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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

martes, 25 de agosto de 2009

-HE AQUÍ EL HOMBRE-


Por Ingº Alfonso Orellana

Estas palabras de Pilato han intrigado a más de un lector del evangelio de Juan, incluyendo a un servidor.

En mi jornada por los caminos religiosos de este mundo, he podido observar el efecto que la persona de Jesús ha tenido en hombres de toda clase, desde profesionales hasta campesinos. Este efecto, llamémosle “el factor Jesús,” ha transformado las vidas de TODOS los que le han conocido. No es en balde que Pablo escribió a los filipenses que “toda rodilla se doblará” ante el nombre Jesús. No dice que sólo las rodillas de creyentes arrepentidos se doblaran.

Hace un par de años un amigo me facilitó una copia de un libro escrito por un señor de nombre Charles Templeton. El libro, “Farewell to God,” crudamente traducido, “Adiós a Dios,” relata cómo, después de haber tenido una experiencia de salvación sobrenatural y convertirse en uno de los más aclamados evangelistas emergentes al lado de Billy Graham, su fe se debilitó por motivos de no entender la razón del mal en este mundo si en verdad existe un Dios amoroso.

Esta semana otro amigo me facilitó un libro escrito por un periodista de nombre Lee Strobel, titulado; “A Case for Faith,” o ‘Un caso de fe.’ El caso de esta persona fue inverso al de Templeton. Lee fue de ateo a creyente después de lanzarse a destruir la fe cristiana con miras a probar que todo era una fantasía, una especie de muleta psicológica.

El asunto es que Lee decidió entrevistar a Templeton. Aquí viene lo interesante. En la entrevista Templeton se definió a si mismo como agnóstico; expresó que no es que el no creyera en Dios, sino que le es imposible hacerlo. Dio una larga lista de preguntas con relación al sufrimiento humano que según él no pueden contestarse sin echar por la ventana el concepto de un Dios de amor. Aludió a su propia condición como enfermo de la enfermedad de Alzheimer como evidencia de la inexistencia de Dios.

Cuando Lee, sin embargo, le pregunto acerca de Jesús, Templenton se desplomó en sus entrañas y cediendo a las lágrimas, reconoció que ‘adoraba‘ a Jesús y que le ‘extrañaba.’ Hizo un gran esfuerzo por recobrar la compostura y, demás está decir que aquí termino la entrevista.

Después de medio siglo negando la existencia de Dios, este hombre moribundo, todavía era conmovido por el recuerdo de la figura imborrable de la persona más atractiva y grande que jamás ha vivido en esta tierra. Tal como Pilato, dos mil años antes, Templeton tuvo que reconocer “al Hombre.”

Les recomiendo a todos, lean los dos libros. El segundo está disponible en español, del otro, no sé.

Reciban mis saludos.

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