Datos personales

Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

martes, 24 de junio de 2008

LA HISTORIA DEL DIABLO


Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)


«Y el diablo que los engañaba, fué lanzado en el lago de fuego y azufre. . . » (Ap.20:10).

La Biblia da testimonio seguro que el destino de los ángeles que no pecaron es seguir ministrando en a gloriosa Eternidad con el Señor Dios. Por otro lado, la Biblia informa que los ángeles que se rebelaron contra Él, los que hoy son los ángeles malignos, las entes caídas espirituales, tendrán su fin en el Infierno de Fuego que desde un principio está preparado para ellos y para Satanás, su tirano líder, conforme lo visto en las palabras del Señor Jesucristo en Mt.25:41; el Infierno (La Genna) mencionado en el anterior texto corresponde al mismo Lago de Fuego que se encuentra en Ap.20:10. En la segunda venida en gloria de Cristo, los creyentes juzgarán a los ángeles caídos de acuerdo a 1 Co. 6:3.

La historia del diablo, principio y fin, es la historia misma para los ángeles caídos que lo siguieron en pecar, ángeles, que un día miraron con pureza y gozo el Rostro de Dios que los creó para alabanza de su poder y gloria.

Encontramos al diablo y a sus emisarios sobrenaturales de maldad que en un tiempo fueron buenos en el Tercer Cielo del Dios (Lc.10:18; Is.14:12; Ez. 28:14; 2 Co.12:1.4). Posteriormente, al rebelarse contra Dios, los vemos aborreciendo a Dios y a los seres humanos en la Tierra. En el huerto edénico (Ez. 28:13) aparece Satanás maquinando y logrando con éxito el derrumbamiento espiritual del hombre primero (Ro.5:12), bajo un disfraz serpéntico (Gn.3:1-15; Ap.12:9), luego, lo encontramos en el aire donde trabaja invisible en su trono de tinieblas (Ef.2:2).

Aunque no se precisa el sitio exacto en el que opera, la Biblia afirma que es en «los lugares celestiales», en una esfera no perceptible al humano, teniendo bajo su mando a una jerarquía demoníaca compuesta por principados, por potestades, por gobernadores de las tinieblas, y por las huestes espirituales de maldad según lo visto en Ef. 6:12 (Entre más crezca espiritualmente mi hermano, tenga por seguro que se le enviará un demonio más poderoso para zarandearlo y azotarlo por los suelos, y si se descuida, lo hará morder hasta las piedras que se encuentran en el polvo de la Tierra hasta quedarse sin "incisivos" y "molares"). El diablo tiene acceso de igual forma en el Cielo de Dios como en la Tierra de los hombres vivientes (Job 1:6, 7; 2:1, 2; Ef.2:2; 6:12).

El diablo en su trono gobierna maliciosamente el mundo de ahora (Mt.12:26; 2 Co.4:4). El éxito de su gobierno se debe a la naturaleza depravada del mundo que se ha conciliado o identificado (empatía) con el carácter perverso y maligno del que fue antes de la fundación del mundo un querubín de luz en la Eterna Majestad.

Miramos después que el diablo es lanzado a la Tierra (Ap.9:1; 12:9, 10, 12, 13), hecho que habrá de realizarse durante el período de la Gran Tribulación Escatológica, posiblemente en su primera mitad. La Biblia sugiere, aunque no hay una cronología exacta del suceso, que su dominio será bastante corto en la Tierra, en ese era o época de máxima impiedad que se desarrollará en ella («sabiendo que tiene poco tiempo»: Ap.12:12).

Satanás dejará de maniobrar perversamente en el aire el cual mora hogaño («los lugares celestiales», como sabemos ya; véalo en Ef.6:12) para seguir manipulando con maldad a los hombres fatuos pero esta vez en el área terrestre literalmente:

«Y apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas. Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se detuvo delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz. (...) Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron con el Dragón. También el Dragón y sus ángeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar para ellos. Y fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus Ángeles fueron arrojados con él» (Ap. 12, 4-9).

Cuando la Gran Tribulación Última concluya y antes de iniciar la Era Milenaria, el diablo será encadenado por un poderosísimo ángel de Dios que lo arrojará en el tenebroso «Abismo» por mil años (Ap.20:1, 2), en alguna parte de las profundidades de la Tierra, para que no engañe más a las naciones redimidas que se encuentren en el Reino Teocrático y Terrenal de Jesucristo (Ap.20:3).

Al terminar su condena milenaria abismal, el diablo habrá de ser desencadenado (Ap.20:7) y volverá a las andadas engañando increíblemente a mucha de la gente santa del Reino Bendito Milenario (Ap.20:8), para tratar de sabotear como siempre los propósitos del Divino en la Tierra redimida y gobernada por el Mesías Rey en aquellos futuros momentos, pero será detenido cuando los infieles y protervos ejércitos humanos comandados por Satanás se hayan levantado contra el Campamento de los Santos y la Ciudad Amada para arrasar contra éstos: Dios los consumirá rápidamente con Fuego que descenderá del Cielo (Ap.20:9); el diablo será atrapado nuevamente al fin del conflicto para ser arrojado en el Lago de Fuego donde será aniquilado para siempre (Ap.20:10); el mismo fin tendrán sus ángeles de tinieblas que le obedecieron de manera impía (Mt.25:41).

A pesar del gobierno satánico de extrema oscuridad asombrosa, cuando parezca que todo este perdido, llegará el tiempo en que Dios destruirá todo vestigio de iniquidad que se haya estructurado grotescamente en la faz de Tierra, de la misma forma que lo hará con quien procuró la ruina de los hombres rebeldes y blasfemos.

La palabra de Dios profetiza que el mundo estará cada día peor (Mt.24:12), pero Dios cumplirá su fiel promesa de restaurarlo como al inicio de los tiempos: el mundo que fue siempre malvado por causa del acusador de los hombres, se llenará de dicha, de luz y de justicia en general cuando el Señor venga en la gloria de su poder para reinarlo: La bendición será absoluta al hombre justo que siguió y amó al Señor por siempre (Mt.5:12):

«Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis llamados; comeréis las riquezas de las naciones, y con su gloria seréis sublimes» (Is.61:6).

¿Hermoso, no?

Dios les bendiga siempre hermanos y amigos.

Amén.