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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.
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jueves, 29 de septiembre de 2011

SIGUEN LAS RESPUESTAS PUNTUALES A LAS PREGUNTAS DE A.L.G



Esto argumenta mi querido detractor, el Sr. Armando López Golart, sobre los gobernantes del reino, tratando de probarme de que es imposible que los héroes de la fe ingresen al reino como ejecutivos, sino sólo como súbditos del mismo.


Texto para la discusión:



“En verdad les digo: Entre los nacidos de mujer no ha sido levantado uno mayor que Juan el Bautista; mas el que sea de los menores en el reino de los cielos es mayor que él.” (Mat. 11:11):



Comentario de López acerca del versículo de arriba:



“…Si Juan el Bautista era (entendemos que en orden de importancia), el mayor de todos los nacidos de mujer y sin embargo, el menor (o el último empezando por la cola) en el reino de los cielos era mayor que él, evidentemente lo que se nos está diciendo, es que de ninguna manera podía contarse Juan entre ellos; o sea, Juan el Bautista no formaría parte de esa clase selecta que conformaría la gobernación del reino. Y eso es lo que realmente nos quiso decir Jesús, porque eso y no otra cosa es la que leemos en el texto; pero es que también nos dijo algo más; porque veamos: si Juan era el mayor entre los nacidos de mujer, significaba que era mayor, repetimos, en orden de importancia, que los Abraham, Isaac, Jacob, David, etc.; luego, si él no podía estar formando parte del gobierno del reino, cuanto menos, aquellos que eran menores que él. Y Juan no podía formar parte de ese gobierno del reino (lo cual quiere decir que no participará de la primera resurrección), sencillamente porque murió antes de que se abriera la oportunidad para ello, en 33 EC.; pero si los notables del AT, no pueden participar de la primera resurrección, el problema que se les presenta a los Rivas, Olcese y compañía, es averiguar en cual resurrección los meten. Y si mencionamos al Sr. Olcese en este tinglado, es porque colgó el citado artículo en su blog, con lo cual habría que entender que está de acuerdo con su contenido y de no ser así, que por favor lo diga públicamente”.


Respuesta de Apologista:


El Señor Armando López Golart se remonta a lo dicho por Jesús en Mateo 11:11 para afirmar que Juan el Bautista, el mayor de los profetas, que existieron en el Antiguo Pacto, no tendrá una participación ejecutiva o de gobernante en el reino de Cristo, sino sólo como súbdito o vasallo, puesto que el menor en el reino es mayor que él. Y es que en este verso en cuestión Jesús dice algo tan misterioso sobre su precursor que a muchos estudiosos como López aún se les hace muy difícil interpretar con lucidez la enseñanza que dicho verso esconde. Estos intérpretes como López sólo pueden concluir que Juan el Bautista, el más grande de todos los profetas que hayan existido, y que anunció al Mesías y su inminente venida, y que lo vio personalmente, quedará fuera de la élite ejecutiva del reino, porque como dice el verso, el menor en el reino es mayor que él. Pero si somos realmente justos en nuestra exegesis bíblica, tendríamos que concluir que Juan el Bautista no sólo NO sería un ejecutivo o un gobernante del reino mesiánico, sino que tampoco sería un súbdito, ya que el menor en el reino es mayor que él. ¿Pero podría alguno pensar que el último gran profeta, Juan el Bautista, quedaría fuera del reino, como ciertamente quedarán los impíos, porque supuestamente es menor o menos que el menos regio de los que heredan el reino? ¿Cómo entonces explicamos lo dicho por Jesús a sus detractores cuando les aseguró que verían a TODOS LOS PROFETAS en el reino? (Lucas 13:28)


Repito este punto nuevamente para que quede claro: Si tomamos literalmente lo dicho por Jesús de que Juan el Bautista es menor que el último de los que heredan el reino, entonces Juan el Bautista quedará excluido del reino de Cristo indefectiblemente. No podrá ser ni gobernante, ni súbdito, pues aquí Jesús NO está diciendo que Juan es menos que el menor de los que gobiernan el reino, sino, más bien, que es menos que el menor EN el reino. Si Jesús hubiera dicho con claridad que Juan el Bautista es menor de los que gobiernan, entonces él no podría ser gobernante, pero sí súbdito. Pero acá Jesús no habla de gobernantes, sino del reino en su conjunto. El menor de los que están en el reino es más que Juan el Bautista, lo que dejaría a Juan el Bautista fuera del reino como un impío. ¡Y esto no lo veo razonable porque Jesús dijo que TODOS los profetas estarían en el reino, incluyendo a Juan el Bautista.


Las Escrituras nos presentan a Juan el Bautista como el más grande profeta nacido de mujer. Esto quiere decir que Juan el Bautista fue, a la vista de Cristo, el más grande profeta, y más aún, que el mismo rey David, quien también era profeta de Dios. Dice así Pedro: “Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca DAVID, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero SIENDO PROFETA, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono”. Así que David era profeta, ¡pero menor que Juan el Bautista!…¡y esto no lo digo yo, sino el propio Jesucristo!



Pues bien, ¿creerá alguno que David, que por ser un profeta nacido de mujer, y muy anterior a Juan, y menor que éste, es indigno de ser co-gobernante con su hijo (el Mesías Cristo) en su propio reino davídico restaurado? Es decir, ¿estará David en su reino restaurado simplemente como un vasallo, o en el peor de los casos, totalmente excluido de él porque es menor que el mismo profeta Juan el Bautista, que a su vez es menor de los menores de los que entran en el reino? ¿Realmente cree usted que el reino davídico será restaurado con más gloria aún, pero teniendo a su primer rey ungido como un mero súbdito del mismo? ¡Vamos, amigo Armando, debemos ser consecuentes con todas las promesas bíblicas, y no ser parciales! Sinceramente no creo que al propio rey Jesús le gustaría ver a su propio noble padre como un vasallo de su propio reino, como si estuviera derrocado por su hijo. Definitivamente algo distinto tuvo que significar lo dicho por Jesús en Mateo 11:11.


Jesús se sintió orgulloso de su linaje davídico, cuando dijo: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de DAVID, la estrella resplandeciente de la mañana” (Apo. 22:16). Con esto Jesús da importancia al hecho de que su padre es el otrora rey David, y así lo recalca Mateo al empezar su evangelio (Mateo 1:1). El rey y profeta David es el padre de Jesús, una declaración solemne y crucial que hace de David un personaje de primera importancia que nos recuerda la realeza de su hijo, Jesucristo. Jesús es el Rey del reino, y David, su padre, es parte de esa nobleza que regirá el mundo venidero de justicia. Dicen Oseas y Jeremías, así: “Sino que servirán a Jehová su Dios y a DAVID SU REY, a quien yo les levantaré” (Jer. 30:9). Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a DAVID SU REY; y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días (Oseas 3:5). Si bien este “David su rey” es una referencia a Jesús, el Cristo, también incluye al mismo antiguo rey David, quien estará en el reino como monarca corregente.


Jesús anunció que los profetas, incluyendo a su padre en la carne, el legendario rey David, estarán en su mesa en el reino, cuando dijo: “Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a TODOS LOS PROFETAS (¡David era profeta!) en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28). Nótese que aquí se habla de TODOS los profetas, y no sólo de algunos, los cuales estarán en el reino de Dios, y entre ellos David y Juan el Bautista, de quien se dice es el menor de los menores que entran en el reino. Estos se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac, Jacob, y los demás profetas. En Lucas 13:29 se dice que los que vengan del oriente y del occidente se sentarán en la mesa en el reino de Dios. “Y vendrán del Oriente y del Occidente, del Norte y del Mediodía, y se sentarán A LA MESA en el reino de Dios”. En Mateo 8:11 Jesús dice: “Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, é Isaac, y Jacob, en el reino de los cielos”. De modo que si comparamos ambos textos con la debida atención, veremos que Abraham, Isaac, y Jacob estarán sentados a la mesa mesiánica, y no sólo ellos, sino también TODOS los profetas (ver Lucas 13:28).


Así que David, Juan el bautista, y los demás profetas y patriarcas estarán sentados a la mesa con el Rey, y esto tiene un significado singular: el de gozar de un status de privilegio y honor con Su Majestad, el rey. Recordemos que la madre de los hijos de Zebedeo buscaba para sus hijos un lugar de honor en la mesa del reino mesiánico, al pedirle a Jesús que uno de sus hijos se siente con él a su derecha y el otro a su izquierda (Mateo 20:20,21).


¿Entonces qué puede significar Mateo 11:11?¿Acaso tiene razón el amigo Armando López en lo que sostiene arriba? Pues bien, el evangelista Michael Pedrin comenta este pasaje, así:


El propio Señor Jesús declara que Juan el Bautista era la persona más grande de nacer de mujer hasta ese período de tiempo. No sólo era un profeta importante, sino, “Más que un profeta” (Mateo 11:9).



Todos los profetas del Antiguo Testamento profetizaron sobre la futura venida del Mesías. Jesús mismo declaró: Escudriñad las Escrituras, porque en ellas tenéis que tenéis vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí. (Juan 5:39) Y comenzando desde Moisés y siguiendo por los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de sí mismo (Lucas 24:27).


Jesús compara a Juan el Bautista con los otros profetas del Antiguo Testamento, y dice: “Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan” (Mateo 11:13). Juan fue el último de los profetas antes de la venida del Mesías, y fue mayor que los otros profetas en el sentido de que no sólo profetizó la venida del Mesías, sino que también lo introdujo en el mundo!


Juan le dijo al público acerca de la pronta venida de Cristo: “Respondió Juan, diciendo a todos, Yo os bautizo con agua, pero el que viene es más poderoso yo, cuya correa de sus zapatos no soy digno de desatar: él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Lucas 3:16).



Sólo un poco más tarde, el Mesías vino! Y Juan no profetizó más, sino que lo presenta a la multitud que contemplaba: “El siguiente día ve Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un hombre que es antes de mí: porque era primero que yo” (Juan 1:29, 30).


Aunque Juan era el más grande de todos los que vivieron antes de la venida de Jesús, él no llegó a ver la obra, la vida, la muerte y la resurrección del Cordero de Dios. La gente común pudo ver todo esto, y por lo tanto eran más privilegiados que Juan el Bautista. Jesús claramente dijo a sus discípulos humildes y seguidores: “¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron, y oír lo que oís, y no lo oyeron” (Mateo 13:16, 17).



Por lo tanto, sólo esa generación de gente que vio a Jesús personalmente en carne de hombre fue la más privilegiada de todas antes de su venida y después de la ascensión.


Aunque la mayoría de ellos eran simples pescadores de origen humilde, ellos fueron los más especiales de todos los que vieron lo que todos los profetas y justos desearon ver, pero no lo lograron. Estos eran más grandes que Juan el Bautista, el profeta más grande, porque vieron poderosos actos de Jesús, de primera mano, y le oyeron pronunciar las palabras de vida, y se asociaron a él. Esa es la razón por la que Jesús dijo:


“De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista: a pesar de que el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él” (Mateo 11:11).


En resumen, mi querido Armandito, esos primeros cristianos que fueron testigos oculares o presenciales del Cristo, y que dieron testimonio de lo que vieron y oyeron por todos lados del mundo de entonces, degustaron algunas de las futuras bondades del reino venidero en sus tiempos, específicamente en sus obras de liberación demoníaca, sanación de enfermos, y resurrección de muertos. Estos habían sido trasladados por fe al reino del amado Hijo y eran obviamente más grandes que los profetas de antaño que no llegaron a ver lo que ellos vieron del Mesías durante sus 3 y medio año de ministerio público entre los suyos. Esto, sin embargo, no significa que los fieles del Antiguo Testamento no tendrán el privilegio de reinar con Cristo, pues ya hemos visto que los profetas del AT se sentarán en la mesa mesiánica con Cristo y todos los patriarcas reverenciados por Israel.



Nuevamente, buen provecho, estimado Armando!

RESPONDIENDO NUEVAMENTE OTRA PREGUNTA DE MI ACÉRRIMO DETRACTOR, EL SR. A.L.G




Esto dice mi acérrimo detractor, el Sr. Armando lópez Golart:


Y es que una vez más, hemos oído a Apologista Mario Olcese mencionar de Mat. 25:31; 34, relacionándolo con aquellos que tiene que reinar con Cristo en el reino; la última ocasión en uno de sus recientes videos y al final del mismo, titulado “Otra pregunta crucial que respondió Jesús a sus seguidores”; concretamente cita del versículo 34, en el que leemos lo siguiente:


“Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan, ustedes que han sido bendecidos por mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo.”


Pues bien, la pregunta es la siguiente ¿para quiénes fue “preparado” el reino?


Y ya sabemos que el destino de dicha pregunta será la papelera más próxima, pues no nos la responderá, tal como no ha sido capaz de respondernos a ninguna de las que le hemos formulado hasta el momento; pero lo que queda claro, es que con nuestro incordio conseguimos dos cosas: en primer lugar, que aquellos que nos leen, tanto a los unos como a los otros, sepan con quién se juegan los cuartos y quién les dice la verdad; y en segundo lugar, que mediante contraste de ambas enseñanzas con su propio ejemplar de las Escrituras, el querido lector (y en favor de quién se hace toda la “fiesta”) llegue a tener su personal y segura convicción de lo que realmente nos dice el registro sagrado.


Por otra parte, en cuanto al Sr. Olcese y aunque no nos responda…… porque no puede, pues de poder ya lo habría hecho (¡qué duda cabe!), ahí quedará dicha actitud, una vez más, debidamente anotada en su “debe” particular, para todos aquellos que nos lean a ambos y que nos imaginamos que algún día, alguno de ellos y en un rasgo de lucidez, se le ocurrirá preguntarse aquello de…… ¿y por qué no responde? Pero no se preocupen, queridos amigos que nos leen, porque si Apologista Mario Olcese, no se lo explica en el plazo de…… digamos un semana, seremos nosotros desde este blog…… porque sí sabemos para quién fue preparado dicho reino, los que se lo explicaremos con todo lujo de detalles. Y empezamos la cuenta atrás……


MABEL


Respuesta de Apologista:


Por lo que se puede notar, el Sr. López está desesperado por escuchar mis respuestas, por no decir, mis opiniones, con respecto a ciertos puntos bíblicos, y yo, sin demora, se las brindaré.


El Sr. López quiere saber a quiénes se refirió el Señor Jesús por la frase preparado para ustedes en Mateo 25:,34 con relación a la posesión del reino. Y todo parece indicar que el Sr. López cree que se refiere a sólo a sus interlocutores, a aquellos que lo estaban escuchando en ese momento. Pero le pregunto al Sr. López: ¿Se estaba dirigiendo Jesús a sus apóstoles únicamente? Y si no fue sólo a ellos, ¿a quiénes más incluía?


Pues bien, analicemos los versos 32 y 33, que dicen: “Y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartarálos unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.33. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Y el 34 dice: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”.


Según el verso 33, aquellos benditos que heredan el reino son las llamadas “las ovejas” (en general, no “mis ovejas”) que están a su derecha, y no las cabras, que están a su izquierda. Estas ovejas, por supuesto, son de las naciones, las cuales serás reunidas delante de él, y él hará la separación de las ovejas de las cabras. ¿Pero son las ovejas sólo un grupo pequeño de sus seguidores? No! Son todos aquellos fieles que salen de las naciones del mundo. Ahora bien, yo le pregunto a Don Armandito, lo siguiente: ¿eres tú ovejita o cabrita? Pues si tú no estás en el grupo de las ovejas, entonces quedas en el grupo de las “malditas” cabras que están a su izquierda, las cuales no heredarán la vida eterna, sino que terminarán en el gehena, pues dice el versículo 41: “Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”. Así que la respuesta es que Jesús se refiere a todas las ovejas del mundo, a todos los fieles, sin excepción alguna.
Ahora bien, el profeta Daniel vislumbró una resurrección general en el fin de los tiempos, en la cual los justos heredarán la vida eterna y los injustos a la confusión perpetua. El escribe al respecto, lo siguiente: Daniel 12:2 “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua”.


Esto nos lleva a concluir que en esta separación de ovejas y cabras de todas las naciones estarán los resucitados, aquellos que merecerán la vida, y también aquellos que merecerán la condenación. Sí, estarán también frente a él los resucitados, los que fueron justos y los que fueron injustos de todos los tiempos. Sin duda alguna, entre ellos estarán los notables hombres de la fe del Antiguo Testamento, ya que en el mismo libro de Daniel capítulo 12 y verso 13, Dios le promete a Daniel, lo siguiente: Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días. Y el mismo Job creía en esa resurrección del día final, cuando dijo: Job 19:25-27: “Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios; Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí”. Así que en ese grupo de las ovejas, estarán también los fieles del Antiguo Testamento, y “las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mateo 10:6), las cuales igualmente heredarán con Cristo su reino, el cual fue preparado para todas las ovejas del mundo de todos los tiempos, desde la fundación del mundo (Ver también Isa. 26:19).


Está usted servido, don Armando…y muy buen provecho!

martes, 23 de febrero de 2010

REPLICANDO NUEVAMENTE AL RESPONDON TRINITERCO PABLO SANTOMAURO


Un Ejemplo de Argumentación Deficiente


Por Pablo Santomauro


Pretendiendo satirizar la doctrina de la Trinidad, el apologista de la herejía sociniana Mario Olcese escribió un artículo donde no sólo mal representa la posición trinitaria sino también llama “mensos” a los que creemos en la Trinidad. “Menso” es un regionalismo centroamericano que significa “tonto, falto de entendimiento o razón”. En su trabajo, escrito en forma de diálogo entre un padre de pocas luces y un hijo supuestamente inteligentísimo, leemos:


“…sí, papi, ¿en qué te puedo convencer…perdón…servir? Bueno Jaimito, mi pastor predicó hoy un sermón sobre la Trinidad y para probar la supuesta veracidad de esta doctrina me mostró el pasaje de 2 Corintios 13:14, que dice: La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios, y la participación del Espíritu Santo sea con vosotros todos. Amén”…. Ajá, ¿y dónde está la prueba de la Trinidad en ese pasaje, papi?…Bueno, ¿no ves, hijito mío, que Pablo menciona a las TRES personas de la Trinidad aquí: a Jesucristo, al Padre, y al Espíritu Santo en el cierre de su carta?…¿Qué me dices ahora, hijito?…Bueno papi, dile al menso de tu pastor que no sea paporretero y que no saque conclusiones falsas de un pasaje que nada dice de una Trinidad…¿y por qué dices eso, Jaimito?…facilito pues viejo…Toma nota que sólo de uno se dice que es Dios…y ése es el Padre…léelo tú mismo: La gracia del Señor Jesucristo (de éste no se dice que es Dios), la participación del Espíritu Santo (de éste tampoco se dice que es Dios)…y finalmente tenemos “el amor de Dios” (con referencia al Padre). Es decir, el Padre es el único a quien Pablo llama ‘Dios’…y no podía ser de otro modo, pues Pablo ya había dicho antes a los corintios que sólo hay un Dios, el Padre (1 Corintios 8:4-6). Ah, y de igual parecer es Judas en Judas 1:1 y Pedro en 1 Pedro 1:2…” [1]


En este párrafo, Olcese comete dos errores dignos de ser destacados:


La Falacia del Straw Man (Del Monigote de Paja)


Esta falacia se comete cuando el escritor mal representa o debilita la posición contraria, y luego pasa a refutar esa versión deformada o débil, lo que obviamente es más fácil de hacer. Se le llama monigote de paja porque es más fácil de derribar que un hombre bien plantado. Podríamos extender la definición a los casos en los que el escritor tergiversa o falsifica la aproximación de los trinitarios a ciertos versículos bíblicos. Este es el caso con Olcese. Nuestro amigo da a entender que los trinitarios citamos 2 Corintios 13:14 como texto prueba de la Trinidad. Esto no es cierto. Ningún trinitario doctrinalmente preparado basa sus deducciones en un solo verso, sino en el peso acumulativo de todos los pasajes bíblicos concernientes al tópico. En segundo lugar, 2 Corintios 13:14 jamás es presentado para probar la Trinidad sino que se usa como un peldaño para mostrar la personalidad del Espíritu Santo. Como el verso es perjudicial para los sectarios, es natural que sea atacado con saña por ellos. Pasemos a estudiarlo:


“La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén”.


Si tomaramos esta bendición totalmente aislada del contexto bíblico, es obvio que las mismas palabras que infieren la personalidad del Padre y del Hijo, son usadas también para inferir la personalidad del Espíritu Santo. En 1 Juan 1:3 nosotros tenemos comunión con el Padre y el Hijo, y aquí en 2 Corintios 13:14 se usan exactamente las mismas palabras para indicar que tenemos comunión con el Espíritu Santo. ¿Pueden las palabras ser más claras? Para poder tener comunión con el Padre y el Hijo es imperativo que éstos sean personas, y lo mismo se requiere para tener una verdadera comunión con el Espíritu Santo. Comunión es algo mutuo en donde intervienen como mínimo dos personas.


El verso termina con estas palabras: “sean con todos vosotros”. ¿Qué cosas? La gracia de Cristo, el amor de Dios, y la comunión/compañerismo/koinonia del Espíritu Santo. Esta última parte se corresponde con la promesa del “Consolador” en Juan 14:16-17, “Y yo [Jesús] rogaré al Padre, y os dará otro [Gr. Allos: de la misma clase que Jesús] Consolador, para que [él] esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque [él] mora con vosotros, y estará en vosotros”. El deseo de Pablo de que los cristianos tengan comunión con el Espíritu Santo es EXACTAMENTE lo que Jesús prometió en Juan 14:17: porque [él] mora con vosotros, y estará en vosotros.


Versos de apoyo usados por Olcese


Olcese finaliza su “poderoso” argumento con tres versos que según él “prueban” que Jesucristo no es Dios. Olcese dice: “… pues Pablo ya había dicho antes a los corintios que sólo hay un Dios, el Padre (1 Corintios 8:4-6). Ah, y de igual parecer es Judas en Judas 1:1 y Pedro en 1 Pedro 1:2…” Lamentablemente, estos versos están muy lejos de confirmar sus ilusiones. Veamos el primero. Sobre 1 Corintios 8:4-6, Olcese escribe en un escrito previo:


“Pablo sí revela quién es el único y verdadero Dios. El texto clave de Pablo está en 1 Corintios 8:6, que dice: “Para nosotros (los apóstoles y creyentes en general), sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.” Observemos que para Pablo, sólo uno es Dios, el Padre. También añade que uno es nuestro Señor o Mesías rey, el Señor Jesucristo. Es clarísimo que para Pablo, Cristo no es el único Dios; es, más bien, el único Señor o Jefe de los hombres que se convierten a él.” (énfasis en el original) [2]


A primera vista, Olcese parece estar en lo cierto, pero a la luz de la Biblia y la lógica, el argumento es inválido. Es completamente erróneo concluir que Jesús no es Dios porque 1 Corintios 8:6 diga que hay un Dios, el Padre, y un Señor, Jesucristo.


Hay muchos lugares en la Biblia donde el Padre es llamado Señor y el Hijo es llamado Dios. Cuando el cristiano se encuentra con este argumento, debe forzar al sectario a seguir su propia lógica hasta el final del camino.


Si la referencia al Padre como “un Dios” prueba que Jesús no es Dios, siguiendo el mismo razonamiento debemos concluir que la referencia a Cristo como “un Señor” significa que el Padre no es Señor.


Encierre al sectario en este dilema, no le permita salirse por la tangente. El punto que el cristiano debe machacar es que NO se puede interpretar la primera parte del versículo de una manera y la segunda de otra.


La falacia lógica del sectario consiste en suponer que el uso de un título para una persona en cierto contexto, automáticamente descalifica su aplicación para otra persona en otro contexto.


Lo propio de hacer es consultar TODA la Escritura y ver qué dice acerca del Padre y de Jesucristo, y luego llegar a una conclusión.


La Escritura enseña que el Padre es llamado Dios (1 P. 1:2) y Señor (Mt. 11:25). Sabemos también que Jesucristo es llamado Dios (Jn. 20:28; He. 1:8) y Señor (Ro. 10:9).


Cuando dejamos a la Escritura interpretar la Escritura, es obvio que el argumento antitrinitario se desmorona como un castillo de naipes. La designación del Padre como Dios en este verso no tiene la intención de excluir a Jesús ni al Espíritu Santo. De la misma forma, la identificación de Jesús como “Dios y Salvador” en Tito 2:13, no excluye al Padre ni al Espíritu Santo. En Hechos 5:4 el Espíritu Santo es llamado Dios, pero ello no excluye al Padre ni a Jesús. (ver When Cultists Ask p.228, Geisler/Rhodes)


Los otros dos versos que propone Olcese (Jud. 1:1 y 1 P. 1:2), en ninguna manera dicen que Jesucristo no es Dios. El lector objetivo que lee los pasajes jamás llegaría a esa conclusión.


Respuesta de Apologista:


Antes que nada debo decir que estoy muy feliz de que el Sr. Pablo Santomauro, un fiel adalid ”evangelicatólico”, esté muy pendiente de todos mis estudios sobre la Trinidad, porque evidentemente está muy dedicado intentando refutarlos de alguna manera posible, y de a pocos.


El Sr Pablito Santomauro pasa a decirme que los Trinitarios no usan el pasaje de 2 Corintios 13:14 como texto de prueba de la Trinidad. Y luego Santomauro añade lo siguiente: “Ningún trinitario doctrinalmente preparado basa sus deducciones en un solo verso, sino en el peso acumulativo de todos los pasajes bíblicos concernientes al tópico. En segundo lugar, 2 Corintios 13:14 jamás es presentado para probar la Trinidad sino que se usa como un peldaño para mostrar la personalidad del Espíritu Santo. Lastimosamente el Santomauro comete un error garrafal cuando dice que para poder tener comunión con el Padre y el Hijo es imperativo que éstos sean personas, y lo mismo se requiere para tener una verdadera comunión con el Espíritu Santo”. Esto es falso Sr. Santomauro, pues si usted lee 1 Corintios 10:16, encontrará que uno puede tener comunión con la sangre de Cristo. Dice el texto, así: “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?” La NVI lo vierte así: “Esa copa de bendición por la cual damos gracias,¿no significa que entramos en comunión CON la sangre de Cristo?…”. Luego le pregunto, Sr. Santomauro: ¿es una persona la sangre de Cristo porque comulgamos con ella? Pues, no! ¿Se puede, entonces, tener comunión con cosas impersonales como el Espíritu Santo? Pues, sí, si nos atenemos a lo que dice 1 Cor. 10:16 que acabamos de anotar! Por otro lado, lo que usted dice, en el sentido de que ningún trinitario usaría 2 Cor. 13:14 aisladamente para probar la Trinidad, yo le respondo que se equivoca nuevamente, pues muchos “trinotercos” me citan ese pasaje paulino en un intento desesperado para probar la Trinidad. Lo que ellos (los trinitarios) creen encontrar en ese texto es al Dios Trino cuando en realidad sólo al Padre se le llama “Dios” y a ninguno más. Esto demuestra, por sí solo, la falacia del argumento de los trinitarios. En segundo lugar, cuando Pablo habla en 1 Cor. 8:4-6 de que sólo hay un Dios, el Padre, y un Señor Jesucristo, lo que él está diciendo es que sólo hay un Dios verdadero que es el Padre, y un sólo Señor Mesías (nótese que Señor antecede al nombre/título “Jesucristo”, o Jesús el Cristo o Jesús el Mesías. Entonces el título “Señor” para Jesús es exclusivamente mesiánico, y eso se ve en declaraciones como “Cristo, el Señor” o “Señor Jesucristo” (Hechos 2:36; 15:26). En cambio, el Señorío de Dios el Padre está relacionado con su Deidad y Soberanía sobre todas sus criaturas, e incluso, sobre su Hijo Unigénito (Sal. 103:22). Y es cierto, además, que Pablo admite que hay los llamados “dioses” en el cielo y en la tierra, cuando dice: “Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros sólo hay un Dios, el Padre”. Así que Pablo llama a los seres que habitan en el cielo (fuera del Padre) como “dioses”, y esto incluye a Jesús, quien ya estaba en el cielo para cuando Pablo escribió esta epístola. Así que yo concuerdo con usted en que Cristo es “Dios” pero no es el “Único Dios verdadero”, el eterno, y el auto subsistente.


Resumiendo:


Cristo es Dios, como lo son también los ángeles que están en el cielo (en calidad de mensajeros y representantes de Dios) y es también Señor, en el sentido que es el Mesías elegido para gobernar el mundo de mañana, el reino de Dios. En cuanto al Padre, el es el Absoluto DIOS, el DIOS ÚNICO y es también SEÑOR porque es el SOBERANO ABSOLUTO Y UNIVERSAL DE TODO LO QUE EXISTE, EL DIOS DE DIOSES, que vive y subsiste por sí mismo, El Todopoderoso, la fuente y el origen de TODO lo que ES, tanto de seres vivos, como de cosas. Es decir, “Un Dios Puro, Supremo y autosuficiente, que no necesita de nada ni de nadie para existir. Es Eterno, no engendrado, omnisciente y Omnipresente. Es el Padre de Jesucristo, de los ángeles, y nuestro. Así que cuando Pablo dice que hay Un Dios (ojo que Pablo no excluye a Jesús en su calidad de “Dios”, pero en un aspecto muy distinto, es decir, como el agente del Dios verdadero y único) él se refiere al único Dios que es eterno y es Padre. Y cuando Pablo dice que hay un Señor (ojo aquí también, puesto que esto no quiere decir que el Padre no sea “Señor”, pero en otro ámbito), se refiere a Jesús como Mesías, el soberano de los reyes de la tierra venidera, en el reino del Padre.