreditados por Yahweh son mencionados como “Dios”.

Los ángeles son llamados como “dios” en los siguientes pasajes: Génesis 16:1, 22:11,12-15. Moisés se menciona como Dios ante Faraón, Ex. 7:1, “Dios” es la traducción de la palabra Hebrea “Elohim”.

“Elohim”— “Dios” Este vocablo (Dios) se refiere en varias ocasiones a los jueces de Israel, como se puede ver en el Salmo 82:1-6, el cual es mismo Salmo que Jesús citó en Juan 10:34 para demostrar que los justos de Israel también son llamados dioses y nadie creía que se refería a deidades humanas!

El vocablo “Elohim” también es traducida o vertida como “jueces” en Exodo 21:6 y en Exodo 9, y la palabra “theos” que Tomás usa en Señor “Dios” es equivalente a la palabra Hebrea “Elohim”. Pero como ya se mencionó, la palabra Elohim también es usada para profetas, líderes, jueces, y Hebreos justos. Jesús nunca se refirió a sí mismo como el Padre en el sentido absoluto. “Theos” fue usado para muchos líderes, inclusive por el Emperador Romano. Esta palabra no fue solamente usada como el personal atributo de Yahweh el Supremo, sino por humanos destacados y santos.

Así, pues, vemos que Tomás reconoció a Jesús como el Mesías de la misma manera las gentes reconocen o veneran a los reyes y los profetas. Esta veneración no es el mismo tipo de adoración como la adoración a Elohim el Padre. Tomás simplemente estaba pagando respeto a su soberano, a su rey, a su juez, a su líder, y a su Señor de la Era venidera. Debe de notarse que la aclamación más alta puesta sobre el rey de Israel es la de “theos” (en Griego) y “Elohim” (en Hebreo
).

LA PLENITUD DE DIOS EN CRISTO

Por Ing° Mario A Olcese (Apologista)

¡Una muy breve pero necesaria aclaración!

Col. 1:19 “por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud”.

Col. 2:9, dice “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”.

Luego, vea lo que dice Efe. 3:19, “y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.”.

Vemos que Jesús tenía “toda la plenitud de Dios” y también hemos visto que los cristianos pueden ser llenados de “toda la plenitud de Dios”. Entonces, ¿cómo puede “toda la plenitud de Dios” estar en más de una persona? El hecho es que estas escrituras están hablando de la “calidad” de lo que puede estar allí, y no sobre la “cantidad”.

Pero ni Cristo ni los cristianos son dioses POR EL SIMPLE HECHO DE QUE SE DIGA QUE LA PLENITUD DE DIOS RESIDE EN TODOS ELLOS.

EL NUEVO NACIMIENTO EN EL ANTIGUO PACTO


Estimado Apologista,

He sabido de algunos sectarios que sostienen que los fieles de la pre cristiandad no entrarán en el reino de Dios como “reyes y sacerdotes” porque ninguno ellos nació otra vez de agua y del Espíritu. ¿Qué opina al respecto?

A.P.S (Managua, Nicaragua)

Respuesta:

Creo que los que enseñan eso están equivocados, ya que Noé y su familia fueron simbólicamente bautizados por agua en el diluvio, e igualmente los israelitas que cruzaron a través del Mar Rojo (1 Cor. 10:1-2). También tenemos la limpieza de Naamán en el río Jordán. Todos estos casos representaban el futuro bautismo bíblico que sería establecido por Cristo en su ministerio en sustitución de la circuncisión.

En todo caso, la circuncisión judía ya era una señal de que Dios había limpiado y aceptado a su pueblo debido a la fe que ejercieron en Él (Deut. 10:16), y por esto llegaron a ser declarados justos. Dice Pablo: “¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circuncisión, o también para los de la incircuncisión? Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia. ¿Cómo, pues, le fue contada? ¿Estando en la circuncisión, o en la incircuncisión? No en la circuncisión, sino en la incircuncisión. Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia (Rom. 4:9-11).

Así que los pre cristianos fueron declarados justos por su fe, la cual quedó sellada por la circuncisión. En la Era Cristiana los fieles son declarados justos por su fe también, la cual queda sellada por el bautismo. Es decir, la circuncisión es sustituida por el bautismo, pero las dos señales son expresiones exteriores de una justicia interior.

Es necesario entender bien que TODOS somos declarados justos por la fe (no por la circuncisión o el bautismo que son meramente “señales” o “sellos”), una fe que ejercieron tanto los fieles pre cristianos como también los fieles del NT, aunque las sellaron de distinto modo (circuncisión para los primeros y el bautismo para los segundos). Esto último, sin embargo, no quiere decir que los primeros tendrán un destino como súbditos del reino y los segundos como reyes y sacerdotes del mismo.

El apóstol es claro al afirmar que sólo hay “una sola esperanza de nuestra vocación” y no dos o más. “Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de TODOS, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos” (Efesios 4:4-6).

Si siguiéramos el criterio de aquellos que dicen que los fieles de renombre del AT sólo serán súbditos del reino, tendríamos que inexorablemente concluir que el legendario rey David se convertirá de rey a súbdito en su propio reino, el cual será regido por Su descendiente real, el Mesías Cristo. ¿Pero puedo alguno creer semejante idiotez?¿Le gustaría al Señor Jesús tener a su noble padre como mero súbdito de su reino, lejos de su mesa real?

Si la reina madre de Inglaterra nunca fue degradada por su propia hija cuando ésta tomó el trono del reino Inglés, ¿cómo vamos a creer que el Hijo de David va a permitir que su padre sea un mero súbdito de su propio reino, lejos de su mesa real?

viernes, 11 de febrero de 2011

UNA REFLEXIÓN ADICIONAL SOBRE LA PERSONA DE JUAN EL BAUTISTA Y SU PARTICIPACIÓN EN EL REINO MESIÁNICO


Estimado Apologista,

Algunos dicen que el profeta Juan el Bautista tendrá un lugar en el reino, pero sólo como súbdito, y no como gobernante, ya que Jesús dice en Mateo 11:11: “De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño EN EL REINO de los cielos, mayor es que él.

¿Qué nos puede decir usted al respecto?

Muy agradecido,

J.M.V (Stgo. Chile)

Respuesta:

Creo que lo que Jesús estaba diciendo es que Juan, a pesar de ser el mayor de los profetas, no se igualaba al menor de los creyentes que vinieron después de él, los cuales no sólo vieron el cumplimiento de lo proclamado por Juan, sino cosas aún más grandes que Juan hubiera querido ver y no pudo. En ese sentido Juan el Bautista era menos que el más pequeño de los que respondieron al llamado para el reino, aunque sí el más grande de los profetas.

Siempre hay que tener mucho cuidado al interpretar las palabras “difíciles” de Jesús o de cualquiera de sus apóstoles, dado que si las tomamos sin una previa reflexión, podríamos llegar a conclusiones erradas, como en este caso en Mateo 11:11, donde algunos hay concluido que el gran profeta de Dios no entrará al reino como rey o gobernante, e incluso, ni siquiera como súbdito, y eso sería contrario a lo que dijo enseñó después cuando dijo que TODOS los profetas estarían en la mesa mesiánica (ver Luc. 13:28,29).

Pero veamos otra declaración similar, pero esta vez de parte del apóstol Pablo. Estas son sus palabras textuales:

“A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los SANTOS, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo” (Efesios 3:8).

Ahora observe la similitud:

Pablo dice que es “…menos que el más pequeño de todos los santos” y de Juan Bautista se dice: “…pero el más pequeño EN EL REINO de los cielos, mayor es que él”.

Ahora veamos lo que dicen los versículos 22 y 27 de Daniel 7 con respecto a los santos y el reino:

“Hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a LOS SANTOS del Altísimo; y llegó el tiempo, y LOS SANTOS RECIBIERON EL REINO… y que el reino, y el DOMINO y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de LOS SANTOS del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán (Daniel 7:22,27).

Nótese que Daniel dice que llegará el momento en que los santos recibirán la autoridad sobre los reinos debajo de todo el cielo. Pero si Pablo dice ser menos que el más pequeño de todos los santos, él tendría que quedar, o totalmente excluido de una posición de autoridad en el reino; o en el mejor de los casos, entrar sólo como un súbdito más; o en el peor de los casos, quedar fuera del mismo como ciertamente ocurrirá con los impíos. ¿Pero podrá alguien creer semejante cosa?¿Realmente creerá usted que Pablo se quedará sin sentarse en uno de los doce tronos preparados para los apóstoles porque dijo ser menos que el más pequeño de todos los santos? No lo creo, ¡salvo que alguien quiera torcer las palabras del apóstol debido a prejuicios infundados o a doctrinas prefabricadas por sectarios!

Finalmente, es oportuno recordar que Pablo no se las estaba “dando de humilde” al decir que era “menos que el más pequeño de todos los santos”, como algunos podrían argumentar en su defensa, sino que en realidad él estaba diciendo algo que tenía mucho de verdad, ya que él, como Juan el Bautista, no anduvieron con Cristo durante todo su ministerio, ni fueron testigos presenciales de todo lo que Jesús hizo y dijo, como lo sí fueron el resto de sus apóstoles (Lea las palabras de Pedro en Hechos 10:39) . Además, Pablo fue un asolador de la iglesia y consintió la muerte de muchos de los santos del Señor (Fil. 3:6). Es tal vez por esto que además dijo ser menos que el más pequeño de los santos del Señor.

Su Servidor,

Ingº Mario A Olcese (Apologista)






Su Servidor,

Ingº Mario A Olcese (Apologista)

martes, 8 de febrero de 2011

Medicina Alternativa: iNTERESANTE ENTREVISTA AL DR. PERUANO SASHA BARRIO (PARTES 1 Y 2)

Testigos de Jehová(Las publicaciones de la WT nos lleva al 587AC como la fecha de la caída de Jerusalén..

Testigos de Jehová(Wau, Wau, Vean otra chanchada y mentirota de la tramposa Watchtower...

Testigos de Jehová( El Ungido, Sr. Carey Barber se sonrie de su falsa fecha del fin

Testigos de Jehová(La WT utiliza el cd-rom y los empastes para borrar sus engaños...

Testigos de Jehová (Betelitas TDJ cuentan sus amargas experiencias del Año 1975...

HEREDARAN LOS MANSOS LA TIERRA MIENTRAS LOS POBRES EN ESPIRITU EL CIELO?

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Los mansos heredarán la tierra, dijo Jesús (Mateo 5:5), aunque también dijo: “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (Verso 3). ¿Nos habla Jesús en estos dos versículos de dos clases de cristianos y dos esperanzas distintas para sus seguidores? ¿Es que para los pobres en espíritu es el reino de los cielos, mientras que para los mansos es la herencia de la tierra? ¿Existen acaso dos esperanzas distintas para dos tipos diferentes de cristianos: una que es pobre en espíritu y que de un carácter manso? No lo creo, pues todos los cristianos deben ser mansos, sin excepción alguna.

Ahora bien, el propio Jesús afirmó ser MANSO y humilde de corazón en Mateo 11:29: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy MANSO y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”. Nos preguntamos entonces: ¿heredará Jesús la tierra y no el reino de los cielos porque Él mismo se calificó de manso y no de pobre en espíritu? La respuesta es que Jesús (como sus seguidores) es el heredero del reino de Dios (o de los cielos) el cual se establecerá en la tierra renovada en su Parusía. Recuerden que el Señor dijo: “Venga tu reino…hágase tu voluntad en la tierra” (Mateo 6:10).

Ahora bien, los más de los cristianos afirman que esperan heredar el “reino de los cielos” (que es un supuesto sinónimo del cielo mismo), pero no la tierra en la cual viven, porque está en un caos total. Por eso no es sorpresa que en la mayoría de las iglesias (católicas y protestantes) se enseñe que si eres un cristiano fiel hasta la muerte, heredarás el reino de los cielos, frase que damos por sentado que es un sinónimo del cielo mismo donde mora Dios, Su Hijo, y Sus ángeles. Así pues, el reino de los cielos es para la mayoría de los cristianos, no sólo un equivalente del cielo mismo donde moran los seres inmortales, sino también el premio y el paradero final de los fieles por vencer hasta el fin.

El problema con el “destino celestial” de los cristianos

La mayoría de los llamados cristianos afirman que si son buenos y fieles, partirán al cielo para morar por toda la eternidad con Dios y Cristo, mientras que los malvados serán destruidos junto con la tierra. El problema con esta fe tradicional es que si los cristianos serán removidos de la tierra para ir al cielo, entonces éstos que serán sacados de la tierra son injustos y no justos. ¿Cómo puede ser posible eso? Pues es muy simple: Los fieles, contrario de lo que dicen la mayoría de maestros bíblicos, no serán removidos jamás de este planeta. Vean ustedes mismos lo dice la misma Escritura inspirada con estas solemnes palabras “El justo no será REMOVIDO jamás; Pero los impíos no habitarán la tierra” Proverbios 10:30. ¿Leyó esta Escritura inspirada, estimado amigo? ¡Aquí hay una declaración que desubica a cualquiera que piensa que será removido de la tierra para habitar el cielo! Este texto nos dice que sólo los impíos serán removidos de la tierra, y esto es grave, pues si los cristianos dicen que serán removidos de este planeta, lo podrán hacer si están andando en impiedad. ¡No hay otra forma posible!

En Proverbios 2:21 también encontramos otra afirmación inspirada divinamente que nos promete una residencia en la tierra sin que seamos removidos. Dice este pasaje, así: “Porque los rectos habitarán la tierra, Y los perfectos PERMANECERÁN en ella”. Aquí vemos que los que son rectos y perfectos permanecerá en la tierra. Ahora bien, si usted insiste en que la tierra no es para usted, sino algo más grande y fuera de este mundo, como es el caso del cielo, entonces no lo queda otra cosa que hacerse imperfecto y torcido, andando como cualquier impío. Sólo así usted podrá ser removido de este mundo.

Así que si usted me viene con el cuento de que será arrebatado, raptado, y trasladado secretamente de la tierra a otro sitio fuera de este mundo, lo que me está diciendo es que usted es un impío impenitente, un malvado que no acepta el plan de salvación de Dios y que merece ser sacado de aquí. ¿Es eso lo que usted realmente quiere para usted? ¡Yo, no!

¿Quiénes son los rectos y perfectos que vivirán en la tierra?

Son los que andan en la ley de Yahweh

Salmos 119:1: Bienaventurados los PERFECTOS de camino, Los que andan en la ley de Jehová.

Son los Hijos del Padre celestial

Mateo 5:48: Sed, pues, vosotros PERFECTOS, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Son los Santos

Hebreos 10:14: porque con una sola ofrenda hizo PERFECTOS para siempre a los santificados.

Son los justos

Hebreos 12:23: a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos PERFECTOS.

Job 12:4: Yo soy uno de quien su amigo se mofa, Que invoca a Dios, y él le responde; Con todo, EL JUSTO y PERFECTO es escarnecido.

Son los herederos de Dios

Salmos 37:18: Conoce Jehová los días de los PERFECTOS, Y la heredad de ellos será para siempre.

Son los que permanecerán en la tierra

Proverbios 2:21: Porque los rectos habitarán la tierra, Y los PERFECTOS permanecerán en ella

Son los que agradan a Dios

Proverbios 11:20: Abominación son a Jehová los perversos de corazón; Mas los PERFECTOS de camino le son agradables.

Son los que siguen a Jesús

Mateo 19:21: Jesús le dijo: Si quieres ser PERFECTO, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.

Son los que están firmes y completos en todo lo que Dios quiere

Colosenses 4:12: Os saluda Epafras, el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, PERFECTOS y completos en todo lo que Dios quiere.

Son los que están enteramente preparados para toda buena obra

2 Timoteo 3:17: a fin de que el hombre de Dios sea PERFECTO, enteramente preparado para toda buena obra.

Son los que andan en amor

1 Juan 4:18: En el amor no hay temor, sino que el PERFECTO amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.

Paradigmas de la perfección en la Biblia

Noé

Génesis 6:9: Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo, era PERFECTO en sus generaciones; con Dios caminó Noé.

Asa, rey de Judá

1 Reyes 15:14: Sin embargo, los lugares altos no se quitaron. Con todo, el corazón de Asa fue PERFECTO para con Jehová toda su vida.

Job

Job 1:1: Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre PERFECTO y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.

En el NT son también todos los hombres de Dios, sin excepción alguna

2 Timoteo 3:17: a fin de que el hombre de Dios sea PERFECTO, enteramente preparado para toda buena obra.

PORQUE LES SUCEDEN COSAS BUENAS A LA GENTE MALA?

Romanos 2:4-5 ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Pero debido a su terquedad y su corazón no arrepentido, estás acumulando ira contra uno mismo para el día de la ira de Dios, cuando su justo juicio se dará a conocer.

Algunos preguntan: ¿por qué suceden cosas malas a la gente buena? ¿Pero no debe uno preguntarse también por qué suceden cosas buenas a la gente mala? Este fue el asunto expresado en el Salmo 73, que dice, 3 Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos. 4 Porque no tienen congojas por su muerte, Pues su vigor está entero. 5 No pasan trabajos como los otros mortales, Ni son azotados como los demás hombres. 6 Por tanto, la soberbia los corona; Se cubren de vestido de violencia. 7 Los ojos se les saltan de gordura; Logran con creces los antojos del corazón. 8 Se mofan y hablan con maldad de hacer violencia; Hablan con altanería. 9 Ponen su boca contra el cielo, Y su lengua pasea la tierra. 10 Por eso Dios hará volver a su pueblo aquí, Y aguas en abundancia serán extraídas para ellos. 11 Y dicen: ¿Cómo sabe Dios? ¿Y hay conocimiento en el Altísimo? 12 He aquí estos impíos, Sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas (Salmo 73:3-12). Pero cuando él pensaba sobre este asunto, esto es lo que concluyó: “Cuando traté de entender todo esto, era difícil para mí, hasta que entré en el santuario de Dios, entonces comprendí su destino final.” Sal 73:16,17

Dios es misericordioso con los malvados, para que puedan volver de su maldad y se arrepientan. Él les da la gracia – libertad de acción por un tiempo – y el propio tiempo para que reflexionen sobre el asunto. Y es por esta razón que el Señor demora su regreso, al igual que el juicio contra Canaán demoró 400 años (Génesis 15:13-16) Sin embargo, “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza. Él es paciente con vosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” 2 Pedro 3:9

Sin embargo, a mayor gracia, mayor rendición de cuentas. Así, por ejemplo, Pablo habló de aquellos que se oponen a la propagación del evangelio con hostilidad y dijo de ellos: “y ellos no agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres, 16 impidiéndonos hablar a los gentiles para que éstos se salven; así colman ellos siempre la medida de sus pecados, pues vino sobre ellos la ira hasta el extremo. ” 1 Tes 2:15 b-16a

EL INTERESANTE VOCABLO GRIEGO -APANTESIS- QUE DESTRUYE LA TESIS DEL -RAPTO SECRETO-

Tdo. Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Es la creencia de los dispensacionalistas de que Cristo vendrá por segunda vez para raptar en secreto a su iglesia al cielo antes de la gran tribulación. Sin embargo, la Biblia y el Griego no admiten esa posibilidad. ¡He aquí la contundente evidencia que dejará callados a muchos pre-tribulacionistas!

En primer lugar, la palabra Griega para “ENCUENTRO” usada en 1 Tesalonicenses 4:16 es ‘apantesis’. Según II Tim.3:16, cada Palabra de Dios es inspirada y soplada por Él, como tal, esa palabra particular es importante. Esta misma palabra es usada en sólo otros tres sitios en la Escritura. La primera vez que es usada está en Mateo 25:6 en donde leemos, “… en la medianoche el grito sonó: ¡aquí está el novio! Salgan para encontrarse con (apantesis) él” (paréntesis añadido). [Note, ver también verso 1 en algunos textos.] La historia entera en los versos 1-13 revela que las vírgenes habían estado esperando aparecer al novio. Cuando Él apareció, ellas lo encontraron y lo escoltaron al pasillo del banquete. Ellas no volvieron con él al lugar del cual él vino (cielo). El novio no cambió de dirección, en un curso inverso después de que las vírgenes que esperan lo encontraron. ¡Mejor dicho, él siguió viniendo en la dirección original de la cual él había comenzado! Las que cambiaron la dirección fueron las vírgenes. Lo que hace este registro doblemente importante para la cuestión a mano es que esta parábola está directamente relacionada con la venida del Hijo de Hombre como está establecido en Mateo 24:39.

El segundo uso está en Hechos 28:15 en donde vemos la misma connotación. “…de donde, oyendo de nosotros los hermanos, salieron a recibirnos (apantesis) hasta el Foro de Apio y las Tres Tabernas; y al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró aliento ” (paréntesis añadido). Los versos 11-16 nos dicen que los hermanos en Roma habían oído que Pablo venía y ellos salieron para encontrarlo. Después de que ellos lo encontraron, ellos no volvieron a Cesarea con Pablo (que era su lugar del comienzo de este viaje). Pablo no cambió de dirección después de que los hermanos que lo esperaban lo encontraron; mejor dicho, él mantuvo su curso a Roma. Quiénes cambiaron de dirección eran aquellos que lo encontraron.

La tercera y última vez que ‘apantesis’ es usada está en Juan 12:12-13. (Nota: algunos manuscritos Griegos muestran una diferencia de una letra entre esta palabra y la que es usada en 1 Tes.4:16. La diferencia está en la primera letra que es por qué no es mostrada como que es la misma palabra en la Concordancia de Strong. Sin embargo, el texto del Griego Nestlé lo muestra como la misma palabra. No trato de confundir la cuestión; mejor dicho, intento ser completo en este análisis.) Los versos 12-13 en el capítulo 12 de Juan leen como sigue: “al día siguiente la gran muchedumbre que había venido para el banquete oyó que Jesús estaba en Su camino a Jerusalén. Ellos tomaron ramas de palma y salieron para encontrarlo (apantesis) gritando “¡Hosanna!” (paréntesis añadido).

El mismo registro en Mateo 21:1-11; Marcos 11:1-11 y Lucas 19:28-41 dejan claro que aquellos que salieron de Jerusalén para encontrarlo lo escoltaron atrás a Jerusalén y no atrás a Bethania. Cuando ellos lo escoltaron ellos comenzaron con júbilo a servirlo (Lucas 19:37). Creo que haremos la misma cosa cuando lo “encontremos”. Ha sido declarado por algunos eruditos en Griego que esta palabra Griega particular es usada para describir la bienvenida oficial de un dignatario recién llegado. Aquellos que dan la bienvenida al funcionario cambiarían su dirección después de la reunión y luego lo escoltarían atrás a la ciudad de la cual ellos habían venido, no atrás a su lugar de origen (ver Moulton, Gramática del Testamento Griego, Volumen 1, p.14).

Para describir un tipo diferente de encuentro los Griegos tienen otra palabra diferente. Un ejemplo de esto es encontrado en Mateo 8:34 que nos dice que “la ciudad entera salió para encontrar a Jesús.” La palabra Griega usada allí es ‘sunatesis’. En este caso Jesús había echado una legión de demonios en una manada de cerdos que entonces escaparon a un acantilado en el mar. La ciudad estuvo disgustada y salió para encontrar a Jesús. Cuando ellos lo encontraron ellos se quedaron allí y hablaron de la situación con Él. Ellos no fueron a ninguna parte con Él.

Para un ejemplo que muestra a un grupo de gente que encuentra a un individuo solo, y luego vuelven con aquella persona atrás al lugar del cual comenzó el viaje de aquella persona, ver Marcos 14:13 y Lucas 22:10. Allí Jesús había instruido a Sus discípulos de ir y prepararse para la Pascua de los judíos. “El les dijo: He aquí, al entrar en la ciudad os saldrá al encuentro (Gr. apantao) un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa donde entrare…” En este caso el grupo (los discípulos) sigue al individuo (el siervo que lleva el cántaro de agua) atrás al lugar del cual el siervo comenzó. Apantao describe una reunión entre un individuo y un grupo en donde el individuo reversa la dirección y vuelve al lugar del cual él vino. Por otra parte, ‘apantesi’s describe una reunión entre un individuo y un grupo en donde el individuo sigue su viaje después de que ocurre la reunión.

Note con cuidado que nuestro levantamiento para encontrar al Señor en el aire, como está explicado en 1 Tes.4:16, describe el tipo de reunión en donde un grupo de gente encuentra una entidad sola. Entonces, si el grupo iba a volver al Cielo con Jesús después de que Él cambió la dirección, la palabra griega para ‘encontrar’ usada debería haber sido ‘apantao’ en vez de ‘apantesis’. Cada otra vez que la palabra apantesis es usada en la Biblia, es para describir una reunión en donde el grupo reversa la dirección y escolta al visitante quién sigue viniendo en la dirección de la cual él comenzó. No hay ninguna justificación para dar un sentido diferente a aquella palabra cuando ahora aparece en 1 Tes.4:16.

Este concepto de la lengua Griega que tiene varias palabras donde en cada una expresa un aspecto diferente de algo para el cual la lengua castellana tiene sólo una palabra no es única para la palabra “encontrar”.

Creo que es correcto que la Versión Reina Valera vierta la palabra ‘apantesis’ de 1 Tesalonicenses 4:16, no simplemente como “encuentro”, la cual podría ser confusa en nuestro idioma, sino “recibir”. Es decir, que los santos reciben al Señor en el aire para conducirlo a la tierra, sin que él reverse su dirección al cielo.

Un ejemplo aleccionador sobre el vocablo “recibir” lo tenemos en Génesis 19: 1,2 cuando leemos que Lot recibe a los mensajeros de Dios: “Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde; y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot, se levantó a recibirlos, y se inclinó hacia el suelo, y dijo: Ahora, mis señores, os ruego que vengáis a casa de vuestro siervo y os hospedéis, y lavaréis vuestros pies; y por la mañana os levantaréis, y seguiréis vuestro camino. Y ellos respondieron: No, que en la calle nos quedaremos esta noche”. Así que Lot no recibe a los mensajeros de Yahweh para volar con ellos al cielo, sino para ser el acomedido hospedador de estos insignes anfitriones.

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