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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.
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miércoles, 7 de octubre de 2009

LA FILOSOFÍA GRIEGA Y LA BIBLIA



Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

El Nuevo Testamento jamás alude que Cristo, como Hijo de Dios, sea “dios” y que haya preexistido antes del principio de la creación, es decir, eternamente. Aun así, arraigados en su errado concepto tradicionalista que parte de la filosofía pagana helenística y que fue introducido por los padres de la iglesia primitiva influenciados por el pensamiento griego religioso, los llamados evangélicos se aferran a la distorsionada ecuación que aclara imprecisa que “uno son tres”. Para el judío, y me refiero al conocedor de las Escrituras, lo que ha sido «predestinado» es visto, en lo subjetivo, como ya «existente», en el sentido de la prolepsis: un propósito o fin como si estuviese palpablemente cristalizado, literalmente manifestado. Es por eso lo importante de conocer en adecuada medida el lenguaje judío para no caer en confusiones y desatinos que parecen ciertos. Muchas buenas interlineales, Biblias de estudio, y literatura teológica seria, nos sacarían de hartas dudas al respecto.

Los griegos son los culpables de no haber entendido bien las Escrituras, el pensamiento judío. Esto los llevó a concebir un Cristo deífico, un ser divino que le fue posible interactuar con un mundo atestado de pecado para salvarlo. El gnosticismo pagano hizo surgir el Cristo aeónico que descendió en el cuerpo de un Jesús humano para “encarnarlo” temporalmente. Casi de la misma manera, en una variante de marcada semejanza, los trinitarios creen que Cristo descendió en la tierra como agente divino y eterno para tornarse un ser dual en el vientre de la virgen madre por medio del espíritu santo, un “dios-hombre” que para las Escrituras y para la mente humana entendida en sus preceptos es absolutamente inconcebible tal cosa (la doctrina teoantrópica, de origen griego).

Los griegos creyeron en un “segundo Dios”, en un ser que “no era humano”, y que fungía como un “intermediario entre dios y los hombres”, contrariamente a lo que la Biblia dice, que «solo hay un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo Hombre» (1 Tim. 2:5), y no Jesucristo “dios”. Cristo no puede ser un “segundo dios” como un día creyeron los griegos. La Biblia dice que solo el Padre es Dios, y que únicamente hay un Señor y Mesías. No es difícil entender que cada uno de estas personas, Padre e Hijo, son completamente diferentes. Veamos la prueba bíblica enseguida:

1 Co8:6 «…para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él».

También la idea del la “inmortalidad del alma” procedió del pensamiento griego, mientras que el Antiguo Testamento y el Nuevo nunca la sostienen. Es importante con seriedad tomar en cuenta lo que dice el reconocido diccicionario de interpretación bíblica (Interpreter’s Dictionary of the Bible): “Ningún texto bíblico autoriza la declaración de que el alma se separa del cuerpo al momento de la muerte”. Es de la doctrina de la inmortalidad del alma, de la “meta psique” o “transmigración de las almas” de donde nace luego el Karma Oriental. La doctrina de la inmortalidad del alma fue eclosionada del platonismo griego e incursionada con relativa rapidez en la Iglesia del Señor, pocos años después de su fundación, ya que el diablo, «el león rugiente» (2 P. 5:8), “no se duerme en sus laureles en ningún momento”. La preexistencia de las almas, fue sostenida por Orígenes, uno de los padres de la iglesia primitiva y cuyo pensar estaba notablemente atestado de la filosofía mística de los griegos paganos. El concepto de «predestinado» según la filosofía griega, no se parece en nada al del pensamiento judío que lo aprecia como «un plan o propósito en la mente de Dios» para el caso dado, y que será materializado en lo posterior en un plazo de tiempo perfectamente designado.

Para los griegos, Cristo fue un ser preexistente en todo el sentido de la palabra, pero para los judíos, su «predestinación» implica haber sido «preconocido», porque Cristo «fue destinado antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros…» (Véase por favor 1 P. 1:20), pero no «conocido», objetivamente. Ejemplo tenemos con el profeta Jeremías. Vale la pena esta simple comparación para entender la cuestión analizada:

Jer. 1:5 «Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones».

La filosofía griega empezó su extenso derrame dentro de la Iglesia de Cristo a partir del siglo II de la era común, y por la ignorancia de muchos en los fundamentos bíblicos verdaderos continua haciendo estragos dentro de la esfera del protestantismo con su ideología secular, con su falso trinitarismo, con su quimérica inmortalidad del alma, con su torcido dogma de la preexistencia del Hijo de Dios, entre otras cosas más.

La filosofía griega fue la que se encargó de estructurar sin prisas la doctrina trinitaria y para esto contó con la “noble disposición” de Justino Mártir, otro de los padres de la iglesia primitiva que fue aleccionado en la marea sombría y demencial de filosofía griega. Justino Mártir concilió la doctrina platónica con el cristianismo, porque vio en cada una de éstas, según su parecer, mucha similitud: el sincretismo, fue perfectamente adulador y creíble.

Hermanos y amigos que nos leen: Para evitar los errores doctrinales, se requiere de un buen discernimiento espiritual que solamente el conocimiento bíblico correcto podrá otorgarlo. Con esto, el creyente será afirmado en la verdad, quedando capacitado para no declinar ante cualquier fábula hueca o místico cuento de engaño, y digo, cualquiera que sea.

Es importante investigar todo lo relacionado con el trinitarismo, con la preexistencia de Cristo, con el dogma de la inmortalidad del alma de modo concienzudo. Vale la pena que uno se pregunte, «si lo que se nos han enseñado en el seno de nuestras congregaciones es en realidad lo que debemos de saber». Parece ser que la tónica bereana no es bien aceptada hasta la fecha dentro de los templos cristianos, y esto podría traer consecuencias lamentables para el futuro (Hech. 17:11).

El discernimiento espiritual, aquel alimentado por la Palabra de Dios, protegerá al creyente de los heretismos religiosos y filosóficos griegos que se mezclaron encubiertamente con los fundamentos bíblicos en la Iglesia de antaño, y que no han dejado hoy en día de ocasionar terrible perjuicio con sus sincréticas herejías en las iglesias cristianas protestantes.

Amigos que nos visitan: Aun no es tarde para empezar.

Dios les bendiga siempre.

domingo, 12 de julio de 2009

LA PERSPECTIVA GRIEGA Y EL NUEVO TESTAMENTO


Los seres humanos tienen distintas perspectivas (manera de interpretar algo), pero sólo aquella que está bajo los lineamientos o principios bíblicos será la perspectiva apropiada. En nuestro caso la perspectiva Hebrea es la correcta, tanto para estudiar como para enseñar la Biblia.

Iehoshúa (Jesús) era y es Judío. Fue criado en un hogar con padres que observaban las tradiciones y las leyes judías. Vivía en una tierra de nacionalidad judía llamada Israel y hablaba el idioma Hebreo. Tenía nombre en hebreo, el cual fue profetizado, siendo circuncidado al octavo día. Se presentó en el Templo a los 13 años para hacer su Bart MItzvá, y asistió a la Sinagoga en Shabat como era su costumbre. Todo esto es el entorno hebreo que no podemos obviar al querer estudiar al Mesías y sus enseñanzas. Ignorar su entorno, el cual es una cultura bíblica, creará un vacío muy grande en todo aquel que desee estudiar y enseñar la biblia apropiadamente con una perspectiva apropiada. Por lo tanto, el pensamiento bíblico sólo se puede entender bajo su perspectiva apropiada, que es la hebrea. Así no se distorsionará el mensaje dado por Dios a través de diversos hombres idóneos y en tiempos propicios. Debemos conocer la perspectiva para interpretar bien la Escritura y no decir algo diferente o contrario a la verdad.

Lamentablemente, la perspectiva hebraica hace tiempo ha desaparecido del cristianismo del siglo 21. La mentalidad cultural del cristianismo ha sido forjada y alimentada por un sistema diferente llamado Helenismo. Ese es un término utilizado mucho por historiadores cuando hacen referencia al tiempo entre la muerte de Alejandro el Grande (323 a.C.) y la muerte de Cleopatra, y la incorporación de Egipto al imperio romano en el año 30 a.C.

La palabra “helenismo” también indica, generalmente, la tradición cultural de la población de habla griega en el imperio romano y/o la influencia de la civilización griega sobre Roma, Cartago, India y otras regiones, que nunca formaron parte del imperio de Alejandro. El helenismo, o la perspectiva Griega, afectó profundamente a los creyentes del primer siglo fuera de Israel, pero mucho más en la medida en que las escuelas de pensamientos y diversas filosofías surgieron progresivamente. En Israel, muchos prosélitos (gentiles conversos) se hicieron helenistas externamente cuando aceptaron esa cultura más liberal, y adoptaron nombres griegos, etc., pero la esencia de su judaísmo permaneció intacta. Sin embargo, en la diáspora, el pensamiento de Sócrates, Platón y Aristóteles llegó a ser una fuerte amenaza. En Alejandría, Egipto, los judíos y los griegos se entremezclaron libremente, compartiendo pensamientos e intercambiando ideas. Cuando apareció el cristianismo, muchos de los griegos helenistas se convirtieron al Mesías Judío, Iehoshúa, pero desconectados de sus raíces hebreas. La primera escuela de teología cristiana fue establecida en Alejandría, y la filosofía griega inmediatamente comenzó a introducirse en los principios bíblicos para crear un abismo entre cristianos y judíos que todavía existe 1.700 años después, a pesar de que el Mesías derribó la pared intermedia que nos separaba para hacer de los dos (2) pueblos, uno solo.

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En el libro, ‘Our Father Abraham’ [Nuestro Padre Abraham], el autor Dr. Marvin Wilson escribe: “Pablo declara que ‘los gentiles son coherederos [con Israel] y miembros del mismo cuerpo’ (Ef. 3:6b, LBLA). Por lo tanto, los gentiles tienen una nueva historia – la historia de Israel es ahora también su historia. Al escribir a una iglesia predominantemente gentil en Corinto, Pablo establece que los antiguos israelitas son los antepasados de los corintios cuando dice que ‘nuestros padres todos estuvieron bajo la nube y todos pasaron por el mar’ (1 Cor. 10:1). Por lo tanto, en la primera iglesia, los judíos y los gentiles sostenían que tenían los mismos antecedentes que los hebreos de la antigüedad. Todos los judíos poseen como antecedente a Avraham, quien es padre de la nación hebrea. Por eso, el Señor exhortó a través de su profeta: ‘…Mirad la roca de donde fuisteis tallados, y la cantera de donde fuisteis excavados. Mirad a Abraham, vuestro padre…’ (Isa. 51:1-2)”.

No es demasiado tarde para que removamos nuestros filtros helenísticos a través de los cuales miramos al mundo y leemos las Escrituras, para que comencemos a desarrollar una perspectiva verdaderamente bíblica y hebraica. Para ello debemos estar dispuestos a explorar la mente de los autores reflejada en las Escrituras, y penetrar su mundo y su cultura. Debemos mirar a la roca de la cual fuimos tallados. Así podremos identificar las mayores áreas de conflicto entre las perspectivas hebraicas y griegas en nuestro esfuerzo por pensar más bíblicamente y menos religiosamente. El Señor no quiere que Su pueblo sea ignorante de las cosas que nos puedan acercar a Él en comunión más perfecta.

Estamos viviendo en un tiempo maravilloso, un tiempo cuando la historia, la arqueología, y el estudio de la Biblia se están uniendo, y nos permiten ver un pasado que otras generaciones no pudieron ver en sus conceptos originales. Los eruditos judíos y cristianos están trabajando juntos para darnos una mirada más profunda acerca de los tiempos del Mesías. Nos ayudan a remover el velo histórico y ver la vida a través de ojos hebraicos. Iehoshúa llama a los cristianos para que participen de la misma clase de relación interactiva, vibrante y emocionante que disfrutaban sus primeros discípulos.
Shalom.

Gustav Rivas

www.apologista.wordpress.com

www.yeshuahamashiaj.org