Datos personales

Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

jueves, 11 de diciembre de 2008

¿QUÉ SIGNIFICA DIOS ENCARNADO?



Por el Unitario David Macías Isaza
.
La creencia popular

Todos los cristianos de hoy estamos muy bien familiarizados con la frase “Dios encarnado”. La hemos escuchado cientos de veces en predicaciones en la radio, en la televisión y en conversaciones con creyentes de todas las denominaciones. Lo que resulta curioso es las diferencias que existen en lo que nosotros entendemos con ésta frase, su significado parece siempre flotar en los aires de la subjetividad y además de la especulación. La creencia más popular define ésta frase como que Dios mismo se hizo carne en la persona de Jesús y esto es interpretado siguiendo la siguiente ecuación matemática:

Jesucristo = Dios encarnado
Dios = Jesucristo encarnado
Encarnado = Dios Jesucristo

Es decir, para la interpretación popular, Jesucristo es Dios. Para la gran mayoría de personas Jesucristo es YHWH, el creador del cielo y la tierra. Pero, ¿Qué nos dicen las escrituras al respecto? ¿Están “la mayoría” de personas en lo bíblicamente correcto? ¿Tiene esta creencia sustento bíblico que concuerde a lo largo de toda la revelación de las escrituras?

Si seguimos los principios de que las escrituras interpretan las escrituras y evitamos sacar versículos aislados del contexto, nos encontramos ante un primer dilema, puesto que en la Biblia no se encuentra la frase “Dios encarnado” por ninguna parte. La frase que más se acerca a dicha idea es tal vez: y la palabra se hizo carne y habitó entre nosotros, que se encuentra en el primer capítulo del evangelio de Juan 1:14. ¿Cómo se llegó de la frase la palabra se hizo carne a la frase Dios encarnado? no lo sabemos con certeza pero si sabemos que fue sólo hasta el siglo tercero, en el concilio de Nicea, cuando se firmó el dogma que sustenta ésta creencia de que Jesús es Dios de verdadero Dios. A partir de éste dogma se comenzaron a malinterpretar las escrituras; por ejemplo, se comenzó a pensar que cuando Juan dice “la palabra” o “el verbo” (logos) en el primer capítulo de su evangelio, él se está refiriendo a Jesús literalmente. Es decir, desde el siglo tercero se piensa que el evangelio según Juan es así:

EN el principio era Jesús (la palabra), y Jesús (la palabra) era con Dios, y Jesús (la palabra) era Dios. Este era en el principio con Dios (Juan 1:1-2)
Así que para quienes interpretan esto así, el versículo anterior es leído y entendido así: y Jesús (la palabra) se hizo carne y habitó entre nosotros

Ésta mala interpretación creó un problema del que el cristianismo no ha podido recuperarse, pues, en primera instancia, esto significaría que Jesús estaba antes de que la creación existiera y que además existía como una palabra? ¿Qué quiso decir aquí Juan realmente? Definitivamente esta interpretación es muy extraña y no corresponde a la lógica que Dios nos ha dado a los seres humanos, y es por esto que muchas personas argumentan que Dios nos hizo con un entendimiento limitado y por eso no podemos comprender estas “verdades”. Muchas personas creen que la fe no tiene nada que ver con la razón o la lógica y por esto se mantienen en dogmas irracionales que para ser francos, no ayudan al conocimiento de Dios, sino más bien, lo frustran. Vale la pena decir que la palabra lógica viene de la palabra griega “logos” que fue la palabra que usó el apóstol Juan en el verso antes citado. ¿Será posible creer en algo que no entendemos? ¿No dice la escritura que fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios? ¿No será posible que haya una forma sencilla de entender la escritura? ¿Una corma que entiendan los niños y las personas que no tienen educación filosófica? La Biblia dice que la fe viene por oír la palabra de Dios, y aunque sea obvio, hay que decir que oír la palabra de Dios necesariamente involucra el entendimiento. Cuando el apóstol Pablo dijo que la fe viene por oír la palabra, obviamente quiso decir que la fe viene al entender la palabra de Dios, ¿No lo cree usted, apreciado lector? Después de que se firmó el dogma de Nicea, los creyentes de la época se vieron en muchos dilemas, algunos abandonaron los concilios y siguieron viviendo y predicando la palabra sin los dogmas, pero los que siguieron con el dogma, tuvieron que inventar nuevos dogmas con el tiempo para sustentar el primero. La filosofía griega fue permeando la interpretación de las escrituras y se fue cocinando lo que hoy se conoce como la iglesia Católica Romana y más adelante, la iglesia Católica protestante. Estos dogmas son, entre otros, que Jesucristo es Dios (YHWH) y más adelante, que Dios es una composición de tres personas. Aunque éstos dogmas contradicen en muchas cosas las escrituras hebreas antiguas y las hebreo – cristianas, hoy en día son aceptados generalmente sin consideración y cualquiera que se levante a debatirlos con la inteligencia, la razón, la lógica y las mismas escrituras que Dios nos dio, serán considerados herejes y posiblemente martirizados como ha ocurrido con muchos cristianos según está registrado en los anales de la historia.

Para profundizar un poco más en éste tema le recomiendo al lector que lea otro estudio anterior titulado “Para una interpretación armónica del evangelio del reino de Dios según Juan” lo puede encontrar en google o en el buscador de la página apologista.wordpress.com. En dicho estudio también está planteada la siguiente pregunta: ¿Será posible que quienes vivieron en el siglo tercero y firmaron los dogmas, tuvieran una mayor revelación de la palabra de Dios, que el mismo Jesús o los apóstoles? Muchas personas parecen creer que sí. Miremos que nos dicen las escrituras en cuanto a esto.


Solo Dios es bueno

Para ser justos con la verdad, debemos dejar que sea el mismo Jesucristo quien nos diga si él es Dios o no, y además que es lo que debemos entender por dicha frase. En el evangelio según Lucas aparece una inquietante declaración de Jesús:

Un dirigente le pregunto:
- Maestro bueno, ¿qué debo hacer para tener vida eterna?
Y Jesús le dijo:
- ¿Por qué me llamas bueno? Solo Dios es bueno. (Lucas 18:18-19)

Es interesante que Jesús no le permita a éste dirigente Judío llamarle “bueno” apelando a que sólo Dios es bueno. Si tomamos este escrito literalmente, sin filosofismos, diríamos que Jesús aquí negó ser Dios rotundamente y es mas, dijo que sólo Dios es bueno. En todos los evangelios Jesús es presentado como un hombre muy claro, muy directo y muy sencillo, inclusive el enseña a sus seguidores a ser sencillos como palomas y como niños, sería muy extraño tomar esta declaración de Jesús como algo mas allá de éstas sencillas palabras: ¿Por qué me llamas bueno? no hay nadie bueno sino sólo Dios!… Es decir, no me digas bueno porque no existe ningún ser humano bueno, ni siquiera el Mesías! Esto bruscamente choca con la imagen de un Jesucristo bueno o un Jesucristo – Dios que la publicidad actualmente insiste en “vender” a toda costa. Si Jesucristo dice que sólo Dios es bueno, queda muy claro que en ningún momento el quiso que sus seguidores pensaran que él es Dios, sino mas bien que la gente amara y conociera al verdadero Dios.


¿Quién es el Dios del que habla Jesucristo?

Muchas personas dirían que ésta pregunta en sí es una herejía puesto que ellos no quieren aceptar que Jesús hablaba de Dios y se refería a Dios como alguien diferente de él mismo:

Dícele Jesús: No me toques: porque aun no he subido á mi Padre: mas ve á mis hermanos, y diles: Subo á mi Padre y á vuestro Padre, á mi Dios y á vuestro Dios (Juan 20:17)

En otra ocasión, Jesucristo estaba hablando con una samaritana y le dijo claramente quien es Dios, miremos lo que dice (le recomiendo al lector que lea todo el capítulo 4 de Juan).

Dícele Jesús: Mujer, créeme, que la hora viene, cuando ni en este monte, ni en Jerusalem adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos: porque la salvación viene de los Judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. Dícele la mujer: Sé que el Mesías ha de venir, el cual se dice el Cristo: cuando él viniere nos declarará todas las cosas. Dícele Jesús: Yo soy, que hablo contigo. (Juan 4:21-26)

Jesús no sólo le dice a esta mujer que él es el Mesías, a quien llaman el Cristo (el ungido) sino que le dice también quien es Dios; a quien Jesús llama el Padre. El Mesías declara tajantemente que los Judíos saben lo que adoran pero los samaritanos no, también le dice a la samaritana que Dios es espíritu, es decir, Dios es un espíritu que está en todas partes a la vez (omnipresente) que busca gente que lo adore espiritualmente, que lo adore todo el tiempo y en todo lugar, puesto que es un ser inmenso que todo lo ve, todo lo sabe y está en todas partes. Fue quien creó todo él solo, sin la ayuda de nadie (Isaías 44:24). En este pasaje la naturaleza de Dios (llamado también el Padre) contrasta con la naturaleza de Jesús. Mientras Dios es presentado como un Espíritu, Jesús es de carne y hueso, tiene sed y está cansado, además Jesús declara ser el Cristo, lo que significa literalmente ungido. Un ungido es un ser humano que Dios ha apartado y dotado con poder sobrenatural y con su propia presencia para realizar un trabajo especial.

¿Cuándo fue ungido Jesús?

Muchas personas creen que Jesús nació siendo el cristo, pero la escritura nos muestra que Jesús se volvió Jesucristo, el día que fue bautizado (sumergido) en agua por Juan y sumergido bajo el espíritu santo de Dios. Cuando Jesús fue bautizado por Juan se abrió el cielo y se escuchó la voz de Dios.

Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Pero Juan le resistía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús respondió, y le dijo: Deja ahora; porque nos es preciso cumplir así toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre Él. Y he aquí una voz del cielo que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo contentamiento. (Mateo 3:13-17)

Aquí las escrituras nos muestran cuando Jesús fue ungido por Dios. Dios puso su Espíritu en Él y ésta es la forma como Jesús mismo se presenta y así es que las escrituras quieren que veamos la verdad. En el evangelio de Lucas 4:17- Jesús también se presenta a sí mismo como un ser humano ungido, miremos:
Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y salió su fama por toda la tierra de alrededor. Y Él enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado de todos. Y vino a Nazaret, donde había sido criado; y entró el día sábado en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Y le fue dado el libro del profeta Isaías. Y abriendo el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu de YHWH está sobre mí: Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres: Me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón: Para predicar libertad a los cautivos: Y a los ciegos vista: Para poner en libertad a los quebrantados: Para predicar el año agradable del Señor

Jesús dice que YHWH (Dios) ha puesto su espíritu en él. Esto descarta la posibilidad de que Jesús sea YHWH (Dios). Así que las escrituras quieren que entendamos que el Espíritu Santo de Dios ahora estaba sobre Jesús después de su bautismo y esto le daba autoridad para enseñar y hacer entender a los demás la palabra de Dios.

Si Jesús no es Dios ¿Cómo es que realizó los milagros?

Muchas personas se preguntan esto y la sola pregunta les basta como respuesta, pero en el reporte bíblico nos encontramos con declaraciones que nos darían un punto de vista diferente. En el evangelio de Juan Jesús hace las siguientes declaraciones:


Que tu corazón no se angustie. Cree en Dios. Cree también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. Si no fuera así, yo te lo diría. Voy a preparar un lugar para ti. Si yo voy y preparo un lugar para ti, volveré y te recibiré yo mismo; para que donde yo este, ustedes también puedan estar. (Juan 14:1-3)

Es interesante como Jesús hace clara diferencia entre Dios y él mismo, y cómo aquí nos dice que el se va a preparar un lugar y que luego volvería a establecer ese lugar en la tierra. Esto ocurrirá cuando Jesucristo vuelva del cielo y establezca el reino de Dios en la tierra y todas las naciones le obedecerán.

¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que les digo, no las digo por mi mismo; sino mi Padre quien vive en mí que hace sus obras. Creánme que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí; o en otro caso creánme por causa de las obras. (Juan 14:10-11)

Jesús declara tajantemente que no es él quien hace las obras y dice las palabras sino su Padre que está en él. Es obvio que su Padre es Dios (YHWH), y ya hemos visto que Dios es un Espíritu. Jesús quiere que entendamos que Dios estaba en Él y que Dios mismo hacía las cosas a través de Él, ésta declaración descarta nuevamente la idea de que Jesús es Dios. El lector verá que ésta forma de ver la naturaleza de Dios concuerda con la escritura perfectamente y además es lo que la Biblia dice en forma literal. También verá que ésta forma de ver a Dios y a Jesús es totalmente lógica y racional, es tan entendible que la puede entender un niño y una persona que no ha estudiado, Dios es un Espíritu, invisible y poderoso que extiende su presencia a los humanos ungiéndolos. Dándonos su Espíritu Santo. El Espíritu Santo de Dios es precisamente eso, su Espíritu, no una persona aislada, no una fuerza activa, sino Dios mismo, extendiendo su presencia.

Ustedes escucharon que les dije, `Me voy, y vendré a ustedes.´ Si ustedes me amaran, ustedes se regocijarían, porque dije `Voy al Padre;´ pues el Padre es más grande que Yo. (Juan 14:28)

Tan claro lo expresa Jesús: Dios es más grande que él, aunque es algo obvio, el lo reitera pues quiere que quede muy claro. ¿Cómo puede ser Jesús Dios si el mismo Jesús nos dice que Dios es más grande que Él? ¿Puede ser Dios más grande que Dios?

Si siguen mis mandamientos, permanecerán en mi amor; tal como yo he seguido los mandamientos de mi Padre, y me mantengo en su amor.
(Juan 15:10)

Aquí vemos la misma declaración en Jesús. ¿Puede Dios seguir los mandamientos de Dios? ¿No se supone que Dios es perfecto y que no necesita que nadie le mande? A Dios nadie le da mandamientos, Él es quien da los mandamientos. Pero Aquí claramente Jesús recibió mandamientos, por ende, Jesús no es Dios, sino que recibió todo de Dios para darlo a sus seguidores.

pues el Padre mismo los ama, porque ustedes me han amado, y han creído que vine de Dios. (Juan 16:27)

Jesús dice que el vino de Dios, no que él es Dios.

Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti el único y verdadero Dios, y a aquel a quien enviaste, Jesús el Cristo. (17:3)

Jesús está orando a su Padre y Dios (YHWH) y declara que la vida eterna consiste en conocer bien a ese ser quien es el único Dios y conocer a Jesús como el Cristo, es decir, el ungido. Claro que Jesucristo es un ungido muy especial, puesto que es el hijo del hombre, pero esto significa que él es precisamente eso: un hombre, un ser humano, no Dios. Puesto que Dios no es un ungido, Dios es el que unge.

Ahora ellos saben que todas las cosas que me has dado vienen de ti, pues las palabras que me has dado se las he dado a ellos, y ellos las recibieron, y se aseguraron de que yo venía de ti, y han creído que tú me has enviado. (Juan 17:7-8)

Con estos versículos queda más que claro cómo es que Jesús quiere que lo veamos. Si Jesús hubiera querido que pensáramos que él es Dios, el lo hubiera dicho con toda la claridad y sencillez con la que dijo y enseñó todo. Jesús dice que lo que él tiene todo le fue dado. Dios es el que da todo. Esto nos muestra nuevamente que Jesús nunca pretendió igualarse con Dios ni quiere que sus seguidores crean que él es Dios, sino más bien, el enviado de Dios, el Cristo. Es impactante que Jesús reiterativamente nos dé explicaciones del origen de su poder, Jesús siempre hablaba con la verdad y su mayor anhelo era dar a conocer las cosas como son y aclarar todo, es por esto que también declara que lo que más quiere es honrar a su Padre. Obviamente los fariseos y algunos judíos de la época malinterpretaban a Jesús puesto que no amaban realmente a Dios y buscaban darse gloria los unos a los otros, pero Jesús nunca quiso igualarse con Dios ni tampoco quiso que sus contemporáneos pensaran que él es Dios, todo lo contrario, hizo muchas declaraciones que descartan esa posibilidad. En la actualidad hay muchos “creyentes” que ven las cosas diferentes a como las presenta Jesús, ellos están creyendo y predicando un Jesús diferente, un Jesús distinto al que nos presentan las escrituras.

El mandamiento más importante

Como si lo que hemos visto hasta ahora fuera poco, hay un pasaje en la Biblia descrita por Marcos en el capitulo 12:28, allí aparece Jesús declarando la verdad judía:

Uno de los escribas fue y los escuchó discutiendo juntos. Sabiendo que Jesús les había contestado bien le pregunto, «¿Cuál mandamiento es el más importante de todos?» Jesús contestó, «El más importante es, `Escucha Israel, YHWH nuestro Dios el Señor es uno: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con toda tu fuerza. ´ Este es el primer mandamiento. El segundo es así, `Amarás a tu prójimo como a ti mismo.´ No hay otros mandamientos más importante que estos.» El escriba le dijo a Jesús, «Realmente maestro, haz dicho bien que Él es uno y que no hay otro sino Él, y amarlo con todo el corazón, todo el entendimiento, todo el alma y con toda la fuerza, y amar al prójimo como a sí mismo son más importante que todas las ofrendas que se queman y los sacrificios.» Cuando Jesús vio que contestó sabiamente le dijo, «Tú no estás lejos del Reino de Dios.»
(Marcos 12:28-32)

No sólo Jesús dice que Dios es sólo uno, lo que descarta cualquier Dios compuesto por tres personas diferentes, sino que declara que creer en un Dios único y amarlo más que a todo, es el mandamiento más importante, de eso depende nuestra vida eterna.

La tentación del maligno

En el bien conocido pasaje de la tentación de Cristo tenemos el mismo dilema, pues el diablo le ofrece todos los reinos del mundo a Jesús el Mesías con la condición de que lo adore, a lo que Jesús le responde con la misma frase:

De nuevo, el diablo lo subió a una montaña muy alta, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de estos. Y le dijo, «Todas estas cosas te daré, si te postras y me adoras.» Entonces Jesús le dijo, « ¡Aléjate de mí Satanás! Porque está escrito, `Adorarás al Señor tu Dios, y sólo a Él le servirás.´» (Mateo 8-10)

Después de leer todo lo que hemos visto, ¿De verdad es posible seguir creyendo que Jesús estaba hablando de sí mismo aquí? Las personas que creen que Jesucristo es YHWH, creen que aquí Jesús está hablando de sí mismo, lo cual sería bastante improbable y contradeciría muchas otras declaraciones que estamos viendo, crearía un conflicto interpretativo, es posible que sea por esto que tradicionalmente se enseña que la gente común no puede entender la Biblia. Jesús no contradice la creencia Judía de que YHWH es el único Dios, recordemos que Jesucristo también declaró que no vino para cambiar la ley sino para cumplirla, esto quiere decir que él no vino a cambiar las creencias judías sino a hacerlas cumplir. Los Judíos esperaban (y aún esperan) al Mesías, un hombre descendiente de David que gobernará toda la tierra y que implantará el reino de YHWH en la tierra, un ser humano ungido.

Las enseñanzas de Jesús

Si nos empeñamos en ver a Jesús como “Dios de verdadero Dios” como reza el dogma, se crearía otro conflicto a la hora de interpretar las enseñanzas de Jesús, por ejemplo:

Tengan cuidado de no dar sus ofrendas de caridad ante los hombres, para ser vistos por ellos, o de lo contrario no tendrán recompensa de su Padre quien está en el cielo (Mateo 6:1)

En esta sencilla enseñanza Jesús dice que nuestro Padre está en el cielo o Padre celestial. ¿Quién es el padre celestial? obviamente no es Jesús puesto que cuando él enseñó esto él estaba parado sobre un monte en Jerusalén.

Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, y después de cerrar tu puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará abiertamente (Mateo 6:6).

Lo mismo aquí, sólo Dios ve en lo secreto y puede escuchar nuestras oraciones. ¿Cómo es posible que haya personas que aún siguen pensando que Jesús es Dios?

Por tanto oren así: `Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Que tu Reino venga. Que se haga tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan diario. Y perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a quienes nos han ofendido. Y no nos conduzcas a la tentación, más líbranos del malo. Porque tuyo es el Reino, el poder y la gloria por siempre. Amén (Mateo 6:9-13)

Si Jesús fuera Dios él hubiera enseñado más bien, “ora a tu Padre y a mí que vemos en lo secreto”. Pero no, Jesús tiene muy claro que él no es Dios sino “El Hijo de Dios”; además tiene muy claro que sus seguidores también son hijos de Dios y son sus hermanos (Hebreos 2:11).

La oración en el huerto de Getzemaní

Pocas personas se acercan a la Biblia con la intención de ser trasformadas y renovadas por la palabra de Dios, los demás se acercan para que la Biblia les diga lo que quieren oír, esto es una pena y es la razón por la que permanecen en los dogmas. Pero cuando vamos a la Escritura vemos que las cosas son presentadas de una forma muy clara y lejos de los dogmas. Y si vamos con la intención de aprender y con una mente crítica, surgen preguntas que nos llevan a la interpretación correcta de las escrituras. Permítanme presentarles el siguiente ejemplo:

Y él se apartó de ellos como a un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa este vaso de mí; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y le apareció un ángel del cielo confortándole. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y fue su sudor como gotas de sangre que caían hasta la tierra. (Lucas 22:41-44)

¿A quién le oraba Jesús? Si Jesús fuera Dios, ¿oraría? ¿Puede Dios orar a Dios? y la pregunta más importante de todas: ¿Por qué dice que se haga tu voluntad y no la mía? Si Jesús fuera Dios, tendría la misma voluntad de Dios, pero aquí claramente hay dos voluntades, la voluntad de Dios y la voluntad de Jesús. Algunas personas argumentan que aquí Jesús hablaba como hombre, pero ¿no es obvio que un hombre hable como un hombre? y es que ¿Acaso tenemos que hacer un curso para aprender a interpretar donde Jesús habla como hombre y donde como Dios? Muchas personas dirían que Jesús es 100% hombre y 100% Dios, pero ¿Es posible ser 200%? Ser humano es lo contrario a ser Dios.

Las palabras de Jesús en la cruz

“Y cerca de la hora novena, Jesús exclamó con gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46).

Justo antes de morir Jesús comenzó a gritar Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? El espíritu de Dios abandonó a Jesús justo antes de su muerte, porque Jesús estaba siendo el cordero expiatorio y el pecado de la humanidad estaba sobre él, y como Dios es un Espíritu Santo, él no tiene nada que ver con el mal (Santiago). Este argumento bastaría por sí mismo para demostrar que Jesús no puede ser Dios, puesto que Dios no puede abandonar a Dios. Un Dios eterno y perfecto no puede hacer la expiación por el pecado del hombre, un Dios santo no puede cargar el pecado, puesto que Dios no tiene nada que ver con el mal, pero Jesús, aunque fue engendrado por Dios, es un ser humano y puede cargar el pecado en él y expiarlo. Éste punto de vista armoniza totalmente con todo lo que hemos visto, desde el punto de vista trinitario, tocaría inventar una explicación intrincada y filosófica, una explicación que no podría entender un niño.

La sencillez de Dios

Si tomamos todas estas declaraciones en su sentido más sencillo, sin darle vueltas filosóficas a estos textos, entendiendo como entienden los niños, tenemos a un Jesús que es totalmente humano y que está ungido por Dios para hacer obras excepcionales, pero que al fin y al cabo, quien realiza las obras es Dios mismo que está en él. Éste Dios es un espíritu invisible que nadie ha visto pero que es real y poderoso, fue quien creó todo lo que existe y fue este mismo espíritu quien engendró a Jesús en el vientre de una mujer virgen de Israel y cuando Jesús creció, vino sobre él y lo ungió, es decir, lo dotó con poder y sabiduría sobrenaturales para realizar su voluntad. Parece que ésta es la forma como también lo veían en su tiempo los apóstoles y las personas más cercanas a Jesús el Mesías.

El testimonio de los apóstoles

Y respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios Viviente. Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás; porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. (Mateo 16:16-17)

El apóstol Pedro fue felicitado por Jesús en esta ocasión por declarar que Jesús es el Mesías, o hijo de Dios. Y le dice que ésta es una revelación de Dios del cielo (mi Padre que está en el cielo). Si Dios está en el cielo, Jesús no es Dios. Después de Jesús morir y resucitar, se quedó por cuarenta días hablándoles y revelándoles más cosas del reino de Dios a sus discípulos y luego fue llevado al cielo. Pedro en una ocasión declara acerca de Jesús lo siguiente:

«Hombres de Israel, ¡escuchen estas palabras! Jesús de Nazaret, un hombre aprobado por Dios para ustedes por los milagros, maravillas y señales que Dios hizo mediante Él entre ustedes, así como ustedes mismos también saben, entregado con propósito determinado y ya conocido de Dios ustedes lo tomaron, y por manos sin ley lo crucificaron y lo mataron; a quien Dios ha resucitado, lo ha liberado de los dolores de la muerte, porque no era posible que Él fuera retenido por esta (Hechos 2:22-24).

Es muy interesante que Pedro no dice nada diferente a lo que Jesús les había contado, aquí el énfasis es que Dios ungió con poder a Jesús de Nazareth y que anduvo haciendo milagros porque Dios estaba con él. Es muy inquietante que Pedro mismo declara que Jesús es un ser humano pero que Dios estaba en él y así pudo Dios hacer su obra a través de Jesús. Ésta forma de ver a Jesús y a Dios armoniza perfectamente, el apóstol Pablo también concuerda en este mismo punto de vista:

Mirad que ninguno os engañe por filosofías y vanas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los elementos del mundo, y no según el Cristo, porque en él habita toda plenitud de la divinidad corporalmente (Colosenses 2:8-9).

La declaración de Pablo no es diferente de la de Jesús y los demás apóstoles, él nos dice que no nos dejemos engañar por filosofías, puesto que en él habitaba la plenitud de la deidad, es decir, Dios. El lector deberá tener cuidado de no interpretar aquí como los filósofos lo interpretan, alegando que Jesús es Dios, sino, con la misma sencillez de Pablo, decir que en Jesús habitaba Dios en toda su plenitud, ésa es la forma de verlo, ésa forma armoniza con toda la escritura y no contradice a Jesús como hemos visto. Mas adelante Pablo dirá:

sepultados juntamente con él en el bautismo, en el cual también resucitasteis con él, por la fe de la operación de Dios que le levantó de los muertos. (Colosenses 2:12)

Nótese que dice que Dios lo resucitó, no se resucitó por sí mismo, sino que Dios fue quien realizó la operación, ya que él estaba muerto no podía hacer nada, puesto que un muerto nada puede hacer. En otra declaración Pablo nos vuelve a mostrar su claro punto de vista:

Y todo esto por Dios, el cual nos reconcilió a sí por Jesús el Cristo; y (nos) dio el ministerio de la reconciliación. Porque ciertamente Dios estaba en el Cristo reconciliando el mundo a sí mismo , no imputándoles sus pecados, y puso en nosotros la palabra de la Reconciliación. Así que, somos embajadores en Nombre del Cristo, como si Dios rogase por medio nuestro; os rogamos en Nombre del Cristo: Reconciliaos a Dios. Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. (2 Corintios 18-21)

¿Por qué se empeñan en torcer las escrituras quienes afirman que Jesús es Dios? ¿Acaso no está muy clara la distinción aquí hecha por el apóstol Pablo? Pablo declara que Dios estaba en el Cristo, no que el Cristo es Dios. Pero así como no hay peor ciego que el que no quiere ver, las personas están tan acostumbradas a ver la escritura con los ojos del dogma, que cuando pasan por estos versículos, los miran pero no los ven, los oyen pero no los escuchan, los leen pero no los comprenden. Se han vuelto tardos para oír, como si su mente estuviera embotada. Éstos son apenas unos cuantos ejemplos de los muchos que hay en las escrituras, le recomiendo al lector que lea todos los saludos de las cartas apostólicas para que lo compruebe por usted mismo.

Las oraciones de los apóstoles

Más interesante es el hecho de que los apóstoles dirigían su oración siempre hacia Dios (el Padre) y nunca hacia Jesús. Tampoco encontramos que le dirijan la oración al Espíritu Santo, pues para ellos era claro que dicho Espíritu es el Espíritu del Padre (Dios) y no una persona aparte de Él. También en sus saludos, encontramos la clara diferencia que ellos hacen de Dios (el Padre) de Jesús el Mesías (ungido) Miremos algunos ejemplos:

Pablo, apóstol de Jesús, el Cristo, por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a la Iglesia de Dios que está en Corinto, juntamente con todos los santos que están por toda la Acaya: Gracia tengáis, y paz de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesús, el Cristo. Bendito sea el Dios y Padre del Señor Jesús, el Cristo, el Padre de misericordias, y el Dios de toda consolación (2 Corintios 1:1-3).

Tal es la claridad de los apóstoles, y ésta debería ser la luz para la interpretación de las otras declaraciones que son tal vez difíciles de entender. Pablo hace una diferencia tajante entre Dios y el Cristo. Miremos que dice Pedro:

Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado fe igualmente preciosa con nosotros por la justicia de Dios y de nuestro Salvador Jesucristo. Gracia y paz os sean multiplicadas en el conocimiento de Dios, y de Jesús nuestro Señor (1 Pedro 1:1-2).

También Pedro parece entender las cosas igual que todos los Hebreos creyentes.
La advertencia sobre el espíritu del anticristo

Una de las cosas impresionantes es ver en las escrituras el énfasis que ponen los escritores bíblicos en que debemos tener conocimiento para no dejarnos engañar, puesto que hay muchos engañadores que divulgan enseñanzas en el nombre de Jesús y predican lo que no entienden. Uno de los pasajes más claros se encuentra en la primera carta del apóstol Juan:

¿Quién es mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Éste es anticristo, que niega al Padre y al Hijo (1 Juan 2:22).

Ya hemos visto que Cristo significa ungido, así que el que niega que Jesús es ungido es anticristiano. Decir que Jesús es Dios es negar que es un ser humano ungido, por esto el apóstol Juan hace ésta advertencia en su segunda carta:

Cualquiera que se rebela, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, el tal tiene al Padre y al Hijo. (2 Juan 1:9)

La doctrina de Cristo como hemos visto, es que Dios estaba en él, no que Él fuera Dios. Más adelante veremos:

Porque muchos engañadores han entrado en el mundo, los cuales no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. El que tal hace es engañador y anticristo. (2 Juan 1:7)

Juan dice claramente que aquel que niega que Jesucristo vino en carne, es el anticristo. Esta expresión antigua “ha venido en carne”, era una forma de decir que era un ser humano, por eso las traducciones modernas de la Biblia vierten el versículo así:

Porque muchos engañadores han salido por el mundo, los cuales no confiesan que el Cristo vino como ser humano. El que dice eso es engañador y anticristo. (2 Juan 1:7)

Para Juan la forma de reconocer el espíritu de Dios del espíritu del anticristo es escuchándolos, todo el que niega que el Mesías es un ser humano no es de Dios sino del maligno, y todo el que afirma que el Mesías es un ser humano, es de Dios. Jesús advirtió que surgirían un gran número de falsos ungidos o cristos que harían señales para engañar a los escogidos de Dios si fuera posible. Hoy es fácil verlos en acción, a través de los medios de comunicación, la radio, la prensa y la propaganda de cultos, podemos ver individuos que proclaman que Jesucristo es Dios y que Dios es una composición de tres personas, dicha declaración contradice las escrituras y pertenece al espíritu del anticristo, puesto que decir que Jesús es Dios es negar que es humano, ya que no se puede ser Dios y humano a la misma vez. Lo que sí es posible es que Dios, que es un espíritu, ponga su presencia en nosotros los humanos, y éste como hemos visto, es el caso de Jesús de Nazaret, según lo reportan los escritores bíblicos y lo declara el mismo Jesús.

Conclusión

La Biblia muestra claramente cómo debemos entender a Dios y como debemos verlo para conocerlo bien, pero la teología tradicional parece haber desviado y torcido las sencillas enseñanzas de nuestro Señor Jesús el Mesías. Después de repasar toda esta evidencia, el lector deberá tomar su propia decisión. Cada cual debe decidir por sí mismo si va a creer a la tradición o si va a creer a la Biblia y a Jesucristo. En este punto Jesús siempre fue muy radical, en una oportunidad el reprendió a los fariseos por seguir la tradición antes que a la verdad de Dios. Cabe resaltar que si Jesucristo no es Dios, de nada valen las oraciones que millones dirigen a él cada día y que mucha gente no encuentra salida porque tal vez no ha buscado en el lugar correcto, miles de oraciones no tienen respuesta porque las dirigen a alguien que no puede escucharlos puesto que solo Dios es omnipresente. Jesús mismo enseñó que cuando fuéramos a orar debemos orar a nuestro Padre quien ve en lo secreto y por lógica esta declaración lo descarta a él. También el en estudio que analizamos anteriormente Jesús declara que Los verdaderos adoradores adoran al Padre y aquí también es nuestra decisión si queremos adorar al único Dios verdadero [ El Padre (Juan 17:3) ] como enseña Jesucristo, o si vamos a adorar a una imagen personal de Dios, inventarnos nuestra forma de ver a Dios, o creer la tradición que promueve la invención humana y filosófica de un Dios trino, lo cual sería una idolatría, puesto que esto sería una forma incorrecta de ver a Dios, sería un ídolo. La decisión pues, está relegada a nuestro libre albedrío. Personalmente me inclinaré siempre hacia la sencillez como nuestro maestro Jesús enseña. Cuando se dice que Jesús es Dios encarnado, debe entenderse entonces a la luz del contexto bíblico completo, sin armar pretextos sacando textos del contexto, debe entenderse como que Dios estaba en Jesús, habitó en Jesús con toda su plenitud, no que Jesús sea Dios, además en la Biblia no encontraremos la frase “Dios encarnado”. Creo que Dios es uno solo, que es Espíritu y que es Santo, y que Jesucristo es su hijo y su ungido principal, su Mesías. Creo que Jesucristo murió, resucitó y volverá a a la tierra a instaurar un reino de paz y de amor sin precedentes en la historia de la humanidad, conocido como “El reino de Dios” creo que Jesucristo es el único nombre en el cual podemos ser salvos y el camino para conocer al único Dios verdadero.

Epístola

Se me hizo necesaria una última observación en cuanto al estudio que acabamos de ver. Me parece sorprendente que después de tanta claridad en la evidencia bíblica aún hay supuestos “creyentes” que permanecen en el dogma de que Jesús es Dios y de que Dios es una trinidad. Semejante doctrina es una aberración y un insulto a la inteligencia que nos dio nuestro creador y Padre (Dios) ¿Cómo puede alguien creer en algo que no entiende? ¿No es mucho más sensato creer que Jesucristo es un ser humano, aunque un ser humano muy especial, creado milagrosamente por Dios en el vientre de una virgen y ahora es el primer ser humano en la historia con vida eterna, es decir, con inmortalidad?. Pero todos estamos llamados a ésta inmortalidad y a ese reino venidero que será el mismo paraíso en la tierra. Éste es el centro del mensaje de la salvación, y la esperanza de la vida eterna en el reino de Dios es la razón de nuestra santificación actual y de nuestro arrepentimiento. En la gran mayoría de iglesias se ven “creyentes” angustiados y preocupados porque la iglesia está dormida y estamos muy lejos de lo que vivió la iglesia primitiva, pero no se dan cuenta que esto se debe a que el mensaje que se está enseñando está muy lejos del que se enseñaba en aquel tiempo. Arrepentimiento y santificación para poder disfrutar y entrar en el reino de Dios venidero. Ésta es la bendita esperanza que mantuvo las cabezas en alto de muchos mártires mientras estaban siendo decapitados. Habría mucho más que decir sobre esto por ahora me despido con las palabras del apóstol Pablo a Timoteo:

Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesús el hombre ungido (Jesucristo hombre) 1 Timoteo 3:17

Bendiciones para todos ustedes!