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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

sábado, 28 de marzo de 2009

JESÚS Y LA LLAVE DE DAVID



Estimados amigos:


Jesús dice que él tiene “la llave de David” (Rev. 3:7), y Jehová (Yahweh) dice de él por Isaías, “la llave de la casa de David descansará sobre Su hombro” (Isa 22:22). La palabra llave significa autoridad o gobierno; Esto es evidente de lo que leemos en Isa. 9:6,7: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre“. Compare este pasaje con Rev. 3:7 y le será muy evidente que Jesús es el que trae la llave de David, y quien ejercitará la autoridad que imparte. Y Jesús declaró antes de su ascensión que “todo poder le es dado a él en cielo y en la tierra”, y Pablo dice, “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Fil. 2:9-11). Otra vez él dice, “para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia” (Efe. 1:17-22).

El apóstol Pedro también enseña la gloria y la exaltación de Jesús: “A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados” (Hechos 5:31). “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo” (Hechos 2:36). Y esta exaltación para la mano derecha de su Padre es sólo para un tiempo determinado: “Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies“ (Hechos 2:35). Esta consumación gloriosa tendrá lugar en los tiempos de la restitución de todas las cosas, cuando Dios enviará a Jesucristo a bendecir a Israel y a las naciones.

Sin perseguir la investigación de este tema más allá de lo ya hecho, llegamos a una conclusión diciendo que el testimonio de los profetas y los apóstoles están de acuerdo en declarar a Jesús como el heredero para el trono de David, y que, habiendo recibido la realeza de su Padre, Dios, él “En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado” (Amos 9:11; Hechos 15:16); Que él restaurará el reino otra vez para Israel (Hechos 1:6); “y pondré a la coja como remanente, y a la descarriada como nación robusta; y Jehová reinará sobre ellos en el monte de Sion desde ahora y para siempre“ (Miqueas 4:7); establezca “Jerusalén Como el trono del Señor” (Jer. 3:17); Y como “el Gobernante en Israel” (Miq. 5:2) y “príncipe de los reyes de la tierra” (Apo. 1:5). “Y él estará, y apacentará con poder de Jehová, con grandeza del nombre de Jehová su Dios; y morarán seguros, porque ahora será engrandecido hasta los fines de la tierra. Estará parado y dominará en la fuerza del Señor, en la majestad del nombre del Señor su Dios, y él será genial en el cabo del mundo” (Miqueas 5:4).

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