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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

lunes, 6 de octubre de 2008

EL SATÁNICO PAPADO Y LA MAL LLAMADA CANONIZACION

Por Ingº. Mario A Olcese (Apologista)

De acuerdo a la iglesia Católica, Apostólica y Romana, los santos son aquellos que han logrado la canonización papal, por la cual una persona es merecedora de culto. La canonización, según Roma, tiene como fin presentar a una determinada persona como modelo de virtudes cristianas ante los creyentes, dándole reconocimiento por el grado de perfección alcanzado y como intercesor ante Dios. La canonización Católica-Romana se lleva a cabo mediante una solemne declaración Papal que confirma que una determinada persona está, con toda certeza, contemplando la visión de Dios. El creyente puede entonces rezar con confianza al ahora santo para que éste sea su intercesor ante Dios.

En buena cuenta, los santos Católicos evidentemente son unos pocos hombres privilegiados que, por un decreto papal, pueden contemplar a Dios y ser supuestamente intercesores entre los hombres y la divinidad. Sin embargo, ¿es esta práctica romanista hallada en la Biblia? ¡Pues, no! Y es que no hay nada semejante registrado en las Escrituras, las cuales, en cambio, nos presentan a una gran multitud de santos VIVOS de ambos sexos, de todas las clases sociales, y en todas las iglesias que se iban edificando en aquel entonces (ver 2 Cor. 1:1; 13:13; Efe. 1:1; Fil. 1:1; 4:22; Col. 1:2; 3:12; 1 Tes. 5:27; Flm 1:5; Heb. 3:1; 13:24). Además, a todos estos santos de la Biblia se los describe simplemente como siendo miembros de la iglesia de Cristo y como los celosos “guardadores de los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”! (Ver. Apocalipsis 14:12). Estos no eran individuos súper especiales como supuestamente sostiene el catolicismo, hombres que tenían virtudes sublimes, que podían obrar milagros extraordinarios, y que estaban dotados del don de la ubicuidad o la bilocación, o que tuvieron una conducta impecable y perfecta, sino que eran todos los creyentes bautizados que vivían vidas corrientes, que criaban hijos, que atendían sus negocios con honradez pero que aún estaban en proceso de perfección permanente. En las Escrituras se nos dice que los Ancianos de las iglesias fueron establecidos para el perfeccionamiento de los santos, un hecho que nos llama mucho la atención, ya que implica que los santos podían ser aún individuos imperfectos y estar aún cayéndose y parándose en su andar cristiano (ver Efe. 4:11,12).

Pero lo que nos parece más trágico de la práctica y creencia católica sobre la canonización de los santos es que excluye a la gran mayoría de sus fieles del grupo “selecto” de los santos, privando así a casi mil millones de sus seguidores de eventualmente ver a Dios cara a cara y de estar ante su presencia en la vida futura. Y digo esto porque el Apóstol Pablo fue muy enfático al decir: “Seguid la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá a Dios” (Heb. 12:14). Es decir, si alguno quiere algún día ver a Dios y morar en su presencia, tiene que hacerse un santo, de lo contrario sólo le esperar ver y estar con los perdidos en las tinieblas de afuera.

Así que cuando en la misa de difuntos el cura dice en su sermón algo así como: “Nuestro hermano Fulano de tal ya está gozando en la presencia del Señor” sólo me queda preguntarme: ¿Pero cómo puede estar este muertito ante la presencia del Señor si supuestamente éste no logró la santidad para poder ver a Dios a través de la canonización papal? Esta es otra de las muchas contradicciones del Catolicismo Romano.

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