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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

domingo, 13 de julio de 2008

¿FE CONTRA INTELECTO?

Existe una arraigada y fuerte corriente de pensamiento donde se asocia las cuestiones de la fé a la ignorancia, en el mejor de los casos a la pobreza intelectual o a la falta de inteligencia.

La tendencia humanista pareciera dejar como un concepto válido que solo hay extremos, el de la fé donde indefectiblemente se asocia a lo pobreza intelectual, haciendo de ella un valor no apta para aquellos que tengan un noble deseo de propia superación, o de progreso aún en los terrenos que involucran áreas intelectuales.

Esta corriente de pensamiento define a los que encuentran en la fé un terreno indispensable en la vida como los pobres del intelecto. Veo como inclusive muchos cristianos han limitado gran parte del potencial que Dios le dió para tareas que involucran su intelecto por pensar que no es válida la conjunción de ambos factores.

En definitiva, como se podrán dar cuenta esta reflexión apunta a combatir ese pensamiento aceptado por muchos, donde fé e inteligencia o intelectualidad son pares del agua y el aceite, quiero decir totalmente incompatibles entra si.

Si bien las cuestiones relativas a la fé en la gran mayoría de los casos no se pueden medir con la lógica humana, creo que en muchas otras esta no va en contra de las creadas en el cerebro humano.

Para comenzar quisiera referirme a algunos factores que influyen en gran manera en la formación intelectual de las personas.

Entendiendo al ser humano como un ser integral, compuesto por alma, cuerpo y espíritu vemos como las cuestiones de nuestra alma o parte sentimental influyen de una manera directa en nuestra mente, limitándonos o potenciándonos, según sea el caso. Ejemplifiquemos pensando en alguien que se prepara muy arduamente para la obtención de un título universitario, debe tener su mente descansada y renovada para poder llenarlas de conociendo intelectual, pero existen factores como las diferentes clases de miedos, la falta de paz, la falta de esperanza ante los problemas que la vida nos somete, complejos en general, la inestabilidad e incertidumbre sobre al futuro, etc, etc, que condicionan de una importante manera nuestras mentes, restando de ella una gran potencialidad con la que fuimos creados por Dios.

En definitiva algunos de estos ejemplos solo intentan demostrar como algunas carencias y faltas de respuestas en el área de lo espiritual puede influir en gran manera en las áreas del intelecto.

Dice la Biblia en 2 Corintios 5: 17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí son todas hechas nuevas.” Indefectiblemente, creo que los que han tomado las decisión de ser seguidores de Jesús, están en pleno proceso de transformación, y todas sus áreas comienzan a ser nuevas.

Existe un trabajo de restauración totalmente integral, que el Espíritu Santo se encarga de realizar en nuestras vidas, incluyendo absolutamente todas las áreas de nuestra humanidad, sin la exclusión de las relativas a las de la mente o del intelecto. Cuando el hombre vive en un estado de pecado constante sin conciencia de el, esas acciones lo alejan de Dios, y abren las puerta a que situaciones como las que nombramos anteriormente como miedo, falta de paz y esperanza, etc etc, condicionen la mente humana, limitándola. Pero cuando la persona por decisión propia se vuelve a Dios, comienza este perfecto trabajo del Espíritu de Dios, haciendo nuevas todas las cosas en nosotros, pero no solo en las áreas que normalmente solo se asocian a lo espiritual, sino que también este trabajo de restauración comienza a cambiar nuestra mente, afectándonos de manera positiva, llevándose los miedos que nos agobian, cubriéndonos con una paz inmensa, brindando esperanza para el presente y el futuro, etc,etc.

En conclusión, creo que este proceso de restauración potencia nuestro intelecto para poder alcanzar metas u objetivos que de otra manera se verían amenazados por obstáculos naturales que cualquier persona que vive lejos de Dios no puede resolver en su interior. Creo que estudiantes universitarios, profesionales en sus empresas pueden alcanzar una superación intelectual adicional cuando tienen una vida rendida a Dios, ya que el proceso de transformación de su Espíritu se encarga de reestablecer lo anteriormente perdido por los efectos negativos del pecado en nuestras vidas, devolviendo capacidades perdidas.

Resumiendo, si eres unos de los que has decido seguir a Jesús tienes todas las armas para poder superarte, en tu lugar, sea cual sea tu actividad, aún en momentos de debilidad puedes confiar que esta restauración traerá como consecuencia un crecimiento constante de nuestro intelecto e inteligencia, y que este repercutirá de manera significativa en nuestras actividades, ya que desde este punto de vista fé en Jesús indefectiblemente significa también crecimiento intelectual.

Autor: Fabio Miguel Pereyra