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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

miércoles, 12 de enero de 2011

CONOZCA POR FIN LO QUE ES EL REINO DE DIOS!

Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Un estudio concienzudo acerca de la predicación de Jesucristo y sus apóstoles referente a un nuevo orden mundial que Dios inaugurará en la nueva tierra.
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La Predicación de Jesucristo y sus Apóstoles

En el libro del evangelista Marcos (1:1,14,15), y en el de Mateo (4:17) leemos que Jesús comenzó su ministerio en Galilea, predicando “El Evangelio del Reino”, y diciendo: “el tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado: arrepentios y creed en el evangelio.” Este evangelio del reino era el CENTRO de su mensaje y la razón de su venida. En Lucas 4:43 Jesús revela que le era necesario anunciar a otras ciudades el evangelio del reino de Dios, porque para esto fue enviado. Los cuatro evangelistas incluyen en sus escritos o evangelios, más de 60 ocasiones diferentes en las que Jesús se refirió al reino de Dios. Incluso en los Hechos de los Apóstoles, la frase “el Reino de Dios” aparece 6 veces. El apóstol Pablo se refiere 9 veces al reino de Dios. Por tanto, el reino de Dios merece una especial consideración y estudio bíblico profundo, pues es profusamente mentado en toda la Biblia, y en particular, en el Nuevo Testamento.

“El Reino de los Cielos”

El evangelista y apóstol Mateo, opta por hablar de: “El Reino de los Cielos”, cuando los otros tres evangelistas hablan de: “El Reino de Dios”. Solamente en 4 ocasiones Mateo usa la frase “El Reino de Dios” (6:33; 12:21,28,31,43), en tanto que la frase “el Reino de los Cielos” aparece 32 veces en su evangelio. Generalmente se explica la preferencia de Mateo por esta última frase para denotar el carácter CELESTIAL del reino, vale decir, que proviene de ARRIBA, como un DON DE DIOS y no como una creación meramente humana y perecible.

La lengua nativa de los judíos, en los tiempos de Cristo, era el arameo, un dialecto semítico muy cercano al Hebreo. Jesús habló este dialecto en toda su predicación y enseñanza doctrinal. Sus dichos, tal como están registrados en los evangelios, fueron vertidos del vernáculo al griego, que era el idioma literario de la época. El respeto que tenían los judíos hacia el nombre de Dios hacía que evitaran pronunciarlo. Temían incurrir en alguna frase que pudiera considerarse uso vano del nombre de Dios, y en consecuencia recurrían a substitutos: “Los cielos” era uno de los más empleados. Y es casi seguro que el mismo Señor lo haya usado también para evitar herir las susceptibilidades de sus paisanos. De este modo el evangelista se adapta a la peculiaridad de su público, y así hacer accesible el mensaje entre su propio pueblo.

El Significado de “Basileia”

En su expresión concreta, “basileia” quiere decir “domino”, “territorio”, “reino”, o “el pueblo sobre el cual gobierna el rey.” En su expresión abstracta denota “soberanía” y “poder real”. En términos concretos “baseileia” denota un nuevo orden, material y social, que será establecido mediante Cristo. Abstractamente podría denotar el reino de Cristo “en el corazón de los creyentes” mediante la vida, muerte y resurrección de su rey Jesucristo.

El Reino de Dios en el Antiguo Testamento

La expresión “el Reino de Dios” no aparece en el Antiguo Testamento aunque sí “El Reino de Jehová”, que es lo mismo, pues Jehová es Dios (ver 1 Crónicas 28:5). Y el salmista David habla de Jehová como un rey que tiene un trono y un reino (103:19). También en el Antiguo Testamento el significado del reino de Jehová se puede entender de dos maneras: Que Dios ya es un rey, y que reina sobre toda la tierra habitada y sus naciones que de alguna manera hacen su voluntad. Segundo: como un gobierno de Dios futuro en donde el mal será totalmente erradicado junto con los enemigos de Dios. Los profetas vislumbraron esa era maravillosa cuando Dios ejecute juicio en la tierra y por fin establezca la paz y la justicia eternas. El mundo, finalmente, será hermoso como en el paraíso edénico, antes de la caída de los primeros padres humanos. Para ese entonces, Israel vivirá en paz con sus vecinos, y las guerras y miserias en la tierra quedarán en el olvido. Jerusalén será el centro del reinado del Mesías, el representante legal de Dios, que educará a las naciones en el conocimiento de Jehová (Isaías 9:6,7; 11:1-12; 24.23; 65:17-25; Miqueas 4:1-5).

Los Judíos de la época de Jesús esperaban la venida del reino de Jehová (Dios). Muchos de los escritores apocalípticos esperaban que Dios estableciera su reino de manera espectacular con demostraciones de poder, trayendo la salvación a su pueblo y el castigo de sus enemigos. Los llamados CELOTES pensaban que el reino vendría más rápidamente si ellos lo precipitaban por acciones políticas violentas. Los FARISEOS, en cambio, creían que el reino vendría cuando el pueblo elegido de Dios obedeciera la ley de Dios fielmente. Todas estas expectativas prepararon la escena para la aparición de Juan el Bautista en el desierto proclamando que el Señor había llegado, y que “el reino de los cielos se había acercado” (Mateo 3:1-6).

La Historia de la Interpretación

La Iglesia Cristiana, a lo largo de su historia, ha interpretado el Reino de Dios de dos maneras: Una es la que tiene un carácter escatológico o futurista, y el otro que recalca su naturaleza presente o consumada. Por cierto que en la Iglesia primitiva el concepto futurista fue el que predominó. Los llamados “Padres Apostólicos” contemplaron el reino como un asunto FUTURO de dicha que se consumaría con la segunda venida de Cristo al mundo. Además, algunos de esos “padres” sostuvieron, incluso, que sería un dominio terrestre, aunque otros no se atrevieron a mencionar lugares concretos. El único que no aceptó la interpretación escatológica fue Orígenes. Él creyó que el reino tenía un significado espiritual o simbólico y no literal.

Agustín de Hipona escribió en su obra ‘De Civitate Dei’ (La Ciudad de Dios) que la Civitate terrena (La Ciudad del Mundo), la cual se compone de todas las fuerzas y personas malas, encuentra su expresión histórica en la iglesia. En realidad, al identificar Agustín el reino con la iglesia militante, lo que estaba diciendo es que el reino milenario de Dios había sido inaugurado con la primera venida de Cristo, hace dos milenios.

Los reformadores hicieron suyo el énfasis espiritual del reino de Agustín llevándolo al “corazón” del creyente. No obstante, los reformadores esperaban igualmente la manifestación visible de dicho reino con la segunda venida de Cristo al mundo.

En el llamado periodo moderno de la historia de la Iglesia, se han producido una serie variada de ideas que desarrollan las diversas líneas anteriormente mencionadas. Johannes Weiss y Albert Schweitzer hicieron frente a un fuerte liberalismo que intentó eliminar el elemento escatológico del reino predicado por Jesús, y el cual era su mero núcleo vital. Según Weiss y Schweitzer, el reino, para Jesús, era una realidad totalmente FUTURA, apocalíptica, que aparecería al final de la historia humana, mediante la acción poderosa y sobrenatural de Dios. Afirmaron que la idea de una presencia actual del reino era un invento de los autores de los evangelios y que no debía considerarse como auténtica enseñanza de Jesús. Su interpretación del reino es conocida como “escatología consistente” o “coherente”.

Para Harnack, el reino de Dios era el gobierno divino en “el corazón de los santos”. Para él, el reino es el poder que obra en el interior de la vida humana. Dobschütz, Muirhead, Wellhausen, y Sharman han insistido, del mismo modo, en sostener que la dimensión escatológica NO era esencial en la enseñanza de Jesús, o que francamente se trata de un agregado que sus primeros discípulos o la iglesia primitiva creyeron necesario hacer al mensaje. F.C.Grant también rechazó el factor futurista del reino, afirmando que éste debía entenderse solamente en términos de una “redención social”. A.B. Bruce y James Orr no toman en cuenta el factor futurista del reino, considerándolo más bien sólo simbólico, o “en el corazón de los hombres”, el cual produciría una transformación social radical a medida que aumentara el número de creyentes. Cuando todas las áreas de la vida y el pensamiento hayan sido penetradas y regeneradas mediante el poder del reino, entonces “éste habrá llegado”.

Rudolf Otto, en su libro ‘El Reino de Dios y el Hijo del Hombre’, ve el reino como una esperanza futura, pero que de alguna manera ya se ha presentado en la persona y ministerio de Jesús. W.G. Kümmel, igualmente opina que el reino de Dios es presente y también futuro. Emil Brunner sostiene que el fin último de la historia ya comenzó con la iglesia, pero que todavía tenemos que esperar su cumplimiento final en el futuro. R. N. Flew habla del reino como presente y futuro, así: “El reino ha venido en la persona de Jesús, sus bendiciones pueden gozarse ahora mediante a fe. Pero no ha venido del todo. La consumación final aún se tarda.” (Jesús y Su Iglesia, pág.32).

Ahora bien, la interpretación contemporánea más discutida es aquella del eminente teólogo inglés C.H.Dodd, y que se conoce como “escatología realizada”. Él la desarrolló en su libro “Las Parábolas del Reino”. El estudio hecho por Dodd de las parábolas de Jesús, y otros dichos colaterales, lo llevó a creer que, para nuestro Señor, el reino ya había venido. El futuro formaba parte, ahora, de la experiencia actual de los hombres. El absoluto ha penetrado la arena histórica. El supuesto Cristo Eterno ha entrado en el tiempo. Él mismo sería el cumplimiento de la esperanza escatológica. Su venida es la venida del reino de Dios. Su reino vino con él y, por tanto, no hay que esperarlo para mañana. El futuro se está realizando en la vida de Cristo y en la vida de su iglesia. Pero para ser justos, Dodd no presta mucha atención a los dichos de Jesús en cuanto a la venida aún futura del reino, y sólo se limita a darles a éstos un sentido meramente simbólico.

El Reino: Presente y Futuro

El aspecto del reino presente se encuentra en los textos de Marcos 4:3 ss. En donde el reino presente se compara con una semilla que se siembra en los corazones de los hombres en esta vida. En Marcos 12:34 Jesús le dice a un escriba: “no estás lejos del reino de Dios”. En Mateo 12:28 Jesús dice que: “El reino ciertamente ha llegado a vosotros” por el hecho de expulsar a los demonios de un ciego y sordo. En Mateo 13:44-46 Jesús habla del reino como un tesoro escondido en la tierra, que los hombres pueden descubrir ahora. En Lucas 17:20-21 Jesús declara que “el reino está entre vosotros”. Es decir, su presencia en la tierra es la presencia del reino de Dios.

Si bien es verdad que algunas declaraciones de Jesús muestran un reino presente en su ministerio, también es cierto que hay una dimensión futurista del mismo en otras de sus declaraciones. En primer término, 6 de las Bienaventuranzas sólo podrán cumplirse en el FUTURO (Mateo 5:4-9). En Mateo 25:31,34 Jesús habla de un reino que sólo se podrá heredar cuando él vuelva por segunda vez. En Mateo 26:29, durante la última cena, Jesús les dice a sus discípulos que anticipa el día cuando beberá con sus discípulos del fruto de la vid, en el reino de su Padre.

Aunque el apóstol Pablo no suele usar muy a menudo la palabra reino, las veces que lo hace lo hace dando a entender su carácter presente como futuro. En Romanos 4:17 el apóstol Pablo parece indicar que el reino puede ser vivido ahora entre los creyentes. En Colosenses 1:13 él igualmente parece indicar que de alguna manera el creyente está “ahora” trasladado al reino de Cristo. Pero Pablo no pasa por alto el aspecto futuro del reino, porque en 1 Corintios 6:9, 15:50; Gálatas 5:21; y 2 Timoteo 4:1,18; lo que tiene en mente es un reino en la tierra eminentemente FUTURISTA, que exige nuestra previa conversión y transformación física por la resurrección venidera. Estos textos tienen estrecha relación con la PARUSÍA o segunda venida de Cristo. En Hechos 14:22, Pablo recalca el hecho de que para entrar reino se requiere pasar por muchas tribulaciones.

El Reino y La Iglesia de Jesucristo

Agustín de Hipona creía que el reino de Dios era la iglesia militante. La tardanza de un reino literal hizo que ese ideal se viera reflejado en una sociedad, que llegó a conocerse con el nombre de “iglesia”. E. F. Scott , en su obra “El Reino de Dios en el nuevo Testamento”, página 170 dice: “Jesús había proclamado el reino, pero en su lugar se levantó la iglesia”. Lo que Jesús realmente hacía era buscar un nuevo pueblo a quien se le daría el reino.

El Reino de Dios y la iglesia son inseparables, pues a ésta Dios le ha prometido darle su reino (Lucas 12:32). La iglesia es la que recibirá el reino de Dios. Es el pueblo escogido que restaurará el reino davídico en la tierra. El reino está conformado por hombres santos (Judíos y Gentiles) convertidos por el evangelio de Cristo. A estos santos, de todas las épocas, podemos llamarlos como: “La Iglesia de Dios”, “El Cuerpo de Cristo”, “La Novia”, “Los Elegidos”, etc. La iglesia es la heredera del reino (Mateo 25:31,34). Jesús afirmó que el reino es algo que se puede VER y ENTRAR (Juan 3:3,5), y Pablo también dijo que “carne y sangre” (los mortales) no lo pueden heredar (1 Corintios 15:50). En cambio, uno puede ser parte de la iglesia siendo mortal. Esta es la gran diferencia sustancial entre el reino y la iglesia. Por otro lado, uno puede ser parte de la iglesia inmediatamente después del bautismo (Hechos 2:38,41); en cambio, para heredar el reino uno tiene que haber sufrido por Cristo y también haber crecido en la fe y el conocimiento del Señor. Y lo más importante aún es haber recibido la transformación física cuando Cristo regrese nuevamente a este mundo (ver 2 Pedro 1:8-11; Hechos 14:22; 1 Corintios 15:45-50). Aunque en la iglesia se admiten “niños espirituales” ( 1 Corintios 3:1-2) que deben crecer a la estatura de Cristo, en el reino sólo ingresan los “maduros espirituales”, aquellos que han llegado a la “perfección espiritual” (Efesios 4:12,13,15) (2 Pedro 1:3-11). Por otro lado, parece evidente que nuestro Señor consideraba que alguna forma de asociación y organización de carácter comunitario era esencial para a mejor promoción del reino. A lo largo de la historia de la Iglesia Cristiana, los teólogos de la iglesia han insistido en la íntima relación entre la iglesia y el reino. Pero hay, evidentemente, diferencias entre ellos con respecto a la naturaleza y a los alcances de esta relación. Pero en la medida que la iglesia está verdaderamente sometida al gobierno divino, puede decirse que es el reino de Dios. Pero el orden divino nunca logra realizarse del todo en este orden humano finito; por eso la Iglesia Cristiana espera la consumación final, cuando Dios perfeccione esa fraternidad humana centrada en Cristo. Entonces se podrá decir con plena seguridad que el reino de Dios habrá venido plenamente.

El Reino Futuro y Su Naturaleza Real

La Biblia nos habla del reino venidero, pero: ¿Cómo es su naturaleza? No se nos dice si habrá de presentarse como un reino terrenal, que será seguido por un reino celestial, o si hemos de esperar una acción decisiva y final, mediante el cual “cielo y tierra” serán cambiados según los propósitos de Dios. No obstante, sería necio negar que la Biblia sí presenta una naturaleza política y terrena del reino de Dios. El Antiguo Testamento está repleto de profecías que hablan de un reino que se establecerá en esta misma tierra. En la literatura judía, el reino se presenta de 3 formas posibles: 1). El reino producirá una transformación de los cielos y la tierra. 2). El reino será eterno en la tierra. 3). El reino es un orden temporal y terreno, que será seguido por un reino celestial y eterno.

En el Nuevo Testamento existen pasajes clarísimos que hablan de un reino terrenal. Jesús, por ejemplo, dijo: “Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán a tierra” (Mateo 5:5, con referencia al Salmo 37:11). En otra ocasión les enseñó a sus discípulos a que oraran por la venida del reino a la tierra (Mateo 6:10). Ahora bien, de la Biblia entera se desprende que el reino tiene estos aspectos básicos y muy claros:

1.- Dado que el reino futuro tiene relación con la segunda venida de Cristo, su implantación estará acompañado por eventos visibles, sobrenaturales, y catastróficos (1 Tesalonicenses 4:15-17; Marcos 13:24-27).

2.- El actual orden de cosas será juzgado (2 Tesalonicenses 1:5-12; 2 pedro 3:4-10; Apocalipsis 19:11-16).

3.- Todos los que se oponen serán sometidos a Dios (Filipenses 2:9-10; 1 Corintios 15:20-23).

4.- Se cristalizarán todas las promesas hechas a los fieles de todos las épocas (Apocalipsis 21:3,4), las cuales incluyen:

a- El reino se establecerá en Jerusalén.

b- El Mesías tendrá su trono con sus apóstoles en Jerusalén

c- El reino será mundial y todos pueblos se someterán a Cristo y a su autoridad: Un solo gobierno.

d- Habrá paz, justicia, y desarme mundiales.

e- Los rebeldes e impíos serán destruidos.

f- Los elegidos recibirán el reino en la segunda venida de Cristo, cuando obtengan su inmortalidad.

g- El reino durará mil años.

h- No existirán pobres ni desamparados.

i- El diablo será atado junto con sus demonios para que no engañen a los pueblos.

j- Habrá sólo una religión y un solo gobernante mundial con la autoridad de Dios.

k- La vida será más larga y saludable.

l- No habrá explotadores ni explotados.

m- No habrá revueltas, ni protestas, ni descontentos populares.

n- Los que no quieran servir al Rey Cristo no les irá nada bien, y por tanto, optarán por él de buena gana. Preferirán las bendiciones que las maldiciones de Dios Padre.

Por tanto, sostener que el reino es sólo presente o futuro, es ignorar las mismísimas palabras de Jesucristo. Los eruditos, en su mayoría hoy, creen en un cumplimiento futuro del reino. No obstante, los amilenialistas (los que no creen en un reino personal y futuro de Cristo en la tierra por mil años), sean católicos o protestantes, sólo ven un reino presente en la iglesia militante.

Jean Hearing, en su estudio escatológico sobre “El Reino de Dios y su Venida”, escribe: “Jesús enseñaba que un germen invisible del reino de Dios existía desde el comienzo de su predicación; pero tal es su noción del reino, que ella exige una realización completa visible en el futuro mediante una transformación del orden cósmico.

El teólogo católico Karl Adam reconoce que: “Restringir lo fundamental de su mensaje a esta predicación moral, sería desconocer el contenido religioso, más precisamente, el carácter sobrenatural y escatológico del nuevo reino” (…) su venida está todavía en el futuro, y es preciso decir: Que tu reino venga.”

El Reino de Dios e Israel

El reino de Dios es un mensaje que todavía debe ser anunciado al mundo habitado. Jesús dijo que antes que el fin venga, el reino de Dios se habrá anunciado como testimonio a todas las naciones (Mateo 24:14). Este es un mensaje vivo y actual que el mundo debe oír. Cuando Cristo murió y resucitó al tercer día, todavía permaneció 40 días más entre sus discípulos, predicándoles más sobre la restauración del reino Israel (Hechos 1:3,6). Tómese nota de la pregunta de los apóstoles en el verso 6. Es obvio que esta pregunta apostólica se hizo como corolario a toda la enseñanza de Jesús. Aquí se deja notar que aún hay un reino judío por establecerse en la tierra. Es un reino eminentemente futuro, para la segunda venida de Cristo. Ahora bien, algunos teólogos amileanilistas sostienen que los discípulos no sabían lo que preguntaban, de que estaban errados y confundidos, y que no habían captado el mensaje de su Maestro correctamente. Pero me pregunto: ¿Fueron todos los discípulos de Jesús torpes para no entender el claro mensaje que Cristo les estaba inculcando? O, ¿Fue Jesús un mal maestro que no se sabía explicar? Pero lo cierto y curioso es que todos los discípulos le preguntaron lo mismo: “¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?”. Por otro lado, Jesús no los corrige o reprende por semejante pregunta “inoportuna”. Él sólo les dice: “No os toca a vosotros saber os tiempos olas sazones que el Padre puso en su sola potestad.” En buena cuenta, la pregunta era válida y oportuna, pero la respuesta a dicha pregunta sólo el Padre la podía contestar. Está claro que aquí hay un reino que tiene que ver con Israel. Pero los amilenialistas dicen que éste es espiritual, es decir: el cuerpo místico de Cristo, su iglesia. Pero me pregunto nuevamente: ¿Tiene sentido que se le restaure a la iglesia, el reino? ¿Acaso alguna vez la Iglesia de Cristo perdió su reino? La iglesia pura y sin mácula NUNCA ha reinado en este mundo— ¡sólo la Iglesia falsa y apóstata!.

Aunque en cierto modo el reino vino con Cristo y sus exorcismos y curaciones milagrosas, lo cierto es que el reino se establecerá plenamente sólo cuando Cristo ate a Satanás y a sus demonios y los lance al abismo (Apocalipsis 20:1-4). Es por eso que es difícil pensar que el reino ya se estableció plenamente hace dos mil años, pues ello implicaría que Satanás ya estuvo encadenado en el abismo sin poder engañar a nadie (Apocalipsis 20:3). Pero: ¿Podría alguno pensar que este mundo es un mundo ideal reinado sólo y únicamente por el buen Cristo y su iglesia? Pero la verdad es que la drogadicción, las pestes, los hogares destruidos, los crímenes, las miserias, y mil males más, son señales de que aún Satanás reina libremente y tiene su maléfico accionar entre los hombres. O ¿Es que Jesús es un mal gobernante? ¡De ningún modo! Cuando Cristo reine, ¡el mundo gozará de justicia, paz, y amor verdaderos! (Isaías 9:6,7). Finalmente, si el reino se estableció en el 33 D.C como dicen los amilenialistas, ¿por qué Juan dice en el año 90 D.C, que “todo el mundo yace bajo el poder el maligno” (no “bajo el poder de Cristo”)? (1 Juan 5:19) ¿no debió estar atado el Diablo y sus demonios para ese entonces? Recuérdese que el reino se establece después de la atadura del Diablo (Apocalipsis 20:1-3). Es evidente que el Diablo no fue atado en el año 33 D.C ni en el 90 D.C, ni tampoco en este siglo XXI. Hay un reino que se establecerá aún en el futuro, y que conlleva la neutralización total del Diablo y sus demonios por un milenio, y el florecimiento de la paz y la justicia por todo el mundo habitado. Estos son algunos puntos que no se pueden pasar por alto obviamente. Desgraciadamente los llamados “Testigos de Jehová” si han pasado por alto estos aspectos señalados anteriormente.

Algunos Testimonios Interesantes

El carácter futurista el reino fue expresado por Padres y Apologistas de la fe. Ireneo (185 D.C, Obispo de Lyon), escribió: “…en su segunda venida les dará a los suyos un lugar en su reino.” (Contra las herejías). Clemente Romano (96 D.C, Segundo obispo de Roma) escribió en su segunda epístola, lo siguiente: “Si entonces hacemos lo que es justo a la vista de Dios, entraremos al reino, y recibiremos las promesas…esperemos cada día y cada hora el reino de Dios en amor y rectitud”. Ignacio (Obispo de Antioquia, siglo II) creyó que el viejo reino del mal sería destruido en la segunda venida de Cristo (Ign. Eph. 16:1). Hermas, un profeta de Roma (siglo II), tenía una clara visión futurista del reino y enfatizó en la conducta moral para entrar en él. (Herm. Sim. 9:16.2-4). Papías de Hierápolis (Siglo II) creyó que la esperanza para un reino milenario en la tierra era real. También Cerinto dice que después de la resurrección la casa real de Cristo estará en la tierra (Gayo de Roma, de la Historia de la Iglesia de Eusebio 3.28.2).

Por otro lado, es interesantísimo el testimonio del Apologista Justino Mártir (Siglo II). Él hace uso de la palabra reino frecuentemente en su Diálogo con el Judío Trypo, y en donde se registran los debates más frecuentes entre cristianos y judíos. Justino le asegura al judío Trypo que Cristo volverá al mundo para recompensar a sus seguidores, dándoles entrada en su reino milenario que se establecerá en Jerusalén (Diálogo 80). Además Justino le dijo a Trypo, que aquellos que enseñan sobre la supuesta partida al cielo de las supuestas “almas inmortales”, NO SON CRISTIANOS. Finalmente el movimiento Montanista tenía como una de sus características, la expectación de la inminente aparición del reino

Resumen

El Reino de Dios fue y es aún interpretado como un asunto presente y futuro. Desde el siglo II el reino tiene un carácter escatológico. Los autores cristianos del segundo Siglo son uniformemente FUTURISTAS. Y para algunos de ellos, dicho reino sería, además, TERRESTRE Y MILENIAL. Tal es el caso de Cerinto, Papías, Justino Mártir, Ireneo, y otros.

Es con Orígenes (185-254) que viene el cambio del uso común de la palabra reino por otro “espiritual” y “en el corazón de los hombres”. En cierto modo Orígenes fue influenciado por el pensamiento Gnóstico de la época que sostenía un reino en el alma. Se puede decir que él sentó las bases del pensamiento Agustiniano y de otros filósofos cristianos protestantes de los siglos venideros. Orígenes se alejó del pensamiento cristiano post apostólico del siglo II.

Ver también: www.elevangeliodelreino.org

LA PROMESA DE DIOS A ABRAHAM... SABE UD. DE QUE SE TRATA?

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

El propósito de este estudio es el de aclarar en lo que se basa el reino de Dios. Hay personas que han dicho que el reino de Dios es la iglesia (¿Cual de ellas?). O que el reino de Dios está en tu corazón. Estas ideas parecerán absurdas cuando usted entienda en lo que verdaderamente está basado el reino de Dios. Preste atención especial a las palabras claves como “promesa” y “herencia.” El concepto empieza con las promesas que Dios le hizo a Abraham en Génesis 12:3, Génesis 13:14-15 & Génesis 17:7-8. Estas promesas también fueron hechas a Isaac (Génesis 26:4) y a Jacob (Génesis 28:14) los cuales son el hijo y el nieto de Abraham. Estos tres también son conocidos como los patriarcas.

Génesis 12:3 “Y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.”

Esto es una referencia al Mesías (Jesús). Dios le prometió a Abraham que a través de su descendencia vendría alguien por el cual el mundo sería bendecido (salvo). Pablo lo confirma en Hechos 3:25-26:

“Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra. A vosotros primeramente, Dios habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese.”

La segunda promesa tiene que ver con la tierra. Las familias que serán bendecidas son las familias de la tierra. Y es en la tierra que las familias serán bendecidas. Dios específicamente le promete a Abraham la tierra (o nación, como se le refiere en algunos casos) como su herencia.

Génesis 13:14-15: “Y Jehová dijo a Abraham: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre.”

Génesis 17:7-8: “Y estableceré mi pacto entre mí y tu, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, en pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti la tierra que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos.”

El Mesías vino a confirmar y a proclamar las promesas hechas a Abraham, Isaac y a Jacob. Esta es la razón por la cual Jesús vino. Como consecuencia de su muerte nuestros pecados son perdonados (somos bendecidos), y a través de su gobierno como nuestro rey en la tierra (La segunda venida de Jesús), Abraham y sus descendientes (los resucitados en Cristo) heredarán la tierra como su heredad perpetua.

Romanos 15:8: “Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para CONFIRMAR las promesas hechas a los padres.”

¿Qué promesa? Que Abraham y sus descendientes serían herederos del mundo.

Romanos 4:13: “Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la PROMESA de que sería HEREDERO DEL MUNDO, sino por la justicia de la fe.”

Qué vino a proclamar Jesús? El reino de Dios.

Lucas 4:43: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado.”

Como pueden ver, Jesús vino a confirmar las promesas que Dios hizo a Abraham y a proclamar el reino de Dios, Jesús está proclamando lo que vino a confirmar.

1 Corintios 6:9: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?”

A Abraham se le prometió que él heredaría el mundo. En el versículo arriba dice que los injustos no heredarán el reino de Dios. La palabra clave es “heredar.” Heredar el reino de Dios es heredar el mundo. El reino de Dios es el mundo bajo el gobierno de Dios a través de Su Mesías, Jesús.

El reino de Dios = Las promesas que Dios le hizo a los patriarcas.

Entrada al reino de Dios es la meta cristiana. Este es el galardón que Dios le ha prometido a los seguidores de Cristo. Gálatas 3:29:

“Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.”¿Que promesa? Que Abraham y su descendencia serían herederos del mundo.

Romanos 4:13: “Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe.”

Se supone que nosotros heredemos el mundo junto a Abraham. Por nuestra fe en Cristo estamos considerados descendientes de Abraham y herederos de la misma promesa. Con Cristo como nuestro rey, reinaremos en la tierra. Apocalipsis 20:4 dice:

“Y vivieron y reinaron con Cristo por mil años.”

¿Dónde reinaremos con Cristo? Apocalipsis 5:10 nos dice la respuesta:

“Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.”

El reino de Dios es el tema de la Biblia entera. Empezó con las promesas que Dios le hizo a Abraham. Cada profeta ha tenido que decir algo de este tema. Dios a través de los profetas añadió mas detalles hasta que Jesús llegó para confirmar y proclamar el reino de Dios, no solamente a los judíos, sino al mundo entero (bendiciones, Génesis 12:3). Abraham y sus descendientes nunca han poseído el mundo. Ellos todos murieron en fe (Hebreos 11:13), por eso es que habrá una resurrección, para que las promesas de Dios sean cumplidas. ¿Cuándo sucederá la resurrección? En los últimos días de este siglo, en la venida de la nueva era (que se inaugurará en el regreso de Jesús). Es aquí cuando Abraham y sus descendientes serán herederos del mundo.

Lucas 20:35: “Mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos.”

Juan 11:23-24: “ Jesús le dijo: ‘Tu hermano resucitará.’ Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.”

Resumen – La historia del hombre y la mujer empezó en la tierra con Adán y Eva. Ellos la corrompieron por su desobediencia a Dios. El mensaje del reino de Dios empieza en Génesis y termina en el Apocalipsis. Es el plan de Dios de salvación para la raza humana devolviendo al hombre y a la tierra a su condición original. En las páginas 15 y 24 de la Nueva Biblia Americana verán un resumen excelente:

“El plan de salvación pronosticado por los autores sagrados, detallado y explicado por ellos, es hallado como la verdadera palabra de Dios en los libros del Antiguo Testamento. El propósito principal en el cual el antiguo pacto fue dirigido fue para preparar para la venida de Cristo, el redentor de todos y el del reino mesiánico, para anunciar esta venida mediante la profecía.

Otro tema importante en predicación profética es el mesianismo. Dios castiga la infidelidad a Su pacto. Israel ha sido humillada por sus pecados. Pero en alguna fecha futura el reino de Dios en la tierra será restaurado. El vicegerente de Dios, el Mesías, ungido de una dignidad majestuosa, reinará en ese reino. Usted debe de prestar atención a esta expectación mesiánica en la literatura hebrea. Esto es necesario para entender la literatura del Nuevo Testamento, la cual ve el cumplimiento de esta profecía mesiánica en Jesús de Nazaret. En otras palabras, el movimiento del Nuevo Testamento es el cumplimiento de la Biblia hebrea. Jesús de Nazaret proclama que él es el Mesías prometido (ungido) rey venidero, para estabilizar el reino (reinar, gobernar) de Dios, por el cual el Antiguo Testamento predico.”

Así que ¿Por qué hay personas que piensan que nuestro premio es el cielo? Esta idea vino a través de la influencia de la filosofía griega sobre la iglesia primitiva del segundo, tercer y cuarto siglo. Existe un documento mencionado al final, que trata específicamente con la muerte.

Una vez que usted entienda en lo que está basado el reino de Dios (las promesas hechas a los patriarcas), entonces usted verá fácilmente el error en creer que el reino de Dios es la iglesia, o que está en su corazón. Este documento es el principio de la enseñanza más importante del mundo. Hay muchos versículos para estudiar y muchos más para aprender acerca de la enseñanza más importante de Jesús.

EL EVANGELIO DE LA AVARICIA

Por Ruth Padilla DeBorst

El amor a las riquezas sigue siendo, como siempre lo ha sido, el principio de todos los males.«¿Alguno de los presentes es pobre? ¡Seguramente que no! Somos hijos del Rey de toda riqueza. ¿“Pero yo soy pobre”, me dices? Entonces, en el nombre de Jesús, desecha todo pecado. ¡Reclama la bendición que Dios tiene reservada para ti y prosperarás!»
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Domingo tras domingo, en mega iglesias, a lo largo y ancho de América Latina, cientos de cristianos escuchan arengas similares a esta. Día tras día, durante la semana, programas de radio, televisión y difusiones por la Internet bombardean a los creyentes con la teología del «declara y reclama». Las posturas que se fomentan son las de desear, alcanzar, recibir y acumular.

La renuncia, la sencillez, la negación a uno mismo, la entrega y el compartir son todas cualidades esenciales en la comunidad del Rey. Una se siente obligada a preguntar: ¿En estas congregaciones, alguna vez se desafía a los creyentes a tomar su cruz y seguir a Jesús, quien entregó todo lo que era y poseía, quien renunció a sus privilegios divinos para reconciliar a la Creación con su Creador y a las personas las unas con las otras? La renuncia, la sencillez, la negación a uno mismo, la entrega y el compartir son todas cualidades esenciales en la comunidad del Rey, pero aparentemente no encuentran cabida en el evangelio de la avaricia.
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Semillas de bendición
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Al igual que los líderes Africanos que retrata mi colega Asamoah-Gyadu, los cuales no muestran consideración alguna por el contexto, ya sea histórico o textual. Los apóstoles de la prosperidad blanden pasajes bíblicos para legitimar su autoridad y construir una estructura religiosa para los ídolos de nuestro tiempo. Uno de los pasajes que más aman torcer es 2 Corintios 9.6: «el que siembra escasamente, escasamente también segará; y el que siembra abundantemente, abundantemente también segará».

En las «maratones de prosperidad» que se transmiten al aire, convencen a los creyentes —con palabras y música— a dar no solamente diezmos y generosas ofrendas, sino también joyas, autos y títulos de propiedad. Estas ofrendas son las «semillas» de la autorrealización, de un futuro mejor. Son los sellos de los acuerdos económicos pactados con Dios. Al ofrecerlas en fe se convierten en el medio para comprar la sobreabundante cosecha de bendición del Señor. No mencionan para nada el hecho de que en el texto Pablo está animando a los cristianos de Corinto a ser generosos en «buenas obras», no en ofrendas monetarias (v. 8), ni tampoco que deben fijar los ojos en la necesidad de ser generosos no hacia sí mismos, sino hacia los necesitados en Jerusalén (v. 13). Tampoco enseñan que el uso de las riquezas debe ser considerado como una liturgia, un ministerio, un servicio público (v. 12) ni que deben participar activamente en una economía de suficiencia y justicia para todos, no en una de acumulación y desigualdad (vv. 8.13–15).
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¿Buenas Nuevas para nadie, o para todos?

La legitimación religiosa de la búsqueda de la prosperidad, tal como lamenta Asamoah-Gyadu, deja poco espacio para los pobres. Me temo, sin embargo, que ni siquiera aquellos que están progresando, en África, América Latina o cualquier otro lugar, hallarán verdaderas buenas nuevas en la teología de la prosperidad, ¡aun cuando se apeguen a estilos de adoración «apasionados y exuberantes»! En verdad, una ética cristiana personal y comunitaria que rescata a las personas de prácticas destructivas es liberadora: libera tanto a las personas como sus recursos, incluyendo los económicos, para servir a otros.

Sin duda, las instrucciones económicas que Dios establece para su pueblo, en el desierto, bajo el imperialismo romano y en nuestros tiempos no son de penurias. Nuestro Dios creador es Dios de abundancia, diversidad, belleza y vida. Asamoah-Gyadu correctamente afirma que la Biblia no glorifica la pobreza. No obstante, me pregunto si, en un contexto en el cual la riqueza ha sido deificada, conseguiríamos afirmar con toda confianza que las Buenas Nuevas del reino de Dios no son un evangelio de pobreza. Permítame aclarar: No estoy a favor de una pobreza de necesidad y penurias, sino de la pobreza por la renuncia. Inmersos en una cultura de gastos y derroches innecesarios, un sistema de sobreproducción y obsolescencia planificada —un contexto en el que las personas son valoradas o descartadas según sus pertenencias materiales— y a la luz de las falsas enseñanzas y el descarado desprecio por los valores del reino de Dios y su justicia, actuaríamos bien en buscar un cambio con la prosperidad y prestar atención a otro santo, Francisco de Asís.

En un acto radical para seguir a Jesús, este joven procedente del burgo italiano se despojó de sus riquezas y vivió entre los pobres y leprosos para compartir con ellos las Buenas Nuevas del amor de Dios por ellos. Quizás, al igual que Francisco, deberíamos considerar con más seriedad el ejemplo de otro maestro pobre, y además itinerante, nuestro Señor Jesucristo, «que siendo rico; sin embargo, por amor a ustedes se hizo pobre, para que por medio de Su pobreza ustedes llegaran a ser ricos» (2Co 8.9). Quizás, cuando lo contemplemos, lograremos descubrir y, gozosamente, celebrar las Buenas Nuevas, la abundante riqueza de bienes y vidas compartidas, y relaciones restauradas con nuestro creador y todos nuestros prójimos.
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Según la autora, ¿qué cualidades de la comunidad del Rey ignora el evangelio de la avaricia?
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En América Latina, ¿qué pretenden los autodenominados «apóstoles» y «profetas»?
¿Cuál es el perfil de los «apóstoles de la prosperidad»?
¿Cuál es el riesgo de ese perfil?, ¿qué realmente preocupa en ellos?
¿Cual sería una interpretación con una exégesis responsable de 1 Corintios 9.6?
¿De qué, realmente, es capaz de rescatarnos una ética cristiana comunitaria?
¿La ética comunitaria que sigue su iglesia ha provisto para ese rescate?
¿Cuál es la propuesta de la autora ante las falsas enseñanzas de la teología de la avaricia?
¿Cuál propuesta ofrecería usted o su comunidad de fe ante esas falsas enseñanzas?, ¿cómo conseguiría su iglesia impedir que se infiltren en su propio seno?

Lic. Wolfgang Streich
Asunción – Paraguay
Tel: (0981) 480 779
(0971) 316 800

http://wolfgangstreich.blogspot.com/
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http://py.globedia.com/perfil/wolfgang-streich/

wsparaguay@gmail.com
wolfi30@hotmail.com

“Tres cosas no vuelven para atrás: Una flecha lanzada, una palabra pronunciada y una oportunidad perdida”

Preguntas para estudiar en grupo

Los «apóstoles» de la prosperidad
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En África, el sello de aprobación al deseo, la avaricia y el consumismo lo otorgan obispos y arzobispos neopentecostales. En América Latina los predicadores de la prosperidad tienden a publicitarse como «apóstoles» y «profetas». Asociados en redes, consejos y alianzas, se nombran entre ellos y se autorizan los unos a los otros, con unción del Señor, a autoproclamarse como pioneros de la bendita reforma apostólica que transformará nuestro continente. Son los emisarios escogidos de Dios para declarar y reclamar prosperidad y bienestar económico a individuos, familias y, aun, naciones enteras.Los apóstoles de la prosperidad blanden pasajes bíblicos para legitimar su autoridad y construir una estructura religiosa para los ídolos de nuestro tiempo. El poder, el éxito, la riqueza y la salud se presentan en un paquete tan herméticamente amarrado que no queda espacio para las dudas, el dolor o el sufrimiento, la preocupación por la justicia o la conciencia de las necesidades del prójimo. Los autoproclamados apóstoles no rinden cuentas a nadie en cuestiones de finanzas, ética o teología. Estos «santos» varones —sí, todos ellos son del sexo masculino— visten, conducen y viven según las señales de éxito que describe el libro de reglas de las sociedades de consumo. De manera arrogante testifican del favor de Dios sobre sus vidas y establecen metas para sus seguidores que, se espera, disfruten vicariamente y se enorgullezcan de los símbolos de éxito que despliegan.

Y LA LUNA EN SANGRE

Por Jack Kinsella
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(Traducción Google)

La Carta Omega

El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes del día grande y terrible del Señor venga. “(Joel 2:31)

A lo largo de la historia, la energía solar y eclipses lunares se han tomado como un signo de la Deidad. En 585 aC, un eclipse solar oscureció el campo de batalla durante una batalla campal entre los medos y lidios en guerra. En la desaparición del sol, las dos partes depuesto las armas y declaró una tregua.

Los antiguos chinos creían que era el signo de un dragón que se había tragado al sol. Ellos creían que el dragón tenía que ser asesinado para evitar que el fin del mundo. Así, cada eclipse, que se la suda, rezando para que el que se enfrenta al dragón prevalecería. Los astrónomos de la antigüedad de China se encargaban de predecir cuando el dragón se llegaría a tragar el sol – un tiempo dominado por los rituales de tambores y cantos. El emperador dependía de la antelación con el fin de enviar a sus arqueros para ahuyentar a los dragones de sol para tragar.

Los dragones desempeñado un papel similar en la explicación de los eclipses en la antigua India e Indonesia. Los antiguos astrólogos eran muy buenos para predecir los eclipses. Además de los chinos, los Reyes Magos de Mesopotamia llevaban registros muy detallados y tanto los griegos y los romanos tenían sistemas astrológicos similares incorporados a sus religiones.

Hubo un eclipse total de Luna antes de Navidad. Fue el primer eclipse lunar total en casi tres años. Fue el primer eclipse lunar total que se produzca en el solsticio de invierno (diciembre 21) desde 1638 y el segundo desde la época de Cristo.

Además, el 21 de diciembre eclipse fue inusualmente rojo, debido a la erupción del Monte Merapi en Indonesia a finales de octubre. Menos de dos semanas más tarde y sólo cuatro días en 2011, un eclipse solar parcial oscureció los cielos de Europa, África del Norte y Asia occidental.

En casi todos los años, un eclipse solar es visible desde algún lugar en la tierra dos veces al año, con un eclipse lunar, que corresponde a un par de semanas más tarde.
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Este año habrá cuatro solares y dos eclipses lunares – el 4 de enero, otro eclipse solar el 1 de junio un eclipse lunar el 15 de junio un eclipse solar el 1 de julio otro solar el 25 de noviembre y un eclipse lunar el 10 de diciembre.

Marca Blitz, el pastor de Ministerios El Shaddai en Bonner Lake, Washington, señaló el patrón inusual de la Luna y la actividad de eclipse solar que incluía una rara “tétrada” que se producirá en 2014. Un “tétrada” es el nombre que la NASA asigna a la ocurrencia de cuatro eclipses lunares consecutivos, un evento tan raro, pero que será la 8 ª edición desde la época de Cristo. El año 2014-2015 se superponen en un año sabático judío. Por último, Blitz señaló que se producirá en las fiestas de la Pascua judía y Sucot en 2014 y nuevamente en 2015.

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