Datos personales

Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

DIOS Y LA HUMANIDAD

Por el Dr. Javier Rivas Mtz (MD)
.
El Deísmo coloca a Dios fuera del Universo. Acepta que Dios creó al mundo y que después, con gélida indiferencia, le dio cuerda como si fuera un juguete para dejarlo andar por sí mismo en la inmensidad del cosmos, a merced de su propia suerte. De acuerdo a esta teológica bíblicamente inaceptable, su aplicación es igual para el mover humano en todos los tiempos. La Biblia da luz contrariamente a lo que establece la doctrina del Deísmo, que está más torcida que las cadenas helicoidales del ADN. La Palabra Sagrada da luz de la intervención de Dios para sus elevados propósitos, no sólo a la nación de Israel, que fue escogido para los cumplimientos escatológicos y teocráticos terrenales, sino también a las naciones del mundo entero. Veamos la prueba, en el libro de Daniel:

«Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da sabiduría a los sabios, y la ciencia a les entendidos» (Dn.2:20, 21).

Y en otra parte del mismo libro:

«La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien quiere Él lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres » (Dn 4:17).

La Biblia evidencía certeramente de la influencia de Dios sobre las naciones paganas. Un ejemplo es la predicación de Jonás al pueblo de Nínive para que se convirtieran de sus iniquidades:

«Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí» (Jon.1:2).

Dios usó naciones paganas para arremeter contra el pueblo judío por su inclinación idolátrica y a la práctica de muchas maldades ofensivas para su carácter santo:

«Me dijo Jehová: Del norte se soltará el mal sobre todos los moradores de esta tierra. Porque he aquí que yo convoco a todas las familias de los reinos del norte, dice Jehová; y vendrán, y pondrá cada uno su campamento a la entrada de las puertas de Jerusalén, y junto a todos sus muros en derredor, y contra todas las ciudades de Judá» (Jer.1:14, 15).

«Oh, Asiria, vara y báculo de mi furor, en su mano he puesto mi ira. Le mandaré contra una nación pérfida, y sobre el pueblo de mi ira le enviaré para que quite despojos, y arrebate presa, y lo ponga para ser hollado como lodo en las calles» (Is.10:5).

Dios se valió de reyes poderosos para beneficio de su pueblo. Es el caso del rey pagano Ciro, el grande, que fue movido a terminar con su cautiverio de 70 años en Babilonia, decretando el regreso de los israelitas a Jerusalén para que se le edificase templo a Dios para su adoración:

«Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos os reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá» (Esd.1:2).

La Biblia dice que las autoridades terrenales han sido puestas por Dios:«Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas» (Ro.13:1). Específicamente, Dios se ha revelado al pueblo de Israel ya que es su nación escogida. Israel reconoce a Dios como el Dios único:

«Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es» (Dt.6:4).

Israel reconoció que solamente Dios habría de ser adorado y amado (Dt.6:5); reconocieron la voz de Dios para seguir sus mandatos (Dt.5:32, 33); conocían su posición con respecto a las de las naciones paganas (Dt.5:24); además, comprendieron el propósito de la redención por medio de sacrificios de animales puros (Ver el libro de Levítico, capítulos del 1 al 7, capítulo 16, etc.).

Dios sacó a los israelitas de la esclavitud de Egipto, puso temor sobre las naciones vecinas para protección de ellos; Dios les entregó la tierra de Cannán (Ver libro de Josué). Dijimos que las naciones paganas los oprimieron por mandato divino, pero cuando se arrepintieron, fueron liberados y prosperados grandemente. Al respecto, para concluir, los dejó con palabras del Dr. Stanton W. Richardson:

«Él prosperó a los reyes que buscaron a Dios. Siempre y cuando la nación se apartó de Él, le sobrevinieron calamidades. Los israelitas reconocieron que todas estas cosas provenían de la mano de Dios como revelación a ellos, y al mundo por su mediación».
Dios es soberano, y rige todas las cosas. Nada pasa desapercibido ante sus ojos, que escrutan hasta lo invisible para el ojo humano. El orden del universo, en el que está el mundo, y en éste, el hombre, es sostenido por su magno poder infinito.

Gracias hermanos y amigos, que la paz de Cristo sea siempre con todos ustedes.