Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD)
Dentro de la revelación especial de Dios, tenemos la profecía. La profecía es la predicción de los eventos futuros que son concedidos por el conocimiento de Dios para un propósito definido o determinado. Se han conjugado algunos requisitos para que la profecía bíblica sea válida como tal:
La declaración de algún acontecimiento deberá realizarse en fecha anterior a su cumplimiento real o literal.
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No debe de haber nada que sugiera que el cumplimiento del evento tenga relación con un conocimiento previo natural o netamente obvio.
No debe de haber nada que sugiera que el cumplimiento del evento tenga relación con un conocimiento previo natural o netamente obvio.
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No debe haber ambigüedad.
No debe haber ambigüedad.
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Deberá ser precisa, libre de cualquier error, por más mínimo que sea éste, descartaría su validez.
Deberá ser precisa, libre de cualquier error, por más mínimo que sea éste, descartaría su validez.
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Deberá cumplirse fielmente el evento o suceso predicho.
Deberá cumplirse fielmente el evento o suceso predicho.
Dios revela la profecía a los hombres de tres maneras:
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Teofanía: Es una presentación de Dios con los hombres, cara a cara, para revelarle algo importante.
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Teofanía: Es una presentación de Dios con los hombres, cara a cara, para revelarle algo importante.
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Los sueños y visiones: En sueño, cuando los hombres están inconscientes al dormir, la revelación se lleva a cabo en la mente; y en visiones, la persona está consciente en el mundo externo, bajo un trance, y de esa manera percibe la visión profética.
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Por un avivamiento de las facultades propias de los hombres: Por un despertar sobrenatural, dónde se pueden percibir de manera clara las verdades de Dios. Ejemplo es, los profetas del AT. y los escritos de los apóstoles que dan fe a las verdades espirituales de Dios. Así, todo lo que escribieron estos grandes hombres santos está libre de errores a causa de la voluntad perfecta de Dios y de su soberanía infinitamente inquebrantable. Ejemplo tenemos, por supuesto, la Biblia, que es infalible.
El elemento predictivo: deberá ser, sobre todo, extraordinario, es decir, sobrenatural. Los teólogos críticos niegan la verdad de las profecías bíblicas defendiendo que éstas no fueron plasmadas sino hasta después que se cumplieron, afirmando que las supuestas predicciones proféticas fueron intercaladas en las Escrituras como acontecimientos ya suscitados, o rechazando terminantemente su certidumbre predictiva. Profecías como la de la invasión de Asiria que se acercaba y el exilio de Israel en esa nación pagana (Am.5:27; 7:11, 17), así como la de la caída de Samaria predicha por Isaías y Oseas (Os.7; Is. 37:26-36), y finalmente como la vaticinada por Jeremías de la cautividad babilónica judía y de su regreso posterior (Jer. 25:11, 12), históricamente son irrefutables en sus hechos, tanto en su elemento predictivo como en su cumplimiento literal, imposible de excluirlas por ésta razón de peso máximo.
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El elemento mesiánico: Es el de mayor importancia, ya que tiene un alcance cronológico telescópico y es de trascendencia futura más que otro tipo de profecía conocida. El elemento mesiánico va muy lejos. Principia en el huerto del Edén, a continuación lo vemos en las promesas de Abraham, sigue por la era mosaica o la dispensación de la Ley, apareciendo en la Tribu de Judá, después el la Casa de David, hasta finalizar en las profecías mesiánicas de Isaías, y concluir, finalmente, en el Nuevo Testamento:
Cristo debía:
Nacer de una virgen (Is.7:14; Mt. 1:23).
Ser simiente de Abraham (Gn.12:3; Ga.3:8).
Ser de la Tribu de Judá (Gn.49:10; He. 7:14).
Ser del Linaje de David (Sal.110:1; Ro. 1:3).
Cristo debía:
Nacer en Belén (Miq. 5:2, Mt.2:6).
Ser ungido por el Espíritu Santo (Is. 61:1, 2; Lc. 4:18, 19).
Entrar montado en un asno en Jerusalén (Zac.9:9; Mt.21:5, 5).
Ser traicionado por un amigo (Sal. 49:9; Jn.18:3).
Ser vendido por treinta piezas de plata (Zac. 11:12, 13; Mt. 26:15; 27:9, 10).
Ser abandonado por sus discípulos (Zac. 13:7; Mt.26:31, 56; 27:9, 10).
Ser traspasado de manos y pies sin habérsele roto ni un solo hueso del cuerpo (Sal. 22:16; 34:20; Jn.19:36; 20:20, 25).
Recibir de los hombres hiel y vinagre para beber (Sal. 69:21; Mt.27:34).
Ser motivo de reparto de sus vestidos y de echar suerte sobre sus vestidos (Sal. 22:18; Mt. 27:35).
Ser abandonado por Dios (Sal. 22:1; Mt. 27:46).
Ser sepultado con ricos (Is. 53:9; Mt. 27:57-60).
Resucitar entre los muertos (Sal.16:8-11; Hech. 2:27).
Ascender a los cielos (Sal. 68:18; Ef.4:8).
Sentarse a la diestra del Padre (Sal. 110:1; Mt. 24:43-45).
En realidad existen más de 300 profecías ya cumplidas en el primer advenimiento del Señor. Hay muchas otras que tienen carácter escatológico: ¿Qué podría hacernos pensar o creer, qué no habrán de cumplirse? El día llegará, y Jesucristo se alzará sobre las naciones como Rey del Milenio Terrenal:
«Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa» (Is.11:10).
Dios les bendiga mis hermanos y amigos, siempre.