Es increíble que tantos falsos predicadores "cristianos" se hayan hecho millonarios a costa de un evangelio falso llamado "Prosperidad". Millones de ingenuos en todo el mundo han caído cautivos de estos sátrapas que sólo buscan la "lana" de sus ovejas, las cuales son igualmente codiciosas de fama y fortuna.
Este singular blog proclama las verdades básicas de la Biblia
Datos personales
- Javier Rivas Martínez
- Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.
Mostrando entradas con la etiqueta prosperidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta prosperidad. Mostrar todas las entradas
sábado, 24 de julio de 2010
lunes, 26 de octubre de 2009
...SER O NO SER RICO?: -HE AQUI LA CUESTION!-

Por Ingº Mario A Olcese
¿Puede un cristiano decidirse hacerse rico? ¿Es pecado que un cristiano sea rico en este mundo?¿Desea Dios que todos sus hijos sean ricos en esta vida? Estas son preguntas muy interesantes, sin duda.
Hay cristianos que tienen muchas riquezas, pero la gran mayoría de los creyentes tienen muy poco o nada. ¿Es que Dios hace diferencias entre sus hijos? ¿Son algunos más capaces que otros para hacer riquezas? ¿Por qué no todos los fieles son bendecidos de igual manera?
Sin duda alguna el dinero es necesario para vivir, ¿pero es la abundancia de riquezas una señal de bendición de Dios? La respuesta, aunque parezca inaudita, es NO. Dios a través de Salomón nos habla de que desistamos de hacernos ricos, porque el amor y la acumulación de dinero traen aflicción de la carne y una serie de peligros y tentaciones que nos pueden conducir a la perdición (Prov. 23:4,5). Si esto es verdad, y no lo dudamos, ¿podríamos pensar por un instante que Dios desea que seamos todos muy ricos en esta vida sabiendo los riesgos que correríamos por llegar a serlo?
Cristianos talentosos y ricos
Algunos cristianos se hacen ricos porque nacieron con una “visión” especial para los negocios. Estos hermanos tal vez no se propusieron hacerse ricos, pero supieron aprovechar las oportunidades que se les presentaron para hacer dinero y lo lograron con mucho éxito y esfuerzo (Ecl. 9:11). Estos son buenos cristianos, y aunque son muy ricos, no tienen su amor y su corazón puestos en sus riquezas, sino en el Señor. Ellos muestran un equilibrio en sus vidas, y no dejan que sus posesiones materiales los separen del Señor (Sal. 62:10). Pero otros creyentes ricos caen en una trampa y en un lazo de los cuales no pueden zafarse fácilmente. Estos están actualmente soportando innumerables aflicciones y tribulaciones por haber hecho del dinero su dios (1 Tim.6:9-11).
Los creyentes sabios, que por sus propios medios lícitos se han hecho ricos, usan sus riquezas para compartirlas con aquellos que tienen muy poco. En realidad Dios ha dado a algunos la ocasión de hacer dinero para que luego lo puedan distribuir entre los menos afortunados. El Señor quiere que los ricos sean buenos administradores de sus riquezas, y que ayuden a los más necesitados, construyendo hospitales, asilos, comedores, colegios, universidades, etc (1 Tim. 6:17,18). Y es que finalmente esas riquezas fueron obtenidas, no para que ellos se queden con ellas, y las guarden en las bóvedas frías de los bancos, sino para compartirlas solidariamente también con otros hermanos en la fe, e incluso, con los incrédulos. Recordemos que el amor que debe caracterizar a la iglesia verdadera se demuestra con hechos y no tan sólo con palabras vacías (1 Juan 3:18).
Jesús dio importancia a la solidaridad, y de eso no quepa la menor duda. Al joven rico Jesús le dijo que diera su fortuna a los pobres, y Saqueo fue alabado porque daba la mitad de sus ingresos a los necesitados. El Señor desea que los pobres sean ricos, pero ricos en fe, pues si el Señor hubiese querido que todos los creyentes fueran ricos en cosas materiales ahora, sin duda lo serían (Santiago 2:5). Pero lo cierto es que el dinero en abundancia es un peligro y no es para todos. Los que creen que por hacerse cristianos serán bendecidos con mucho dinero y comodidades en este siglo, están muy equivocados. Las Escrituras no nos prometen nada en absoluto de que si nos hacemos cristianos saldremos por arte de magia de la pobreza y nos convertiremos en príncipes con grandes mansiones y lujosos automóviles.
Lo sorprendente de todo esto es que hay muchos “evangelistas” que nos aseguran que podemos salir de la pobreza material hoy y ser verdaderamente ricos, si sólo somos generosos con nuestros fondos para con ellos. Ellos ven la pobreza como una maldición, cuando en realidad la extrema pobreza y la extrema riqueza son una ofensa a Dios. Ningún extremo es saludable, sin duda. Sin embargo, la promesa del Señor es que no nos dejará en esa extrema miseria que viven muchos hombres hoy porque están alejados de Dios por el pecado. Sus vicios y sus decisiones equivocadas los vuelven más pobres, pero una vez que retoman el camino de la luz por el evangelio, estas personas ven cómo sus vidas temporales mejoran, y sus exiguos ingresos parecen ser más grandes. Ya no gastarán más en cerveza, cigarrillos, drogas, mujeres, y otros vicios más que los han empobrecido hasta la miseria.
Por mi parte yo quiero ser un sabio y piadoso administrador de mis posesiones en la tierra, sean éstas abundantes o escasas. Yo quiero dar sin esperar nada a cambio. Cuando le doy a alguien, yo no quiero estar motivado por el deseo de que Dios me bendiga. Quiero dar porque amo a mis semejantes y porque quiero usar el dinero del Señor como Él lo haría. Quiero dar con alegría y con entusiasmo, no en la obligación o mero sentido del deber. Deseo compartir con aquellos que no tienen lo suficiente para vivir, primero a los de la fe y después a los incrédulos.
Debemos dar, no sólo porque Dios espera eso de sus buenos hijos, sino porque sentimos verdadera compasión por los necesitados. La solidaridad y la generosidad sin un sentimiento de amor y empatía por el necesitado, no tiene mucho valor…y tal vez ninguno.
www.apologista.wordpress.com
www.retornoalparaiso.blogspot.com
http://www.yeshuahamashiaj.org/
www.elevangeliodelreino.org
¿Puede un cristiano decidirse hacerse rico? ¿Es pecado que un cristiano sea rico en este mundo?¿Desea Dios que todos sus hijos sean ricos en esta vida? Estas son preguntas muy interesantes, sin duda.
Hay cristianos que tienen muchas riquezas, pero la gran mayoría de los creyentes tienen muy poco o nada. ¿Es que Dios hace diferencias entre sus hijos? ¿Son algunos más capaces que otros para hacer riquezas? ¿Por qué no todos los fieles son bendecidos de igual manera?
Sin duda alguna el dinero es necesario para vivir, ¿pero es la abundancia de riquezas una señal de bendición de Dios? La respuesta, aunque parezca inaudita, es NO. Dios a través de Salomón nos habla de que desistamos de hacernos ricos, porque el amor y la acumulación de dinero traen aflicción de la carne y una serie de peligros y tentaciones que nos pueden conducir a la perdición (Prov. 23:4,5). Si esto es verdad, y no lo dudamos, ¿podríamos pensar por un instante que Dios desea que seamos todos muy ricos en esta vida sabiendo los riesgos que correríamos por llegar a serlo?
Cristianos talentosos y ricos
Algunos cristianos se hacen ricos porque nacieron con una “visión” especial para los negocios. Estos hermanos tal vez no se propusieron hacerse ricos, pero supieron aprovechar las oportunidades que se les presentaron para hacer dinero y lo lograron con mucho éxito y esfuerzo (Ecl. 9:11). Estos son buenos cristianos, y aunque son muy ricos, no tienen su amor y su corazón puestos en sus riquezas, sino en el Señor. Ellos muestran un equilibrio en sus vidas, y no dejan que sus posesiones materiales los separen del Señor (Sal. 62:10). Pero otros creyentes ricos caen en una trampa y en un lazo de los cuales no pueden zafarse fácilmente. Estos están actualmente soportando innumerables aflicciones y tribulaciones por haber hecho del dinero su dios (1 Tim.6:9-11).
Los creyentes sabios, que por sus propios medios lícitos se han hecho ricos, usan sus riquezas para compartirlas con aquellos que tienen muy poco. En realidad Dios ha dado a algunos la ocasión de hacer dinero para que luego lo puedan distribuir entre los menos afortunados. El Señor quiere que los ricos sean buenos administradores de sus riquezas, y que ayuden a los más necesitados, construyendo hospitales, asilos, comedores, colegios, universidades, etc (1 Tim. 6:17,18). Y es que finalmente esas riquezas fueron obtenidas, no para que ellos se queden con ellas, y las guarden en las bóvedas frías de los bancos, sino para compartirlas solidariamente también con otros hermanos en la fe, e incluso, con los incrédulos. Recordemos que el amor que debe caracterizar a la iglesia verdadera se demuestra con hechos y no tan sólo con palabras vacías (1 Juan 3:18).
Jesús dio importancia a la solidaridad, y de eso no quepa la menor duda. Al joven rico Jesús le dijo que diera su fortuna a los pobres, y Saqueo fue alabado porque daba la mitad de sus ingresos a los necesitados. El Señor desea que los pobres sean ricos, pero ricos en fe, pues si el Señor hubiese querido que todos los creyentes fueran ricos en cosas materiales ahora, sin duda lo serían (Santiago 2:5). Pero lo cierto es que el dinero en abundancia es un peligro y no es para todos. Los que creen que por hacerse cristianos serán bendecidos con mucho dinero y comodidades en este siglo, están muy equivocados. Las Escrituras no nos prometen nada en absoluto de que si nos hacemos cristianos saldremos por arte de magia de la pobreza y nos convertiremos en príncipes con grandes mansiones y lujosos automóviles.
Lo sorprendente de todo esto es que hay muchos “evangelistas” que nos aseguran que podemos salir de la pobreza material hoy y ser verdaderamente ricos, si sólo somos generosos con nuestros fondos para con ellos. Ellos ven la pobreza como una maldición, cuando en realidad la extrema pobreza y la extrema riqueza son una ofensa a Dios. Ningún extremo es saludable, sin duda. Sin embargo, la promesa del Señor es que no nos dejará en esa extrema miseria que viven muchos hombres hoy porque están alejados de Dios por el pecado. Sus vicios y sus decisiones equivocadas los vuelven más pobres, pero una vez que retoman el camino de la luz por el evangelio, estas personas ven cómo sus vidas temporales mejoran, y sus exiguos ingresos parecen ser más grandes. Ya no gastarán más en cerveza, cigarrillos, drogas, mujeres, y otros vicios más que los han empobrecido hasta la miseria.
Por mi parte yo quiero ser un sabio y piadoso administrador de mis posesiones en la tierra, sean éstas abundantes o escasas. Yo quiero dar sin esperar nada a cambio. Cuando le doy a alguien, yo no quiero estar motivado por el deseo de que Dios me bendiga. Quiero dar porque amo a mis semejantes y porque quiero usar el dinero del Señor como Él lo haría. Quiero dar con alegría y con entusiasmo, no en la obligación o mero sentido del deber. Deseo compartir con aquellos que no tienen lo suficiente para vivir, primero a los de la fe y después a los incrédulos.
Debemos dar, no sólo porque Dios espera eso de sus buenos hijos, sino porque sentimos verdadera compasión por los necesitados. La solidaridad y la generosidad sin un sentimiento de amor y empatía por el necesitado, no tiene mucho valor…y tal vez ninguno.
www.apologista.wordpress.com
www.retornoalparaiso.blogspot.com
http://www.yeshuahamashiaj.org/
www.elevangeliodelreino.org
sábado, 17 de octubre de 2009
LA TEOLOGIA DE LA PROSPERIDAD Y LA CONFESION POSITIVA

Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD).
La doctrina de la Confesión Positiva, uno de los tóxicos espirituales que forman parte de la siniestra teología de la prosperidad y que ha producido notables estragos en el ámbito protestante religioso, marcadamente en el carismático pentecostalista, germinó y creció como las plantas con las enseñanzas de E. W. Kenyon, entre los años 1891 y 1948. De allí en adelante, Kenneth Hagin y después Kenneth Copeland, fueron influenciados en este orden por semejante veneno que terminó extendiéndose por todo rumbo y recóndito habido. La Confesión Positiva en el pentecostalismo carismático se centra en la búsqueda de cualquier cosa material con el “poder del creyente”, si se confiesa con expresiones o palabras de “fe”. De este modo se le obliga a Dios a cumplir lo que se le ha reclamado, pasándose por alto su perfecta y soberana voluntad por la del hombre que es fallida y egocéntrica, sino échele un vistazo a los acontecimientos sociales y políticos del mundo. Por eso estamos como estamos, por la pútrida y espantosa voluntad humana.
Essek William Kenyon (1867-1948) desde temprana edad tuvo contacto con el Nuevo Pensamiento de Phineas Quimby, un personaje arraigado en las doctrinas de la Ciencia Cristiana y de la Unidad. Ambos dieron por sentado el posible hecho de sanar de cualquier enfermedad con el poder de la mente humana. Para que el sincretismo tuviera una facha más plausible, Kenyon manipulaba con grande error, aunque su intención pudiera ser buena, pasajes bíblicos que hablaban de prosperidad y de salud. Durante sus campañas evangelísticas Kenyon animaba a los enfermos para que declararan sanidad en sus cuerpos enfermos, para que las promesas de Dios escritas en la Biblia se vieran cumplidas con rotundo éxito.
Kenyon, a parte de pastorear algunas iglesias, levantó un instituto de estudios bíblicos en el que fue presidente por veinticinco años. Para el año de 1923 Kenyon fundó la Iglesia Bautista Independiente Figueroa, en los Ángeles California. En 1931, en Seattle, dio comienzo a un programa radial llamado La Iglesia del Aire de Kenyon, lo que dio pie para la fundación de la Iglesia Bautista del Nuevo Pacto. Para comienzos del Siglo Veinte, todo esto provocó un ferviente “avivamiento” y el erguimiento de muchas iglesias pentecostalistas.
Entre los discípulos de Kenyon encontramos a Kenneth Hagin, uno de los más notables y nefandos heraldos de la Confesión Positiva en el mundo de la denominación pentecostal. Hagin promulgó esta contrariedad a través de casetes, de libros, de prédicas y seminarios. Hagin erigió el Centro Rhema, en Broken Arrow, Oklahoma, para adiestramiento bíblico, enseñando que el principio de toda prosperidad material y de la salud física dependía de la “fe” de la persona, “fe” que comprometía a Dios para el alcance de dicha prosperidad. Esta “fe”, que por supuesto no es la Bíblica, es vista para Hagin y compañía como una activa y poderosa fuerza que empuja u obliga a Dios sin otra opción (lo coloca entre la espada y la pared) para cristalizarles como una “bella realidad” todos los deseos solicitados de sus “merecedores y abnegados hijos” que aman lo que el mundo ama también: las cosas materiales a “elevadísimas potencias”. Y es igual para la sanidad de enfermedades, y no importa si se padece de cáncer o de otras patologías clínicas etiquetadas como incurables: “Dios los librará con absoluta seguridad de ellas”.
El problema en el positivismo mental es que no se toma en cuenta el contexto de otros pasajes bíblicos para aclarar una determinada verdad. Los versos son seleccionados convenientemente y los resultados vienen a ser desastrosos por su mala interpretación. Por ejemplo, cuando un texto habla de prosperidad para los creyentes, no se refiere a que Dios esté obligado en hacer de ellos unos súper millonarios valiéndose de las más distintas formas y maneras. La prosperidad a la que Dios se refiere en su Palabra es principalmente «espiritual» y no «material». La prosperidad bíblica es el producto de un buen caminar en el Señor, y podríamos nombrarla como paz, gozo, paciencia, amor ágape, sabiduría, cordura, bondad, templanza, santidad, humildad, sujeción, etc. (el fruto del espíritu santo: véase Gal.5:22-23). Si el creyente prospera de tal modo, esta prosperidad lo llevará sin duda y directo a los beneficios objetivos del Reino venidero, para que tome «la corona que está preparada para los que le aman a Dios» (Stg. 1:12).
La solución para el creyente no se encuentra en conseguir por medio de confesar positivamente lo que el hombre del mundo desea con afán desmedido, como son las riquezas materiales: La solución se encuentra en la búsqueda de las riquezas espirituales para ubicarnos como creyente maduros en un mundo que sólo ofrece codicia, decepción, muerte y perdición… «Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores» (1 Tim. 6:10). En Mt. 6:33, el texto enfatiza la búsqueda del Reino de Dios y no las cosas materiales, porque tales “cosas” «serán añadidas por Dios», como son el «vestido» y la «comida», «porque el Padre sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas» (Mt. 6:31-32).
Cristo manda a «no buscar tesoros en la tierra», sino en el «cielo» (Mt. 6:19-20). Cristo declara que «no se puede servir a dos Señores al mismo tiempo», a Dios y las riquezas, «porque se estimará uno y se aborrecerá el otro» (Mt. 6:24). Los maestros de la prosperidad “rugen como tigres a los cuatro vientos amar a Dios”, pero por sus indignos frutos conocidos demuestran únicamente que aman las riquezas de la profana tierra. Estos malvados agentes de Satanás utilizan a Dios como “puente” para alcanzarlas sin temor a la condenación. Su amor por Dios es una engañosa mentira anunciada con “gloriosa y retorcida falsedad”.
Los maestros de la prosperidad se han olvidado que Cristo dijo que el creyente debía de «negarse a sí mismo y tomar su cruz para poder seguirle», mostrando con esto que la senda que lleva a la vida eterna, a la consumación de la salvación, no es en para nada fácil (Mt. 10:38). El Señor le dijo al obediente Ananías que le mostraría a Saulo de Tarso «la necesidad de padecer por su nombre» (Hech. 9:15-16). Por causa del nombre del Señor, Pablo fue azotado, despreciado, apedreado, injuriado, encarcelado y perseguido, y por último, decapitado por la espada romana. Pero ahora los maestros de la prosperidad han hecho discípulos que no quieren «sufrir la sana doctrina»; son los que «tienen comezón de oír» (2 Ti, 4:3) exclusivamente los mensajes egoístas de los predicadores diabólicos que «aparentan ser piadosos» (2 Tim. 3:5), y que los “atarantan de lo lindo” con tanta maraña efectiva y enredo doctrinal. No desean sufrí en el nombre del Señor, pero sí disfrutar de los placeres terrenales en el “nombre de la carne”, como lo hacen los más sensuales y egocéntricos hedonistas de este mundo de “las carnalidades más carnales y protervas”.
Ahora, con relación a las enfermedades, la Biblia no garantiza que Dios las tenga que sanar en todos los cristianos por “protocolo espiritual”. «Sí sana» o «No sana», depende de su perfecta y célica voluntad. El ser creyentes no nos hace “inmunes” contra el cáncer, contra los infartos cerebrales y cardiacos, contra las infecciones, ni ante las enfermedades degenerativas que pudieran hasta matarnos, en caso de padecerlas como hijos de Dios. También los buenos cristianos mueren por enfermedades largas y penosas, crueles y dolorosas. En las congregaciones pseudo cristianas donde se auspicia la teología de la prosperidad, se le ha metido en la cabeza al creyente que “no es digno jamás de enfermarse por ser un hijo de Dios”. Que es importante auto declararse “siempre saludable, mas nunca considerar ni permitir la enfermedad en él, por autoridad divina”. Jehová le probó a Satanás y a la humanidad entera, después del abierto desafío del diablo en el tercer cielo, que es posible soportar cualquier prueba, por más pesada y difícil que pudiera ser, si se ha confiado correctamente en él. Dios permitió el sufrimiento en Job con la inesperada muerte de sus hijos, con una hostigosa sarna que se allegó en su cuerpo, con la pérdida de sus propiedades materiales y la de sus siervos… con las necias presiones de quienes estaban a su alrededor. Durante esta prueba, Job maduró espiritualmente y Dios lo recompensó con mucho más de lo que tenía, para fines prácticos, le duplicó las bendiciones materiales, dándole además hijas muy hermosas. Este es un precioso ejemplo de valor inmedible que ha fortalecido espiritualmente a los creyentes genuinos de todas las épocas. Por lo contrario, en las iglesias carismáticas pentecostales, se incita a “prosperar espiritualmente”, pero no con la Palabra de Dios ni con arduas pruebas, sino con “los bienes que el Señor habrá de otorgarle a su humilde majada”, los cuales son intrascendentes para la vida de cada uno de los que con sinceridad creen en Cristo. Pero esto no es lo que dice la Divina Palabra, sino la influencia doctrinal que se introdujo en esta clase de iglesias que les gustaría tener lo del “inconverso y envidiado vecino”, y por si fuera poco, en “charola de plata pura”.
Esta influencia extraña e impía de la que hablamos, y que refuta, según ella, “el conocimiento de los sentidos”, parte del concepto «gnóstico» que rechaza el mundo material expresamente, por ser catalogado como “inherentemente malo”; rechaza la “carne”, porque “es maligna en todo sentido”. Estos falsos maestros promueven que el mundo físico tiene que ser “ignorado” porque “proporciona señales negativas que proceden de Satanás”. Lo peor de todo, es que no faltan los muy tontos y supremos ignorantes en las congregaciones pentecostalistas que admiten este fútil cuento mixturado, por no tomarse la molestia de analizarlo “con Biblia en mano”. Para los maestros de la prosperidad, es vital e importante el tenerse en consideración principalmente el “conocimiento de la revelación”, es decir, la Confesión Positiva, con el fin de ir más allá de las problemáticas físicas enfrentadas y adquirir lo que se busca con ambición terrena. Niegan lo que denominan “el conocimiento de los sentidos” ya que parte del mundo material y a la vez “rastrean” lo que del mundo material emana: Magistral y mordaz antítesis no deja de ser tal cosa.
Nos es imposible como seres humanos negar o escapar de un mundo en que las condiciones generales no andan tan bien que digamos, pero sí es posible que aprendamos a vivir con cordura en su corrupta y destructiva faz, según los lineamientos establecidos por Dios, con el fin de no contaminarnos de su sensualidad y de su grotesca maldad. Al respecto, Santiago escribió en su carta: «… y guardarse sin mancha del mundo» (Stg. 1:27), ya que es inevitable evadirlo. No podemos desechar lo que es imprescindible para nosotros en este mundo, y es claro y obvio que no hablo de las banalidades que se desprenden de su esencia, sino a los elementos vitales y necesarios para el sustento de nuestros cuerpos, como son los alimentos, la luz solar, el aire, el agua, el vestido, el calzado, y más etcs. La solución no es negar la existencia del pecado y de la enfermedad; y para esto los maestros de la mortal teología de la prosperidad “se han pintado de negro como nadie”. La Biblia declara, y esto es para todos los creyentes en Cristo, que seguimos «pecando», porque «quien dice no haber pecado, es un mentiroso», y agrego, de gran calibre (1 Jn. 1:10). Pecamos, pero no como antes de conocer al Señor. El Antiguo Testamento dice que «el que se aparta de sus pecados alcanzará misericordia, pero si los encubre, no prosperará» (Prov. 28:13). La Biblia menciona además que «Si confesamos nuestros pecados, el es fiel y justo para perdonarnos, para limpiarnos de toda maldad» (1 Jn. 1:9). ¿Hay acaso aquí indicios qué debemos negar el pecado porqué no existe cómo tal? ¡Por favor, maestros de la prosperidad, dejen de ventilar pavadas!
Según el Nuevo Pensamiento que se encuentra infiltrado en las iglesias pentecostalistas, las personas pueden experimentar de buena salud, de éxito económico por la actitud de una mente positiva. Afirma que el pensar positivamente “atrae cosas buenas”, y pensar negativamente “atrae cosas malas”. Es bueno saber que Kenyon fue un hombre graduado en metafísica, y cómo ya mencionamos sus doctrinas fueron tomadas en un inicio por Kenneth Hagin y después por los famosos y conocidos maestros de prosperidad como son los anticristianos Frederick Price, David Yonggi Cho, Kenneth Copeland, Oral Roberts, Benny Hinn, Charles Capps, Morris Cerullo, y otros que se me escapan de la mente por “su no tan despreciable cantidad”. En Latinoamérica, la letal sombra de este tósigo equivocado ha envenenando a hombres como Cash Luna y a los que integran la “manada de lobos” del religioso y también afamado garito del Infierno denominado “Enlace TBN”, sucursal de la satánica empresa del desviado Paul Crouch, a quien le han sacado muchos “trapitos al sol”, y una de estas “garras” lo descubre como homosexual activo durante su ministerio de ganancias exorbitantes, y créame amable lector, que no me refiero a las espirituales.
Benny Hinn afirmó con pretensiosa locura que “Dios sanó a los creyentes hace dos mil años de sus enfermedades físicas”, y para que funcione a la perfección es suficiente con declararlo por “fe” (¿?). Sostiene que “la enfermedad no le pertenece al creyente”, que “no hay lugar para ella en el Cuerpo de Cristo”. Así qué, como hijos de Dios, no tenemos derecho a enfermarnos ni tan siquiera por insignificantes catarros pasajeros, ni por molestas ni húmedas diarreas, ni por dolores articulares causados por artritis o por el cansancio extremo. Y cómo la muerte, que surgió por el pecado del hombre, es producida tantas veces por enfermedades incurables o descuidadas, es lógico suponer que tampoco tendríamos el “derecho”, según la tónica de estos abyectos maestros, “ni para morirnos”; entonces, ¿cómo es qué los creyentes fieles del mundo entero continúan falleciendo por distintas enfermedades de pronóstico sombrío? ¡Qué infantilismo el de Hinn! Este es el resultado de concientizar con liviandad lo que no es viable bíblicamente, pero sí por medio de la Confesión Positiva, cuyo origen es pagano. La falta de interés para analizar el verdadero contexto de los versos utilizados por esta sarta de hienas y patanes para sus propias ganancias ha desviado a un incalculable puñado de personas del camino de la sana doctrina y de la salvación, por admitirse sin juicio dogmas «sin sangre», «sin amor al prójimo», «sin redención», «sin escrituras», «sin santidad», y «sin Reino».
Parece que los maestros de la prosperidad no recuerdan que Pablo menciona en la Biblia que «a causa de la enfermedad del cuerpo os anuncié el evangelio al principio» (Gal.4:13). Se les ha olvidado que Timoteo, «hijo de Pablo en la fe», «padecía de un molesto mal estomacal». Jamás Pablo declaró en Timoteo sanidad alguna para su dolencia gástrica valiéndose del método de la Confesión Positiva, aquella que es promovida con orgullo e ignorante valentía por tipos como Benny Hinn y Cash Luna. Pablo le recomienda tan sólo a Timoteo el «tomar un poco de vino para la mejoría de su padecimiento digestivo, y de otras enfermedades» (1 Tim. 5:23). En el Nuevo Testamento miramos que Pablo «dejó a Trófimo», un creyente derecho, «enfermo en Mileto» (2 Tim. 4:20). Otro buen creyente, «Epafrodito», «enfermó gravemente y estuvo a punto de morir» (Fil. 2:25-30). Aunque los maestros de la prosperidad no acepten la enfermedad en el cristiano, un día, aunque no lo quieran creer o aceptar, enfrentarán una lo bastante comprometedora para su salud que los llevará sin otro remedio más que a la fría tumba, acaso de no sucumbir ante la muerte por otra cosa diferente.
Tenemos que entender que los seres humanos, todos, cristianos o no, somos parte de una creación maldecida por causa del pecado. El hombre nace y morirá a su debido tiempo: sea quien sea. Sabemos que en edad avanzada la visión merma y los ojos exigen gafas para ayudarse a ver adecuadamente. El caminar se dificulta por el desgaste articular, por lo que se utilizan bordones o bastones; y si es muy severo, habrá que sentarse en sillas de ruedas. El cuerpo se cansa y degenera con los años, los órganos vitales dejan de funcionar como debe ser: viene la falla multi orgánica… y perecemos irremediablemente.
Una pequeña semblanza de lo visto: Los maestros del Nuevo Pensamiento, como los de teología de la prosperidad, los de la súper Fe, concuerdan que por medio de “afirmaciones mentales” se puede controlar cualquier situación física. Este sombrío movimiento se caracteriza en confesar por “fe” como “tener ya lo que todavía no se tiene, lo que es deseado”. Los maestros de la prosperidad le “aseguran” al creyente que tendrá salud corporal y prosperidad material indefinida con la Confesión Positiva; le afirman que nunca jamás habrá de enfermarse; que será un hijo de Dios victoriosos ante las adversidades de la vida con simple hecho de “confesarlo”, de “decláralo por fe”. Pablo nos otorga un clarísimo ejemplo en una de sus cartas que «había aprendido a estar contento en cualquier situación vivida» (Fil. 4:11-13). Los maestros de la prosperidad y del pensamiento positivo no parecen estar muy contentos con esta clase de textos bíblicos, simplemente porque no los pueden tergiversar; así que los evitan para no contradecir sus absurdas y ridículas ideas.
El cristiano que está embaucado en este asunto que reta a Dios a manifestar su ira y enojo, tendrá que pensar doblemente que «si no recibe bendiciones materiales en esta vida», sí tendrá «unas incomparables en el Reino de Dios venidero». Léalo en Ro. 8:17-18, amable lector. Es verdad que hay buenos cristianos que poseen hartas riquezas, pero las utilizan en la obra divina, para difundir el verdadero evangelio de la salvación. Hay que pensar además que no todo cristiano es rico en lo material, pero sí en el sentido espiritual, que es mejor que las riquezas que el mundo ofrece y en las que regularmente está implicado el diablo para desviar a los hombres a la perdición. Tal es el caso de los maestros de la prosperidad: Unos inigualables títeres de Satanás que se están ganando la adustión postrera, si no se despiertan para apreciar su lamentable error.
Dios nos muestra en la Biblia para que aprendamos a orar por nuestras necesidades, para que nos supla lo que realmente requerimos, según su soberana voluntad. La Biblia nos muestra que debemos de trabajar para adquirir lo que necesitamos, es decir, lo que está dentro del margen de la sensatez bíblica, y para ayudar con lo que ganamos de nuestro esfuerzo a otros que requieran ayuda (Ef. 4:28). «Todo trabajo dignifica, cuando es honroso». La Biblia nos exhorta a que «estemos contentos con las provisiones más básicas en vez de estar buscando sin razón las riquezas innecesarias del mundo» (1 Ts. 4:9-12).
Acuerdo con lo que dice cierto autor, cuando escribe que en países donde hay prosperidad, no es difícil predicar mensajes que promulgan que “Dios desea hacer ricos a sus hijos”; pero la cuestión es, ¿qué hay de los lugares dónde reinan el hambre, la pobreza y la persecución de la Iglesia? Yo creo que los maestros de prosperidad no cabrían en estas partes en que la miseria y el hambre imperan. Se carcajearían de ellos en sus mismas caras por causa de sus increíbles ficciones predicadas. «Una doctrina bíblica debe ser aplicable universalmente», dice el autor.
En la Inmaculada Palabra no hay nada que apoye que debemos de “confesar positivamente” para hacernos de “trivialidades materiales”. La Biblia nunca nos enseña a obligar a Dios para que nos cumpla lo que la “regalada gana” nos exija. En Jn. 3:3 tampoco encontramos una promesa de prosperidad económica que habrá de condensarse por medio de la Confesión Positiva.
Consideremos lo que el Señor dijo: «Hágase tu voluntad» (Mt. 26:42).
Amados: tengan cuidado con los falsos maestros de la prosperidad que predican doctrinas de lóbregos horizontes terrenales, que pondrán a muchos, si no renuncian a sus mentiras, en el propio lago que arde con azufre y fuego.
Para reflexión:
« Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.
Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme» (2 P. 2:1-3).
Dios les bendiga siempre.
jueves, 8 de octubre de 2009
LA DOCTRINA DE LA CODICIA

Por Luciano Morales Rubio
Durante un tiempo en mi vida, al empezar mi militancia como cristiano, asistí durante un año a una iglesia pentecostal, de la cual luego me aparté. Dentro de este medio pentecostal uno está constantemente escuchando palabras como “sueña”,” éxito”, “liderazgo”, etc. Por ejemplo, si tú observas los títulos de los supuestos libros “cristianos” más vendidos, podrás encontrar algunos como:
Durante un tiempo en mi vida, al empezar mi militancia como cristiano, asistí durante un año a una iglesia pentecostal, de la cual luego me aparté. Dentro de este medio pentecostal uno está constantemente escuchando palabras como “sueña”,” éxito”, “liderazgo”, etc. Por ejemplo, si tú observas los títulos de los supuestos libros “cristianos” más vendidos, podrás encontrar algunos como:
•“Desarrollando el líder que está en usted”
•“Su mejor vida ahora”
•“La pirámide del éxito”
•“Atrévete a soñar”
•etc., etc., etc.
•A priori parecen aspiraciones muy normales, y cualquier persona al escuchar tales mensajes se sentiría bien. Imagínate en una iglesia pentecostal, donde el pastor, en vez de predicar sobre el pecado y el arrepentimiento (cosas que hoy en día nadie quiere oír), te da un mensaje como: “atrévete a soñar”, “mira hacia el futuro”, “tú puedes ser un gran empresario”, “vive tu mejor vida”, etc, etc, y luego de invitarte a que seas “un gran empresario de Dios”, viene el profeta internacional que ha recorrido medio mundo como los de la llamada “TV cristiana” Enlace TV y TBN, y en el nombre del Señor él te dice:
“Este será el año de tu súper prosperidad”… los sueños que viste derrotados, el Señor los volverá a activar, y cosas que nunca imaginaste ocurrirán. Verás venir el dinero y ya no pedirás prestado”, etc, etc.
Entonces tú dices ¡WOW! Alabado sea el Señor, “¡que grande es mi Dios!”. Mi pregunta es ésta: ¿es este el mensaje del evangelio?
Luego, si tú deseas que tales profecías se hagan realidad, debes tener fe y sembrar en su ministerio, esto es “hacer un pacto con Dios”. En otras palabras, tú debes dar algo así como 200 pesos para que la profecía se haga realidad y si no se cumple es por que no tuviste suficiente fe, porque no activaste la “palabra profética”, o porque no te esforzaste por conseguir lo que Dios ya te había dado, pero “nunca pienses que el tal es un falso profeta”, pues es rebeldía dudar del “siervo de Dios”.
Un método eficaz para llenar la congregación y ganar más dinero es muy simple: Di lo que los feligreses quieren escuchar y lograrás que muchos te escuchen, y nunca se te ocurra predicar acerca de la santidad, o de apartarse del mundo… ¡NO! perderás la mitad de la congregación!
Como dice John Maxwell: Tú tienes que transformarte en el “líder eficaz que todos quieran seguir de tu Iglesia. Di algo bien bonito, algo así como lo que escribió Joel Osteen en su libro “tu mejor vida”: “
Puede ser que tú provenegas de una familia con muchísima riqueza, prestigio y posición. Aún con todo eso, tú puedes experimentar más que la generación que vino antes que tú. La vida de mi papá me ha inspirado, y he sido enseñado por su experiencia y sabiduría. Sin embargo, y lo digo con humildad, yo estoy convencido de que haré mucho más de lo que pudo lograr mi padre. Dios tiene más para tí. ¡Mucho más! Ten sueños más grandes. Ensancha tu visión. Vive una vida llena de expectativas” (”Tu mejor vida ahora” Joel Osteen).
NO HAY QUE SER UN GENIO PARA DARSE CUENTA QUE ESTE HOMBRE BUSCA LA GLORIA DE LOS HOMBRES Y NO DE DIOS, SIEMPRE SONRIENDO, NUNCA OFENDE, EL QUIERE AGRADAR EL OIDO DE TODOS, pero mira lo que escribió Pablo:
“¿Busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, NO SERÍA SIERVO DE CRISTO” (Gal. 1:10).
¿Nadie lee las escrituras?
No te das cuenta de que esto es una clara invitación a la codicia. La palabra es clara. Mira lo que dice:
“Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y lazo, y en muchas codicias y perniciosas, que hunden a los hombres en ruina y perdición” “Por que el amor al dinero es la raíz de todos los males. Y alguno por esa codicia se desviaron de la fe, y fueron trasladados de muchos dolor” (Timoteo 6: 9,10).
Pregúntate: ¿alguna vez escuchaste a tu pastor leer ese versículo?
Ya muchos creyentes de hoy se han alimentado de esa codicia y ya no le piden a Dios la provisión de cada día, sino que piden mucho más, como una empresa o algo así.
La Biblia dice: “así, teniendo sustento y abrigo, estemos contento”(Timoteo 6: 8).
En las escrituras Jesús nos llama a ser simples, humildes y mansos como él, y recordemos que Jesús dijo que “el siervo no es mayor que su amo”. Y como podemos leer en las escrituras, Jesús no tenía ni dónde recostar su cabeza. Muchos se centran y van a las iglesias buscando lo que llaman la “bendición” pero la verdadera gran bendición es la ¡salvación!, y cuando Jesús se manifieste, allí veremos todas las promesas de Dios cumplidas.
Muchos dicen que este es el tiempo de recibir la heredad de Dios, pero eso no es cierto. Las promesas de Dios hacia su pueblo santo se cumplirán cuando él haya establecido su reino sobre la tierra, o sea, en su segunda venida.
La Palabra es muy clara al respecto:
“Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra” (Hebreos 11: 13).
En fin, voy a dejar que mediten sobre este versículo. El apóstol Pedro profetizó lo siguiente: “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras…Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme” (2 Pedro 2: 1-3).
www.retornoalparaiso.blogspot.com
www.yeshuahamashiaj.org
www.elevangeliodelreino.org
domingo, 13 de septiembre de 2009
LA AUSTERA VIDA DE LA EVANGELISTA DE LA PROSPERIDAD JOYCE MEYER

En un artículo en julio de la revista Carisma, Joyce Meyer dice: “Como cristianos, debemos alentar a otros a vivir según las normas piadosas y a resistir la atracción del mundo…” Joyce no ha sido muy “resistente” en este aspecto que digamos. Pero luego ella establece lo que son las normas de su “santa piedad”: “Debemos establecer altos estándares para lo que usamos, para lo que vemos en la televisión, para lo que escuchamos en la TV, para la manera cómo utilizamos nuestro tiempo, para la manera cómo nos relacionamos, y para la manera cómo gastamos nuestro dinero. “
Así que por ese alto nivel….”con quienes nos relacionamos”, ¿se supone que no se debería andar con prostitutas, leprosos, mendigos y recaudadores de impuestos?
Joyce Meyer sin duda tiene un alto nivel en lo que respecta a lo que usa y de la manera como vive en este mundo. Ella malgasta el dinero del MINISTERIO no sólo en casas de lujo para ella y su familia, sino en un pródigo y ostentoso estilo de vida egocéntrico (éstos incluyen artículos en el edificio del ministerio):
Una cómoda de mármol… 23,000 dólares.
Mesa de negociaciones de malaquita… 30,000 dólares.
Reloj francés… 11,219 dólares.
Par de floreros de Dresde… 19,000 dólares.
Seis floreros franceses de cristal… 18,500 dólares.
Porcelana de Dresde que representa la Natividad…8,000 dólares.
Dos gabinetes de curiosidades… 5,800 dólares.
Porcelana de la crucifixión… 5,700 dólares.
Par de de floreros de porcelana alemanes…5,200 dólares.
Librería de oficina de encargo… 14,000 dólares.
Estaciones de la Cruz en porcelana de Dresde…7,000.
Escultura de águila en un pedestal… 6,300.
Águila hecha de plata…$5,000.
La mesa de negociaciones de la oficina privada de Meyer y 18 sillas… 49,000 dólares.
La artesanía en madera en las oficinas de Meyer y su esposo, además de numerosas pinturas compradas por $ 1.000 a $ 4.000 cada una… 44,000 dólares.
Mesa de conferencias de malaquita…$30,000.
Reloj francés…. 11.219 dólares.
Par de vasos de Dresde…12,000 dólares.
Seis vasos de cristal francés…18,500 dólares.
En total, los archivos del asesor de los efectos personales del ministerio muestran que el valor de casi 5.7 millones de dólares de mobiliario, ilustraciones, cristalería, y el último equipo y maquinaria que llena el edificio de 158,000 pies cuadrados. El ministerio también posee una flota de vehículos con un valor estimado de 440,000 dólares y un jet propio para que Joyce no se junte con la chusma.
Ahora me explico por qué hay tantos ministerios de la prosperidad alrededor del mundo. ¡excelente negocio, sin duda! Bueno, finalmente todos daremos cuenta al Señor en el día del juicio, y allí más de uno se hará “la pichi”.
www.elevangeliodelreino.org
www.yeshuahamashiaj.org
Etiquetas:
austeridad,
evangelistas,
Joyce,
meyer,
prosperidad
martes, 25 de agosto de 2009
UN MAESTRO DE LA PROSPERIDAD PREDICA LA -FÓRMULA PERFECTA- PARA SALIR DE LA CRISIS

Esto dijo el Teleevangelista del evangelio de la prosperidad, Jerry Savelle, en el último congreso de los Copeland:
“Cada vez que un pensamiento angustiante sobre dinero aparece en su mente, la siguiente cosa que usted tiene que hacer es sembrar”: Arroje Su dinero, como semillas, en “tierra buena” como los ministerios de los predicadores de la prosperidad, y deje de preocuparse, comience a sembrar,” añadió él, con una sonrisa. “Este es el paquete de estímulo de Dios para usted.”
Ante esto, se vio a cientos de feligreses arrojando en el estrado y en los peldaños alfombrados sobres, dinero en efectivo y monedas, pero no así a los mismos predicadores de la prosperidad que deberían “dar” el ejemplo…¿será que ellos mismos no creen en su propia propia ”fórmula mágica”?
¡Qué buen negocio el de estos sátrapas desvergonzados!…¡y pobre los ingenuos que terminarán más frustrados y endeudados aún! Es por eso que los evangélicos pentecostales de Estados Hundidos son los más pobres entre los evangélicos de distintas denominaciones, porque dan y dan a estos pillos sin parar y no ven la prometida prosperidad, sino sólo la de sus voraces líderes carismáticos. ¿Será usted el siguiente tonto útil? Espero que no!
lunes, 24 de agosto de 2009
LOS MAESTROS DE LA PROSPERIDAD SIGUEN PIDIENDO DINERO A SUS SUFRIDOS PARROQUIANOS

Las aproximadamente 9,000 personas, sin inmutarse por la recesión y una investigación del Senado estadounidense, asistieron a la reciente convención de Creyentes del Sudoeste para oír el evangelio de la prosperidad.
Durante cinco días, Lord Kenneth y su esposa, la duquesa Gloria Copeland, dijeron a sus vasallos que dar a los Ministerios Kenneth Copeland aumentaría su propia riqueza, reportó el New York Times. Mientras la pareja real hizo pocas referencias a los tiempos duros, Lord Kenneth Copeland sugirió realmente que estos malos tiempos no sean ninguna excusa para no dar a la monarquía Copeland.
Lord Copeland dijo: “El miedo te hará tacaño,” (…¡qué sinvergüenza eres, “cara de diablo”!…¿Ya no prosperas como en las mejoras épocas, no?…Ahora sientes que la crisis toca tu casa, y no puedes sostener tu ritmo de vida estilo “Jeque árabe”… ¡Es que eres un sátrapa vividor y un diablo predicador que ha perdido credibilidad y respeto!
Un comité de Senado investiga a los Copeland y a predicadores similares como “Creflo Dólares” de Georgia, que se unió a la pareja real para la convención. La investigación puede conducir a la legislación sobre los ministerios de la prosperidad, que los críticos dicen que aprovechan las exenciones fiscales religiosas.
Para aquellos ingenuos que los escuchan, las señales externas de la riqueza material de la dinastía Copeland parecen significar que ellos son benditos por Dios.
“Si Dios hizo eso por ellos, él lo hará para nosotros,” dijo Edwige Ndoudi, una vasalla canadiense que asistió a la convención con su marido y tres hijos.
Jonathon Walton, un profesor en la Universidad de California–Riverside, estaba allí como un investigador, no como un seguidor. Él llamó a los Copeland “carteristas espirituales.”
“Rechazar y no hacer caso de la áspera realidad de esta crisis económica es por demás irresponsable, al punto de reprensible,” dijo Walton a la publicación The Times.
www.yeshuahamashiaj.org
www.retornoalparaiso.blogspot.com
www.apologista.wordpress.com
viernes, 1 de mayo de 2009
"AMADO, YO DESEO QUE SEAS PROSPERADO EN TODAS LAS COSAS"

En los versos de arriba el apóstol Juan le expresa a Gayo, un cristiano distinguido y fiel convertido por Pablo, su deseo de que fuese prosperado en todas las cosas, y que tuviese salud, así como prosperaba su alma.
Muchos evangelistas en diferentes partes del mundo se están apoyando en este pasaje joanino para inculcar a su audiencia ávida de la “Palabra de Dios”, la idea de que Dios quiere que todos sus hijos sean prósperos o ricos en oro, mansiones enormes, autos costosísimos, vestidos finos, etc, para así vivir como verdaderos príncipes del Rey. Estos predicadores modernos y fraudulentos llegan a decir que es una vergüenza para un príncipe tener que vivir en pobreza o en necesidad, mientras que los hijos del diablo viven como verdaderos reyes y potentados en el mundo, siendo muy admirados y respetados por todos. ¿Pero es este razonamiento válido y justificado a la vista de Dios? Nuestra respuesta es que no!
Después de un examen cuidadoso de los dos versos de arriba escritos por el anciano Juan, nos revelará que Gayo prosperaba en su alma, es decir, que se enriquecía en fe (ver. Santiago 2:5), pero sus riquezas materiales no iban creciendo a la par, o no aumentaban como crecía su riqueza espiritual. El hecho de que Juan le deseara a Gayo la prosperidad en todas las cosas nos insinúa que Gayo tenía un estancamiento material mientras que su fe aumentaba día por día. Esto podría ser una paradoja, ¿pues quién más merecería una mayor bendición material sino Gayo quien vivía en completa común con el Señor?
Lo que los cristianos debemos comprender es que Dios conoce a sus hijos, y como Padre celestial, él sabe a cuál de sus hijos darle más recursos materiales y a cuál menos, sabiendo perfectamente que algunos son más susceptibles a caer en los juegos, en las bebidas espirituosas, en las drogas, e incluso en el sexo ilícito. Si por ejemplo un convertido estuvo sumido en el juego como un ludópata empedernido por muchos años, y a duras penas logró salirse de ese vicio, sería imprudente que el Señor le bendijese con más riquezas materiales sabiendo que aún podría caer en esa trampa mortal del juego. Si el Señor no está bendiciendo a muchos de sus hijos con dinero en abundancia es porque Él sabe que éste les puede perjudicar en vez de favorecer.
El deseo de Juan por la prosperidad de Gayo fue sólo eso, un deseo, más no era una garantía o una promesa de que Dios ciertamente lo prosperaría a la brevedad posible.
Así que no le vengan con el cuento de que si usted es un “cristiano practicante”, un “buen sembrador”, y un “cumplido diezmador”, el Señor lo bendecirá grandemente con riquezas materiales en esta misma vida. No se deje engañar por la avaricia, y viva para el Señor cualquiera sea su condición actual. El resto lo hará el Señor a su tiempo. Si no se realiza en esta vida, será para la venidera, en el reino de Cristo.
Así que no le vengan con el cuento de que si usted es un “cristiano practicante”, un “buen sembrador”, y un “cumplido diezmador”, el Señor lo bendecirá grandemente con riquezas materiales en esta misma vida. No se deje engañar por la avaricia, y viva para el Señor cualquiera sea su condición actual. El resto lo hará el Señor a su tiempo. Si no se realiza en esta vida, será para la venidera, en el reino de Cristo.
Dios los bendiga,
Apologista
viernes, 27 de febrero de 2009
LA TEOLOGÍA DE LA PROSPERIDAD Y LA CRISIS FINANCIERA

En el mundo de los predicadores de la prosperidad dicen que los bienes son de Dios y las recompensas son el resultado de la fidelidad. Pero, ¿dónde están hoy estos predicadores de la prosperidad ahora que sus parroquianos no pueden pagar sus hipotecas y las deudas de la tarjeta de crédito? ¿Qué pretexto esgrimirán ahora estos maestros que prometieron riquezas y abundancia material a sus seguidores, cuando súbitamente una terrible crisis económica está dejando a cientos de miles de éstos en la miseria?
Sepamos primero quiénes son estos tipos. La Revista Time escribió un artículo llamado “Dios y Dólares” como una visión histórica general de algunos de estos tipos yendo por Dios y el oro. Oral Roberts estaba en la cubierta de la revista, con sus brazos extendidos. Algunas personas pueden acordarse de que Roberts pidió dinero de las multitudes para su ministerio a fin de que Dios no les golpease con la muerte. El reverendo Ike de Atlanta, llevado por Juan 10:10: “Yo he venido para que ustedes tengan vida más abundantemente”, predicaba que Dios quería hacer ricos a todos sus hijos en esta vida.
Jim y Tammy Faye Baker estaban entre lo más prominentes de los predicadores de la prosperidad por largos años. Recibían $1 millón de dólares por semana que les permitían vivir esplendorosamente. Construyeron un parque temático junto con grandes y costosas casas con interiores fabulosos, y autos, y aun casas para sus perros. Pero todo se desplomó cuando Jim Bakker se vio forzado a renunciar por tener relaciones sexuales con una anterior secretaria y después de dos años fueron a la prisión por haber vendido membresías fraudulentas para la Heritage USA.
En cuanto a Benny Hinn, él se desempeña como anfitrión en “Éste es Su Día.” Él no pertenece a ninguna denominación y no tiene iglesia física pero tiene númerosas personas en América, África y Asia que lo apoyan con ingresos de unos $100 millones al año.
Joel Osteen es otro de los predicadores de la ganancia con 25,000 seguidores que van a su megaiglesia cada semana. Tiene acomodadores que sostienen cubos para recabar el dinero de las reuniones. El televangelista Kenneth Copeland y Creflo Dollar, de la suburbana Atlanta son otros dos sátrapas. Joyce Lewis de St. Louis está entre las tropas de aquellos predicadores llamados de la prosperidad. Muchas de estas personas han sido investigadas por del Senado por sus actividades irregulares.
Con Osteen usted puede hacer contribuciones financieras en línea, comprar libros y encontrar videos en un conjunto imponente de ofertas multimedia. Osteen es a menudo invitado en Larry King Live, un programa informal de entrevistas de la televisión en CNN. Osteen es el más prominente de aquellos que creen que la práctica cristiana y la ganancia son ambos lados del balancín con Dios en su centro. Todavía algunos ven el ropavejero balanceándose más hacia ganancia que a Dios.
Los predicadores de la prosperidad ya tienen un plan en mente para sobrevivir la recesión, y en lo relativo a sus vidas grandiosas que la mayoría de ellos han tenido, los han obligado a reducir considerablemente sus gastos. En Minnesota, el Rev. Mac Hammond, un prominente predicador de la prosperidad, ha tenido que poner a la venta su avión a reacción privado de negocios, para financiar su ministerio. Otros ministerios como el de Joyce Meyer y Morris Cerullo, han tenido que reducir su personal en planilla, han recortado sus viajes en sus aviones privados, y otros aun han tenido que vender algunos bienes inmuebles.
Sin duda alguna, el castigo divino les está cayendo a todos estos predicadores de la prosperidad de EU y ciertamente otros ministerios seguirán sus pasos, como son los predicadores de la Prosperidad en Centro y Sud América. Para estos ministros de la prosperidad y de la riqueza van estas palabras divinas:
“Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete” (Apo. 3:17-19).
www.apologista.wordpress.com
Sepamos primero quiénes son estos tipos. La Revista Time escribió un artículo llamado “Dios y Dólares” como una visión histórica general de algunos de estos tipos yendo por Dios y el oro. Oral Roberts estaba en la cubierta de la revista, con sus brazos extendidos. Algunas personas pueden acordarse de que Roberts pidió dinero de las multitudes para su ministerio a fin de que Dios no les golpease con la muerte. El reverendo Ike de Atlanta, llevado por Juan 10:10: “Yo he venido para que ustedes tengan vida más abundantemente”, predicaba que Dios quería hacer ricos a todos sus hijos en esta vida.
Jim y Tammy Faye Baker estaban entre lo más prominentes de los predicadores de la prosperidad por largos años. Recibían $1 millón de dólares por semana que les permitían vivir esplendorosamente. Construyeron un parque temático junto con grandes y costosas casas con interiores fabulosos, y autos, y aun casas para sus perros. Pero todo se desplomó cuando Jim Bakker se vio forzado a renunciar por tener relaciones sexuales con una anterior secretaria y después de dos años fueron a la prisión por haber vendido membresías fraudulentas para la Heritage USA.
En cuanto a Benny Hinn, él se desempeña como anfitrión en “Éste es Su Día.” Él no pertenece a ninguna denominación y no tiene iglesia física pero tiene númerosas personas en América, África y Asia que lo apoyan con ingresos de unos $100 millones al año.
Joel Osteen es otro de los predicadores de la ganancia con 25,000 seguidores que van a su megaiglesia cada semana. Tiene acomodadores que sostienen cubos para recabar el dinero de las reuniones. El televangelista Kenneth Copeland y Creflo Dollar, de la suburbana Atlanta son otros dos sátrapas. Joyce Lewis de St. Louis está entre las tropas de aquellos predicadores llamados de la prosperidad. Muchas de estas personas han sido investigadas por del Senado por sus actividades irregulares.
Con Osteen usted puede hacer contribuciones financieras en línea, comprar libros y encontrar videos en un conjunto imponente de ofertas multimedia. Osteen es a menudo invitado en Larry King Live, un programa informal de entrevistas de la televisión en CNN. Osteen es el más prominente de aquellos que creen que la práctica cristiana y la ganancia son ambos lados del balancín con Dios en su centro. Todavía algunos ven el ropavejero balanceándose más hacia ganancia que a Dios.
Los predicadores de la prosperidad ya tienen un plan en mente para sobrevivir la recesión, y en lo relativo a sus vidas grandiosas que la mayoría de ellos han tenido, los han obligado a reducir considerablemente sus gastos. En Minnesota, el Rev. Mac Hammond, un prominente predicador de la prosperidad, ha tenido que poner a la venta su avión a reacción privado de negocios, para financiar su ministerio. Otros ministerios como el de Joyce Meyer y Morris Cerullo, han tenido que reducir su personal en planilla, han recortado sus viajes en sus aviones privados, y otros aun han tenido que vender algunos bienes inmuebles.
Sin duda alguna, el castigo divino les está cayendo a todos estos predicadores de la prosperidad de EU y ciertamente otros ministerios seguirán sus pasos, como son los predicadores de la Prosperidad en Centro y Sud América. Para estos ministros de la prosperidad y de la riqueza van estas palabras divinas:
“Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete” (Apo. 3:17-19).
www.apologista.wordpress.com
Suscribirse a:
Entradas (Atom)