Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
Bien dijo Pablo, que «un poco de levadura, leuda toda la masa» (1 Co.5:6, 7). La Biblia da un conocimiento sensato, lógico y racional de las cosas espirituales. El Doctor Evis L. Caraballosa, reconocido teólogo premilenarista dispensacionalista (aunque no comparto su escuela), acierta en decir que la Biblia deberá interpretarse siguiendo una hermenéutica normal y natural para poder entenderla correctamente. Nosotros reconocemos el uso de símbolos y figuras de dicción para entender las verdades que tienen una aplicación sólidamente objetiva en la vida del creyente y en los acontecimientos humanos históricos que están bajo la soberanía inquebrantable de Dios, y que representan, además, entre otras cosas, su carácter santo en toda su plenitud, su poder y su gigantesca obra en la Eternidad, donde radica establecido como Rey sobre toda las cosas y en el universo el cual gobierna. Negamos que las profecías bíblicas deben alegorizarse o espiritualizas porque su naturaleza demanda una total litralización porque sus cumplimientos han sido, y serán, con respecto a los escatológicos, concretos. En los Olivos, los discípulos exponen tres preguntas que tienen relación con los últimos tiempos (Mt.24:3): 1. La destrucción de Jerusalén en el año 70 por los ejércitos de Tito, hijo de Vespasiano, y que prefigura el asolamiento de Israel en los oscuros tiempos de la Gran Tribulación Escatológica; 2. La señal de la venida de Jesucristo, el Hijo del Hombre, que no es una mera espiritualización o alegoría vaporosa, sino algo completamente literal con respecto a su significado y que su evidencia es radical e irrefutable; 3. el fin del siglo, que se entiende por la destrucción del último imperio gentil al finalizar la Gran Tribulación cuando el Mesías venga en ira a terminar con sus enemigos en el valle del Meguido (Ap. cap. 19) y la instalación del reino venidero de Jesucristo en la tierra (Ap. cap.20), sin olvidarnos del Reino Eterno que vendrá a continuación (Ap.cap. 21, 22).
Los ángeles afirmaron que Jesucristo vendría nuevamente y que sería visto de la misma manera como se fue al ascender al cielo (Hch.1:9-11). En Ap. 1:7, dice que los ojos humanos verán a Cristo venir en las nubes del cielo, y que pueblos y naciones lamentarían su venida. En Mt.14:25, el mismo Señor confirma su segunda venida al mundo: «inmediatamente después de la tribulación de aquellos días», «viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gloria» (Mt.24:30). ¿Suena a espiritualización lo antes visto? Temo desilusionar a los vástagos de Agustín de Hipona, contestando rotundamente con un sonante y preciso: ¡NO! Si alguien regresa a un determinado lugar, lógicamente tendría que haberlo conocido antes. Cristo retornará al mundo inicuo a poner en orden el corrupto sistema en que se mueve. Juzgará las naciones todas y establecerá su Reinado Terrenal y Teocrático. EL ángel confirmó a la virgen María que Cristo se sentaría en el trono de David su Padre (Lc.1:32). Paralelamente, atrás, en el AT., Dios habla del pacto que lleva la promesa de confirmar el reinado perdurable del Mesías de Dios en la tierra a través del linaje dadívico (1 Sam. 7:13, 16, 17, 18). Regresando de nuevo con el ángel, él dijo que Cristo reinaría sobre la casa de Jacob (Lc.1:33), y se entiende, que es sobre Israel, y lógicamente, sabemos que la nombrada nación está en el Medio Oriente, en la tierra (A decir verdad, creo que estoy justamente en lo correcto, sin tratar de ser irónico). Juan recibió la revelación de Apocalipsis, después de que Cristo ascendió al cielo. Dice el libro nuevo testamentario de las muchas profecías finales, que los creyentes reinarán las naciones junto con Cristo en el mundo, y no vfuera de él, como en las Pléyades, o en la Luna (Ap.3:26, 27). Pablo dijo que «aguardamos la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro salvador Jesucristo» (Ti.2:13), y esa manifestación es la misma que dice: «Cuando el hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en trono de su gloria» (Mt.26:31).Nada huele aquí a un entorno o ambiente alegorizado. Cuando el Mesías regrese, pondrá sus pies en el Olivete, según Zac.14:4. Daniel es testigo en su visión del retorno del Hijo del Hombre a la tierra (Dn. 7:13), y que se le dio dominio, gloria y reino para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran (Dn.7:14a), cuyo dominio es eterno y que no será destruido (Dn.7:14.b). Después de la confrontación final entre la luz y las tinieblas en el Armagedón, cuyo resultado sabemos cual habrá de ser (Sino vea Ap.19:20, 21), al principio del Milenio Terrenal, Satanás será encadenado en el abismo para que no engañe más a las naciones (Ap.20:3): ¿Cuáles?, lógicamente a las de la tierra. Se deduce que Cristo estará en la tierra porque dice la Palabra que aquellos partícipes en la primera resurrección, reinarán con Cristo mil años. Estos últimos componen las naciones del mundo en el período del Reino Teocrático Terrenal y Milenario, porque al terminar, el diablo será soltado para engañarlas (Ap.20:8).
Podría hacer una lista larguísima de textos que confirman naturalmente la literalidad de la segunda venida de Cristo y su reinado glorioso terrenal, pero creo, que con lo visto, nos ofrece suficiente prueba para trasmitir el anhelado deseo que tenemos para que conozcan la verdad.
La alegorización es una blasfemia predicada por Agustín de Hipona que empieza con Orígenes. La alegorización instigada en un principio en las Escrituras, no es un sistema de aplicación bíblica para explicar con sobriedad ecuánime las verdades que Dios pretende al los creyentes exactamente. El propósito de Orígenes fue el conciliar la fe fundamentada en las Escrituras con el sistema filosófico griego. Todo un desastre magno. Orígenes y ningún otro logró asombrar a los paganos contemporáneos con dicho sistema pagano-mundano, pero si fue piedra principal para menguar las verdades Escriturarles con ese sistema mencionado, sobre todo, las proféticas escatológicas, por falsedades espirituales narcotizadas que rompen el estilo y la fluidez única que determina el entendimiento cuerdo y literal de los cumplimientos bíblicos de los tiempos últimos, llámese la gran tribulación, la segunda venida, el reino milenario, el encadenamiento de Satanás, etc. Por otra parte, Cristo es el Mediador de un nuevo pacto, porque como representante de Dios en la tierra cumplió por medio de su sacrifico vicario de muerte lo que la sombra levítica, de ayer, ya invalidada, sólo fue capaz para con el pueblo de Israel, con respecto a la expiación de los pecados (Yonki Pur). El mundo requirió de un Mediador para salvación, y Cristo fue quebrantado cuando Dios lo sujetó al padecimiento para justificar a los hombres del mundo del pecado que los encadenaba y los arrastraba seguros hacia la Muerte Segunda (Jn.3:36; cap. Is.53; cap.20 de Ap.). Cristo murió, y el velo se rasgó de arriba abajo (Mt.27:51), de esa forma, la relación entre Dios y hombre que había en un principio del los tiempos, fue restablecida con su muerte:
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«Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo pecadores, Cristo murió por nosotros. . . Porque siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida» (Ro.5: 8, 10).
El sacrificio de Cristo en la cruz del Gólgota fue completo y no es necesario repetirlo nunca otra vez más. La obra de expiación ha sido hecha, completa, absolutamente, y no puede revertirse. El Mediador es el que se coloca entre los hombres y Dios para reunirlos sobre el rescate misericordioso imputado por Dios a los pecadores del mundo, en esto se centra su infinito amor (Heb.cap.9). Agustín fue influenciado por el método alegórico que inició con Orígenes, siendo reconocido áquel como teólogo predominante por los romanistas católicos y dentro de algunos grupos cristianos profesantes, que reconocen su aportación religiosa doctrinal nada bíblica; por cierto. Deberá decirse, que Tyconio, un donatista antiguo, influenció primera y fuertemente en Agustín para erguir su quimérico dogma amilenario. Obras santas como La Didaché, exponen afirmando la venida gloriosa del Mesías en el futuro:
«Acuérdate Señor, de tu Iglesia. . . recogerla en su santidad de los cuatro vientos a tu reino que has preparado para ella».
La Biblia dice que Jesucristo es Hombre, con las mismas características físicas que cualquier otro, pero sin pecado. Nunca se afirma en ella que ha sido Dios. Si es Mediador entre Dios y los hombres, entonces no puede ser Dios, porque resalta categóricamente que es Hombre (1 Tim. 2:5); él mismo se auto proclamó como el Hijo de Hombre (Mt.24:30). Quien piense diferente, quebranta erradamente la cordura objetiva y sensata de lo que hemos estado viendo. El Hijo del Hombre vendrá en la gloria y el poder de Dios, en las nubes del cielo, con sus huestes a regir al mundo, sin antes de haber juzgado las naciones que hay en él, con seguridad literal (Mt. cap. 25; Jud. 14, 15).
Por último, mencionaré unos puntos discrepantes del método alegórico o de espiritualización Escritural:
1.- La Iglesia Primitiva consideró los símbolos bíblicos pero nunca los alegorizó.2.-Muchas de las profecías que alegoriza este método tienen trasfondo histórico.3.-Las profecías bíblicas de naturaleza escatológica se entienden mejor al interpretarse de manera normal o histórica.
Dios les bendiga, gracias.