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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

jueves, 13 de noviembre de 2008

TRES DÍAS Y TRES NOCHES

Tres días y tres noches
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Eric Lyons, M.Min.
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La referencia más frecuente a la resurrección de Jesús revela que Él se levantó de la tumba al tercer día de Su sepultura. Mateo, Marcos y Lucas registran que Jesús profetizó que se levantaría de la tumba en ese día (Mateo 17:23; Marcos 9:31; Lucas 9:22; et.al.). El apóstol Pablo escribió en su primera epístola a los Corintios que Jesús se levantó de la tumba “al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:4). Y mientras predicaba a Cornelio y a su casa, Pedro enseñó que Dios levantó a Jesús “al tercer día” (Hechos 10:40, énfasis añadido). Sin embargo, los escépticos son rápidos en declarar que estos enunciados contradicen flagrantemente a Mateo 12:40, donde se registra que Jesús dijo a los fariseos que estaría en el corazón de la Tierra “tres días y tres noches”, como también a Marcos 8:31, donde Jesús declaró que se levantaría “después de tres días” (énfasis añadido).

Aunque a los ojos de los lectores del siglo veintiuno estos enunciados puedan parecer contradictorios a primera vista, en realidad armonizan perfectamente si se entienden los métodos antiguos que se usaron para calcular el tiempo. En el primer siglo se podía considerar a cualquier parte de un día como un día completo y la noche que le seguía (cf. Lighfoot, 1979, pp. 210-211). El Talmud de Jerusalén cita al rabí Eleazar ben Azariah, quien vivió alrededor del año 100 d.C., diciendo: “Un día y una noche son una Onah [‘una porción de tiempo’] y la porción de una Onah es como una Onah completa” (Jerusalem Talmud: Shabbath ix. 3, citado en Hoehner, 1974, pp. 248-249, corcheas en original). Azariah indicó que se podía considerar a una porción de un periodo de veinticuatro horas como “una Onah completa”. Por ende, en el tiempo de Jesús, Él hubiera estado en lo correcto cuando enseñó que Su sepultura duraría “tres días y tres noches”, incluso cuando no fueran días completos de 24 horas.
Las Escrituras están llenas de referencias que muestran que una parte de un día a menudo es equivalente al día completo. Note los siguientes ejemplos:

Según Génesis 7:12, la lluvia del diluvio de Noé cayó sobre la Tierra “cuarenta días y cuarenta noches”. El versículo 17 de ese mismo capítulo dice que cayó sobre la tierra por solo “cuarenta días”.

En Génesis 42:17 José encarceló a sus hermanos por tres días. Luego, en el versículo 18, él habló con ellos al tercer día, y por el contexto parece que les liberó ese mismo día—i.e., al tercer día.

Cuando Israel pidió al Rey Roboam que aliviara su yugo, él quiso tiempo para pensar en la petición, así que pidió a Jeroboam y al pueblo de Israel que regresaran “de aquí a tres días” (2 Crónicas 10:5, énfasis añadido). El versículo 12 dice que Jeroboam y el pueblo de Israel vinieron a Roboam “al tercer día, según el rey les había mandado diciendo: Volved a mí de aquí a tres días” (énfasis añadido). Es interesante notar que incluso cuando Roboam pidió que el pueblo regresara “de aquí a tres días”, ellos entendieron que esto significaba “al tercer día”.

En 1 Samuel 30:12-13, se usan intercambiablemente las frases “tres días y tres noches” y “tres días”.

Cuando la reina Ester estaba a punto de arriesgar su vida al presentarse delante del rey sin ser invitada, ella instruyó a sus compatriotas judíos a seguir su ejemplo al no comer “en tres días, noche y día” (Ester 4:16). El texto continúa diciendo que Ester se presentó ante el rey “al tercer día” (5:1, énfasis añadido).

Al estudiar estos y otros pasajes, se puede ver claramente que la Biblia usa las expresiones “tres días”, “al tercer día”, “después de tres días” y “tres días y tres noches” para hacer referencia al mismo periodo de tiempo.

Aunque en el siglo veintiuno algunos puedan pensar que este razonamiento es un poco confuso, nosotros también usamos frecuentemente expresiones idiomáticas similares. Por ejemplo, un hombre puede venir a su casa y decir a su esposa que ha estado en la oficina “todo el día”. Él no quiere decir que trabajó en la oficina desde la madrugada hasta casi la medianoche, sino quiere decir que ha pasado la mayor parte de su día en la oficina. Finalmente, considere al estudiante universitario que dice a su profesor que ha trabajado en un proyecto de investigación “día y noche por cuatro semanas”. Obviamente él no quiere decir que trabajó las 672 horas completas (24 horas x 7 días x 4 semanas) sin dormir. Puede ser que trabajó desde las 6:00 a.m. hasta las 12:00 a.m. por cuatro semanas en el proyecto, pero no por 672 horas sin dormir. Si solamente durmió cinco a seis horas en la noche, y trabajó en el proyecto casi todas las horas que estaba despierto, nosotros le consideramos como alguien que realmente trabajó “día y noche por cuatro semanas”.

Una evidencia adicional que indica que los enunciados de Jesús concernientes a Su sepultura no fueron contradictorios tiene que ver con el hecho que Sus enemigos nunca le acusaron de auto-contradecirse. De hecho, hablando acerca de Jesús, los sacerdotes y fariseos incluso dijeron a Pilato el día posterior a la crucifixión: “Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré” (Mateo 27:63-64, énfasis añadido). La frase “después de tres días” debe haber sido equivalente “al tercer día”, de otra manera los fariseos hubieran pedido una guardia de soldados hasta el cuarto día. ¿Por qué los escépticos acusan a Jesús de contradecirse, pero no a los fariseos hipócritas?

La expresión idiomática “tres días y tres noches” que Jesús empleó cuando comparó Su sepultura a la “sepultura” de Jonás en el vientre de la ballena, no significa que Él estuvo sepultado literalmente 72 horas. Si interpretamos el relato de la crucifixión, sepultura y resurrección de Jesús a la luz del marco cultural del primer siglo, y no según el (mal)entendimiento moderno de los escépticos, no encontraremos errores en todas las expresiones que Jesús y los escritores del evangelio usaron.
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REFERENCIAS

Hoehner, Harold W (1974), “Chronological Aspects of the Life of Christ—Part IV: The Day of Christ’s Crucifixion,” Bibliotheca Sacra, 131:241-264, July.
Lightfoot, John (1979 reimpresión), A Commentary on the New Testament from the Talmud and Hebraica (Grand Rapids, MI: Baker

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