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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

domingo, 17 de agosto de 2008

ADULTERIO ESPIRITUAL


Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
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Adulterio. (Del lat. adulterĭum).
m. Ayuntamiento carnal voluntario entre persona casada y otra de distinto sexo que no sea su cónyuge. 2. ant. Falsificación, fraude.

Fraude. (Del lat. fraus, fraudis). m. Acción contraria a la verdad y a la rectitud, que perjudica a la persona contra quien se comete. 2. Acto tendente a eludir una disposición legal en perjuicio del Estado o de terceros.
3. Der. Delito que comete el encargado de vigilar la ejecución de contratos públicos, o de algunos privados, confabulándose con la representación de los intereses opuestos. en ~ de acreedores. loc. adj. Der. Se dice del acto del deudor, generalmente simulado y rescindible, que deja al acreedor sin medio de cobrar lo que se le debe. U. t. c. loc. adv.

2 Co. 4:2 Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios.

Como hemos visto, la palabra "adulterio" no es un término exclusivista para las relaciones carnales ilícitas en el matrimonio, sino también es competente en aquello que implique una falsificación o un fraude que puede ser de índoles diversas. Pablo advierte al cristiano para que la Palabra de Dios no sea adulterada. Adulterar la Palabra de Dios se entiende que su real contexto ha sido distorsionado, alterado por otro, así qué, su significado, es diferente al original, dando como resultado un producto genuinamente herético. Las prácticas mundanas, incluyendo la idolatría en sus más variadas y diversas formas, acaban en el adulterio espiritual. En las Escrituras Dios muestra el adulterio espiritual de Samaria y Jerusalén a través de una alegoría (Ez. cap. 23, leerlo por favor). Samaria y Jerusalén se habían prostituido siguiendo las costumbres paganas y profanas de las naciones extranjeras. Dios las compara como dos hermanas siempre separadas, incluso, desde la cautividad en Egipto, dónde fueron contaminadas con sus ídolos y costumbres contrarias a Dios.

Samaria, después de prostituirse y adulterar con Asiria y Egipto, fue hollada por Asiria (Ez.23:5-10). Jerusalén, siguiendo el maligno y nefasto proceder de su "hermana", fue depuesta para un tremendo y severo juicio de parte de Dios, y los caldeos, los babilonios, y algunas de las tribus de la frontera Oriental (Pecod, Soa y Coa) fueron el instrumento para que dicho juicio se cumpliera (Ez.23:23-24). Este adulterio espiritual, no es muy diferente al que se ha establecido hoy en día dentro de las Iglesias de auto denominación cristiana. Las herejías dogmáticas que sobreabundan contaminan al pueblo de Dios que es degradado para erguirse en una religión de adulterio oscuramente teológico y de propuestas materiales.

La Palabra de Dios es manipulada con astucia con el fin de justificar un "enredarse" con los asuntos del mundo con una máscara perversa y deslumbrante de reflexión espiritual. Los gustos extraños a Dios y que pertenecen al mundo son falsamente cristianizados y aprobados con gran regularidad en las Iglesias a causa de la ignorancia bíblica de grado superlativo que existe en ellas. Incapaces de poder discernir entre lo bueno y lo malo, los potenciales creyentes toman aquello que parece de Dios pero que no deja de ser un "santo ídolo" de reglas antiverticales.

Los templos revientan de gentes, no porque busquen en sus adentros una adoración seria y con denuedo para con Dios (me refiero, si temor a errar, por la mayor parte), sino porque esperan que Dios les provea por lo que siempre han ambicionado con actual frustración y "adorado" con enfermiza carnalidad. Dios es la solución inevitable y sobrenatural de sus sueños de codicia y que por otros modos no han podido culminar. Los maestros de la prosperidad se han encargado de propagar con ventaja inclemente una teología lóbrega y barata que están logrando sembrar con mucho éxito en los corazones de millones de creyentes potenciales y tantas veces sinceros pero ignorantes para discernir la mentira: una semilla de fruto sincrético y venenoso en demasía que los intoxica y empuja hacia el abismo de las inconsecuentes trivialidades materiales. Todo se mueve bajo los hilos negros de una condicionante de "poco doy y recibo mucho"; por desgracia y tristeza ese "recibo mucho" nunca se manifestará en sus vidas, mientras los bolsillo y las arcas de los abusivos y ávidos líderes y proxenetas de la muerte se atestan rápidamente por el "poco doy" acumulado en montones de los tantos y débiles espirituales.

La idolatría, no implica únicamente la adoración de figuras animales, de cosas o de seres humanos hechos a mano. La idolatría también se observa en la veneración de "ídolos vivos de carne y hueso" que pastorean sobre un terreno muy intrincado y enredado las Iglesias que presiden con soberbia y herejías de alto calibre y poder nuclear que conducen al adulterio espiritual. Lo creyentes que allí se reúnen pero que no se han tomado la molestia por averiguar en la Biblia las expectativas de la salvación futura en el Reino de Dios (muy pocos son los que la toman para conocer la verdad, y si usted es de esos perezosos y desinteresados en la lectura bíblica, creo, amigo mió, que está en un grave aprieto con respecto a su identidad como hijo de Dios, porque, si no la escruta, ¿cómo es posible que conozca lo qué Dios realmente quiere para su vida? ¡Es absurdo que pueda ser en esa situación!), han puesto una confianza completamente ciega en estos rapaces buitres y hambrientos lobos que parecen apacibles ovejitas y cándidos palomos y en sus ridículas predicaciones que están atiborradas de sucias malignidades que despiertan la codicia y la ambición, impregnadas de innumerables promesas y pactos que bíblicamente no llenan el requisito para ser ciertos, que solo hablan de cómo Dios lo hará prósperos en inmuebles costosos y en harto dinero, a menos que se esfuercen en aportar una considerable suma de "plata constante y sonante" para la "obra divina" y así Dios podrá bendecirlos con "reciprocidad benevolente" (¿?).

Todo cristiano, sin ninguna excepción, está obligado a poseer el carácter escudriñador bereano; miremos de qué se trata:

Hech. 17:10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. En cuanto llegaron, entraron en la sinagoga de los judíos.
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Hech. 17:11 Estos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.

Hemos apreciado que los hermanos de Berea eran personas receptivas (nobles) y muy interesadas en los asuntos de Dios. Sus corazones estaban abiertos a las verdades espirituales por lo que había gran avidez por éstas para su edificación. No conformes a la predicación de Pablo cuando visitó su sinagoga ya que eran judíos, verificaban la certidumbre de las palabras del apóstol por medio del escrutinio escritural. Para mala fortuna, en las Iglesias cristianas del tiempo actual, tal conducta de buen provecho está muy lejos de practicarse. Los congregados se han conformado en creer simplemente por oídas las prédicas y mensajes que en muchas ocasiones ni siquiera se sustentan en la Palabra de Dios sino a los ideales y propósitos del vulnerable y fallido corazón humano. El engaño, entonces, viene con toda razón y obviedad. Es el resultado de esa falta de espíritu escrutador que caracterizaba a los hermanos de Berea para no caer en el error religioso, en la herejía doctrinal, en el adulterio esprititual.

1 Tim. 6:3 Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, 1 Tim. 6:4 está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, 1 Tim. 6:5 disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.

Pablo advierte a Timoteo de los hombres que enseñan doctrinas dislocadas y no conforme a las Palabras del Señor Jesucristo. Es claro cuando dice que esos hombres son altivos y corruptos, de entendimientos cerrados a la verdad, manipuladores de la Palabra para sacarle provecho lucrativo, para obtener ganancias ilícitas, para hacer mercadería con hipócritas palabras a causa de su avaricia, como lo dijo también el apóstol Pedro en su segunda carta:

2 P. 2:3 y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.

La negligencia y pusilanimidad al conocimiento bíblico y el consentimiento de doctrinas tergiversadas que se inyectan como inóculos purulentos y mortales, están afectando como una septicemia bacteriana a un elevado contingente de creyentes sinceros pero ignorantes, creyentes impedidos y cegados que se encuentran bajo la directiva de unos pastores arrogantes y adúlteros, ungidos por Satanás y no por Dios, que los tienen esclavizado en una mentira ilusoria de promesas materiales que Dios, con deber y obligación, aclaro, según ellos, habrá de cumplirles. Estos adúlteros espirituales han hecho de Dios un completo mentiroso, ya que la Biblia no establece este modo de bendición para los hijos de Dios. Dios da como él quiera dar, poco o mucho, o nada. El es soberano, y punto.
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La doctrina de la prosperidad, es una ácida triaca religiosa proclamada a grito abierto por los pastores adúlteros y mundanos que arrastran a las ovejas a fornicar y también adulterar contra Dios al conciliar sus monstruosos e infernales dogmas e ilógicas razones.

El evangelio de Jesucristo enseña la culminación de la salvación en el Reino de Dios que se manifestará en el gobierno de Cristo y sus leales súbditos que han creído en él, cuando la Tierra quede por completo destituida del pecado y de la maldad. El evangelio no se centra en las ganancias y las riquezas presentes que provienen de este mundo que muere sin luz y sin esperanza, sin Cristo, sin salvación.

Lo del mundo es del mundo, lo de Dios es de Dios. No podemos servir a dos "señores", porque terminaremos amando a uno y aborreciendo a otro (Mt.6:24). Los maestros de la prosperidad, como Cash Luna y todo el nido de zorras que pertenecen a TV Enlace, sin dejar de olvidarnos para nada de otras más emisoras del misma extirpe fatídica y maldita, están realizando un trabajo excelentísimo de adulterio espiritual, haciendo que los creyentes amen más infieles al "dios Mamón" pero no al Hijo de Dios y Mesías que es el Fiel Esposo de la Iglesia santa y verdadera (Mt. 25:1-3; 2 Co.11:2; Ef.5:23-32; Ap. 19:6-9; Ap.22:17-20); y mientras esperan hacerse felices y dichosos con las supuestas promesas materiales que Dios habrá de cumplirles, sus adúlteros, "bondadosos" y "amorosos" líderes se hacen ricos "hasta reventar" a expensa de la gran cantidad de dinero desprendido de las billeteras y monederos de las personas que creen que con este condicionante "acto de ofrenda" Dios podrá materializarles ese esperado "milagro" que no deja de ser tan solo una utopía derivada del más ruin engaño. Así, el amor ágape viene a ser un forastero indeseable en esta clase de creyentes, como un extraño antígeno detestable que se introduce en sus mentes llenas de perversa carnalidad, porque sus normativas les producen alergia y purito en sus mezquinos y roñosos corazones ¡Qué patética manera de condenarse, en serio!

El pensamiento de Dios no está centrado en las riquezas terrenales para su pueblo, porque las riquezas aumentan la posibilidad a las tentaciones y a resultados indeseables que pueden ser irreversibles en ocasiones, a los deseos caprichosos y dañinos que conducen a la altivez y a la destrucción. Pablo explica que el amor al dinero es la raíz de todos los males. No es posible que la teología de la prosperidad este de acuerdo o compagine con el anterior pensar del apóstol de Tarso. La búsqueda de las riquezas materiales basada en una trasgresión de los preceptos bíblicos, entre otras cosas, aparta al creyente de la verdadera fe haciéndolo un adultero espiritual, porque anhela "casarse" con ellas para dejar a su Señor en un "divorcio" deliberado.

Por otro lado, los que son bendecidos materialmente por Dios (y no me refiero a los pastores ladrones de la prosperidad que se han hecho ricos por engaño y demagogia religiosa) a causa de sus prósperos y honorables negocios, como en el caso de profesionistas de gran éxito por su notable y estimado desempeño, como aquellos que han heredado por abolengo grandes fortunas, si son hijos de Dios, deberán tener en cuenta la advertencias del Señor y de sus apóstoles para no caer en el error de los que no tienen nada pero que quieren vivir como príncipes y reyes a expensas de una mala propaganda doctrinal de sus codiciosos pastores que lo único que desean es hacer ricos a través sus descabezadas e inocentes "ovejitas" (¿No serán "asnitos"?. . . 1 Tim.6:17-19).
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Dios les bendiga siempre.