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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

jueves, 28 de mayo de 2009

EL HIPNOTISMO Y LA RELIGIÓN



El sátrapa y hereje, Carlos "Cash Money" Luna, de Guatepeor

Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)

«Es inconcebible oír gritar la mentira mientras que la verdad permanece rendida y callada».

Definiremos la hipnosis como la inducción mental a un estado parecido al trance con énfasis en la sugestibilidad y la obediencia.
El diccionario de la real academia española define el hipnotismo de manera siguiente
:
Hipnotismo. (Del ingl. hypnotism). m. Med. Método para producir el sueño artificial, mediante influjo personal, o por aparatos adecuados.
El método del hipnotismo conduce a un estado alterado o anormal de la conciencia humana, cuyas metas y propósitos están bien definidos. El origen de la hipnosis no es tan reciente. El hipnotismo fue practicado hasta hace dos centurias por hechiceros, oráculos griegos, por magos de Persia y faquires de la India. Hoy en día es enseñado lícitamente en universidades por grupos médicos calificados para su aplicación clínica, por ejemplo, para controlar el dolor severo y a veces refractario a la medicación convencional. En el año 1958 el método hipnótico fue admitido oficialmente por la Asociación Médica Americana para el tratamiento de problemas psicosomáticos. Por otro lado, existen personas de dudosa reputación, los charlatanes en este caso, que lo manejan con fines de lucro, dando falsas e imposibles esperanza con él para el alivio de enfermedades de manejo difícil. Existen además los “hipnotistas del espectáculo”, los que sugestionan a las gentes para manipularles la voluntad a conveniencia. Se cree que el efecto hipnótico inducido en los individuos es provocado por ciertas sustancias químicas («mediadores») que pueden ser liberados en el cerebro, entre las que se encuentran las «endorfinas». Clínicamente está descrito que las endorfinas disminuyen el dolor somático, es por este motivo que se relacionan dichas sustancias con la hipnosis, cuando ésta se maneja para mitigar o hacer desaparecer cualquier clase de dolor que se desprende de la economía humana. Por otra parte, la “sensación de bienestar” de las personas que pertenecen al gremio neo-pentecostalista pudiera estar causado con bastante probabilidad por esta clase de «opioides o pétidos naturales» análogos de la morfina sintética, «opiáceos naturales» detonados por el sugestionamiento mental en los cultos del pseudo carismatismo de los “muchos e inesperados tonos”. No hay otra explicación racional al respecto. Personalmente, pienso, casi con toda seguridad, que estas neuro-sustancias vienen a exhalar las experiencias místico religiosas observadas en el mundo novoerista y neo-pentecostalista pseudo carismático. Entre estas experiencias están las supuestas visiones celestiales, la apreciación de colores fantásticos e indescriptibles (muy similar al modo que lo hace el peyote, la mezcalina y el LSD), el hablar jerigonza, los temblores esperpénticos y aullidos animales, las sacudidas corporales violentas y de muy “malas trazas”. Por su importancia, no me olvido decir que la hipnosis es más fácil de ejecutar en aquellas personas de mentes sugestionables y que muestran marcada inestabilidad y labilidad emocional, en esos individuos que poseen rasgos conversivos y neuróticos. Por sus características muy propias, las «mujeres» ocupan el primer lugar de la lista para la inducción hipnótica religiosa. Por esta causa, en los grupos neo-pentecostalistas, el sexo “débil”, por ser más histérico (hyster: útero) que el sexo masculino, se lleva el “mejor premio en el show” del mover catártico-pseudo carismático, en las concurridas aulas del mal nombrado “cristianismo pentecostalista”. Y aunque a usted se le haga imposible creerlo amable lector, no sólo los psiquiatras, médicos y psicólogos han utilizado el hipnotismo por razones de “salud”, para tratar la obesidad, el tabaquismo y el dolor, también ha sido requerido por ministros religiosos, “porque con él puede detectarse el principio de los disturbios psíquicos y somáticos para tratarse adecuadamente”. No es nada extraño saber que la hipnosis se ha practicado para lograr regresiones a supuestas vidas anteriores de los que son hipnotizados. Unos se atreven a admitir que con las regresiones se logrará un mejorar estado de salud, pudiéndose obtener una mayor sabiduría, únicamente con una sesión hipnótico-terapéutica (¿?). El problema radica aquí en la intromisión de la mente al mundo oscuro y diabólico. El hipnotismo es sin duda una proceder ocultista viejo. El budismo, doctrina filosófica y religiosa derivada del brahmanismo, es tan común en naciones como China, Japón, la India, Corea y de una vasta parte del sudeste de Asia, con un enorme auge en el mundo occidental el día de hoy. El budismo proclama “un ciclo sostenido de la trasmigración del alma”. La Biblia rechaza esta idea peligrosa surgida del pensamiento pagano. La Biblia acierta en decir que después de la muerte los hombres quedan en una total inconsciencia. Esta inconsciencia es una parecida al sueño normal y profundo, obviamente, de largura ininterrumpida hasta el día de la resurrección. Las personas muertas, «nada saben», «no aman», «no odian», «no envidian» (véase Ec.9:5-6). Todos los que han muerto hasta este momento, y los que faltamos, serán despertados del sueño de la muerte por el poder de Dios en el futuro, «resucitados para vida o para muerte eterna» (véase Dn. 12:2; Jn. 5:28-29). No hay ninguna cosa referida en las Escrituras que apruebe la “trasmigración de un alma incorpórea” después de la muerte a un nuevo cuerpo. Cabe mencionar que la doctrina de la “metaspique” o de la “trasmigración del alma” fue aprobada por el filósofo Platón, luego que los orfistas y pitagóricos la introdujeron en la antigua y pagana Grecia, como ya lo comente en otro estudio recientemente pasado. Por lo tanto, la regresión para indagar “vidas anteriores pasadas”, es una absoluta y abismal patraña. Ya dijimos que esta forma de manejar la mente fue practicada por hechiceros, por oráculos, magos y faquires hace aproximadamente dos siglos. La regresión hipnótica es una buena y segura manera para abrirle el ancho portón al enemigo draconiano. El diablo aprovechará la oportunidad en la regresión hipnótica para hacer creer a los incautos que el hipnotizado tuvo vidas anteriores en otros cuerpos, antes de nacer en el actual. Aquí el “médium”, por decirlo así, es el hipnotizado, y el que habla como si fuese el hipnotizado, es el mismísimo Satanás, el espíritu engañador y padre de toda mentira (Jn. 8:44).

El sectario grupo G12, comandado por su inicuo y perdido líder César Castellanos, qué de cristiano tiene lo qué yo de general militar y de cardenal romanista tengo, ha concientizado gustosamente la práctica de la regresión hipnótica en sus esclavos seguidores por medio de sus enajenados y “calificados ungidos”, cosa que se echó a andar en sus “encuentros” de repudiable satanismo. Poco han valorado estos “psiquiatras religiosos del G 12” el sacrificio vicario de Cristo para limpiar los pecados del mundo por su sangre derramada, cuando simplemente, con corazón arrepentido, se ha creído que Cristo es el Señor y que Dios por su espíritu santo lo levantó de los muertos (Jn. 1:7; Ro. 10: 8-11).

Vemos que las razones o propósitos del G12 con la práctica de la «regresión inducida» es buscar en las gentes supuestos pecados ocultos que no pueden ser recordados con facilidad o nunca. Antes de la conversión a Cristo, al pedirle perdón a Dios por nuestros hartos pecados, fue imposible recordar numéricamente todas las cosas malas que una vez hicimos, y no sólo en ese día fue difícil, sino hasta la fecha es lo bastante complicado el recordarlas con brillante claridad. No por esto tendremos una vida espiritual mediocre o desagradable delante de Dios. Él, en su misericordia, nos ha perdonado, si fuimos sinceros, de cualquier pecaminosidad, por más grotesca y terrible que haya sido, a pesar que nuestra mente la tenga por olvido. Somos hombres y las memorias fallan por nuestra humana condición. Más adelante, el cambio en el creyente profesante se determinará por su fervor y sujeción a la Palabra de Dios. No habrá otro factor fuera de ella, de la voluntad divina, que logre culminarlo. César Castellanos y su proxeneta compañía deberán saber que ningún modo o forma terrenalmente humana desvanecerá por “arte de magia” una supuesta y cuestionable “maldición generacional” o “un pecado profundamente oculto y olvidado”. Pablo anima a los creyentes de Colosas para que «sean llenos del conocimiento de Dios, de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, agradándole a Dios en todo, llevando fruto de toda buna obra» (Col. 1:9-11). El conocimiento de Dios y el consecuente crecimiento espiritual que consigo trae será obtenido exclusivamente en el creyente cuando sea empapado por la Palabra. De esa modo podrá entender sus designios y muchos de sus conceptos personales concebidos y errados serán desechados de su mente terrenal; su vida cambiará, sin dudas. Será un creyente fortalecido en la potencia de Dios encontrada en su Palabra (Col. 1:11), un creyente «trasladado al Reino de su Hijo, el cual lo ha liberado de la potestad de las tinieblas, en quien tiene redención por su sangre, el perdón de pecados» (Col. 1:13-14). Aún así, los problemas, las aflicciones y afecciones, las luchas, las circunstancias adversas y el dolor, no desaparecerán en lo absoluto. Estarán vigentes en su caminar como hijo de Dios, pero nada de esto lo «deberá apartar» del amor de Dios y de su Cristo:

«¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero.Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro» (Ro. 8:35-39). Esto sí es «pisar la tierra pero mirando el cielo» (Col. 3:1-3).

Pablo dice que «uno» mismo deberá hacer morir lo terrenal (Col. 3:5). Los malos deseos, las fornicaciones e impurezas, las pasiones desordenadas y la avaricia sólo desaparecerán con el esfuerzo del creyente que se afirma en las Santas Escrituras. La negra práctica de las “regresiones hipnóticas” no está establecida en la Biblia. ¿Por qué? Lógicamente porque no se necesitan y por su lóbrego y pagano origen. Dios es lo suficientemente poderoso, y se basta con su Palabra para cambiar hasta el hombre más rebelde y detestable de este torcido mundo. Es bueno que los adeptos de la Nueva Era y los neo-pentecostalistas lo sepan.

El G12 se ha metido en un gravísimo problema con Dios por colosal engaño. Más le vale a César Castellanos y a sus prosélitos-marionetas que desistan de tanta mísera mentira e iniquidad y se conviertan al Dios vivo que sí da salvación. Cuando Dios perdona nuestros pecados y maldades, dice el Antiguo Testamento que «se olvida de todos ellos, sepultándolos y poniéndolos en el fondo del mar»:

« ¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados» (Mi. 7:18-19).

Si Dios se ha olvidado de nuestros pecados cuando nos perdona, no entiendo porqué la secta G 12 tiene el descaro de “revivirlos” nuevamente con el método de la hipnosis regresiva, cómo si Dios fuese un ser inútil para perdonarlos todos, “revividos” inútilmente en el pensamiento frágil y obtuso de sus anticristianos súbditos, subyugados a las normas del mundo y no sujetos a las de Dios.

Entremos ahora a las filas de los “hipnotistas del espectáculo” adornado de gloriosa y engañosa santidad. En este caso, por su considerable abundancia, me es imposible nombrarlos a cada uno; únicamente mencionaremos «uno» o «dos», ya de sobra conocidos en el círculo neo-pentecostalista.

Benny Hinn y Cash Luna, son unos verdaderos y magistrales artistas del hipnotismo religioso. Su capacidad para sugestionar a las gentes y llevarlas a un estado de trance mental es muy loable y asombrosa (en serio que les admiro a este par de negros “ases” su impía y astuta dinámica para hacerlo). En sus cultos he visto la facilidad con la que manipulan, cuales hábiles titiriteros, a las masas que caen con el simple hecho de mover la mano, con un sencillo y débil soplido (¿será por la halitosis que cargan?).

¿Cuáles son los factores qué están involucrados en la sugestibilidad hipnótica de la personas que concurren asiduamente a los cultos de Benny Hinn y de Cash Luna? Comprenderemos que no todas las personas en general son susceptibles a la hipnosis. Entre estos factores están: una motivación grande de parte del hipnotizado, como creer que el hipnotizador es un “gran siervo enviado de Dios”. Otro sería: la destreza del hipnotizador para hipnotizar al motivado. Otro más: la personalidad de hipnotizado que tiende a la neurosis, propenso a la inestabilidad emocional. Muy alejado de las verdaderas manifestaciones espirituales del pasado «carismatismo bíblico», el hipnotizado vendrá a desplegar en su «mística catarsis» un conjunto de floridas y aberradas manifestaciones que indican la realidad de su crasa mentira, inconcebidas en el corazón de Dios para sus hijos. Tan alocada confusión, a generado una mala interpretación de los genuinos «dones espirituales» (véanse los capítulos 12, 13 y 14 del primer libro a los corintios), ya que la «carne» aprovechará en la oportunidad el “dar rienda suelta” a su insujetable naturaleza. Esto no es más que una barata imitación del insigne diablo, un vaporoso reflejo del la Eternidad que sigue impactando con denuedo a sus “gatos” inconversos, negantes del Dios bíblico, aborrecedores de sus estatutos y mandamientos, que viajan “más pronto que rápido” al «horno de fuego», donde serán aniquilados «para siempre», si no agudizan debidamente el “átomo” de discernimiento que todavía no se les ha escapado de sus “narices” trastocadas.

«No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Someteos unos a otros en el temor de Dios» (Ef.5:18-21).

El famoso movimiento de la “risa santa”, también conocido como la “bendición de Toronto”, fue promocionado por el sudafricano evangelista de la muerte Rodney Howard-Browne en un principio. La “risa santa” se caracteriza por una abrupta e inesperada presentación de una insana risa incontrolable, emergida por sugestión inducida en quienes se han predispuesto inconscientemente para la farsa: Otra vez el método hipnótico en acción en los cultos del demonio religioso. De antemano sabemos que el contenido de los textos de «arriba» ha sido torcido de manera insolente y temeraria para justificar que la supuesta “embriaguez” (temblores, mareos, carcajadas y lenguaje farbullante) surgida en cultos pentecostalistas es por obra del “espíritu santo”. Pablo hace una clara distinción entre el estado «embriaguez» producido por el vino, «en el cual hay disolución», y la llenura del espíritu santo genuina y verdadera. La «llenura del espíritu santo» únicamente será expresada en una vida ordenada y de devoción bíblica de parte del creyente, ofreciéndole a Dios de corazón «himnos y cánticos espirituales, alabándole en todo momento, sujetándose al temor del Señor, y dándole gracias en todo, porque esa es su voluntad» (1 Ts. 5:18). Pablo jamás relaciona la embriaguez del vino con una “borrachera espiritual” y que sea precisamente apta para el creyente. Cristo dijo que el «consolador», el «paráclito», «convencería al mundo del pecado», que «guiaría al creyente a toda justicia y verdad» (Jn. 16: 7-15), no al tipo de desordenes como los que estamos analizando en este estudio. Con respecto a la «llenura del espíritu santo», un autor escribe con acertada propiedad:

«Cuando el espíritu santo llena a la persona, el resultado es un control total de la vida de ese creyente por el espíritu, cuando esa vida está entregada a Cristo. La experiencia de ser llenos es algo que debe ocurrir continuamente...».

El glorioso suceso sobrenatural de «hablar en lenguas» y la hora inusual para beber vino, llevo a pensar a la gente de alrededor en el día del Pentecostés que quienes las «hablaban» se encontraban “borrachos”, es decir, «alcoholizados», o «llenos de mosto» (mosto: gleukous, gr. Eran las «nueve» de la mañana, en el horario romano; la hora «tercera» del día, en el horario judío. Gr. höra tritë tës hëmeras). El libro de los Hechos (véase Hech. 2:1-15) nunca narra que estos hombres de Dios se “tambaleaban como árboles”, como “si fuesen a caerse”, como “si dieran pasos torpes o atáxicos”, o que “dieran brincos”. Nada dice esta parte de la Biblia que hablaron una “sarta de incoherencias”, de la manera que lo hacen los beodos con niveles de oxidrilos elevados en la sangre, sino que hablaron «lenguas terrenas previamente conocidas en ese entonces» (Hech. 2:7-11). Repetimos: Lo que en realidad llamó la atención con perplejidad en el incidente del Pentecostés, fue el oír hablar a estas personas muchos idiomas extranjeros desconocidos para ellas en «una hora temprana del día», trayéndose a deducir y concebir con acentuada ligereza que esto era sin duda el resultado de una copiosa cantidad de vino fermentado ingerida (el vino dulce guardado por un año era bastante embriagador).

Rodney Howard-Browne, no con poca pretensión y burla se ha hecho llamar “el cantinero de Dios”. Vimos como a expensas de una mala interpretación de los últimos textos tratados se ha convergido en una confusa idea que nada tiene que ver con la «embriaguez etílica» y la «llenura del espíritu santo». Únicamente el estudio racional, sensato, cuerdo y serio de la Biblia nos dará luz a cualquier mentira, como esta que sustenta con gusto y gozo el maligno Howard-Browne, el perverso Benny Hinn, y el blasfemo Cash Luna, y otros muchos y muchos más inicuos y mentirosos que se autoproclaman con purulento orgullo “ungidos benditos del Señor”, pero que son más bien los “ungidos malditos de Satanás”.

El hipnotismo es una práctica antigua y pagana que ha sido tomada por lo impávidos «maestros de la teología de la prosperidad» como Benny Hinn, Cash Luna y Howard-Browne para “hacer de las suyas”, por demás ofensiva para con Dios, foránea al carismatismo verdadero de los ya inexistentes y sobrenaturales dones espirituales. Es una total farsa religiosa elaborada para el sugestionamiento deliberado de las mentes débiles e ignorantes con el fin de sacarles el mejor provecho egoísta, una falsa ilusión pseudo carismática proyectada y confundida con el poder de Dios genuino y que ha hecho dependientes, por la «eufórica y agradable experiencia endorfínica», parecida a los efectos adictivos y placenteros de las drogas opiáceas, a testaduras y arrogantes gentes que inundan las salas neo-pentecostalistas y que no quieren saber para nada «la verdad de la impúdica mentira».

La hipnosis ha sido puesta en el mismo grupo donde está la astrología, la lectura de la bola de cristal, la brujería, el tarot, la lectura de la baraja, la misa negra, el alquimismo, la cábala, la protección astral, el yoga, las experiencias fuera del cuerpo y la quiromancia. La hipnosis es una excelente forma para hacer estragos en las vidas de los que han abrazado su mortífero engaño.

¡Cuidado con los faquires e hipnotistas del neopentecostalismo pseudo carismático, hermanos y amigos míos!

Gracias. Anexo los siguientes videos obtenidos de You Tube como apoyo y prueba de lo comentado. Como dice el proverbio chino:

«El significado de una imagen puede expresar diez mil palabras».

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Analisis de la borrachera espiritual o risa santa ¾

Benny Hinn