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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

viernes, 10 de octubre de 2008

LA RESTAURACION DEL PARAISO TERRENAL

“Una de las principales nostalgias que invaden al ser humano, tal vez la más intensa y persistente de todas, es la nostalgia del paraíso perdido. En todos los niveles se evidencia cierto anhelo por el paraíso”. Tal nostalgia es natural, pues como la Biblia nos recuerda, la vida humana empezó en el Paraíso, un hermoso jardín bien regado por la cabecera de tres ríos donde no se conocía el envejecimiento ni enfermedades ni muerte (Génesis 2:8-15). Después que la familia humana perdió el hogar paradisiaco empezó progresivamente a envejecer enfermar y finalmente morir, Entonces recibió la promesa de una futura restauración. Promesa que por muchos siglos se transmitió entre generaciones. La esperanza de de vida futura restaurada en algún tipo de paraíso terrestre.

En muchas partes de la Biblia (como en Isaías 35:1-10) podemos leer acerca de la verdadera esperanza del Paraíso futuro (Isaías 51:3). Por ejemplo, el capítulo 35 del libro profético de Isaías describe la transformación de regiones desérticas en parques ajardinados y campos fértiles. Los ciegos recobran la vista, los mudos el habla y los sordos el oído. En este Paraíso prometido no hay desconsuelo ni suspiros, lo que implica que ni siquiera existe ya la muerte. (será cosa del pasado) ¡Qué promesa tan maravillosa! ¿Cómo deben entenderse estas palabras? ¿Nos brindan alguna esperanza a los que vivimos hoy? El análisis de este capítulo de Isaías nos dará la contestación a estas preguntas.

Una tierra de personas desoladas se regocija

Isaías inicia de este modo su profecía inspirada acerca del Paraíso restaurado: “El desierto y la región árida se alborozarán, y la llanura desértica estará gozosa, y florecerá como el azafrán. Sin falta florecerá, y realmente estará gozosa con gozo y con alegre gritería. La gloria del Líbano mismo tendrá que serle dada, el esplendor del Carmelo y de Sarón". Habrá los que verán... (la restauración y el esplendor) Isaías 35:1, 2.

"La Nueva Tierra de personas pacificas" tendrán buenas razones para alegrarse, pues les aguarda un futuro espléndido. Isaías predice: “En aquel tiempo los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos mismos de los sordos serán destapados. En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo, y la lengua del mudo clamará con alegría” (Isaías 35:5, 6a).
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Bendiciones con aguas refrescantes

Cuesta imaginarse un paraíso sin agua. En el Paraíso original de Edén había abundancia de agua (Génesis 2:10-14). Es oportuno, por tanto, que Isaías haga esta refrescante promesa: “En el desierto habrán brotado aguas, y torrentes en la llanura desértica. Y el suelo abrasado por el calor se habrá puesto como un estanque lleno de cañas; y el suelo sediento, como manantiales de agua. Las zonas desoladas por las que antes vagaban los chacales estarán cubiertas de vegetación exuberante. El terreno seco y polvoriento se transformará en “un lugar pantanoso” donde crecerán el papiro y otras plantas semejantes a la caña que viven cerca del agua.Habrá regocijo hasta tiempo indefinido

El capítulo 35 de Isaías finaliza con una nota alegre: “Los mismísimos redimidos volverán y ciertamente vendrán (al nuevo gobierno reinante) con clamor gozoso; y habrá regocijo hasta tiempo indefinido sobre la cabeza de ellos. Alborozo y regocijo alcanzarán, y el desconsuelo y el suspirar tendrán que huir” (Isaías 35:10).

La profecía de Isaías, pronunciada en el pasado, se habrá cumplido. El desconsuelo y los suspiros se tornan en alborozo y regocijo, una vez restaurada su tierra se abra cumplido su promesa. ¡Se abra restaurado el Paraíso, tanto físico como en el sentido espiritual!

El nacimiento de una nueva nación

En el momento determinado, durante su ministerio terrestre, Jesús preparó el terreno para el nacimiento de una Nueva Nación. Restituyó con sus enseñanzas, las autenticas normas que regirán su reinado y, las aguas de la verdad del reino (Nuevo Gobierno) empezaron a fluir nuevamente. También curó a los enfermos tanto en sentido físico como espiritual. La proclamación de las buenas nuevas del Reino de Dios constituyó un clamor gozoso. Que demostración tan consoladora manifestó Jesús, (con sus acciones), de las curaciones y resurrecciones, que llevara a cabo mediante su reinado, mientras restaure del Paraíso terrestre.

Recordamos las palabras en Isaías 35:3 donde pasa a decir: “Enderecen las manos que cuelgan y las rodillas debilitadas”. De seguro parece que en el siglo primero de nuestra era hubo un cumplimiento de las palabras del capítulo 35 de Isaías. Como resultado de los milagros de Jesús y sus discípulos, los ciegos vieron, los sordos oyeron, los cojos caminaron y los mudos recuperaron el habla en sentido literal, incluso demostró el poder sobre la muerte resucitando... (Mateo 9:32; 11:5; Lucas 10:9). Pero más importante es el hecho de que los amantes de la justicia abandonaron las creencias falsas y llegaron a disfrutar de un paraíso en sentido espiritual dentro de la Nueva Nación, dirigida por el Gran Maestro Jesús (Isaías 52:11; 2 Corintios 6:17).

¿Qué puede decirse de nuestros días, cuando la profecía de Isaías se complementa en la actualidad al ser entronizado Jesús como Rey Mesiánico de la Nueva Nación que tiene como misión restaurar el Paraiso?

¿Y qué podemos decir de los cumplimientos futuros?

¿Se cumplirá algún día la profecía de Isaías en sentido físico? Así es. Las curaciones milagrosas que efectuaron Jesús y sus apóstoles en el siglo primero demostraron que Jesús, (como Rey Reinante), tiene el deseo y la capacidad de realizar tales curaciones a gran escala en el futuro. Los Salmos inspirados hablan de vida eterna en condiciones pacíficas en la Tierra (Salmo 37:9, 11, 29). Jesús prometió vida en el Paraíso (Lucas 23:43). La Biblia ofrece, de principio a fin, la esperanza de un paraíso literal. En este, los ciegos, los sordos, los cojos y los mudos experimentarán una curación física permanente. Ya no habrá más desconsuelo ni suspiros. El regocijo verdaderamente durará hasta tiempo indefinido, aun para siempre (Revelación 7:9, 16, 17; 21:3, 4).

Aunque los mansos de la Tierra que aguardan la restauración del Paraíso físico terrestre, ya están disfrutando de las bendiciones del paraíso espiritual. Se enfrentan con optimismo a las condiciones de este sistema en deterioro. Con firme confianza en el Nuevo Gobierno de la Nueva Nación, donde se animan unos a otros, teniendo así en cuenta la siguiente admonición: “Fortalezcan las manos débiles, y hagan firmes las rodillas vacilantes". Digan a los que están ansiosos de corazón: "Sean fuertes no tengan miedo". Están plenamente convencidos de que se cumplirá la promesa profética: “¡Miren! vendrá en su poder, aun a cumplir su propósito. Él mismo vendrá y los recatara” (Isaías 35:3, 4).

Preparado y conformado por

Cecilio Garago

Más sobre el Paraíso restaurado en:

www.eterblogs.com/evangelio/