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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

sábado, 20 de septiembre de 2008

EL PADRE Y EL HIJO: SU INTIMA RELACION

Aunque en la sinóptica evangelios Jesús ejerció moderación ante el público acerca de su "verdadera identidad" como el Mesías, los escritores dejan ninguna sombra de duda en las mentes de ambos seguidores y posteriores lectores acerca de quién fue él: de Dios y único Hijo que fue comisionado ["enviado"] como Su supremo agente en la "consolación de Israel" y la inauguración del "reino de Dios".

Si algo, los muchos milagros, curación, y exorcismos no eran para demostrar a nadie que Jesús era Dios, ni ninguna parte de una Divinidad eterna [Trinitariana], sino simplemente para "creer las obras" para que podamos saber y entender que "Dios estaba en Cristo conciliando el mundo a sí mismo" [2Cor 5,19]. Así que las palabras que Jesús habla no fueron sus propias palabras, "sino el Padre que mora en mí hace Sus obras" [10. 38; 14,10 ].

Esta clase de lenguaje claramente señala a ambos una subordinación y una dependencia de parte de Jesús en su Padre divino. Una dependencia que se extiende hasta su reconocimiento de él como el "único e incomparable Dios verdadero", de quién la alabanza, el honor y la gloria se originan [5.44 ; 17.3 ].

Tal como los patriarcas y los profetas de antaño, Dios pudo realizar milagros de proporciones épicas como una forma para revelarse a Sí Mismo al mundo a través de su pueblo escogido. No deberíamos olvidarnos de que Moisés realizó mayores milagros y señales que cualquiera antes de él, y Josué probablemente llevó a cabo el máximo milagro de todos cuando él detuvo el sol y la luna, puesto que" no hubo día como ese antes de que él o después que él, cuando YHWH escuchó la voz de un hombre" Joshua 10.12-14 .

De modo semejante, "Dios levantó a Su siervo Jesús y lo envió a bendecir [gente] por medio de volver a cada uno de sus caminos malvados...ungiéndole con el Espíritu Santo y con poder...él se ocupó de obrar bien y sanando a todos lo que estaban oprimidos por el diablo, pues Dios estaba con él" [Hechos 3.26 ; 10.38 ]. Estando desafiado acerca de sus reclamos enormes como el agente único, especial de Dios [autorizado para ser "Señor del Sábado", más grande que cualquier otro profeta, Salomón o el templo mismo; Mat 12], Jesús contestó que él podía hacer nada de propia iniciativa pues él sólo podía hacer lo que él comprendió que era la voluntad de su Padre [Mat. 26:39 ; Juan 5 : 19, 30 ; 6:38 ; 8:28 ; 12:49 ; 14:10 ].
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"...Jesús ciertamente había demostrado que la obediencia absoluta a Dios, había hablado de Dios con esa autoridad íntima, y había actuado con la autorización única que le pertenecía al representante y agente de Dios en la tierra, lo cual sería característico de uno que era (en los sentidos usualmente atribuidos para un Hijo en la antigüedad) en mucho el Hijo de Dios de verdad...lejos de usurpar la autoridad y el poder de Dios, Jesús estaba con creces autorizado para actuar como el agente acreditado de Dios. Él asumió una autoridad para declarar la voluntad de Dios para los hombres, y actuar de acuerdo a esa voluntad, algo semejante como no había sido reclamado por ninguna figura previa en la historia religiosa de los judíos...Describirse a sí mismo...como _ el Hijo de Dios ' habría sido una forma de reclamar tal autorización divina sin precedente, al mismo tiempo que conservar intacto ese respeto para la unidad indivisible de Dios que fue la posesión instintiva de cualquier judío religioso". A. E. Harvey, Jesús y las Restricciones de la Historia, Duckworth, 1982, p 154-157, 167-168.

El significado detrás del motivo de los milagros y las señales que el escritor de Juan tiene la intención de ilustrar es uno de Padre e Hijo obrando en armonía completa y absoluta con cada otro, describiendo la unidad perfecta de propósito y la acción posible.

Jesús, el siervo siempre fiel e instrumento de YHWH, siempre llevó a cabo la voluntad de su "Dios y Padre" [20.17]. Esto es deletreado en la locución: "Yo y el Padre somos uno" 10.30. Sabemos que éste es el significado que Jesús pretendió porque, sólo algunos capítulos más tarde, Jesús desea que la misma unidad esté realizada entre Dios y los Cristianos:

...Guárdalos en Tu nombre, el nombre que Tú me ha dado...la gloria que Tú me has dado la he dado a ellos, para que sean uno, así como nosotros somos uno" [17.11, 22; cp . Rom 12.5; Gal 3.28 ].

[Note la cualidad transcendente, transferible de la "gloria de Dios"]
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Así que ahora, según el principio hebreo de Agencia, tal como a él ha sido comisionado [enviado] y apoderado [Espíritu Santo] para hacer tales milagros y señales, él asimismo encarga y faculta a los primeros cristianos a hacer lo mismo. Darles "las llaves del reino de los cielos", de modo que cualquier cosa que aten en tierra "habrá estado atado en cielo, y lo que sea que ellos desaten en tierra habrá sido desatado en cielo" Mat 16.19 :

"A quienes remitiéreis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviéreis, les son retenidos. Juan 20.23

"Él que cree en mí, las obras que yo hago, él hará también; Y mayores obras que estas él hará; Porque voy al Padre... a fin de que el Padre puede ser glorificado en el Hijo " [5.20; 14.12-13].