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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

lunes, 17 de enero de 2011

HAY OTRO REY, JESÚS!



“A los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que HAY OTRO REY, Jesús” (Hechos 17:7).



Por Ingª Mario A Olcese (Apologista)

Aquí tenemos un suceso interesante registrado en Hechos 17: 1-8, donde leemos:

“Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo. Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas. Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá; a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús. Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas”.

En esta historia vemos que Pablo y Silas fueron a Tesalónica, donde había un grupo de judíos, y por 3 días Pablo discutió con ellos, hablándoles por medio de las Escrituras que era necesario que Cristo padeciese, y resucitase de los muertos, y que Jesús, a quien él anunciaba es el Cristo. Aquí tenemos el resumen del evangelio bíblico completo que hemos venido predicando regularmente en este blog y que Pablo lo presenta claramente, así: “que Cristo padeció, y resucitó de los muertos (a esta parte Pablo la llamó en 1 Cor. 15:3, lo “primero” de su evangelio) y enseguida pasa a demostrar que Jesús es el Cristo. ¿Pero qué entendemos por la frase ”es el Cristo”? Sin duda alguna era un sinónimo para el vocablo ”REY”, el ungido de Dios para reinar el reino de Dios. Y esta verdad se deja ver en la imputación hecha por los incrédulos judíos, quienes acusan a los cristianos (entre ellos está Pablo) de alborotar al pueblo y provocar una sedición contra el imperio diciendo que hay otro Rey. Es decir, Pablo predicaba a otro Rey, un anuncio que que provocó conmoción, pues eso era predicar a otro gobernante que eventualmente derrocaría al emperador romano de turno, y eso era un asunto muy serio.

Sin duda alguna Pablo y los otros fieles no anunciaron a un nuevo rey que regiría en los “corazones de sus fieles”, pues si éste hubiera sido el caso, no hubiera producido una conmoción en el pueblo, y no habría por qué acusar a Pablo y a los demás cristianos de sediciosos o de agitadores políticos. Pero lo cierto era que Pablo y sus correligionarios hablaron de un rey que regiría el mundo, y que sería el personaje insigne que los profetas anunciaron de antemano que liberaría a su pueblo de los opresores malvados, y que tomaría las riendas del poder desde Jerusalén y del mundo entero con justicia y rectitud. El mismo Pablo afirmó que sufría sus cadenas por causa de la esperanza de Israel (Hechos 28:20). Si esa esperanza mesiánica de los cristianos primitivos era una meramente “espiritual” y no terrenal, poco les hubiera importado a los romanos la predicación de Pablo o de cualquiera de sus seguidores, pues tendría de todo, menos de sediciosa. Total, un reinado en el “corazón de los creyentes”, ¿cómo podría afectar la estabilidad política y social del imperio dominante?

La Pregunta de Pilato a Jesús

Cuando Pilato le preguntó a Jesús: “¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz” (Juan 18:37). Aquí Jesús NO hizo ninguna acotación en el sentido de que él efectivamente era rey, pero sólo de los cristianos, y que su reinado era sólo en “el corazón de sus seguidores”. No!!! Jesús estaba hablando de un rey en el mismo sentido en que Pilato entendía por el vocablo “rey”, es decir, como alguien que tiene poder y autoridad sobre súbditos, en este caso, sobre sus paisanos (v.39). Simplemente el Señor le aclara que su reino no es de este mundo o siglo malo, sino del venidero (v.36), pues si no fuera así sus seguidores ya hubieran tomado las armas para que no fuera entregado a los Judíos incrédulos. Ciertamente Jesús estaba hablando de un Rey y de un reinado tal como lo entendía Pilato, y no como lo entienden muchos cristianos hoy, es decir, como un “reinado en el corazón de cada creyente”. Finalmente la declaración “no tenemos más rey que César”(Juan 19:15) nos dice que aquí había una pugna entre un Rey presente, en este caso, el César de Roma, y un Rey que confiesa serlo, pero no del presente siglo o mundo malo sino del venidero. Esto, ciertamente, no lo creían los judíos impíos, y menos, los romanos.

El ladrón de la Cruz

Finalmente el ladrón de la cruz entendió el reinado de Cristo de una realidad literal y no meramente espiritual, como si estuviese establecido en el “corazón de los creyentes”. Este hombre moribundo de la cruz no le dijo a Jesús, algo así como: “Quiero que seas mi rey, y que reines en mi corazón ahora mismo”. ¡No!, Lo que le dijo fue: “Acuérdate de mí cuando VENGAS en tu reino” (Lucas 23:42). Es decir, el “buena ladrón” sabía que para que Jesús pudiera ser rey en funciones, y él ser parte del reino, Jesús tenía que volver primero a la tierra. Su idea del reino fue algo muy literal, tal como lo entiende cualquiera que conoce las profecías mesiánicas del “Antiguo Testamento”.

El Padre Nuestro

En la oración del Padre nuestro, Jesús les enseña a sus discípulos a pedir y a buscar el reino de Dios (Mateo 6:10,33). Sería absurdo que los cristianos estuviesen pidiendo y buscando el reino de Dios, si de hecho ya Cristo está reinando en sus corazones desde el día que se convirtieron.

Realmente es muy “romántico” afirmar que “Cristo reina en nuestros corazones”…¡y de hecho suena hermoso!…¡pero no es bíblico!. Estos tipos de declaraciones lo único que hacen es confundir a los creyentes, haciéndoles pensar que el reino de Cristo es uno de carácter espiritual y celestial, sin ninguna relación con lo terrenal y lo teocrático. Pero tal pensamiento es peligroso y es una verdadera distorsión del verdadero evangelio del reino de Cristo. Debemos ser honestos en nuestras interpretaciones y no dejar que nuestros prejuicios nos lleven a sacar conclusiones que son falsas y diabólicas aunque parezcan muy hermosas y espirituales.