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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

jueves, 29 de septiembre de 2011

SIGUEN LAS RESPUESTAS PUNTUALES A LAS PREGUNTAS DE A.L.G



Esto argumenta mi querido detractor, el Sr. Armando López Golart, sobre los gobernantes del reino, tratando de probarme de que es imposible que los héroes de la fe ingresen al reino como ejecutivos, sino sólo como súbditos del mismo.


Texto para la discusión:



“En verdad les digo: Entre los nacidos de mujer no ha sido levantado uno mayor que Juan el Bautista; mas el que sea de los menores en el reino de los cielos es mayor que él.” (Mat. 11:11):



Comentario de López acerca del versículo de arriba:



“…Si Juan el Bautista era (entendemos que en orden de importancia), el mayor de todos los nacidos de mujer y sin embargo, el menor (o el último empezando por la cola) en el reino de los cielos era mayor que él, evidentemente lo que se nos está diciendo, es que de ninguna manera podía contarse Juan entre ellos; o sea, Juan el Bautista no formaría parte de esa clase selecta que conformaría la gobernación del reino. Y eso es lo que realmente nos quiso decir Jesús, porque eso y no otra cosa es la que leemos en el texto; pero es que también nos dijo algo más; porque veamos: si Juan era el mayor entre los nacidos de mujer, significaba que era mayor, repetimos, en orden de importancia, que los Abraham, Isaac, Jacob, David, etc.; luego, si él no podía estar formando parte del gobierno del reino, cuanto menos, aquellos que eran menores que él. Y Juan no podía formar parte de ese gobierno del reino (lo cual quiere decir que no participará de la primera resurrección), sencillamente porque murió antes de que se abriera la oportunidad para ello, en 33 EC.; pero si los notables del AT, no pueden participar de la primera resurrección, el problema que se les presenta a los Rivas, Olcese y compañía, es averiguar en cual resurrección los meten. Y si mencionamos al Sr. Olcese en este tinglado, es porque colgó el citado artículo en su blog, con lo cual habría que entender que está de acuerdo con su contenido y de no ser así, que por favor lo diga públicamente”.


Respuesta de Apologista:


El Señor Armando López Golart se remonta a lo dicho por Jesús en Mateo 11:11 para afirmar que Juan el Bautista, el mayor de los profetas, que existieron en el Antiguo Pacto, no tendrá una participación ejecutiva o de gobernante en el reino de Cristo, sino sólo como súbdito o vasallo, puesto que el menor en el reino es mayor que él. Y es que en este verso en cuestión Jesús dice algo tan misterioso sobre su precursor que a muchos estudiosos como López aún se les hace muy difícil interpretar con lucidez la enseñanza que dicho verso esconde. Estos intérpretes como López sólo pueden concluir que Juan el Bautista, el más grande de todos los profetas que hayan existido, y que anunció al Mesías y su inminente venida, y que lo vio personalmente, quedará fuera de la élite ejecutiva del reino, porque como dice el verso, el menor en el reino es mayor que él. Pero si somos realmente justos en nuestra exegesis bíblica, tendríamos que concluir que Juan el Bautista no sólo NO sería un ejecutivo o un gobernante del reino mesiánico, sino que tampoco sería un súbdito, ya que el menor en el reino es mayor que él. ¿Pero podría alguno pensar que el último gran profeta, Juan el Bautista, quedaría fuera del reino, como ciertamente quedarán los impíos, porque supuestamente es menor o menos que el menos regio de los que heredan el reino? ¿Cómo entonces explicamos lo dicho por Jesús a sus detractores cuando les aseguró que verían a TODOS LOS PROFETAS en el reino? (Lucas 13:28)


Repito este punto nuevamente para que quede claro: Si tomamos literalmente lo dicho por Jesús de que Juan el Bautista es menor que el último de los que heredan el reino, entonces Juan el Bautista quedará excluido del reino de Cristo indefectiblemente. No podrá ser ni gobernante, ni súbdito, pues aquí Jesús NO está diciendo que Juan es menos que el menor de los que gobiernan el reino, sino, más bien, que es menos que el menor EN el reino. Si Jesús hubiera dicho con claridad que Juan el Bautista es menor de los que gobiernan, entonces él no podría ser gobernante, pero sí súbdito. Pero acá Jesús no habla de gobernantes, sino del reino en su conjunto. El menor de los que están en el reino es más que Juan el Bautista, lo que dejaría a Juan el Bautista fuera del reino como un impío. ¡Y esto no lo veo razonable porque Jesús dijo que TODOS los profetas estarían en el reino, incluyendo a Juan el Bautista.


Las Escrituras nos presentan a Juan el Bautista como el más grande profeta nacido de mujer. Esto quiere decir que Juan el Bautista fue, a la vista de Cristo, el más grande profeta, y más aún, que el mismo rey David, quien también era profeta de Dios. Dice así Pedro: “Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca DAVID, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero SIENDO PROFETA, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono”. Así que David era profeta, ¡pero menor que Juan el Bautista!…¡y esto no lo digo yo, sino el propio Jesucristo!



Pues bien, ¿creerá alguno que David, que por ser un profeta nacido de mujer, y muy anterior a Juan, y menor que éste, es indigno de ser co-gobernante con su hijo (el Mesías Cristo) en su propio reino davídico restaurado? Es decir, ¿estará David en su reino restaurado simplemente como un vasallo, o en el peor de los casos, totalmente excluido de él porque es menor que el mismo profeta Juan el Bautista, que a su vez es menor de los menores de los que entran en el reino? ¿Realmente cree usted que el reino davídico será restaurado con más gloria aún, pero teniendo a su primer rey ungido como un mero súbdito del mismo? ¡Vamos, amigo Armando, debemos ser consecuentes con todas las promesas bíblicas, y no ser parciales! Sinceramente no creo que al propio rey Jesús le gustaría ver a su propio noble padre como un vasallo de su propio reino, como si estuviera derrocado por su hijo. Definitivamente algo distinto tuvo que significar lo dicho por Jesús en Mateo 11:11.


Jesús se sintió orgulloso de su linaje davídico, cuando dijo: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de DAVID, la estrella resplandeciente de la mañana” (Apo. 22:16). Con esto Jesús da importancia al hecho de que su padre es el otrora rey David, y así lo recalca Mateo al empezar su evangelio (Mateo 1:1). El rey y profeta David es el padre de Jesús, una declaración solemne y crucial que hace de David un personaje de primera importancia que nos recuerda la realeza de su hijo, Jesucristo. Jesús es el Rey del reino, y David, su padre, es parte de esa nobleza que regirá el mundo venidero de justicia. Dicen Oseas y Jeremías, así: “Sino que servirán a Jehová su Dios y a DAVID SU REY, a quien yo les levantaré” (Jer. 30:9). Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a DAVID SU REY; y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días (Oseas 3:5). Si bien este “David su rey” es una referencia a Jesús, el Cristo, también incluye al mismo antiguo rey David, quien estará en el reino como monarca corregente.


Jesús anunció que los profetas, incluyendo a su padre en la carne, el legendario rey David, estarán en su mesa en el reino, cuando dijo: “Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a TODOS LOS PROFETAS (¡David era profeta!) en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28). Nótese que aquí se habla de TODOS los profetas, y no sólo de algunos, los cuales estarán en el reino de Dios, y entre ellos David y Juan el Bautista, de quien se dice es el menor de los menores que entran en el reino. Estos se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac, Jacob, y los demás profetas. En Lucas 13:29 se dice que los que vengan del oriente y del occidente se sentarán en la mesa en el reino de Dios. “Y vendrán del Oriente y del Occidente, del Norte y del Mediodía, y se sentarán A LA MESA en el reino de Dios”. En Mateo 8:11 Jesús dice: “Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, é Isaac, y Jacob, en el reino de los cielos”. De modo que si comparamos ambos textos con la debida atención, veremos que Abraham, Isaac, y Jacob estarán sentados a la mesa mesiánica, y no sólo ellos, sino también TODOS los profetas (ver Lucas 13:28).


Así que David, Juan el bautista, y los demás profetas y patriarcas estarán sentados a la mesa con el Rey, y esto tiene un significado singular: el de gozar de un status de privilegio y honor con Su Majestad, el rey. Recordemos que la madre de los hijos de Zebedeo buscaba para sus hijos un lugar de honor en la mesa del reino mesiánico, al pedirle a Jesús que uno de sus hijos se siente con él a su derecha y el otro a su izquierda (Mateo 20:20,21).


¿Entonces qué puede significar Mateo 11:11?¿Acaso tiene razón el amigo Armando López en lo que sostiene arriba? Pues bien, el evangelista Michael Pedrin comenta este pasaje, así:


El propio Señor Jesús declara que Juan el Bautista era la persona más grande de nacer de mujer hasta ese período de tiempo. No sólo era un profeta importante, sino, “Más que un profeta” (Mateo 11:9).



Todos los profetas del Antiguo Testamento profetizaron sobre la futura venida del Mesías. Jesús mismo declaró: Escudriñad las Escrituras, porque en ellas tenéis que tenéis vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí. (Juan 5:39) Y comenzando desde Moisés y siguiendo por los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de sí mismo (Lucas 24:27).


Jesús compara a Juan el Bautista con los otros profetas del Antiguo Testamento, y dice: “Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan” (Mateo 11:13). Juan fue el último de los profetas antes de la venida del Mesías, y fue mayor que los otros profetas en el sentido de que no sólo profetizó la venida del Mesías, sino que también lo introdujo en el mundo!


Juan le dijo al público acerca de la pronta venida de Cristo: “Respondió Juan, diciendo a todos, Yo os bautizo con agua, pero el que viene es más poderoso yo, cuya correa de sus zapatos no soy digno de desatar: él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Lucas 3:16).



Sólo un poco más tarde, el Mesías vino! Y Juan no profetizó más, sino que lo presenta a la multitud que contemplaba: “El siguiente día ve Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un hombre que es antes de mí: porque era primero que yo” (Juan 1:29, 30).


Aunque Juan era el más grande de todos los que vivieron antes de la venida de Jesús, él no llegó a ver la obra, la vida, la muerte y la resurrección del Cordero de Dios. La gente común pudo ver todo esto, y por lo tanto eran más privilegiados que Juan el Bautista. Jesús claramente dijo a sus discípulos humildes y seguidores: “¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron, y oír lo que oís, y no lo oyeron” (Mateo 13:16, 17).



Por lo tanto, sólo esa generación de gente que vio a Jesús personalmente en carne de hombre fue la más privilegiada de todas antes de su venida y después de la ascensión.


Aunque la mayoría de ellos eran simples pescadores de origen humilde, ellos fueron los más especiales de todos los que vieron lo que todos los profetas y justos desearon ver, pero no lo lograron. Estos eran más grandes que Juan el Bautista, el profeta más grande, porque vieron poderosos actos de Jesús, de primera mano, y le oyeron pronunciar las palabras de vida, y se asociaron a él. Esa es la razón por la que Jesús dijo:


“De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista: a pesar de que el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él” (Mateo 11:11).


En resumen, mi querido Armandito, esos primeros cristianos que fueron testigos oculares o presenciales del Cristo, y que dieron testimonio de lo que vieron y oyeron por todos lados del mundo de entonces, degustaron algunas de las futuras bondades del reino venidero en sus tiempos, específicamente en sus obras de liberación demoníaca, sanación de enfermos, y resurrección de muertos. Estos habían sido trasladados por fe al reino del amado Hijo y eran obviamente más grandes que los profetas de antaño que no llegaron a ver lo que ellos vieron del Mesías durante sus 3 y medio año de ministerio público entre los suyos. Esto, sin embargo, no significa que los fieles del Antiguo Testamento no tendrán el privilegio de reinar con Cristo, pues ya hemos visto que los profetas del AT se sentarán en la mesa mesiánica con Cristo y todos los patriarcas reverenciados por Israel.



Nuevamente, buen provecho, estimado Armando!

RESPONDIENDO NUEVAMENTE OTRA PREGUNTA DE MI ACÉRRIMO DETRACTOR, EL SR. A.L.G




Esto dice mi acérrimo detractor, el Sr. Armando lópez Golart:


Y es que una vez más, hemos oído a Apologista Mario Olcese mencionar de Mat. 25:31; 34, relacionándolo con aquellos que tiene que reinar con Cristo en el reino; la última ocasión en uno de sus recientes videos y al final del mismo, titulado “Otra pregunta crucial que respondió Jesús a sus seguidores”; concretamente cita del versículo 34, en el que leemos lo siguiente:


“Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan, ustedes que han sido bendecidos por mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo.”


Pues bien, la pregunta es la siguiente ¿para quiénes fue “preparado” el reino?


Y ya sabemos que el destino de dicha pregunta será la papelera más próxima, pues no nos la responderá, tal como no ha sido capaz de respondernos a ninguna de las que le hemos formulado hasta el momento; pero lo que queda claro, es que con nuestro incordio conseguimos dos cosas: en primer lugar, que aquellos que nos leen, tanto a los unos como a los otros, sepan con quién se juegan los cuartos y quién les dice la verdad; y en segundo lugar, que mediante contraste de ambas enseñanzas con su propio ejemplar de las Escrituras, el querido lector (y en favor de quién se hace toda la “fiesta”) llegue a tener su personal y segura convicción de lo que realmente nos dice el registro sagrado.


Por otra parte, en cuanto al Sr. Olcese y aunque no nos responda…… porque no puede, pues de poder ya lo habría hecho (¡qué duda cabe!), ahí quedará dicha actitud, una vez más, debidamente anotada en su “debe” particular, para todos aquellos que nos lean a ambos y que nos imaginamos que algún día, alguno de ellos y en un rasgo de lucidez, se le ocurrirá preguntarse aquello de…… ¿y por qué no responde? Pero no se preocupen, queridos amigos que nos leen, porque si Apologista Mario Olcese, no se lo explica en el plazo de…… digamos un semana, seremos nosotros desde este blog…… porque sí sabemos para quién fue preparado dicho reino, los que se lo explicaremos con todo lujo de detalles. Y empezamos la cuenta atrás……


MABEL


Respuesta de Apologista:


Por lo que se puede notar, el Sr. López está desesperado por escuchar mis respuestas, por no decir, mis opiniones, con respecto a ciertos puntos bíblicos, y yo, sin demora, se las brindaré.


El Sr. López quiere saber a quiénes se refirió el Señor Jesús por la frase preparado para ustedes en Mateo 25:,34 con relación a la posesión del reino. Y todo parece indicar que el Sr. López cree que se refiere a sólo a sus interlocutores, a aquellos que lo estaban escuchando en ese momento. Pero le pregunto al Sr. López: ¿Se estaba dirigiendo Jesús a sus apóstoles únicamente? Y si no fue sólo a ellos, ¿a quiénes más incluía?


Pues bien, analicemos los versos 32 y 33, que dicen: “Y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartarálos unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.33. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Y el 34 dice: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”.


Según el verso 33, aquellos benditos que heredan el reino son las llamadas “las ovejas” (en general, no “mis ovejas”) que están a su derecha, y no las cabras, que están a su izquierda. Estas ovejas, por supuesto, son de las naciones, las cuales serás reunidas delante de él, y él hará la separación de las ovejas de las cabras. ¿Pero son las ovejas sólo un grupo pequeño de sus seguidores? No! Son todos aquellos fieles que salen de las naciones del mundo. Ahora bien, yo le pregunto a Don Armandito, lo siguiente: ¿eres tú ovejita o cabrita? Pues si tú no estás en el grupo de las ovejas, entonces quedas en el grupo de las “malditas” cabras que están a su izquierda, las cuales no heredarán la vida eterna, sino que terminarán en el gehena, pues dice el versículo 41: “Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”. Así que la respuesta es que Jesús se refiere a todas las ovejas del mundo, a todos los fieles, sin excepción alguna.
Ahora bien, el profeta Daniel vislumbró una resurrección general en el fin de los tiempos, en la cual los justos heredarán la vida eterna y los injustos a la confusión perpetua. El escribe al respecto, lo siguiente: Daniel 12:2 “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua”.


Esto nos lleva a concluir que en esta separación de ovejas y cabras de todas las naciones estarán los resucitados, aquellos que merecerán la vida, y también aquellos que merecerán la condenación. Sí, estarán también frente a él los resucitados, los que fueron justos y los que fueron injustos de todos los tiempos. Sin duda alguna, entre ellos estarán los notables hombres de la fe del Antiguo Testamento, ya que en el mismo libro de Daniel capítulo 12 y verso 13, Dios le promete a Daniel, lo siguiente: Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días. Y el mismo Job creía en esa resurrección del día final, cuando dijo: Job 19:25-27: “Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios; Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí”. Así que en ese grupo de las ovejas, estarán también los fieles del Antiguo Testamento, y “las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mateo 10:6), las cuales igualmente heredarán con Cristo su reino, el cual fue preparado para todas las ovejas del mundo de todos los tiempos, desde la fundación del mundo (Ver también Isa. 26:19).


Está usted servido, don Armando…y muy buen provecho!