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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

viernes, 10 de octubre de 2008

FALACIAS PSEUDOCRISTIANAS: CONQUISTANDO SUENOS?

Analizando algunas espurias enseñanzas que pretenden ser doctrina cristiana.
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"Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad? He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y todas las cosas que hay en ella" (Deuteronomio 10: 12-14)
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Hace poco recibí vía email una promoción de una de tantas empresas cristianas (a las que se les llama "ministerios"), que decía así:
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"Como conquistar tus sueños. Dante Gebel explica en video como cualquier ser humano, hijo de Dios, puede conquistar un sueño. Si tienes un sueño y aun este no se ha hecho realidad no puedes dejar pasar la oportunidad de aprender a desarrollarlo. En este video aprende los pasos para conquistarlo" (1) (énfasis nuestro)
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Según esa oferta publicitaria, el muy conocido "showman evangélico" Dante Gebel nos va a enseñar a "conquistar nuestros sueños"; nos va a explicar "como cualquier ser humano, hijo de Dios, puede conquistar un sueño" (2), dando a entender el mensaje publicitario, por tanto, que todo ser humano es hijo de Dios (¿¡), y que existe una técnica espiritual para hacer que ese sueño (llámesele imaginación, fantasía o deseo) se pueda "aprender a desarrollarlo…y conquistarlo". En otras palabras, que esa fantasía deseada a la postre, podrá convertirse en una realidad para su vida.
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Una espuria enseñanza que pretende ser cristianismo.
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Haciendo del lenguaje un todo poder
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El famoso cantante Marcos Witt, en su reciente visita a Madrid (España), invitado por el joven Fran Quesada, promotor principal de la Concentración Masiva de Jóvenes 2008 (CMJ´08), "coincidió con Quesada en que "los cristianos debemos cambiar nuestro lenguaje cuando nos referimos a España, porque cambiando nuestro lenguaje cambiaremos nuestra visión y podremos cambiar la realidad" (3)
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Bajo la sombra y espíritu de Claudia de Castellanos está César Castellanos, quien de acuerdo con cientos más, exclama que "los sueños son el lenguaje del Espíritu" (4).
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De igual manera en cuanto a esto, Marcos Witt nos asegura que si decimos o confesamos lo que deseamos (o soñamos), esto llegará a producirse en la realidad; es decir – como dice Witt - por nuestra confesión positiva, cambiaremos nuestra visión (o entendimiento de la realidad que deseamos), y la podremos implementar en lo natural.
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En otras palabras, según esto, nosotros somos pequeños dioses, que si nos ponemos de acuerdo en algo (como por ejemplo en cambiar nuestra nación), lo conseguiremos. De hecho, esto no se aparta del concepto religioso/mitológico griego, en cuanto a que las cosas ocurrían en la tierra cuando los múltiples dioses del Olimpo por fin se ponían de acuerdo en algo… Parece ser que ahora somos nosotros, los cristianos, los nuevos dioses.
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Marcos Witt, César Castellanos, Dante Gebel, Cash Luna y varios cientos más han llegado a creer (o así dicen creer) que al "confesar positivamente" y todos juntos, esto hará que una nación se convierta a Cristo. Lejos de tener apoyo bíblico, veremos que esta forma de pensar tiene su base en la ocultista Nueva Era.
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Razonemos. Por reconocer y declarar que en la actualidad mi querida nación, España, está poblada en su mayoría por gentes que no han nacido de nuevo, eso es llanamente decir la verdad. Tanto es verdad esto, como decir que hay personas que sí han nacido de nuevo, aunque en cuantía diametralmente inferior.
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Se adentra en lo supersticioso llegar a creer que por decir la verdad en términos de la realidad actual, esto hará que una nación como España no se convierta a Cristo, o que, contrariamente, por declarar nuestro deseo de que se convierta, o por "decretar" o "confesar" su salvación, ello finalmente ocurrirá. Todo ello es solamente vanidad.
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En fin, indignado y harto ya de todos estos mensajes que pretenden ser cristianos, pero que derivan directamente de los think tankers del Nuevo Orden Mundial, y a su vez del mismo infierno, no he tenido por menos que ponerme de nuevo a escribir sobre este manido asunto, que está haciendo mucho daño a muchos cristianos – sobre todo a jóvenes y adolescentes - que aunque verdaderos hijos de Dios, han recibido por herencia el más que reprobable regalo de la búsqueda de la felicidad de esta sociedad hedonista inmersa en el llamado "estado del bienestar", consumista y adoradora del placer…y en el medio "cristiano", además, envuelto en el papel de la "fe".
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El mal entendimiento de lo que es la feHoy en día en tantos círculos presuntamente cristianos, paralelamente al concepto "fe", se alinea el concepto "sueños", pretendiendo que tener fe y soñar es lo mismo, y no se puede disociar una cuestión de la otra.
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Como podemos ver, se conjuga el soñar, con la fe, como que esa fe fuera generada por la capacidad y obra del soñar. No deja de ser esto filosofía hueca, típica de la corriente de la Nueva Era (New Age), que a su vez proviene de la creencia hindú y pagana, muy apoyada por la psicología moderna que la ha establecido en la cultura occidental e introducido en el seno eclesial, sobre todo de corte neopentecostal.
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Al respecto, el reconocido autor apologista Dave Hunt, escribe lo siguiente:
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"El creciente uso de imágenes visuales está estrechamente relacionado con la creencia hindú en "maya" (que todo es una ilusión creada por la mente), y el respaldo que ha recibido de la psicología le ha dado respetabilidad en la moderna cultura de Occidente, y por ello en la Iglesia" (6)
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Por tanto, según esa espuria creencia, todo existe y depende de lo que produce la mente, ya que todo estaría en la mente, y según se piensa y se confiesa, se produce. Este es el concepto budista de que cada uno es un pequeño dios, y así puede crear con sólo confesar con la boca.
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Lamentablemente esta creencia, más o menos disfrazada, ha entrado como decimos en el seno eclesial. Por tanto y de hecho, Dios como tal, pasa a un segundo plano, ya que según se llega a creer, el cristiano tiene capacidad para crear. ¡A Dios le han surgido pequeños competidores; sus propios hijos! (¡qué necedad!)Todos esos creyentes que siguen esta corriente espuria, ya no buscan el hacer la voluntad del único Dios, sino la suya, buscando el cumplimiento y "conquista" de sus sueños o deseos. Ya no es la voluntad de Dios lo que prima, sino la suya (de ellos) en definitiva.
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Esa es la razón por la cual en el seno del G12 y aledaños, en esas iglesias, pasan el tiempo de oración declarando, decretando y confesando esto y aquello, y creyendo que ocurrirá, porque es lo que su particular fe les insta a hacer. Por eso muchos se toman la libertad de amedrentar y hasta maldecir a los que suponen adversarios de sus creencias; como hace poco supe, que uno de esos famosos apóstoles del G12 en España, le dijo a un miembro de una de sus iglesias - inconforme con él, pero conforme a la Palabra - que mejor que se fuera de la iglesia, porque no aceptaba la "visión", y que tuviera mucho cuidado "de que nada malo le fuera a ocurrir"… Sin comentarios.
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Lo divino y lo humano
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La Biblia dice que la fe es la "certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (He.11: 1), y tal certeza y convicción, solamente pueden provenir por orden expresa de Dios, y nada tienen que ver con la voluntad humana, y menos aún con cualquier cuestión de fantasía o imaginación, tanto pueril, adolescente, madura, o senil.
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La fe, como "certeza de lo que se espera, y convicción de lo que no se ve", sólo es dada por el Espíritu Santo, sin el concurso de la carne.
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En primera instancia, fe no es lo que anhela o llega particularmente a creer un cristiano, por muy lógico, deseable, lícito, bueno, esperable, esperanzador que sea. Fe es sólo lo que Dios dice.
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La fe no es humana; es divina.
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El soñar (como expresión del deseo de uno), es humano. Cuando en este sentido mezclamos lo divino con lo humano, mezclamos lo divino con lo profano.
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Lo profano, porque surge de la misma naturaleza del hombre que es caída, y por tanto, nada que provenga del hombre en sí podrá agradar a Dios: "Sacrificio y ofrenda no te agrada…" (S. 40: 6). La iniciativa sólo humana no puede hacer la voluntad de Dios, por muy bien intencionada que sea. El deseo o sueño solamente humano no puede hacer la voluntad de Dios.
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Decimos pues que, el soñar – es decir – el mantener y fomentar en la mente y en las emociones un deseo particular y personal, nada tiene que ver con la fe, la cual, si es auténtica, sólo proviene de Dios, y no del corazón del hombre.
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Fe y obediencia
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La fe es la expresión de la verdadera voluntad de Dios, muchas veces contraria al deseo del hombre, y un ejemplo incuestionable de ello, lo tenemos en la vida del mismo Señor Jesucristo, cuando en el huerto de Getsemaní, orando al Padre le pidió que le librara de la copa de la ira que él iba a beber (la cruz).
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En este ejemplo vemos como la fe – como expresión de la voluntad de Dios- prevaleció ante el muy lógico y humano deseo de Cristo Hombre de ser librado de ese mal. Vemos también que la fe fue activada – no por el deseo, o el soñar – sino por la obediencia. Jesús a la postre dijo: "Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase Tu voluntad" (Mt. 26: 42)
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El deseo - muy humano por cierto - de no ir a la cruz por parte de nuestro Señor, evidentemente no era fe. Vemos aquí que la fe se opuso al deseo y al sueño de bienestar de un hombre; en este caso, del único hombre que por ser justo en sí mismo podía dar su vida por los demás (1 Pr. 3: 18)
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Vemos por tanto, que el morir a uno mismo, es diametralmente opuesto al sentido humano del "conquistar sueños", de ser paladines de nuestra propia, y a todas luces egoísta felicidad, aun y cuando lo camuflamos de "conquista para Cristo".Por tanto, ¡Cuántas veces nuestros deseos (sueños) deberán morir ante la verdadera fe, como expresión de la voluntad de Dios, si es que queremos realmente vivir en obediencia a Él!
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El astuto y perverso diablo.
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No nos engañemos. Tenemos una muy intensa aunque muy sutil también, lucha con las tinieblas.
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Es cierto que el asunto tiene que ver con la conquista, pero no la de los sueños, como enseñan Gebel, Castellanos, Witt y cientos más, sino con la del diablo respecto a nuestros corazones, y él malvado, pero a la vez muy astuto, sabe que "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso…" (Jer. 17: 9). Por eso la misma Biblia nos insta a guardar nuestro corazón por sobre todo (Prov. 4: 23).
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Bienaventurado el creyente obediente a Dios
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¿Sabe usted querido hermano, cómo lograremos guardar nuestro corazón? Cuando dejemos de ser llevados por nuestro deseo en la vida, por su particular - y muchas veces legítimo soñar - y contrariamente, seamos guiados por el Espíritu Santo y conforme a Su Palabra escrita, buscando desde la misma raíz de nosotros mismos el OBEDECER a Dios SIEMPRE, como hizo Jesús.
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Escribe Dave Hunt al respecto:
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"Ya no nos es necesario recibir "poder" de Él para dirigir nuestras propias circunstancias para que se ajusten a lo que nosotros podamos querer, sino que querremos obedecerle de modo que Él pueda glorificarse en nosotros, "o por vida o por muerte" (Fil. 1: 20). Una de las verdades de las Escrituras que menos se comprenden es que una obediencia así del cristiano, no es un seguimiento forzoso de una ley, sino una sumisión gozosa a un amor tan profundo que no hemos siquiera comenzado a sondear sus honduras sin fondo" (8)
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¡Ríndale su vida a Cristo!
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Esa es la verdadera vida y la verdadera conquista, la cual Él consiguió para nosotros en la cruz del Calvario. Ese es el único, verdadero y eterno pacto que Dios hizo con nosotros, una vez y para siempre (1 Co. 11: 25)No nos preocupemos, porque los deseos de nuestro corazón (los que sean de Dios), se cumplirán en Su tiempo como cosa añadida, porque Él es bueno y muy misericordioso:
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"Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan" (Hebreos 11: 6)"Deléitate asimismo en Jehová, y Él te concederá las peticiones de tu corazón" (Salmo 37: 4)
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Nótese que es Jehová quien nos concede las peticiones nuestras; no lo conseguimos nosotros "conquistando los sueños", "cambiando el lenguaje" o "decretando"…Ante todo busquemos en verdadera fe el cumplimiento de Su voluntad, como cosa primera en nuestra vida.
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¡Que Él sea nuestro primer amor! Recordemos:
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"Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará" (Mateo 16: 25)
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Dios les bendiga.