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Médico Internista e Intensivista, y estudioso de las Santas Escrituras (La Biblia), y un predicador incansable del verdadero monoteísmo bíblico, y sobre todo, del mensaje o evangelio del Reino de Dios, que es la única esperanza que tiene este mundo para sobrevivir a su destrucción total.

domingo, 12 de septiembre de 2010

ESTAMOS LLAMADOS A PREDICAR EL REINO DE DIOS


Por Pablo José Romón Pacheco

Estamos llamados a Predicar el Reino de Dios. Pero recibiréis Poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo…….

El Señor Jesucristo se había topado con un hombre que buscaba su beneplácito para seguirle a todas partes pero antes quería ir y atender el sepelio de su padre.(Lucas 9:vean 57 al 62). Pero Jesús le contesta: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios.” Aquí Jesús pone una disyuntiva entre atender los asuntos temporales y predicar el Reino de Dios, y lo que Jesús parece resaltar es la importancia de predicar el Reino de Dios por sobre todas las cosas que parecen importantes. Y también parece cierto que la frase “seguir a Jesús” significa o equivale a propagar el mensaje del reino de Dios, ya que Jesús le dice al hombre que vaya y anuncie el evangelio del reino por su cuenta. De esta forma el joven estaría siguiendo a Jesús en su misión evangelizadora.

Jesús dijo que es necesario dejar que los muertos entierren a sus muertos(Lucas 9: 60 ).

Pero acá no acaba la historia. En los versos siguientes, leemos: Entonces también dijo otro: “Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (Lucas 9:61,62). En esta ocasión Jesús enseña que aquel que pospone la tarea de predicar el reino de Dios por otros asuntos sin mucha importancia, no es apto para el Reino de Dios.

El Reino es sinónimo de las frases ‘El Evangelio’, ‘la Palabra’, ‘La Gracia’, ‘El consejo’. Él Señor Jesús quiere predicadores que lo anuncien a él y su Reino Su Grandeza y Paz… pues éste es el único y verdadero mensaje de esperanza para el mundo sufriente y desesperado por una edad de justicia y de paz duraderas.

Así pues, si nos guiamos por lo que está subrayado en los versos de arriba, tenemos que: a) Predicar el evangelio es predicar a Cristo, y b). Predicar a Cristo, es predicar el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, y 3) Predicar el Reino de Dios y el nombre de Jesucristo es predicar la palabra. Predicar la palabra es predicar la gracia de Dios, y predicar la gracia es predicar el reino de Dios, y predicar el reino de Dios es predicar el consejo de Dios”.

Amigo y amiga de Dios: Estamos llamados a Predicar el Reino de Dios y todo lo relacionado con el Nombre del Señor Jesucristo (Su muerte, sepultura y resurrección al tercer día, Vive Cristo Jesús Por Los Siglos de los Siglos). Esto es lo que la Biblia Nos Enseña, llama “el evangelio” o “el mensaje de la Grandeza de Dios”, “la gracia”, y el consejo, Humildad y ” él Fuego de Dios. Esto es lo que la iglesia debiera estar predicando y no evangelios espurios y de hechura humana o diabólica. El reino de Dios es el centro de toda la predicación de Jesús, y fue el tema con el que inició y terminó su ministerio. Amen!!!!!!!

Palabra Clave; Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor Jesús, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. ( Hechos 1: vean 6 al 8 )

Jesús Te Busca a Tí;

El Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.

Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti.Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas. Marcos Capitulo 1: vean 1 al 3)

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EL REINO DE DIOS EN LA TIERRA


Para muchos que de repente sienten interés en la Biblia, les toma por sorpresa descubrir que hubo un reino de Dios en la tierra en el pasado y que ese reino estaba administrado por gobernantes mortales.

Cuando Moisés sacó a los hijos de Israel de Egipto, el Padre les prometió que si obedecían su voluntad, “Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra [...], te confirmará Jehová por pueblo santo suyo” (Deuteronomio 28:1, 9). Que el Padre mantuvo su promesa, está bien corroborado por la Escritura y la historia, e Israel llegó a ser el reino de Dios, tal como lo muestran claramente los siguientes pasajes de la Escritura:

1 Crónicas 29:23 – “Y se sentó Salomón POR REY EN EL TRONO DE JEHOVÁ en lugar de David su padre”.

2 Crónicas 9:8 – “Bendito sea Jehová tu Dios, el cual se ha agradado de ti [Salomón] PARA PONERTE SOBRE SU TRONO COMO REY PARA JEHOVÁ TU DIOS”.

Ese reino llegó a su término en el año 588 a.C. por causa de su iniquidad, cuando Nabucodonosor, Rey de Babilonia, tomó cautivo a su último rey, mató a sus hijos delante de él y a él le sacó los ojos.

EL REINO SE HA DE REESTABLECER

Como ya ha habido un reino de Dios en la tierra, hombres de fe en nuestros días se han convencidos por ciertas palabras proféticas como las de Jeremías 3:17 – “En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: TRONO DE JEHOVÁ”, que el Padre reestablecerá su reino en la tierra, tal como lo prometió a Daniel: “Y en los días de estos reyes [en los últimos días] el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido [...]; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre” (Daniel 2:44).

El Señor Jesús fue muy preciso al confirmar la promesa que fue hecha al profeta Daniel, puesto que instruyó al apóstol Juan a escribir proféticamente: “Los reinos del MUNDO han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo” (Apocalipsis 11:15). Que los judíos de Israel, en los días de nuestro Señor Jesús sabían que el reino había de reestablecerse, no puede haber duda, porque los discípulos consultaron al Señor Jesús sobre ese punto, preguntando: “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6).

¿UN REINO EN LA TIERRA O EN EL CIELO?

En ningún pasaje de la Biblia hay alguna promesa de que el reino de Dios se reestablecerá en el cielo. En cambio, el Señor Jesucristo es enfático al declarar que el reino estará en la tierra. En cierta ocasión instruyó al apóstol Juan para que escribiera en Apocalipsis 5:10 una descripción de los ‘redimidos’: “Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”. La palabra “nos” se refiere a la misma gente de la que habla el profeta Daniel en Daniel 7:27 donde él también habla de los redimidos: “Y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos DEBAJO DE TODO EL CIELO, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán”. No sólo eso, sino que Jesús tuvo cuidado de enseñar: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mateo 5:5). La Escritura no nos deja en duda de que el futuro reino estará en la tierra.

¿QUÉ CIUDAD SERÁ SU CAPITAL?

Las ciudades famosas del género humano han sido Babilonia, Roma, Londres, Nueva York, y Moscú, pero la Biblia no las menciona como las ciudades importantes del futuro. En cambio, la única ciudad significativa que se menciona como la fuente futura de todo el poder y fuerza gobernante es Jerusalén. El profeta miqueas escribió por inspiración divina: “Fortaleza de la hija de Sión, hasta ti vendrá [...] el reino” (Miqueas 4:8). Y en el mismo capítulo Miqueas escribe acerca del futuro, diciendo: “En los postreros tiempos [...] vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová [...]; porque de Sión saldrá la ley, y de JERUSALÉN la palabra de Jehová” (Miqueas 4:1-2).

El profeta Ezequiel confirma las palabras de Miqueas porque él escribió según las instrucciones del Señor: “Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los hijos de Israel para siempre” (Ezequiel 43:7). Cuando Ezequiel escribió estas palabras, él estaba hablando de la casa de oración para todas las naciones que se ha de construir en Jerusalén.

El profeta Isaías, escribiendo 700 años antes de los días del Señor Jesús, previó un tiempo cuando la iniquidad de Israel había llegado a su término y él escribe: “Cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sión y en Jerusalén” (Isaías 24:23). Con tan abrumadora evidencia ya presentada, no puede haber duda de que el venidero reino de Dios se reestablecerá en la tierra, y estará centrado en Israel, y el Señor Jesús, ya regresado, reinará desde la futura y nueva capital del mundo, Jerusalén. Jeremías escribe acerca de Jerusalén: “Todas las naciones vendrán a ella” (Jeremías 3:17), y el rey David escribió: “Al monte que deseó Dios para su morada. Ciertamente Jehová habitará en él para siempre” (Salmos 68:16), en tanto que el profeta Joel escribe: “Porque en el monte de Sión y en Jerusalén habrá salvación” (Joel 2:32). El profeta Zacarías añade: “Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén” (Zacarías 8:22).

¿CUÁNDO SUCEDERÁ TODO ESTO?

Cuando los discípulos hicieron esta pregunta al Señor Jesús, esta fu su respuesta: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad” (Hechos 1:7). En otro pasaje el Señor Jesús nos asegura que ni siquiera él sabe la fecha y el tiempo del reestablecimiento del reino (Mateo 24:36), PERO el profeta Amós asegura a sus lectores que el Señor NO HARÍA NADA “sin que revele su secreto a sus siervos los profetas” (Amós 3:7).

Por lo tanto, se nos asegura que hay ciertas indicaciones en la Biblia acerca de los tiempos del cumplimiento de todas las promesas del Padre. Una cosa que tenemos que recordar es que NO puede haber ningún reino de Dios en la tierra hasta que el Señor Jesús regrese para establecerlo, y no es coincidencia que el rey David, el salmista, escribiera: “Por cuanto Jehová habrá edificado a Sión, y en su gloria será visto” (Salmos 102:16). Estamos viendo que esto sucede delante de nuestros propios ojos como el pueblo de Dios, los judíos, regresan a su tierra para reconstruir y replantar la tierra. El primer paso ya ha sido dado y pronto el Señor Jesús “con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo” (1 Tesalonicenses 4:16).

La ‘reconstitución de Sión’ ha necesitado el regreso de Israel desde los cuatro rincones del mundo, y en los últimos 100 años, más de cuatro millones de judíos han sido dirigidos a regresar a su antigua tierra, en preparación para el reestablecimiento del reino de Dios en la tierra.

Todo hombre y mujer está invitado a ser parte del futuro reino, el cual ‘desmenuzará y consumirá a todos los reinos’. La promesa de la Biblia es vida eterna en un mundo renovado. Qué necios seríamos de ignorarla cuando se ofrece gratuitamente.

LAS PROMESAS A DAVID


Muy pocas personas, y en verdad, incluso estudiantes bíblicos muy religiosos, están conscientes de la maravillosa relación que hay entre las promesas bíblicas que se hicieron a David y el futuro del Señor Jesucristo en el venidero reino de Dios que se establecerá en la tierra.

Mucho antes de que el rey David entrara en escena, Israel era administrado por Dios, por medio de jueces que se comunicaban con Dios en todo asunto relacionado con el bienestar de la nación. Con el tiempo, el pueblo de Israel quiso tener un rey, así que eligieron a Saúl, el “hombre valeroso” (1 Samuel 9:1), pero su elección no satisfacía las estrictas exigencias del Señor Dios. El profeta Samuel le reprochó: “No guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios” (1 Samuel 13:13). Como resultado, el elegido de Dios, David, octavo hijo de Isaí, el cual era hijo de Obed de la tribu de Judá, fue llamado de su ocupación de cuidar el ganado de su padre para que fuera ungido como rey del reino de Dios (1 Crónicas 29:23 – “Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre”).

POR QUE SE ELIGIO A DAVID

Desde la creación, el Padre ha estado eligiendo personas para que por medio de ellas se cumpla su propósito de llenar la tierra con su gloria (Habacuc 2:14). Para este propósito creó a Adán, escogió a Noé y a Abraham (Génesis 6:9; Gálatas 3:6) y eligió a David de entre 7 otros (1 Samuel 16:12-13). A David, el pastor de ovejas, se le describió como ningún hombre antes había sido descrito, “varón conforme a MI CORAZON, quien hará todo lo que yo quiero” (Hechos 13:22). Entre las palabras finales de David, “el ungido del Dios de Jacob” (2 Samuel 23:1), está lo siguiente: “No es así mi casa para con Dios; sin embargo, EL HA HECHO CONMIGO PACTO PERPETUO, ordenado en todas las cosas, y será guardado” (2 Samuel 23:5). De este modo, tenemos la garantía de David, expresada hace 300 años, que el Padre había hecho un pacto seguro con él, prometiéndole ciertas cosas, que con el tiempo ocurrirán.

¿QUE PROMETIO DIOS A DAVID?

Llegó el día cuando “Jehová le había dado reposo de todos sus enemigos en derredor” (2 Samuel 7:1), y David estaba meditando en su casa en un plan para edificarle una casa a Dios para que morara en ella, aun cuando él no había solicitado que se hiciera esto. En esta ocasión, Dios envió a Natán el profeta a David para decirle que él, Dios, “TE HARA CASA”. Entonces vinieron las maravillosas palabras del Pacto, o promesas, que Dios hizo con David:

“Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré [estableceré] su reino. Él edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré [estableceré] para siempre el trono de su reino. Yo le seré a él PADRE, y él me será a mí HIJO. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. Y será afirmada [establecida] tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente” (2 Samuel 7:12-16).

LAS PROMESAS DEPENDIAN DE UNA SIMIENTE

Dios en su sabiduría prometió que su propósito continuaría por medio de una ‘simiente’ que se prometió a David, y una vez que identifiquemos esa simiente, el propósito completo de Dios de llenar la tierra con su gloria se hace entendible.

Millones de personas han leído el primer versículo del Nuevo testamento, Mateo 1:1, y probablemente no han captado su significado, pero dice claramente: “JESUCRISTO, HIJO DE DAVID, hijo de Abraham”. Para confirmar la sencilla verdad acerca de la palabra de Dios, leemos en Lucas 1:31-33 las palabras del ángel Gabriel a María, elegida para ser la madre del Señor Jesús:

“Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESUS. Este será grande, y será llamado HIJO DEL ALTISIMO; y el Señor Dios le dará el TRONO DE DAVID SU PADRE; y reinará sobre la casa de Jacob PARA SIEMPRE, y su REINO NO TENDRA FIN”.

El apóstol Pedro, lleno del Espíritu santo en el día de Pentecostés (Hechos 2:4), dijo a los judíos procedentes del mundo conocido, que David, “siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, LEVANTARIA AL CRISTO PARA QUE SE SENTASE EN SU TRONO [...], habló de la resurrección de Cristo [...]. a este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos” (Hechos 2:30-32).

El Señor Jesús, en su mensaje final al mundo, hizo que el apóstol Juan escribiera en Apocalipsis 22:16: “Yo soy la raíz y EL LINAJE DE DAVID”. Estas son, pues, las sencillas pruebas de que la SIMIENTE que ha de venir, lo cual sería necesario para que se cumplan las promesas que se hicieron a David, era y es el Señor Jesucristo. ENTONCES, ¿QUE SIGNIFICA EL RESTO DE LAS PROMESAS?

LAS PROMESAS–¿CUALES SON?

1. LA CASA: Mientras David estaba considerando edificarle al padre una casa literal o Templo para que habitara en él, Dios estaba más interesado en edificar de David una casa espiritual, en la que él habitaría, un Templo espiritual formado de los verdaderos creyentes en sus promesas (1 Pedro 2:4-9). Sin embargo, el profeta Ezequiel (capítulos 40-48) describe otro templo, o CASA, que se ha de edificar en Jerusalén, el cual será una casa de oración para todas las naciones.

2. EL TRONO: El trono que había de establecerse PARA SIEMPRE, era el trono de David. Por lo tanto, para cumplir las promesas que se hicieron a David, es esencial que el Señor Jesús gobierne en ese trono, en Jerusalén, lo que significa, por supuesto, que el reino de Dios será un reino literal en la tierra, gobernado por el Señor Jesús.

EL REINO

El “reino de Dios” se menciona 69 veces en el Nuevo testamento y podemos ver claramente que las Escrituras lo relacionan no sólo con el reino el reino del trono de Israel, sino también con el reino gobernado por el Señor Jesucristo. Que los verdaderos creyentes pueden llegar a ser parte de este reino y trono está bien demostrado por las palabras del Señor Jesús. “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en MI TRONO, así como yo he vencido, y me he sentado con mi padre en su trono” (Apocalipsis 3:21).

EL EVANGELIO QUE DESCONOCEN LOS EVANGÉLICOS Y OTROS GRUPOS CRISTIANOS


El Evangelio

Para los millones de cristianos en todo el mundo, el ‘EVANGELIO DEL SEÑOR JESUCRISTO’ tiene algo que ver con ‘ser salvo por la sangre derramada del Señor Jesucristo, la cual nos cubre y salva de los resultados de nuestros pecados, y de este modo nos asegura que nuestra alma inmortal seguirá viviendo en un embeleso inmortal en el cielo’.

Que la Biblia no enseña esta simplista idea, se hace evidente a medida que estudiamos la Palabra Santa de Dios.

¿QUÉ ES EL ‘EVANGELIO’?

Entonces, ¿qué es EL EVANGELIO? ¿A qué se refiere? ¿Cuáles son los beneficios de conocerlo, y por qué es tan importante que una de las últimas instrucciones de Jesús a sus discípulos fuera: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a oda criatura” (Marcos 16:16)? En las Escrituras griegas este pasaje se vierte así: “Id por todo el mundo y proclamad LAS ALEGRES NUEVAS a toda la creación”. Cualquier buen diccionario griego nos dará el verdadero significado de la palabra ‘evangelio’, el cual sencillamente es: “LAS BUENAS NUEVAS O LAS ALEGRES NUEVAS de algo.

EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS

El apóstol Marcos nos dice que Jesús “vino a Galilea predicando el EVANGELIO EL REINO DE DIOS” (Marcos 1:15), mientras que Lucas consigna el mismo acontecimiento así: “Después de esto, Jesús recorrió los pueblos y caseríos, proclamando LAS BUENAS NUEVAS DEL REINO DE DIOS” (Lucas 8:1 – NVI). De este modo, no tenemos ninguna dificultad para averiguar en las Escrituras mismas, que el evangelio que enseñó Jesús, tiene que ver con las alegres nuevas del venidero reino de Dios, en la tierra que será gobernado por Cristo y los santos que serán designados cuando él venga. Ese reino no ha llegado, y aún esperamos el cumplimiento de la promesa de las ‘alegres nuevas’ de las cuales habló Jesús.

SE CUMPLE LA PROFECÍA DE ISAÍAS ACERCA DEL EVANGELIO

El profeta Isaías escribió unas palabras notablemente proféticas que Jesús leyó en la sinagoga de Nazaret: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres [...]; a predicar el año agradable del Señor [...]. Hoy se ha cumplido esta escritura delante de vosotros” (Lucas 4:18-21; Isaías 61:1). La profecía de Isaías se cumplió ante los ojos de aquellos que se habían congregados para oír al Señor Jesús.

JESÚS Y EL BAUTISMO

Felipe el evangelista, cuando se hallaba en la ciudad de Samaria, les “anunciaba el evangelio del reino de Dios y EL NOMBRE DE JESUCRISTO, se bautizaban hombres y mujeres” (Hechos 8:12). De este modo, el MENSAJE DEL EVANGELIO se relacionaba con Jesús, lo que causaba que la gente creyera (en ese evangelio) y se bautizara. No era un evangelio nuevo. Era el mismo evangelio que Pablo nos dice que se predicó a Abraham: “Dios [...] dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones” (Gálatas 3:8). Más adelante en el capítulo, él añade: “Que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles” (v. 14). Entonces, en el v. 27 Pablo deja en claro que toda persona, tanto judío como gentil, que ‘se revistan de Cristo’ (en el bautismo), llegan a ser la simiente de Abraham y “herederos según la promesa”.

Esa promesa asegura a las personas que desean heredarla, que pueden tener vida eterna en un mundo renovado al regreso de Cristo, cuando finalmente puedan lograr la inmortalidad: “La dádiva de Dios es vida eterna” (Romanos 6:23).

LA INMORTALIDAD AL REGRESO DE JESÚS

El Señor Jesús, en su último mensaje a nosotros por medio del apóstol Juan, deja muy en claro que no puede haber galardón de vida eterna o inmortalidad, hasta que él venga de nuevo, puesto que él dijo muy claramente: “He aquí yo vengo pronto, y MI GALARDÓN CONMIGO, para recompensar a cada uno según sea su obra” (Apocalipsis 22:12). Por lo tanto, sabemos que nadie tiene alguna chispa de inmortalidad en esta vida, y no la tendrá hasta que venga Jesús.

EL EVANGELIO Y LA SALVACIÓN

Sabemos con certeza, por Marcos 16:15-16, que todo aquel que “creyere y fuere bautizado, será salvo”. ¿Salvo de qué?

El apóstol Pablo nos ilustra hablándonos acerca del día “cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; LOS CUALES SUFRIRÁN PENA DE ETERNA PERDICIÓN” (2 Tesalonicenses 1:8-9). Para ‘obedecer’ al evangelio sencillamente tenemos que aplicar en nuestra vida diaria los principios que enseña el evangelio, creer en las promesas que nos hizo Dios en las Escrituras, y bautizarnos en el nombre salvador de Jesucristo.

LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ: EL PODER DETRAS DE LA HUMILDAD


Uno de los grupos religiosos de índole sectaria de los que más vamos a hablar aquí es el de los Testigos de Jehová, un grupo muy numeroso en nuestro país (y en todo el mundo), que fundamentalmente profesan una fe cristiana, muy similar a la católica en muchos aspectos, pero que, detrás de la aparente humildad que parecen transmitir, se encuentra una de las mayores organizaciones mundiales.

Si algunos de ustedes tiene la “suerte” de conocer a algún Testigo de Jehová se habrá dado cuenta de que su vida gira en torno a su labor cristiana, dejando de lado los aspectos materiales, incluso estudios universitarios, trabajos que te absorban demasiado,… y es bastante frecuente verlos en trabajos de media jornada para tener el resto del día disponible para ir a predicar, o para sus reuniones regulares,… en fin, se trata de llevar una vida austera, sin carencias, pero sin lujos, con el fin de que los aspectos materiales no se impongan a los aspectos espirituales.

Si hacéis una pregunta a cualquier Testigo de Jehová sobre la organización, conocida como la Sociedad Watch Tower, te dirán algo así que se mantiene por “simples” y “modestas” contribuciones voluntarias, que no se cobra dinero, y que nadie se está lucrando.

Bien, hasta aquí, bien. ¿Sabe realmente algún Testigo de Jehová cuánto dinero mueve la “modesta sociedad”?. Nadie lo sabe con certeza, ni autoridades, ni periodistas, ni siquiera ningún alto cargo de cada país en que están los Testigos de Jehová, éste es un dato casi prohibido. Veamos a qué me refiero.

Cada año, sobre mediados de Enero-Febrero, la Sociedad Watch Tower publica en su principal revista, La Atalaya, una especie de inventario de toda la obra ministerial en el mundo. En ese inventario, se especifican datos de todos los países en los que llega la “Obra”, tales como la población del país, el número de Testigos de Jehová y su porcentaje correspondiente, número de estudios de libro, número de horas predicadas,…. pero nunca, perdón, NUNCA, se ven datos sobre los resultados económicos de la Sociedad.

Bien es cierto que algún Testigo dirá que en su congregación se hace un repaso de cuentas mensuales, pero esos datos son solo en lo referente a la economía de la propia congregación (local de aproximadamente 50-80 miembros), pero nunca se dice cuánto ha recaudado la organización en toda España, esos datos no los sabe nadie. Un dato que podemos utilizar para hacernos una idea es la multa que en Francia se impuso a los Testigos de Jehová por la actividad de 1993 a 1996, apenas 3,5 años, se les impuso un impuesto del 60% de las contribuciones recaudadas, lo cual ascendía a ¡¡¡25 millones de euros!!!!, y eso, teniendo en cuenta que las contribuciones declaradas fuesen las auténticas, que seguramente serían más aun. Un acto significativo lo supuso la convocatoria de múltiples manifestaciones de Testigos de Jehová en contra de ese impuesto. ¡¡Qué curioso!!, ¿no son los Testigos los que instan a sus miembros a pagar sus impuestos con aquello de “al César lo que es del César”?.

Bien, dejando un poco de lado la ironía, con este caso de Francia nos podemos hacer una idea de la cantidad de dinero que mueve la Sociedad. Esos 25 millones que suponen el 60% de las recaudaciones de tres años nos llevan a más de 40 millones de euros recaudados en Francia en tres años, multipliquémoslo por todos los países en donde están a nivel mundial, y nos haremos una idea del poder económico. Y además, a todo esto, hay que añadir el valor que tienen los cientos de miles de salones del reino locales que están costeando mensualmente los miembros de cada congregación con sus contribuciones, y que están puestos a nombre de la Sociedad Watch Tower; y las múltiples sucursales en diversos países como la de la foto de arriba que es la central, en Brooklyn, o la que hay en Madrid, que parece una ciudad independiente.

NASA SDO - RECIENTE ERUPCIÓN DEL SOL (SETIEMBRE 8,2010)

Por otro lado, en la noche del pasado jueves (transición del día 8 al 9), fueron observadas un total de 1105 manchas solares, una actividad solar poco corriente; pudiendo constatarse en esa misma noche una eyección de una masa coronal de descomunales proporciones.