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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

jueves, 8 de abril de 2010

CABEZA DE LA NUEVA CREACION


Por A. Buzzard, teologo unitario.
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El paralelo entre Adán y Jesús forma la base del pensamiento de Pablo acerca del Mesías. Cristo posee la misma conexión con la nueva creación, la iglesia, así como Adán la tuvo con la creación que comenzó en Génesis. Comenzando con Jesús, la humanidad hace un nuevo comienzo. En Jesús como un hombre representativo, el nuevo Adán, la sociedad comienza de nuevo todo. Esta correspondencia es perturbada seriamente si Jesús después de todo no se origina como un hombre. Así como Adán es creado como un “Hijo de Dios” (Lucas 3:38), así la concepción de Jesús lo constituye a él “Hijo de Dios” (Lucas 1:35). Ciertamente Adán es de la tierra (1 Corintios 15:47) mientras que Jesús es el “hombre del cielo”-No viniendo del cielo en su nacimiento, sino según Pablo, en su segunda venida para resucitar a los fieles muertos (1 Corintios 15:45f). Hasta este punto vemos el defecto en las ideas tradicionales acerca de la preexistencia. La marcha de Cristo del cielo a la tierra se centra en la mente de Pablo en la Parousía (segunda venida). En el pensamiento tardío, el centro del interés fue transferido a su nacimiento. Así, curiosamente, el esquema tradicional mira retrospectivamente en la historia, mientras que la Biblia nos orienta primeramente hacia la venida futura del Mesías en gloria.

Es como la cabeza de la nueva creación y el centro del propósito cósmico como Pablo describe a Jesús en Colosenses 1. Su intención es mostrar la posición suprema que Jesús ha ganado a través de la resurrección y su preeminencia en el nuevo orden, como contraria a las afirmaciones de sistemas rivales de religión por las cuales los Colosenses estaban siendo amenazados. Todas las autoridades fueron creadas “en Cristo” (Colosenses 1:16). De modo que Jesús afirmó también: “Todo poder en el cielo y en la tierra es mío” (Mateo 28:18). “Todas las cosas” aquí significan para Pablo la inteligente creación animada consistente de “tronos, dominios, gobernadores o autoridades,”que fueron creados “en Cristo”, “a través de Cristo” (no “por”)y “para Cristo.” Es su Reino que Pablo tenía en mente (Colosenses 1:13). Jesús es el primogénito de cada criatura así como el primogénito de los muertos (vs. ,15,18).17 El término “primogénito” designa a Jesús como miembro principal del nuevo orden creado, así como su fuente, una posición que él alcanzó por medio de ser el primero en recibir inmortalidad a través de la resurrección. Juan, en Revelación 3:14, llama similarmente a Jesús: “El principio de la creación de Dios”, que muy naturalmente quiere decir que él mismo fue parte de la creación. Aquel “primogénito” designa en la Biblia a aquel que tiene el oficio supremo, y puede ser demostrado en el Salmo 89:27 donde el “primogénito”, el Mesías, es el más grande de los Reyes de la tierra, uno elegido como David del pueblo y exaltado (Salmo 89:19). Nuevamente Pablo ha desarrollado los conceptos mesiánicos ya bien establecidos por las Escrituras Hebreas.

En ninguna de las declaraciones de Pablo estamos obligados a encontrar un “segundo ser divino eterno.” Él nos presenta más bien con el glorificado segundo Adán, ahora erigido al oficio divino para el cual el hombre fue originalmente creado (Génesis 1:26, Salmo 8). Jesús ahora representa a la raza humana como la Cabeza del nuevo orden de la humanidad. El intercede por nosotros como Sumo Sacerdote en el templo celestial (Hebreos 8:1). Atribuyendo tales elevados títulos al ascendido señor, no hay razón para pensar que Pablo haya violado su propio claro monoteísmo en 1 Corintios 8:6:” Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, y un sólo Señor, Jesucristo”. Nada en Colosenses 1 nos fuerza a creer que Pablo, sin advertirnos, se ha separado de la comunión de Mateo, Marcos, Lucas, Pedro, y Juan y que se ha desviado del monoteísmo absoluto el cual él expuso tan clara y cuidadosamente en todas partes (1 Timoteo 2:5; Efesios 4:8), y el cual estuvo profundamente incrustado en su entero antecedente teológico.