Datos personales

Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.
Mostrando entradas con la etiqueta simbólico. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta simbólico. Mostrar todas las entradas

jueves, 3 de diciembre de 2009

LITERAL Y ESPIRITUAL



Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

«Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones. Y extranjeros apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros labradores y vuestros viñadores. Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis llamados; comeréis las riquezas de las naciones, y con su gloria seréis sublimes. En lugar de vuestra doble confusión y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual en sus tierras poseerán doble honra, y tendrán perpetuo gozo» (Is.61:4-7).

Los que no creen en el premilenarismo y aceptan la espiritualización del Reino de Dios, “a la griega”, no conciben un gobierno milenario terrenal porque exige un cumplimiento literal, objetivo, de bendiciones materiales, tan reales como el sol y las estrellas, tan palpables como las flores y las piedras. La confusión estriba en que, para el espiritualizador, el Reino literal es uno carnal en su totalidad, un sistema meramente material y antagónico con lo enseñado en las Escrituras. El método de espitualización bíblica nació es la escuela pagana de Alejandría y que Agustín de Hipona se encargó de tomar para elaborar y darle forma después a lo que sería el amilenarismo, vigente hasta el día de hoy, constante en su heretismo, y de notorio auge.

Agustín de Hipona, en realidad, refutó el premilenarismo, no por cuestiones de hermenéutica ni de exégesis; su rechazo se debió porque consideró que los exponentes y defensores del milenarismo poseían una mente terrena y carnal. Arguyó que era un error enseñar que en el Reino espiritual habría comida y bebida en abundante cantidad. Agustín pregonó en su empañada perspectiva que este dogma, por ser carnal, tenía que ser desechado sin retrasos ni demoras.

Así qué, para el amilenarista, para el que es espiritualizador, quien preserva en la doctrina premilenaria no le es posible ver un Reino de carácter espiritual. Para el infortunio de no pocos, el método de espiritualización ha empujado a la palestra del mundo doctrinas como la incoherente inmortalidad del alma, quitándole el propósito genuino y verdadero a la futura resurrección de los muertos, porque… «el que resucitó a Cristo de entre los muertos también dará vida a nuestros cuerpos mortales mediante su espíritu que mora en vosotros» (Ro.811b).

Al Reino de Dios, aunque terrenal, no se le puede exonerar su espiritualidad. Una cosa es espiritualizar el milenio, haciéndose de él una ridícula y ficticia iconografía, y otra es ver las realidades materiales de un Reino milenario que es espiritual, por naturaleza, por mandato del Señor. Este Reino será tangible, físico, perceptible, y de extensión universal. Su espiritualidad, siendo material, se establece en el designio santo del Padre y no en una fatua alegorización inaplicable. Para comprender esto, tenemos el ejemplo claro de la fundación del mundo. En un principio, Dios creó un mundo libre de pecado y de maldad. No había la más ínfima mácula o señal de corrupción y distorsión maligna sobre su faz, hasta que la fealdad del pecado por la rebelión humana hizo acto de presencia. El mundo, entonces, fue declarado por Dios maldito para sumergirse luego en un estado de decadencia y degeneración grotesca.

No obstante, antes de la caída del hombre en el Edén ancestral, como todo el sistema cosmológico, el mundo era uno materialmente incontaminado y sacro, pero vino a perder su idiosincrasia espiritual cuando el hombre le creyó más a la intrigante y astuta Serpie que al Dios que le ofreció eterna vida y las bondades materiales de aquella perfecta y maravillosa tierra…. que no supo valorar las normas espirituales del Altísimo que le ofrecían gozo y paz perdurables. Por eso hogaño, el planeta que habitamos, es un soberano desastre que requiere ser resarcido de su agravio… por culpa del inconsistente hombre.

Ante que la creación fuera impura y el desorden se estableciera “cual peste bubónica medieval”, Dios pudo ver que todo lo que había hecho era bueno, y si era bueno para él, otra vez, siendo «material», no es difícil precisar que el mundo y el universo que lo rodeaba poseían un carácter netamente espiritual.

«Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera…» (Gn.1:31).

Por lo tanto, es lícito percibir, además porque la Biblia lo clarifica de tal modo, un Reino literal y milenario, de inherencia espiritual, porque el sistema de las cosas materiales restituidas por el poder celestial será «santificado» en el futuro, como al principio de la creación de Dios.

En este Reino terrenal y material, espiritual, por célica conciliación, y espiritual por sustancia, porque habrá sido redimido, purificado en su modificación, en «el día de la regeneración», la enfermedad será removida en las personas salvas que las adolezcan, para que sean idóneas a la teocracia milenaria. Habrá sanidad para las gentes que hayan sufrido patologías deformantes (Is. 29:17-19; 35:3-6; 61:1-2; Jer. 31:8; Mi. 4:6-7; Sof. 3:19). Habrá trabajo, y no será un período de ociosidad ni de haraganerías. Habrá una sociedad perfectamente sistematizada y de industrias, de agricultura y de manufactura, para la sustentación de los hijos de Dios que ingresen al Reino milenario (Is. 62:8-9; 65:21-23; Jer. 31:5; Ez. 48:18-19). La prosperidad económica, no de la clase que enseñan los maestros de la prosperidad como Cash Luna y Benny Hinn, será el producto del trabajo continuo y armonioso durante el Reinado milenario. La pobreza y la miseria, no mancillarán más la condición humana en el gobierno milenario de Cristo (Is. 4:1; 35:1-2, 7; 30:23-25; 62:8-9; 65:21-23; Jer. 31:5, 12; Ez. 34:26; Zac. 8:11-12; 9:16-17; Ez. 36: 29-30; Jl. 2:21-27; Amós 9:13-14).

La maldición que fue emitida por Dios en contra de la creación, según Gn. 3:17-19, será eliminada íntegramente. Esto dará como resultado una tierra súper fértil y altamente productiva. Los animales fieros y venenosos perderán su agresividad natural y espontánea, y aprenderán a vivir dócilmente con los hombres. Prueba de esto se encuentra en Is. 11:6-9; 35:9; 65:25.

«Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios» (Ro.8:18-21).

Cuando la primera pareja le falló a Dios, la creación entera sufrió la consecuencia de su iniquidad (ver Gn. 3:17-18): El pecado entró en el mundo y el universo se afectó mortíferamente. Nada quedó indemne ante su estrago. Lo que estaba diseñado para ser perenne, fue condenado para deteriorarse y morir. Por tal cosa, con palabras de esperanza, Pablo escribe que esta creación que fue sujetada a vanidad a causa de la trasgresión de hombre, gime y padece en la actualidad, aguardando el día en que será liberada de la esclavitud de corrupción. Este suceso se llevará a cabo en la segunda venida de Cristo, antes de la apertura de la era milenaria (Ap. 20:1-10); Cristo lo llamó «el día de la regeneración», como ya antes lo habíamos mencionado (véase 19:28).

Más claro, no puede haber sido.
.
Dios les bendiga, hermanos y amigos de mentes magnánimas que nos visitan.

lunes, 9 de marzo de 2009

¿SE CUMPLIRÁ APOCALIPSIS 1:7 LITERALMENTE?


“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén”.


Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)



En el texto de apocalipsis 1:7 se revela que el Señor vuelve con las nubes, y que todo ojo le verá, incluso los que le traspasaron, y todos los linajes harán lamentación por él. ¿Pero es esta venida “con las nubes” literal? Después de todo, Yahweh también “descendió en una nube” y estuvo con Moisés en el desierto (Éxodo 34:5), y todos sabemos que en realidad no fue una venida literal y personal de Yahweh, pues nadie puede ver a Yahweh y vivir (Éxodo 33:20). También en Isaías 19:1,4 el profeta dice que Yahweh monta sobre una nube para entrar en Egipto y luego castigarla a través del rey de Asiria (Sargón). Sin embargo, jamás Yahweh se hizo visible en una nube, literalmente hablando, para entrar en Egipto, sino que su venida fue una simbólica en juicio y venganza contra una nación impía e idólatra.


La venida de Cristo en las nubes: ¿Literal o simbólica?


En primer lugar, nuestro Señor fue resucitado y ascendió en presencia de sus discípulos más cercanos, pasando por las nubes de nuestra atmósfera en dirección al tercer cielo. Dice así en Hechos 1, 9: “Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos”. Este hecho fue un evento literal del cual quinientos testigos vieron y dieron testimonio. Si duda los discípulos vieron el ascenso real de nuestro Señor Jesucristo hasta que una nube literal le ocultó de sus ojos. No fueron ojos simbólicos, ni una visión extática, sino una experiencia real con los ojos literales que Dios nos dio para ver lo que nos rodea. De no haber sido así, ellos no hubieran podido ser auténticos testigos oculares de un evento tan extraordinario y fundamental de la fe cristiana.


Ahora bien, en Hechos 1:11 los ángeles les revelan a estos testigos oculares de la ascensión de Jesús un estupendo evento futuro, con estas palabras textuales: “Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”. En el versículo once está la clave que nos asegura que la venida de Jesús con las nubes es literal porque debe coincidir con la forma de su partida, la cual tuvo que ser a todas luces literal, tal como ya lo hemos explicado arriba. Aquí los ángeles dicen que ESTE MISMO JESÚS (el humano glorificado) vendrá de la misma forma en que se fue, pero en reversa, del cielo a las nubes, y de las nubes a la tierra. No es una venida espiritual o secreta, pues ¿cómo podrían lamentarse los pueblos impíos por una venida oculta o secreta de un Cristo que desconocen o que han desechado?


La señal de su venida: ¿secreta o visible?


En Mateo 24:3 los discípulos le piden a Jesús UNA SEÑAL que les ayude a saber que él está viniendo. Dice así el pasaje: “Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?”. Así que los discípulos querían saber una señal, la cual Jesús no tardará en dárselas sin reservas en el verso 30: “Entonces aparecerá la señal (singular, única) del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”. Ahora observen que Jesús les da a sus discípulos la señal que le pidieron—¿cuál?— su propia venida personal desde el tercer cielo a las nubes del cielo como el Hijo del Hombre (no ‘el Hijo de Dios’), indicando con esto una venida personal y visible del hombre Cristo Jesús con poder y gran gloria. Si la venida de Jesús en las nubes habría de ser una de naturaleza invisible, ¿podría ésta acaso ser una verdadera señal? Si yo le digo a un camionero que siga la señal de un letrero invisible, ¿podría ser realmente una señal que le ayude al conductor a llegar a su destino? Ninguna señal que no percibamos con los ojos naturales no podría servirnos de mucho. Y en cuanto a las llamadas “señales” del fin como terremotos, hambres, pestes, anticristos, falsos profetas, etc, nadie las tomaría de manera simbólica, pues de hacerlo así, éstas no serían de mucha ayuda para alguno.


Resurrección y encuentro con el novio, Jesucristo


Por otro lado, si la venida de Cristo es invisible o simbólica, ¿cómo podría haber una resurrección física y un encuentro literal de la iglesia visible con un Jesús invisible en el aire? Pero Pablo es del todo claro al explicar este evento de la resurrección y el encuentro con el Señor que regresa del cielo, con estas palabras: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”. Así que la única forma para que la iglesia visible y gloriosa pueda RECIBIR a Jesús es que él vuelva como se fue, visiblemente y con su cuerpo de ‘Hijo de Hombre’. ¿Se imagina alguno una boda donde el novio es invisible y la novia visible? Yo, no!