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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

lunes, 15 de febrero de 2010

QUE ES UNA IGLESIA -EMERGENTE-?


Una iglesia emergente y creciente como espuma de detergente

Todos se encuentran hablando de este fenómeno conocido como “la iglesia emergente”. Pero casi nadie puede dar una definición precisa y concisa de lo que es y lo que cree. Una de las razones para ello, es porque el movimiento en general y sus líderes en particular, literalmente se deleitan en ser un movimiento tipo “camaleón” el cual, al igual que los protagonistas mutantes de la película X men, se transforma y se adapta sin ningún problema al espíritu de la época.

Sus principales exponentes tampoco definen el movimiento con precisión. Su crítica principal tiene que ver con el descontento de lo que ellos llaman la “iglesia tradicional” o la “religión organizada”. D. A. Carson escribió un interesante libro criticado los postulados de la iglesia emergente titulado: “Becoming Conversant with the Emergent Church”, en donde él intenta explicar lo que es la iglesia emergente. A pesar de que Carson es un teólogo y erudito de primer nivel, varios de los lideres de la iglesia emergente afirman que Carson no hizo un buen trabajo porque supuestamente no ha entendido bien lo que es la iglesia emergente.

Ante esto, los que deseamos escribir algo relacionado con el mismo tema, inmediatamente nos sentimos intimidados pues si los líderes de la IE (iglesia emergente), no desean reconocer las críticas constructivas de aquellos que están ampliamente capacitados, mucho menos estarán dispuestos a aceptar las críticas de aquellos que no enseñamos en universidades ni tampoco tenemos la influencia y respetabilidad que D. A. Carson y muchos otros tienen.

Carson ha escrito su libro con un espíritu amable sin usar un lenguaje ofensivo o peyorativo (con excepción de la última página de su libro, p. 234), en donde Carson concluye su libro con algunas palabras un poco fuertes. A pesar de que Carson se esforzó por tratar el tema de manera respetuosa a través de todo su libro, aun así, su obra es rechazada por muchos como una obra que carece de peso. Aunque Carson reconoce las cosas positivas que tiene el movimiento y habla de ellas, aun así, esto no fue suficiente para que los líderes de la IE reconozcan la importancia de su critica que hace en el libro. Para los que leen inglés, pueden leer el libro de D. A. Carson en este enlace:

http://books.google.com/books?id=35iIhe9XwDUC&dq=critique+of+D.A.+carson+on+emergin+church&printsec=frontcover&source=bn&hl=en&ei=6SEbSsL5GZ2wtgOX-8iSDw&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=4#PPA9,M1

Uno de los críticos de Carson, David M. Mills, Ph.D., escribió un documento de 27 páginas intentando responder a las criticas de D. A. Carson. Pueden leer también el documento en este enlace:

http://people.cedarville.edu/Employee/millsd/mills_staley_response.pdf

Una de las razones del porqué la IE es tan difícil de definir, es porque no cuentan con una estructura organizacional, ni tampoco tienen confesiones de fe que puedan ser examinadas para tener un conocimiento exacto de lo que creen. Además, los líderes que se identifican con el movimiento emergente, no todos ellos creen exactamente lo mismo. Por lo tanto, no se puede describir de manera precisa algo que es AMORFO y que cambia constantemente. Muchos creen que los líderes de la IE a propósito desean que el movimiento sea de esa manera, pues así nadie podrá ser capaz de clavarlos en la pared, por así decirlo.

Aunque es muy difícil –casi hasta imposible- el describir en detalle en un breve artículo todos los pormenores de la IE, sí podemos abordar los temas uno por uno y examinarlos uno a la vez. Reconozco que el tema de por sí es bastante complicado debido a la terminología que es usada. Por ejemplo, la IE se refiere a menudo a la época post-modernista en la que vivimos y en cómo la iglesia debe “adaptarse” para lograr “conversar” (ellos no creen en la palabra “evangelizar”), con los jóvenes que se encuentran desilusionados de la iglesia tradicional y las mega-iglesias.

Pero que verdaderamente se encuentra en juego detrás de todo los argumentos presentados por los defensores de la IE es la naturaleza de la verdad. ¿Podemos realmente conocer lo que es la verdad? ¿Hemos llegado a conocer ya lo que es la verdad? Estas preguntas realizadas por los líderes de la IE solo dejan al descubierto el mismo modus operandi que los modernistas usaron también hace tan solo algunas décadas atrás. La mayoría de ellos no creen que podemos conocer la verdad o que ya tengamos TODA la verdad.

John MacArthur escribió un libro cuyo objetivo es el demostrar que, contrario a las afirmaciones de los líderes de la iglesia emergente y otros grupos heréticos, sí podemos conocer la verdad. Él dice lo siguiente en su libro “The Truth War”:

“Cada uno de los líderes de la iglesia emergente expresó en ese artículo, un alto nivel de incomodidad con cualquier indicio de certeza acerca de lo que la Biblia significa, aún con algo tan básico como es el evangelio. Brian MacLaren por ejemplo, es un autor popular y ex-pastor quien es una de las figuras más reconocidas y una de las voces más influyentes en el movimiento de la Iglesia Emergente. MacLaren es citado en el artículo de Christianity Today, diciendo en cierto momento: “No creo que tengamos el evangelio correcto todavía….tampoco creo que los liberales lo tengan correcto. Pero tampoco creo que nosotros lo tengamos correcto. Ninguno de nosotros hemos llegado todavía a lo que es la ortodoxia”. (MacArthur, “The Truth War”, p. x, Nelson Publishers, 2007).

De acuerdo con esto, el meollo del asunto sobre lo que protesta la IE se encuentra entonces en lo que se conoce como el “problema epistemológico”. Para ellos, igual que para muchos otros que no aceptan la autoridad de las Escrituras, su problema es en realidad con la claridad, autoridad y confiabilidad de las Escrituras. Para MacLaren y compañía, las Escrituras no son intrínsecamente claras. Por esa razón, ellos no apelan a las Escrituras como su última fuente de autoridad, sino a otras cosas que puedan complementarla.

D. A. Carson en su libro “Becoming Conversant with the Emerging Church”, se encuentra convencido que el problema principal de la iglesia emergente es un desequilibrio entre la verdad de las Escrituras y las experiencias personales. Aquí están sus palabras:

“Una buena parte de la discusión de este libro podría ser clasificada como un debate entre las afirmaciones de la verdad y las afirmaciones de la experiencia. Desde el lado del movimiento emergente, el evangelicalismo tradicional parece ser muy duro e inflexible, debido a que constantemente piensa en categorías de lo que es la verdad y no percibe el lugar legítimo de las experiencias….Desde la perspectiva de los cristianos tradicionales, los cristianos emergentes pueden parecer estar tan comprometidos a las nuevas experiencias y evaluaciones subjetivas, que la verdad fácilmente puede ser ignorada”. (Carson, p. 218, Zondervan, 2005).

Esta conclusión a la que Carson ha arribado en su libro, puede ser legítima. Sin embargo, creo que existe algo mucho más profundo que lo que Carson vislumbra como la raíz del problema, es decir, la verdad vs. las experiencias personales. Creo que el problema principal de la IE es un sutil pero verdadero ataque hacia la autoridad de las Escrituras. Si ellas no son la última autoridad para nuestra doctrina y práctica, entonces no contamos con ningún fundamento seguro sobre el cual edificar nuestras vidas tanto para el presente como para la eternidad. Esto es realmente lo que está en juego y que, cuando todo ha sido dicho y hecho, la pregunta más importante sigue quedando en pie: ¿En quién o en qué está puesta tu confianza cuando te encuentres al borde de la muerte y en el mismo umbral de la eternidad?

Carson concluye su libro con unas fuertes palabras de reprensión para los líderes y fans de la iglesia emergente:

“¿Qué es lo que vamos a escoger entonces? ¿La experiencia o la verdad? ¿El ala izquierda o el ala derecha de un avión? ¿El amor o la integridad? ¿El estudio o el servicio? ¿El evangelismo o el discipulado? ¿Las llantas delanteras de un auto o las traseras? ¿El conocimiento subjetivo o el objetivo? ¿La fe o la obediencia?

Condena a todas las falsas antítesis al infierno, pues ellas solo generan dioses falsos, ellas perpetúan los ídolos, ellas tuercen y distorsionan nuestras almas, ellas lanzan a la iglesia hacia un péndulo violento cuyas oscilaciones tienen éxito en dividir a los hermanos y hermanas en Cristo. La verdad es que Jesucristo es el Señor de todo –de la iglesia y de nuestra experiencia. La Biblia insiste que debemos llevar todo pensamiento cautivo a la obediencia a Cristo (2 Corintios 10:5).

Si los líderes de la iglesia emergente desean convertirse en voces proféticas que produzcan fruto perdurable y que no se mueva hacia el sectarianismo progresivo y aún, en los peores ejemplos, hacia una directa herejía, ellos deben escuchar por lo menos tan atentamente las críticas de su movimiento como ellos desean que se escuchen las suyas propias. Ellos necesitan invertir más tiempo en el estudio cuidadoso de las Escrituras y la teología de lo que ellos se encuentran haciéndolo, aún si eso significa el perder algunas horas de las que han apartado para poder entender la cultura en la que se encuentran. Ellos necesitan ser más cuidadosos para no distorsionar tanto la historia como la teología y para no caricaturizar a sus oponentes ni para emplear juegos manipuladores. Pero sobre todo, ellos necesitan aceptar todas las categorías de las Escrituras con el balance y cohesión de las mismas Escrituras –incluyendo, como hemos visto en el capítulo anterior, lo que la Biblia dice acerca de la verdad, el conocimiento humano y temas relacionados”. (op. cit. p. 234).

Daviel D’Paz