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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

martes, 6 de julio de 2010

LOS CANTANTES CRISTIANOS Y SU GRAN NEGOCIO


Mario E. Fumero
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Nuestro mundo evangélico está invadido de cantantes estrellas que han convertido la música cristiana en un pingüe negocio, y a las iglesias en teatro de entretenimiento, en donde para adorar a Dios hay que pagar. Es un mundo oscuro y corrupto en donde se lucran muchos picaros. Vamos a ahondar a fondo lo que se esconde detrás de este corrupto mundo de los “artistas cristianos”

La música cristiana es un doble instrumento en el culto a Dios, por medio de ella expresamos nuestra adoración al creador y también proclamamos sus bondades y misericordia entre nosotros. Es una herramienta más para evangelizar y adorar al Señor, y desde este punto de vista, no tengo nada que objetar. Sin embargo dentro de la iglesia primitiva era un elemento más dentro de las expresiones de adoración, pero no era el centro del culto, ni la parte más importante pues se menciona pocas veces[1] aunque si se habla de este hechos (Hch 16.25, Efesios 5:19, Col 3:16. Tampoco existían cuadros coreográficos que animaran o apoyaran la adoración.

Actualmente a los cantores cristianos se les da diversos epítetos, unos le llaman ministerio, otros salmistas, otros cantores pero ¿Qué es la música dentro del culto? Es una forma de expresión en donde el que tiene el don puede proclamar en su vida y al mundo las maravillas del creador. En la iglesia primitiva el cantar fue una pequeña parte del culto y se habló muy poco de ello en el Nuevo Testamento. Jesús canto una sola vez un salmo, y ningún discípulo era cantor (Mt 26:30). Es por ello que no fue la música una forma atractiva de evangelismo público, sino una forma privada de adoración, y se fundamentaba en la tradición judía de entonar salmos.

Nuestros cantantes modernos actúan idénticamente a los mundanos. Tienen manager o representantes que negocian sus contratos de presentación en la iglesia, ponen condiciones económicas y se visten, muchos de ellos, a la moda secular, con efectos de luces, e incluso humo y coreografías. Cuando suscriben un contrato de participación en un evento o iglesia además de las condiciones financieras, que oscilan entre $2,000 a $10,000 dólares, algunos demandan hoteles de 5 estrellas, automóviles con choferes, los gastos de viaje para él, su manager y demás asistente en primera clase, y uno que otro solicita seguridad o guardaespaldas. Además de esto, se auto promueven con la venta de su música, camisetas, postes etc. Algunos, exigen el pago por adelantado antes de salir a cantar, no importa si a los promotores del evento les fue bien o mal. Al firmar el contrato se ponen el título de “salmista, cantor, ungido, etc.”

Los pastores, interesado en el crecimiento de su iglesia y el atraer a otros creyentes, montan estos eventos aceptando todas las condiciones de los artistas cristianos, que según su categoría, se cotizan en una escala de valor económico variable, a más fama, más cara es su presentación, y por lo tanto, más cuesta la entrada al concierto, que tristemente le llaman “de adoración”. En la actualidad hay muchos estilos musicales que invaden las iglesias con conciertos, casi todos estos estilos musicales son réplica exacta de los que existen en el mundo secular y algunos hasta plagian las melodías y le añaden letra con mensajes cristianos.
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Afirma creer en Dios pero no se congrega
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La corrupción de la música cristiana produce actos de inmoralidad inimaginables. Muchos cantantes cristianos no se congregan, algunos viven en adulterio, muchos se han hecho ricos de forma escandalosa y evaden pagar impuestos, pues todas sus movidas no son auditadas por la hacienda o el departamento de rentas internas. Hace poco unas iglesias promovieron un concierto a beneficio del Proyecto Victoria y trajeron a un cantante, aparte de que el promotor del concierto fue un pícaro, el cantante exigió muchas condiciones. Al llegar el momento del concierto, el manager de este cantante exigió el pago de los $2,000 dólares por adelantado antes de su presentación o de lo contrario no subiría a cantar, pero tal cantidad de dinero no se había recaudado, y los promotores pasaron un apuro pues el cantante dijo que su manager no le da la luz verde, el no cantaba. En España una cantante se quejó del sistema de sonido y dijo que si no le daban un micrófono nuevo no cantaba. Esta son una de las pocas anécdotas que he vivido, Ud. podrá compartir otras en la sección de comentario de esta página, pero por favor, señale el pecado y los hechos pero no nombres.

Y como punto final, estos llamados “artistas cristianos” son acosados por los asistentes al concierto pidiéndole autógrafos, fotos o tocándoles, y algunos o algunas actúan histéricamente en los conciertos, como que fueran dioses. Tal parece que Jesús no pinta nada, sino que el cantante es la estrella que tristemente opaca al Divino Maestro. La música ha eclipsado el mercado de libros. Los eventos grandiosos giran en torno al show. Los cristianos gastan más en música y conciertos, que en apoyar las misiones o leer y estudiar la biblia, o en compra libros edificantes, esto lo podemos comprobar en Expolit que se realiza en mayo en Miami. El cantar en los cultos ocupa más tiempo que el orar, testificar, leer la palabra o traer testimonios edificantes (1 Cor 11:18). El culto moderno carece de espontaneidad en la adoración, porque los cantores lo manipulan todo el tiempo. Hoy hay más cantantes que misioneros o predicadores, porque los mismos se cotizan muy bien. Cierta vez le decía un cantante cristianos a uno mundano “muchacho, el mercado evangélico deja más ganancias que el del mundo” y algunos fracasados en el mundo secular, hacen el parapeto de convertirse para entrar al mundo de las estrellas evangélica. Los pastores enseguida los usan y sin formarlos como cristianos, y sin crecer espiritualmente, los ponen a cantar en sus iglesias sin evaluar su testimonio cristiano. Pero lo más terrible del caso es que una vez que son famosos, se introducen al oscuro mundo secular, para participar en eventos mundanos, adoptando sus costumbres, que después traen a las iglesias, entrando algunos al juego del ecumenismo. Una vez declaró un cantante cristiano que “Si los mundanos tienen limosina y aviones, porque no lo debo tener yo que soy hijo de un Rey” y se compró un avión, lo que encareció su contratación.

Si es cierto que el mundo de la música cristiana esta empañado por la corrupción y el mercantilismo, también es cierto que esto se debe a que los ministros o pastores se aprovechan de los artistas para obtener más ingresos, siendo ellos los culpables que este fenómeno se dé, porque al fin y al cabo, quienes exaltaron el arte en la iglesia como forma de entretenimiento somos nosotros, los pastores, al aceptar todas estas acciones copiadas del mundo, dentro del culto a Dios, ignorando que no debemos ser partícipes de las obras de las tinieblas (2 Cor 6:14) y que no debemos hacer yugo con los incrédulos, lo que envuelve algo más que el casarse, sino el aliarse o copiar sus costumbres.

Una vez cierto cantante guatemalteco dejo su esposa para vivir con su secretaria, divorciándose. Después siguió dando conciertos de adoración y fue invitado a Honduras. Llegaron a la iglesia que pastoreaba para vender entradas y le advertir a la iglesia que el que fuera estaba patrocinando acciones inmorales. El pastor de la Iglesia que patrocinaba el concierto me llamo y me dijo que porque me oponía a ese concierto prohibiendo a mis miembros ir. La explique que el cantante estaba en adulterio, y había dejado a su esposa e hijos por su secretaria, entonces el pastor me dijo que él lo sabía, pero lo invitaba porque jalaba mucha gente y estaba asegurado el éxito económico. Esto revela que lo más importante para mucho es la ganancia y no los valores.

No quiero terminar esta reflexión sin aclarar que hay muchos cantantes cristianos honestos e íntegros, pero son una minoría, tampoco puedo ignorar que muchos pastores abusan de sus invitados y ni el pasaje le pagan, por lo que a veces se justifica poner condiciones, porque el obrero digno es de su salario, pero todo lo que hagamos, lo hacemos por amor y entrega y no por interés.