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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

viernes, 7 de noviembre de 2008

FALSOS PASTORES

¡¡Mi pastor está salvando a muchas almas!!
¿Es seguro esto?
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Una concepción equivocada

Es sorprendente recibir comentarios de personas sinceras que me dicen: “Pero Ingº Olcese, ¿por qué critica usted a mi Pastor favorito si está salvando a mucha gente del castigo del infierno?” Bueno, ¿Pero están estas personas 100% seguras de que eso es efectivamente así? Veamos lo que nos dice el Señor Jesús con respecto a los falsos maestros: “Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres” (Mateo 15:8, 9). Aquí Jesús cita un pasaje de Isaías donde acusa al pueblo de Dios de estar honrando al Señor sólo de labios y en vano porque estaban enseñando como doctrinas de Dios mandamientos de hombres. Así que uno debe estar prestando mucha atención a lo que uno cree y enseña y para no terminar siendo desaprobados por Dios. Por esta razón aquí viene la siguiente pregunta crucial: ¿Está usted seguro de que su querido y amado Pastor está enseñando doctrinas que se encuentran en las Escrituras y que no son invenciones suyas? Por ejemplo, si su pastor enseña que el Señor quiere que sus seguidores “siembren dinero para cosechar dinero en abundancia” ¿puede probarse que ésta es una doctrina realmente bíblica?

¿Pobre auto-estima?

Los evangelistas de la prosperidad te dicen que tengas una buena “auto estima” y que no te niegues las cosas buenas de la vida: a ser rico e importante en este mundo, luciendo suntuosidades y viviendo en pleno confort como un buen “hijo de Rey, y un “hermano de Príncipe”. Te dicen que vivir en pobreza es un deshonor y una vergüenza para el cristianismo, pues refleja una iglesia vencida, maldecida e impotente. Realmente es increíble como estos evangelistas sátrapas y desvergonzados puedan decir tamaña mentira y que pueda ser creída sin mayores cuestionamientos como si fuera una verdad del Señor por miles de “creyentes” en un Jesús y un evangelio diferentes. Realmente hay público para los distintos circos (no, círculos) evangélicos que han caído en el engaño de Satanás, el cual tiene como lema: “Todo estos reinos del mundo te daré si postrado me adorares”. Sí, el diablo seduce a los hombres con las cosas materiales, y ahora ha inventado el evangelio de la prosperidad automática para deslumbrar a los frustrados y desposeídos de poder y riquezas de este presente mundo malo.

¿100 veces más?

Algunos creen encontrar la evidencia de las bendiciones presentes cuando Jesús dice: “De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien tantos ahora en este tiempo, casas, y hermanos, y hermanas, y madres, é hijos, y heredades, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna”. Así que los falsos evangelistas se aferran a declaraciones como éstas para enseñar que uno puede recibir cien veces más ahora en hijos (wou…¡pobre madre, pues terminará descalcificada!), en madres (¡caracoles!… ¿quién puede tener tantas madres?) en casas (wou…¡cuántos impuestos habrá que pagar por ellas!), con persecuciones (wou…¡es una tortura ser millonario y ser perseguido al mismo tiempo!). Pero si esto hay que tomarlo literalmente, o al pie de la letra, entonces los únicos que pueden recibir 100 veces más en casas, hermanos, hermanas, padre, madre, mujer, hijos o tierras son aquellos que han dejado atrás justamente su casa, a sus hermanos, a sus hermanas, a su padre, a su madre, a sus hijos, a su mujer, a sus tierras por causa del evangelio. Así que si usted abandona a su esposa por el evangelio, usted recibirá 100 esposas más (¡cuántos musulmanes serían cristianos!), y si usted deja atrás a sus hijos, recibirá 100 hijos más (¡wou, qué responsabilidad!). ¿Pero puede alguien tomar estas palabras de manera literal? Recordemos que este número cien es común en la Biblia, y no debe porqué tomarse siempre literalmente (ver Mateo 18:12,18, Lucas 15:4, Lucas 16:6, Juan 19:39). Además, hay que considerar que acá el Señor está usando una hipérbole, es decir, exagerando o magnificando las cosas para resaltar la importancia que tiene su mensaje o evangelio frente a la familia y a las cosas materiales.

¿Fue Pablo muy bendecido materialmente por causa del evangelio?

¿Pero qué es lo que encontramos en la historia de la iglesia de aquellos que dejaron todo por el evangelio del reino? Miremos a Pablo. El dijo que fue apartado para el evangelio (del reino) de Jesucristo y por esta causa él sufrió terribles persecuciones…¿pero recibió 100 veces más de lo que dejó atrás? Probablemente sí obtuvo 100 veces más persecuciones, pero en cuanto a las cosas materiales que dejó atrás, y que consideró en su momento, valiosas (¡y después basura!), simplemente él no recibió lo que muchos cristianos del evangelio de la prosperidad hubieran esperado recibir en el presente por causa del evangelio. El libro de los Hechos y las epístolas paulinas nos presentan a un Pablo que pasó serios apuros, necesidades extremas, hambres, escaseces, desamparo, frío, soledad, etc., y así fue generalmente su existencia como cristiano convertido hasta que fue martirizado en los tiempos del emperador Nerón. Me pregunto: ¿Incumplió el Señor su promesa de bendición multiplicada cuando Pablo lo dejó todo por el evangelio? Pues, ¡no aún! Pablo sabía que la venida del Señor Jesús (¡y su reino glorioso!) traería todas las bendiciones a los santos jamás imaginadas por hombre alguno (2 Tim. 4:8, 1 Cor. 2:9), y como Juan, él sabía que el Señor Jesús recibiría riquezas en su reino que serían co-heredadas por sus santos glorificados (Apo. 5:12; Daniel 7:13,14).

Riquezas: ¿Bendición o Maldición?

Hermanos, no se esperancen en las riquezas prometidas para hoy por esos mentecatos vestidos de ovejas que le dicen que si “siembran” fielmente su “semilla”, recibirán cien veces más hoy, pues Jesús, al contrario de ellos, nos enseña a no poner nuestra confianza en las riquezas que vienen y se van porque son inciertas, y además, peligrosas (Mat. 13:22, Mar.4:19, Luc. 8:14). Y así como un buen padre de familia sabe a qué hijo darle más propinas, y a quien menos, porque los conoce bien; así el Padre celestial sabe a qué hijo darle más cosas materiales y a quién menos, porque conoce muy bien a sus hijos y sus debilidades o aguijones y no desea que se pierdan en el mundo. No todos serán igualmente “bendecidos” en este mundo de maldad y de abundantes tentaciones. El dinero, recuérdese, puede ser una bendición si se tiene lo suficiente, pero una verdadera maldición si se tiene en demasía. Muchos se perdieron por las riquezas que obtuvieron y destruyeron también a otros. Salomón le pidió al Señor Sabiduría antes que riquezas, y en cuanto a éstas, él pidió lo necesario, ni mucho para que se olvide de Dios, ni poco para que reniegue de él.

¿El Cordero o su lana?

Realmente me pregunto si este tipo de “conversos” se están acercando al Cordero con corazón sincero o simplemente por la “lana” que les pueda dar en esta vida. Hay pues que diferenciar los motivos que nos mueven a acercarnos al Señor. ¿Es acaso porque hemos creído en el evangelio del reino, o es porque creímos en un evangelio falso llamado “de la prosperidad”? Así que analícese usted mismo qué lo motiva a asistir a esos cultos que promueven reiteradamente “la siembra de la semilla”, “la mejora de la auto-estima”, “el éxito material”, y otras peroratas motivacionales que de bíblicas no tienen nada. ¿Está usted acaso buscando sinceramente ser salvo de su miseria espiritual presente, o simplemente está buscando una bonanza económica automática y milagrosa para usted y los suyos para esta vida? Recordemos que sólo hay un evangelio salvador, y ése es el evangelio del reino (Gál. 1:6-9, Marcos 1:1,14,15). Si usted no cree en el evangelio del reino, sino en otro evangelio, entonces ni usted, ni su pastor, se salvarán (Romanos 1:16).

“Siempre Tendréis pobres entre vosotros”

Jesús contradice a los falsos evangelistas de la prosperidad material para hoy diciendo que siempre tendremos pobres entre nosotros. He aquí sus palabras: “Porque á los pobres siempre los tenéis con vosotros, mas á mí no siempre me tenéis” (Juan 12:8). Imaginemos por un instante que todos los creyentes fueran ricos y prósperos, ¿cómo podríamos demostrarles con nuestras obras de caridad y solidaridad que los amamos si ellos tienen tanto como nosotros? Las Escrituras nos mandan a mostrar nuestro amor empezando con los de la fe (ver Gál. 6:10; 1 Tim. 6:17,18). Esto indicaría que no todos los de la fe tendrían igual bendición o prosperidad. Los que más tienen deben compartir de lo suyo con los que menos o nada tienen. Ese es el plan de Dios para con sus hijos. El desea que seamos hospitalarios, solidarios, y filántropos a favor de nuestros correligionarios y hermanos en la fe y aun para los no conversos. Nosotros sólo somos mayordomos de las riquezas de Dios que nos fueron confiadas para distribuirlas sabiamente entre los necesitados. No tiene sentido que una persona retenga una enorme fortuna que nunca podrá disfrutar, ni aún sus biznietos, cuando en realidad hay muchos ahora que padecen necesidad extrema. Es realmente ofensivo que pocos tengan muchísimo, y muchos tengan muy poco o nada. La avaricia es realmente un pecado, y todos aquellos que la alimentan con sus predicas trucadas de una prosperidad automática en abundancia darán cuenta al Señor por esto, pues este no es su plan establecido en las Escrituras.

La participación de sus padecimientos

En Fil 3:10 Pablo dijo participar de los padecimientos de Jesús. Sin duda, Jesús no vivió como un rey mientras estuvo en la tierra, y todos sabemos cómo sufrió él a causa del evangelio, y ni siquiera tuvo una casa fija y propia para vivir cómodamente. Me pregunto: ¿Estamos dispuestos nosotros a participar de esos padecimientos y limitaciones de Cristo? ¿Lograríamos ese cometido si en realidad el mismo Señor nos diera abundantes riquezas materiales y poder en este mundo malvado? ¿Predicó Pablo doctrinas motivacionales para elevar la autoestima, y promover el éxito material de la iglesia? Pues, no. En Hechos leemos lo que hacía Pablo: “Confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles á que permaneciesen en la fe, y que es menester que por muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios (Hechos 14:22). Nótese que Pablo animaba a los creyentes, es decir, les levantaba la moral, exhortándoles, ¿a qué? ¿Acaso a buscar la excelencia o lo mejor de este mundo? Nooooo!!! Sino más bien a permanecer en la fe y que es necesario que a través de muchas tribulaciones entren en el reino de Dios. Así que es a través de los padecimientos o tribulaciones cómo podemos entrar en el reino de Dios. Sin ellos no tendríamos merecido el ingreso en el glorioso reino de Cristo. Pero muchos cristianos hoy no están dispuestos a padecer por Cristo para heredar su reino. Ellos quieren vivir ahora mismo su reino en la tierra con lujos y en abundancia, sin padecimientos ni angustias que experimentar. ¿Podrán éstos realmente entrar en la vida eterna que significa el reino de Dios? Imposible!!! Así que ya saben lo que les espera a sus predicadores favoritos y a sus acólitos que abrazan y difunden el evangelio falso de la prosperidad. ¿¿¿Estará usted entre ellos??? Espero que no.

Mi misión como apologista

Aunque muchos me acusen de ser envidioso y fracasado, lo cierto es que los predicadores del evangelio de la prosperidad están conduciendo a cientos de miles de personas hacia su condenación eterna. Y es que el evangelio que predican es un evangelio diabólico con apariencia de verdad y bendición. Es un mensaje bien pensado para atrapar a los ingenuos que desconocen totalmente las Escrituras. Pero aquellos que se toman el tiempo para estudiar la Biblia con oración y ayuno logran descubrir fácilmente que esa doctrina de la prosperidad tiene de todo menos de bíblica. Si continúan perdurando los “cristianos- pichones” que sólo abren sus bocas para ser alimentadas con carroña por unos verdaderos buitres del evangelio, sin preocuparse por lo que digieren, entonces terminarán espiritualmente enfermos y sin una verdadera dicha para sus vidas. Es ahora de retomar el único evangelio Salvador que es la Buena Nueva del Reino de Dios y el nombre de Jesús (Hechos 8:12). Si otros evangelios son predicados que no corresponden con éste, entonces debemos descartarlos sin demora como espurios y al mismo tiempo reprender a los que los difunden, sin temor y sin demora alguna.

Esta es mi tarea como apologista.

Dios los bendiga,

Mario A Olcese (Apologista)

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