Datos personales

Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

jueves, 8 de abril de 2010

EL LOGOS EN JUAN 1:1


Por A. Buzzard, teologo unitario.

.
No hay otra razón, que la fuerza del hábito, para entender que la “Palabra” en Juan 1:1 significa una segunda persona divina, antes del nacimiento de Jesús.11 Una personificación similar de la sabiduría en Proverbios 8:22,30 y Lucas 11:49 no significa que “ella” es una segunda persona. No hay una forma posible de acomodar una “segunda persona divina” en la deidad revelada como Juan y Jesús la entendieron. El Padre permanece, como siempre ha sido, “el único Dios verdadero” (17:3) “el que solo es Dios (5:44). Leyendo el término “Logos” (“Palabra”) en una perspectiva del Antiguo Testamento entenderemos que es la actividad de Dios en la creación, su orden dador de vida por medio del cual todas las cosas vinieron a existir (Salmo 33:6-12). La Palabra de Dios es el poder por el cual Sus propósitos adelantan (Isaías 55:11). Si nosotros la tomamos prestado de otra parte en el Nuevo Testamento deberemos igualar la Palabra con el mensaje creador de salvación, el evangelio. Este es el significado a lo largo del Nuevo Testamento (Mateo 13:19; Gálatas 6:6, etc ).

Es este complejo de ideas el que va a formar el significado del Logos, la “Palabra”. Por medio de él (Logos) todas las cosas fueron hechas, y nada fue hecho sin él” (Juan 1:3). En Juan 1:14 la palabra se materializa en un ser humano real teniendo un origen divino en su concepción sobrenatural. Desde este momento, en “el cumplimiento del tiempo” (Gálatas 4:4), el único Dios se expresa a sí mismo en una nueva creación, la imagen de la creación original en Adán. La concepción y el nacimiento de Jesús marcan una nueva fase sin precedente del propósito de Dios en la historia. Como el segundo Adán, Jesús arma la escena para el programa completo de la salvación. El abre el camino a la inmortalidad. En él el propósito de Dios es finalmente revelado en un ser humano (Hebreos 1:1). Todo esto no significa, sin embargo, que Jesús renunció a una vida por otra. Eso hubiera perturbado seriamente el paralelo con Adán quien fue también “Hijo de Dios” por la creación directa (Lucas 3:38). También estropearía el monoteísmo puro revelado a todo lo largo de las Escrituras las cuales “no pueden ser quebrantadas” (Juan 10:35). Antes, Dios comienza a hablarnos en el primer siglo D.C. en un Nuevo Hijo, su última Palabra al mundo (Hebreos 1:1). Es la noción de un Hijo eternamente existente la que desbarata tan violentamente el esquema bíblico, desafiando el monoteísmo y amenazando la humanidad real de Jesús (1 Juan 4:2; 2 Juan 7).

Esta comprensión de Jesús en el Evangelio de Juan pondrá a Juan en armonía con sus compañeros apóstoles, y el monoteísmo del Antiguo Testamento será preservado intacto. Los hechos de la historia de la iglesia muestran que el monoteísmo irrestricto de las Escrituras Hebreas, fue pronto, después de los tiempos del Nuevo Testamento, abandonado bajo la influencia de distintas ideas Griegas. Al mismo tiempo el marco predeterminado para el Mesianismo fue olvidado, y con él la realidad del Reino Mesiánico futuro. El resultado fue años de conflicto aún no resueltos sobre cómo una segunda persona divina preexistente pudo ser combinada con un ser plenamente humano en un solo individuo. El concepto de la preexistencia literal para el Mesías es la idea intrusa, la parte del acertijo Cristológico que no encaja. Sin él emerge una clara figura de Jesús dentro de los términos de la revelación Hebrea y las enseñanzas de los apóstoles. Dios, el Padre, permanece verdaderamente como el único Dios verdadero, el único quien sólo es Dios (17:3; 5:44) y la singularidad de Jesús con su Padre está basada en una unidad de función representado por uno quien es verdaderamente el Hijo, como la Biblia en todas partes, además, entiende ese término (10:36). Si el Cristianismo debe ser revivido y unificado deberá serlo sobre la base de creer en Jesús, el Mesías de la Biblia, no estropeado por las especulaciones extraviadas de los Griegos quienes manifestaron muy poca simpatía por el mundo Hebreo en donde nació el Cristianismo.