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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

viernes, 7 de noviembre de 2008

LA ANTESALA DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS

Los oficiales israelís en Jerusalén el miércoles reaccionaron a las noticias de la victoria de Barack Obama en la elección presidencial estadounidense con un grado de interés.

El liderazgo de Israel desde el Primer Ministro Ehud Olmert, y el ministro de relaciones exteriores Tzipi Livni, hasta el Presidente Shimon Peres, todos ofrecieron sus afectuosas felicitaciones a Obama en cartas personales y en expresas llamadas telefónicas.

Pero oficiales anónimos citados por Radio Militar y otros medios informativos israelís, expresaron su ansiedad que la ascensión de Obama acrecentará aún más la actual mayor amenaza existencial que afronta el estado judío: El programa nuclear iraní.

Obama repetidamente ha manifestado que él se reuniría con el liderazgo de Irán sin condiciones previas, una maniobra que los oficiales israelís temen le dará a Irán el revestimiento que necesita para completar su trabajo de una bomba nuclear sin temor de la intervención militar por Israel o Estados Unidos.

Los oficiales dijeron que no ven ningún cambio drástico o de importancia en la política de Estados Unidos con relación a otros asuntos relativos a Israel, tal como el proceso de paz con los palestinos y el combate contra el terrorismo islámico en la región.

El diario más grande de Israel, Yediot Ahronot, desintió con esa estimación un día antes de la victoria de Obama, advirtiendo que la política demócrata hacia Irán también se extendería a grupos como Hamas.

El liderazgo palestino en Ramallah, también cree que Obama alterará más la política estadounidense hacia Irán e Irak, y que será mucho más vigoroso que el Presidente Bush para obtener concesiones territoriales de Israel a favor de los palestinos.

Pero como hemos dicho antes, ponerse en contra de Israel es ponerse en contra de Dios, lo que redundaría en más maldición para los Estados Hundidos de Norteamérica.