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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

lunes, 18 de enero de 2010

ES BABILONIA LA GRANDE LA CIUDAD DE ROMA?


Por el Dr. Javier Rivas Martinez (MD)
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Se ha hecho una falsa tradición en los medios cristianos concerniente a la creencia de que la Mujer de Apocalipsis 17 y 18 es la ciudad de Roma y que está realacionada con el sistema clerical de la Iglesia Romanista Católica. Demostraremos sencillamente, que no lo es. Veamos bases sólidas Escriturarles para su mejor comprensión.

En Ap.13:1 Juan el apóstol mira una bestia que sale del mar, con siete cabezas y diez cuernos. Cada una de las siete cabezas representa un reino, nación o imperio. Cinco de ellos ya habían caído o dejado de existir (Ap.17:10: Egipto, Asiria, Babilonia, Media-Persia, Grecia-Macedonia) cuando se escribió el libro de Apocalipsis hace casi dos mil años, en la época en que Juan el apóstol aun vivía, y el sexto reino que corresponde al Imperio Romano, era el que gobernaba el mundo antiguo en la era apostólica y como sabemos es historia ya pasada.

La base para decir que las siete cabezas de la bestia son reinos o naciones o reyes literales se encuentra en Ap. 17:9-10a):

«Esto, para la mente que tenga sabiduría: las siete cabezas son siete montes, sobre las cuales se sienta la mujer, y son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer, y son siete reyes… » (Ap.17:9-10a).

Dios por medio de las siete cabezas de la bestia de Ap.13:1 da a conocer los reinos gentiles que han hollado a Isreal en todos lo tiempos, y que han sido siete. El Antiguo Testamento da fe estos reinos o naciones gentiles opresoras del pueblo israelita, y de uno más que está profetizado para el futuro:

El egipcio (Gén.15:13).

El asirio (2 R.2:8-18).

El babilónico (Dn.7:4).

El medo- persa (Dn.7:5).

El greco- macedónico (Dn.7:6).

El romano (El antiguo: Dn.7:7, 19. Dn.2:33a. El futuro: Los diez cuernos de la cuarta bestia de Dn.7:8, los diez cuernos de la bestia de Ap.13.1, los pies y los diez dedos de la imagen colosal de Dn.2:33b; Dn.2:43-43; el octavo rey: Ap.17:11 que es el Anticristo Final).

La cuarta bestia de Dn.7:7, que es una visión conforme a la perspectiva de Dios, el cual aprecia las naciones del mundo de forma grotesca, representa dos fases del Imperio Romano, fases ubicadas en tiempos diferentes: La primera fase, que corresponde al Imperio Romano antiguo Occidental y que colapso en el año 476 d. C. y el Oriental antiguo que sucumbió para siempre con la caída de Constantinopla en 1453. El Imperio Romano nuevo o reestructruardo, que es la segunda fase, se establecerá en el futuro y lo regirá el Anticristo o cuerno pequeño (Ap.13:1, Dn.7:8, 11, 20- 21, 24-25). Las siete cabezas de la bestia de Ap.13 1 representan las siete naciones históricas que antes vimos y que fueron reveladas simbólicamente por Dios a Juan el apóstol. También la imagen que miró Nabucodonosor hecha de varios metales (Dn.cap.2) representan las mismas naciones antes mencionadas, pero la perspectiva de la imagen esplendorosa, es de acuerdo al ver del hombre, que es totalmente terrenal:

1. Babilónica (la cabeza de oro: Dn.2:32, 38).

2. Media y Persia (Pecho y brazos de plata: Dn.2:32; 39a).

3. Greco-macedónica (Vientre y muslos de bronce: Dn.2:32, 39b).

4. El Imperio Romano con sus dos fases (Las dos piernas de hierro de la imagen polimetálica que representan al Imperio Romano antiguo, tanto el Oriental como el Occidental (Dn.2:33). El Imperio Romano futuro renovado, que es representado por pies y los diez dedos mezclados con hierro y barro, los diez cuernos de la bestia del libro de Apocalipsis (Dn.2:41, 42, 43; Ap.13:1).

Daniel recibió la revelación de los imperios mundiales a partir del imperio babilónico, imperio en el que se encontraba cautivo en aquel tiempo y que es la primera bestia del capítulo 7. Nabucodonosor es la cabeza de oro del capítulo 2 del libro de Daniel; representa también el mismo reino babilónico que Daniel miró como la primera bestia simbólica. Las naciones de Asiria y Egipto, no fueron reveladas a ambos hombres en sus visiones de Dios, pero aparecen en Ap.13:1 y son contadas como las dos primeras cabezas de las siete: un resumen simbólico-histórico de parte de Dios en el último libro canónico que es el de Apocalipsis para mostrar todos los reinos terrenales que han esclavizado y pisoteado a su pueblo escogido, Israel.

Podemos decir, finalmente, con fuerte seguridad por lo que hemos estudiado y sostenido bíblicamente, que las cabezas (reinos) de acuerdo a su aparición sucesiva corresponden a los imperios o reinos siguientes:

1. Egipcio.

2. Asirio.

3. Babilónico.

4. Medo-Persa.

5. Greco-Macedónico

6. Romano (antiguo).

7. Romano escatológico en su fase primera (carrera de proselitismo del Anticristo o Cuerno Pequeño: Dn.7:8; Ap.6:1, 2; Ap.13:1).

8. Romano escatológico ya establecido o culminado, el octavo rey (Ap.17:11), es decir, la segunda fase que corresponde a la cabeza sanada y que fue herida antes mortalmente (Ap.13:3). En esta etapa, los diez cuernos de la bestia son unidos en un solo reino y que el hijo de perdición gobernará ( 2Ts.2:3; Ap.17:12, 13).

Aunque no está representado como una cabeza de las siete de la bestia de Ap.13:1, el reino del Anticristo es aquel que ha sido coalicionado por los diez cuernos que aparecen también en la bestia de Ap.13:1. La bestia representa al mismo Anticristo que es el rey octavo, y que va a la perdición (Ap.17:10-11).

En Ap.17:9 se declara que «las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer». Más abajo, en el versículo siguiente (Ap.17:10a) dice: «y son siete reyes». Lo que el contenido de estos textos afirma soberanamente es que las cabezas son montes y éstos son reyes, y los reyes tienen relación con el gobierno de imperios o reinados. Ap.17:9-10 no aluden jamás una situación geográfica en sus contenidos. Que quede bien claro el asunto para que pueda entenderse la finalidad del estudio, queridos lectores. Estamos demostrando que los montes del capítulo 17 de Apocalipsis tienen una explicación teológicamente racional, y es por eso que echamos mano a sucesos proféticos e históricos del Antiguo Testamento para que los lectores conozcan porqué estos montes no se relacionan en ninguna forma con el Vaticano en la ciudad de Roma, ni ésta con la Mujer del capítulo 17 de Apocalipsis. Esto ha traído confusión por muchos siglos. Intérpretes de la Biblia afirman que los siete montes de Ap.17:9 son los mismos en el que se asienta geográficamente el Vaticano papista, en Roma. Realmente, ni montes son los que lo rodean, sino colinas: Capitolina, Quirinal, Viminal, Esquilina, Celia, Aventinia, Palatina. Las cabezas o montes simbolizan reyes en todo el sentido real de la Palabra bíblica, y como sabemos, los reyes gobiernan naciones o imperios como ya referimos antes; el texto no dice que sean colinas, o montañas literales. Por lo tanto, los versículos no poseen ninguna relación con colinas, porque son colinas y no montes las que rodean el Vaticano en la ciudad de Roma. Nuevamente: los siete cabezas son siete montes, y cada cabeza o monte, como estudiamos arriba, representa un reino (se vale la insistencia, para que se tenga bien en cuenta lo que hablamos, con el fin de dar un claro entendimiento de los propósitos futuros de Dios para el mundo que se destruye por el pecado). Un autor apoya la buena razón comentada de porqué los siete montes no corresponden a las colinas donde se encuentra el Vaticano, y la ciudad de Roma:

«Un detalle que debe observarse es que Roma está ubicada sobre colinas o collados (Bounós) que es una elevación menor que una montaña (véase Lc.3:5; 23:30). El vocablo «montes» en Apocalipsis 17:9 es óreí (plural de óros). Este vocablo se usa generalmente para referirse a un monte o montaña (véase Mt. 5:14; Lc. 9:28; Ap.6:16). De modo que el uso del vocablo «monte» (óros) como símbolo de un reino es perfectamente apropiado».

Ahora, por otro lado, la Mujer, que representa a la ciudad de Babilonia (Ap.16:19) y que cabalga la bestia, que es la misma de Ap.13.1, no es parte de ella, y si hay alguna relación es exclusivamente temporal porque la bestia la aborrecerá para quemarla y destruirla (Ap.17:16, 17). La bestia y la Mujer son ajenas en su carácter y propósitos; no son para nada afines entre ellas. La bestia representa al Anticristo, y la Mujer a la ciudad de Babilonia (Ap.14:8). El simbolismo de la Mujer sentada en la bestia que es la misma de Ap.13:1 sugiere que el Anticristo dependerá en un principio de la ciudad de Babilonia, posiblemente económica y políticamente. Pero es sabido que la bestia y los cuernos (el Anticristo y su imperio consolidado) destruirán a la Mujer, quizás cuando ya no les sea necesaria, probablemente cuando el poder del Anticristo sea establecido con la unificación de los diez cuernos o naciones:

«Y los diez cuernos que viste en la bestia, éstos aborrecerán a la ramera, y la dejarán asolada y desnuda; y devoraran sus carnes, y la quemaran con fuego; porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que quiso; ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios » (Ap.17:16,17).

El hecho que la Mujer se vista de púrpura de escarlata y de joyas ostentosas (Ap.17:4), no alude necesariamente la indumentaria usada por los clérigos papistas romanistas católicos. Sólo significa opulencia, riquezas y gran poder en general. Con sus riquezas y voluptuosidad, la Mujer seduce a los reyes del mundo para que la sigan, en un sentido figurado, para que forniquen con ella (Ap.17:2). Un autor, comenta con certeza al respecto:

«El color escarlata de la bestia armoniza con la parte de la vestidura de la mujer (17:4) y es una posible insinuación irónica al simbolismo de la expiación o purificación bajo la ley (véanse Lv.14:4, 6, 49, 51, 52; Nm.19:6). Materiales textiles lujosos eran frecuentemente de ese color (18:12, 16, véanse Nm. 4:8; 2 S. 1:24; Jer. 4:30). El color escarlata se mezclaba de azul oscuro (huakínthinon, Is.3:23, LXX) y con el rojo azulado (porphyra, «púrpura», Ex. 39:1 (39:13, LXX); 2 Cr. 2:7 (2:6, LXX)). Dicho color simboliza lujo y esplendor, los cuales constituyen sus evidentes connotaciones aquí y en el versículo».

Hemos visto con cabal y ordenada exégesis, que la Mujer que aparece en Ap. caps.17-18, la gran Ramera, la ciudad de Babilonia, lejos está de ser la ciudad de Roma, pero si podemos decir que se asienta en esa ciudad una de las hijas rameras de la depravada y pagana ciudad de Babilonia y es la apóstata y corrupta Iglesia Romanista Católica (Ap.17:5). Un autor defiende así este punto:

«Hay quienes pretender ver Roma y al sistema católico romano en la figura de la Mujer. Enfocar el pasaje desde esa perspectiva significa asumir una responsabilidad que está por encima del texto bíblico. El pasaje y su contexto afirman que se trata de Babilonia. Si bien es cierto que Roma y el sistema católico romano han tenido y siguen teniendo un tremenda influencia tanto en lo político como en lo religioso en todo el mundo, no es menos cierto que Roma no es «La Madre de las Rameras y de las Abominaciones de la Tierra» Este título es reservado para Babilonia. Sin duda que la iglesia romana es «hija» de las abominaciones babilónicas, pero el intérprete tiene que interpretar el texto en sí, máxime cuando en el mismo pasaje hay una interpretación divina que debe respetarse».

La destrucción de la ciudad de Babilonia habrá de suscitarse en el futuro, en la Gran Tribulación Escatológica. Los capítulos 50-51 del libro del profeta Jeremías, son claros en esto (Jer.51:8; 51:30; 50:39; 50:29; 51:63, 64).

El libro de Apocalipsis refiere que la ciudad de Babilonia será quemada por el Anticristo y su reino consolidado por diez naciones (Ap.17:16), y quien determine el juicio para su destrucción total, será el Dios del cielo:

«Por lo cual en un solo día vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga» (Ap.18:8).

Sin dogmatizar el asunto, un autor apunta que la ciudad de Nueva York reúne características notables para ser la ciudad de Babilonia (simbolismo) de los últimos tiempos (Ap.18:10). De su escrito, pude condensar lo que sigue:

1. Economía mundial (mercaderes de la tierra, riquezas: Ap.17:4; 18:11-17).

2. Poder político (ONU se encuentra en N.Y. Ap.17:15; 18:9-10).

3. La ciudad más rica del mundo (FMI y Banco Mundial, están allí: Ap.17:4; 18:11-17).

4. Babilonia es representada por una Mujer (La Estatua de la Libertad, es la Diosa Istar babilónica: Ap.17:3-4).

5. Nueva York es la ciudad portuaria más importante del mundo (Ap.18:17, 19).

Ap.18:17, 18 dice que los viajantes y marineros y los que trabajaban en el mar pudieron ver el humo del incendio cuando la ciudad de Babilonia había sido quemada y destruida en una hora («en una momento»: Ap.18:19). ¿Cómo será posible tan rápido destrucción y semejante incendio ¿Armamento militar poderoso y sofisticado de los últimos tiempos como causa de todo esto?). La ciudad de Roma no posee como ya es sabido puerto marítimo alguno pero si la ciudad de Nueva York. El mismo autor dice:

«Nueva York es sin duda alguna la ciudad portuaria más importante de mundo. Lo que no se conoce es que cuando un barco se acerca al puerto de la ciudad de Nueva York desde el sur, y para cumplir apropiadamente con las líneas marítimas deben apuntar hacia el lado derecho hacia el municipio de Long Island llamado BABYLÓN escrito sobre la torre en letras grandes y sobresalientes pude ser fácilmente leído».

¿Coincidencias bíblicas? Se los dejo de tarea amados lectores, para que lo consideren.

La ciudad de Babilonia, la Mujer, la gran Ramera, la que está sentada sobre muchas aguas (que son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas de todo el mundo: Ap.17:1, 15) manifestará en el futuro el más superlativo grado de la idolatría pagana, de la mundanalidad, de la magia, de la hechicería y de la perversión de los últimos tiempos. La torre de Babel (Gén.10:9, 10, 11:1-9) es la más fiel representación de la ciudad de Babilonia y de su sistema corrupto que se extenderá para controlar con sutiles y diabólicas hechicerías a pueblos enteros de toda la tierra cuando se levante con pasmosa gloria para fornicar con ellos. Pero un día, llegará su fin, porque el Dios del cielo, así lo ha determinado por su maldad extrema (Ap.17: 16-17).

Dios les bendiga siempre, hermanos y amigos que nos visitan siempre.


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