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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

martes, 24 de agosto de 2010

NUESTRA SALVACIÓN ES LA ESPERANZA DE ENTRAR EN EL REINO


Autor anónimo


Todos hemos oído predicaciones acerca de la salvación, y a muchos grandes evangelistas proclamando la salvación eterna tras la oración de fe. Pero queridos hermanos, vamos a ser realistas, y a repasar las Escrituras, para comprobar qué es realmente lo que dicen éstas acerca de nuestra salvación. Veamos si ésta es algo que recibimos para siempre, y que no podemos perder de ninguna manera, o si tal vez es algo gratuito, pero que debemos cuidar con temor y temblor.

Yo me inclino a creer que es algo más parecido a esto segundo, que a lo primero, por lo cual aconsejaría a todos que sigan manteniéndose firmes en la fe, con los ojos puestos en Yahshúa el Mesías, llenos de su Palabra, y envueltos en su obra hasta que él regrese, o hasta que nuestro tiempo en este planeta acabe y nos toque descansar hasta su regreso. Porque lo que el Maestro nos ha prometido es la vida eterna, y esta promesa es la esperanza más grande y maravillosa que nadie jamás pudo soñar, ya que vamos a ser participes de la naturaleza divina, y desde que estamos en el Mesías, tenemos una esperanza que antes no teníamos, ni remotamente, pero que ahora si tenemos. Dice EFESIOS 2:12, así: ”En aquel tiempo no tenían Mashíaj. Estaban apartados de la vida nacional de Israel, extranjeros a los pactos que personifican la promesa de YAHWEH. Estaban en este mundo sin esperanza y sin Elohim”.

Lo cierto es que estábamos todos vacíos, sin el Todopoderoso, y sin ninguna esperanza, y sólo confiados en las mentiras del mundo. Así que, en principio, la salvación que recibimos es ser participantes de todas las promesas hechas por Yahweh Elohim a Abraham, que son las promesas a Israel, de las cuales estábamos totalmente excluidos antes de conocer al Mesías, y de las cuales ahora podemos aspirar a heredar como miembros de la familia del Altísimo.

Esta no es una salvación diferente, made in USA, y que nos dice que una vez salvos, salvos para siempre jamás. Pues gracias a Yahweh esa no es la salvación del Mesías Yahshúa, sino que la esperanza del Mesías es “la esperanza de Israel”, de la cual ahora somos nosotros participes, nosotros que hemos sido injertados en el buen olivo, participantes en la carrera a la meta, “el Reino”, para entrar por la puerta y recibir la salvación que está reservada para nosotros en los cielos, y que el Mesías nos entregará cuando regrese, y no antes. Pero ahora tenemos la más grande esperanza de heredarla de manera amplia generosa. Dice 1 PEDRO 1:3, así: ”Alabado sea Elohim, Padre de nuestro Adón Yahshúa Ha Mashíaj, quien según su gran misericordia, ha hecho que por medio de la resurrección de entre los muertos de Yahshúa Ha Mashíaj, nos hizo renacer a una esperanza viviente”.

Así que lo que hemos recibido a través del nuevo nacimiento, y de la fe en Yahshúa el Mesías, es una esperanza viva de que si permanecemos en él, no seremos avergonzados, y recibiremos este tesoro que está guardado para nosotros en los cielos, porque el Todopoderoso, que no es ningún mentiroso, ha preparado esta vida para nosotros y determinado que la recibamos en todo nuestro ser en el tiempo venidero, para lo cual ahora nos ha dado esta maravillosa esperanza que antes no teníamos en lo más mínimo, pero que ahora sí nos ha sido predicada, por lo cual hemos pasado a ser miembros de esta gloriosa familia de la esperanza. Dice TITO 1:2-3, así: ”Y están basados en cierta esperanza de vida eterna. YAHWEH, que no miente, prometió esa vida antes del principio del tiempo; mas, a su debido tiempo, manifestó públicamente su palabra por medio de la proclamación con la cual he sido confiado por orden de YAHWEH nuestro Salvador. Por lo que nos queda más que probado que esta salvación, que incluye, según hemos estado explicando con anterioridad, “la vida eterna y la entrada al Reino”, nos será entregada mas adelante, y vemos claramente que entonces el contrato de nuestra salvación ha sido realizado en esperanza, y siendo esta el elemento principal a través de la cual hemos adquirido esa promesa divina que se encuentra en el paquete de nuestra salvación, que aunque ahora no la vemos, ya que si la viésemos la tendríamos, y ya no sería esperanza, sino un hecho consumado, seguimos esperando con fe y paciencia, por lo cual el Todopoderoso sigue produciendo por medio de la prueba de nuestra fe, el elixir de la paciencia que no tenemos por naturaleza y necesitamos para no salirnos del camino debido a la impaciencia de la carne. dice ROMANOS 8:24-25, así: ”Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; ya que lo que alguno ve, ¿para qué esperarlo? 25 Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos”.

Esta esperanza es real para todos aquellos que hemos creído en el Mesías, y debemos estar tranquilos, porque así como sabemos que nuestro Maestro está ahora a la derecha del Padre Yahweh, en el Cielo, así también nuestra esperanza está muy bien guardada en el Mesías, y sabemos que cuando él se manifieste, entonces también será manifestada con él nuestra esperanza, y nos será entregada en aquel día, porque sabemos que fiel es el que prometió, y sabemos en quién hemos creído. Dice COLOSENSES 1:5 , así: ”A CAUSA DE LA ESPERANZA QUE OS ESTA GUARDADA EN LOS CIELOS. DE ESTA ESPERANZA YA HABEIS OIDO POR LA PALABRA VERDADERA DEL EVANGELIO”.

Vemos que cuando Pablo les habla a los romanos acerca de la llegada del tiempo de la salvación, lo hace indicando que ésta es posterior al momento en que nos convertimos al Mesías, y creímos por primera vez, por lo cual aparece un lapso de tiempo desde el nuevo nacimiento del espíritu, hasta la salvación del alma, que pacientemente espera con el cuerpo, la llegada de aquel glorioso día, de la misma forma en que se espera la hora de un parto, el cual nadie puede adelantar, ni retrasar, porque tiene un tiempo perfecto establecido por el Todopoderoso. Así también es nuestra salvación, tiene un tiempo que sólo Yahweh conoce. Dice ROMANOS 13:11, así: “Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño, porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos”.

Es por esto también que cuando hablamos de la segunda venida del Mesías, y del establecimiento del Reino, también lo hacemos de la manera que los primeros discípulos se refrían al evento, como el de una “esperanza bienaventurada”, que es la muy bendecida esperanza que alberga todo creyente en su corazón, sabiendo que somos coherederos juntamente con el Rey, y con Abraham, y con toda la familia de Yahweh, de la herencia que el Padre ha dispuesto para nosotros. Dice TITO 2:13, así: “MIENTRAS AGUARDAMOS LA ESPERANZA BIENAVENTURADA Y LA MANIFESTACION GLORIOSA DE NUESTRO GRAN DIOS Y SALVADOR YAHSHÚA EL MESÍAS”.

En la medida que vamos profundizando en la esperanza, vemos que se nos dice que debemos permanecer en la fe, y se nos insiste en que no nos movamos de esa esperanza, sino que permanezca firmemente cimentada nuestra vida en esta roca del Altísimo, y esperanza de gloria en el Mesías. Dice COLOSENSES 1:23, así: “ Pero es necesario que permanezcáis fundados y firmes en la fe, sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo y del cual yo, Pablo, fui hecho ministro”.

Sabemos que la esperanza es también parte fundamental de la armadura con la cual debemos vestirnos cada día para poder hacer frente a todas las asechanzas del maligno. Este malvado tiene propuesto hacernos la vida imposible para que no mantengamos vivos y sujetos a aquel que nos sostiene y vivifica cada día, y fracasemos en la lucha. Dice 1 TESALONICENSES 5:8, así: ”Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de la fe y del amor, y con la esperanza de salvación como casco”. Por eso, más que nunca, ahora debemos guardar este tesoro maravilloso que nos dio, y trabajar con esta esperanza cada día, compartiéndola con otros para que la vida eterna que viene a través suyo se derrame abundantemente, recordando siempre que son tres los elementos más maravillosos, que el Todopoderoso nos dio, para hacer su obra y llegar a la meta; y uno de ellos es la esperanza; 1 CORINTIOS 13:13, dice: “AHORA PERMANECEN LA FE, LA ESPERANZA Y EL AMOR, ESTOS TRES; PERO EL MAYOR DE ELLOS ES EL AMOR”.